Ottery Fitness (MM B: 111388)

[Valeskya Granger]

- No creo que me haya perdido de algo en estos días ¿verdad? –

 

Valeskya habló en voz muy alta, sin dirigirse a nadie, simplemente era una forma en la que se aseguraba que hubiera alguien cerca. Supuso que sus primas andaban ocupadas con algunas cosas, específicamente hablando de la navidad; por alguna razón que ella desconocía hasta ese momento, Zahil andaba más entusiasmada con la decoración navideña en todos lados, cuestión que a la pelinegra le resultaba inquietante, ya que la rubia no solía ser muy expresiva en general. “En el peor de los casos, alguna poción de felicidad se debe haber tomado”, pensó con seguridad.

 

Dejó caer la enorme caja que traía en sus manos, ésta hizo un ruido seco al chocar con el suelo, lo que indicaba que estaba llena de quién sabe qué cosas. “Esto debería ayudar un poco”, dijo para sí misma mientras veía que Ottery Fitness parecía estar tranquilo ese día; sería una buena ocasión para poder adornar el lugar sin molestar a los miembros del club y de paso ayudar a su prima.

 

- Breena ¿puedes buscar a Zahil, por favor? Y decirle que voy a estar en la recepción intentando hacer decoración navideña… sería bueno que viniera a supervisarme–

 

Murmuró la joven mientras comenzaba a sacar las cosas de la caja; su elfina, quien había aparecido tras ella segundos antes, asintió al tiempo que volvía a marcharse con un chasquido. Sacó una serie de luces navideñas de color blanco, según la persona que la había atendido, le había asegurado que aparte de tener música, tenían el efecto de simular la caída de nieve debajo de donde estuvieran colocadas.

 

Sacó unas tiras de color verde, simulando el pino; no tenía ni idea de cómo se llamaban, pero tenían un olor abrumador, al punto de que podría asegurar que solo poniendo en la recepción, bastaría para poder perfumar todo el negocio. “¿Sería buena idea encantar todo el techo simulando la nieve? ¿Poner villancicos navideños como música de fondo?” Las ideas de la ojivioleta comenzaban a divagar, hasta que sacó un Santa Claus inflable, aunque no solía ser el simpático señor que llevaba dulces a los niños, sino que se trataba de una versión más… extraña. Traía cortadas las mangas, llevaba tatuajes, traía fumando un puro, y de paso traía lentes oscuros y un arma.

 

- Bue… no se si les agrade… aunque no me arrepiento de nada… fue una buena oferta.- Finalizó.

[justo]

Si hay una cosa que me interesa desde hace unos años es visitar los Spas. En mi pueblo es una actividad muy abundante, hay varios spas publicos para todos sus habitantes. En el ultimo que estuve me acompañaban Monica y Yanira, pero ahora, estando solo, voy a ver si me relajo en este spa.

 

Recorri todo el local curioseando por todas las salas, me fascino la piscina y sus explendidas vistas, pero solo me interesaba el spa, por si tiene yacuzzi, mi actividad preferida. El yacuzzi es, quizas, una de las cosas mas curiosas que han inventado. Desde que descubri el primero ya no me gusta otra cosa. Algunos de mis amigos que saben de mi aficion me dicen que acabare arrugado como un garbanzo y que, si de mi dependiera, no saldria nunca del yacuzzi. Quizas tengan razon.

[Sophie Elizabeth Granger]

Zahil y Elizabeth habían terminado de adornar la cafetería cuando Breena apareció tras ella y le dijo que Valeskya estaba en la recepción haciendo arreglos navideños. Miro a su amiga y esta le hizo señas para que fuese con la vampira alegando que ella ya se iba pues tenia algunos pendientes en el Ministerio.

 

- seguro es un pendiente masculino - murmuro la bicolor mientras le pedía a la Elfina de su prima que guardara las cajas vacías y la escalera mientras ella iba a encontrarse con la Granger, el comentario de que debía supervisarla le había preocupado un poco, no creía que esta pudiese causar algún destrozo en la recepción pero tal vez se le ocurriría poner lazo del diablo a modo de broma. No quería tener demandas por algo así por lo que se apresuro a verificar que todo estuviese bien.

 

- Breena me dijo que te supervisara...vaya, ese santa si que es un caso - dijo mirándolo divertida - donde lo vas a poner.

 

El gimnasio no tenia membresias para menores así que aquel Santa tan peculiar no causaba ningún daño y si que le ponía la nota de originalidad al lugar, a ella no se le hubiese ocurrido en un millón de años. Cargo al Santa y lo coloco en la entrada del lugar viendo hacia afuera pero enseguida cambio de idea y lo cargo de nuevo para regresarlo a la recepción.

