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Idiomas


Gabrielle Delacour
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– Well... F**k

Las palabras quebraron el silencio del aula seguido por las pisadas de la Delacour, otro curso por impartir y aún no había planeado nada de la boda, lo hacía más que por la paga por el gusto de regresar a dar clases pero su tiempo... Se estaba quedando sin tiempo.

 

Al llegar al escritorio apretó su mano derecha en puño sintiendo como su varita comenzaba a materializarse, apuntó al pizarrón y de inmediato el gis comenzó a escribir dos preguntas. Esperaría; de un salto se sentó sobre el escritorio y sus pies comenzaron a juguetear en el aire.

 

Vestía unos leggins negros, una camisa blanca larga y un cinto negro que acentuaba su pequeña cintura, sus cabellos ondulados estaba sujetos por un listón negro sobre su costado derecho y unas botas negras completaban la vestimenta. Tal vez la nostalgia le había llevado a vestirse con su antiguo guardarropa.

 

Era hora, giró su torso y sus ojos miel se enfocaron en el pizarrón.

 

 

¿Qué es un Idioma? ¿Qué esperas de la clase?

 

– ¿Quién será la primera?

 

 

 

 

@@Sasha Askar @@Rachel Ravenclaw

 

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Cantar en el baño mientras me duchaba, debería estar prohibido por el tiempo que una pierde imaginándose arriba del escenario, siendo ovacionada por miles de personas. Así estaba yo, con el cuerpo desnudo mojado por las gotas bien caliente que salían de la regadera, cuando un ruido me alerto que no estaba sola. Me gire por completo esperando descubrir al intruso que me espiaba. En esa gran casona con apariencia de mezquita, vivían muchas personas y muchas otras llegaban y se iban cuando les entraba la gana. Me sentía desprotegida sin mi varita, pero había cometido el error de dejarla en el cuarto contiguo.

 

-¿Quién está ahí? Pregunte manteniendo la voz en un tono que demostrara molestia y no el miedo que empezaba a crecer en mi pecho. Estirando mi brazo tome la toalla blanca y me envolví con ella antes de traspasar las puertas de vidrio camino hacia mi habitación, dejando a mi paso las huellas húmedas de mis pies sobre la alfombra. El lugar estaba desierto, quien había provocado el ruido no estaba ahí. Busque con la mirada algún signo de violencia. Una parte de mi estaba esperanzada de encontrar algo que antes no estuviera, pero no había nada. Un pergamino enrollado estaba sobre el cobertor de la cama.

 

Confundida por el sonido fantasma que había percibido mi mente, me senté en la cama a destrozar el sello de cera para poder leer la nota. El papel se escapó de mis manos cuando un temblor apareció de repente, expandiéndose por todo mi ser. Era un cordial recordatorio de la clase de Idiomas en el Ateneo Mágico. El pergamino quedó olvidado en el suelo cuando salí corriendo al vestidor. Me vestí con lo primero que encontré, una calza en red debajo de un short de jeans deshilachado y una remera negra escote en v con la leyenda “Cuida al planeta, no tires muggle” con la cara de un chino dentro de un tacho de basura.

 

-Perdone por llegar tarde –Dije al entrar al aula casi a los tropezones con mis borcegos acharolados, la profesora parecía estar esperando así que moví mi cuerpo para sentarme en uno de los pupitres. En el pizarrón detrás de la profesora había dos preguntas para responder. En mi apuro por desaparecer del Refugio me había olvidado de traer pergamino y tinta. Un rubor coloreó mis mejillas –Soy Sasha Askar… no traje material de escritura, así que responderé en voz alta las preguntas –Me incline en el pupitre lo suficiente para cruzarme de brazos y a apoyar los codos sobre la tabla Un idioma creo que es un conjunto de sonidos que llegan a tener sentido para las personas de una comunidad…-Mi voz se fue reduciendo a medida que los nervios se iban presentando.

