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Meteorología Mágica


Sagitas E. Potter Blue
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Aquella lechuza me pilló por sorpresa. Sabía que era del Ateneo pero me había sorprendido recibir dos, puesto que acababa de recibir una sobre mis clases de Estudios Muggles. ¿Es qué habrían hecho un Geminio? El misterio quedó resuelto al instante, en cuanto leí que me asignaban la suplencia de la clase de Meteorología y me comunicaban los nombres de los alumnos que vendrían a ella: @, @ y @.

 

-- ¡Demonios! Y yo sin tener nada preparado...

 

Subí al desván y busqué mis libros antiguos de cuando yo había hecho la asignatura y, en la cajita de los estudios estaba lo que necesitaba: unos frascos contenedores de rayos, la libreta de notas, chubasqueros y paraguas. Añadí a eso un par de botas rojas y las bajé a la sala. Las puse en mi mochila y escribí una nota a cada una de las alumnas para invitarlas a que se pasaran hoy, a las diez de la mañana, por la torre de Astronomía. Daríamos clase en la azotea, al aire libre, desde donde se visualizaba todo el terreno del Ateneo.

 

No quería tener ningún problema con la Dirección del centro, sobre todo porque una de las alumnas era la directora, así que decidí que allá sería un lugar seguro y que no pasaría nada malo. No quería que me subiera el precio del seguro que pagaba por mis clases.

 

Llegué la primera y pedí ayuda a los elfos para que me subieran todo lo necesario al lugar. Era un día soleado, raro en aquel lugar, en el que el viento era apacible y las nubes habían desaparecido del azul del cielo. Pusieron mesas y sillas y una pizarra móvil donde apuntaría los movimientos necesarios para los hechizos.

 

Iba a ser muy prudente. No-Iba-A-Pasar-Nada-Malo.

 

La trampilla de acceso se abrió y apareció una de las alumnas. La saludé.

 

-- ¡Bienvenida! Toma un chubasquero y siéntate, mientras esperaba al resto de compañeras. Podemos presentarnos -- ¡cómo si hiciera falta! Nos conocíamos de sobra -- y me puedes decir porqué has decidido tomar la clase de Meteorología. Yo soy Sagitas E. Potter Blue, la profesora -- y le guiñé un ojo.

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—Profesora Potter Blue —saludó con amabilidad a su compañera, esbozando una sonrisa—. Estuve a punto de tomar Estudios Muggles, me alegra que la profesora se mantenga.

 

Era lo único que le alegraba de aquello, ciertamente, puesto que la palabra "Muggle" en sus labios, como siempre que la pronunciaba, sonaba como una palabrota. Sin embargo, no ahondó demasiado en el tema, pues sin mucho retraso buscó uno de los chubasqueros que estaban dispuestos para los estudiantes y se lo puso antes de sentarse, cruzando las piernas con elegancia. Aún portando semejante cosa, podía lucir tan imponente como solían lucir los Ivashkov y, por supuesto, con el porte que debía tener un director. Por pura precaución, había acomodado su cabello en un moño alto, por si por algún motivo llegaba a mojarse y, por el chubasquero, tenía la certeza de que iba a ser así; el resto de su vestimenta también era sencilla, sumamente extraño en ella, pero entendible, debido a que su despacho no estaba muy lejos de ahí, tal vez se había cambiado antes de ir al encuentro de Sagitas.

 

—¿Sinceramente?

 

Asintió, viendo la expresión de la otra Warlock y sonrió.

 

—Porque no tengo mucha idea de lo que se hace en esta materia, más allá de lo teórico de un plan de evaluación —se encogió de hombros—. No hay que apenarse de lo que no se sabe, sino de carecer de voluntad para aprender.

