Leyes Mágicas

[Rachel Ravenclaw]

Imprevistos. No contaba con ello, pero debía responsabilizarse. Al menos se sentía confiada de sí misma, ¿quién mejor para cubrir ese hueco que ella? Al principio se había quedado pensando dónde los podía llevar… Quedarse todo el rato en el aula le parecía algo aburrido considerando que era un tema poco práctico como lo podía ser las leyes y el derecho… ¡Si lo sabría ella! Vivía de ello. Gran parte de su salario salía de la Oficina de Ministro y el Wizengamot. Fue entonces con esa analogía que le vino la idea a la mente. ¿Qué mejor idea que ir al ministerio? El viaje era muy fácil de planificar con el claustro además.

 

Pero primero, un poco de teoría… La bruja terminaba de escribir unas cartas en su despacho una vez hubo apartado todos los pergaminos viejos y olorosos de aritmancia. Tenía un desorden importante en su oficina, cosa extraña considerando que en el refugio lo tenía todo milimétricamente controlado. Quizá sería que pasaba poco tiempo en el campus.

 

 

Estimadas alumnas:

 

Se les comunica que vuestra clase de Leyes Mágicas iniciará el día 1 de junio del mes vigente y deberéis dirigiros al aula de la asignatura correspondiente donde tendremos una introducción teórica. Luego realizaremos un pequeño viaje así que recomiendo que no carguéis con elementos innecesarios.

 

Atte. Rachel Askar Black Lestrange

Profesora de Leyes Mágicas

 

 

Llegado el momento, la castaña se apresuró a llegar primero al aula que de por si estaba cerrada. Había abandonado su khimar por un elegante vestido de terciopelo azul oscuro sin escote y mangas largas, además de una túnica negra y un colgante de zafiros. Si luego se iba a pasar por su oficina era mejor que estuviera descubierta y prolija. Llevaba consigo poca cosa en el bolso de moke al ser una clase muy oral. Podía notar que el aula había permanecido mucho tiempo cerrada por lo que había un olor a humedad un poco molesto que intenta arreglar con su varita y ventilando el sitio.

 

Se asegura de que la pizarra fuera apta para escribir con su varita y sobre el escritorio deja unas hojas de periódico que saca de su bolso. ¡Cómo le desagradaban los medios de prensa! Pero aquel día le iban a ser algo útiles. Hacía no mucho había ocurrido un incidente en Londres del que había sido testigo. Un hombre lobo se había desatado en pleno comercial causando un gran desastre, violando el secreto de los magos y encima mordiendo a otros muggles que posteriormente desarrollaron una reacción rápida en cadena. En fin, un desastre y un día agotador para la Askar quien estaba en calidad de seguridad y voluntaria curandera.

 

Aquel hecho iba a desenvolver una profunda polémica en el seno de la oficina de redacción de leyes trayendo consigo el recuerdo de una vieja ley jamás aplicada "El Código de Conducta del Hombre Lobo de 1637". A la bruja le parecía un punto de partida interesante para salir del tradicional estatuto de secreto y constitución que ya más o menos todos la conocían. No era cuestión de tragarse las leyes... Eso podían hacerlo en su casa abriendo un libro; era cuestión de entender la funcionalidad de estas, las polémicas que podían sugerir y cómo debían redactarse para que fueran algo flexibles.

 

Todo estaba listo, faltaba las alumnas.

 

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[Leslie Ashryver PB]

Alessandra jugaba en la cama con su hijo Richard de apenas nueve meses, el Rambaldi crecía de prisa grancias a los genes de su madre Kamra cómo vampiro, cuándo su elfina Mar le llevó una carta con el sello de la Universidad. La rubia supo enseguida que era de su clase de Leyes, al ver que fue aceptada dejó el niño a cargo de los elfos del pequeño y corrió al baño a cambiarse.

 

Había desaprobado Meteorología y con eso perdido galeones que pudo haber gastado en algo importante pero esperaba que aquélla clase sus ánimos siguieran conatantes y no la perjudicará a la hora de saber si aprobaría o no. Se colocó unos jeans negros con un sueter azul francia, unos zapatos de tacón altos negros y su sacó azul, guardó su varita bajó la manga para colocarse el anillo de Escucha y el de Oídos indiscretos, quién sabe si tendría que utilizarlo por alguna emergencia.

