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Ottery Fitness (MM B: 111388)


Valeskya Granger
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A Ottery llega un club de lo más exclusivo para aquellos magos y brujas que les gusta mantenerse en forma y saludables, porque en estos tiempos oscuros aun hay lugar para el cuidado personal ¿y por qué no? También para la vanidad. Ottery Fitness, el nuevo concepto del deporte y la salud, abre sus puertas a los clientes más exigentes; con amplias instalaciones, iluminadas, acondicionadas y con instructores sumamente capacitados.
Servicios:
- Cafetería
- Clases
- Gimnasio
- Masajes
- Piscina
- Spa
Recepción: El o la recepcionista en turno se encargará de atender a todo aquel que se encuentre interesado en aprender o ejercitarse. Unas macetas con unas plantas aparentemente inofensivas, se encuentran decorando la entrada principal. El piso es de mármol, con un escritorio a juego con el piso, una enorme cantidad de papeles y una vuelapluma escribiendo a gran velocidad, lista para tomar los datos del interesado.
Cafetería: Ubicado desde la entrada, tomando el pasillo de la derecha, un ambiente agradable, el delicioso aroma del café por las mañanas. Para todo aquel que guste de comida saludable, ya sea miembro del club o simplemente desee pasar un rato agradable, elfos atendiendo desde la barra, dirigidos por los dueños del lugar. Música agradable y un menú para todos los gustos: carne sin grasa, carne blanca, ensaladas, bajo en sales, en azúcares, sin gluten y también alimentación exclusiva para veganos, incluyendo diferentes bebidas de hechas de frutas naturales, así como también sangre dietética para los que gustan de manjares gourmet.
Clases: ¿Alguna vez han escuchado sobre diversas disciplinas muggles y les da vergüenza mezclarse entre ellos para aprender? Ottery Fitness trae todas esas disciplinas muggles: zumba, yoga, poledance, artes marciales. ¿Hay alguna disciplina que te gustaría aprender y no está en la lista? Es hora de acercarse a recepción y solicitar esa clase en ese momento.
Gimnasio: Contando con aparatos de alta calidad, nuevos y con la mejor tecnología disponible, llega a Ottery el gimnasio más equipado de toda la región. Si el cliente no tiene experiencia en cómo se usan, puede acudir a cualquiera de los instructores, que con gusto lo atenderán. Con paciencia y perseverancia, pueden lograrse grandes resultados.
Masajes: Después de una ardua rutina ejercitante, nada mejor que un masaje para poder relajarse y evitar dolor posterior. Ottery Fitness se adapta a las necesidades de sus clientes y es por eso, que dispone de diversos masajes, tanto para los que hacen ejercicio o simplemente desean disfrutar de un agradable rato.
Piscina: Para aquellos que gustan de nadar, pero odian el mar, esta piscina es ideal. Con una amplia vista hacia el exterior, pero con la visión limitada para aquellos curiosos que deseen observar desde afuera, si el portador de la membresía del club desea nadar un poco, o si desea aprender a hacerlo, el instructor más adecuado y capaz estará para enseñarle. Las únicas reglas a seguir, es que utilicen la ropa adecuada o con mucho pesar, el personal de Ottery Fitness estará para invitarlo directamente a la salida.
Spa: Nada mejor que una estancia a solas o en pareja en esta elegante área de spa, para poder disfrutar de música tranquila y con servicio de comida y bebida, en caso de ser así. Es una zona tan exclusiva, que se mantiene el acceso restringido, si el cliente desea pasar, simplemente debe preguntar si el área está disponible, ya que no a todos les agrada la compañía para poder pasar un buen rato de paz y tranquilidad.

A F I L I A D O S :

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Leandro salió muy temprano por la mañana para no dejar el viejo hábito que su padre Muggle le habia inculcado desde que tenia memoria. Para el Malfoy era indispensable hacer su caminata matutina tanto como cepillarse los dientes por la mañana. Así fue que trotando llegó hasta el nuevo negocio que al parecer abría sus puertas.

