El Puño de Diagón (MM B: 111585)

[Zoella Triviani]

Mi cuerpo reacciono más rapido de lo que pensé - ¡No! - Medio grité, dejando el vaso sobre el escritorio y acercándome a ella para tomarla de los hombros - Quédate, aun no terminamos - Solté más calmada para acercarme a la puerta, esperaba fuera Jeremy, le había más temprano que a la castaña, deseaba hablar con él y contarle, contarle lo que por años guardé.

 

Sentía como mis manos temblaban, tenía miedo de la reacción de mi hija, pero aún más de lo que pudiera decir el rubio. Desde aquella vez donde lo vi, por primera vez cuando llegué a Londres, no quise contarle, no lo creí importante y menos a sabiendas que ambas estaban en dos lugares diferentes. Dejándolas bajo la tutela de personas de mi confianza, hasta que fuera hora de contactarlas. Para mi desgracia, el momento había legado y no me sentía preparada psicológicamente para ello.

 

Al abrir la puerta, lo primero que me encontré fue la mirada traviesa del rubio, aquella que siempre cargaba cuando nos juntábamos. Miré un segundo a mis espaldas, Ada miraba inquisitivamente en mi dirección, con la interrogante reflejándose en sus ojos. Baje mis parpados y me giré al rubio - Pasa - Le dije haciéndome a un lado y caminando nuevamente hasta donde había dejado mi trago.

 

Tomé el licor del vaso de un solo trago, y me recosté del escritorio - Ada, el es Jeremy, mi hermano.... Y tu padre - Solté sin más, no queriendo esperar más - Y yo, yo soy tu madre - Solté, después de algunos segundos, asustada los observé a ambos, esperando alguna reacción, respuesta o lo que sea de alguno.

 

@@Ada Lottie @

[Ada Lottie]

Observó al hombre que acaba de entrar con cierta curiosidad a pesar de los nervios. Se acomoda más en su asiento, parece que esto va a ir para largo y mira la copa que hay delante de Zoella con cierta envidia. Solo ha probado el alcohol en un par de ocasiones, pero no le vendría nada mal un trago en ese momento.

 

Las palabras tardaron unos segundos en calar en ella. Giro la cabeza de uno a otro sin decir nada, el corazón le latía con fuerza y parecía que iba a salírsele del pecho. Así que esas dos personas que estaban en esa habitación con ella eran… sus padres. Tal vez porque sus investigaciones habían dado cero frutos hasta entonces no tenía nada preparado, ningún discursito que soltar o por lo menos una frase con la que salir del paso.

 

-Así que… - habló porque no llevaba la cuenta de cuanto rato había estado callada, pero se sentía est****a por ello - ¿sois hermanos? -Abrió mucho los ojos sorprendida por la pregunta tan tonta que acababa de realizar, pero una pequeña sonrisa se dibujó en los labios, como si con aquello cierta tensión se hubiera desvanecido. Por lo menos no había ido a parar en una familia aburrida como con las que había convivido. -Y mis padres por supuesto, también he oído esa parte. Pues… encantada de conoceros supongo.

 

Inclino la cabeza reclinándose en su asiento para encontrar una postura más cómoda, aun iba a pasar un buen rato antes de salir de allí. Había preguntas, por supuesto que las había, pero tenía más curiosidad por lo que ellos le quisieran explicar. “Ambos te aman” si no recordaba mal esas habían sido las palabras de Zoella, de su madre. Ada se mordió el labio inferior conteniendo las lágrimas, no quería llorar. Ya habría tiempo para eso.

 

@Zoella Triviani Yaxley @Jeremy Barton

[Jeremy Triviani]

Tuvo la mala suerte de encontrar a la Triviani con ropa y en compañía de una mujer. Deteniéndose un segundo a mirar a la chica se dio cuenta que era bastante joven y bonita. ¿Qué hacia ahí? ¿Habría venido a tumbar elfos a golpes? Le veía condición atlética así que de seguro no tendría problemas en darle su merecido a cualquiera que se le cruzara. Sonrió apenas inclinando la cabeza.

