Libro del Equilibrio~

[Athena Rouvas]

―La perseverancia es una gran virtud.

 

―Ya lo creo, y la valoro más de lo que imaginas.

 

En su mano sostenía el pergamino con los nombres de los anotados al curso del Libro del Equilibrio del presente mes.

 

―Es un desafío diferente, ambos ya han tenido la experiencia, solo les ha faltado algo mínimo para poder tener el control total. Dominan una gran parte, o al menos eso recuerdo.

 

―Entonces ahórrate una parte del camino.

 

* ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *

 

La última frase del Guerrero Uzza aún le daba vueltas. En realidad ese no era mucho su estilo, dar algo por sentado solo porque la persona ya lo vivió en un momento de su vida. No, se tendrían que esforzar desde el principio, o solo demostrar con más creces que estaban en un buen punto con todo lo que el libro conlleva. No iba a dar pies a tras en su regla de sacar hasta lo más recóndito de cada alumno para que así valore más el momento en que se vincula con los hechizos y con esa magia tan particular y puede dar rienda suelta a su utilización.

 

Por lo demás, pensaba partir a la más vieja usanza, y también dirigirlos a un lugar conocido pero no siempre explorado.

 

Envío un pergamino a cada uno con indicaciones claras sobre llevar ropa cómoda, el Libro en algún lugar, los amuletos, y si los deseaban utilizar los objetos de los libros previos, ya que son bastantes y a veces resulta cancino llevarlos todos colgando en el cuello; algunos han encontrado mejores maneras de portarlos. Y también mandó una pelota gastada y algo roída que haría parte de de un traslador para que así fuera más expedito y no hubiese riesgo de que se extraviaran por el camino. Al final del papel indicaba la hora en que el traslador funcionaría.

 

Ella por su parte ya estaba en Hogsmeade, concretamente en la casa de los gritos. La madera rechinaba por cada peldaño que subía en la escalera y se escuchaba el ruidito de los insectos o animales pequeños que corrían creyendo que algo desconocido andaba cerca.

 

Los esperó en el segundo piso, justo allí debían aparecer... pronto.

 

Y en efecto, así fue. Un poco de polvo revoloteo al llegar ambos magos y comenzar a moverse en el espacio. Rouvás no pudo evitar llevar la mano a la boca y toser hasta que medio se acostumbró al ambiente. Cuando notó que ya estaban más adecuados al lugar, porque era silencioso y pese a que no llegaba demasiada luz desde afuera se lograba distinguir bastante bien cada espacio y cada persona, fue que habló.

 

―Bienvenidos a ambos. Me alegra que se animaran una vez más a tomar la clase. ―De Keaton tenía la imagen muy vívida del último tiempo, pero a Amelie la recordaba del año anterior, así que debía encontrar un punto de equilibrio entre ambos. ―Me presento, o vuelvo a hacerlo, Athena Rouvás, instructora de la clase. Los recuerdo a ambos así que son libres si quieren presentarse entre ustedes. ―Porque no estaba segura si ellos se conocían. ―Obviamente haremos una pequeña introducción antes, solo para refrescar la memoria un poco respecto a lo que tenemos con este "Equilibrio".

[Keaton Ravenclaw]

¿Era en serio? No pudo más que poner una cara de fastidio al escuchar las palabras de Athena cuando ésta les indicaba a él y a Amelie que darían un repaso introductorio para ver que todo estuviera en orden. A aquella mujer la iba a terminar odiando, y no por el hecho de reprobarle, que vamos, era enteramente culpa del ojiverde, pero si por el hecho de que fuera de nuevo de ceros en cada una de sus clases desde... ¿cuántos intentos llevaba ya? ¿Introducción con dos personas que ya habían estado en la clase más de una vez? Era un verdadero fastidio. Pero la culpa la tenía él por reprobar de nueva cuenta, era su culpa el no haber asesinado a la mujer y así poder hacer que alguien más, con una visión diferente diera la clase... tal vez el problema fuera ese, no lo sabía.

 

―Vamos, Athena, ¿en serio presentaciones? ―Dijo sin miramientos con una voz un poco alta que hizo caer un poco de polvo del techo de la Casa de los Gritos.

