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Prueba de Animagia #17


Suluk Akku
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Un viento se levantaba desde el norte. El cielo estaba completamente nublado. El sol caía tras una película gris, tiñendo la situación de un azul melancólico. A pesar de que estaban en plena primavera y, de camino al verano, las inmediaciones de la pirámide estaban cubiertas de una pulcra capa blanca. Suluk, estaba acostumbrada. Sus alumnos, bueno, no tanto. La tormenta era en ese momento, un participante más. Un testigo de la prueba que Lisa tendría que superar si pretendía vincularse con el anillo de habilidad.

 

Suluk estaba esperando a Lisa dentro de la pirámide. Tenía su vara de cristal en su derecha y una leve sonrisa en su rostro. Golpeó la vara contra el suelo. Una tormenta de nieve comenzaría a formarse mágicamente con el tiempo. En tanto que la alumna avanzara con su prueba, las condiciones climáticas irían empeorando.

 

Como ocasión especial, tras mucho tiempo, el lago estaba completamente congelado. Lisa, tendría que cruzarlo de alguna manera. ¿Cómo hacían los lobos en estos casos? Si cruzaba como humana el mismo hielo se partiría, convirtiéndose en carnada para los monstruos marinos.

 

El bosque se presentaba como la cuna de una manada salvaje de lobos, los cuales se sentirían amenazados por la presencia de una nueva especie y la emboscarían en su momento más vulnerable.

 

Si llegaba a salir con las suficientes fuerzas, se encontraría en el laberinto, cubierto completamente de nieve. La pirámide ya no estaría a la vista y para ese entonces, la tormenta de nieve se desplegaría con toda su intensidad. Era ahí, en esa situación crítica, donde Lisa tendría que demostrar toda su apropiación a la naturaleza de su forma animal. Y es que, en lo que parecía ser una tundra blanca, un espacio vacío sin fin y sin retorno ¿Cómo se daría cuenta cuál era el camino? Sin rastro que tomar Sin dirección qué seguir. Moverse por los costados podía significar una muerte segura. Seguir derecho, girar en círculos ¿Cómo lo resolvería?

 

- Tu puedes hacerlo Lisa. Encontrarás en una pequeña cesta el anillo de aprendiz, te ayudará en la transformación. Te estaré vigilando.

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El Van Halen, después del primer contacto, consciente, con su forma animal, se había estado preparando para lo que sabia seria la prueba de fuego. Desde que le llego el memorándum de cuando y donde seria esta, no había podido estarse quieto mas de un solo minuto, crispando, evidentemente, los nervios de su esposa. La anciana mujer que le mostró lo que en verdad ocultaba su interior, le había dicho que la dificultad iba a ser alta, no directamente, sino mas bien con pistas a lo largo de su clase. Le quedaban retos que pasar y pruebas que superar, por supuesto y todas ellas relacionadas con su tótem y con los ideales que compartía con este. Luca intuía lo que la fémina quería enseñarle; combatir y entenderse a uno mismo era, tal vez, lo mas costoso del mundo, fueses medio vampiro o un humano cualquiera.

 

En verdad estaba nervioso, no por temor a lo desconocido, mas bien por querer probarse a si mismo. Esa necesidad de superarse y aprender le venia desde niño, ademas de la curiosidad y las ganas de aventura. Frente a aquel lago congelado, espero la señal que diese inicio a lo que supondría el mayor cambio de los últimos años. Pero en vez de que un sonido seco anunciase el inicio o que una luz roja le indicase que podía comenzar, la que apareció ante sus ojos fue su prima, tan bella e imponente como siempre. Sus pupilas se encontraron, verde y gris, fuego y agua, dos personas tan diferentes y a la vez tan iguales - ¿Que haces aquí? - Pregunto el moreno – No me entiendas mal, me alegro de verte, pero no acabo de entender que tienes tu que ver con esto – Se rasco el mentón – Aunque ahora que estoy mas conectado con Jake…

 

- Es tu momento – Concluyo la joven vampiresa después de darle un cariñoso manotazo en el tostado rostro del hombre – Crecimos juntos, con valores idénticos y amando las mismas cosas, ¿te sorprende que el rey del bosque nos haya elegido? - Si, de aquella manera que era, La Weasley le había dicho lo que anhelaba oír; ambos comportan su unión con el lobo, quizás y lo mas probable, de diferente manera, no obstante, igual de fuerte – Hazme sentir orgullosa – Le dejaba la oportunidad a él, confiándole, como siempre había sido, su vida. Porque a fin de cuentas y por mucho que se lo negasen, el dhampir estaba seguro que, igual que pasaba con él, la reina de Rumanía poseía una lobezna ágil y posesiva dentro de si – A sus ordenes majestad – En cuanto se cuadro, la figura de la Delacour se desvaneció, dando así por comenzado el reto.