 

Se detuvo frente a Ottery Fitness y entró inmediatamente. Jamás dejaría pasar la oportunidad de lucir el mejor físico de la comunidad mágica. El licantropo gozaba de buen cuerpo: brazos y piernas musculosas y tonificadas, sus extremidades eran fornidas y proporcionales.

 

No tenía nada de que avergonzarse si de físico se trataba, aunque también era muy inteligente y atractivo, siempre olia a perfume, una fragancia fuerte y duradera, ya que tenia que esconder el olor a vodka de alguna manera.

 

El castaño llegó hasta la recepción, miro a su alrededor y luego se volvió hacia el recepcionista.

 

-Buenos dias, quiero utilizar el gimnasio, ¿puede decirme que necesito para poder adquirir el servicio?- miró la lista de servicios del lugar- También el spa.

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Ato su cabellera bicolor en una coleta alta para que no le estorbara mientras arreglaba un poco la recepcion, tenia el escritorio lleno de los papeles que les habian pedido en el banco y aun no archivaba todo ese mundo de papeles. Aquel dia llevaba un mallon pescador negro de lycra y un top a juego, totalmente adoc a aquel negocio que habia emprendido con su familia. Sabia que muchos magos ni siquiera se les ocurriria pasar por ahi pero algunos otros con costumbres muggles y necesidad de desahogar su energia, recurrian a ellos.

 

Mientras separaba los papales un joven se acerco a la recepcion y pidio informes sobre el gimnasio, asi que levanto sus ojos de los papeles y con su mejor sonrisa se dispuso a atender al primer cliente del dia.

 

- buen dia, bienvenido a Ottery Fitness, solo tienes que llenar este formulario y pagar la cuota mensual de 450 galeons, la inscripcion va por nuestra cuenta por inauguraciion - le contesto pasandole una hoja donde pedia nombre completo, edad, etc.

 

- y si quieres te podemos dar un recorrido por las instalaciones , tenemos masajes, piscina, spa y algunas disciplinas muggles - le dijo enunciando todos sus servicios, aunque por lo que se veia, el chico necesitaba poco o nada de ejercicio.

 

 

off: bienvenido xD

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--No me vendría mal un masaje ¿verdad?-- Le pregunto a Matilda, la cual por primera ves no había respondido, quizás sus síntomas de locura estaban empezando a calmarse o quizás cuando el intentaba interactuar con ella esta no le pasaba importancia... Movió sus hombros en forma de no importarle y siguió su camino hasta entrar al local Ottery Fitness. Esperaba encontrar a las brujas que lo habían incitado a venir, deseaba usarlas como terapia relajante, claro, estrujando sus lindos y delicados cuellos.

 

La recepcionista se encontraba ocupada con un cliente que llego casualmente unos minutos antes que el gitano, había oído el precio por la prestación de servicio << ¿¡QUE?! ¿450 Galeones el gimnasio? esto merita un imperio. >> Un mínimo descuido de aquella mujer y Matthew la tendría a su merced para que no cobrase nada de lo que utilizaría en un futuro. Saco una piedra de su espalda, si, el Triviani era capas de sacar cosas por arte de magia hasta de algún florero. (?)

 

Aun que bueno, primero un vistoso a los demás lugares del local no vendrían mal... Tenia intriga de saber si todos los pisos eran de mármol y como lo obtuvieron... Sabiendo que dentro de Inglaterra el mármol escaseaba. Tampoco era que se utilizara mucho a decir verdad, eran mas de los pisos de madera, clásico de británicos con dinero.

 

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P-ko había llegado eufórica al Castillo Evans McGonagall, con el volante aferrado a sus dedos cual si se tratara del cheque con su paga. Al contemplarla, no estaba muy segura de querer preguntar que la tenía tan alegre, mas la elfina de forma espontánea comenzó a contarme sobre el motivo.

