~.:: Mansión Ryddleturn ::.~ (MM B: 111579)

[Hayame Snape Potter Black]

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Sagitas tenía mucha razón, podía escuchar y oler a varias de aquellas criaturas infernales removiendose por todo el perímetro pero más específicamente en algún punto que podía clasificar como "abajo", en las miles de cavernas y oscuridad que corrían en lo profundo de los terrenos pero que al mismo tiempo no podían ser clasificados de una manera física:

Ese era el poder de la magia de los dueños originales y que había hecho que la pelirroja gruñera e hiciera lo indecible por impedir a su novia el adquirir semejante lugar

Pero al final, no podía haber hecho más que aguardar y rogar por que los sellos que se habían colocado de forma Ministerial sirviesen para proteger a los futuros compradores del sitio... cosa que como siempre y como todo lo que parecía ser sellado por el Ministerio, no había funcionado mejor que una hoja de papel mojado a presión.

Se pasó una mano por el rostro cuando Xell fué capturada y de ahí, todo se volvió un caos:

Todo el Departamento de Accidentes o su mayoría, saltando por voluntad propia en aquella raja de oscuridad abierta por una criatura de los abismos, que ahora iba silbando con mayor fuerza conforme desaparecía de la vista junto con los demás.

-MALDITA SEA!!! PORQUÉ NADIE PIENSA PRIMERO!!?

Chilló a la desesperada para luego correr y lanzarse por detrás del resto, en una suerte de nube de humo negro que se filtró hacia aquella zona y no perdió velocidad hasta que terminó chocando contra dos cuerpos. No había calculado muy bien la distancia o quizás esta se había modificado pero había terminado arrojando al suelo de nueva cuenta a Ashley y a Sagitas

Donde estaba Matt?

Al menos desde su posición no lo veía

-Te hace falta más lana, mana...- se quejó adolorida sintiendo como le había terminado con las piernas sobre la menor pero repentinamente, todos los sonidos la abrumaron- qué esta pasando???

[Lisette Ryddleturn]

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Volvió a emitir un quejido y usó sus pocas fuerzas para arrastrarse lo más lejos de aquello que iba avanzando en su dirección, a sabiendas de que en alguna parte estaba el resto de su familia y que estarían todos desesperados buscando a Xell

Esperaba que la hubieran encontrado

Por su parte, no iba a poder hacer mucho más que esperar también, sintiendo el grillete en su tobillo y escuchando como iba arrastrando aquella pesada cadena a pesar de que estaba intentando no hacer demasiado ruido, pero era tan grande y pesada que resultaba en algo imposible el no dejarse oír por cualquiera que fuera la cosa rondándola

"No tiene caso que te alejes. Nadie puede salir de este sitio esta vez"

-Esta vez...

Lisette tragó un poco y se sentó lo mejor que pudo antes de tambalearse y caer de lado, intentando ver algo en la oscuridad para luego, enterrar los dedos en el duro suelo que no veía y volver a arrastrar su peso lejos de donde le había parecido escuchar aquella voz

-Ya habías atacado a alguien antes?

"No soy el único, chiquilla irrespetuosa"

Sisseó la criatura en un tono oscuro, aún sin dejarse ver pero dejando percibir su enorme mole moviéndose alrededor de la chica que emitió un nuevo quejido y se encogió el sí misma, apretándo los párpados.

"Esperamos por largo tiempo, quemando, triturando... soportando pacientemente a poder levantar las protecciones ridículas que nos impusieron y el llamado de esas mujeres para finalmente, limpiar este sitio de los indignos y volver a donde pertenecemos. Solo tenemos una misión que cumplir y entonces, todo volverá a ser lo de antes, con algunos de nuestros señores retomando lo que les pertenece y nosotros, vigilando eternamente por ello..."

[Ashley Peverell]

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-¡Hermana, me has caido encima!

