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Prueba del libro de los druidas


Badru
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Dos portales que tienen como destino el mismo lugar. Badru aparece en escena aunque desde un punto en que no puede ser visto, su misión es simplemente observar e intervenir en casos excepcionales, solamente si algo demasiado peligroso sucede o si tiene que acelerar las cosas. Recuerda algunas batallas de alumnos en dónde todos daban vueltas y vueltas, en dónde caminaban en círculos sin la menor intensión de pelear; mostrando una tolerancia bastante fuerte hacia la droga del ambiente.

 

El pañuelo que cubre le cubre el rostro sirve como protección ante aquel veneno ya que está encantado para filtrar el aire que respira. Es una droga imposible de detectar, no tiene olor, sabor o color. No le afectan los bezoares ni ningún tipo de antídoto conocido. Sin embargo no es mortal por si sola y deja de hacer efecto pocas horas luego de que se deje de respirarla. La droga causa euforia, mal humor, irritabilidad e incluso activa partes del cerebro ligadas al odio irracional. Todo junto hace que cualquier persona o criatura que lo respire actúe por instinto, que ataque antes de preguntar y que no quiera ver más que la muerte. Es una sustancia mágica, por su puesto, por lo que tiene cierta conciencia, cierta habilidad para actuar a favor de aquello para lo que fue creado. Así que, aunque no sea respirado, la droga ingresa al cuerpo por las fosas nasales si están están libre, incluso por la boca cuando se habla.

 

Hay autos volcados y edificios destruidos. Árboles con apariencia de centenarios que crecen en lugares en dónde antes dominaba la civilización. Badru disfruta mucho de jugar con los portales que puede crear. Es hábil no solamente abriendo caminos a las tierras de la eterna oscuridad, sino que también su vara de cristal le permite visitar futuros posibles. Y están viendo un futuro en dónde la civilización es precaria, en dónde la magia existe más no existen magos que puedan usarla.

 

 

OFF ROL:

 

  • Ambos deben complementar el escenario, sin embargo ninguno de los dos debe contradecir lo que ya establecido o lo que establezca su contrincante.
  • En cada posteo el aprendiz del libro de los druidas se verá afectado por su medio ambiente, cada combatiente decidirá qué le afecta y cómo se defiende. Estos hechizos se considerarán rolísticos sin afectar las acciones y tiempos del duelo.
  • Cada uno debe establecer un obstáculo rolístico que su rival deberá sortearlo, esto tampoco afecta a los tiempos del duelo y deben ser coherentes y no abusivos.
  • Nos guiaremos por las reglas básicas de duelo.
  • Los hechizos permitidos serán de neutrales graduados más los correspondientes de libros hasta el Libro del Druida.
  • Pasados tres días de la apertura de la prueba sin respuesta del aprendiz, se considerará abandono y suspenderá la clase.
  • Pasadas 24 Hrs sin respuesta al duelo, los ataques del enemigo se considerarán impactados.
  • Pasadas 48 Hrs sin respuesta al duelo, se considerará abandono y el alumno suspenderá la clase.
  • Dudas en el topic correspondiente.

 

 

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De pronto la pelirroja aterrizó cayendo en cuclillas sobre un cemento resquebrajado, se puso rápidamente en pie, sacudiendo su pantalón cargo y golpeando contra el cemento roto sus borcegos para sacudir el polvo. Miró a su alrededor, observando con un dejo de asombro el lugar en que había caído, ya no estaba en las cercanías del volcán en el que Badru le había pedido invocar un perfecta Ignea y cuando creía que lo había logrado bajo sus pies el suelo desapareció dando lugar a un agujero negro. No, a un portal, estaba claro que era eso, pero ¿a dónde la había traído?


A su alrededor se notaban autos destruídos hacía añares, de su interior casi no quedaba nada, no se sabía si el tapizado de los vehículos, a unos veinte metros de ella, había sido tela o cuero, los neumáticos estaban reventados y el caucho era una piltrafa en algunos casos inexistentes. El óxido había ganado a todos los autos que estaban allí, cerca de unos quince, en lo que parecía haber sido el estacionamiento de un supermercado. O eso daba la impresión el roto cartel que estaba caído, oxidado y retorcido, frente a lo que debería haber sido un ingreso vidriado.