 

La pregunta no la había tomado por sorpresa, la esperaba. Porque era una pregunta común, porque el profesor siempre quería saber lo que sabía el estudiante y cómo abordarlo, porque había practicado la respuesta. Y porque era verdad, no tenía la más mínima idea de lo que se hacía en Meteorología y, por ende, había sido una de las tres relegadas para el final. La que le interesaba menos, la que no cursaría hasta que no tuviera más remedio y la que, todavía, después de tantos años, no sabía cómo cursar. En ese mismo orden, Meteorología, Estudios Muggles y Maestría en Escobas, eran las únicas clases que la estaban frenando en su larga travesía para aprender todo lo que estuviera a su alcance. Y la última era la que más le preocupaba, por las alturas.

 

Alturas que incluso ahí, estaba evitando. Al sentarse, había movido casi sin prestar atención, la silla hacia la parte más alejada del borde de la torre de Astronomía. Ahí donde no veía nada más que el horizonte frente a sus narices, aunque se inclinara un poco para la derecha. Mientras no tuviera que mirar abajo, no tendría que fingir la calma que en ese momento poseía en realidad. Entrelazó los dedos sobre las piernas y miró a los lados, en busca de las compañeras faltantes. Detestaba los retrasos. Regresó los ojos a la Potter Blue y recordó algo.

 

—La magia que se usa en esta materia, son Encantamientos comunes, ¿estoy en lo cierto? Pregunto porque creería que no son más que hechizos pero por lo poco que sé al respecto, asumo que en realidad son encantamientos capaces de alterar ciertos aspectos del clima. No lo sé, podría estar equivocada.

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Alessandra miró la carta de la clase de Meteorología aún después de leerlo por milésima vez, su último curso en el Ateneo había sido Herbologia y había pasado bastante tiempo ahora que volvía con una materia de la cuál no había sido usada por ella en ningún momento le daba cierto nerviosismo. Pero le tocaba o al menos en algún momento le iba a tocar cómo los demás conocimientos.

 

Sacudió la cabeza para desaparecer del castillo Myrddin rumbo a la reja del colegio. Debía apurarse si quería llegar a la Torre de Astronomía a tiempo. Hecho a correr lamentándose el no haber hecho el examen de vuelo aún, el de aparición era lo único que le llamaba la atención para evitar que los elfos la estuvieran llevando a todos los lugares que debía ir pero en momentos así le hubiera venido bien.

 

Faltaba poco para las Díez por lo que apuró su carrera, con el rostro rojo y gadeando llegó a la trampilla pero no entró sino que se arregló la blusa azul y se sacudio un poco el jean negro, recogió su cabello rubio en una cola alta y una vez lista abrió la puerta tapándose con que no estaba sólo la profesora sino que estaba la directora.

 

- Hola- saludó a las presentes - Perdón por llegar tardé- se disculpó aunque según su reloj todavía tenía tiempo.

 

Dejó su varita en la mesa más alejada del borde de la torre, la altura le daba vértigo y le mareaba la mayoría de las veces, antes de sentarse había un par de botas rojas al lado de unos chubasqueros que los tomó y se los puso al fin de cuenta si los llevó debían usarlos, se sentó con cansancio en la silla para esperar a que la profesora comenzará la clase o su otra compañera llegará.

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Subida en su saeta de fuego, todo el mundo luce más pequeño y apacible.

 

La torre, debido a su extensión y a que se alza muy alto con los terrenos del Ateneo alrededor, le sirve de guía mucho antes de estar cerca, por lo que guarda la brújula en el bolsillo y acelera con una sonrisa en el rostro. Para mayor comodidad, lleva pantalones de montar claros, botas negras y una blusa blanca bajo la capa. Sin embargo, suele montar de costado, por lo que sus pies cuelgan hacia el lado derecho de la escoba, sobre la que se apoya colocando un brazo delante y otro atrás. Debido al hábito, no presenta problemas de equilibrio a pesar de la velocidad, por lo que luego de trazar círculos cada vez más pequeños, termina por aterrizar colocando un pie en tierra y descendiendo con suavidad. Sujeta entonces la saeta de fuego con correas de cuero que sirven para que la escoba pueda ser llevada a la espalda: es un regalo de Ellie.