 

Todavía me quedaba por responder una pregunta y mi mente estaba bailando la macarena. Carraspee para ganar tiempo –Espero aprender Árabe o más precisamente su derivado al egipcio. El dialecto me interesa mucho porque una vez fui… -Me calle abruptamente. Ya mis manos estaban moviéndose como locas expresando cosas de más, las entrelace y las deje apoyadas quietas – Es una larga historia que no viene a cuento, simplemente es un idioma que me interesa porque mi familia tiene antepasados por esos lados geográficos.

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¡Gracias Rachel Ravenclaw! ♥.♥


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—Solo un poco más… -susurra.

 

Su mano se deslizaba con velocidad por un pergamino amarillento mientras lo embebía con tinta negra marcando números y garabatos extraños. Había pasado horas en su oficina descifrando unos manuscritos que había encontrado en la biblioteca del campus. La bruja suspira más aliviada al ver el fruto de su trabajo sobre el papel rugoso. Aunque esa satisfacción se acaba en cuanto voltea a mirar la hora…

 

“Oh rayos” fue lo primero que le vino a la mente. Se encontraba aun en su desordenado despacho de profesora con su khimar azul oscuro y sin su bolso de moke preparado… habiéndose olvidado de que aquel día tenía clase de idiomas. ¡Qué vergüenza! Llegaría tarde y encima delante de su hija, quien ya sabía que iría también. De hecho, la misma bruja Askar le había propuesto tomar aquella clase.

 

—Bueno, ya nos conocemos todos… No es tan grave –susurra para sí mientras apartaba todo sobre la mesa y tomaba su bolso.

 

Lo bueno era que ya estaba en el campus así que solo tuvo que salir velozmente y buscar el aula donde sabía que se impartía el conocimiento. Una vez ve la puerta a lo lejos, la castaña aminora la velocidad y toca la puerta antes de entrar. No se había cambiado la ropa, no tenía tiempo, seguía con el khimar.

 

Sasha ya estaba presente al igual que Gabrielle. La atmosfera parecía tranquila y había entrado justo en un silencio, ¿pero habrían comenzado ya? Unas frases reposaban en la pizarra, preguntas interesantes. Entrando, se dispuso a hablar mientras buscaba un sitio para sentarse.

 

—Buenos días. Lamento la demora y las apariencias –dice primero.

 

Una vez se sienta vuelve a mirar la pizarra. Sasha no decía nada así que quizá ya había respondido o quizá no sabía que decir.

 

—Sí aún estoy a tiempo de responder… Me parece que un idioma es un medio de comunicación. Un paradigma de símbolos y sonidos que las personas utilizan para transmitirse ideas. –responde con total tranquilidad- Hay dos motivos que me han traído aquí. El primero; que me gustaría comprender la base de los idiomas para que me sea más sencillo estudiar lenguas del medio oriente. Muchos de los secretos de mi familia están encriptados en árabe, egipcio antiguo… etc. –hace una pequeña pausa- El otro motivo es que como jefa de los Servicios Administrativos del Wizengamot debería tener un conocimiento de idiomas mínimamente aceptable. No puedo seguir toda mi vida tirando solo de números y leyes.

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— Diste en el punto, tienen sentido para una comunidad y…

 

El hilo de la clase había sido cortado por la recién llegada; Rachel era la única que faltaba a lo que Gabrielle dio por completa la clase se quedó quieta esperando que la chica tomara asiento y dejó que tomara la palabra.

 

Asintió levemente con la cabeza, al menos las dos alumnas estaban en la misma página y no habría la necesidad de dar palabras de más. Entrelazó sus manos y estiró los brazos hacia enfrente sintiéndose un poco más relajada.

 

—Creo que es momento de presentarme. Je m’appelle Gabrielle Delacour… Pueden llamarme Gabs. Mucho gusto Sasha.- giró su mirada hacia Rachel y sonrió sacando por escasos segundos la lengua.— A ti ya te conozco, no hay necesidad de formalismos.