 

Desaparecio del castillo Myrddin rumbo a los terrenos de la Universidad, debía buscar la clase de Leyes a la que encontró con rapidez gracias a el cartel que tenía. Tocó un par de veces para anunciar que había llegado asomando su cabeza por la puerta.

 

- Buenas, soy Alessandra alumna de la clase- se presentó avanzando por el aula hasta sentarse en el pupitre de la tercera fila del lado de la pared.

 

Esperaba que hubiera más alumnos y que no fuera la única porque sino se aburriria, nunca le habían gustado las leyes y por esa razón la tomaba ahora para no atrasar más lo inevitable. Alessandra se puso a juguetear con sus anillos esperando a que comenzará la clase.

[Fiamma Phoenix]

-Señorita Fiamma, le llegó un mensaje. Señorita, señorita.

 

-Si Wormy, si vi la lechuza llegar. Pero, ¿qué no ves que estoy muy ocupada acomodando todo para la venta de garage?

 

Ambos caminaban entre las mesas de la venta que se estaba llevando a cabo en los jardines de la mansión Granger. Ella tomando nota de los artículos en venta y él siguiéndola con un pergamino en mano e insistiendo por su atención.

 

-Ejem... señorita, es de la Universidad.

 

-Okey, léemelo.

 

-"Estimadas alumnas: Se les comunica que vuestra clase de Leyes Mágicas iniciará el día 1 de junio del mes vigente y deberéis dirigiros al aula de la asignatura correspondiente donde tendremos una introducción teórica. Luego realizaremos un pequeño viaje así que recomiendo que no carguéis con elementos innecesarios."

 

-¿Qué?- volteó a verlo horrorizada?. -¿Ya? ¿Tan pronto?

 

Le arrebató el pergamino y releyó lo que decía para asegurarse que el elfo sabía leer. Y si, todo estaba en orden y con pesar comprobaba que tenía que dejar la venta pendiente e ir a cumplir con sus obligaciones académicas. Al fin de cuentas, fue ella quien en un arrebato de exceso de confianza se inscribió, creyendo que podría con todo.

 

-Bien, pues manos a la obra. Wormy, avisa a mis primos que me fui, te encargo todo.

 

Y así, sin más desapareció de los jardines y se apareció a la entrada de la Universidad Mágica. No llevó mas que su varita, estaba segura que después de su clase de Encantamientos, podría materializar cualquier cosa que necesitara. La vestimenta no era problema, sus característicos leggings negros y una blusa sin mangas roja acompañados de sus botas negras de piel, no necesitaba más.

 

Se dirigió al aula, era la primera vez que tomaba una clase de conocimientos en un aula. Los maestros buscaban siempre lugares diferentes para dar sus clases en aras de un mejor proceso de aprendizaje. No se sorprendió al llegar al lugar y notar el abandono al que había sido sometido. Lo que si la sorprendió fue ver un aula de lo mas tradicional.

 

-Buen día- se presentó con un leve movimiento de cabeza -soy Fiamma Phoenix.

[Rachel Ravenclaw]

Esperó pacientemente hasta que la puerta chirrió a la llegada de las alumnas. El sonido demostraba el desuso que se le había dado el aula. No solo porque poco se utilizara como herramienta de estudio, sino porque por aquella época no había visto a muchos alumnos matricularse en aquella asignatura. Afortunadamente, no estarían mucho rato allí.

 

A la primera ya la conocía. Rachel no pudo evitar pensar que se presentaba por educación más que nada, lo que le pareció correcto. La segunda si no le sonaba de nada, pero se le asemejaba simpática. Le devuelve el asentimiento de cabeza a Fiamma y le responde con una elegante reverencia para luego coger dos periódicos plegados.

 

—Un placer Fiamma. Y bueno volver a verte, Alessandra. Bienvenidas a la clase de leyes.

 

Pasa por delante de las dos mesas donde les deja un ejemplar de “El Centinela de Ottery” con una noticia conocida por varios medios. El ataque de un hombre lobo a un centro comercial muggle, hecho que aún estaba en investigación y habían salido varios heridos tanto muggles como magos.