 

A pesar de sus intenciones de no retrasarse, ha llegado de última, por lo que no dice mucho y saluda a los presentes con una venia. Sacude un poco la cabeza y se aparta la capucha dejándola caer hacia atrás.

 

Se acerca más hacia sus compañeras y la que ha de ser su instructora. Cree recordarla, debido al incidente en clase de legilimancia, en donde Rosalia sin duda le había encargado una tarea engorrosa. También, es consciente de que es una de sus compañeras en La Orden del Fénix. A una de las muchachas no cree conocerla pero fiel a su hábito, no se preocupa y sólo suelta una breve disculpa por llegar de última. No parece que hayan avanzado demasiado de todas formas.

 

Cuando ve que justamente es la muchacha ya antes mencionada la que empieza a hablar acerca de sus motivaciones para estudiar la materia y divagar acerca de cómo aprenderán en clase, supone que se debe a previas indicaciones que diese Potter Blue. Con la carta de aviso enviada por ella todavía plegada en el bolsillo de su capa, decide deshacerse de su propia prenda primero, para tomar el chubasquero que ya todas llevan puesto. Luego de ponérselo, se queda todavía un rato en silencio. La segunda estudiante también parece haber dicho lo que se esperaba de ella pero Mel no está segura de con qué se supone que deba aportar todavía, así que recordando su clase de Criaturas Mágicas, se limita a saludarlas con mediana formalidad.

 

—Melrose Moody —indica simplemente. Ha dejado la escoba a un lado, en el suelo, por lo que se siente un tanto más cómoda con las manos en los bolsillos del chubasquero—. Deseo aprender mucho más acerca de este curso debido a que me resulta bastante útil en ocasiones —no era necesario explicar que uno de los lugares que solía frecuentar era un sitio que facilitaba su entrenamiento, lo que le permitiría tener mayor influencia sobre sus propias transformaciones, por lo que añadió—. Mi conocimiento es sumamente básico pero aprendo rápido.

 

No cree necesario añadir algo más, así que se limita a aguardar instrucciones.

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El saludo de mi compañera Leah me levantó el ánimo. Ella me conocía en mi vertiente divertida durante las reuniones del Consejo Guarlo, seguro que conocía mi particular idiosincracia sin enfadarse como directora de lo que podría suceder en la clase.

 

-- Oh, bueno, Estudios Muggles para la próxima vez, ¿vale? Seguro que será divertido.

 

Su explicación sobre el motivo de aprender aquella asignatura era algo prosaica pero yo no podía aducir nada ya que, en el fondo, era una sustituta. Pero estaba segura que, si hubiera sido la profesora titular hubiera esperado un motivo hermoso con algún trasfondo social e, incluso, humanitario. Aparecía en aquel momento Alessandra y esperaba que ella tuviera un motivo más idóneo, aunque se puso un chubasquero y se sentó, sin decir nada.

 

Mi esperanza recaía, ahora, en la chica que faltaba. Por ello, me alegró muchísimo ver llegar a Melrose, sobrevolando el espacio con su escoba mágica. Otra desilusión. Ella era más parca en palabras aún que su nieta. Suspiré y toqueteé, nerviosa, el borde de la pizarra movible, haciendo un leve sonido de castañuelas con las uñas.

 

-- ¡Vamos, chicas! ¡Qué soy yo, Sagitas! Todas me conocéis perfectamente. Si ya llevo un año y medio con vosotras en... las reuniones... -- No quería decir en voz alta el tema de pertenencia al Bando. -- Esperaba que no pareciera que no me conocéis de nada. Pero prometo no enfadarme y no echaros un rayo a la cabeza.

 

Sonrisita cruel.

