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Prueba de Videncia #14 bis


Sajag
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La visión de Sajag le hizo removerse en el camastro. Había perdido toda esperanza de volver a ver a aquella pupila. Sin embargo, estaba delante de él, con el anillo en la mano. La mujer rubia, demonio orgulloso, lo había vuelto a intentar y estaba allá, ante el Portal. ¿Cómo lo había conseguido?

 

El Arcano despertó con los ruidos de la torre, desplomándose. Aquello tenía que ser un déjá-vú pero... ¡No, allá estaba la Hydra y las rocas cayendo a su alrededor! Salió con la túnica marrón oscuro que usaba de pijama antes que su propia casa cayera al suelo y desapareciera. Frunció el ceño... ¿Habrían retrocedido en el tiempo? Algo imposible hasta para un Arcano...

 

¿O no...?

 

La Hydra avanzaba hacia el lago y vio, a lo lejos, la figura de la señorita Malfoy Croft, adelantada, huyendo de ella. Sajag murmuró unos hechizos que retrasaron a la bestia para que la mujer pudiera dedicarse a cruzar el lago tal como la otra vez no había podido.

 

- Puedes hacerlo, usa tu Ojo y mira bien lo que sucede cuando pisas la madera incorrecta. Siente lo que sucede cuando mueres y, sabiéndolo, no la pises. Busca otra madera, llega a la orilla.

 

El Arcano sintió miedo. Él había visto que su pupila iba a pasar la prueba de vinculación y estaba dolido porque no había sido así, en aquel momento no había entendido como una Visión suya había fallado estrepitosamente. ¿Y sí...? ¿Y sí había visto el triunfo actual y no el pasado, por eso no coincidían? Eso animó al Arcano, quien usó su magia para cambiar su ropa por su túnica amarilla. Se encaminó hacia la pirámide, huyendo de las ruinas de la Torre de Astronomía del Ateneo. Debía llegar para recibir a Juv, porque esta vez estaba seguro que lo conseguiría.

 

Aunque tendría que superar la segunda prueba. Aquí no sólo bastaba con elegir, tenía que comprobar con una visión de futuro qué camino escoger, "VER" lo que sucedía en todos los caminos y, entonces, decidir cual usar de los tres.

 

- ¿Podrás hacerlo? - su pregunta quedó en el aire porque nadie le veía mientras cruzaba el lago, tras su pupila, viendo sus progresos sin que nadie notara su presencia.

 

En la tercera prueba será donde tendrá que usar con mucha precaución su Ojo, puesto que, según donde deje lo que lleva en las manos, se romperán y la Hydra la matará por ello. Deberá elegir el sitio correcto donde dejarlo para apaciguar a la Bestia.

 

El Arcano llegó a la pirámide y entró a esperar. Si esta vez todo salía bien... Juv entraría de un momento a otro.

 

 

Prueba Videncia #14:
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Visión de mi ojo interior (Sueño)

 

El pasado era un fiero enemigo de Malfoy, calcinando uno a uno sus deseos de descubrir lo que le revelaban cada una de las visiones que tenia. Entre sueños y desvelos, rebuscaba a ese ser que lograba escabullirse y perderse en medio de un mar de bruma y olas negraceas. Tal vez era sólo un mal sueño o una pesadilla empecinada en complicarle su ya destructiva existencia, el pelear con sus demonios internos no hacia más llevadera la pesada carga y le orillaba muchas veces a cerrar su mente o en el mejor de los casos, emplear la Animagia para salir a cazar a destajo algunos animales indefensos ante sus afiladas garras y letales fauces.

 

Sus ojos permanecían cerrados a piedra y lodo, luchando por obtener la pieza clave de todo aquello. Ya no estaba en el camastro que le facilitará Sajag, ahora una mullida cama le daba un placido conforte y serenidad, aunque para ella todo aquello era una pantalla orquestada para intentar frenar su ira desmedida. Los gritos a lo lejos acompañados por llantos de dolor y ríos de color carmesí, sollozos que ensordecían sus oídos los cuales se vieron acallados por un chillido que cimbro los cimientos de todo el Ateneo. Siete cabezas danzaban como un ejercito fuertemente armando, dando zancadas certeras sobre el terreno, hincando todo el poderío que poseían en cada una de ellas.

 

La mirada incrédula del Arcano, le daba una vaga idea de todo lo acontecido. Pero, '¿Cómo podía estar viendo todo aquello en tiempo real?. Su reciente fracaso en la prueba de la habilidad, no daba cabida para esas insinuaciones del destino, mucho menos que ella estuviera a poco de volver a enfrentarse a ese coloso descomunal. Su respiración comenzó agitarse, acelerando los latidos de su corazón, causando que la temperatura de su cuerpo de elevará considerablemente. No era miedo al tener delante a esa rival más que digna, sino la confusión que generaba en ella visión, si es que podía nombrarle de ese modo. Le laceraba profundamente su fracaso ante el Arcano, ella jamás fallaba en nada y si lo hacía, no dudaba en castigarse de una forma severa.

 

Su cuerpo se movía revolviéndose en la cama, arrancando de sus labios quejidos ahogados que fueron interrumpidos por una pequeña mano que se poso sobre la suya. Enormes ojos le miraban fijamente, percibiendo el lastimero sentimiento que emanaba del interior de la Nigromante, el poseer aquellos conocimientos, no le salvarían de recibir de nueva cuenta una paliza por parte de la Hidra. Tenía hermanos igual de poderosos que ella, e rumoraba que el León de Nemea era su hermano y perdió la vida en una batalla, considerando eso un motivo para buscar venganza contra todo ser que osara volver a dañarle de algún modo.

 

Pero Malfoy, jamás le causó daño directamente salvo cuando protegió a los huevos de sufrir algún daño. Posiblemente eso le causó un enorme malestar que decir enorme, encolerizar aquella clase de criaturas, no era una decisión inteligente y ella lo había comprobado en carne propia. Un nuevo tacto volvió a perturbar su descanso, polvo y más polvo se elevaba hasta el cielo cubriendo todo con un manto negro que le impedía visualizar quién continuaba con vida, el alma de varios ya se desprendido de sus cuerpos, abandonando el plano terrenal y trascendiendo a un sitio un poco más acogedor y pacifico. Así prefería verlo ella escuchando su nombre el medio de susurros adoloridos, decidió buscar la fuente de esa plegaria de auxilio.