Se quejó la hermosa rubia dándole una mala mirada a su hermana y frunciendo el ceño de forma que sobresalían sus labios pero de todas maneras, sentir sus pisadas no era lo mismo que estar en medio de aquella oscuridad a donde su luz no parecía atravesar, sentía mucho frío y dolor en alguna parte de su alma y eso solamente la estaba llenando de una angustia que no le gustaba en lo absoluto, volteó la mirada puesto que habían ingresado en ese sitio para intentar rescatar a las chicas o mas bien a Xell y esta gritaba y no sabía si también lloraba pero al menos sus pajaritos habían desaparecido.

-¡Mi avis ya no esta!

Exclamó con preocupación pero entonces, se movió para quitarse las patas de Hayame de encima y trató de correr en medio de ese caos a donde estaba Xell.

-¿Tu estas bien? ¿Estás muy malherida?

Le preguntó con un tono de voz muy agudo por lo que pasaba.

-¡Pensé que ya te había devorado esa horrenda cosa!

[Hayame Snape Potter Black]

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En la oscuridad

La bruja emitió otro quejido y se sobó la cabeza varias veces para luego sentir como su hermana se removía para zafarse de ella y no la culpaba: el golpe había estado muy centrado y con suerte y no había aplastado a nadie mas

-Lo siento, sabes?

Se quejó la Snape dándole una mala mirada mientras que se quitaba de encima de su hermana y sacaba la varita para sacudir las ropas de Sagitas

-Lo siento, hace mucho que no usaba esa forma... no desde que salimos pitando de ya-sabes-donde

Hizo una mueca mirando a su hermana para luego, ver hacia donde se dirigía Ashley con la intención de sacudirla también... pero esta ya se dirigía en dirección de su sobrina que no parecía para nada saludable; magullada, con sangre y la vampiro se sorprendería en mucho que no hubiese perdido un par de dedos en las mordidas

-Xellita!

Llamó corriendo igual que su otra hermana para intentar alcanzarla pero al segundo había alzado la varita, al ver lo que parecía la cabeza gigante de un dragón completamente negro y de ojos rojos, mirándoles desde arriba con una sonrisa demoniaca

[Ashley Peverell]

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Se notaba que la joven que ahora reaccionaba la Peverell que se trataba también de su sobrina, se sentía muy cansada y no podía hablar mucho así que sacó la varita y comenzó a agitarla alrededor y por encima del cuerpo de la preciosa jovencita que dejaba ver los rastros del ataque anterior y murmuraba los encantamientos y hechizos que se conocía, no solamente episkeys sino todos aquellos que recordaba de sus libros de sus estancias en Hogwarts y en los libros que dejaban las sabias mentes de Gryffindor para el estudio de sus alumnos.

Todo lo que se necesitara para que la chica Vladimir pudiera recobrar fuerzas y entonces todas las mujeres pudieran salir de aquel endiablado lugar y terminar por sellas las fuerzas oscuras y del mal que habitaban esa vieja mansión y que Sagitas y Hayame parecían conocer más que bien.

-Oye Hayame, creo que vamos a necesitar de tus pociones y de las auras blancas y de pureza de sacerdotisa que tiene Sagitas, porque tengo miedo de que esas criaturas diabólicas hayan dejado alguna huella en la pobre de Xell.

Le dijo a su hermana mayor pero entonces los hermosos ojos de venadillo de la chica se abrieron con sorpresa al ver como la inmortal tenía la vista alzada y fría hacia los cielos negros sobre sus cabezas.

-¿Hayame?

[Hayame Snape Potter Black]

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La bruja frunció el ceño y mostró los colmillos, emitiendo un suave gruñido que dejaba ver mucho de lo que en aquellos momentos sentía mientras continuaba con su mirada clavada en aquel monstruo que ahora sonreía de forma descarada a sabiendas de que ninguna de las presentes se había dado cuenta a tiempo; incluso parecía deleitarse en su mirar con las expresiones severas y de miedo de varias de las presentes, midiendo cada uno de sus movimientos.

La pelirroja no recordaba la última vez que su antigua madre le hubiese presentado a sus "amiguitos" pero por lo general había estado a salvo pero claro, eso era porque la Snape no había sido estupida como para ir a pararse en ese sitio por su cuenta.

Era mansa no mensa.

Bueno, ni siquiera mansa en realidad.