 

El vampiro apretó la pelota que le había hecho de traslador hacía unos momentos, y esto era solo para liberar el estrés que se estaba generando en su interior. Debía controlarse, pero es que no podía. El Ravenclaw entendía a la perfección que para Athena también fuera frustrante el hecho de, al menos, verlo a él de nuevo, desconocía los motivos por los cuales Amelie no había pasado, ni cuantas veces lo había intentado, pero es que la Rouvás debía poner en tela de juicio si su método era el equivocado. En lo particular, al Animago le había encantado la clase anterior, la chica había salido de sus estándares, y si no hubiera sido porque él estaba un poco abrumado por cosas del Bando, habría sido genial la clase... ese, ese eral tema, igual bastaba con pedir eso a Athena, mas que cambiar de persona. Suspiró.

 

―Athena, la clase anterior que tuvimos me gustó muchísimo más, de verdad, la aventura dejando un poco de libertad al alumno fue genial, un excelente método de enseñanza, ¿por qué no repetirlo? En esa ocasión no hubo nada introductorio, llegamos de llenos y creeme que aprendí más que mis anteriores intentos ―Dijo a modo de observación y muchísimo más calmado. Total, nada perdía con intentarlo, y si obtenía una negativa, entonces ya vería qué hacer.

[Sapphira Black Lestrange]

La vampira volvía a tener que presentarse a una clase del libro del equilibrio ya que la última vez que la curso no había podido aprobarla y también recordaba que aquella vez la habían enviado a una clase que ya iba por la mitad de cursada y eso no le había gustado nada, había pasado ya varios meses desde que esa última que asistió a la clase de libro.

 

Según las instrucciones de la profesora no veríamos en la casa de los gritos y nos había enviado una pelota vieja y degastada que servía como traslador , llevaba ropa cómoda , tenía el libro del equilibro en las manos y en el monedero de piel de moke llevaba los amuletos de todos los libros por si llegaba a necesitarlo y toca la pelota con la manos y enseguida todo a su alrededor comienza dar vueltas hasta de golpe toca piso y se encuentra frente a la casa de los gritos

 

Al entrar a la casa de los gritos el polvo volaba por todos lados y daban ganas de toser un poco y cuando llegue al segundo piso puedo ver a la profesora y al compañero que también cursaba el libro y podía ver que Keaton no estaba nada contento , al parecer él también debía volver a cursar el libro y la profesora nos pedía presentación pero eso era algo que no era necesario , la profesora ya nos había dado la clase en otra ocasión y a Keaton ya lo conocía porque integrábamos la misma familia

 

-No creo que sea necesario presentación con Keaton ya nos conocemos y uds profesora ya no ha dado clases en otra ocasión ya nos conoce

[Athena Rouvas]

―Eso vendrá más tarde. ―Respondió observando a Keaton. ―Sino estaríamos en un aula en la Universidad en vez de estar aquí, pero lo considero necesario pues Amelie estuvo en esta clase hace bastantes meses atrás y no puedo estar segura si aún recuerda bien cada cosa que contiene el Libro, o si en su defecto lo siguió practicano, no es como en tu caso que se que estás bastante avanzado. Se que estoy deteniendo un poco pero no puedo llevar a alguien a tientas.

 

Esperaba que entendiera ese punto, pues su trabajo no es solo evaluar lo que ya saben sino también enseñar. No les tomaría demasiado tiempo, era más que nada una especie de recordatorio rápido para que no olvidaran cosas esenciales al momento de tener que utilizarlas.

 

―Como se repite en los textos anteriores ―Se aclaró un poco la garganta. ― este libro también se divide entre hechizos y objetos de distintos usos que tienen una especie de equilibrio entre ellos. La muerte con el Cinaede contrarresta con la presencia de un amuleto de resurrección. El fuego y el hielo en los ataques, etc, la vida en su mayoría está contrapuesta con dos fuerzas que necesitan están niveladas para coexistir. Supongo que recuerdas más o menos en cual consiste cada uno ¿cierto Amelie? Las flechas de fuego que puede ser sanado con un Aguamenti. La Arena del Hechicero para cegar a tu adversario, ojo que no lo imposibilitas de atacar, solo quitas el que pueda ver a su objetivo. Las Semillas de Hielo para congelar a personas y criaturas (excepto por aquellas que provienen de sombras), y finalmente el Cinaede que te puede llevar a la muerte con apenas aspirar un poco, el ahogamiento es tal que incluso puedes olvidar que un simple Anapneo puede salvar tu vida.