 

—No muchas personas sienten interés por la parte legal, ya que no es que haya mucha “magia” al respecto. Así que me alegro que hayáis venido, sea por un motivo u otro. Yo soy Rachel Askar Black Lestrange e intentaré que tengamos una clase amena y más pensativa que teórica. No vamos a comenzar a repasar todas las leyes una por una y repetir como loros… Todos tenemos la capacidad de abrir los libros y los códigos penales y revisar sus artículos. Nosotras veremos la naturaleza de esas leyes. ¿Por qué son así?, ¿son correctas?, ¿son precisas o tienen dobles sentidos? Muchas interrogantes…

 

Así era, el mundo legislativo era un sector en el que habitualmente… no había una respuesta correcta, verdadera y útil para todos los casos. Era un mundillo lleno de interpretaciones y sobre todo de mucha flexibilidad dando pie a la existencia de los Valededores; figuras que se encargaban de conocer estos mecanismos para defender a los magos de sus cargos.

 

—Todas hemos visto en los medios estos sucesos, ¿verdad? –comenta mientras se sienta sobre el escritorio- El Código de Conducta del Hombre Lobo de 1637 –dice de repente- Era un conjunto de reglas que describían las responsabilidades de los hombres lobo, como prevenir los posibles ataques encerrándose de forma segura todos los meses. Nunca se aprobó porque en esa época, a diferencia de la actual, había mucho prejuicio hacia dicha raza y ninguno de los licántropos estaba preparado para entrar en el Ministerio de Magia y firmar el documento… aceptando públicamente su condición. Hoy en día nunca se ha retomado la idea de volver a abrir la aprobación de esa ley… Y ahora ha pasado esto.

 

Lo único que se hacía al respecto de aquella raza era un pequeño registro en el Departamento de Criaturas Mágicas donde se notificaba la condición y se otorgaban algunos detalles como origen de la raza, dieta y niveles de peligrosidad. Pero solo era eso; un registro. Servía más que nada para censar el porcentaje de razas que habitaban la comunidad mágica. No tenía un carácter legal de ningún tipo.

 

—¿Creéis que este suceso debería abrir un nuevo debate en el Wizengamot?, ¿deberían implementarse nuevas normativas y causas penales contra los licántropos?

 

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[Leslie Ashryver PB]

Alessandra se quitó la alianza y los anillos de los libros que tenía, se había puesto a juguetear con ellas hasta que la puerta del aula se abrió nuevamente y aparecio Fiamma, aquéllo la alegró porque era una compañera de bando y alguien conocida.

 

Le sonrió a la Potter dejando que se sentará y asi la profesora comenzará con la clase, la Delacour pestañeo sorprendida ante el saludo de la fémina, no recordaba haberla visto antes pero no dijo nada porque dejó un periódico sobre su mesa.

 

Nunca había visto aquel diario ya que ella seguía al profeta, no porque le gustará, sino porque una de sus hijas trabajaba y le gustaba leer lo que la Rambaldi escribía. Tampoco recordaba si el diario había sacado aquélla noticia sobre el ataque de hombre lobo.

 

Mientras su profesora hablaba sobre lo que arían en clase, Alessandra asintió pero vio la fecha del día que salió y se dio cuenta que fue el día en que su Animagia había ¿fallado? Y se había convertido en liebre pero recordaba muy poco de ese momento.

 

La rubia miró ceñuda a su profesora, ¿acaso estaba sugiriendo lo que estaba pensando? De sacar esa ley para que se llevé a cabo.

 

- Es verdad que los tiempos han cambiado pero en estos días los Licantropos son muchos más concientes de su peligro e incluso son cuidadosos a la hora de manejarse-le recordó a la Black.

 

Sus pensamientos iban de forma protectora a sus Medimagos, desde que había entrado a trabajar al Control de Comercio nunca había tenido problemas con Kass y desde que la nombraron jefa tampoco había pasado nada con Sain, incluso le confirmaría su vida a ambos licantropos y no dejaría que leyes tontas les complicará sus tareas.

 

Se puso recta para poder dejar su.descontento ante esa idea.

 

- La verdad es que no, sólo ha sido un licantropo y ya se que han salido lastimados muggles y magos pero acaso ¿a tranformado a alguien más?- le preguntó a su profesora - he trabajado durante más de seis años en San Mungo y me he topado con heridas de licantropos y no por eso se han vuelto uno- le explicó.