-Bienvenidas a nuestro patio de juegos

Gruñó el enorme ser que por aspecto simulaba a un dragón pero los demonios siempre habían sido criaturas curiosas, capaces de cambiar de forma tan rapidos como el pensamiento.

Ni siquiera los boggart tenían ese poder

Aquel oscuro ser movió una larga cola con puas en la oscuridad y alzó una garra para depositarla suavemente sobre Xell de forma que sus uñas parecían formar barrotes entre la bruja y el resto de personas

-Han venido por esta comidilla? -les inquirió mirándoles con curiosidad

[Sagitas E. Potter Blue]

Moverme con la ferula no era agradable y reducía un poco la movilidad del tobillo. Pero podía avanzar. No me importaba. Había oído chillar a Xell y ese motivo era más que suficiente para avanzar por aquellos corredores enmohecidos y malolientes.

 

-- Debes decirle a Lissette que ha de cerrar todos estos escondites, hermana -- murmuré, sin saber bien quién me seguía en mi caminata. -- Sí, me hubiera gustado tener más lana para amortiguar tu caída y no romperme el tobillo.

 

No debía atormentarla con eso. Parecía la parte más frágil de mi organismo. Me los había roto tantas veces que ya ni me molestaba en ir al hospital para que me sanará. Yo misma me curaba. Notaba, sin embargo, que cada vez el hechizo sanador era más impreciso, tardaba más en curar y dejaba el tobillo más frágil durante más tiempo. Tal vez ahora no era mi mejor pensamiento, mientras buscábamos a Xell.

 

-- ¿Y Lissette? -- Otra que tendríamos que buscar... -- Todo es culpa nuestra, hermana -- susurré a Hayame, aunque creo que lo dije tan bajo que lo pensé. Alcé un poco la voz. -- Los Avis desaparecen en cuanto cumplen su misión, hermana.

 

Era un hechizo sencillo, estaba segura que lo sabía y que no hacía falta que se lo dijera pero escuchar mi voz me hizo sentirme algo mejor. Me sorprendió que encontraran a Xell antes que yo. Alcé la varita para ver mejor, contenta, cuando vi los monstruos.

 

-- ¡Cuidado, atrás!

 

No sé porqué lo dije si ellas si ya los habían visto. Sus ojos rojos eran horrendos. Lo leí en ellos, me buscaban. Nos buscaban. Buscaban a Hayame y a mí. Tragué saliva para disipar el miedo. Fue inútil. Seguía teniendo miedo.

 

-- Creo que no me queda de esa pureza sacerdotisal que dices, Ash. -- Hayame les instaba para que buscaran su comidita. -- Vamos, mujer, no les hables.

 

¿Qué no les hablara? ¿Es que me había vuelto loca? Volví a tragar saliva.

 

-- Ash, Xell, retroceder poco a poco. Esa criatura no os hará caso, de momento... Buscar a Lissette y encontrar la salida. Creo que... ¿Matt no había venido con nosotros? -- No lo recordaba, me era igual en aquel momento. Aquella bestia con cabeza de dragón disminuía mis defensas sólo con verlo. Además, dudaba. Miraba primero a Hayame y después a mí. -- Que no lo tenga que repetir. Alejaros todos. Hayame y yo... lo solucionaremos.

 

¿Seguro?

[Xell Vladimir Potter Black]

¡Estaba viva! El ruido le molestaba muchísimo y retrocedía cada vez que gritaba. La voz se me puso ronca y me escocía la garganta pero mis gritos me estaban poniendo a salvo. Sentía cerca las voces de las tías y eso me dio fuerzas para retroceder un poco cuando aquello, medio demonio medio dragón medio bestia asesina del Averno, se detenía ante el sonido del eco de mis gritos.

 

- ¡Aquí, tías! - les grité. Yo me sentía muy mal, todo el cuerpo me dolía y no encontraba mi varita. Si ellas llegaban a tiempo, podrían sanear mis dolores y podríamos huir.

 

La primera en encontrarme fue la tía Ash y después la tía Hayame. Me preguntaron si estaba bien. ¡Qué pregunta más boba!

 

- Casi me muero en la caída. Me duele todo - Esperaba que alguien me curara aunque primero que mataran a Aquello. - ¡No me ha devorado aún! Lo hará pronto si no salimos de aquí.