 

Llegaría hasta allí pues confiaba en que la mujer recordara la manera de ejecutar cada hechizo. A menudo algunos magos o brujas continúan practicando las enseñanzas de los Libros pese a no superarlos solo para no olvidar lo aprendido y para intentarlo nuevamente más adelante.

 

La casa de los Gritos, al contrario de su nombre está en un silencio sepulcral, hasta le pareciera que su voz retumbó un poco dentro de la habitación en que están. Desde afuera tampoco llegan mayores ruidos pese a que el pueblo de Hogsmeade no está tan distante y que el camino es relativamente accesible para aquellos curiosos que siempre tienen el valor de acercase. Pero hoy no; parecer ser que este día todos decidieron mantenerse ocupados en otros asuntos, además dicha casa no tiene dueños conocidos que se sepa, solo está allí desde que se tiene memoria, desde que los Merodeares la utilizaran para sus salidas nocturnas.

 

―Y bien ¿que dicen si la exploramos un poco? No es demasiado grande pero pueden tener sorpresas en algunas habitaciones.

[Keaton Ravenclaw]

El Ravenclaw escuchó con fastidio a Athena. Aquella introducción parecía más como una clase a niños de preescolar y no precisamente la que se tenía que dar a dos magos ya experimentados que estaban tomando una clase en la Universidad Mágica. El chico se planteó si realmente la Rouvás hacía caso a las indicaciones de los Uzza o solo se plantaba allí por el poder que ejercía ante sus alumnos. En otras sesiones anteriores entendía que tal vez a la chica él ya no le cayera muy bien, pese a que perseveraba en tratar de culminar el aprendizaje del Libro, pero ahora que estaba ante otra estudiante diferente a él... ¿qué pasaba?

 

Al fin la mujer terminó de hablar y sugirió que exploraran la casa para ver qué encontraban, sin embargo, con lo que no contaba era que Keaton y Amelie se habían puesto de acuerdo desde la Mansión Black Lestrange para poderse divertir un poco más en la clase. Finalmente Athena debía de ver que fueran capaces de dominar los hechizos y los objetos del Libro, ¿no? Pues eso era lo que vería, a partir de ahí, se toparía con dos mortífagos a los que les gustaba mucho jugar. El Animago sacó su varita mágica de cerezo y empezó a juguetear con ella entre sus dedos mientras posaba su mirada en Amelie.

 

―Bueno, bueno, aquí la cosa es, Athena, que nosotros traemos nuestros propios planes. Queremos divertirnos un poco, probar los hechizos del Libro y que veas que los dominamos, pero a nuestra manera. Espero no te moleste ―Musitó con una sonrisa burlona en la cara ―Amelie, ¿comenzamos? ¡Flechas de Fuego! ―Soltó el Ravenclaw mientras apuntaba al techo de donde se encontraban. Al tacto de los filamentos con la madera vieja de la Casa de los Gritos, éste última se comenzó a prender, y a los pocos segundos, tuvieron que correr los tres para evitar que los tablones incendiados les cayesen encima.

 

Pobre de Athena, estaría en medio de un juego de dos mortífagos, y aunque tanto Amelie como Keaton, no supieran que la Rouvás era una integrante de La Orden del Fënix, sí que sabían que no era parte de La Marca Tenebrosa ni aspirante, por lo que aquello la convertía en enemiga. Desde luego que ambos sabían que Athena no cedería a sus juegos tan fácilmente, pero es que no le quedaba de otra. Keaton había aguantado a la chica más de seis meses, por lo que se había cansado de los métodos de enseñanza de la mujer, así que se había buscado una cómplice para jugar y divertirse a sus anchas, y Amelie, su tía y mortífaga, sería perfecta para ello.

[Sapphira Black Lestrange]

La profesora nos daba una introducción sobre el libro y sus poderes y aunque era cierto que hacía varios meses que había reprobado esa clase , tenía el libro para poder leer todo lo que el contenía , lo que necesitábamos era practicar los hechizos , ya que eso era lo no ayudaría a aprobar la clase ver que éramos capaces de poder dominar los hechizos y poderes que no otorgaba este libro , mi compañero estaba algo enojado por la manera que quería dar la clase la profesora y quería divertirse un poco practicando los hechizos del libro y yo le sigo el juego.