 

—¡¡¡ Juv Malfoy !!!— la voz chillona de lo que interpretó como un elfo clamaba su nombre —¿Dónde está la causante de todo esto?— el pequeño se cuestionaba, dudando en dar con el paradero de la rubia. Ella permanecía recluida en la fortaleza oscura o eso mostraba la visión o sueño. La vaga interpretación de eso generaba más duda y temor en ambos seres. Pero la tenía delante de el, sumida en un letargo que le mostraba su anterior error y descuido, al igual que los videntes experimentados ella quizás estaba viviendo un deja vú. Nadie más que ella deverlaría aquel misterio, visualizando el lago y los trozos de madera lejos de su alcance, algunos de ellos resistirían su peso sin problema, pero otros le irían irse al fondo del mismo y ser presa fácil de la Hidra. Decidir el camino idóneo era la cuestión, pensar y analizar con detalle las probabilidades de salir triunfante de todo aquello o decantarse por darse por vencida y no volver a presentarse ante el Arcano jamás.

 

La vergüenza no era un sentimiento que habitará en ella, negándose a experimentar todo aquello. Avanzó con paso decidió no sin olvidar quién le pisaba los talones muy de cerca, el hedor que emanaba de las fauces de la criatura, le mataría en un abrir y cerrar de ojos y optar por esconderse de ella, no era una acción viable en esos momentos. Podía olerla, detectando sin errar donde estaba la rubia y lo que se traía entre manos, el que fuera un animal, no le colocaba por debajo de su rival. No contaba con la inteligencia que Malfoy, pero si con la astucia que le reconocía a través de la historia como una sanguinaria depredadora. El tiempo era otro contendiente que le jugaba en contra a la ojiazul, pero se esforzaría por sacarle el mayor jugo a este y no perder el hilo de nada.

 

Continuando con su caminata llego hasta la orilla del río, ahí estaban los maderos que le ayudarían para llegar al otro lado. Cerrando sus ojos dejo que su ojo interior actuará, dándole la libertad de mostrarle los pros y contras de su decisión, sintiendo la tierra debajo de ella moverse al igual que lo hace cuando la tierra se esta viendo afectada por un temblor, pero aquello era mucho más devastador y arrasador que un temblor y mucho más mortífero que la peste misma. Piso el primero de ellos y cayó al fondo del lago, provocando que con el sonido del agua, la hidra se abalanzará contra esa parte del lugar. Mirando todo con sus muchos ojos olisqueaba el aire ansiosa por darle una buena lección a la joven de cabellera dorada. Lamentaba en sus adentros la mala elección, pero no le echaba la culpa a nadie más que a ella, deseosa de volverse a perder en una nueva visión.

 

El elfo miraba la imagen desde un lado de la cama, ella luchaba por zafarse de los dientes de la bestia sin éxito alguno. Sus quejidos retumbaban por las paredes de su habitación, chillidos ahogados salían de sus cuerdas bocales, arañando la vida que se le estaba escapando de golpe y no le sería retribuida de nueva cuenta. Dando una ultima bocanada de aire de dejaba ir, cediendo ante los embates de su digna combatiente, sintiendo los afilados dientes de esta lacerar su piel, clavándose en los músculos, triturando sus huesos, bebiéndose el liquido vital que brotaba de sus venas. Un tono carmesí manchaba el agua del lago, ensuciando el color cristalino que momentos antes reinaba en ese cuerpo de agua.

 

Mirando a lo lejos los tres caminos que nunca pudo sortear con éxito, ni siquiera pudo poner un pie delante de alguno. En su mente los colibrís se centraban en buscar como causarle un daño que ya no experimentaría, mientras que los hierbajos reptantes nunca sujetarían sus manos y le causarían heridas profundas que por la perdida de sangre, le harían morir sin remedio. Todo aquello era una cruel jugada del destino, pero ahora todo podía pintarle mejor si se enfocaba en lo que le enseñará Sajag antes de enviarle a la prueba de la habilidad.

 

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Observando el cielo oscuro, deseaba estar nuevamente en el Ateneo. El echar en saco roto cada una de las indicaciones del Arcano, no le hacía más llevadero todo aquello. ¿Dónde demonios tenía la cabeza en ese instante?, ¿Cómo se le pudo ocurrir enfrentar a una hidra, como si de tratará de un insecto que no le causaría el menor daño?. El reprocharse cada uno de sus aciertos y errores, no le devolvería la confianza que el hombre había depositado en ella. El volver a mirarle a los ojos con orgullo por haberse ganador el honor de enfrentar la prueba, el tener el anillo de la habilidad con ella y poder usarlo cada que este se lo requiera. No eran más que ilusiones que poco a poco de destruyeron ante sus ojos, ahora debía enfrentar todo el pesar de verse derrotada por un antiguo ser que admiraba por su fuerza y poder de destrucción.

 

Un ligero crack le sacó de golpe de distrajo de la reprimenda que se estaba dando ella misma, delante de ella el elfo que le llevará con anterioridad el mensaje de Sajag. ¿Qué estaba haciendo ahí?, ¿Por qué le miraba de esa forma tan extraña?. Posiblemente el sólo era un mensajero que llevaba una nueva misiva para la rubia, sólo esperaba que no fuera un regaño más severo por parte del viejo sabio. La boca del elfo emitió un mensaje claro y directo, llevarla hasta dónde había causando dolor, devastación y sufrimiento la hidra. Prestar atención a cada una de las señales que le diera su ojo interior, no elegir erróneamente los trozos de madera que le servirían para llegar al otro lado del lago y ante todo, no intentar jugarle al vivo como suele hacerse con los video juegos muggles. No tenía vidas de reserva, no tenia un plus que usar o un segundo o tercer intento, mucho menos un cuarto. Era jugarse el todo por el todo, recordando los puntos fuertes de su fallo y los errores que le llevaron a colapsar en sus intentos por vencer a la Hidra.

 

En esta ocasión estaba lista, mentalizada de una forma que solo le otorgaría laa aprobación y le obsequiaría el anillo de la Habilidad de Videncia. Ver no intentar reconocer a ojo de buen cubero, lo que si y lo que no podía hacer, permitirle a su ojo interior expresarse con claridad y saber como interpretar cada una de las señales que este colocaba en su camino. Soltando una fuerte bocanada de aire, reconsideraba las acciones a tomar en está ocasión, sintiendo como una visión se hacia presente en su cabeza proyectando algunas señales que le serían de suma utilidad de la vampiro. Estaba lista y determinada a ponerse sortija que le reconocería como una vidente avalada por Sajag, respaldada por los conocimientos que este le había legado a la hora de entregársela y convertirse en la nueva portadora de la misma.