 

La tía Ash dijo algo de las auras puras y Sagitas le contestó. Hasta ese momento no la había visto y me alegré muchísimo. Si ella estaba cerca, todo saldría bien, estaba segura.

 

¿Retroceder? ¿Dejarlas a ellas solas?

 

- ¿Por qué dices eso, tíita? No quiero pecar de valiente pero tendréis más oportunidad de acabar con ésto si atacamos entre todos. - Ahora me di cuenta que hablaban de Matt y de Lisette. - ¿Se han perdido?

 

Suspiré con pena. ¿Era culpa mía?¿Habían bajado para buscarme y se habían alejado del grupo?

 

- Tías, Sagitas y Hayame, Les molesta el ruido.

[Matt Blackner]

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- No...no significa que está muerta...no tiene por qué. Tal vez esté en otro lugar fuera de mi alcance, o está rodeada por algo que se sobrepone a ella - dije a Sagitas, ya que le preocupaba que no pudiera sentir a @@Xell Vladimir Potter Black

 

Pero nuestra preocupación fue más o menos corta. La escuchamos gritar, como un sonido algo débil, lejano, pero al mismo tiempo, real. Algo se abrió a su alrededor y sonreí, pues efectivamente, aquello que la había arrastrado consigo había estado haciendo de pantalla sobre la rucia, de forma que no podía sentirla.

 

Mi madre al fin encontró su varita, y ahora si, junto a las tías @, @ y @@Hayame Snape Potter Black se adelantaron para correr a salvar a la rubita. Estaba herida y no parecía poderse mover. Malo...tendríamos que sanarla, y al menos yo no contaba con esa habilidad entre mis cualidades. Eso era más bien tarea de Sagitas, Haya, Helike, o incluso la misma Xell.

 

- No estoy perdido, solo llego cuando es necesario - bromeé, mirando con una sonrisa divertida a Xell. De mi mochila, saqué una pequeña piedra que hice pedazos entre mis dedos. Aquel polvo, de color blanco, quedó esparcido a nuestro alrededor. Las sombras, al acercarse, retrocedieron, como si les quemara.

- Polvo de cuarzo. Eso los retrasará, os lo aseguro. - y nos daría tiempo para poder sacar de alli a Xell.

[Sagitas E. Potter Blue]

Mi intención era clara, que todos se fueran. Aquellos monstruos sólo nos querían a Hayame y a mí así que no tenían ellos que sufrir ningún daño. Les ordené que se fueran, que salieran de aquellos subterráneos y que se alejaran todo lo posible de la mansión Ryddleturn. ¡En mala hora había permitido que Lissette se hiciera cargo de la mansión...! ¿Por qué no recordé aquellas atroces bestias antes de apoyarla...?

 

Xell hablaba con algo de miedo y... dolor... Estaba herida pero ni a eso podían pararse, ¡qué se curara arriba, en la superficie, a salvo! Xell dijo algo pero no le presté atención; miraba alrededor, en busca de una forma de acabar con aquellas bestias. ¡Ilusa! Era imposible hacerlo, como mucho podríamos encerrarlos en algún hueco de aquel averno y cerrarlo para que no salieran. Eran invencibles. Siempre lo habían sido.

 

Matt llegó y me enojó que estuviera tan alegre cuando yo temblaba de miedo. Pero bueno, supongo que ninguno de los presentes, excepto Haya y yo, sabía qué eran aquellos espectros, aquellos guardianes de los terrenos de la Ryddleturn desde hacía milenios. Olí a polvo y eso hizo que mi mente volviera a los presentes. Ese polvo se debía a algo que esparcía Matt en el suelo, cuarzo según dijo.

 

-- Algún día te tendré que pedir clases sobre este poder de las piedras y minerales, hijo -- le dije, aún pensativa. -- ¡Venga, iros! Aprovechar que las bestias se retienen! Ay, espera... ¿Cómo que el ruido le aturde, Xell?

 

De repente, veía una manera para que pudieran escapar y para que Haya y yo pudiéramos atraparlos sin... ¿o no...? Piensa, Sagitas, piensa...