 

Guiñó el ojo a la chica y dio un leve golpe al escritorio.

 

Idiomas. Ambas aciertan en la comunicación entre individuos, es un hermoso sistema de comunicación formado de palabras o gestos que resulta propio de una comunidad de individuos. Noten que también mencioné gestos; un idioma no es solo palabras, también son los símbolos, gestos hasta vibraciones… Es fácil aprender un idioma si uno se concentra en los pequeños detalles.

 

Sí, aquel tema le apasionaba, a pesar de no ser el ejemplo vivo de “Señorita Simpatía” el hecho de poder entender a las personas o darse a entender le resultaba más que extraordinario y, en el mundo mágico, el ambiente era aún más rico en cultura que el mundo muggle. Mezclas.

 

Soltó un suspiro tratando de retener sus ganas de seguir hablando ¿En verdad se estaba convirtiendo en lo que más detestaba? Regresó su mente y atención hacia sus alumnas, había que seguir enfocada en el tema.

 

— ¿Recuerdan cuando aún eran larvas humanas? ¡Claro que no!– aquello había salido crudo y sonrió tratando de puntualizar su idea.— Un bebé comunica lo que necesita por medio del llanto, gestos, pequeños sonidos en lo que aprende el idioma de su madre o tutor. El humano o cualquier ente tiene la necesidad de comunicarse desde sus primeros segundos de vida. Bueno ahora les toca a ustedes sentirse esas pequeñas larvas…

 

A pesar de ella misma ser de raza humana el concepto de “larva” era algo que le encantaba, odiaba tener que demostrar alguna debilidad y, en cierto modo, encontraba tierno aquel término. Con su varita en mano hizo aparecer dos pequeños conejos de peluche sobre el escritorio de cada una y apresuró sus palabras.

 

Ese pequeño les llevará a Rusia, Moscú para ser exactas. Deben buscar un buen vodka, pueden hacerlo juntas o cada una por su lado. Quiero que encuentren las dificultades de ese idioma porque no es solo el carácter fuerte de las personas, si no la lectura, el idioma… Recuerden analizar el entorno y regresen, si se atreven a destripar a ese inocente peluche adentro guarda una llave, misma que les servirá de translador hacia el ateneo.

 

Puesto las cartas sobre la mesa la Black miró con intriga a sus alumnas, no sabía el por qué les había pedido licor ¿Cuándo se había vuelto alcohólica? ¿La soledad tal vez? Al verles todavía en el aula aplaudió un par de veces y movió desesperada sus manos como si ahuyentara a alguna paloma intrusa.

 

Shu shu, que no las quiero ver aquí con las manos vacías, arre fuera, no hay tiempo para pensar y ¡Suban al bendito carro!

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La bruja escucha con atención las palabras de la Delacour y sonríe de lado al sentir la emoción en sus palabras. Le remontaba a aquellos días cuando la había drogado con una cápsula extraña… tan solo para que valorara sobre su propia identidad y qué era lo que la diferenciaba de otras personas…

 

O algo así…

 

Prefería no pensar en ello.

 

“Larvas humanas. Esta Gabbs…” no pudo evitar pensar. No sabía cómo hacía que con su humor negro le arrancara una risa interna, a pesar y todo de ser una fanática de los críos. La clase se extendía con profesionalidad y Rachel escuchaba con mucha atención cada una de las explicaciones de la Delacour… Hasta que se viene el ejercicio creativo de la mente retorcida de su profesora.

 

La castaña arqueó una ceja al ver los peluches sobre la mesa y luego la miró incrédula mientras escuchaba la consigna. ¿Vodka?, ¿en serio? Podía determinar que la bruja tenía un serio problema, pero la Askar no le quedaba otra que cumplir con otra de sus extrañas encomiendas.

 

Levantándose con una mano en la espalda mira a Gabrielle y luego a su hija Sasha.