 

Enfundando su varita en la pretina de sus jeans, estaba descalza sintiendo el frió del suelo colarse por las plantas de sus dedos. Aquello podría brindarle comodidad, pero también le colocaría en franco peligro, sino tenía cuidado donde pisaba y las sorpresas que pudieran estarle esperando donde menos de lo imaginará—Es mejor prevenir que lamentar—calzándose con un par de tenis que le hacían sentir cómoda y le permitirían moverse sin problemas por el terreno. Tomando la mano del elfo ambos desaparecieron en medio de una nube oscura, sintiendo como la adrenalina poco a poco se apoderaba de ella marco el rumbo hacia el Ateneo, apareciendo justo donde la hidra había causando tanto daño.

 

El aroma a muerte reinaba en esa zona devastada, sentimientos de impotencia se vislumbraban en los ojos de los maltrechos sobrevivientes. ¿Cómo se atrevió a volcar toda la ira que le profesaba a la rubia en personas inocentes ?. Los Arcanos y Uzzas, no estaban para mermar los caprichos de una criatura que estaba enfocando mal su sentir. Malfoy era el objetivo de la Hidra y la Hidra era el blanco donde la rubia tendría que acertar el golpe fatal, no se permitían fallas o dudas. No al tener delante de ella a un coloso de tal poderío y maldad, admirando la belleza escondida que poseía su adversaria emprendió la caminata hacia la orilla del lago, recordando los trozos de madera que flotaban como botes improvisados esperando ser usados para llegar al otro lado. Recordando llevarse con ella el huevo de la hidra que tenía en su poder, aquel le sería de ayuda en un momento crucial y era mejor mantenerlo sano y salvo a toda costa, no dejaría que el cascarón de este se viera afectado por el más mínimo rasguño.

 

Rompiendo un trozo de tela de su remera anudo este alrededor de su boca, ajustando este arriba de su nuca. La tela impediría que el veneno de la hidra entrará en su sistema con rapidez, aunque no estaba del todo segura que el viejo truco le diera el resultado deseado. Las cartas estaban echadas y el retroceder, ya no era una vía viable en esos momentos—La visión fue demasiado reveladora, no pisar el trozo de madera que está delante de mi...—pensaba en voz alta desviando su vista hacia el que estaba a un costado del primero. A simple vista parecía resistente como para soportar el paso de la vampiro, no dudaría en su elección, dando un paso al frente de aferro con firmeza a la superficie que soportaría su peso. Subiendo el otro pie dio otro paso usando el siguiente como una escalón improvisado, sintiendo una seguridad que no experimento en el primer intento o quizás lo estaba alucinando, pero no la sensación era real y no le dejaría de sentir o experimentar por nada del mundo.

 

No le prestaría atención a todo aquello, no teniendo detrás de ella siete cabezas que buscaban arrancarle la piel de una sola y saborear la sangre que brotaría de su inerte cuerpo. Ladeando la cabeza recuperaba el eje de sus acciones, avanzando con cuidado siguió dando pasos seguros y confiados sobre el resto de los trozos de madera, sintiendo que la orilla estaba cada vez más cercana a ella. Un ligero aire de triunfo la hizo respirar aliviada por un momento, dando un último paso llego a su destino. Un fuerte golpe en el lago le hizo percatarse que la Hidra nadaba con destreza, buscando darle alcance a la rubia y complicarle o mejor dicho, echar por tierra el camino que la misma llevaba zanjado a su favor.

 

Emprendiendo de nueva cuenta su andar, sujetaba con fuerza mesurada el huevo con su surda. No lo dejaria caer por nada del mundo, topándose con los caminos que viera en una visión pasada, volvía a dejarse conducir por su ojo interior. Los colibríes eran una muerte segura, aunque le dejarán herida con sus picos y le causarán lesiones de consideración, pero no se volvería a meter con esos pequeños de afilados picos. Los hierbajos eran una opción tentadora, pero dejarse someter por algo similar al lazo del diablo, no le cuadraba el lo más mínimo. Y el tercero era una pista forestal bien cuidada y limpia de ramas y piedras. Aquel era el sitio ideal para dejar el huevo y que la Hidra, le detectará sin poner en peligro la vida de su pequeño y la de la joven que le estaba sirviendo hasta ese momento de guardaespaldas.

 

El rugido de la madre herida y desesperada se dejo sentir con todo, retumbando en el interior de la Animaga. Extrañamente se dejo sensibilizar por ese sentimiento maternal, añorando darle la paz que tanto ansiaba, devolviéndole un poco de paz a esa criatura que hasta el momento se sentía desamparada y sola dentro del mundo mágico. Escabulléndose por la pista forestal, no detectó peligro aparente para su acompañante o ella, buscando el sitio adecuado para dejar al crió se decantó por un sector que era visible desde todos los flancos, el aroma de su hijo le haría dar con el y reunirse como una familia. Su labor estaba terminada en parte, echándole una última mirada al huevo le dejo sólo para que su madre pudiera calmar sus ansias de destruir todo lo que estaba a su paso. Estaba sana y salva en parte, sintiendo como la puerta de la pirámide le llamaba, ansiando volver a toparse con su mentor Sajag,esperaba que en esta ocasión no le echará de nueva cuenta y sus acciones hayan sido las correctas. La puerta que estaba delante de ella se abrió dándole el paso libre, ahora solo esperaría el dictamen de aprobación o rechazo del Arcano.

 

Espero haberlo hecho bien en esta ocasión—sólo aquella frase salió de su boca aguardando paciente la reacción del hombre.

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El Arcano esperaba en la Sala del Ourobous para acercar a su pupila al Portal de la Videncia. Mientras esperaba, intentaba leer un pergamino enrollado muy antiguo. Sin embargo, su mente no leía aquellas palabras rúnicas y no interpretaba el mensaje que le transmitían. El Vidente estaba "viendo" a la señorita Malfoy, pisando las maderas con mucha firmeza. Sonrió pues sabía que lo había conseguido en cuanto sintió como usaba su "Ojo Interior" para superar aquella prueba.

 

- Sabía que pasaría, señorita... Sólo necesitaba confiar en usted.