 

Se trataba de nada más y nada menos que la apertura de un gimnasio. Y ella estaba ilusionadísima con que asistiera. En vano intenté alegar que los ejercicios y yo éramos como agua y aceite, pues se negó a entenderlo. Para ella estaba claro que debía ir de una vez, y empezar, de ser posible ese mismo día con el programa más agresivo que tuviera el local, porque no podía ser posible que "siendo tan joven" empezara a "descuidar así" mi figura.

 

Yo me limité a sonreír, absolutamente divertida con el asunto. Lo cierto era que jamás había sido el tipo de persona preocupada por su físico, y la vida agitada de Ottery no había hecho sino potenciar mis vicios y mi desordenado regimen alimenticio. Con ya 31 años a cuestas, y siendo una humana común y corriente, las arrugas y el estar subida de peso eran la consecuencia evidente. ¿Pero cómo explicarle a mi elfina que en medio de una guerra mágica todo aquello me tenía sin cuidado?

 

No, nada ganaba discutiéndole ¿y que podía perder yendo a un lugar así? Al menos podía hacer lo que había escuchado que hacían muchas señoras muggles contemporáneas de mi madre: ir a ver hombres guapos, algo que conforme sus maridos envejecían se hacía un pasatiempo de lo más interesante.

 

Así que con esa idea iba por el Callejón Diagon, con el cabello recogido en una coleta (aunque algunos mechones pelirojos escaparan rebeldes), zapatillas blancas, una remera de algodón del mismo color y encima un buzo holgado, regalo de mi última navidad de mi elfina (una de sus tantas indirectas sobre el tema).

 

Cuando finalmente llegué al local, algo intimidada por la enormidad de la edificación, ingresé y el sentimiento de aprehensión inicial hizo contraste con la calidez que emanaban las grandes macetas con plantas ornamentales colocadas contra la pared. Todavía muy curiosa, y con el volante en la mano, me aproximé a la recepción, y me sorprendió encontrar nada menos que a Zahil dando información a un cliente (Leandro) sobre los servicios del lugar. El muchacho lucía una figura envidiable que me hizo cuestionarme si realmente necesitaba tal servicio, pero bueno, al menos corroboraba que esas amigas de mi madre tenían toda la razón del mundo en que existían ventajas de ir a un gimnasio, así no fuera tu objetivo el moldear tu figura.

 

A su lado, otro joven se encontraba también. Permanecía en silencio observando con mucho interés las losetas del lugar, y parecía tener algo en la mano pero era difícil identificar qué. No le presté demasiada atención y en cambio, mientras el cliente llenaba un formulario me animé a saludar a Zahil.

 

¡Hey Zahil, que sorpresa encontrarte aquí! Es bueno ver nuevos negocios, y más uno tan novedoso— extendí el volante que mi elfina me había dado sobre la superficie del escritorio — me indicaron que trayendo este volante, accedías a un descuento especial. Pero al margen de ello, escuché que das un recorrido por las instalaciones y me encantaría poder formar parte de eso, porque aun no estoy muy segura de que tipo de clases tomar.

 

Me sentía en un mundo completamente nuevo, así que cualquier guía me venía bien, pensé entonces que el joven que había llegado antes que yo podía también ayudarme.

 

No estoy segura de haber coincidido antes en algún lugar, pero mucho gusto, mi nombre es Bel Evans McGonagall — le tendí la mano a modo de saludo y una pequeña sonrisa asomó en mi rostro— me siento tan fuera de lugar aquí, en cambio tú ni siquiera pareciera que necesitas de todo eso que aquí ofrecen, ejercicios, dietas y todo eso — Rayos ¿cómo había podido decirle eso? Zahil bien podría pensar que intentaba quitarle clientes en lugar de ayudar con el local, así que carraspeé antes de intentar recomponer mis palabras — quiero decir, a juzgar por tu apariencia tienes completamente asimilado este estilo de vida ¿no?

 

Me crucé de brazos algo nerviosa y volví la vista de nuevo al otro muchacho que había estado en silencio hasta entonces, y por primera vez durante una fracción de segundo nuestras miradas se encontraron. Pero la sensación lejos de ser agradable, me generó una inexplicable punzada de incomodidad.