 

El clima, que al principio había estado tranquilo y sosegado, incluso con algunos rayos de sol juguetones que incidían sobre sus ojos, empezó a torcerse. El cielo se cubrió, casi al instante, con nubes negras que amenazaban con descargar todo su contenido sobre su cabeza. El moreno sonrió, alabando en su interior el dominio que tenia Suluk de la climatología – Bien – Dijo en voz alta, ¿como cruzo ahora esto? - No había puentes, ni barcas, ni siquiera un patito de goma a la vista y eso que sus sentidos mejoraban ayudaban cuando necesitaba ver a lo lejos. Agarro una piedra cercana y la arrojo a la superficie helada. Parecía solida y lo suficientemente fuerte como para soportar su peso. Se atrevió a posar un pie sobre el hielo, ya que si no podía usar vehículo alguno usaría sus propios pies. Craso error, este cedió, haciéndolo trastrabillar y casi caer al agua.

 

El fornido capitán de la guardia se tensó, comprendiendo lo que querían de él. Debía cambiar y debía hacerlo pronto. ¿Pero como? Como tal, él no había cambiado. ¿O si? Cerro los ojos y se concentró en su respiración, logrando calmarse y centrarse en lo que pasara a continuación. Recordó lo que había aprendido, como sus sentimientos y emociones estaban totalmente ligadas a su bestia personal. Como ambos eran uno. Como su mente y cuerpo estaban preparados para transformarse cuando así lo desease. podía, pues era innato en él. Sintió calor, así como una corriente eléctrica empezar a pasearse por su físico. Desde los dedos de los pies, hasta la raíz de su castaño cabello. Era magia, fluía con rapidez y dejandole una agradable sensación de paz y tranquilidad. Un minuto después, o dos a lo sumo, sus parpados se abrieron repentinamente. Un aullido ronco, cargado de adrenalina, corto el silencio. Lo había logrado.

 

Luca, en su forma lobuna, era, probablemente, uno de los mas grandes de su especie. Media alrededor de dos metros y medio y poseía una altura de ciento veinte centímetros mas o menos. Su pelaje brillante y espeso, muy voluminoso, se movía al compás del vendaval. El color del mismo variaba entre el gris azabache, el cual se puede ver claramente en el pecho y las orejas y el negro rojizo predominante en el resto de su cuerpo. Sus ojos tomaron el verde esmeralda propio de su yo humano. Sus características mas visibles, ademas de su gran envergadura, era la potente espalda y patas ágiles, capaces de hacer que llegue a una velocidad punta de 90 kilómetros por hora, pudiendo así cruzar el lago en menos tiempo del esperado. Su gran sentido del olfato y su visión serian de mucha utilidad si la espesa niebla y la ventisca se intensificaban.

 

Su objetivo; la pirámide. No tenia idea de porque reconocía aquel emblemático lugar, pero sus sentidos así se lo indicaban y él les haría caso, ayudado por esa vocecita que aparecía al saberse un canis lupus. Esta vez, todo fue diferente, Al posar su pata sobre el liquido en estado solido este siguió tal cual. Sin roturas ni grietas – Esta vez compadre, te has tardado menos - Jake, inconfundible Jake, Un paso mas, dos, tres y hasta cuatro dio de forma cautelosa, sin embargo y espoleado por las ansias de llegar, inicio un ligero trote que mas pronto que tarde lo ayudaría a eliminar los metros que lo separaban de la victoria. Corrió y corrió con rapidez, aumentado la velocidad al sentirse cómodo con aquel cuerpo. Al visualizar el otro lado, todo ello nevado, se confió dejo que la alegría saliese en forma de gruñido juguetón.

 

No debió hacer eso y Jake así se lo confirmo. Tres grandes machos de su misma especie aparecieron a su derecha, flanqueadolo y haciendo que virase para evitar una inminente colisión. El mas grande y el que parecía el alfa se agachó con el pelaje erizado y las pupilas rojas brillantees. Claro aviso de ataque. El Van Halen no se acobardo. Él era un luchador nato. Se mantuvo rígido, con la cabeza alta. Con las orejas hacia delante y erectas en su totalidad. Las retinas del europeo quedaron fijas en el otro macho, confrontando su jerarquia. Reclamando el poder. Era un alfa dominante y asi lo hacia ver. Sus enemigos estiraron la cola, poniendola recta con el suelo. La tensión se palpaba en el ambiente. El mas cercano se disponia a saltar. Luca gruño, advirtiéndole. El pelaje de su espalda se erizo. Iban a pelear si el otro lobo no se rendía y el medio vampiro se juro ganar.

 

Todo lo que había hecho y lo que sucedía le era natural. No tenia ni que pensarlo siquiera.