 

—Ahh… parece que nuevamente soy obligada a ser su conejillo de indias, señorita Delacour –ríe entredientes- De acuerdo modmoiselle le traeremos el vodka. Me acompañarás, ¿verdad Sasha?

 

Su mano pasa por el suave peluche para luego sentir varias vueltas ya conocidas. De repente siente un cambio de temperatura brusco. Considerando que estaban a unos 28º C en la primavera británica, pasar a unos 12º C de golpe se sentía considerablemente. Entonces comienza a sentir “cosas” cayendo sobre su piel con velocidad. Entreabriendo los ojos ve el cielo nublado.

 

Estaba lloviendo.

 

Habían caído en el medio de la Plaza Roja en Moscú y parecía que habían pillado el verano, con la mala fortuna de pillar un día de lluvia. Mira a Sasha a su lado para asegurarse de que había aparecido con todas sus partes.

 

—¡Resguardémonos! –le dice corriendo bajo un toldo de una callecita cuyo nombre se le hacía indescifrable. Eran un montón de símbolos geométricos, casi cuadrados, donde muy pocos símbolos se le asemejaban a una letra latina, pero dudaba que fueran lo mismo— No sé si la gente hablará inglés… En cualquier caso, tenemos que observar cómo funciona todo por aquí.

 

@@Sasha Askar

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El silencio invadió escasos segundo el aula desde que mi voz se extinguió en la nada, hasta que la profesora retomo la palabra. No llegó a completar mucho cuando mi madre apareció y sonreí emocionada. Me tranquilizaba profundamente que pudiéramos compartir esas hermosas horas donde adquiriríamos conocimientos. Atesoraba como si fuera una joya de gran valor, el tiempo que compartíamos, por breve que fuera, ya que sabía que la matriarca Askar estaba diariamente muy ocupada con horarios laborales demasiados complicados.

 

La profesora tenía un sonido musical para mis oídos, su presencia daba un toque muy llamativo al aula, con sus cabellos colorados opacaba todo lo demás. Sonreí devolviéndole el elogio -El gusto es mío, profesora -Escuchar el trato entre las brujas me dio risa, se notaba la complicidad que tenían en su trato. Mire el conejito que tenía sobre la mesa y mi corazón se derritió de ternura. Era tan hermoso que lamentaba que no pudiera llevármelo a casa de recuerdo. <<Te llevarás el recuerdo de la aventura>> pensé para mis adentros sabiendo que sería así.

 

-Sí, madre -Me levanté de la silla sintiendo la energía recorrer mi cuerpo. La ilusión por el paseo hacia que mis ojos brillaran de emoción. Era muy partidaria de meterme en problemas pero esta vez iba con Rachel. Ella cuidaría de que no hiciera nada desubicado. Un tirón extraño en mi abdomen al tocar el conejo detuvo mis pensamientos. De repente no era nada, ni nadie. La sensación de desarmarte en el aire y armarte en otro lugar, fue pasajera. Boquee como un pescado buscando que el aire llenara mis pulmones. Una de mis manos se había elevado al pecho con temor.

 

La baje al instante al darme cuenta el frío que hacía. Me abracé a mí misma tratando de no tiritar. La temperatura no era tan baja pero yo era friolenta de salir con bufanda si el termómetro marcaba 20 grados -Está lloviendo -Le dije a mi madre como si ella no fuera capaz de sentir las gotas que caían del cielo. Estábamos en medio de un lugar muy concurrido de muggles. Ese detalle no se escapó de mis ojos. Odiaba a los muggles más que a las temperaturas bajas. Mi expresión pasó de estar ovillada a sacar pecho y poner cara de arrogante.