Zoella parecía nerviosa y hasta se había acabado el alcohol del vaso lleno en un trago. Sí. No era lo único que tragaba de forma muy escandalosa. Las siguiente palabras de su hermana lo dejaron de piedra. ¿Qué era qué? Abrió los ojos con sorpresa antes de reír en voz alta. ¿Qué broma era aquella? Pero si solo se habían enrollado en su juventud, cuando no sabían que compartían sangre.

-¿Que broma es esta, hermana? -Le dijo sonriendo. Aunque su corazón de la nada empezó a latir un poco más rápido - Es un gusto, niña - terminó saludando a Ada.

De repente le dieron ganas de huir de allí y tomar alcohol hasta que el día desapareciera por siempre con su maldito sol. Pero se quedó allí parado encendiendo un cigarrillo, para calmar los nervios que hicieron temblar la llama del encendedor. Luego de una larga pitada de tabaco, el Askar puro fruncir la ceja y mirar a las mujeres.

-¿Qué es lo que pasa aquí? -Preguntó enojándose. Eso siempre solucionaba todo -¿Es el día de todos los santos? Porque les aviso que yo no soy uno de esos tontos que caen en esos chistes de colegiales.

 

@@Ada Lottie @

Editado 24 de Noviembre del 2018 por Jeremy Barton

[Zoella Triviani]

La reacción de ambos vino a los segundos de haber soltado tal información. ¿Habré usa las palabras correctas? ¿O fue mala idea confesarle esto a ambos? Mis ojos fueron directo a los azules del Askar, sabía que en cualquier momento las lagrimas escurrirían por mis mejillas. Su enojo me hizo cuestionarme las cosas, sabía que tal información lo haría enojar y a gran escala, y eso que solo se estaba enterando de una pequeña parte de toda la historia. Solo esperaba que cuando hablará de Frankie no se pusiera así.

 

Por otro lado, la expresión de Ada movió algo en mi interior, ese algo que había sentido la primera vez que la tuve entre mis brazos, ese amor de madre que uno siente al tener un hijo. Llevé una mano a mi rostro, refregando un poco mis ojos antes de hablar.

 

- Jeremy - Dije observándolo desde donde estaba - Sé que debí decírtelo antes, pero como no supe más de ti pues no lo creí necesario. Es tu hija, se que lo nuestro fue un rollo que tuvimos cuando jóvenes. Pero ella fue fruto de eso - La señalé - ​Se que es mucha información que procesar, y me gustaría hablar contigo de todo pero por favor no te enojes, tuve mis razones para ocultártelo hasta ahora - Finalicé, dejando caer mi mano a un lado de mi cuerpo.

 

Giré mi rostro hasta la castaña - Se que tienes preguntas, y han de ser muchas - Comencé, mientras la observaba intentar contener sus emociones - Pero quiero que sepas, que siempre cuidé de ti, siempre estuve vigilándote desde la distancia - Confesé para regalarle una sonrisa.

 

El Askar estaba callado, y en su rostro se notaba el desconcierto y la molestia. Sabía que pensaba que todo era una broma, como las que constantemente le hacía pero no, esta vez hablaba con la verdad. Como quisiera haberle dicho todo cuando pude.

 

@ @@Ada Lottie

[Jeremy Triviani]

Cuando el vampiro vio que Zoella hablaba en serio. O lo más serio que la había escuchado desde que la conocía. El corazón se saltó un latido dentro de su pecho. ¿Padre? Nunca en toda su existencia se había planteado la posibilidad de haber engendrado alguna vida. Si tenía planes de hacerlo con Anne cuando estuvieran casados formalmente. Pero… ¿Ahora? Era algo que lo dejó silenciado por un momento.

 

-Espera… ¿Tú sabías y nunca me lo dijiste? -Intento razonar para echarle toda la culpa a ella y él eximirse de tener que dar explicaciones -Bueno… hagamos una cosa…

 

Sus ojos se desviaron a la chica que era su hija y se quedó sin palabras. Es que el vampiro no estaba acostumbrado a las demostraciones de cariño. ¿Que debía hacer? ¿Abrazarla y llorar a moco tendido? No se veía capaz de tanto. ¿O sí? Por las dudas volvió a intentar retomar el control carraspeando como si se le hubiera atorado algo en la garganta.