 

- esto, creo que ahi en la entrada asustara a a gente, mejor acá lo dejo - dijo mientras se recargaba en el muñeco pasandole un brazo sobre los hombros inflables y mirando a su prima. - que mas trajiste

 

@@Valeskya Granger

[Valeskya Granger]

- ¡Ja! ¡Es genial el Santa Matón! ¿Verdad? –

 

Exclamó la ojivioleta, mucho más entusiasmada ahora que su prima miraba con aprobación al muñeco que había llevado. No le dijo nada acerca de que también estaba encantado para bailar sin tener algún patrón de tiempo en especial; una mirada de intensa malicia pasó fugazmente por el rostro de la joven al imaginarse el susto que se daría el o la pobre incauta que estuviera pasando justo en el momento en el que el imponente Santa se pusiera a bailar de forma inesperada. Para alejarse de esos pensamientos malignos [?], se dispuso a enseñarle lo demás que había llevado para la decoración.

 

- Esta estrella, la que va en lo alto del pino… El tipo que me lo vendió dice que deja caer una lluvia de estrellas más pequeñas sobre el árbol. Supuse que debe tener un mejor aspecto una vez que lo pongamos a prueba ¿no lo crees? – Murmuró pensativa, al tiempo que sacaba el tradicional muérdago. De repente, se le ocurrió una idea que al lado de la del extraño Santa, parecía sonar mucho mejor.

 

- ¿Sabes, Za? A la gente, por más hipócrita que pueda ser, le agradan ciertas… cosas a la vista. – El mensaje sonaba extraño una vez que lo repitió dentro de su mente, así que aclaró la idea. - Imagínate a un Santa de carne y hueso, promocionando nuestro negocio, en un mini traje… Aunque claro, habrá que buscar a un chico con un cuerpo espectacular para que la promoción pueda obtener algún resultado… - Bajó la voz hasta convertirla en un susurro apenas audible. - Si no hay algún mago de buen cuerpo, siempre se puede hechizar a algún modelo muggle para que nos venga a bailar… - Tosió un par de veces. - … Afuera del negocio, claro está ¿qué opinas? –

 

La Granger en ese momento comprendió que quizás la idea de hacer algo diferente, en una época diferente, era el encanto especial por el que la gente parecía estar más feliz de que llegara la navidad. No sabía si ese era el motivo por el que su prima también andaba en un modo excesivamente navideño; se quedó en silencio unos minutos, dándole la oportunidad a la rubia bicolor [???] de que analizara la idea. Mientras tanto se dedicó a sacar más adornos de la caja que había llevado.

 

- Pensaba también que podíamos dar algunas galletas, dietéticas, claro está, para nuestros clientes como agradecimiento ¿Qué opinas? – Aunque eso también era algo que acababa de improvisar: eso significaría que los Granger tendrían que aprender a hornear galletas. - Por cierto, no he visto a Fiamma ¿En dónde estará? – Finalizó.

[justo]

Lo que si es cierto es que esa cosntumbre de tener baños publicos la introduje, yo, hace muchos años, en nuestro valle. Al principio solo teniamos unos baños, luego, con el correr de los años, fueron proliferando. Estan cubiertos para que haya una cierta intimidad. No es que nos moleste que nos vean, es que los visitantes les gusta esa privacidad. Fui yo el que introduje el yacuzzi a finales del siglo XX. Hasta entonces los baños termales calientes no eran desconocidas pero no tenian burbujas.

 

Tambien tenemos un buen plantel de masajistas de ambos sexos. Precisamente asi conoci a mis esposas. Eran masajistas en el local de un socio que tuve. Cuando el Ministerio nos cerro el negocio por un "defectillo" las dos se quedaron sin empleo y entonces les hice la propuesta, casarnos. Y me case con ambas, algo completamente legal.

 

Ya tenemos dos hijos, una parejita.

[Joaquín Granger]

La época decembrina en la que todo era rojo, dorado, blanco y verde, y el aire parecía más cálido gracias a esa decoración, a pesar de que la verdad era que el invierno se acercaba, bueno, todo aquello no se notaba en mi oficina, pues también era la época en la que el Ministerio más exigía formalidades, de las que buena gana me encargaba con tal de no tener que estar en la recepción. Terminaba de llenar unos papeles para el Control de Comercio Universal y así terminar también los pendientes de aquel día, pues solo faltaban las firmas de las chicas.

