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Primeros Auxilios y DCAO


Leslie Ashryver PB
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Me quedé más tranquila cuando Alessandra me dijo que el pequeño desarreglo con la banca tenía fácil solución. Escuché atenta sus indicaciones para mis próximas lecciones y asentí, vaya, menos mal que los pobre tejones no estaban en su vagón o eso de tener que enfrentarse a un dementor, sería algo bastante espeluzante. Aunque el vagón de mi casa no estaba mejor con un boggart, de hecho creía que la acromántula de las serpientes era lo más light, o quizás no.


Como fuere, acepté el desafío y presioné con más firmesa la varita en mis manos. Allá iba.


—Muy bien profe, entendido, sacar el dementor por la ventana, meter el boggart en el baúl y calmar a la acromántula adolescente —me pregunté si serían como los adolescentes muggles tercos y difíciles de convencer.


Avancé saliendo del carro de Gryffindors y con cuidado atravesé el fuelle de unión entre vagones hacia mi próximo destino. El vagón de los tejones. Había algunas ventanillas abiertas en el pasillo, dejando ver el paisaje y entrar el aroma al humo de la locomotora y el de los árboles del bosque que ahora atravesábamos.


Fui abriendo uno a uno los compartimientos, aunque el calor primaveral, a pocos días del verano, me indicaban que en ellos no había ningún dementor. A medida que me acercaba al centro del vagón el aire se fue enrareciendo, parecía como que todo se volvía más gris y ya no había mucho camino para recorrer. Hasta empecé a sentir frío, pero no podía ser por las ventanillas abiertas. Apreté con más firmeza mi varita, eso solo podía indicar que estaba cerca del dementor, incluso algunas puertas comenzaban a estar empañadas por el cambio de clima.


Al llegar a la tercera desde que sospeché que había encontrado a mi presa o mi victimario, según fuera el caso, di con el premio mayor. La puerta se deslizó rápidamente, con los vidrios totalmente empañados y ante mí se elevó una figura oscura, flotando en el compartimento e inclinándose hacia mi persona, alargó una mano huesada y escalofriante. Sin poderlo evitar retrocedí un paso.


A mi mente vino la primera vez que hablé con Deiwan, su generosa aceptación de adoptarme, cuando me firmó los papeles para rendir mi examen de escoba y lo orgulloso que había estado de mí. Pasando luego a la imagen de él felicitándome por graduarme y entrar en El Profeta.


—¡Expecto Patronum! —chillé en el momento en que el dementor salía por la puerta que había dejado libre y se abalanzaba sobre mí, haciéndome sentir pequeña y huérfana en este lugar —Ahhh —murmuré mientras mi rayo plateado, como un escudo, se interponía entre mí y el dementor e iba creciendo, hasta cubrir casi todo el ancho del pasillo y finalmente volvió a tomar forma.


El cisne se abalanzó ahora sobre el dementor y era él quien retrocedía mientras yo y mi cisne que golpeaba sus alas contra su cuerpo oscuro lo iba empujando, el frío parecía retroceder dejando lugar a una cálida sensación y finalmente en la tercer ventana encontró su escape hacia fuera del vagón, perseguido por mi cisne. Me pregunté qué sería de él allí fuera, ya estábamos sobre el puente de piedra. O quizás debería más preocuparme por quienes se cruzaran con él. El día pareció retomar el brillo que había ido perdiendo e imaginé que la criatura estaría en realidad entrenada para no hacer daño a nadie y aceptar volver a donde fuera que hubiera salido sin dañar a nadie. Ahora debía ir hacia el siguiente vagón, en busca de mi boggart, mientras avanzaba me permití por primera vez disfrutar del detalle de la decoración de los tejones, con sus escudos amarillo y negro. Bonitos detalles por todo el lugar, borlas doradas en las sogas que sostenían las cortinas amarillas con un cordón negro.


Me detuve en la puerta del vagón y abrí para encontrarme entre el vagón de Hufflepuff y el de Ravenclaw. Ahora debía tomar valor y enfrentarme a mi mayor temor. ¿Podría con ello?




Off:

@ confío que entre los roles de Jessie y Vladimir tendré puentes para ir dejando cada uno de mis vagones, si veo que no, voy editando éste :/

Espero no te moleste mi idea, pero me pareció que quedaría más lindo así.