 

-Disculpen…-dijo sacando un cigarrillo de su chaqueta y encendiéndolo con prisa para llenarse los pulmones de tabaco - Ahora sí... - Continuó guardando el mechero en el bolsillo - ¿Cómo te sienta Londres, Ada? Espera a conocer a tu abuela, es toda una pasada. Te aconsejo nunca beber nada que te de ella. Es que le gusta poner veneno en las bebidas de su descendencia. Un hobby bastante particular…

 

El Askar se rió en voz alta. Ya se encontraba bastante relajado a pesar de todo. ¿El cigarrillo contenía droga? Tal vez. Pero eso no cambiaba que el ambiente estuviera un poco más distendido y agradable a su parecer.

 

 

 

@ @@Ada Lottie

[Zoella Triviani]

Me levanté exaltada, la espalda me dolía y la boca me sabía horrendo. ¿Donde estaba? Poco recordaba de la noche anterior, nada más que había ido a dejar a Dennis como de costumbre a su casa y luego llegué a un bar, y hasta ahí llegan mis recuerdo. No me extrañaba, mi cuerpo olida al más asqueroso alcohol de un bar de mala muerte, las impresionantes ganas de devolver todo lo que mi estomago almacenaba llegaron junto a las fuerte necesidad de llorar por mi mamá. Extraño, sí. Algunas partículas de whisky permanecían en mi ADN, haciéndome delirar tan fuerte como para querer llorar por la Zingara.

 

me levanté de las gradas, estaba tumbara frente a uno de los Ring de El Puño, local que junto con Arianne habíamos construido. Levaba algunos días cerrados, los elfos estaban encerrados y los luchadores a la espera de nuestra pronta re-apertura. Já>> Pensé, la re-apertura se veía lejana, pero por otra parte necesitaba el dinero, mi vacía bóveda mendigaba por algunas monedas mientras que yo sólo me dedicaba a robar una gran cantidad de objetos del concilio a escondidas, manteniendo todo bajo perfil.

 

Con pasos torpes llegué hasta el baño privado de a oficina, y al terminar de botar todo mi estomago dentro del inodoro, me levanté y pronuncié un "Aguamenti" y sentir el chorro de agua mojarme. Tomé la pequeña toalla de mano que disponía el baño y sequé mi cuerpo, quité mi peluca y la coloqué en la ventana para que pronto secara. Tomé una pluma y garabateé una invitación a la Delacour al local, recordando que viniera en ropa para entrenar. Caminé hasta uno de los estantes y saqué la muda de ropa que siempre guardaba y con la que solía entrenar cuando venía.

 

Una vez cubrí mi cuerpo con las mayas y el sostén deportivo tomé la peluca algo húmeda para colocarla en mi cabeza, y hacer de ella una cola de caballo. Me calcé con mis zapatos deportivos y tomé dos pares de guantes para subir nuevamente y esperar la llegada de mi novia. Olí mi aliento, esperando que no quedara rastro alguno de licor, y para mi desgracia se podía detectar aún el característico aroma.

 

@@Dennis Delacour

[Dennis Delacour]

El día había empezado de la mejor manera cuando había abierto los ojos recién el sol apareció en el horizonte y noto que el cielo estaba despejado y tendrían un clima excepcional en Ottery en esa ocasión y esperaba que en todo Londres también. Tenía el día libre y no había supuesto levantarse temprano pero la rubia suponía que la costumbre de despertar cada día con el alba ya era algo imposible de evitar.

 

La noche anterior había salido con su hermosa novia quien al dejarla en la mansión se había despedido para ir a descansar al hogar de su familia, motivo por el cual no se había quedado a dormir como en otras ocasiones, le encantaba cuando eso pasaba porque se podían quedar horas conversando hasta que el sueño ganaba y se dormían en medio de un abrazo. Entonces decidió ponerse de pie para ir a correr con Ares y zeus en el bosque cercano a la mansión para luego ir al castillo Triviani e invitar a su novia a desayunar.