Darla giró para ver tantos árboles creciendo entre los restos de las casas y locales del lugar, ella estaba en el centro de lo que parecía haber sido una plaza, los juegos, en el centro de la manzana estaban derruídos, la madera se veía podrida y tan oxidadas las cadenas de las hamacas que colgaban dando un aspecto más que fantasmal, como los toboganes y sube y baja con maderas rajadas y sin color. Ella estaba a cincuenta metros, en lo que parecía el ingreso de ese parque. Escuchó atenta mientras su mal humor iba en creciendo.


¿Dónde estaba? De pronto se le pasó por la mente que la hubiera mandado a algún lugar abandonado por alguna radiación muggle, pero aquello parecía más moderno que todos los lugares en que habían acontecido aquellos hechos sobre los que ella había leído en el pasado. No, parecían estar en el futuro, se sintió aún más molesta, pero esta vez por la propia humanidad. ¿O era por el lugar a la que el guerrero la había enviado? Y recordó una serie muggle sobre lo que ocurriría cuando si la humanidad de golpe y porrazo dejara de existir.


A sus oídos llegaba el sonido de los animales, aves, a lo lejos algún gruñido, giró al sentir un golpe a unos metros de su persona, el enojo aumentó, Emmet estaba frente a ella a unos veinte metros. No entendía con seguridad por qué su presencia le molestaba. No sabía si por su ineficacia al enfrentar a Jessie o su falta de defensa de la bruja cuando se habían encontrado en aquella arena. Movió su varita y en lugar de un saludo lanzó un gruñido.


--¿Qué demonios buscas acá? ¡Cinaede! —rugió molesta, inmediatamente el gas venenoso de los pétalos de pensamiento surgió invisible alrededor de Emmet, invadiendo sus vías respiratorias, el efecto pasaría a la sangre y paralizaría su sistema nervioso y circulatorio, si el mago no hacía nada moriría en poco tiempo.


Mientras pensaba en ello un gruñido salvaje a su alrededor la hizo desviar su atención del mago hacia el origen del mismo, para descubrir que estaban rodeados de una jauría de kneazles y perros salvajes. Lo que fuera que hubiera hecho desaparecer a los seres humanos del lugar parecía no haber hecho lo mismo con las criaturas. Las mágicas parecían haberse mezclado con las no mágicas y la Potter Black no sabía si las invadía el mismo odio y deseo de matar que estaba empezando a crecer en ella, o si el hambre y la existencia de pocas posibilidades de alimentos tan frescos como ellos dos hacían que los animales los acecharan.


El grupo pareció dividirse, rodeando algunos de ellos a Emmet para atacarle salvajemente y saltarle al cuello, mientras que otros cinco la acechaban a ella. La vampiresa gruñó en respuesta a los gruñidos de las bestias y sus propios colmillos asomaron, sedientos de sangre, pero no tenía tiempo de ocuparse personalmente de ellos. Presionó el anillo de la amistad con las bestias, logrando de esa manera tener una conexión que le permitía un entendimiento especial de los animales que la rodeaban, por suerte ninguno de ellos tenía más de tres equis o no hubiera funcionado tan bien. Efectivamente sentían una mezcla de odio, deseo de sangre y deseo de matarla, siendo el hambre el menor de los problemas en ese momento.


Orbis Bestiarum pensó provocando que un anillo dorado envolviese al más grande y peligroso de los kneazles que la rodeaba, lo que le permitió controlarlo y le dió la orden de que atacara al resto de sus compañeros, inmediatamente ayudada por la invocación de un par de anillos más y el entendimiento que había logrado de las bestias, éstas se atacaron mutuamente, los gritos y la sangre llenó el lugar para luego ir alejándose, ya que la Potter Black los había mandado alejarse, para poder enfrentarse en paz a su principal competidor.