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- Oh… -suspiró Suluk

 

There was no such a thing as alpha wolves… Luca estaba en problemas. Había movido mal las piezas. Desafiar a una familia tenía sus repercusiones. El primer lobo a la izquierda saltó hacia sus patas traseras, destruyendo sus articulaciones. El de la derecha, se lanzó hacia una de las costillas, intentando cobrarse un pedazo de carne y golpearlo un poco. Por último, el padre de la unidad familiar lanzó un rugido indicando parar el ataque.

 

Los tres comenzaron a girar en círculos ante el caído Luca. Sí, porque el ataque fue sorpresivo y rápido. Tres lobos no podrían contra uno, por más grande y robusto que fuera. Sobre todo, por su falta de práctica de batalla. Eran las primeras veces del Van Halen en su transformación y eso cobraba su precio.

 

Pero, el error más importante de Luca fue seguir la creencia del lobo alpha. Suluk bien sabía que no era más que un conjunto de palabreríos de un científico que quería vender libros y necesitaba un tema que llamara la atención. Nada mejor que la historia de un líder nato, aquel que protegía y dirigía al resto, para llamar la atención de un público variado. Pero no. El estudio se basaba en lobos en cautiverio, cuando, una manada salvaje, no era más que una unidad familiar entre un lobo, una loba y sus cachorros. En ese caso, era un lobo-padre experimentado el que dirigía el ataque.

 

¿Qué haría Luca ahora que estaba lastimado y perdiendo sangre? Tendría que generar una nueva estrategia si quería llegar a la pirámide de una vez por todas.

 

Los errores, se pagaban con objetivos. Y en una prueba como la de la habilidad, donde se ponía todo a un ojo evaluador, un paso en falso podía significar lo peor.

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@@Suluk Akku

 

El primer mordisco, dado por el macho alfa, le sorprendió y le dolió a partes iguales, cierto era, no se había esperado que la manada actuase tan rápido. Su postura, antes agresiva, había pasado a ser defensiva en su totalidad en los últimos segundos, haciéndole entender así el Van Halen que admitían su poderío para con el grupo. Craso error. No podía confiarse más, menos estando en una prueba como la de Animagia. Vincularse al anillo iba a ser mas complicado de lo que en un principio creyó. Maldijo internamente, al tiempo que evitaba la colisión contra uno de los mas jóvenes de aquella manada.

 

Cojeando se retiro, poniendo distancia de por medio. Estrategia, pensó. Verse rodeado de otros de sus especie con intenciones de acabar con su vida no le agrado en lo absoluto. Logro dispersarlos al lanzar un agudo aullido, el cual podría traspasar el timpanizo de cualquier humano común. La sangre, de un rojo vivo, circulaba desde su pelaje a la solida superficie del lago. Él, como guerrero, conocía el peligro de dejar que una herida así siguiese abierta por mucho rato, pero ¿Como le afectaría en su forma lobuna? No tuvo que esperar mucho para averiguarlo. Sus reflejos estaban embotados, dejándolo casi sin defensas.

 

Obviamente y a pesar de que muchos otros en su posición eligiesen la retirada o la sumisión como opción correcta. El europeo no iba a ceder terreno ni bajar la cabeza ante nadie. Era un luchador, un sobreviviente, un lobo capacitado para gobernar a los de su especie. En sus ojos verdes se pudo apreciar el brillo de la decisión. Herido, si, pero no muerto. En cuanto el otro alfa ataco, con el fin de dar el ultimo estoque, el dhampir giro su peluda anatomía a la derecha, en un complicado movimiento, esquivando así el arañazo que iba directo a su yugular. Se repuso del embiste y ahora fue él quien inicio el derribo.

 

Sus fauces eran fuertes y poderosas. Contenían una ristra de afilados dientes, completamente blancos. No lo dudo, no podía. Si tardaba, podría no tener fuerzas. Era la hora de demostrar quien era y que quería. Con Jake espoleandolo, salto, ignorando el escozor que poseía en la brecha, con un único propósito; desgarrar la garganta de su ahora enemigo. La sed de sangre que lo embargo no lo asusto en lo mas mínimo, pues a estaba dando llevar por su lado animal, aquel que le gritaba que una bestia herida haría cualquier cosa por defenderse así mismo os los suyos de cualquier peligro existente, fuese o no fuese fácil de vencer.

 

El cuerpo del padre de familia quedo colgando de la ensalivada boca del moreno. No iba a apretar mas si no había motivos. Tras unos minutos de férrea lucha. Uno por soltarse y el otro por hacerle ver que él era ahora quien mandaba en aquel terreno, Luca consiguió salir victorioso. Eso si, exhausto por el esfuerzo. Lo soltó apenas un rato después, para ver, conmocionado, como los tres canis lupus le ofrecían una ligera reverencia, otorgándole así el mando de aquella joven y reducida manada. Le daban la bienvenida como uno mas del clan, de los suyos. Ahora eran una familia, su familia y entre ellos se había forjado una conexión difícil de romper.