 

¿Qué hacer a continuación? esa era la incógnita. Sin duda a aquella lúgubre oficina le vendría bien un poco de decoración navideña a la cual no me oponía, incluso me gustaba, sin embargo, no tenía cabeza para seguir tomando decisiones, así que lo relegaría en las chicas que seguro tenían mejor gusto, ideas más modernas y mucha más voluntad que yo. Además me parecía haberlas escuchado tocar el tema antes, por lo que tenía cierta seguridad al respecto. Miré alrededor y me encogí de hombros. Lo importante era que la parte que viera el público destilara amor y calidez navideña.

 

Por mi parte iría a darme un chapuzón a la alberca, y si los masajistas estaban libres quizás aprovecharía su disponibilidad. No era que tuviera contracturas, pero me gustaba ser toqueteado (?) y era gratis, aquella sin dudas era la mejor parte. Al salir de la oficina miré a ambos lados, me gustaba comprobar que todo estaba bajo control y en orden, los humanos sudaban y después iban a recuperar las calorías quemadas en la cafetería y ese circulo vicioso solo podía compararse con el éxito de los casinos y las instituciones financieras que otorgaban préstamos.

 

-Hola chicas... ¿qu -dije al pasar al lado de algo que comenzó a moverse y casi me hace revivir para infartar y morir otra vez- ¡Por Merlín! casi se me juntan las presiones -dije a tono de reproche para ver la cosa que me había asustado y automáticamente sonreír encantado- ¡Me gusta este Santa! es como "si santa puede lograr estos brazos, ¡tú también puedes!" es una buena promoción -les di el visto bueno con el pulgar- toda la decoración está quedando muy linda, iba a la alberca, pero si quieren las ayudo.

[justo]

Confieso que cuando montamos nuestro primer baño hicimos "trampa". Aprovechamos las aguas termales que abundan en el valle para calentar las tuberias. Nuestra tuberias son de ceramica, no tenemos calefaccion porque la temperatura diaria es de 25 grados. Al ser una temperatura uniforme no nos tenemos que preocupar. Es una de las ventajas de nuestro clima privilegiado.

 

A veces, algunos visitantes se quedan perplejos. Cuando vienen al Valle llegan en invierno y pasan de la nieve al verano. Es como pasar de la noche al dia. Pero hay un detalle que les deja mas perplejos, la relatividad del tiempo en el valle. cada semana es un año fuera ¿os lo imaginais? si tu pasas un mes en el valle es como pasar 4 años fuera, si pasas un año es como estar 52, el tiempo puede ser un enemigo terrible, te da experiencia pero te puede quitar oportunidades.

[Valeskya Granger]

Cuando Valeskya preguntó en dónde se encontraba Fiamma, casi inmediatamente apareció alguien y por un breve instante creyó que se trataba de ella; muy inesperadamente resultó que era su hermano Joaquín. De todas las personas que creyó que podrían estar en el negocio, el menos indicado era su hermano; su ego probablemente le impedía entrenarse o ponerse en forma como cualquier persona o vampiro normal [?]. Iba a lanzar algún comentario burlón, como habitualmente lo hacía, pero el hecho de que el Santa matón le hubiera gustado, le dio al ojiazul puntos extras sin que se enterara.

 

- Definitivo... no puedes ir a la alberca mientras las mujeres trabajamos.- Sentenció la joven de cabello negro. - No puedes deshonrar a las costumbres arcaicas y el lugar del que vienes... o sea, antes todo lo hacían los hombres ¿no? Te toca dar la cara por tus ancestros. - No tenía sentido alguno lo que ella estaba diciendo, pero solo buscaba un pretexto para que su hermano se fuera a disfrutrar mientras otros trabajaban. Como dueño, también le correspondía poner de su parte.

 

- ¿Sabes? Me gusta el lema de la promoción...aunque le comentaba a Zahil que... - La ojivioleta miró a su hermano de reojo mientras pensaba en que si debía deicrle o no lo que tenía en mente. Tosió un par de veces y finalmente se decidió a continuar: - Quizás podríamos poner a un modelo de buen ver para que nos baile en el negocio... como promoción, claro. Nada de cosas pecadoras. - Agregó la última frase como nota aclaratoria.

 

- También pensar en galletas o snacks saludables como para dar como un pequeño detalle de agradecimiento por acudir a nosotros ¿Qué opinas? - Aunque recordó el pequeño detalle sobre ponerse a hornear galletas. - Los elfos andan ocupados y bueno... ¿Qué tan hábil eres cocinando? - Preguntó con marcado escepticismo.