 

-Quizás buscar una normativa sería mejor y una en la que no los perjudique porque sólo expondrian a otros que son inocentes a los viejos prejuicios que se tardó años en que sea más igualitario-

[Fiamma Phoenix]

Fiamma escucha atentamente a la a la profesora mientras hojea de reojo el periódico que le acaba de poner enfrente. Realmente no había leído la noticia, pero no era la primera vez que se enteraba de un hecho así. Aunque raros, siempre era grave que algo así sucediera y por lo general abría el debate de cómo tratar con los hombres lobo.

 

Mientras recordaba lo poco que sabía del tema, se percató que no conocía a nadie con dicha condición, o al menos no que ella supiera. En verdad las personas eran muy discretas con el tema y por lo visto muy precavidas. Ella nunca se había sentido en peligro de ser atacada por un hombre lobo.

 

A la pregunta de la profesora Ravenclaw su compañera de inmediato contestó, se notaba su descontento. Hizo a Fiamma preguntarse si ella conocía a alguien que fuera licántropo o si ella misma lo sería. de ser así, seria una clase muy interesante y digna de pasar a la posteridad. Pero para evitar un debate donde ella quedara aislada, decidió tomar la palabra justo cuando la Delacour terminó.

 

-En mi opinión, muy humilde y limitada ya que carezco de información de primera mano, lo primero que hay que tomar en cuenta es el hecho de que no son criaturas o bestias como muchos piensan o han pensado. Yo los considero seres igual al humano, al vampiro, al demonio. Y en realidad no hay nada que nos haga diferentes que tenga un peso suficiente. Si tuvieramos que pedirles que se queden encerrados, ¿qué se les pedirá a los vampiros? ¿a los demonios?.

 

No se había dado cuenta hasta ese momento de lo intolerante que era ese "código de conducta", peor bueno, la fecha debería ser un indicio de qué esperar.

 

-Ahora bien, en cuanto a normativa creo que con un registro basta, justo como el que llevamos ahora. Y desde el punto de vista penal, todas las razas representamos un peligro de alguna manera y se tienen leyes acorde a ello. No conozco mucho, pero supongo un vampiro o un demonio también deben de extremar precauciones como los licántropos al tomar su poción. Si un accidente sucede porque deliberadamente han dejado de tomar su poción, pues entonces amerita una sanción. De la misma manera que si yo causo un accidente por estar ebria, tambipen amerito una sanción.

 

Esperaba dejar clara su postura, la equidad implicaba tratar a todos por igual, en derechos y en obligaciones.

[Rachel Ravenclaw]

Notaba a la rubia un poco dispersa al principio, quizá no había dormido bien. Pero lo bueno era que en cuanto había terminado su discurso había sido la primera en tomar palabra. Su tono fuerte en las palabras le recordaba vagamente a cómo había tenido un ligero agravio con Arya en las entrañas del laboratorio de análisis investigación clasificada. A pesar de todo, la medimaga había sentido deseos de salvar la curandera Lucía, cuando Rachel ya, hastiada de todos los daños que había causado a las instalaciones, había querido matarla.[/size]

Cuando la susodicha declara haber trabajado en San Mungo sus sospechas se confirmaron. Quizá todos los sanadores y medimagos de vocación tenían ese fuerte sentimiento protector hacia los heridos. ¿Incluso había visto a la Macnair sentir pena por muggles mordidos? Era algo que a la castaña le resultaba desconcertante y algo interesante también.

Sus orbes avellanas se situaron sobre la tímida pelinegra que parecía completar el debate. Suave, humilde y conciso. La bruja aritmántica asintió con su cabeza a cada palabra de Fiamma sintiendo que entendía por dónde iban los tiros.

—No lo habría dicho mejor, señorita Phoenix –le dice con suavidad- Es obvio que esa legislación dista mucho de ser útil, a pesar de los acontecimientos. Si bien es cierto que en el pasado se desechó por la falta de firmas; si no se ha retomado en la actualidad es por eso. Solo que ese no era el punto, ¿verdad? Lo importante aquí es que a la hora de aprobar o redactar una ley hay que mirar las cosas con mucha perspectiva. Como dice, la señorita Delacour, los tiempos han cambiado. Los avances médicos y del conocimiento de la licantropía que hay hoy, no los había antes. En la parte de si en el incidente se transformaron a más personas o no… eso sí que es indiferente. Es decir; el punto es que fueron heridos o asesinados, lo que correspondería una sanción en toda regla.