 

Lo dijo en el aire pero supo que su positivismo se extendería por toda el área del Ateneo y que, de alguna manera, ella lo notaría. Supongo que lo hizo puesto que sus siguientes dos pruebas fueron cruzadas con limpieza y rapidez. El Arcano se giró a tiempo de verla entrar en la pirámide. La sonrió, con un claro sentido de alivio en su voz.

 

- Debiera reprobarla de nuevo, señorita Malfoy, por los sustos que me ha dado hoy. Demasiados esfuerzos que, por fin, han dado su fruto. Tomé...

 

En la mano del Arcano, el pergamino empezó a girar y retorcerse, transformándose en un pequeño anillo rosa que él le ofreció.

 

- Es su anillo de Aprendiz. Piénselo bien antes de ponérselo, señorita Juv. El Portal SABE lo que ha sucedido antes de llegar antes de él y será muy exigente. Será cruel, será exigente. No le permitirá ni un sólo fallo ni le dará más oportunidad. Si falla, desaparecerá de este mundo y nadie recordará que existió si quiera ni se preguntarán qué pudo suceder... No volverá a intentarlo nunca más. Sea sincera consigo misma...

 

Guardó un momento de silencio para que la mujer entendiera que era su única oportunidad de vincularse con el Anillo de Videncia.

 

- Sólo si se sienta segura de pasar la Gran Prueba, afirme su deseo para que el Portal se abra. Sólo si le convence a él le dejará traspasarlo y sufrir la última experiencia que le marque como Vidente. Yo confío en usted, si le sirve como referencia.

 

El Arcano se alejó unos pasos y la dejó allá, delante del Portal cerrado, para que decidiera sin más presión que la que ella misma se impusiera.

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—No tienes porque querer a alguien que ni te quiere ni te querrá nunca—

 

Esas palabras resonaron en su cabeza como un gong anunciando un vaticinio desalentador. Las palabras del Arcano habían sido certeras y definitivas para Malfoy, no le quedaba nada más que perder, excepto aquel sentimiento que le mantenía atada a un ser que era más un lastre que un remanso de paz para la rubia. El anillo estaba en sus manos invitándole a desprenderse de esos falsos temores y emociones marchitas, no necesitaba permanecer encadenada a un lastre moral o emocional. Ya no tenía la capacidad de amar como antes y eso se lo gritaba a cada momento su recién extinta sensibilidad. No temía lo que el portal le tuviera deparado, ya no correría más del destino que le envió hasta ahí, la hidra no había sido nada más que un conducto idóneo para colocarle en la senda correcta.

 

Estoy decidida, no llegue hasta aquí para retroceder. No estando tan cerca de conocer lo que la Videncia tiene para enseñarme, deseo formar parte de ella y que ella me acoja con su manto de sabiduría y visiones diversas...—la certeza impregnada en sus palabras era palpable a simple vista. El tener delante de ella a un ser tan feroz y cruel, no hizo más que afianzar la elección que hizo al presentarse en el hogar de Sajag. Perdió una parte de su alma en la prueba de Nigromancia, dejando además en Animagia una carga pesada que desde hacia varios años le laceraba internamente. Y ahora la Videncia, le permitía desprenderse de la única persona que aún amaba dentro del mundo mágico, no le comparaba con el amor que le profesaba a sus compañero de bando o familiares. Aquello era una clase de amor de pareja, entrega total con la persona amada y que esta en ningún momento supo aprovechar y valorar.

 

Colocándose el anillo en el dedo indice de su surda, entornaba su mirada hacia el Arcano. Visualizaba en sus ojos una confianza que le acabo de convencer del todo, recuperó las ganas de demostrarse a ella misma y a su guía que era capaz de obtener lo que se proponía, no importaba el precio que tuviera que pagar para hacerse con ello. El portal estaba delante de ella, sintiendo todo lo que emanaba de la rubia, deseo, determinación, confianza, respeto y entrega total por obtener la aprobación del Arcano y la del núcleo de poder poco a poco se abría. Sus ojos permanecían fijos en su deseo, verse transformada en toda una Vidente, aprender a dominar cada una de los fragmentos que se proyectaban en su mente y ante todo aprender lo que las señales le querían comunicar, ya fuese malo o bueno.

 

No tengo ninguna duda de lo que deseo hacer, acepto la prueba y lo que ella tenga para ponerme al limite. No temo perder nada que pueda echar de menos, no quiero darme por vencida, ni hoy, ni mañana, ni nunca. Yo, Juv Malfoy, deseo y aceptó someterme a la prueba, no importa lo que pueda pasar conmigo, si es lo que el destino tiene deparado para mi, yo no soy nadie para impedirle que este siga su curso—abrazando con su otra mano la alianza esperaba la reacción del portal ante su perorata. El estaba al tanto de todo lo que había pasado para llegar hasta ahí, el perder parte de su vida en su batalla contra la hidra, no pereció ante ella, pero si dejo sentimientos o quizás no podía denominarlos de ese modo, sino lamentaciones que ya no formarían parte de su vida de ahora en adelante.

 

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El Arcano la escuchó de espaldas, ya que seguía decidido a no impulsarla a hacer lo que ella no decidiera. Como un ramalazo, compartió con ella ese pensamiento extraño sobre el Amor. Frunció el ceño. Tal vez no se daba cuenta que el Anillo de Videncia provisional que había recibido para cruzar el Portal les había unido fuertemente.

 

Se dio la vuelta poco a poco, para dar algo de dramatismo a su actuación y, también, porque el ancho que había adquirido con el tiempo no le daban la agilidad que había disfrutado antaño, cuando era joven.

 

- No se dará nunca por vencida, señorita Juv. Si algo me maravilla de usted es la tenacidad con la que lucha por lo que quiere. Lo conseguirá, sin dudarlo, porque es fuerte y decidida.

 

Sajag no solía ser agasajador, no entraba en su naturaleza. Pero sí le gustaba la sinceridad y aquella mujer rubia le maravillaba, no sólo porque tenía un físico y un carácter atractivo, era también por su gran poder de decisión que le daba la fortaleza suficiente para superar todos los devenires del futuro.

 

- Cruce sin miedo. Si... Si algo pasa en el interior del Portal, recuerde... Roce el anillo con sus labios y murmure mi nombre. La sacaré al instante. Vaya... Y vuelva como una Vidente.

