Prueba de Videncia #13

[Sajag]

"Buenos días, Señorita Black Lestrange"

 

Su misión va a ser complicada y la finalidad de la misma es que llegue viva al interior de la Pirámide para poder cruzar el Portal y adquirir su vinculación con la Habilidad de la Videncia. Sé que está preparada y que hará un buen papel. Confío en usted para que lleve el desarrollo del cometido a buen término.

 

Las instrucciones para tal fin son las que siguen:

 

• Llegue al Ateneo con la ropa concreta que necesite para el desarrollo de la prueba. Intente visualizar qué tiempo va a hacer para que no lleve ni mucha ni poca. Recuerda que allá dentro del circuito no podrá salir a buscar ropa que le sea más útil.
• Junto a esta nota encontrará una cesta que contienen múltiples regalos. No son para la familia. Son los que le ayudarán a pasar las pruebas. Contienen todo tipo de objetos, comida o animales (algunos en letargo, otros en sus huevos todavía) que necesitará en algún momento de la prueba. Podrá usar uno o varios en cada uno de los obstácul0s, eso depende de usted. Es su elección decidir si los usa o no y el número empleado; el que use, no podrá volver a ser utilizado jamás.
• Los regalos están protegidos mágicamente para evitar cualquier intrusión. Sus lazos y papeles de envoltorio son irrompibles y no se puede penetrar en ellos más que con el Ojo Interior. Adivine cuál es el más correcto en cada una de las tres ocasiones que los necesitará.
• tiene que sortear tres obstáculos:

1. la barquichuela ha desaparecido, hundida en el fondo del lago que rodea; algo o alguien del entorno puede ayudarle y la solución la tiene en la cesta. Cuando lo consiga, cruzará el agua y llegará a la orilla.
2. la flora que da acceso al laberinto ha desaparecido en una fornida maleza de rosas maléficas. Rozar los tallos supone sufrir un horrendo dolor y un efecto parecido a sus Embrujos Punzante; ciega y herida, sólo deseará la muerte. No hay manera de atravesar ese muro, ni por aire ni por tierra. Sólo podrá usar la varita una vez, para hacer un Accio y conseguir el agua pura que se encuentra en la puerta de entrada al Laberinto que usted no ve. Allá hay un vaso en el medio de dos grandes recipientes de agua, uno a su derecha y otro a su izquierda. El antídoto lo lleva usted encima. Decida de cual tinaja bebe porque su Ojo Interior le mostrará el agua que es correcta para mezclarlo en la dosis necesaria; una contiene esencia de la vida y la otra sólo es agua. Vaya con cuidado, en cuanto beba, deberá cruzar por el estrecho sendero de un palmo que se abrirá hasta usted y sólo tiene cinco minutos para atravesar el laberinto, pues ambas puertas están conectadas. Si no sale a tiempo, se quedará encerrada de por vida y sus huesos servirán de recuerdo para próximos postulantes a la habilidad.
3. la tercera ya la conoce usted; espero que no haya olvidado los peligros que hay en los que está involucrado un zorro enjaulado y unos salvajes asesinos. Tiene cinco minutos para cruzar el laberinto, así que decida si tendrá tiempo de llevarse al animal herido hasta la pirámide o si llegará usted sola antes de que no tenga salida. Tal vez encuentre algo en la cesta que le ayude en este lío.

 

Por supuesto, no puede usar la magia más que en el momento que le he anunciado. En el resto de la prueba, espero que su destreza con la Videncia le permita llegar viva hasta mí. La veré, o no, en el interior de la Pirámide, en la sala del Ouroboros.

 

Namasté!

 

Arcano Sajag de la Videncia.

[Mia.]

Había salido algunas horas atrás de la vivienda de Sajag, aunque pareciera que únicamente había sido unos minutos. Sentía que los ojos le pesaban y que su mente, cada vez estaba más en la oscuridad, sabía que no debía luchar contra el demonio, que vivía en su interior, que cada que lo hacía tenía un alto costo en su vida diaria. No solamente se cansaba y terminaba en cama durante días, o no… también, tenía un costo emocional importante, perdía un poco más de su lado humano con cada una de esas ocasiones, perdía la posibilidad de disfrutar las cosas, y solamente las veía como algo para llenar un vacío que nunca tenía final.

 

Por cómo se sentía en esos momentos, estaba segura qué el vincularse con esa habilidad, tendría un precio a pagar con Artemisa. Solamente esperaba, que el costo no fuese tan alto, y que pudiese pagarlo únicamente con consecuencias para sí misma. Mirando, su reflejó en el espejo de cuerpo entero de su habitación, notó como las ojeras se marcaban cada vez más en su nívea piel y como había perdido al menos algunos kilos en tan solo algunos días.

 

Sin embargo, no era momento de quejarse. Porque en esos instantes, llegó la nota del arcano que le indicaba que su prueba estaba por comenzar, por lo que con un rápido movimiento de su varita mágica la abrió y comenzó a leerla. Necesitaba, pensar en qué atuendo sería el más idóneo para su prueba, por lo que cerró los ojos y medito durante algunos segundos dejando que el ojo interior que dormía en su interior comenzará a crear imágenes sobre las posibilidades que guardaba el clima para ella durante esa tarde.

 

—Calor… —soltó en voz alta, sí ese era el clima que estaba segura que habría y lo podía notar porque en su interior se instauró un calor reconfortante.

