~*Castillo de la Familia Peverell*~ (MM B: 111383)

[Lisette Ryddleturn]

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Tenía muy poco de haber llegado pero parecía que solo poner un pie en el pueblo y todo se había convertido en un caos generalizado que la verdad, había terminado por asustar a la Ryddleturn que había corrido a guarecerse.

Solo por las miradas de los magos y brujas que estaban por las calles, se dió cuenta de que la situación era grave y por lo tanto tenía que encontrar un refugio; y el mejor que tenían en aquellos momentos o al menos, el que se encontraba más cerca desde su perspectiva y posibilidades, era el de su futura cuñada.

Afortunadamente los árboles la reconocían como parte de la familia por lo que pudo pasar entre los pinos que se cerraron detrás de su paso; el puente que permitía atravesar la fosa hizo lo propio para que la chica de campo pudiese llegar hasta la puerta y no se detuvo a tocar: siendo parte de la familia, ya tenía su copia mágica de la llave así que solo ingresó y colocó el seguro.

-Chicas!!

Las llamó con alarma conforme comenzaba a sacar la varita y la sacudía para que todas las ventanas se cerrasen, los cristales se reforzasen y las cortinas se corriesen.

A Ashley no le iba a gustar pero de buena fortuna, la chica tenía velas mágicas y luces por todo el sitio.

[Ashley Peverell]

-¿Qué sucede?

La joven brujita había llegado corriendo desde las cocinas donde se había estado preparando un muy buen desayuno, lleno de proteínas, vitaminas y todo lo que requería una chiquilla de su condición para estar saludable y preparada para todas las eventualidades correspondientes, que últimamente el pueblo parecía sumamente activo y la Peverell no estaba segura de si era que se iba a acercar alguna especie de festival, pero ella quería estar preparada.

Pero la mirada angustiada y celeste de la Ryddleturn le decía que no era así, que no era algo de celebraciones o alegrías lo que la había hecho acudir tan rauda para llegar a su lado y la manera en la que veía que se apretaba las manos solamente dejaba a la rubia todavía más inquietaba más que si hubiera llegado gritando.

-Lisette ¿qué pasó?

Le preguntó acercándose a la otra rubia.

-¿Te ha pasado algo?

[Sagitas E. Potter Blue]

Lo prometido era deuda. En su día le dije a mis hermanas que le contaría cuentos y, por un motivo u otro, nunca les había hecho partícipes de los tesoros de la Cuenta-cuentos. Tesoros peligrosos, eso sí. Nunca se sabe qué puede salir, qué puede contar y qué puede suceder si no se sujetan bien las historias... Hacía tanto tiempo que había encerrado y precintado la maleta que ni sabía si se habrían mantenido vivos todos aquellos recuerdos de alguien. Al fin y al cabo, vivían de la energía de los otros, que iban chupando para ir creciendo. Por eso había abandonado el papel de Cuenta-Cuentos...

 

Pero mis hermanas querían saber qué era y, además, ya no era aquella niña tozuda sin magia. Ahora había crecido, en edad y en poderes mágicos. Seguro que podría controlarlo. Intentaba estar seria para controlar todo, pensando bien en lo que recordaba del poder de la maleta. Pero es imposible mantenerse seria cuando tu hermana no te abre la puerta porque te confunde con una vendedora ambulante de escobas.

 

-- Que soy yo, mujer... -- susurré, intentando esconder la risa.

 

Pero entonces... Algo ocurrió. No sé lo que es ni lo que fue ni cómo ni cuando, sólo que, de repente, algo me golpeó y me tiró de la entrada de la mansión Peverell y me apoyé en los adoquines de la calle. Un mago cegato casi me da una patada al no verme.

 

-- ¿Qué hace en el suelo, mujer?

 

-- Pues mendigar, buen hombre, deme un mendrugo de pan.

 

-- ¡Largo jovenzuela! En Ottery no permitimos holgazanas.

 

Sonreí levemente hasta que me di cuenta que me dolían los huesos. ¿Qué había pasado...? Me levanté y avancé hacia la barrera de pinos. Los árboles me impedían el paso... Ahora sí que me enfadé.