 

-- Porque puedo hacerlo. ¿Sabéis lo que significa estudiar Meteorología? Dominar ciertos aspectos de la naturaleza que puede provocar cambios climáticos, leves o graves... Eso dependerá de vuestro grado de conocimiento e implicación en el estudio de la materia.

 

Dejé de lado la presunta amenaza porque no quería ninguna mirada asesina por parte de Leah. Además, entraba de lleno en un tema que me apasionaba, aunque no fuera la profesora oficial, puesto que iba muy ligada a mi calidad de sacerdotisa.

 

-- Sí, Leah. Usaremos hechizos comunes y al alcance de todos los magos y brujas del mundo mundial. Cualquiera puede hacer que nieve encima del vecino por comerse sus tomates robados de un huerto cultivado con amor -- ¿parecía que era un hecho que me había pasado en algún momento? Era algo que no iba a confesar -- pero eso será un cambio pequeño y ridícul0 que apenas tendrá duración. El domino de los grandes cambios sólo se consiguen con actitud. Repetir conmigo: AC-TI-TUD.

 

Esperé que lo dijeran aunque alguna parecía rehacia a repetir esa palabra en voz alta. Les sonreí porque la actitud había de ser positiva en todo momento. Después, seguí hablando.

 

-- La Meteorología como habilidad de cambio es sencilla, obedece a un estado de ánimo que ayuda a provocar cambios en la climatología. Estar atentas porque cualquier hechizo básico cambiará el tiempo que hay encima vuestro pero se necesita una buena actitud y mucho autocontrol para controlar ese cambio y hacerlo que se convierta en algo dominable y productivo. Se necesita lo que yo llamo "bailar con el clima".

 

Mientras hablaba iba moviendo las manos en círculos, la izquierda con los dedos en círculo casi juntos y la derecha, por encima, con los dedos abiertos dejando la otra mano en el interior de su radio. Empezó a llover a mi alrededor en un círculo perfecto pero sin llegar a darme. Sonreí y las observé, dejando de mover las manos y parando la lluvia momentánea.

 

-- Todo se reduce a un buen movimiento de muñeca y una actitud positiva. Vamos, todas, hacer calentamientos de muñeca porque vais a necesitar que las tengáis prestas a moverse con naturalidad. Venga, venga... Gimnasia muñequil, muchachas...

 

Mientras iba moviendo las muñecas en círculos hacia un lado y hacia el otro, seguía comentando particularidades teóricas de la asignatura. Por ello, contesté mi propio motivo para haber aprendido y para usar aquel conocimiento.

 

-- A mí me gusta usar la meteorología a un nivel altruista, nunca en beneficio propio. O casi nunca... Se trata de un conocimiento noble que está relacionado mucho con la Naturaleza y con el Medio Ambiente, algo que las Sacerdotisas conocemos muy bien -- no quería mencionar la Orden de Avalon pero estaba segura que mis dos compañeras de bando relacionarían al instante con mi clan y con los hechizos naturales que usábamos. -- Todo lo que podamos hacer por este planeta que heredaran las generaciones futuras, merece la pena. Quiero que entendáis algo porque es algo muy importante antes de aprender a hacer hechizos a diestro y siniestro: la Naturaleza es sabia y sabe cómo compensar cualquier movimiento que hagamos pero jugar con ella tiene un precio y, muchas veces, es un precio muy caro.

 

Mi semblante era bien serio en aquel momento, mientras observaba sus semblantes.

 

-- Cambiar el clima para hacer una broma pesada a un vecino y le llueve encima o que un rayo caiga sobre un coche de un amigo por no dejártelo para ir de juerga en un uso indebido de la Meteorología. Regar unos terrenos resecos de un poblado africano para que tengan un buen cultivo o conseguir que nieve en una alta montaña para que haya deshielo y los ríos lleven agua abundante en la próxima estación y paliar sequías futuras... Eso es un buen uso de la asignatura. Esta magia es más espiritual y por eso la actitud es tan importante pero el gasto de la energía física es demasiado fuerte. Tenéis que estar seguras de que el fin justifica el perder las fuerzas y caer en un estado de total agotamiento. Así que os pregunto... ¿Estáis preparadas para conjurar lluvia?