 

Luego de una ducha se colocó unos shorts azules a la altura del muslo, eran de lycra y se ajustaban bien a su cuerpo permitiéndole correr sin problema, complemento su atuendo son una camiseta blanca de tiras y unos tenis azul oscuro. Recogió su cabello en una cola y tomando su varita la guardó en su pequeño estuche con hechizo de extensión que llevaba atado a su brazo donde también portaba un aparato muggle que usaba para escuchar música con unos audifonos. Salió al jardín y llamando a sus cachorros emprendió el camino.

 

Después de una hora regreso a la mansión con el fin de llevar a cabo lo que había pensado, cuando llegó se encontró con un mensaje de Zoe donde la invitaba a su local del callejón Diagon, al parecer le había ganado en lo de invitarla, recordaba el sitio de la ocasión en que buscaba donde entrenar en Diagon, esa vez la bruja la atendió pero luego se dedicó a otras cosas, sonrió al recordar que en ese momento ya había algo que le llamaba mucho la atención en la Triviani aunque no lo admitiera.

 

Decidio ir tal cual como estaba ya que lucia ropa de entrenamiento, uso la aparición para llegar a la entrada del local donde entró de manera pronta buscando a su novia, su rostro aún lucía algo acalorado y con un tono rojizo por la carrera que había tenido antes. Divisó a la bruja cerca a uno de los rings de boxeo del lugar con su atuendo deportivo que la hacía ver hermosa y troto la pequeña distancia que las separaba, cuando llegó junto a ella la saludo — Hola amor, lindo día luces preciosa — y procedió a darle un tierno beso para encontrarse con un sabor bastante fuerte a licor, cuando se separó vio con algo de confusión a su novia, al parecer había estado tomando anoche y no descansando como ella pensaba.

 

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[Zoella Triviani]

El tan conocido y delicioso aroma de la Delacour llegó a mis fosas nasales, estaba cerca podía sentirlo en mi cuerpo. Me incorporé y esperé hasta verla cruzar la vidriera que daba la entrada al gimnasio, tan hermosa como siempre, vestida con unos shorts que dejaban sus blancas y formadas piernas a la vista de todos, sensual fue lo que mi mente pensó al recorrer mi mirada por todo su cuerpo.

 

Me puse de pie y bajé hast quedar a un lado del ring, justo hasta donde ella trotó para quedar cerca de mi cuerpo, tomé su cintura cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi y cuando iba a contestar a su saludo sentí ese beso, un beso de lo más tierno que se vio interrumpido por ella misma, seguro al detectar ese amargo sabor en mis labios. Su rostro, lleno de preguntas sin formular con respecto al ¿por que? de ese sabor. Una sonrisa apenada fue lo que pude dedicarle antes de hablar.

 

- Hola, mi amor - Y me acerqué a besar su mejilla - Siento mi aliento - Rasqué mi nuca, sin saber que más decir - Ayer, fui por un trago luego de dejarte y se me fueron las copas. Esta mañana desperté de un desmayo aquí sobre el ring - Señalé al Ring Pacquiao - Siento que hayas tenido que probar tal cosa de mis labios - Murmuré apenas - Pero no tengo con que cambiar mi aliento aquí, y deseaba verte cuanto antes. Perdóname - Murmuré, manteniendo mi aliento lejos de su nariz, evitando a toda costa que siguiera oliendo tal cosa.

 

Tomé su mano, la cual besé y la guié hasta montarnos en el ring, ayudandola a pasar por entre las cuerdas - Al despertar de mi...borachera... - tomé una pasua mientras hacia una mueca - Se me ocurrio mostrarte un poco de mi deporte muggle favorito. Sabes que poco aprecio a los muggles - Dije con algo de desagrado - Sin embargo, el verles hacerse daño es algo que me atrae, por ello me decidí a aprender de este deporte tan violento dirían unos, pero para mi es hermoso - Tomé entre mis dedos su pequeña mano y la llevé hasta mia labios, besando cada uno de sus suaves dedos hasta llellegar a su muñeca y proseguir a cubrirla con el guante. Con la otra mano hice el mismo proceso anterioranterior y finalmente le guiñe un ojo.