Echando hacia atrás un rizo que había escapado de la trenza que se empezaba a deshacer y dejaba algunos mechones sueltos sobre su musculosa la vampiresa volvió una vez más su atención hacia Emmet, a quién deseaba matar, si es que no lo había hecho antes el veneno el grupo de bestias que se habían lanzado hacia él. Lo único que la hacía feliz es tener con ella todos anillos, amuletos y enseres que venían con cada uno de los libros que había cursado, así como los de sus habilidades. Por lo demás, solo deseaba matar a Emmet sin saber por qué ni le importase esa razón.


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Emmet quedó desorienta por un momento, de repente había estado en la arena junto a un volcán, a punto de sufrir un derrumbe o algo así, viendo a Jessie y un nuevo portal se abrió ya no ante él, sino bajo su persona. No se había dado cuenta de cómo había transcurrido el tiempo, si es que lo había hecho, pero caía una vez más. ¿Cuántos portales había atravesado ya? Algunos consciente otros no.

 

Se encontró en medio de una plaza, desolada, en parte de cemento, en parte cubierta de árboles y ninguno de éstos parecía haber sido plantado naturalmente. A unos quince metros de él estaba Darla, sin entender el motivo por el cual su compañera le gritaba se había acercado a ella, para terminar a una mejor distancia cuando sintió que sus pulmones se llenaban de algo que no entendía que era, el aire comenzó a faltarle.

 

Enseguida entendió que la pelirroja había utilizado un cinaede contra él, lo había oído pero no entendía por qué tanto odio, aunque en su interior crecía la misma sensación.

 

Anapneo —dijo con precisión, inmediatamente hizo el efecto de destapar sus vías respiratorias, pero Darla tenía un nivel superior al treinta, tendría que utilizar luego dos Episkeys para terminar de curarse.

 

Por el momento lo que le preocupaba eran los gruñidos que comenzaban a sentirse a su alrededor, los animales, mágicos y muggles, Kneazles y perros salvajes, los atacaban. Para su suerte eran tresperros salvajes y un kneazle no muy grande, los que a su alrededor mostraban sus colmillos.

 

Oppugno —dijo, buscando dominar al no muy numeroso y para nada voluminoso grupo de perros, ordenándoles alejarse luego pensó en Semillas de hielo, el rayo impactó en el kneazle congelándolo e inmediatamente agregó —Reducto—provocando que la figura de hielo explotara en pequeños pedazos.

 

Frente a él, a unos ocho metros, Darla se había deshecho de las bestias que los habían atacado, pero él no se sentía muy feliz, al contrario, comenzaba a destestar a la bruja con la cual se encontraba. Flechas de Fuego, [/i]pensó invocando una andanada de filamentos de fuego unos tras otro contra la bruja que estaba frente a él, buscando que su piel se incendiara y sus heridas sangraran.

 

Como si no tuvieran bastante con las bestias y los propios ataques los perros y los kneazles que se alejaban peleando chocaron contra una de las antiguas columnas de hierro que sostenían las luminarias del lugar. Un crujido se escuchó, y una columna de más de ocho metros comenzó a oscilar, no entendía como algunos cables aún colgaban de ella. Pero no bastaron para sostenerla y el viejo hierro, oxidado en su base en la parte que tenía contacto con la tierra se quebró, cayendo hacia Darla, que si no lo esquivaba a tiempo se vería aplastada por él. Emmet observó, los cables no se rompieron en su totalidad, reforzados por enredaderas que se habían envuelto en ellos y comenzaron a tirar de una segunda columna que amenazaba a caer sobre él.

 

@@Darla Potter Black

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Emmet había logrado salvarse de su primer ataque, aunque si lo pensábamos mejor, no es que hubiera podido evitar el ataque de la Potter Black sino que se había aplicado un anapneo que había despejado sus vías respiratorias, pero la sonrisa de Darla era amplia, se había salvado de morir pero siendo ella nivel treinta y tres, si no se aplicaba dos episkeys más estaría frito.