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Iba a comentar que la anécdota de los tomates parecía demasiado real, pero prefirió guardárselo para no quitarle seriedad a la clase. Sagitas era una profesora peculiar, le ponía un toque divertido a todas sus clases aunque los estudiantes fuesen unos cascarrabias, como la rubia en cuestión, sin embargo, prefería mantener la compostura y negarse a admitir que en realidad estaba pasando un buen rato con su compañera del Concejo de Warlocks. Sin embargo, apenas abrió la boca para repetir lo que la mujer pedía.

-Actitud.

La explicación de la Meteorologaía estaba resultando más interesante de lo que esperaba en principio, aunque debía admitir en silencio que ni había pensado por un momento en rociar los campos en África. O algo en "bueno" en realidad. Todo lo que había pensado lo había enlazado a los duelos y como el conocimiento podría ser un aporte magnífico en situaciones extraordinarias, como podía ser útil para beneficio propio. Y también había que aceptar que había imaginado lo gracioso que sería hacer que lloviese en medio de la habitación de su primo, ¿para qué negarlo?

Elementalmente, su rostro de serenidad no demostraba ni por un segundo que estuviera pensando ese tipo de cosas. Solo había una fuerte concentración de su parte, unas verdaderas ganas de aprender y eso era lo que contaba, a fin de cuentas, para que el conocimiento valiera de algo. Accedió entonces a ejercitar la muñeca, aunque estuviera segura de que el ejercicio no impediría que algo tan difícil le durmiera la articulación en algún punto. Ninguna magia era comparable, así que a pesar de que tuviera tanta práctica en otras áreas, sabía bien que podría fallar la primera vez.

-Estoy preparada para conjurar lluvia, sí -respondió a la Potter Blue, sin dejar de ejercitar la muñeca-. Pero tengo una pregunta, también. ¿Es posible hacer que llueva en sitios donde es, climáticamente hablando, imposible que llueva? Entiendo que podemos hacer que llueva por sectores, al aire libre, dependiendo de que podamos controlar bien el clima. Mi pregunta en sí es, ¿podríamos hacer que llueva dentro de una casa para apagar un incendio? Por ejemplo.

O en la habitación de Zack...

-He visto a muchos intentarlo con un Aguamenti y no ha sido precisamente efectivo.

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Me pareció curioso que la primera persona que siguiera mi discurso fuera Leah. Siempre había pensado que los Warlocks éramos muy serios y con una imagen que mantener (algo que no me afectaba puesto que mi imagen siempre había sido la de una payasa descontrolada) así que me hizo gracia verla girar las muñecas . A punto estuve de decirle que ese movimiento iba bien para desarrollar cierta parte de la anatomía femenina pero después pensé que no sería apropiado delante de tanta gente y siendo ella la Directora además del Ateneo.

 

-- ¡Muy bien, Leah, digo, Srta. Ivashkova! Tu pregunta me parece súper interesante. Sí, puedes hacer llover en cualquier parte, dentro de un edificio o al aire libre, en un ambiente seco o en uno húmedo. Sí, sí, húmedo. Aunque creas que no hay mucho mérito en eso, puede llover en cualquier parte. Es, como os dije antes, un problema de actitud, y puedes sacar agua de todas partes. Bueno...

 

Me quedé pensativa un momento...

 

-- Bueno, no sé si podría hacer llover dentro de una cámara estanca, sin aire. Tampoco sé si podría hacer llover en la Luna. Una vez estuve en el satélite y es muy divertido, caminas de forma lenta, muy raro, y con el peso extra del Casco Burbuja, pero no intenté hacer llover, así que no sé si se puede. Hem... Vale, estoy no es Astronomía. En teoría, sólo necesitas aire y el deseo de querer que llueva, el autocontrol para poder dominar la lluvia y que no se salga de control. Tal vez quieras que llueva y provocar una tormenta tropical. Y todo con un leve movimiento de muñeca de más o con un pensamiento algo más desbocado que el necesario. Ya que has sido la primera en decir que estás preparada, ven, vamos a probarlo. Te invito a bailar conmigo.