 

-- ¡Demonios, muchachas! ¡Qué soy hermana! Que me dejé antes la maleta y...

 

¡Las defensas! ¿Habrían actuado contra la Cuenta-Cuentos por creerla peligrosa? Intenté avanzar pero las ramas se entrelazaban y no dejaban ni un resquicio para atravesarlas.

 

-- ¡Hayaaaa! ¡Aaaash! ¡¡No toquéis la maleta!! ¡¡Qué la maleta no se abraaaa!!

 

 

 

OFF:

 

Sí, una manera rara de enlazar desde octubre de Halloween a casi San Valentín, pero yo soy así de ... ¿genial?

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame se estaba sobando la parte de atrás del cuello al bajar las escaleras del castillo donde habitaba su hermana con el pensamiento de que las cosas quizás estaban yendo demasiado rápido y de manera muy brusca; apenas y todos estaban teniendo tiempo de reaccionar apropiadamente y eso frustraba en cierta manera pero no había nada que pudieran hacer al respecto...

Por ahora.

La mujer de cabello rojizo se hizo hacia atrás este para entonces, escuchar un alboroto no solamente en la sala principal sino también en el exterior, terminando por fruncir el ceño y hacer los últimos escalones a las prisas para correr una de las cortinas y asomarse a los jardines delanteros

Su hermana tenía un encantamiento para poder ver a través de los muros que verjaban los jardines internos al castillo y tener la seguridad de vigilar todo lo que ls rodeaba; y por ello no le fué difícil ver que a la distancia, los árboles de pino empezaban a hacer un alboroto con su encantamiento para permanecer sellados con firmeza y peor aún, unos pocos otros pinos que no formaban parte del muro de arboles ahora parecían correr? deslizarse? para hacer fuerza con los demás o quizás, movidos por la curiosidad querían ver al "invasor"

-Oye Ash... no es que quiera interrumpir lo que sea que las acongoje en estos momentos...

Dijo despacio la Snape parpadeando un poco

-Pero parece que alguien se quiere meter a la Peverell y no es precisamente el calamar que tienes en el lago familiar- comento y alzó el dedo indice para moverlo y señalar suavemente a donde se hacía la bulla

[Sagitas E. Potter Blue]

Temí que mis gritos no llegaran a la mansión. Al fin y al cabo, yo no era una asidua a esta mansión, había venido muy pocas veces ahora que se había levantado y nunca en la versión anterior, con los otros fundadores. Suspiré mientras tomaba aliento para una segunda tanda de agresión a la maleza que se interponía en mi paso. Bueno, no sólo era la maleza, también los árboles empezaban a apiñarse haciendo una férrea barrera contra mí.

 

-- ¡Demonios, que soy de la familia! ¿Es que no me reconocen?

 

Bueno, puede que aún no, ¿cuántas veces había venido allá? ¿Una? ¿Dos veces?

 

-- Venga, necesito recuperar mi maleta. La dejé en la entrada y... -- ¡era cierto! -- es peligrosa. Espero que nadie intente abrirla.

 

Algo en mi interior empezaba a asustarse. ¿Cómo es que no había tomado mil precauciones para sacar la maleta maldita de la protección en que la guardaba durante todo este tiempo? ¡Me había creído capaz de usarla que ni se me había ocurrido que se podría romper una asa o que alguien la intentara robar o que... como ahora... que las defensas de la mansión detectaran lo malévola que era y la hubieran bloquedao.

 

-- ¡Oh, no, no vayáis a manipularla! ¡¡Hayameeee!! ¡Aaaaash!

 

Mis gritos empezaban a reflejar miedo. Sin dudar, extendí las manos e intenté tocar el árbol que me cerraba el paso, el que estaba más cerca. Lo rocé, sí. Si lo hubiera podido tocar bien, le podría haber obligado a reconocerme como sacerdotisa natural y, tal vez, me dejara pasar. Pero las lianas de la hierba rodearon mis manos y me las inmovilizaron. Tironeé de ellas, sintiendo cómo apretaban a medida que más me debatía.