 

La Potter Black aprovechó ese momento para adelantarse al siguiente movimiento de Emmet e intercalándolo a su próximo movimiento pensó en un Obsistens mientras comenzaba a mover su varita generando varios círculos frente a ella, creando el camino de luz que finalmente tras algunos giros creo un cerco de luz roja indestructible e inmune a la magia.

 

La invocación la protegió con lo justo porque una andanada de filamentos de fuego venían en ese momento hacia ella. Emmet había logrado deshacerse de las bestias que lo habían atacado y a la vez tras curarse y luego de que ella comenzara su invocación la había atacado, pero no había tenido suerte en afectarla, el circulo de materia luminosa había absorbido los filamentos de fuego que hubieran podido quemarla pero sin afectarla a ella con ningún daño.

 

Un sonido que no le agradó para nada se escuchó cerca de ella y cuando giró la cabeza ahí estaba el problema, una alta columna de hierro oxidado se había quebrado y caía hacia ella. Malditos obstáculos que le impedían concentrarse en matar a Emmet.

 

--¡Expulso! —gritó molesta apuntando a la columna y ésta recibió el impacto de un rayo que la lanzó a dos metros de distancia de donde estaba ella, el tirón fue lo bastante fuerte para que los cables y las enredederas terminaran de tirar de la otra columna que se balanceó hacia Emmet, terminando de caer hacia él arrastrada por su compañera.

 

La pelirroja ya despreocupada del percance centró su interés en su contrincante, más que para ver si se salvaba de ser aplastado por la segunda columna que caía para lanzar sobre él un nuevo ataque. Y era tal su irracionalidad que no dudo en invocar la daga del sacrificio para unos segundos después, cortar su pecho cruzando desde bajo el hombro derecho hasta casi la cintura del lado izquierdo mientras decía con voz firme y clara.

 

—Immolo oppugnare —sí, ella necesitaría curarse pero Emmet también se encontraría afectado por su deseo de matar.

 

Sin dudarlo Darla pensó en una curación mientras que un nuevo sonido llamaba su atención. La columna que había lanzado había caído sobre uno de los antiguos y derruídos autos y las chispas habían surgido con el choque de los metales, pero, para su desgracia había caído sobre lo que parecía ser un tanque de combustible y sumado a eso la cosa aquella sí tenía combustible y tras siglos de estar ahí, con gases concentrándose, el chisporroteo que rompió el tanque generó una explosión que fue lo que siguió unos segundos después. Cientos de esquirlas metálicas fueron lanzadas hacia ella y probablemente hacia Emmet, se las iban a ver en figuritas para zafar de los restos que venían hacia ellos, un corte oxidado no hacía daño generalmente a un vampiro, pero ¿para qué arriesgarse?

 

Salvaguarda Mágica, se apresuró a pensar, volviéndose intangible gracias al efecto, sintiendo una extraña sensación al ser atravesada por las esquirlas sin sufrir ningún daño, ya que la materia sólida no la afectaba. Sus ojos se posaron en el mago al que esperaba poder matar con sus propias manos, si es que no quedaba aplastado por una columna, se desangraba por sus cortes o era atravesado por una metralla de escombros oxidados. ¿No sería mucho? Quizás tenía suerte y los escombros no llegaban hasta dónde él estaba.

 

 

@@Emmet Haughton Gaunt

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El cuerpo del vampiro había sido despedido, unos metros hacia la izquierda, por aquella mezcla que produjo la explosión. Al mismo tiempo, en su pecho comenzaba a abirirse una herida que provenía de la daga que Darla había invocado; no tenía dolo - o, mejor dicho, no podía sentirlo ya que estaba sesgado por el odio que estaba sientiendo hacia la bruja que tenía enfrente -.

 

<< Salvaguarda Mágica >>

 

Pensó a los segundos de incorporarse. Su cuerpo se había vuelto complemente permeable por lo que las esquirlas de aquella explosión no le harían ningún tipo de rasguño.