 

Solté una sonrisa traviesa y me puse la mano en la boca, un presagio de lo divertido que iba a resultar la escena. Seguro que me mataba después.

 

-- Vamos a interpretar la Danza de la Lluvia como los antiguos nativos americanos, que no sabían de libros ni de nubes ni teoría aplicada, pero conseguían que lloviera cuando lo necesitaban. Ya veréis que divertido. Necesitaremos pintarnos la cara y ponernos cascabeles en los tobillos y... -- Decidí pararlo aquí; se me había vuelto a olvidar que estaba ante un Warlock y mi jefa en el centro de estudios. -- Era broma. Vamos a aprender a hacerlo como se hacen en la actualidad, no como se hacía antiguamente. Aunque prometo danzar un poquito si nos da tiempo a final de la clase.

 

Abotoné el chubasquero. Me encantaba mojarme pero no era algo que debiera enseñarles. Era mejor mantener las normas y protegernos como marcaban las normas internas de seguridad del Ateneo.

 

-- Mirar, yo ya domino tanto el tema que, como buena sacerdotisa, no necesito varita para pequeñas demostraciones pero con vosotras os lo enseñaré con ella. -- Saqué mi palito de madera del pelo y éste cayó sobre mis hombros. Me levanté la capucha de mi impermeable para no mojarlo y me puse en posición de saludo de un duelo; al fin y al cabo, aquello iba a ser un duelo con la Naturaleza y debíamos presentarles nuestros respetos (sí, soy muy amante de las buenas maneras, aunque no siempre lo demuestre). -- En meteorología no existen apenas hechizos, en realidad sólo existen dos y son generales: El Meteolojinx y su contrarresto, el Meteolojinx Recanto. Apenas los uso porque son una mezcla verbal y no verbal y, cuando lo piensas, funciona igual; además, no funcionan sin la actitud ni el movimiento de muñeca. Por eso muchos piensan que los que dominan este conocimiento usan las manos sin más. Bueno, a lo que íbamos, conmigo: movimiento de varita, piensas en que llueve, visualiza la lluvia cayendo como tú deseas, empieza por algo suave, una llovizna leve, y después pronuncias Meteolojinx.

 

Moví levemente la varita y un débil hilillo rosa apareció en la punta de mi Nera (ese era el nombre corto con la que la había bautizado) que se fue moviendo a medida que hacía leves giros con la muñeca, hasta desaparecer en el cielo. No dejé que se formara para no apagar el resultado de Leah.

 

-- Si te sale, te enseño a hacer diferentes movimientos. Hay cuatro principales y después cada mago puede mejorarlos según su gusto: balanceo, circular, espiral y serpentina. Venga, anímate.

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Alessandra abrió los ojos al escuchar cómo sus compañeras de clase contestaban algo que por estar tan absorta con la altura no logró escuchar, sólo logró captar algunas cosas cómo por ejemplo que debíamos decirle porque elegimos esa asignatura. La Myrddin se mordió el labio agradeciendo no haber dicho una palabra del porque estaba ahí a fin de cuenta lo suyo fue un error de tipeo al inscribirse ya que lo que iba a cursar era Astronomía lo cuál estaba muy lejos de la materia que estaba tomando en ese momento.

 

Suspiro de alivió cuándo su abuela siguió y se dispuso a hacer lo que decía, comenzó a mover sus muñecas en círculos cómo si fuera algo giratorio mientras escuchaba lo que iban a hacer ahora. Puso los ojos en blanco ante la broma de la pelivioleta pero sonrió de lado escuchando la explicación de lo que era Meteorología.