 

-! Si, hagámoslo! -Corrí con mi madre hacia un toldo que nos protegía de la lluvia. Los muggles turistas invadían cada centímetro de la plaza con sus cámaras fotográficas. Además tenían camisetas, banderas y ropas con colores de países. Mire las letras raras parecidas a runas en los carteles. No entendía nada -¿Entramos ahí? -Señale un bar lleno de muggles. Camine con soltura empujando a los que se me cruzaban escuche palabras en tono seco acompañado de gestos toscos en sus rostros -Llegamos en mal momento -susurre a Rachel mientras veía el logo de la copa del mundo en una pantalla digital gigante dentro del bar donde estábamos -¿Qué hacemos? No tengo dinero para comprar el vodka - Mi pregunta quedó resonando mientras sentía el olor profundo a alcohol que estaba en el aire. Se sentía tanto que me extrañaba no emborracharme con solo olerlo.

 

@@Rachel Ravenclaw

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¡Gracias Rachel Ravenclaw! ♥.♥


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– Esto es demasiado extraño... ¿Estarán bien?

 

Murmuró la mortífaga mientras caminaba de un lado a otro en el aula; a la mayoría de sus alumnos no les daba trabajo y estaban de regreso en al rededor de 3 horas, era demasiado ¿Debía preocuparse?

 

Tratando de calmar su ansiedad se sentó sobre el escritorio pero sus pies seguían inquietos moviéndose en el aire. Le vendría bien comenzar a pensar en algo más que no fueran sus dos alumnas ¿En verdad estarían bien? Meneó la cabeza como si quisiera que esa pequeña voz se alejara de su oido y soltó un suspiro.

 

El reloj del salón tampoco ayudaba con la ansiedad, el sonido del segundero le distraía y volvía a la pregunta ¿Estarían bien?

 

– Ya deberían haber regresado, era solo una botella de licor y falta poco para el cierre de la clase...

 

 

@@Sasha Askar

@@Rachel Ravenclaw

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Los gritos de las personas casi rompen los tímpanos de mis orejas haciendo que me sobresaltara con sus voces graves y sus cantos ásperos en un idioma que era por demás extraño. Me tranquilizaba pensar que mi madre estaba cerca y no dejaría que pasara nada malo. Necesitaba confiar en que las cosas iban bien. Era solo una botella de Vodka la bebida más famosa del país por lo que sabía. Demasiado tarde caí en la cuenta que no sabía nada más que ese dato, y el cuento de Anastasia de Disney.

 

-Madre, intentaré pedir la bebida -Le susurre cerca de su odio antes de empezar a empujar a todo el mundo en mi camino hacia la barra donde había un tabernero de ojos azules, musculoso y barba rubia como su cabello. Algo dentro de mí rugió como un león hambriento. Me acomode el cabello con nerviosismo, mientras sacaba pecho y ponía cara de atorranta, empuje con los codos a dos borrachos para ponerme en el medio de ellos y apoyar los codos en la masada- Hola ¿Me puede dar una botella de vodka?

 

-¿chto ty khochesh?-Preguntó el hombre con voz ruda como sus brazos que limpiaban una copa con un trapo blanco. No me quedó más opción que hacer mímica señalando una de las tantas botellas transparente con líquido incoloro que tenía detrás del mostrador. Su aspecto varonil me tenía completamente embelesada. El viaje estaba resultando más interesante de lo que había pensado en un primer momento - Desyat' rubley

 

La voz del hombre era muy bonita, dejó la botella sobre la mesa mientras esperaba que le pagara con algo más que la sonrisa que tenía mi rostro. Mi madre estaba detrás mío, así que me gire para hablarle -No entiendo que dice ¿Robamos la botella y salimos corriendo? -Le propuse sin dejar de mirar de reojo al amor de mi vida. Por un momento fantasee pagarle de una forma más delicada el alcohol pero no teníamos tiempo para tanto.

 

@@Rachel Ravenclaw

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¡Gracias Rachel Ravenclaw! ♥.♥


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Siguió a su hija al interior del local donde con desapruebo ve a todos aquellos muggles atontados por la pantalla brillante y el partido de futbol. Rachel era muy fanática de seguir todo tipo de deportes, sobre todo el Quidditch, pero el futbol le causaba cierto desagrado. Pero quizá fuera la solución más rápida a tener que buscar el pasadizo correcto a la comunidad mágica secreta.