 

¿Como llegó a la otra orilla si seguía perdiendo liquido vital? Sencillo y precioso de ver. Sus aliados, sus camaradas lo arrastraron, llevándolo hasta donde sabían la magia de aquel paraje lo curaría, dejándolo en perfectas condiciones para continuar su marcha. Por mucho que haya sido el esfuerzo Nate, Rey y Liam, pues así se llamaban, fueron capaces de romper los moldes y ayudar a su líder. El rumano les agradeció con un cariñoso ladrido y lamentó a cada uno, dejandoles en claro que siempre estaría ahí para ellos. Ahora y tras la primera prueba, estaba paciente por ver que se le presentaba ahora – Debo continuar solo – Les comento, sabiendo que así era.

 

Tensó sus músculos, comprobando como era cierto. Estaba bien, sin ni siquiera una marca de lo que había pasado hacia un momento. Y sin más, no queriendo perder tiempo y usando su agudo olfato y sus oídos mejorados, arranco en una ligera carrera, internándose en el laberinto. ¿Que encontraría allí? Posiblemente dudas y complicadas preguntas. ¿Estaba listo para ello? Por descontado. Al doblar la primera equina hacia la derecha, detecto un olor a jazmín, el cual le recordó a su mujer. Sonrió. ¿A caso podía estar Mei por allí? Aumento la velocidad de sus zancadas, siguiendo el rastro, La paladín lo ayudaria a salr de alli y a hallar la verdad.

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  • 2 semanas más tarde...

- Luca, ten en cuenta que estás demasiado herido para continuar, debes buscar otro camino por el laberinto. Seguir caminando y corriendo sólo desgastará toda tu energía mágica.

 

La tormenta de nieve ya hacía imposible la visión. Ni siquiera se podía distinguir la izquierda, de la derecha, y muy pronto el arriba del abajo. Podía ser que el olor a jazmín que estaba sintiendo eran juegos de una mente perdida entre tanto blanco, entre tanta nada. Capaz no y realmente a los pies de la pirámide había flores que desprendían su fuerte aroma. Pero, ¿con ese clima realmente? Un poco difícil de pensar.

 

Y es que, justamente lo correcto fue someterse a la manada. Intentar imponerse, con un espíritu de lucha que buscaba la imposición constante y la no cooperación sólo podía conducir todo a un fracaso. Y uno, en estas instancias, podía significar la muerte, o peor, la intervención de Suluk.

 

Se frotó las manos y miró hacia atrás, en donde se abriría el portal de la habilidad, si es que Luca podía llegar hasta la pirámide.

 

Por desgracia, Luca estaba sin magia más que la del anillo. En ese paraje desolado. Suluk pensaba que la prueba podía ser tan severa porque era el mismísimo espíritu del gran lobo el que supervisaba la misma. Porque ella sentía que ahí, estaba siendo solo una espectadora más.

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Al girar a la izquierda, el brusco encuentro vivido con sus congéneres hacia unos segundos se reafirmó en su pata derecha, retornando a su anterior estado. La sangre volvía a salir de la herida abierta, formando charcos allí donde el lobo se estacionaba por unos segundos, esperando encontrar resolución a su pequeño problema cuanto antes. Suluk no se lo ponía nada fácil. Cuando Luca ya creía haber superado esa prueba, la animaga retomaba el control de forma magnifica. Sin embargo el olor a jazmín, el cual le recordaba a su mujer, cada vez se hacía más intenso, como queriendo recordarle que el éxito estaba allí, alcanzable. No se podía rendir, no ahora. Menos cuando Jake lo espoleaba con fuerza.

 

Se mordió la rosada lengua, evitando aullar de dolor. Desde que era un niño, impedía que sus enemigos o en este caso competidores pudiesen ver lo que pasaba en su anatomía o mente, protegiéndose así y logrando evitar que otros encontrasen sus puntos débiles. Según sus conocimientos, la brecha era profunda, por lo que aguantaría un poco más de media hora en quebrarse por completo. Tiempo suficiente para llegar a la pirámide y traspasar el portal. Sus zancadas ya no eran tan largas, no obstante, era mejor, pues sus sentidos algo embotados por la pérdida de líquido vital, eran, de esta manera, capaces de reconocer los sonidos y olores. Había agua, lo sintió y allí que se fue.