 

- Ac-ti-tud- repitió con Sagitas y Leah.

 

El control del clima si que era difícil, escuchó atenta cómo el climá podía ser incluso modificado con el cambió de humor y que todo dependía se eso y ¿un baile? Rápidamente cómo dijo eso comenzó a hacer una demostración y al rededor de ella comenzó a llover sin mojarla.

 

Estaba tan atenta de lo que hacía que sin pensarlo mucho comenzó a hacer lo que Sagitas les pedía. Su muñeca parecía una mezcladora con los movimientos que hacía tratando de relajarse para poder hacer lluvia, no estaría mal poder hacer algo asi y que sus plantas estuvieran bien regadas, claro que era fácil para ella porque a fín de cuenta era sacerdotisa en cambió las que estábamos ahí dudaba que lo fueran, ella era una demonio y aquéllo con la naturaleza no era tan fácil y por esa razón sus movimientos eran más torpes y no agraciados.

 

Le preocupó el hecho de que fuera peligroso, aunque claro todo conocimiento tenía algo que lo era. Suspiro mientras escuchaba lo que le decía sobre las bromas, Alessandra hizo un mohin cuándo le dijo aquéllo era cómo si le pudiera leer la mente aunque no había pensado en eso hasta que lo comentó pero no dijo nada, tendría que aguantarse el molestar a sus hijos y amigos.

 

-Si estoy lista para conjurar lluvia- respondió.

 

Se le daba mejor la práctica, algunas veces, y esperaba en esa clase fuera igual.

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Al hacer un esfuerzo Mel recuerda haber visto a aquella mujer en su clase de Legilimancia, por un breve período. Ella, por otro lado, sí que parecía reconocerla y no entiende de dónde: incluso, cuando menciona reuniones, no cree atar cabos con propiedad. Después de todo, Mel no es una persona que asista a reunión alguna, salvo quizá los eventuales viajes que pueda realizar con Richard, la recepción de órdenes en el departamento de misterios o la manera en cómo suelen estar todos juntos, conversando, comiendo o riendo en la casa de los Moody.

 

Sin embargo, no desea ser grosera, así que no dice nada más que "Actitud".

 

Cuando ella les hace una pequeña demostración de aquello que pueden lograr, Mel sólo asiente de forma casi imperceptible y poco después, se encuentra haciendo los ejercicios que harán que se habitúe a utilizar ese tipo de magia en no-mucho-tiempo.

 

De hecho, cuando escucha la explicación, siente que está de acuerdo con ella, así que tampoco tiene mucho sentido intervenir. Desde siempre, ha entendido lo ligada que está la naturaleza, su equilibrio vigente, al clima circundante. No quiere aprender del ramo para jugar, si no para ver cosas más allá y descubrir por sí misma las adversidades, usos y posibles consecuencias de cada parte de su influencia. No hay nada que valga la pena agregar; aquello que no entienda probablemente lo aprenda aplicándolo y no habrá explicación posible que la prevenga de sus peores errores. Es un patrón común que ha seguido a lo largo de su vida: ensayo y error.

 

Cuando Potter Blue les pregunta si están listas para hacer lluvia, no detiene los ejercicios que les ha mandado a realizar (para la muñeca) si no que vuelve a asentir. Se supone que la primera en intentarlo será Ivashkov, sin embargo, al final las indicaciones de Potter Blue suenan más bien a que van dirigidas al conjunto, de forma que Mel asume que han de intentarlo todas sin demora. Agradece que aunque larga, la explicación de la bruja haya sido bastante gráfica: le facilita muchísimo las cosas.

 

Al inicio, se concentra todavía en terminar un "régimen" de al menos veinte repeticiones de los ejercicios que les diera antes. Una vez ha concluido con la mayoría, decide que está lista, por lo que agita a Meows realizando el movimiento circular que viera antes y susurrando "Meteolojinx". Se supone que el desplazamiento no debe ser brusco (así lo entendió) pues han de empezar con una ligera llovizna. Sin embargo, Mel se encuentra a sí misma esperando, sin que nada suceda, poco antes de que Meows, fiel a su hábito de realizar cosas de lo más inesperadas, suelte un sonoro estornudo.