 

-- ¡Malditos! Un lazo del diablo es trampa, leñes. ¡¡Hayameeeee!! No abras...

 

Una luz abrasadoramente fría se extendió por los terrenos y nos alcanzó. Durante unos segundos, pareció que el tiempo se había detenido y congelado. Yo misma sentí que se me enfriaban los pulmones y temí que aquel era el momento en que iba a fallecer por falta de oxígeno. Tal como empezó, acabó. Las lianas se partieron como si fueran hielo seco y caí al suelo.

 

Aturdida y dolorida, sólo estaba segura de una cosa.

 

La maleta se había abierto.

 

-- ¡Las Historias se han escapado!

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame continuaba asomada hacia el exterior del castillo que su hermana tenía más que arreglado y listo para la recepción de visitas (al menos las deseadas por supuesto) y que terminaban de limpiar, pero aún así el movimiento en el exterior era algo que no se esperaba en aquellos momentos.

Y menos cuando toda aquella magia a la distancia parecía haberse convertido en un estallido de energía que se había disparado en todas direcciones, haciendo que los ojos rojos de la mujer se abriesen como platos y pegase un grito de sorpresa, terminando por saltar y tirarse al piso cubriéndose la cabeza con las dos manos y una buena expresión de susto.

-PECHO TIERRA!!

Chilló con fuerza y los ojos redondos y blancos por el susto recibido, creyendo que de alguna manera reconocía aquel poder y los colores que había percibido pero al mismo tiempo, sin poder creérselo del todo; porque quién en su sano juicio podría decir que Sagitas se la liaría en plan de los antiguos contra las protecciones de aquel sitio que todavía guerreaba con las mujeres tanto o más como ya lo hacía la propiedad de Lisette Ryddleturn cada que intentaban acercarse a domarla?

-Madre de todos los pinares... ASH!! lo que pusiste en los límites son pinos o son las primas de mis Carnivoras en version gigante?? creo que se estan queriendo comer a alguien!!

[Ashley Peverell]

La chica continuaba con el ceño fruncido y preocupada ante las palabras que le había estado dando su futura cuñada y por la cara que ponía al respecto de las noticias que le iba dando de los últimos acontecimientos mientras que iba realizando el hecho de que evidentemente, cualquiera de las consecuencias que sucedieran a partir de ahora por evidente manera tendrían que afectar a todos los ciudadanos de los pueblos mágicos que formaban parte de los reinados de gran bretaña y de sus majestades a quienes los magos y brujos también les debían respeto, después de todo magicos o no seguían viviendo en sus tierras.

O al menos eso era lo que le habían estado enseñando en las clases de historia y no quería pensar que todas aquellas enseñanzas estaban erróneas pero lo mejor sería investigar más tarde acerca de qué tan fiables eran las fuentes de sus maestros personales, por el momento lo único que podía hacer era voltear con un fuerte movimiento de su cabellera por la voz de su hermana mayor que se había arrojado al piso como un bulto y los labios de la hermosa niña se abrieron sin entender mucho de lo que decía.

-Pero hermana ¿a qué te refieres con estas cosas?

La cuestionó pero los ruidos indiscretos del exterior la hicieron agarrarse las largas faldas y correr tan rápido como podía hacia alguna de las ventanas para poder asomarse hacia afuera, para ver a través de los mágicos muros que rodeaban el castillo y que como quiera la dejaban de ver hacia la distancia como los árboles se habían bolita para retener a una persona sin que pudiera penetrar sus defensas.

-¿De quién se trata?

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame emitió un nuevo chillido pero esta vez, apretó los ojos y se aferró más la cabeza mientras que las ventanas del castillo vibraban por la fuerza de la magia expelida por aquella maleta que se le había caído a la persona a la lejanía.