 

Un pequeño estanque se presentó ante él. Bello y con un aura mágica. Su reflejo le devolvió la mirada cuando se acercó al mismo. Lo bueno del asunto es que ni por un segundo creyó oportuno retomar su forma humana. Se sentía cómodo así, cosa que le hizo sonreír. Su conexión con Gaia, presente y más fuerte que nunca en su formal animal, le envió estímulos para hacerle saber que la pureza del agua era total. Vamos que podía beber con total seguridad. Hundió el hocico y bebió un largo trago, calmando la sequedad de su garganta. Un ruido sordo lo puso en alerta, haciendo que sus orejas se pusieran recta y su lomo erguido. Lo que vio, a pesar de su orden antes dada, lo lleno de esperanza.

 

Sus camaradas cánidos aparecían a su lado, demostrándole así la lealtad de una manada y la sinceridad de sus acciones. Bajo la cabeza, regalándoles una reverencia. Bien podía ser el líder, pero las formas y la jerarquía seguían unas pautas que, a pesar de no saber hacia unos meses, ahora comprendía con total claridad. En verdad su tótem había estado consigo toda su vida. El de color pardo gruño suave, expresándole sus intenciones. Lo iban a ayudar y lo harían aunque se quejase. El equipo alcanzaría la meta. El lobo gris se acercó a la extremidad fracturada y lamió la herida, calmando los temblores que el dhampir poseía. Nate traía en su boca unas plantas azules algo mordisqueadas.

 

Cerró los ojos, permitiéndole poner aquel mejunje extraño en la lesión. Al europeo le seguía fascinando la confianza que se tenían entre ellos. Era extraño, mas era revitalizador y hermoso. Resquemó como un demonio y Jake profeso su disgusto con un –“Maldita mi****” – que solo el rumano pudo escuchar. Tensó el musculo pasados unos segundos. Mejor estaba y eso era una ligera victoria – Vamos – Jake grito lo que todos sabían. Y como si fuesen uno, los cuatros ejemplares del rey del bosque iniciaron la marcha. Derecha, izquierda, derecha. ¿Por qué? Porque a fin de cuentas no estaba solo y aquellos amigos lo guiaban como si fuesen espoleados por algo más. Tal vez, La anciana lo amparaba con sus cálidas manos al ver sus esfuerzos por crecer y superarse.

 

El último escalón era un abismo, de al metros tres metros de ancho, más o menos, y ocho de profundidad. Una buena caída a fin de cuentas. El monumento egipcio estaba al otro lado, imponente y eterno. El moreno se acercó al despeñadero y analizo la situación. Según sus capacidades, en un estado físico óptimo, podía lograrlo. En aquel instante, temía el fallar. De pronto tuvo una idea. Se alejó, olfateando el aire, denso y frio como ningún otro. Afianzo sus patas delanteras, cuando estuvo, según él, a la distancia perfecta. Les indico a los demás que se situasen al borde justo del precipicio. Una locura más de las suyas. Sin pensar, agarro velocidad y se impulsó, ayudado de Rey, hacia arriba. La fuerza del conjunto y la cuadrilla fue de un claro apoyo, pues segundos después alcanzo la verde pradera del otro lado. Un aullido de felicidad salio de sus fauces entre abiertas.

 

Tras recuperar el aliento durante un corto lapso de tiempo, se encamino, ahora solo, hacia la entrada del temático edificio, en la cual se encontraba la anciana con una solemne sonrisa en el rostro. A su lado, volvió a tomar su forma humana. Mientras se sacudía y estiraba, notando de nuevo como su cuerpo respondia a sus ordenes, miro a la arcana y con voz firme dijo – Estoy listo - ¿Que mas podía pasar? El olor a jazmín le recordó que tenia amigos y familia detrás, pues Mei estaba muy presente en su cabeza y emociones. La lucha contra la manada, el empoderamiento como alfa y la lealtad de la misma fue emocionante e instructivo a partes iguales, pues aprendió o mas bien se dio cuenta de que a veces es de ayuda tener un apoyo firme al lado. El confiar en su tótem animal y en sus facultades como lobo no le costo esfuerzo, pues desde un principio supo que era real y que Jake era tan parte de si como su propio corazón.

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―Ya apostaba yo que no llegarías.


Akku sostenía una cálida y amplia sonrisa, era conocida por decir la verdad sin filtro pero aun así sus facciones demostraban lo orgullosa que estaba de Luca. La tormenta no hubo sido impedimento para el hombre así como tampoco la prueba posterior, como cualquier ser humano lo primero a lo que se aspiraba para sobrevivir era el liderato pero —aun siendo factible— dentro del hábitat animal el apoyo y la camaradería resultaban imprescindibles. La arcano enfundada en su abrigado traje esquimal escondía a la altura del pecho un magnífico collar de hielo creado enteramente por aquel par de manos curtidas que entonces se aferraban al callado de cristal con terminación de oso y enormes fauces de lobo, el coronado en esa prueba por parte del Van Halen, su esencia más primitiva.