 

@@Leandro Malfoy @ @ @@Matthew B. Triviani

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Había llegado a sus oídos la apertura de un nuevo local. No era muy adepto a visitar los locales en Diagón, de hecho, el último mes se la había pasado en aquellos que eran de su propiedad, o compartía con alguien más. Aquel día, sin embargo, necesitaba algo distinto a la rutina de nunca acabar. Salió con una velocidad asombrosa de cierto negocio, y se plantó frente a Ottery Fitness.

 

Vaya...No se ve tan mal, pensó, con una mano acariciando su mentón. A la espalda, llevaba una diminuta mochila, con gran capacidad de almacenamiento gracias a algunos encantamientos.

 

Ingresó al local al fin, topándose con la recepción. Un clásico de la mayoría de lugares; aunque, debía admitir que el piso de mármol le confería un aspecto elegante. Su calzado emitió un par de golpes sordos al encontrarse con dicho material. Hizo una mueca de incomodidad, pues era lo único que odiaba de esas botas.

 

Al parecer, las noticias no habían demorado en recorrer la comunidad mágica, pues dos personas ya se encontraban ahí. Le sorprendió a Matthew ahí, ¿acaso el Triviani era alguien vanidoso, o simplemente venía por diversión? No siempre tenía la oportunidad de coincidir con la familia fuera de Ottery. Se aproximó al mostrador, recargando su brazo izquierdo sobre la superficie del mismo. Reconoció de vista a la otra persona presente; la recordaba de alguna celebración de fin de año en el Ministerio de Magia, aunque de eso hacía bastante tiempo.

 

Buen día a todos. inclinó la cabeza a manera de saludo. Acto seguido, ladeó la cabeza hacia la izquierda para observar al joven. No es el tipo de lugar dónde esperaría verte, ¿planeas mantener actividad física regular?

 

Esbozó su habitual sonrisa irónica, que a la mayoría le terminaba por permanecer molesta. Se giró para dirigirse hacia quien atendía en ese recibidor. No llevaba ningún volante o cupón, por lo que seguramente no disfrutaría de todos los beneficios. O sí (?), nunca lo podría asegurar del todo.

 

¿Qué tal? Me interesa el hacer uso de las instalaciones acuáticas. Además de que me preguntaba, ¿tienen algún espacio para practicar boxeo o disciplinas por el estilo? Porque espero mi vestimenta sea adecuada.

 

Instintivamente, evaluó su atuendo. Llevaba una playera polo de manga larga, en cuyo cuello reposaban sus gafas. Además de eso, unos pantalones que le llegaban a media rodilla, haciéndolo ver más jovial. Por otro lado, las botas mágicas, que le conferían una velocidad superior a la obtenida por métodos normales, parecían lo único que desentonaba, dado el enfoque que tenía el lugar.

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Ele fue atendido por una adorable y simpática joven de cabello rubio y ojos azules, quien inmediatamente le proporcionó una pluma y un pergamino, explicándole que debía rellenar el pequeño formulario con sus datos personales entre otras cosas. Mientras el castaño lo hacía rápidamente, notó que alguien más había llegado, sin embargo siguió escribiendo mientras escuchaba a la bella joven quien ahora le ofrecía un tour por el lugar.

 

Cuando el licantropo terminó de escribir, dejó la pluma sobre el escritorio y fijó su mirada en aquellos orbes tan azules como el cielo, le tendió el pergamino y antes de que pudiera decir nada alguien lo interrumpió, se volvió hacia la recién llegada frunciendo un poco el ceño. Al parecer se conocían.

 

El Malfoy bajo la cremallera del cierre de su campera para quitarla y luego rodeó las mangas por su cintura quedándose con la remera blanca y el buzo negro que hacía juego con la campera. Tambien llevaba unas zapatillas deportivas de color blanco.

 

La mujer que acababa de llegar seguía hablando con la recepcionista, así que Ele se giró para mirar al otro mago, inclinó levemente la cabeza en modo de saludo y luego miro de nuevo a las chicas.