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—El amor puede ser el arma más poderosa o la más destructiva que exista en la tierra—

 

Las palabras del castaño se clavaron como dagas en su pecho, aunado al dolor que comenzaba aquejar su cabeza con fuertes punzadas. Todo aquello se proyectó en su mente justo antes de entrar al portal, dedicándole un gesto afable y de respeto a Sajga, no echaba en saco roto la advertencia que le hacía. Él le seguiría por todo el trayecto, visualizando la forma en que Malfoy se iba desprendiendo poco a poco de ese amor que más que placer le provocaba un profundo y amargo sin sabor. Su confianza en la determinación que reinaba sus pasos, no hizo más que afianzar su conexión con el anillo y el Arcano.

 

Un núcleo de energía diferente al que experimento al entrar en la pirámide, poco a poco envolvió su cuerpo. Estaba dentro de un recuerdo o quizás una visión de su pasado, no daba con el momento exacto, no hasta tener delante de ella ese par de gemas azul celeste. Ahí estaba a pocos pasos de ella, vestido de una forma pulcra y galante, destellando en sus labios la sonrisa que hace años encantará a la rubia Nigromante. Ahora no era más que un lastre en su vida, amor convertido en un profundo resentimiento que noche a noche quemaba su pecho como una brasa ardiente—¿Te esperaba o me esperabas?...—sintió el tono de su voz más agudo y gélido. Ya no existía la jovencita enamorada y boba, ahora estaba frente a su “amado” una fiera herida que buscaba venganza.

 

Sus músculos se tensaron en el acto, experimentando una rabia que sólo se apodero una vez de su cuerpo y mente. La misma que le sacará las lagrimas más puras y sinceras que se atreviera a derramar, tras ver morir al menor de sus hermanos en manos de su más acérrimo enemigo. Alex yacía en el suelo inerte con los ojos perdidos en la nada y una sonrisa cargada de deseos de vivir que lastimosamente para ambos, se vieron colapsados de un momento a otro. Una y mil imágenes danzaron en su mente, dibujándose en su rostro una mueca de hastió y enojo justificado, el portal lanzaba golpe tras golpe a la rubia y está se mantenía solida como una pared de acero reforzado.

 

El pasado, ya no podía causarle más daño y mucho menos intentar socavar en su resistencia física e interna. Malfoy era una especie de ser carente de amor, emociones o sensaciones, agradecía a la Nigromancia darle el coraje para renunciar a todo aquello. El amor no era cosa para personas como ella, no para seres que eran capaces de sacrificar al amor de su vida a vivir la peor de las torturas. Le mato de forma descarada y altanera, imprimiendo en esa acción la alevosía, la ventaja y una desmesurada premeditación. Aunque el destino jamás dejo de ponerle pruebas que tuvieran que ver directamente con ese sentimiento, diversos hombres entraron en su vida como amigos que buscaban algo más, pero sólo uno tuvo la osadía de proponerle unir su vida a la de ella y lanzarle de un momento a las fauces de la soledad y la decepción.

 

No le laceraba que la misma persona le traicionará una y mil veces, sino que tuviera el descaro de traicionarle ante sus ojos y no esperar pagar por tal ofensa. Justamente por eso se decantó por acabar con el, no usaría como excusa el portal para finiquitar una cuenta pendiente. Le pediría que le enseñará a desterrar todo lo que el pasado, presente y futuro, no tuviera de provechoso para ella. Una nueva visión se dejo sentir, obligándole a cerrar los ojos, sintiéndose atraída por el joven que estaba a pocos metros de ella.

 

 

 

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25 de marzo

 

la mañana pintaba para ser productiva y prometedora para la vampiro. Alistándose para comenzar con sus deberes dentro del mundo mágico, extrañamente una misiva sin remitente atrapó su atención. Llevaba su nombre únicamente y eso le hizo dudar aún más del contenido de esta, rompiendo el sello que la mantenía cerrada leyó con atención cada una de las lineas.

 

Ha llegado un nuevo miembro de la familia Malfoy, no olvides que como hija del patriarca tienes que darle una recepción digna de su linaje. Además de ponerlo al tanto del sitio que ocupará en la familia y las tareas que debe desempeñar en favor de esta y para su beneficio personal.

 

Atentamente

Consejo Malfoy

 

 

 

Haciendo trizas el pergamino, no le quedaba nada más que bancarse la presencia de otro miembro de su respetada familia. No se le haría raro que viniera en búsqueda de la riqueza del padre de Juv, el cuál poseía más de lo que se pudiera contabilizar con los dedos de la mano y el pie juntos. Una sonrisa amarga se plasmó en sus labios, ¿Qué demonios buscaba en los terrenos Malfoy?, ¿Para qué volver luego de tantos años de ausencia?. Esa y otras interrogantes navegaban en su cabeza, provocando que se resolviera a dar con el motivo principal que traía a ese sujeto a su hogar y no precisamente como una visita de paso.

 

Chávez se esforzaba por mantener ocupada a la fémina, entregándole diversas listas que contenían lo que se necesitaba comprar para la cena del recién llegado. Licor, carnes y frutos, además de otros encargos personales que la Animaga se empeñaba en costearse a costillas del resto de sus hermanos. No eran cosas de primera necesidad o de vital importancia para ella, pero aún así no dejaba de darse sus lujos y eso le provocaba una satisfacción que rara vez podía ser comparada con la compañía de algún hombre. Le gustaba estar sola la mayor parte del tiempo, compartir con ella misma los placeres de leer un buen libro o salir a cazar como lo hacia cuando era niña.

 

Poco a poco todo se transformo en un mar de dudas y persecución, jamás se imagino que tener a ese sujeto dentro de su hogar, el causaría el mayor de los pesares. Le amaba o eso intentaba creer, no confiaba en lo que este le decía o deseaba hacerle creer. No teniendo como antecedente el engaño al que le sometió, fingiendo una falsa amistad con otra mujer que era parte de su circulo familiar. La noticia de aquel beso en los jardines Malfoy, no le cayó en gracia y desde ese momento se juro así misma no volver a creer en nada que saliera de la boca de su prometido. Si el amaba tanto como lo proclamaba, ¿Por qué se enfado cuándo la rubia enfrentó a la entrometida?. Alegando que no era necesario caer en esas provocaciones, si todo estaba a punto para unir sus destinos para siempre dentro de unos meses.

 

Un dolor aquejaba su pecho, no era por el amor marchito que se albergaba en ese órgano vital. Se trataba de la cicatriz que le dejará arrancar una parte de ese amor con otra prueba en la habilidad de Nigromancia, si la Videncia hubiera estado con ella desde mucho tiempo antes, jamás se hubiera visto enfrascada en tal dilema emocional. Las emociones eran un peso muerto en la vida de muchos seres vivos, pero en Malfoy eran una lapida demasiado pesada que al pasar del tiempo, le iban sepultando sin remedio.