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Alessandra dejó que Veronica fuera a realizar su prueba, en la práctica le había ido más que bien además de eso que la peli blanca conocía hechizos defensivos y cómo emplearlos.

 

Mientras que la Potter avanzó al siguiente vagón la Rambaldi cambió, su forma humana ya no estaba y en cambió una liebre ocupaba su lugar, ella acompañaría a Veronica hasta el final de la prueba. Por lo que avanzó con ella para ver cómo se enfrentaba y sacaba al Dementor del tren.

 

Una vez pasado el primer retó con cuidado de que no la vea y varios metros más atras la siguió cuándo pasó al segundo vagón.

 

 

 

 

@@Veronica Prince Rambaldi

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Respiré profundo, deteniéndome con la mano en la perilla para abrir la puerta del vagón de los águilas. Cerré los ojos, respiré una vez más, presioné a Gevurá en mi diestra y abrí la puerta, atreviéndome a atravesar al vagón siguiente. Los adornos cambiaron de tono, ahora todo era gris o plata y azul. Pero eso es lo que menos me preocupaba, necesitaba encontrar tres cosas, mi boggart, una idea graciosa y un baúl.


Los primeros compartimentos que recorrí estaban vacíos, me había confiado en que estaría en los del medio, como había sucedido con el dementor pero me equivoqué, quedaba medio vagón por revisar. Pero ¿cómo representas la soledad? Esa pensaba que era mi peor temor, mi pesadilla.


Faltaban dos compartimentos cuando al fin lo encontré, la sangre se me heló a la vez que me sorprendí a mí misma. Nunca había sido consciente de que le tuviera temor a Deiwan Rambaldi, pero cuando empezó a hablar lo supe. Tenía ante mí a un Deiwan que me reclamaba no haber sabido mantenerme en las filas de un bando ¿yo había estado en un bando? De que no había seguido trabajando en El Profeta, bueno eso tenía sus razones. De que había abandonado las clases de Idioma que impartía, me faltaba el tiempo ¿es que él no entendía? Que me reclamara todo y me dijera que estaba desilusionado de mí y de que hubiera dejado morir mi unión con la familia me dolió. Me dolió y era mi temor, desilusionarlo, no llegar a ser lo que podía ser, dar mi mejor potencial.


Sin darme cuenta había ido retrocediendo mientras él avanzaba, retrocediendo fuera del compartimento y avanzando hacia el siguiente, donde alcancé a distinguir un baúl abierto. Debía encerrarlo, pero primero debía vencerlo, le apunté con mi varita tratando de que mi idea no fuera ofensiva, en realidad él no era mi padre, era un boggart y yo no podía fallar.


--¡Riddikulus! —sí, lo grité con todas mis fuerzas, mientras recordaba cosas felices y cuando el rayo hizo impacto fue una explosión de colores.


Mi padre era un hombre majestuoso, joven, un vampiro italiano, alto y atractivo, de bellos ojos grises, pálida tez y un cabello oscuro con un rebelde mechón sobre su rostro. Pulcro, majestuoso y noble. Lo que había frente a mí ahora me arrancó una carcajada, ese ya no era mi padre. El cabello se había vuelto una sarta de rulos que escapaban de un sombrero de ala ancha con una cinta roja bordeando la paja, ahora tenía unos bigotes finos y enroscados en sus puntas, llevaba un pañuelo rojo al cuello con una chaqueta de cocinero abierta bajo la cual lucía una camiseta de gondolero a rayas. En una mano tenía una paleta de pizzero y en la otra un remo de góndola.


Era una extraña mezcla del cliché muggle de lo que sería un italiano con su camiseta ceñida y sus pantalones amplios. Su tono suave se había vuelto una mezcla de dialectos del norte y el sur italiano. Y ahora me reclamaba que por cuidarme no había podido cumplir sus sueños de ser gondolero en Venecia y el mejor pizzero de toda Roma. Y ahí ya no aguanté y lancé una carcajada.


—Alohomora —agregué mientras él que retrocedía era él y lo empujaba ahora hacia el compartimento en que había visto el baúl probé suerte —bauleo —y cuando él retrocedió una vez más y tropezó con el baúl terminó dentro de él y éste cerrado y encadenado.