 

Incorporándose en sí mismo, tratando de mantener el equilibrio y odiando cada vez más a Darla, pensó en una << Curación >> para que aquella herida en su pecho comenzara a cerrar logrando cortar la sangre que estaba saliendo de allí.

 

Detrás de él las llamas ardían marcando el rumbo que el combustible derramado había delimitado. Podía sentir la sensación de calor en su espalda. Aquél era un duelo a muerte aumentado por el odio constante que estaba sintiendo el cual hacía mucho pasaba ... parecía estar segado queriendo ir hasta las últimas consecuencias.

 

<< Arena del Hechicero >>

 

Dijo hacia sus adentros soltando aquél producto en el aire en dirección a Darla. Estos restos de hueso de un mago llegaría a los ojos de la bruja cegándola y limitando el uso de los hechizos que ella podría utilizar contra el vampiro; al menos iba a servirle para ganar algo de tiempo y repensar su estrategia.

 

@@Darla Potter Black

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La maldita explosión los había movido a ambos, pero las esquirlas habían atravesado los cuerpos como si nada, por la intangibilidad que los dos habían logrado al utilizar la salvaguarda mágica. Darla levantó su cabeza en forma altanera, viendo el cuerpo una vez más frente a ella de Emmet. Lo mataría, si es que ya no lo había hecho. Aspiró el aire y disfrutó del aroma de la sangre del vampiro y deseó con todas sus fuerzas clavar sus colmillos en el cuello de su rival, pero sentía que debía matarlo con magia. Los goces de la cacería podían esperar.


Tras Emmet el fuego comenzaba a apoderarse de los restos de madera, pastos y enredaderas, y por el calor que sentía a sus espaldas parecía ocurrir lo mismo, la plaza estaba rodeada de fuego, pero al menos estaba a unos cinco metros tras cada uno de ellos. Sin perder tiempo la pelirroja tomó un puñado del Polen de Lirios de Fuego y lo derramó sobre su persona y aspiró un puñado. Badru le había enseñado que duraría tres horas utilizarlo directamente del frasco, aunque ella no esperaba que Emmet durase tanto para necesitar eso, pero así evitaría que ser afectada por el fuego o el calor que el combustible marcaba al cercarlos.


Pero lo importante era deshacerse del Haughton, así que Darla dibujó un suave movimiento con su varita, tal cual había leído en el libro era necesario para provocar una vibración musical, apenas audible mientras pronunciaba con voz clara.


—Cantar de Eleboro –el efecto fue instantáneo y luego de que el pecho de Emmet fuese curado ¿habría utilizado un episkey o habría como ella desperdiciado la única curación disponible?


Como fuere, antes que él realizara su siguiente hechizo ella había logrado proteger sus sentidos tras el efecto que el cantar provocaba, era un hechizo interesante, protegía previamente y si por alguna situación eran afectados antes tus sentidos el hechizo los restituía totalmente curándolos. Así que fue una suerte para la Potter Black utilizarlo porque en el aire había volado hacia ella un polvillo cristalizado que la vampiresa reconoció como los huesos cristalizados de un mago muerto mediante fuego mágico, arena del hechicero, así que con que esas teníamos. Si quería impedimentos ella se los daría…


—Yo juro no lanzar efectos –era una jugada peligrosa utilizar el Juramento de Sangre pero la bruja sospechaba que su rival no había terminado de curarse del envenamiento del cinaede y si no había realizado un episkey no verbal para ello en sus movimientos anteriores [2° turno] ya era inútil que lo intentara en el siguiente movimiento [3° turno] porque ella acababa de impedirle hacer el mismo, y era una de las pocas veces en que se podía impedir ese sanación, en cuyo caso, no dudaba que faltaba poco para que el mago cayera muerto, porque o le faltaba uno o le faltaban dos episkeys.


La sonrisa de la pelirroja se amplió en sus labios cuando descubrió que quizás podría salir de allí antes de la hora del té.
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