Mi compañero quería comenzar con todo practicando los hechizos en el juego , un juego que quemaba a decir verdad porque utilizo las flechas de fuego y apuntaba el techo , mientras el techo se desmoronaba y se prendía fuego todo alrededor , algo que note que en el pequeño alboroto perdimos de vista un poco a la profesora, pero fuego también debía ser controlado así que la vampira agarra el frasquito de vidrio que tenía colgado en el cuello y contenía una diminuta arena de color plata , que eran las semillas de hielo y la extiende por el lugar donde estaba el fuego y veo como la superficie se convierte en hielo y sabía que esas semillas podían abarcar hasta 100 m2.

- Espero no haber congelado a la profesora con las semillas

[Keaton Ravenclaw]

El ojiverde miró con diversión cómo Amelie sacaba un poco de las Semillas de Hielo y las esparcía por el lugar. Lo que no contemplaba era que el hielo le alcanzara, por lo que tuvo que dar algunos brincos bastante graciosos para evitar que la parte baja de su capa de viaje se congelara, o peor, quedar anclado al suelo y no poderse mover con rapidez. Así mismo, como bien Amelie había dicho, esperaba que la Rouvás no hubiera quedado atrapada en aquella capa de hielo, por que ¿quién seguiría con el curso? La Black Lestrange, por que Keaton podía ver, no había olvidado lo que aquel libro enseñaba, así que al menos esperaba que la profesora no siguiera con la idea de dar introducción.

 

―¿Athena, estás bien? ―La verdad es que no le preocupaba el estado de la mujer, sino que no quería una investigación en su contra debido a que esta quedara muerta por el hielo ―Bueno, en fin, Amelie, ¿qué te parece si ponemos en práctica el Anillo Antiveneno y el Cinaede? ¿Te parece su me atacas con el hechizo y yo me protejo de éste con el Anillo? ―Sugirió el vampiro poniéndose el objeto en el anular de la mano derecha, así cuando el gas del Cinaede le diera... bueno, ya se vería, la teoría era muy bonita y todo, pero a veces en la práctica no todo salía igual.

 

El Black Lestrange se estaba divirtiendo, debió de haber hecho aquello desde la primera vez que reprobó. Debió de él tomar las riendas de la clase y darle un giro divertido a todo aquello, así, de alguna manera, practicando los hechizos y mostrándole a Athena que los dominaba, no le quedaría más remedio que abrirle la prueba y vincularse al fin con el Libro aquel. Y es que no se quejaba de los poderes de éste, al contrario, le agradaban bastante, pero es que sencillamente la cátedra le aburría. Esperó pues a que Amelie le atacase, así, ella también desmotraría que sabía usar el Cinaede.

[Athena Rouvas]

―Si quieren destruir el lugar me parece biem, pero más les vale que luego lo dejen todo tal cual estaba o no tendrán donde realizar la prueba y por ende no podrán rendirla. ―No era una amenaza, solo una sugerencia si es que deseaban llegar a esa instancia. ―No tengo contemplado llevarlos a otro sitio, así que será mejor que cuiden un poquito el entorno o tengan ya pensado como repararán lo destrozado.

 

Tuvo que deshacerse de la capa de viaje pues se había congelado en la parte baja ¡Maldición! No era su favorita pero le tenía bastante aprecio. Quedó tirada en un costado cerca de la ventana, lugar donde había llegado pegando unos leves brincos hacia atrás para escapar luego también de pronunciar en voz muy baja un Salvaguarda Mágica, hechizo del Libro de la Fortaleza que la hizo por un instante intangible, claro que la duración es tan corta que no logró salvar la prenda que terminó congelada.

 

Escucha con atención lo que Ravenclaw sugiere hacer a continuación. Vaya, el último tiempo a sido en vano si pretende detener el Cinaede con el Anillo; este es útil con la mayoría de ella, pero con el Cinaede no actúa demasiado bien. Es de esos venenos extraños que actúan de manera diferente, sin embargo no menciona nada pues pronto Keaton lo comprobará de primera mano, espera que recuerde como quitarse los efectos de encima pues debe ser aplicado rápido, antes que el veneno pase de la sangre a los sistemas que mueven el cuerpo. Tiene un par de memorias algo vagas, pero cree recordar que él no es un humano, de todas maneras el Cinaede tiene sus maneras de llevar sea quien sea rumbo a la muerte.

 

Todo quedaba en Amelie, si al final seguía la sugerencia de lo siguiente a hacer o no.