—Van dos de tres, vamos por la arañita adolescente —murmuré mientras giraba y tras cerrar firmemente con un --fermaportus --la puerta del compartimento me dirigí hacia el vagón de los Slytherin, mi última prueba.


@

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Sabía que debía de apoyar y ayudar a aquellos estudiantes pero le eran tan insignificantes que ella no creía que mereciera su tiempo ni su esfuerzo.

 

Observaba al Karkarov ir curando de a poco a los pacientes así que prefirió ponerse a evaluar los avances y logros del chico.

 

Al parecer era más habilidoso de lo que el mismo creía y eso a Jessie le gustaba. Con una sonrisa de falsedad saludo al joven animandolo a que siguiera trabajando. Aun le quedaban muchos niños más que atender.

 

-Vamos Karkarov, aquella niña parece estar asfixiandose y el otro se está llenando de furunculos

 

Se cruzó de brazos esperando a que el mago terminará porque ya estaban en las últimas de la clase.

 

-No pierdas el tiempo... Quedan pocos minutos de la clase

 

Observaba lo que había hecho hasta el momento y estaba satisfecha con el nivel que el mago había alcanzado.

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Una vez más me encontré atravesando las puertas que unían los dos vagones, dejaba atrás los azules y plateados adornos de las águilas por el verde y plata de las serpientes. Una vez más debía recorrer el lugar buscando a la araña o quizás no, como en el vagón de Gryffindor me encontré que solo los colores de las paredes se habían mantenido, en este caso también no había nada más en el vagón, excepto la “pequeña” adolescente.


Observé el espacio que nos separaba, la acromántula estaba en el otro extremo del vagón, pero algo me dijo que podía recorrer bien rápido el espacio que nos separaba. Dudé entre dejar o no la puerta abierta y recordé que aunque había encerrado al boggart este seguía en el otro vagón. No quería dos enemigos juntos por lo cual terminé de entrar y cerrar tras de mí la puerta corrediza del vagón.


—Supongo que tratar de negociar no es una opción ¿verdad? —el líquido que me lanzó me indicó que no y maldije mientras me tiraba hacia un lado y rodaba hacia adelante apuntándole --¡ Arania Exumai! —chillé, ¿en qué estaba pensando cuando decidí aventurarme a aprender Defensa Contra las Artes Oscuras?


El rayo blanco azulado que surgió de mi varita impactó en la acromántula que chillo y voló hacia atrás, no sin antes intentar lanzarme una red de su telaraña. Una vez más me vi saltando y rodando hacia el otro extremo del vagón y golpeando contra una ventanilla mientras ella se estampaba contra la parte trasera del compartimento. Le apunté una vez más mientras bajo mis pies sentía el traqueteo del tren, no podía fallar.


—Arania Exumai —dije por segunda vez, recordando las específicas instrucciones de Alessandra, “al menos debes lanzarle el Arania Exumai tres veces para que un.encantamiento encogedor que le hice funcione”.


Bueno, con un poco de suerte, íbamos por el segundo, de nuevo mi rayo había dado en la acromántula que más furiosa que antes blandía sus tenazas y sus simpáticos dientes, mientras se revolvía contra la pared y se volvía hacia mi persona. Corre, me decía algo en mi interior, pero ya casi la tenía.


Nunca había visto saltar una araña de ese tamaño, di un grito y salté a mi vez hacia atrás mientras la acromántula furiosa intentaba alcanzarme con las pinzas de una de sus patas centrales. ¿O no eran patas? Madre mía, ¿por qué pensaba en esas sonseras? Corrí hacia el otro extremo del vagón y cuando la acromántula dio un nuevo santo me tiré como había visto hacer a los beisbolistas muggles.


Pasé por debajo y fue una vista más que espeluznante, vi su abdomen con sus distintas pliegues que lo hacían parecer una cañería plástica corrugada, aunque eso de plástico no tenía nada. Sí había muchos pelos y era una cosa que asustaba ver por debajo, tanto como por arriba, esas enormes ocho patas. De la boca salían dos colmillos que me sorprendió que parecieran tan blancos. Debía concentrarme y dejar de volar apunté al abdomen de la acromántula que se estaba inclinando sobre sí misma y sus brillantes ojos negros me veían cabeza abajo.