Acariciando con la yema de los dedos la preciada joya hizo nevar o más bien atrajo los diminutos copos que caían sobre ellos en dirección al cuerpo de su pupilo y un segundo después éstos se transformaron en brillantes piedras preciosas que acabaron por curar las heridas a medio tratar que aun persistían en debilitar la anatomía del mismo.


—Eres bravo, Luca Van Halen. Eres bravo y valiente pero aun hay algo que debes aprender para poder ser uno con la habilidad. Debes aprender a confiar


El portal dentro de la pirámide emitía un débil destello que indicaba no quedaba demasiado tiempo ¿Por qué lo había abierto antes de que llegase su alumno junto a ella? en ocasiones sus bromas acababan por perjudicar indirectamente a alguien más ésta vez había tratado de poner a prueba a alguien que acababa de demostrar ser digno, al menos para ella, la confirmación no estaba en sus manos, aquello pertenecía a una magia mucho más grande y antigua que ella con sus casi 400 años en aquel mundo y muchos otros. Abrigó su cuello, dio un suave golpe al suelo con su vara de cristal y una puerta trampa se abrió frente a los ojos del dhampir, no podía retrasar lo inminente por mucho que le agradase la compañía, con semejante travesía seguramente tendría material para conversar unas dos o tres horas, así que deshizo su sonrisa como se deshacían los copos de nieve al entrar en contacto con su anciana melena.


—Aun así será el portal quien juzgue si eres digno de tamaño don, por lo tanto resulta importante que me respondas con honestidad ¿crees que estás preparado para atravesar el portal y dominar su totem? Si no estás preparado, Luca, te pediré por favor que te marches.


Por norma se le pedía que la confirmación fuese por partida doble, cosa de Directores que jamás comprendería. La burocracia de los ingleses era algo que no cabía en su cabeza, menos cuando al estar tan conectada con el medio ambiente podía percibir quiénes sí albergaban la magia especial de la animagia. Antes de que el hombre pudiese articular palabra alguna alzó una mano pequeña y arrugada enseñando la palma trabajosa al mismo, abriendo enormemente los ojos esperando que guardase silencio y extendiendo la mano libre para tomar la que portase el anillo de aprendiz concluyó en que el silencio había sido suficiente.


—Si estás completamente seguro, adelante. Mediante éste anillo podré saber de ti pero una vez cruces la puerta que te corresponde allí dentro ya no podré ayudarte, te las verás por ti solo. El portal podrá hacer contigo a su antojo, pasado, presente, futuro alterno, nadie nunca sabe exactamente a dónde va a parar.


Y tras la confirmación dio un paso al costado abriendo sus brazos y comenzando a aletear de forma curiosa, curiosa para un humano, pero tan pronto como sus ojos se volvieron del tamaño de canicas, sus brazos se vieron cubiertos por un plumaje blanquecino y sus labios hicieron las veces de pico amarillo. Como un ave voló lejos, sobre el firmamento gris, esperando el siguiente movimiento del Van Halen.
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El Van Halen sonrió al mismo tiempo que la arcana, cuando esta lo felicito por su valentía en la prueba. Para que negar algo evidente, estaba orgulloso de si mismo. Cumplir sus metas siempre había sido algo obvio para él. Aquella anciana que tenia ante si, vivaz y autoritaria, le caía bien y eso hacia de la experiencia una aun mejor. Se sentía cómodo en su presencia y a pesar de que sabia que lo estaba analizando en todo momento, no le disgustaba. Suluk poseía valorees muy parecidos a los del europeo, creando entre ambos un fuerte vinculo. Agradeció con una inclinación de cabeza cuando los copos de nieve que esta manipulo, curaron sus heridas, dejándolo completamente sano y dispuesto para ingresar al portal.

 

- Estoy listo y anhelante de saber que me espera ahí dentro – Creyó oportuno decirlo de palabra, ademas de mostrarlo de forma no verbal. Sabia bien que en la institución académica londinense había muchos protocolos. Los conocía bien al ser profesor de la misma.

 

Anillo en mano, tras despedirse de su mentora en el arte de la animagia y viendo como batía sus ahora brillantes alas, avanzo hacia la abertura, la cual poco a poco se cerraba. Un paso, luego otro. Su corazón bombeaba. No tenia miedo, pero si poseía una expectación notable, la cual llenaba su cuerpo de adrenalina pura. En cuanto la neblina purpura lo envolvió por completo, cayó al vació. La sensación era parecida a la desaparición, pero mucho mas brusca y potente. Cerro los ojos y se dejo llevar. Confiaba en que la bruja y el mismo destino, así como Gaza y su tótem animal lo llevasen a donde fuese necesario para vincularse por completo con el rey del bosque. Segundos después, tal vez minutos, no estaba seguro, abrió sus pesados parpados.