 

-Leandro Malfoy- tomó la mano de Bel y besó el dorso- un placer, Bel- la saludó sin poder dedicarle sonrisa alguna, había pasado ya varios días desde que volvió a Ottery, conocido a varía personas pero aún no se acostumbraba a socializar. Su ceño se volvió a fruncír ante las nuevas palabras de la Evans pero cuando ella se explicó mejor Leandro asintió -Si, desde pequeño me enseñaron que un hombre debe trabajar sus músculos para ser fuerte y grande algún día- miró de nuevo a la recepcionista y después a Bel- Bueno, supongo que conoceremos el local, ¿verdad?

 

Apenas terminó de hablar cuando un tercero llegó y preguntó por los servicios, el licantropo rodó los ojos luego de saludarlo con su mismo gesto -Claro, después de atender a este otro cliente- susurró acercándose a Bel, esperando que sólo ella escuchara.

 

-Si me pide un consejo- miró de pie a cabeza a la Evans McGonagall- primero debe hacer un poco de cardio y luego otro poco de pesas para tonificar.

 

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Llegó corriendo, para no variar ni desentonar con el nuevo negocio que acababan de abrir en el callejón Diagón, venía vestida con un top y un pantalón de color negro, a juego; no le importaba llamar la atención por el tipo de vestimenta que traía. ”Así que al final de eso se trata, que pregunten por qué entramos vestidos así al nuevo negocio… ¡publicidad!”, dijo la joven para su adentros, extrañamente contenta; tenía mucho tiempo que no se sentía tan entusiasmada, tal vez por los últimos acontecimientos dentro de su familia, su regreso, atender negocios nuevos y la expectativa de lo que estaba por venir.


- ¡Buenos días a todos! – Exclamó fuertemente la ojivioleta, al mismo tiempo que recogía su cabello negro en una coleta. - Perdona la demora prima, me distraje un poco en otros asuntos – Le dijo a Zahil en voz baja, a manera de saludo.


Se acercó en el lugar donde estaba en la recepción y aventó el bolso, el cual hizo un ruido extraño al caer. La joven Granger supuso que alguna de las tantas cosas que traía se había caído en el interior del bolso. Levantó la mirada y vio que ya habían varias personas esperando acceder; le dio un poco de vergüenza haber dejado que la rubia se las arreglara sola. ”¿Dónde estarán los demás?” Dijo la bruja para sus adentros, preguntándose por el resto de los Granger. Inconscientemente se inclinó de hombros y observó la escena.


Uno de los chicos ya tenía el formulario de inscripción en la mano, había una mujer que le resultaba conocida, pero no recordaba de dónde y que al parecer parecía nerviosa o tenía la pinta de no saber qué hacía ahí; decidió acercarse a ella, pero vio que había saludado a su prima y supuso que se sentiría más cómoda si ella la atendía. Había otro joven, que parecía concentrado (?) en la decoración del lugar, decidió dejar que siguiera admirando más (??). Una pregunta acerca de las instalaciones, hizo que la joven notara la presencia de alguien más.


- Mucho gusto, Valeskya Granger.- Dijo a modo de saludo, dirigiéndose hacia el Black Lestrange - Para su comodidad, la piscina se encuentra techada y al final de ese camino.- Señaló hacia el centro e interior del lugar.- Entre nuestras disciplinas muggles, por ahora tenemos lo que son las artes marciales mixtas. Sin embargo, la ventaja de estar en Ottery Fitness, es que podemos adecuar más disciplinas de acuerdo a los deseos de nuestros clientes. Si es tan amable de llenar el formulario…- Extendió un documento. - Y si gusta, puedo explicarle con mayor detalle acerca de lo que le acabo de comentar, mientras lo muestro la edificación y claro, el camino a la piscina.- Mientras aguardaba la respuesta, se acercó a Matthew:


- ¡Hola! – Exclamó la joven lo suficientemente fuerte como para llamar su atención. - ¿Gusta explorar nuestras instalaciones? Si gusta, podemos hacer un recorrido, mientras le explico los servicios que disponemos en este lugar.- Finalizó.