 

El sentir la mirada del Arcano en ella, reforzaba la confianza para seguir adelante. El Malfoy y la mujer que se colo en su vida, no la pasarían nada bien y estaban a poco de ver lo que era capaz de lograr una mujer herida y decepcionada. Ahora entendía el dolor de la hidra y experimentarlo en la misma medida, si que ameritaba cortarlo de una vez por todas de raíz de una vez y para siempre.

 

 

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Sajag la vio entrar en el Portal y, sí, puede confesarlo, sintió miedo. Aquella mujer era fuerte pero la pasión le podía. Tenía que ser capaz de superar las limitaciones pasionales que la desorientaban. Para la Videncia, necesitaba tener la mente libre de preocupaciones amorosas que pudieran turbar las interpretaciones de sus Visiones.

 

- Podrá morir en el intento si no se centra...

 

Él no podía saber qué sucedía dentro del Portal. Le estaba vedada esa última fase, a él y a todos los Arcanos. Reconocía que él podía usar la trampa de la Videncia pero no lo iba a hacer. Prefería seguir esperando; a veces, "Ver" las acciones de un demonio no era lo más aconsejable para la calma espiritual de un vidente, incluso de un ser humano. Suelen ser imágenes y sentimientos difíciles de asimilar.

 

Por eso, no hizo más que esperar a que la mujer pudiera tener la calma suficiente para "Ver" y no actuar como una demonio enfadada por problemas de amor. Había de ver, de saber "Ver" con el Ojo interior, no con el corazón, o el Portal no le dejaría salir del interior y perdería toda oportunidad de vincularse con el Anillo, desapareciendo del dedo en que ella lo había puesto antes de entrar.

 

- Vea, señorita Malfoy... "Vea..."

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Visión

Ojo interno

 

Su ojo interno intervino en el acto, apaciguando las emociones que amenazaban con turbar el objetivo de la vampiro borrando por completo el recuerdo que se apoderara de su atención hace unos instantes. Poco a poco una bruma espesa se disipó delante de sus ojos, abriéndose paso un viejo pasaje de su pasado. Era de sus años como estudiante dentro de una universidad muggle, no le entusiasmaba la idea de desplegar sus dones mágicos a diestra y siniestra, pero era necesario indagar un poco más en la vida de las personas que no tenían la habilidad de lanzar conjuros o crear pociones.

 

Las imágenes se acomodaron para mostrarle, paso a paso lo que le deparaba su destino. Desde siempre pudo ver situaciones que no entendía del todo e intentar explicarlas con el uso de las ciencias prácticas, no siempre daba el resultado deseado. Así como paso con la hidra, el veneno de la misma era un anunció tras ver derramado un poco de polvo usado para matar ratas. Dentro de los laboratorios almacenados frascos pequeños con sustancias letales que de ser usadas de forma descabezada, si que pondrían en un serio predicamento al mundo no mágico.

 

La hidra era un animal recurrente en sus sueños, pero le intrigaba más la presencia de aquel hombre que portaba un sombrero de ala ancha y una gabardina oscura. Era como una sombra que no dejaba se acecharle, día y noche, aparecía en la misma sala dela Universidad. No miraba nada en particular, sólo mantenía la vista en un punto fijo, meditabundo y amenazante en todo momento. Sus pasos eran firmes por el pasillo, quizás sin pensarlo iba en busca de dicho sujeto y lo que esté tenía para contarle. Diversos secretos desde siempre se resguardaron dentro de la mansión Malfoy, secretos que marcarían un antes y un después en la vida de Juv.

 

La mirada castaña del sujeto, le miraba de arriba abajo, intentando descifrar lo que los orbes azul oscuro de la joven guardaban celosamente. Un puñado de libros cayó de golpe al suelo, provocando que ambos saltarán al mismo tiempo—¿Quién eres tú?—aquella duda escapó de sus labios mecánicamente. La respiración de su interlocutor se intensificó asemejándose a un ronquido ahogado que le cortaba la voz de un momento a otro. Sus ojos mutaron a un rojo carmesí, adoptando una mueca de dolor que le quemaba las facciones de su gallarda faz. Estaba experimentando lo mismo que Malfoy, siendo agobiando por sus visiones, fragmentos de vidas pasadas o quizás futuras. No lo tenía del todo claro, el prestarle ayuda era necesario en esos momentos.

 

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Mansión Malfoy

Un año después...

 

Abrió sus ojos de golpe bañada en sudor, afianzando con ambas manos la sabana que quedó convertida en un nudo. ¿Por qué volvía a soñar con el?, el echar en saco roto el tormento que le flagelaba, no hizo más que condenarla a sufrir lo mismo aunque no le tuviera cerca. No era su amigo, sino su propio hermano, negándose a creer que le podía dar una mano amiga se dejaba caer sobre la mullida cama. La tormenta no mermaba y los truenos iluminaban las penumbras que reinaban en la habitación, secándose con el dorso de la mano el sudor intentaba recobrar el sueño.

 

Siempre que una tormenta torrencial azotaba los terrenos Malfoy, nunca traía con ella buenos augurios y eso es algo que le preocupaba sobremanera. Agradecía a su ojo interno, suprimir por completo el recuerdo de un amor fallido. La pasión y el amor, no le ayudaría en lo más mínimo y era lo mejor centrarse en lo que ahora le enseñaba y quería que las señales que estuvieran impresas en esa visión fueran atendidas como demandas de vida o muerte por la rubia.

 

Sus ojos se volvieron a cerrar de golpe, dejándose seducir por esa abrigadora sensación. El confort que le daba poder recordar a su hermano y tal vez, está vez tener el coraje para ir en su ayuda. Las nubes negras se empecinaban en turbar la luz que se aferraba a colarse por sus pensamientos, pero como lo permitirían si ella desde siempre vivió sumida en la más profunda nebulosidad. Era un ente viviente que siempre se dejó regir por las artes oscuras y todo lo nocivo que emanaba de ellas, porque nació de ellas y les profesaba una inquebrantable lealtad.