Como era posible que Ashley no estuviera siendo consciente de que todo ese poder iba a terminar golpeándola o peor, haciéndole algún daño!!? tenía que estar bien loca, así que sin pensarlo le pilló una patada en los tobillos a la niña rubia con toda la malévola intención (o mas bien, con la cuidadosa intención) de hacerla caer y que no se hiciera más daño del que probablemente se produciría por algún resquebrajo de ventanas sostenidas por los muros

Y es que solo Sagitas sabría la fuerza de sus historias que hasta donde ella sabía, no eran precisamente de las light o ligeritas y por eso tan mágicas y el que atrajesen a tanto público en su tiempo

-Maldita sea Ashley Peverell, que quieres que se te incrustre algo o que!!?

Le soltó abriendo un ojo de lado para ver a su hermana menor que seguramente no la iba a estar viendo con cara de buenos amigos y mucho menos después de menudo sacudón que le había terminado por meter.

-Mejor busca una manera de detener ese montón de cosas antes de que terminemos por pagarle los gastos de hospitalizacion de Santos Mangos a nuestra hermana mayor!!

[Lisette Ryddleturn]

Las manos de la pequeña Ryddleturn se removían varias veces, intentando controlarse por la manera en la que había entrado en aquel hogar, alterando a sus dueñas.

O mas bien a su dueña.

-Lo lamento...- dijo mirando hacia sus manos con un gesto que decía más que sus palabras; sus ojos se humedecían por los nervios y el miedo de lo que sabía- es que no han podido escuchar las noticias de lo que ha pasado? -miró a los ojos de la rubia que tenía delante, por que por su pasado al menos esta debería de saber algo

O al menos, un aviso o alguien debía de haberla contactado.

-Tu eras... de ese grupo, no es así? -le cuestionó a su futura hermana de ley- del grupo de la luz? -susurró esta vez con pena, como si se tratase de algo prohibido

Y fue cuando la vampiro comenzó a bajar que se giró hacia esta, apretando aún más las manos y observándola con algo de temor pintado en sus orbes claras

-Hayame! -exclamó asustada- al menos tú si debiste haberlo notado, no es así??

Le dijo con el mismo tono preocupado y con miedo aunque no sabía si la Snape pretendería que no sabía nada

-Debiste de haberlo sabido primero que nadie, siempre te enteras de todo... por favor no me mientas a mi- le suplicó la chica de cabello claro juntando sus manos como si rezara- sabías de...?

En esos momentos todo el sonido y el temblor la hizo gritar con fuerza y se cubrió los oídos y apretó los ojos, agachándose sobre sus rodillas e intentando no ver las explosiones que se iban sucediendo en los terrenos de aquel castillo; solo esperaba que no fueran nuevas guerras o ataques como los que habían pasado en la Potter Black, porque todavía no se quitaba el miedo de esas cosas hasta ese momento y ahora saltaba hasta al más mínimo ruído.

[Hayame Snape Potter Black]

-LISETTE!!

Gritó la pelirroja desde donde estaba ahora con una gran expresión de susto al notar como la chica estaba en medio del camino de todo, son moverse. Y es que ella era tan pacífica y tranquila que a duras penas le pasaría por la cabeza el siquiera el hacer algo por su propia vida y aunque a veces eso era algo bueno, no contaba como para eso en aquellos momentos

Y como todavía no estaba tan segura del poder que Sagitas había liberado por accidente con la apertura de aquella maleta tan llena de magia y de historias fanásticas...

-MANTUS!!

Solo había sacado la varita y Mantus era un hechizo demasiado experimental pero al menos, esperaba que funcionara para su cometido: un pequeño grito le pareció decir que si había funcionado cuando de golpe la mayoría de los muebles saltaron de su sitio, como si hubieran sido atraídos por el cuerpo de la Ryddleturn y la rodearon a modo de casa hasta que esta quedó protegida de cualquier resto de lo que saltara del castillo

"Bueno, al menos no la he aplastado por accidente"

Suspiró Hayame con un tic sobre uno de sus ojos y a sabiendas de que Lisette tarde o temprano le iba a dar una patada en las posaderas por el hecho de haberla encerrado en medio de todos los muebles finos comprados por Ashley, eso si Ashley no la maldecía por siempre por justamente haberle desordenado la casa