Editado por Valeskya Granger

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Empezo a ponerse un poco nerviosa cuando llegaron mas personas, no le gustaba dejar a la gente esperando y era justo lo que pasaria si no llegaba alguien mas de la casa a auxiliarla pronto. Tras su primer cliente llego un chico que solo los miro con cierto interes y luego lo perdio, quedando cautivado por los pisos del gimnasio, aquello le parecio extraño, decidio no le quitaria los ojos de encima a aquel tipo, aunque no tuvo tiempo de investigar mas cuando una voz conocida la saco de su vigilancia.

 

- Bel! Bienvenida, ya vez, la familia ha decidido que es momento de ponernos a trabajar y aqui estoy - dijo saludandola con un sonrisa - que bueno que te hayas decidido a pasar, desde luego que esto te hace acreedora a un descuento, que tal te parece la inscripcion gratis y el primer mes a mitad de precio. - dijo tomando el volante y pasandole a cambio el formulario

 

Mientras estaba en aquello recogio el formulario de Leandro, que asi ponia como nombre en el papel y veia con nerviosismo como entraba alguien mas, para ser el primer dia aquello era casa llena, mientras Bell se presentaba sola al chico nuevo la rojirubia se volteo a atender al ultimo cliente que habia llegado cuando su prima llego y le susurro un disculpa al oido, la Granger suspiro aliviada de tener ya a su prima con ella y le señalo disimuladamente a los dos clientes que aun no se habian atendido

 

- Te tocan esos dos - le dijo en un susurro mientras se dirigia de nuevo a Bel y Leandro que cruzaban algunas palabras, no podia estar mas de acuerdo que Bel, el joven mago tenia un cuerpo que a leguas se notaba ejercitado, seguro iba a un gimnasio muggle en su tiempo libre, que mejor que lo hiciera ahora en un lugar donde no necesitara ocultar sus poderes.

 

- Bel, Leandro, que les parece si iniciamos por la planta alta - dijo, guiandolos a las escaleras que estaban enseguida de la recepcion - arriba, tenemos los aparatos y las clases, por ahora tenemos, zumba, yoga, pool dance y artes marciales.

 

En cuanto llegaron al piso de arriba tres salones aparecieron frente a ellos, en el primero, que fue a donde la vampiro se dirigio en primera instancia, se podian ver unos 15 tubos soldados tanto al piso como al techo, grandes espejos que ocupaban todo el frente del salon y algunas telas colgando entre los espacios. En la entrada se podia observar en nombre de la clase, Pool Dance. Dejo que sus invitados observaran el lugar, antes de seguir al siguiente salon, el de artes marciales, con toda serie de accesorios para las difentes artes que ahi se enseñarian ahi y seguido de este, un salon de uso general, mas grande que los demas, con algunos articulos, tanto para el yoga, como para la zumba.

 

- como pueden ver, aqui daremos las clases que ofrecemos por ahora en el gimnasio, conforme a las necesidades o pedidos de los clientes se podrian agregar mas.

 

Salio al pasillo y espero a que Leandro y Bel terminaran de inspeccionar y una vez que estuvieron con ella, los dirigio al salon mas grande de los que tenian en el piso superior, la seccion de aparatos, que era muy seguramente la que mas le llamaba la atencion al Malfoy, no solo tenian los mejores aparatos que la tecnologia muggle podia tener, si no que le habian hecho adecuaciones para que vampiros, demonios y licantropos pudiesen forzarlos sin estropearlos, no es lo mismo la carrera de un vampiro sobre la caminadora que la de un humano, las Granger se habian asegurado de que sus instalaciones estuviesen a la altura de cualquier miembro de la comunidad magica inglesa

 

- Sientanse libres de preguntarme lo que quieran - les comento a ambos. Seguro ambos tendrian algunas dudas sobre el lugar, sobre todo Bel, que al parecer estaba menos familiarizada con aquel tipo de intalacion, mientras que el Malfoy parecia estar en su ambiente.