 

Con un movimiento de su arma, cambió su atuendo por un simple jeans, con unos tenis y una blusa blanca. Mientras eliminaba por medio de la metamorfomagia su aspecto físico, haciendo que su cuerpo se viera mucho más voluptuoso y su cabellera se recortara algunos muchos centímetros para llegarle solo a la barbilla y finalmente, cambió el tono de sus ojos y cabello por un castaño claro. Se veía mucho más sana y poco reconocible, pero no le importó, porque estaba cómoda y finalmente, tomó entre sus manos la cesta con los objetos que el arcano le había otorgado y los contó, eran los suficientes para vencer los retos que mencionaba la nota.

 

Necesitaba un medio para trasportarlos, por lo que con una sonrisa en los labios, hizo aparecer uno de sus bolsos y por medio de un hechizo expansible consiguió que entraran todos en el pequeño bolso rectangular, el cual se colgó en un hombro y llevaba por delante de una de sus caderas para tener fácil acceso a él. Era momento de partir, por lo que cerró los ojos y mediante la aparición, llegó hasta las faltas del bosque que la llevaba a la cúspide de la pirámide. Era el momento, que había estado esperando durante los últimos dos meses, así que no había más tiempo que perder.

 

Iniciando su camino, intentó encontrar la ruta más rápida y sencilla. Así, que dejando que su ojo interior la guiará comenzó a andar con pasos firmes, hasta llegar a un río, el cual necesitaba cruzar y por ende, tenía un pequeño gran problema, ¿dónde se encontraba? No estaba del todo segura, así que con un poco de preocupación, comenzó a recordar el contenido de la carta. Tendría que usar nuevamente su ojo interior y dejar que la respuesta llegará hasta ella, de la manera en que tenía que llegar. Así, que pensando en sí arriesgarse a gastar más energía en algo tan sencillo como cruzar el río valía la pena, soltó un bufido y supo que sí, que lo hacía.

 

Introduciendo su diestra a su bolso, cerró los ojos y tocó cada uno de los regalos. Percibiendo la vibración de cada uno de ellos, buscando aquel que le llamará y le indicará que era el correcto, pasados algunos segundos, encuentra el que debía ser abierto en ese momento. Soltando un suspiro, lo sacó del bolso y lo miró durante algunos segundos, intentando adivinar de qué se trataba, porque si cometía algún error, su camino se vería seriamente afectado, así que antes de comenzar a dudar, lo abrió.

 

—Un libro sobre los Grindylow. —soltó con sorpresa en el instante en que vio la portada del libro.

 

Había encontrado la respuesta, eso era lo que tenía que hacer. Acercándose un poco más al lago, utilizó su conocimiento en idiomas, para hablar aquel extraño lenguaje que manejaban las criaturas marinas, para comunicarse con ellas y pedirles ayuda para encontrar el bote que le permitiría seguir avanzando. Al principio, no fue fácil, lograr que cooperaran, porque no confiaban en ella, pero después de mucho insistir, lo consiguió.

 

—Gracias. —soltó con sinceridad. Notando, que aquella palabra, no le había costado tanto como había imaginado decirla.

 

Así como, que le permitió conservar la calma, en el instante en que comenzó a emerger del fondo del lago la balsa, una vez que esta terminó de subir. La Black Lestrange, posó sus ojos, en ella y supo que era confiable y que tenía que continuar. Por lo que antes de arrepentirse, se subió en ella y comenzó a remar con los remos, poniendo parte de su empeño en llevar un ritmo constante, que seguramente evitaría que se cansara tan rápido, porque era tranquilo, pero a la vez, le permitía avanzar.

 

No supo cuando estuvo remando, pero sí que disfrutó del contactó con la naturaleza y de la tranquilidad del viaje. Una vez, que recorrió por completo el lago, descendió de la barca y comenzó a buscar el camino que debía seguir a partir de ese momento. Esperando, que su ojo interior continuara ayudándole y ofreciéndole ese respaldo.

[Sajag]

El Arcano esperaba, con paciencia, dentro de la Pirámide. Ya había pasado por muchas pruebas de este tipo y sabía lo que iba a suceder. Ser El Arcano de la Videncia tenía el doble handicap de no sólo saber lo que pasaba con sus alumnos durante la prueba sino saber con antelación lo que iba a suceder en ella. Era por eso que Sajag solía recurrir a la música para evadirse de las visiones que le saltaban encima una y otra vez. Rasgar las cuerdas de su viejo Sitar era una forma agradable de vencer los nervios hasta que la alumna llegara a su lado.

 

Por ello, ahora esperaba, sentado en un mini asiento de madera, allá en la sala de Ouroboros, improvisando una adaptación a una canción hindú que narraba las aventuras de una niña por encontrar a su abuela en un pueblo lejano. Estaba tan absorto en la consecución de notas armónicas que una visión imprevista, relacionada con una sensación de paz, le sorprendió y tuvo que dejar de tocar.

 

La señorita Black Lestrange había superado el primero obstácul0 de forma maestra. Había visto hasta tres posibles soluciones y ella había usado magistralmente su capacidad para Ver y convencer a los Grindylow para que la ayudaran. No eran criaturas fáciles. Era meritorio que lo hubiera conseguido.

 

- Ánimo, sólo le quedan dos. Usted puede...

 

Volvió a fijarse en el sitar y se concentró de nuevo. Había unas notas que se le resistían...