 

Y no es que esté fuera de lo usual el que su varita suelte uno que otro estornudo, pero es la primera vez que la avergüenza frente a desconocidos. Mel prefiere ignorar el hecho, consolándose con la idea de que sin duda nadie notó el incidente debido a encontrarse concentradas en su propia magia. Rogando para que no suelte un sonido peor, Mel lo intenta por segunda vez y en aquella oportunidad, logra algo muy similar a una llovizna. Tan sólo, es que parece ser casi una lluvia por un sector y una garúa demasiado fina por otro.

 

—Ah...

 

A medio camino entre suspiro y signo de preocupación, tal exhalación delata que Mel está preguntándose qué fue lo que hizo mal.

 

Su chubasquero ya está mojado pero es efectivo pues dentro se está en perfectas condiciones. El calarse la capucha sí había tenido sentido después de todo: asume que al menos eso sí lo hizo bien. Por otro lado, con respecto al hechizo, sólo ha probado con el movimiento más simple y espera no haber interrumpido pero al ver las diversas posibilidades existentes, se pregunta si tiene de verdad tiempo suficiente para aprender como es debido...

Editado por Melrose Moody

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Alessandra escuchó con atención comcómo Sagitas le respondía a Leah sobre que si podía hacer llover en todos lados y eso la emocionó mucho. Podía hacer llover dentro de su negocio Moco de Troll ya que vendía algunas plantas tanto medicinales cómo también tentáculas y varias más.

 

Dejó de mover sus muñecas en círculo y se le quedó mirando a la Potter Blue cuándo habló de que había estado en la luna.

 

- Vaya, la Luna genial- fue la primera vez en toda la clase que decía algo bastante largo - pero bueno en la Luna no creo que puedas hacer llover por la falta de Oxigeno- le dijo a Sagitas.

 

- Quiero decir es lo que leí una vez hace mucho-dijo no muy segura de recordar en dónde.

 

Rápidamente Sagitas llamó a la directora de la Universidad por ser la primera en aceptar bailar, Alessandra se alejó un poco para darles espacio a la demostración pero mientras que ella estaba muy tranquila lejos de la locura de la profesora boqueo al escuchar que debían pintarse la cara cómo los nativos de esa época y ponerse cascabeles en el tobillo. Se mordió el labio con mucha fuerza para evitar reírse pero se terminó atragantado y tociendo a causa de la risa.

 

Tocio un rato y al final tuvo que aclararse la garganta para prestar atención a lo que Sagitas hacía y decía porque algo le decía que ella también tendría que hacer eso después. Mientras escuchaba lo que decía la profesora fue repitiendo los hechizos, lo único que le faltaba era que terminará haciéndolo mal y realmente un rayo le diera en la cabeza.

 

Los ojos de la rubia brillaron con emoción al ver la demostración de Sagitas, la adrenalina corría por sus venas ansiosa de poder poner sus conocimientos a prueba.

 

Alessandra había estado tan consentrada en su profesora que no había visto a su otra compañera realizar la muestra de Sagitas hasta sentir que agua le salpicaba en la cara, al ver que habia logrado realizar la lluvia penso que era mejor hacerlo ella tambien o sino desaprobaria por no haber hecho nada.

 

Realizo los movimientos de muñecas unos segundos mas mientras trataba de imitar la danza que habia demostrado hace segundos antes, tomando su varita de Vid susurro.

 

-Meteolojinx-

 

Habia pensado en todo momento una garua pero en vez de eso un fino simir caia a su al rededor, lo bueno era que al menos algo salio y que no se habia puesto el chabusquero por lo que no se iba a mojar mucho y lo malo era que esperaba un poco mas que eso.

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