 

—Yo tengo galeones, eso será un problema. –le responde.

 

El ambiente apestaba a encierro, alcohol, algo de humo a cigarrillo entre otros olores corporales. Y no por ser un bar de Rusia, sino porque ser simplemente una taberna de mala muerte. Arqueó la ceja al ver como Sasha intentaba comerciar con el extraño hombre, no le gustó que ella estuviera tan atenta a él.

 

—Hacer actos indebidos en este sitio es una oferta muy tentadora –le susurra en inglés a sabiendas de que era poco probable que la entendieran- Pero no quiero que la futura Fiscal Mágica aparezca luego en las portadas del Profeta por culpa de unos muggles rusos.

 

Se pone al frente posicionándose al lado de Sasha y pone sobre la mesa un galeón dorado. La moneda, como moneda, no tenía valor en Rusia y menos en territorio muggle. ¡Pero por favor! Era una moneda de oro, ¡valía más que todas sus miserables botellas! La desliza hacia adelante con mirada firme.

 

—Oro –responde con esa palabra simple que hasta el más inculto podría entender por su extensión en el mundo.

 

El hombre le responde algo de forma socarrona, no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo, pero lo más probable es que dudara de la procedencia o material de la moneda. Pero Rachel no podía hacerle una prueba de carbono allí mismo por lo que simplemente toma a Sasha del brazo y sale corriendo de allí. La Askar no deja de correr hasta que se esconden en una calle más pequeña donde dudaba que las hubieran seguido tan lejos.

 

—Ha sido poco ortodoxo, pero creo que no teníamos tiempo y opciones.

 

Estaban mojándose bajo la lluvia cuando una voz sobresalta a la castaña tras ella. Al voltearse ve a una mujer rubia de ojos grises y la piel aporcelanada. Llevaba consigo un paraguas rojo y un abrigo de piel. Esta le dice algo en ruso, pero tras ver la cara de desconcierto de la bruja, se retracta:

 

—Lluvia –dice para luego extenderle el paraguas suyo mientras hacía signo del agua cayendo hacia ellas. Rachel la miró incrédula.

 

—No hace falta. Gracias –contesta.

 

Luego de un “debate” de cordialidades, la rusa consigue hacer que Rachel se quedara con el paraguas rojo para cubrirse ella y a Sasha mientras la mujer seguía su camino.

 

—No imaginaba que la gente fuera mucho más compasiva que en Londres. –dice la aritmántica- Creo que con eso tenemos buenas cosas que comentarle a Gabrielle, ¿no?

 

Rachel abre el peluche con sus manos y saca una llave. Tan solo tocarla todo dio vueltas y sintió tirones en todo su cuerpo. Al abrir los ojos, se encontró nuevamente en la sala de clase.

 

@@Sasha Askar

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- Vaya, me tenían con el Señor en la boca y "ya saben quién".

 

Exclamó la Black al verles aparecerse en el aula; la preocupación se había convertido en molestia al ver su tardanza (sí, a buena hora se le ocurría aparecer el gen de "madre") y solo negó la cabeza un par de veces, no había tiempo para más asignaciones a lo que puso los ojos en blanco.

 

Su mirada recayó en el reloj del aula, no, en verdad no había suficiente tiempo a lo que soltó un bufido y caminó hasta el escritorio sentándose sobre él ¿Quién necesitaba silla?

 

- Bueno, de manera de conclusiones ¿Qué necesitaron para sobrevivir? ¿Encontraron patrones?

 

Sabía que las preguntas eran algo ambiguas a lo que trató de ayudarles continuando con sus palabras.

 

- Gestos, palabras... ¿Ven que no es tan necesario? Es solo abrir los sentidos...

 

 

@@Rachel Ravenclaw

@@Sasha Askar

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