 

Sus pasos por el mundo mágico siempre iban de la mano de cosas que serían juzgadas por muchos, pero no por ella y las visiones que siempre le acompañaban. Extrañamente sabía lo que iba a ocurrir antes de que eso trastocara su vida y se decantaba por una elección diferente, tal y como lo hizo con la Hidra. Aprendió a mirar con ojo critico cada cosa o situación, detectando algunas señales que el destino marcaba como puntos a su favor o en contra. Aunque a veces no siempre daba con la respuesta idónea y le tocaba pedir asistencia a su ojo interno.

 

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Agradecía nuevamente los consejos de Sajag, interpretar todo lo que apareciera en la visión. Hasta el más mínimo detalle podía marcar la diferencia, ahí radicaría elegir la forma más adecuada para salvar a su hermano y no permitir que las emociones y el amor le dominarán como lo hizo con ella en algún momento de su vida. La fortaleza y el poder eran cosas que no se compaginaban para nada con los sentimientos, no era malo amar, pero si eso conllevaba a perder el eje de la verdadera meta, no tenía cabida en sus planes.

 

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Visión

Ojo interno

 

La mueca de dolor era mucho más intensa y lacerante, quemaba por dentro y por fuera al vampiro. La mordida de un Lican hubiera sido mucho menos lastimera que perder la noción de su meta en la vida, el linaje de todos ellos estaba en peligro y no permitiría por nada del mundo que eso se viera mermado. El no poder beber la sangre que le mantendría viva todo porque su hermano, no soportaba llevar ese ritmo de vida. Si el se dejaba arrastrar por la luz y las bondades impregnadas en las acciones que cometiera, no le quedaría nada más que vivir como un simple humano y romper el lazo que le uniría de por vida a su hermana y al resto de su descendencia.

 

Una sonrisa lóbrega se dibujo en sus labios, avisando con ese gesto que estaba dispuesta a enfrentarle si era necesario. Sus ojos estaban fijos en los de su contraparte, analizando todo lo que escondía en su interior, no había un solo rastro de emoción en el y eso le entusiasmaba un poco. Si tenía la astucia necesaria para encontrar el método idóneo, entonces si obtendría lo que ambos necesitaban. Ella tener todo lo que siempre anhelo, no amor o una pareja, sino el control de cada una de las visiones que se hacían presente en su vida. Estaba esperando haciéndolo bien y no cometer el mismo error, ahora el único que conduciría sus pasos era su ojo interno, no se desviaría del camino y cumpliría todo lo que este le mostrará como vía a seguir.

 

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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El Arcano esperaba pacientemente. De todos sus compañeros, tal vez Rosália y él eran los que mejor dominaban la paciencia en la enseñanza de sus habilidades. Era necesario. El Ojo Interior no aparece cuando quiere, no obedece cuando necesitas, no lo tienes cuando sería necesario... El Ojo Interior estaba vivo y, demasiado a menudo, tenía sus propios criterios para abrirse ante el Vidente.

 

El Arcano, además, dominaba el Mantra y la Meditación, las dos muy aconsejables para el dominio de la Videncia. En este momento, el Arcano estaba levitando, a un palmo del suelo, con los ojos cerrados, en la tradicional postura del loto. Era algo fácil de hacer y muy llamativo para los que no sabían usar la magia para eso. Sentirse liviano aligeraba las penas y dejaba atrás malas energías. Te permitía entrar en un estado de contemplación desde el que los problemas se veían de otra manera. En ese momento se encontraba cuando lo vi. Era un hombre oscuro, mirada oscura, todo él oscuro. Llevaba sombrero.

 

Perseguía a alguien.

 

El Arcano abrió los ojos y bajó hasta el suelo, tal vez de una forma más violenta de lo que estaba acostumbrado. Sentado en el frío suelo de la Sala de Ourobus, miró hacia el Portal, cerrado. Le hizo una pregunta en silencio y, éste, mostró una pequeña rendija de luz que venía desde dentro. Se preparaba para dejar salir a la muchacha. La demonio parecía haber demostrado su valía...

 

Parecía que la prueba se acababa pero... ¿Saldría ella por su propio pie?

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La oscuridad formaba parte de ella, el entregarse a la misma jamás le costo demasiado trabajo y tampoco renego de ello. Sus orbes azul oscuro seguían mirando al sujeto delante de ella, ataviado con oscuridad que le cubria desde la cabeza hasta los pies, excepto por ese brillo dorado que se colaba por su pecho. Ahí estaba un medallón de gran tamaño, no reconocía el mismo y tampoco los grabados que se elevaban como plegarias al cielo. Era una sensación extraña verlo y no poder sacarle los ojos de encima, enfocando mucho mejor su aguda vista y con la ayuda de su tercer ojo tras cerrar los fisicos, se vio francamente sorprendida por el inmenso ojo que le miraba directamente al suyo.

 

¿Qué hacia un ser como ese con un ojo de Horus?, si era su hermano. ¿Cómo pudo mutar de ser algo puramente insignificante a despertar su ojo interno?. No tenia nada contra de las antiguas enseñanzas, pero si su ojo interno le mostraba lo que sucedería antes de que pasará. ¿Por qué ese detalle no saltó como una señal de alarma?. Sus ojos permanecían cerrados, dejando que su ojo interno, el chakra del tercer ojo le permitiría usar con sabiduría su intuición aunado a lo que ya le había enseñado Sajag.

 

No era una condena como tal vivir matando gente y culparse por ello, ya que todos los seres vivos tenían el derecho de sobrevivir con los medios que el destino les proporcionaba. Sentirse culpable por cada una de las cosas que cometió en el pasado, no haría más llevadera la pesada carga y librarse de todas esas emociones y sensaciones acumuladas era el camino que debía andar sin lugar a dudas. Todo aquello finalmente, le permitiría comprender a detalle las visiones o fragmentos de hechos que su ojo interior le mostrará. Las dudas existirían, pero ahora tenían un aliado que le ayudaría sin negarse en ningún momento, estaba vivo y latiendo en su ser. Viendo todo lo que sus ojos físicos se negaban a revelarle o no eran capaces de captar, pero el tercero era el más idóneo para manejar situaciones como aquellas.

 

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Vision

Ojo interno (Tercer ojo)

 

Su cuerpo era una materia compuesta por diversos elementos, deseosos por colisionar dentro de la vampiro. Su sed de beberse varios litros de sangre, no se vio mermada en ningún momento y la veda a que le que condenará su hermano menor, no era la mejor forma de intentar sacarle esa hambre descomunal. ¿Por qué tanta aversión ante la raza a la que pertenecía. Seria más humano siendo Lican o un híbrido que no tenía en claro que ser o no ser. Seguía estando con aquella mirada inquisitiva en sus ojos, lacerando uno a uno los deseos de su querido hermano.