 

El sol estaba en su punto máximo, por lo que entendió que eran mas o menos las doce del mediodía. Habia aparecido en un bello y extenso paraje verde. Sus oídos, mejorados por la ponzoña del vampiro, eran capaces de distinguir un riachuelo a no mas de siete metros de su posición. Los robles que lo rodeaban eran enormes y antiguos, podía verse en las formas de sus fuertes cortezas. El viento era limpio, suave y no soplaba con brusquedad. Reconocía el lugar, sin embargo, no de donde. ¿Tal vez sus sueños? Movió un pie, queriendo comprobar como su anatomiza respondía a sus decisiones. No sentía peligro, no obstante, nunca se sabia donde podía haber alguien dispuesto a acabar con tu vida. La precaución era una de sus armas principales.

 

Inicio el camino por aquella especie de sendero, Animales no había, humanos tampoco. Pronto llego a un risco, desde el cual se podía ver un santuario. Una sonrisa sincera se extendió por su tostado rostro. Ya sabia donde se hallaba, como para no hacerlo. Lisa le hablaba maravillas de su tierra. Covadonga era un monumento natural a la historia de Asturias. Quiso bajar a verlo, cuando un panfleto amarillo pegado a un poste de luz le llamo poderosamente la atención. El dibujo de un lobo, matando a lo que parecía ser una vaca, dentro de un circulo rojo hizo que su estomago se contrajera violentamente. El mensaje que había debajo de aquella imagen, mas aun. “acabemos con estos asesinos ahora antes de que se enteren”

 

- No me puedo creer esto - Era conocido por todos que al norte de España había una reserva para proteger la diversa biosfera que los rodeaba. - ¿Acaso tengo que enfrentarme a todo un pueblo para que logren detener esta masacre? - No lo dudo, lo haría, no solo para gaarse la confianza de Suluk, sino porque le nacía así.

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El ave se sitió sobre un árbol lejos de la pirámide. Allí hacía demasiado calor para su gusto y planear por todo el cielo opaco le resultaba pesado y agotador. Como humana podría recurrir a sus encantamientos climáticos o mismo a sus propios inventos pero las ansias de ver en el interior de su mente así como una pantalla de cine antiguo el ingreso de Luca al portal no le permitió salir del radio sagrado. La animagia era una habilidad magnífica y no lo pensaba así porque llevase casi 400 años abrazándole sino más bien porque significaba la más pura conexión con la esencia oculta, con lo más primitivo de un ser. Acicaló un poco sus alas y como brisa de invierno, fresca y gélida, la presencia de Van Halen se deshizo en aquel espacio terrenal que compartían, ahora se encontraba a merced de magia antigua y solo esperaba que pudiese hacerse uno con ella y no tratar de dominarle.

 

Una vez más batió sus alas blanquecinas mientras sus ojos apreciaban un paisaje completamente diferente, sus ojos eran los de su pupilo y la confianza de Suluk era la de él porque hubo demostrador ser merecedor de ella. Sobrevolando las adversidades que el hombre cruzó para poder reunirse con ella momentos atrás regresó a la seguridad de su hogar, al frío polo o el pequeño trozo de éste que ella poseía para beber una buena taza de té, sentada en un mullido sofá rodeada de sus canes y el amor que éstos le brindaban. Aquella también resultaba ser una especie de manada o comunidad familiar.

 

—Si no te adaptas, te extingues. Pensó

 

Acariciaba una hembra entre las orejas y fruncía el ceño al igual que el dhampir lo hacía al momento de leer a fondo aquel absurdo papel amarillento. Ninguna criatura merecía ser perseguida, cazada y reducida a un efímero recuerdo ¿cómo actuaría entonces Luca y de qué manera sería la habilidad la que le ayudase a superar dicha prueba? La arcana se cruzó de piernas con cierta dificultad por la edad, echó hacia atrás la capucha peluda de su traje abrigado y recostó la cabeza entre las pieles para poder concentrarse mientras la infusión humeaba entre sus experimentadas manos.

 

Aquel hombre había resultado ser una caja de sorpresas, sorteando obstác.ulos pero sabía perfectamente que tanto ella como el portal seguían considerando elemental el hecho de que aprendiese a confiar y no solo a liderar.

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Cientos de rápidos planes comenzaron a pasar por su despierta mente, tras visualizar aquel cartel, pero ninguno de ellos le convenció por completo, pues la violencia no era la mejor forma de hacer entender a aquel pueblo que los lobos no cometían crímenes brutales sin razón alguna sino que, de seguro, había algo mas allá de su conocimiento, lo cual estaba haciendo que los reyes del bosque buscasen alimento donde antes no lo hacían. Eligió confiar en su tótem animal y en la misma naturaleza. Guardo su arma mágica, aquel asunto no lo afrontaría como mago o como primer ministro de un país emergente, lo haría como bestia, con sus instintos, métodos y capacidades. Y lo haría en aquel preciso instante.