Tomando claro, que el incidente fuera simplemente obra de un licántropo en descontrol. Obviamente, no era solo ella la que sospechaba que lo ocurrido tenía otro trasfondo, pero no era el punto de la clase.

—Como la señorita Phoenix, explicó. Un accidente amerita una sanción; la cual puede ser menos o más grave dependiendo de la consecuencia final. Obviamente, no será lo mismo una mordedura, una amputación, una transformación y un asesinato. No hay una ley que los castigue de forma particular, porque son seres con capacidad suficiente para pensar y tomar decisiones como nosotros. Que junto con los vampiros, demonios e incluso magos humanos pueden causar el mismo daño. De todas formas, es importante que entendáis que una ley no solo depende de su época; sino que también de su entorno. Aquí eso tiene sentido, pero quizá en otra parte del mundo no.

Rachel abre su bolso de moke y mira la hora para saber cómo iban de tiempo. No estaba segura de sí les daría un margen para visitar el Ministerio, pero al menos podría mandarles la primera gran encomienda. De allí saca dos libritos de tapas rojizas oscuras con el conocido ya sello del Ministerio de Magia y un segundo sello de la Universidad Mágica. Le reparte una a cada una. Dentro tenía unas páginas iniciales con información de la institución y del alumno en cuestión y luego unas páginas con unas pegatinas de países distintos; similar a un pasaporte.

—Lo comprobaréis de primera mano. Estos son unos visados especiales que he conseguido que nos proporcione la universidad. Os dará el permiso de pasear legalmente por una cantidad finita de países mientras dure la clase y en cada página encontraréis una pegatina que funciona como un traslador. Los trasladores ya han sido aprobados por nuestro Ministerio así que las dejará de una sola pieza. Tenéis que pasar por Suiza, Francia y Canadá y traerme cada una, una ley que os parezca extraña o que simplemente en Londres no exista. También pasaréis por Estados Unidos, los estados que prefiráis, es igual, y me traeréis cuatro leyes cada una. No importa si esas normativas son del código penal, civil, de la constitución… De lo que sea. Y me diréis… ¿Por qué no lo buscamos en la biblioteca? Porque quiero que contempléis el entorno y traigáis vuestras observaciones. Deberéis concluir si esas normas allí tienen sentido o son “absurdas” y deberían abolirse o sufrir un cambio.

Había pensado enviarlas a Arabia Saudí también, pero eran las dos mujeres y eso podía llegar a ser peligroso. Ya de por si Rachel tenía suerte de saber moverse por algunos territorios de medio oriente como Egipto o Irak. Otros lugares eran mucho más complicados y no quería tener incidentes.

—Pueden ser leyes muggles o mágicas. Como veáis. Vamos. Cuando estéis preparadas para volver, veréis que hay una página para Reino Unido que os dejará de nuevo en la misma aula. Podéis ir juntas o por separado. Como prefiráis. En total cada una debería poder volver con siete leyes.

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@ Editado 11 de Junio del 2018 por Rachel Ravenclaw

[Leslie Ashryver PB]

Cuándo Fiamma comenzó a hablar sobre los demonios y vampiros se removió incómoda. Ella era una semi vampiro pero en cuerpo ya que su alma es más vieja que las dos personas presentes, todo en ellas indicaba humano por lo que no llegarían a entender que era vivir tanto tiempo, claro que ella tampoco llevaba mucho tiempo viviendo pero sus vidas o los pocos recuerdos que había podido conseguir eran de al menos casi doscientos años más o menos. Tragó en secó para recuperar la compostura ya que sentía su rostro ruborizarse pero no de la vergüenza sino del tema tan delicado que se tocó al menos a su parecer.

 

La Rambaldi se mordió el labio y se estremeció ante el hecho de si el licantropo mató e hirió a las alguien eso si era complicado, pero las palabras de su profesora aprobando lo que Fiamma decía no estaba tan de acuerdo, los licantropos eran criaturas pensantes si pero cuándo tomaban la poción "Matalobos" sin eso que les permitía sentirse ellos se dejaban llevar por sus instintos lo que diferenciaba de un ataque de vampiro o demonio que ellos si eran conciente de sus ataques pero no lo dijo en vos alta sólo se limitó a escuchar.