 

Sus músculos se tensaron en el acto, desprendiéndose de ella una sensación de ira que colapsó en el acto sus sentidos. Ya no le veía como su hermano, ya no existía un lazo sanguíneo que les emparentará de ningún modo, ahora era su enemigo y el obstácu.lo que le impedía terminar con la prueba. Su fuerza y determinación, encendieron una llama oscura que abrazaba todo dentro de su ser incinerando por completo el cariño que en algún momento compartiera con su pariente. Algo dentro de ambos se quebró repentinamente, supurando una sensación de profunda decepción y desprendimiento.

 

Así morían sus sentimientos y emociones, clavándose en su pecho un fino filo que abriera una brecha que expulsó algunos hilillos de sangre, pero nada que tuviera que curar o subsanar con una visita a San Mungo. La mano del hombre yacía a su costado derecho, dibujando un símbolo que dedicaba a la fémina. Su lucha interna estaba por culminar, otorgándole una satisfacción que jamás había experimentado. Eso significaba perder su esencia o obtener algo mucho más valioso que todo lo que poseía ahora en día. Tomando con firmeza una daga que llevaba siempre oculta entre sus ropas, armándose de valor, determinación y completamente deshumanizada en cierto modo, se acercaba al sujeto que estaba a pocos centímetros de ella.

 

—Diría que lo lamento, pero no sería sincero mentirte de esa forma—expreso con una mueca displicente.—Eras mi hermano y la persona que marco mi vida en nuestra infancia. Pero no puedo renunciar a lo que soy, y si la videncia es mi destino y este anillo me une a ella, no permitiré que nadie de interponga en mi camino—agregó sujetando con firmeza el mango del arma. Un destello plateado emanaba de la afilada hoja, indicándole que era momento de ponerle punto final a todo aquello—Ver para poder comprender y estar para poder aprender—soltó clavando el puñal en su pecho asesinando de ese modo la insana idea de arrancarse mutuamente el deseo de matar o dejar vivir en paz a los que les rodeaban.

 

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Universidad de Sidney

 

Poco a poco todo cambió y la visión se desdibujo en sus pensamientos, ya sabía a la perfección que acciones tomar y no dudaría en hacerlo lo antes posible. Abandonaría la mansión que le vio nacer, recorriendo algunos kilómetros para ir en busca de ese ser que le acechaba desde hace tiempo en sus sueños y ahora en las visiones que se volvieron más frecuentes. Saliendo disparada de los terrenos, encaminaba sus pasos y anhelos hacia Sidney, Australia. El clima le jugaba a su favor, observando el cielo despejado que de un momento a otro se vio acorralado por un nutrido grupo de nubes grisáseas.

 

Perfecto, no pude pedir nada mejor—visualizando a lo lejos la Universidad dónde se instruyo en sus años de juventud. No tardó en colar sus pasos hacia los pasillos que le llevarían al encuentro con su hermano, quizás seria la misma postal que tuvo dentro de su visión. Una masa oscura que tenia un par de ojos, boca y sólo esto quedaba a simple vista, no experimentaba temor al tenerlo frente a ella. No tuvo que terminar el camino andado para toparse con ese ser, ya la identidad del mismo no era un misterio para Juv y eso le ahorraba tramites innecesarios.

 

Tú elegiste renunciar a lo que creías en aquel momento y eso te ha traído hasta aquí—espetó fríamente. La daga estaba entre sus ropas, esperando ansiosa clavarse en la carne del sujeto, cortando, mancillando los músculos y capas de piel que protegían su pecho. Aquel pecho dónde desde hace mucho tiempo dejará de latir un corazón cargado de deseos y anhelos que eran parte de un pasado que le alcanzó de forma irremediable. La decisión de Juv era definitiva e irrevocable, para ella ser vampiro no era un castigo, sino un don y con cada uno de los castigos que este conllevará aprendería a vivir con todo aquello.

 

Desde pequeña he visto esta misma escena, no daba con tu rostro o con algo que me dijera que eras tú. Pero ahora mi ojo interior está vivo y decidido a enseñarme todo lo malo o bueno que pueda pasar en mi vida. Aprenderé de ello y viviré con ello, porque elegí que mi ojo interno se exprese con libertad, no le pondré ninguna barrera y tu eres la única que veo que se lo impide del todo—elevando su mano intentaba tocar esa faz sumida en las sombras. No percibió nada más que soledad, amargura y una lápida inmensa que le asfixiaba más y más a cada momento—No lo siento, no lo lamento en lo más mínimo y te mentiría si dijera lo contrario—dando con el mango de la daga tras colar su mano discretamente entre sus ropas la extrajo dando un golpe certero en su pecho sin causarle la muerte, pero si matando el sentimiento de culpa que desde hace varios años le hizo purgar a la rubia. El alimentarse de otros seres era lo más natural en su especie, nunca se lo negaría, ni ella, ni mucho menos alguien que debían apoyarle en todo momento. No darle la espalda a las primeras de cambio y escapar de la forma más cobarde, para luego volver como si nada y cimbrar el mundo de la vampiro.

 

Todo volvía acomodarse en su lugar, cada cosa en su sitio y cada nueva visión esperando el momento justo para hacer acto de presencia. Mirando por un momento aquel símbolo, no hizo más que emprender su camino fuera del portal, estaba sumida en sus pensamientos pero sus pasos sabían hasta dónde conducirle y el Arcano estaba afuera esperando por ella. Su determinación y fuerza, ahora regirían cada uno de sus actos dentro y fuera del mundo mágico, dejando a raya los sentimientos y las emociones. Porque cada una de ellas ahora agonizaba dentro de ese lugar, Sidney quedaría como un amargo recuerdo en su ser y no lo borraría por más que lo deseará.

 

El núcleo de energía se abría poco a poco, dejando ver la silueta de Malfoy salir del portal. Quedando a pocos metros de Sajag, esperaba y confiaba en haberse ganado el anillo de la habilidad y no haberlo echado todo a perder y de paso decepcionar al hombre que desde que ella piso su casa confió en ella y en las habilidades que poseía la joven— Espero su resolución, no tengo la menor duda de que lo logre y eso me dice mi intuición. Pero prefiero escucharlo de usted y no dejarme llevar por una falsa ilusión—externo acariciando con suavidad el anillo que portaba en su dedo.

 

Editado por Juv Malfoy Croft

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