 

Cerro los parpados y se concentró, así como Suluk le había enseñado. Visualizo el recuerdo del lago, donde por primera vez se contemplo con su forma mas primitiva. Y así de fácil, sintiendo una corriente eléctrica atravesar su anatomía, se convirtió en quien era parte de su esencia. Gaia, diosa madre, se abrió para él, como si lo hubiese estado esperando toda su vida. Donde antes, como vampiro, no había escuchado ni visto nada relevante, ahora el paraje tomaba otros derroteros, mas propios, mas salvajes, mas suyos. Escuchó atónito como un búho ululaba en alguna parte del árbol mas cercano. También como un conejo de gran tamaño se escondía al sentir su presencia. Lo que había allí era magia pura.

 

Adelanto una pata, luego otra y así inicio el camino hacia el interior de aquel extenso robledal. No sabia muy bien hacia donde se examinaba. Él solo seguía hacia adelante. Por extraño que fuese Jake lo guiaba. Avanzo por valles, colinas y hasta salto un pequeño rio. Llegó, con el anochecer, a lo que parecía ser un muro alto de grandes rocas blancas. Sus ojos, de verdes pupilas, se centraron en uno de los varios agujeros de este. Una cueva se materializaba firme y grandilocuente para aquellos que tuviesen la capacidad de ver mas allá de sus propias narices. Un aullido resonó, eliminando la calma y el silencio de tan bello paraje. Pocos segundos después, un macho blanco hizo acto de presencia a su diestra, olfateándolo y con una posición clara de precaución.

 

Pero lejos de actuar por impulso y tomando conciencia de lo aprendido, el europeo bajo la cabeza y comprimido, tanto como pudo, su musculado cuerpo, en una pose clara de sumisión. Tenia que hacer aquello, pues no anhelaba provocar otra guerra. Esta ya la había y él estaba allí para terminarla no para incentivar mas combates absurdos. Su congénere lo acepto como uno mas tras un breve lapso. Ambos necesitan trabajar en equipo y por raro que fuese, era como si lo supiesen. Intercambiar una mirada y un aullido, congratulándose el haber encontrado un nuevo camarada. Al haber sido aceptado en la manada astur, pudo escuchar y ver lo que sus ahora aliados veían y oían. La batalla final daba comienzo.

 

Tuvo consciencia de como unas enormes piedras impedían el paso de ganado salvaje, suministro natural de alimento para la manada. Ademas de cortar el agua del rio mas cercano a sus guaridas. ¿Tal vez podría ser este el problema? Era evidente. Troto como nunca, acelerando el potencial que sus cuartos traseros le ofician. La luna estaba en lo mas alto. Mientras el Van Halen observaba con curiosidad como por un error humano casi toda una especie había sucumbido. Al querer excavar para lo que parca ser una nueva estación de funicular, habían creado un deslizamiento de tierra tan brutal y complicado que ni ellos mesmos habían sido capaces de subsanar. La rabia que embargo fue mucha. O sea, la liaban ellos y querían echarle el muerto a otro.

 

Se limitó a negar. Se transformo a su forma humana y esta vez si usó sus dones, pero no para atacar a ningún otro ser vivo, sino mas bien para reparar lo que un error creo. Eso era para lo que el moreno había nacido; para proteger la vida, sea cual sea su procedencia. Para acatar las reglas que la naturaleza proponía y para hacer del mundo, con poderes y muge, uno mejor. De un conjuro elimino la barrera. Un bombarda máxima era efectivo cuando de algo así se trata. Tapido y preciso. Si, hubo un espantoso estruendo, sin embargo, estaba seguro que, ensimismados como estaban en sus propios miedos, nadie se inmuto por el mismo. Creyó que no lo había logrado, hasta que una pequeña ternera de al menos cuatro meses cruzo por la abertura corriendo y saltando.

 

Suspiró y un manto helado lo envolvió. No entendía que era, hasta que su anatomiza reapareció al lado de su mentora en aquel pequeño iglú que hacia las veces de hogar para la arcana. Todo habia acabado bien. Sus amigos estaban salvados y Asturias nuevamente en paz. Una sonrisa apareció en su rostro, algo cansado por todas las emociones vividas en las ultimas horas – Increíble – Solo fue eso lo que pudo decir. Su instrucción había finalizado con exito, al parecer y eso lo llenaba de orgullo. Le regalo a la anciana una reverencia en señal de respeto por ella y por sus conocimientos – Ha sido un placer Suluk - Era cierto. Desdeel segundo uno la habia respetado y caido bien.

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