 

Alessandra viendo cómo Black rebuscaba algo en un bolso, fruncio el ceño preguntándose si sacaría algun traslador al Ministerio ya que en ese lugar se encontraba todo recurso sobre leyes que se deban tratar pero sólo estrajo unos libritos que les entregó a ambas mujeres. Curiosa cómo era no dudo en revisar lo que contenía mientras la profesora explicaba lo que debían hacer con ellos, sonrió al saber que iría a otros lados, además de Francia e Inglaterra y sus interiores no conocía otros lugares salvó la India que había ido recientemente gracias a la Arcana Amara pero sólo había sido a un lugar pequeño ya que se trataba de una reserva. Asintió con la cabeza mientras revisaba las estampas, sería un trabajo duró ya en todos esos lugares los extranjeros iban de visita la mayoría del tiempo y no a buscar leyes.

 

Al menos les daba la oportunidad de buscar leyes muggles también, asiento al saber que debían volver con siete leyes de cualquier tipo. Miró a Fiamma para saber si irían juntas.

 

- Vamos juntas a Francia?- le preguntó a la Potter.

 

Conocía Francia, ella nació ahí y aunque no creció en ese lugar al ser mayor comenzó a buscar informacion de quién era hasta descubrir su pasado, ya después de eso reformó su casa de campo para pasar vacaciones u otros eventos de su familia ahí para que conocieran su origen. Al ver le decía que si Alessandra tocó el estiquer que decía "Francia" con letras del color de su bandera sintió el tirón de ombligo desapareciendo del aula rumbo a realizar aquélla búsqueda de leyes.

[Rachel Ravenclaw]

Francia era un hermoso lugar para comenzar. Rachel se había criado allí aunque sus raíces fueran del Medio Oriente. Era un país lleno de costumbres refinadas, pensamientos estoicos y monumentos muy antiguos. Pero a mayores, también ocultaban una legislatura particular que tenía algunos apéndices curiosos. Si iban al norte encontrarían algo curioso relacionado con uno de los transportes muggles más usados. Y por otras zonas descubrirían que había algo legislado sobre los nombres de animales.

 

Rachel las vio desaparecer y se sentó tras el escritorio a esperarlas mientras miraba su reloj platinado. Algo le decía que no iban a contar con el tiempo suficiente para hacer el siguiente viaje que tenía pensado. Pero al menos, si las chicas volvían con las manos llenas de anotaciones haciendo el trabajo que debían, la bruja se daba por satisfecha. Eso más el debate era suficiente para comprender el extraño comportamiento de las leyes.

 

—Espero que no se olviden de disimular que son brujas –pensó en voz alta para sí.

[Fiamma Phoenix]

Fiamma recibe de manos de su profesora un pequeño libro con tapas en un tono rojizo. Le llama la atención los dos sellos en la tapa del libro, un sello de la Universidad y uno más del Ministerio de Magia. Al tiempo que la profesora explica la asignación, que consta de visitar varios países e investigar leyes inusuales de cada uno, la pelinegra ojea las hojas que tienen información de la Universidad, de ella misma y unas pegatinas que harán las veces de traslador.

 

La asignación era larga, no podía decir que era complicada porque eso ya se vería sobre la marcha. Más bien le preocupaba que les alcanzara el tiempo, era prácticamente imposible para Fiamma no irse a curiosear cada que visitaba un lugar. Sin embrago, tenía que recordar que este era no era un viaje de placer y así concentrarse en cumplir en tiempo y forma.

 

-Claro, será maravilloso ir juntas a Francia- respondió al cuestionamiento de Alessandra, asintiendo con la cabeza al mismo tiempo.

 

Para tener un buen viaje y no olvidar nada, se aseguró de tener su varita consigo, se acomodó el cabello y anudó bien sus botas. No sabía exactamente donde iban a aparecer y no quería dar una mala impresión a donde fuera que llegaran.

 

-¿Sabías que hay un lugar en México donde hay una ley que prohíbe que en los restaurantes y establecimientos de comida coloquen saleros en las mesas?

 

Ley

 

Mientras le comentaba ese dato curioso a la rubia, tocó la estampa de Francia en su propio libro, sintiendo así el jalón en el vientre que solo significaba que ya estaba siendo transportada al destino establecido por la Ravenclaw.