-- Arania Exumai —volví a repetir mientras quedaba trabada por una de las patas traseras de la acromántula, maldición, pensé mientras me cubría la cabeza con un brazo pero en ese momento el hechizo de mi profesora hizo efecto, aunque terminar con una araña sobre mi pecho no me hizo gracia. Sin embargo, nos miramos a los ojos y sonreí mientras la tomaba en mi mano.


—Oye, si ahora hasta pareces tierna —la ahora pequeña acromántula no pareció pensar lo mismo porque seguía intentando morderme mientras buscaba un pañuelo en mi bolsillo para envolverla. Aunque quizás debería pensar en algo más permanente y seguro, ya que no me habían dicho cuánto tiempo duraría el efecto del achicamiento de la acromántula.


Miré para todos lados, con el pañuelito envolviendo una acromántula molesta y buscando dónde dejarla y a mi profe.


—Espera aquí —dije y pensé en un casco burbuja donde metí a la pobre acromántula, aire tendría, pero estaría encerradita, o eso esperaba al menos.


@

Editado por Veronica Prince Rambaldi

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¿Y tu solo piensas en la clase? ¡Qué clase de medimaga eres! No tienes el más mínimo ápice de compasión ni empatía...—, le gritó un joven desvalido y lleno de ceniza por toda su ropa. Comenzaba a perder los estribos de la situación, si bien el fuego ya estaba extinto, aún se veía la sangre correr por el piso y las paredes impregnadas de olores fuertes y nauseabundos. Vladimir se dio cuenta entonces de la falsedad en la mirada de Jessie y de su fingida sonrisa. Pensó entonces en que se trataba de alguien perteneciente al bando de los mortifagos, pero esto era una mera especulación.

 

¡Olvida!... yo me haré cargo...—, terminó diciendo, mientras arremangaba su jubón y preparaba de su varita en un rápido movimiento de manos. Provocar una enemistad con su profesora era lo último que quería, aunque poco le importaba. Solo estaba ahí por la clase. Corrió hacia donde la niña asfixiándose con el pesado humo que ingresó a sus pulmones. Apuntó su varita sin titubear hacia la chica y haciendo un pequeño y rápido movimiento dijo: —Anapneo.— inmediatamente el efecto hizo su trabajo en la joven y le provocó un vomito negruzco, sacando el liquido de sus pulmones y a la vez el humo. La niña sin embargo seguía semi inconsciente, por lo que rápidamente apuntó de nuevo: —¡Ennevervate! y ahora... ¡Contorsione!—, la chica volvió en si y a la vez con el efecto del contosione se sentiría mejor. La llevó fuera del salon y la dejó en un lugar ventilado.

 

Al aproximarse al chico con forunculus su mente se bloqueó de forma extraña, sabía la cura para esa enfermedad tan común que incluso los mismos estudiantes inquietos se hacían unos a otros. Pero por muy extraño que pareciera, la respuesta se veía en el fondo se su mente. Trataba de traerla a flote, era un bloqueo mental enorme. —¿Es un hechizo o una poción?—, dudó un momento y si era una poción ¿Cómo se llamaba?

 

Se dirigió hacia la mesilla de metal que llevaba detrás de el luego de salir del aula, comenzó a buscar el registro con las pócimas que la mesita almacenaba, por lo que rápidamente buscó la palabra "forunculus" y encontró que justo se llamaba "poción curadora de forunculus". —Vaya... que idi-ota he sido— se dijo a si mismo a la vez que algo apenado movia su cabeza en signo de desaprobación. Se adelantó entonces hacia el joven que se encontraba recostado sobre una pared con síntomas de una grave alergia en su piel y algunas ampollas ya rotas y sangrando.

 

Le dio cino gotas de la poción calculando en base a su edad y su peso. Entonces empezó a ver como los fornunculus dejaron de expandirse y comezó entonces a sanar. Pero no era suficiente, ya que la infección había comenzado a tener un gran peso en sus heridas, fue entonces que Vladimir lanzó un pequeño hechizo sobre el.

 

Vulnera Sanetum y a lo mejor un poco de Esencia de Dictamo... Y por consiguiente un ferula. Esto debería bastar.—Dijo a la vez que hacía los movimientos con su varita y las heridas del estudiante cesaban de sangrar y comenzaban a sanar casi que al instante, haciendo que el chico respirara aliviado.