 

La realidad es que Valeskya también tenía muy poca experiencia en cuanto a labores del hogar se refería. Aunque supuso que no sería tan difícil eso de hornear galletas, la magia lo podía todo, menos calcular el buen sabor de las cosas que pretendían preparar. Solo era el inicio de lo demás que podían decorar, pero la recepción era lo principal y lo que tenía que llevar más empeño por parte de todos, pues todo lo demás podía llevar encantamientos sencillos, como el de la caída de nieve del techo y sobretodo, ambientar la música a la época.

 

- También tendríamos que ver lo de la música ¿Quisieras hacerte cargo de la música que va a sonar en todo el lugar? De acuerdo a la época y que no haga dormir a la gente, por supuesto.- Suspiró antes de continuar hablando. - El punto es, Joaquín, que tenemos mucho que hacer, así que puedes elegir cualquier actividad y ponerse a trabajar de inmediato. Sentenció.

[Joaquín Granger]

-No te entendí ni Jota -dije levantando una ceja- pero está bien me quedó claro que me tengo que quedar con ustedes. Por cierto, la decoración navideña siempre ha sido de las mujeres y los niños, y no elegían un Santa que en lugar de dulces dejaría granadas en los calcetines de la chimenea.

 

Las oscuras intenciones de la Granger de cabello oscuro no tardaron en hacerse notar, y con una simple mirada de sus ojos violetas hasta logró incomodarme. Yo era una persona de comportamientos cambiantes, entonces un día podía ser muy feliz presumiendo mis músculos y haciéndome el gimnasta olímpico, y a los pocos días la idea de verme con una trusa minúscula a rayas rojas y blancas y un muérdago en el lado derecho de la pelvis, obviamente con un gorro de santa o al menos de elfo, para completar la ilusión me cohibía bastante. Quizás podría ser el suplente los días que me levantara con mucho ego.

 

De todas formas mi hermana estaba como alterada e imperiosa aquel día por lo que continuaba hablando antes de que yo pudiera meter alguna palabra, por lo que me limitaba a escuchar y levantar una ceja porque se le ocurría cada cosa a esa mujer. La última vez que había cocinado fue por obligación en la clase de Encantamientos que había tomado meses atrás, y no había sido nada elaborado. Además creía recordar que nadie se había atrevido a probar nada porque todos nos dejábamos estar en los elfos y sus fascinantes habilidades. Éramos pobres pero no tanto como para no exigirles más.

 

-La última vez que cociné fue cuando Apolo nos obligó en su fatídica clase al rayo del sol, también fue la primera, creo. Nadie se atrevió a probar nada de nadie, puedes preguntarle a Fiamma, ella cursó la clase conmigo. En definitiva, puedo intentar, pero no creo que vaya a ser una masa suave y deliciosa...

 

El secreto para que te quitaran trabajo de arriba era lo más rastrero de todas las artimañas que la humanidad había inventado: "Si ya saben que soy inutil ¿para qué me piden que haga las cosas?" Era todo un arte dominarlo sin exagerarlo pero llevarlo hasta un punto en el que sonara creíble, con Valeskya había usado la exquisita técnica de "Yo me ofrezco, pero no me hago responsable de lo que pueda salir" No sabía si funcionaría realmente, así que me apresuré a contestar lo que resultaba bastante obvio y suponía que lo preguntaba por mero compromiso.

 

-¡No! -exclamé levantando una mano- tú y yo no tenemos gustos musicales parecidos y acabaríamos peleando, sin embargo... -dije pensativo- ¿qué te parece si ponemos el "Jingle bells rock"? Es más animado que los villancicos comunes, creo que hasta sería motivadora (?) sobre las otras opciones, puedes mandonearme lo que quieras, si quieres salgo a buscar un par de lindos humanos para que nos bailen, y mientras estén en eso yo me ofrezco a trabajar en recepción, para comprobar que mi hipnosis funciona, claro está.

 

[justo]

Me hago estas reflexiones mientras entro en el spa. Vengo a relajarme un poquito. ¿Sabeis cual es el mayor placer de tomar un baño caliente? El baño en si. En el uso de las termas ya nos tenian ventaja los arabes y los romanos. Los romanos hicieron de sus termas un arte. Habia quien se pasaba el dia entero alli, no dormian porque no podian, pero las termas eran algo mas que un spa, eran una mezcla de restaurante, biblioteca, spa y algunas cosillas mas.

 

Era como visitar un centro comercial muggle. Te quedabas todo el dia y encontrabas placer en el cuerpo y en el espiritu. Y todo sostenido por el Estado, ahi estaba lo bonito del caso, no era como este negocio, por ejemplo, que, a fin de cuentas, tiene que obtener beneficio. Negocios como este nos hacian falta en el callejon. Al final seremos como un lugar muggle, no nos vamos a diferenciar mucho de ellos.