 

Por lo pronto se quedó en el mismo sitio observando la escena con la varita en mano, porque no pensaba intervenir pero ellos no parecían estar considerando otra cosa que la "diversión" del momento pero si se les salía de las manos entonces si tomaría las riendas nuevamente, al fin y al cabo, se supone que ya dominan bien cada hechizo y cada amuleto y este es solo un paso protocolar antes de llegar al final.

[Sapphira Black Lestrange]

Las semillas de hielo habían funcionado bien y habían apagado el fuego que inicio Keaton con las flechas de hielo pero también tuvimos que corrernos lo más que pudimos para que no, nos alcanzara ya que sí que cubría gran superficie y casi nos alcanzó , pudimos ver que la profesora estaba un poco cabreada por nuestras acciones y aunque al parecer se había protegido , el hielo había llegado a tocar un poco de su capa.

Enojada porque habíamos destruido un poco la casa de los gritos y no tendríamos lugar donde practicar los hechizos , pero acaso no éramos magos y teníamos la varita y con un movimiento podía arreglar los destrozos y escuchando a Keaton de lo siguiente que haríamos para seguir practicando los hechizos , me propuse que lo envenenara con un cinaede y que él se protegiera con el anillo anti venenos pero según leí servía para venenos comunes , con el cinaede no sabía lo ayudaría pero sabía que si no llegaba a funcionar debida utilizar un anapneo enseguida.

- Estas preparado Keaton le avise para que estuviera listo en cuanto lanzara el hechizo y enseguida levanto mi varita y digo – Cinaede sabía que ese hechizo producía un gas invisible que penetraría en la vías respiratorias cortadolas para luego pasar a la sangre y que le provocaría la paralización del sistema nervioso y circulatorio y no quería pensar lo que pasara después si no se actuaba , por la dudas la vampira tenía su varita preparada por si era necesario usar anapneo

[Keaton Ravenclaw]

Al menos Athena estaba bien, solo la parte baja de su capa había salido dañada, pero nada deque preocuparse, a menos claro que la bruja no tuviera en qué caerse muerta, entonces si, desde luego, tendría que hacer grandes esfuerzos por comprarse una, porque parecía, según las palabras de la mujer, que creía que la magia la tenían de adorno. Era una verdadera lástima que la Rouvás no perteneciera a las filas de La Marca Tenebrosa, por que si bien era increíblemente fastidiosa, si gozaba de talentos que pocos magos podían adquirir o desarrollar, finalmente era una Ravenclaw, pero lo que le impedía todo aquello era su traición a la Sangre. Todos eran de las misma calaña.

 

Amelie entonces le preguntó al ojiverde que si estaba listo, y por unos breves segundos, y debido a que se había quedando pensando en lo anterior, se preguntó a qué diablos se refería su tía, pero rápidamente le volvieron las ideas a la cabeza y asintió con la cabeza esperando el ataque. La Black Lestrange entonces lanzó el hechizo, y el gas aquel, invisible a simple vista, penetró de lleno en sus vías respiratorios. Keaton maldijo por lo bajo, en Anillo Antiveneno entonces, no funcionaba con los efectos causados por los Pétalos de Pensamientos. El efecto no fue muy fuerte, por lo cual Amelie no debía de ser de más del Nivel XIX, así que el mortífago rápidamente agitó su varita mágica y dijo:

 

―¡Anapneo! ―De inmediato el gas quedó anulado y sintió cómo sus vías respiratorias se liberaban. Sonrió, al menos con aquello había aprendido, tal vez, que el Cinaede y los Pétalos de Pensamiento, no eran venenos comunes como los de una Viuda Negra o una Araña Violinista, sino que iban un poquito más allá ―Bien, hemos aprendido algo, el Anillo Antiveneno no sirve contra este veneno ―Comentó ―Tía querida, ¿te parece si ahora probamos la Arena del Hechicero? Pero ahora te toca a tí sentir los efectos, ¿te parece? ―Pero la verdad al Black Lestrange le dio igual si la Directora de Criaturas estaba de acuerdo o no, alzó su varita y... <<¡Arena de Hechicero!>> Pensó y de inmediato aquella arena se quedó suspendida en el aire y le dio de lleno a los ojos de la mujer.

 

Estaban usando los hechizos. Aquello los dejaba con lo necesario para la prueba, ¿no?

Editado 15 de Mayo del 2018 por Keaton Ravenclaw