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Primeros auxilios

 

Ella no estaba ahí para auxiliar a los estudiantes, para eso tenían a la enfermera del colegio y en todo caso si estudiante si quería una mayor práctica.

 

Sonrió a las.palabras del chico, era verdad, a ella lo que le pasará a esos intentos de magos, escoria, poco o nada le importaba; se encogió de hombros cuando lo vio partir en dirección de una de las chicas que había salido del aula tosiendo descontroladamente.

 

-Nada mal

 

Apuntaba los avances del Karkarov en una tabla metálica con pergaminos a vida de pasar a los directivos de la universidad los resultados de su alumno en aquella asignatura.

 

Evaluaba cada uno de los movimientos del mago, negando a unas acciones del mismo y asintiendo a otras. No era de extrañarse que ahora las nuevas generaciones no supieran gran cosa sobre cuidados mediados tras un accidente o evento catastrófico, esperaban hasta el último segundo para aprender.

 

-Nada mal Karkarov, aunque no entendí muy bien porque has puesto una férula en su brazo... ¿Es a caso que se ha roto el radio o el cubito? De ser así, ¿ya le has dado poción crece huesos? No puedes inmovilizarlo sí aún no le has dado los cuidados mediados a tal situación, podría ser un error garrafas y la enfermera de la escuela te reñira por este fallo

 

Se encogió de hombros mientras apuntaba otra cosa en si pergamino finalizando la evaluación de su alumno.

 

-Bien Karkarov, volvamos al aula para terminar tu evaluación, ver qué es lo que aprendiste y cuáles dudas es lo que te quedó a partir de lo que acabas de hacer

 

Camino hasta su escritorio esperando que su alumno la siguiera y expresará sus dudas y darle su evaluación final.

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Alessandra/liebre siguio a Vero durante toda su prueba, la Potter había sorteado su Boggart y la Acromantula con dificultad pero lo había logrado al final.

 

La liebre avanzo hasta llegar a dónde estaba la muchacha, se quedó observando cómo charlaba con la araña lo que la hizo arrugar la nariz horrorizada de ver algo asi, ella odiaba las Acromantulas y arañas por igual, sus ojos, sus patas y esas tenazas que siempre chasqueaban.

 

Decidió cambiar volviendo a su figura humana, lo bueno de su habilidad era que al ser un animal las criaturas del tren no la sentian ya que solo captaban la escencia animal, miro a Veronica con una sonrisa justo en el momento que se detenia el tren.

 

-Excelente llegamos- sonrio feliz acercandose a la puerta del vagon -ahi afuera hay un translador que te llevara a casa y en unos dias te llegara la nota de la clase- sonrio con misterio guiñandole un ojo.

 

Dejo que la peliblanca se marchara a casa mientras que ella iba a Hogwarts a preparar otras cosas.

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Por primera vez me había relajado y presté atención a un suave sonido a mis espaldas, girándome en el momento justo para ver como una liebre, cuya presencia no había notado hasta ahora, se convertía en mi profesora.

 

--Oohh --, dije sorprendida y la verdad con bastante poca imaginación, quizás algo agotada por la forma en que me había tenido que enfrentar primero al muñeco de prácticas, luego al dementor, a mi boggart y por último a una acromántula adolescente.

 

Sentí que mis mejillas cobraban un color rojizo, más de seguro, atento el calor que ardía en ellas, avergonzada de no haber notado que era observaba tan de cerca por mi profesora en su forma de animaga. De hecho, ahora me daba cuenta que no conocía que la bruja que me había acogido en su hogar tras un ataque mortífago poseía dicha habilidad, mala mía.

 

El tren se detenía y la sonrisa de Alessandra me relajó, escuché atenta y sorprendida sus palabras, no me había dado cuenta que el tiempo había pasado tan rápido que no me había dado cuenta.

 

--Muchas gracias --dije aún sorprendida --ha sido una experiencia fantástica en verdad --en verdad había sido algo genial ir dentro del Expreso de Hogwarts disfrutando de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

 

Bajamos del tren y en el centro del anden había una copia de un viejo número del Profeta. Tras despedirme de la profesora, que se dirigió hacia el colegio, tomé el periódico y, tal como lo pensaba, era el traslador que me llevó de regreso hacia el Callejón y mi departamento sobre un viejo local. Ahora debía esperar el resultado de mis clases.

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