 

 

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Vaya, que además de guapo, aquel muchacho fuera también de modales tan corteses era una grata sorpresa. Asentí con energía a las palabras de Zahil, y recibiendo el formulario comencé a rellenarlo también. Al lugar no paraba de llegar gente, y aunque no me había saludado directamente creí recordar de algún lado al muchacho que preguntaba por las instalaciones acuáticas a...


No había reparado en la mujer que había llegado como un vendaval y tras un saludo rápido a todos, se había puesto a conversar con Zahil. Pero ahora que la veía de más cerca...apenas podía dar crédito a mis ojos. ¿Cuánto tiempo había pasado desde aquella fiesta karaoke en La Madriguera? ¿seis, siete años? Era difícil recordar la fecha exacta, no así el nombre de ella, que aquel día mi entrañable Pakami había pronunciado con alegría, contándonos que se casaría.


La voz de Leandro de repente, me regresó al presente.


— Tonificar, vaya. Un término muy curioso ese ¿no?


Quería preguntarle que significaba eso de "cardio", pero entonces Zahil se volvió de nuevo hacia nosotros, para informarnos que daríamos comienzo al recorrido de las instalaciones del lugar. La seguí entonces rumbo a las escaleras, intentando grabar todos esos nombres que mencionaba de las clases que allí se dictaban. Mientras ascendíamos una serie de pensamientos se arremolinaban en mi mente por demás inquieta ¿realmente estaba lista para una rutina diaria visitando ese sitio? ¿y para probar esos aparatos extraños?


La primera sala, repleta de tubos delgados no ayudó a superar aquella aprehensión en el pecho. Suponía que los espejos estaban colocados allí para que pudiéramos observar nuestros movimientos, pero aunque lo comprendiera no dejaba de parecerme intimidante aquella sala, la de pool dance. Bien, al menos ya podía ir descartando servicios.


El salón de artes marciales me fue mucho más familiar, haciéndome recordar incluso a mi lejana infancia muggle, y las clases que alguna vez había llevado en ese entonces. La sonrisa automática ante los recuerdos evocados no se hizo esperar. A mi lado, Leandro también observaba eso con una rigurosidad que daba cuenta del detalle con que cada pieza en el lugar estaba siendo analizada ante sus ojos.


— Parece bastante completo ¿no? Cuando lo comparo con el pequeño lugar al que iba de pequeña, esto luce sencillamente increíble.


Pero fue el tercer lugar, pintado de colores claros, con una gran iluminación y tamaño considerablemente superior al de los anteriores el que me compró por completo. Anoté mentalmente entonces el hecho, que llevaría clases de yoga o zumba sin lugar a dudas. Bastante animada de poder haber encontrado "mi lugar" dentro de ese gigantesco local, acompañé de mejor humor a Leandro y Zahil. Solo esperaba que el chico también pudiese como yo, dar con su espacio ideal.


Y precisamente el último sitio del recorrido parecía el sitio indicado. Repleto de esas máquinas que había visto alguna vez en los comerciales matutinos de canales muggles, tenían pequeños letreros que indicaban su uso, y fue entonces que deteniéndome en la zona de las caminadoras, encontré la palabra "cardio" que el muchacho me había mencionado. La misma palabra aparecía también en unos aparatos llamados elíptica. Lancé un pequeño suspiro, mientras seguía recorriendo el sitio.


En realidad, estaba dispuesta a seguir el consejo de Leandro, por lo que cuando Zahil preguntó por dudas, alcé la mano cual niña de primaria.


— ¿Atienden muy noche? A veces mi ritmo de vida no me permite estar temprano- mencioné a Granger al tiempo que daba una mirada más a las máquinas y luego me observé a mí misma- ¿es adecuado el traje que llevo para las rutinas o debería optar por otra cosa?


Había notado, como la mayoría llevaba prendas térmicas bastante ceñidas al cuerpo, pero no estaba segura de querer lucir algo así, con los rollitos en el estómago que tenía.



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