 

- ¿Haz hecho esto alguna vez? - Pregunté minutos despues, mientras cubría mis manos con el par de guantes restante.

 

@@Dennis Delacour

[Dennis Delacour]

Lo que menos esperaba la Delacour al llegar esa mañana a ver a su novia era encontrarse con el hecho de que después de dejarla aduciendo que se iba a descansar a su casa había terminado quién sabe en qué bar bebiendo a más no poder por que tal sabor a licor solo podía deberse al hecho de que hubiera tomado una cantidad significativa y no una simple copa, algo que le confirmó cuando empezó a contar la historia de lo sucedido. No dijo palabra alguna mientras dejaba que la Triviani le relatara los hechos aunque lo más que dijo fue que se había pasado de copas y se había desmayado en aquel ring a causa de una terrible borrachera, pero en ningún momento le mencionó el donde, el con quien o el porque de eso.

 

La hablaba con tal normalidad como si eso fuera algo del día a día y si bien recordaba que en para de ocasiones la vio en ese estado, incluso aquella primera noche en el black magic de donde se iniciaron las cosas en cierta forma, pero después de empezar a salir nunca le había vuelto a ver tal comportamiento, se le hacía extraño y a la vez preocupante eso y además el hecho de que la ojigris no le diera mayor importancia como si fuera una tontería la molestaba un poco más.

 

Mientras le seguía hablando del motivo por el que la había invitado esa mañana a su local y le colocaba aquellos guantes de boxeo simplemente se mantuvo con la mirada fija en su novia, sentía que había algo más allá de las explicaciones que le daba. — He visto el deporte en algunas ocasiones y la verdad no me llama la atención, pelearse a puño limpio no es algo que considere de mi agrado — dijo en un tono que no podía disimular la molestia que estaba sintiendo y que no era precisamente por el boxeo sino por lo sucedido.

 

— Además no creo que te convenga practicar conmigo, podrías salir lastimada y no es algo que me gustaría — y bien era cierto, no solo por el enojo que tenía en ese momento, sino porque sus entrenamientos al interior del bando le habían permitido aprender a canalizar su energía e incluso a depositarla toda en un golpe de ser necesario y por cómo se estaba sintiendo golpear así no le resultaría suave a su novia. — Así como tampoco me gusta el hecho de que hayas bebido hasta perder la consciencia, sabes que eso te pone en peligro, que tal y te cruzas con alguien que quiera lastimarte. — Ahora hablaba con rabia y preocupación por ese comportamiento imprudente — O con quien estabas o porque saliste a beber de esa manera?, que esta pasando? — lanzó las preguntas al aire porque no pudo aguantar más la curiosidad, sin darse cuenta mientras hablaba adoptó una posición defensiva en el boxeo como había visto antes en los programas muggle. Si su novia quería practicar su deporte bien, pero primero tendría que responder también a sus preguntas.

 

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[Zoella Triviani]

Escuchar el tono molesto en la voz de la Delacour me hizo estremecer, y no de miedo sino de puro placer. Ver como su rostro se sonrojaba y su voz se hacia más dura me causo unas inmensas ganas de tomarla y hacerle el amor aquí mismo. Me contuve, y sólo pude acercarme a ella, envolverla por la cintura y me acerqué a sus labios, sin importarme ahora el amargo olor que desprendía mi aliento.

 

- Así molesta te vez tan sexy - solté sin más - Y me provocas unas inmensas ganas de hacerte mía ahora - susurré, dirigiendo mis labios a su cuello - Sólo salí, nunca me pasa nada. Tenía ganas de tomar un trago y no pensé que me iba a descontrolar. Ya es costumbre que pase y se canalizar lo que me rodea cuando me sucede - Besé su cuello, intentando apaciguar su molestia - Despreocúpate, estoy bien, no tengo ni un rasguño. Si quieres me desnudo y lo compruebas por ti misma - Incité, a que las cosas tomaran otro rumbo con mi ultima frase. Aspiré el aroma que de sus poros desprendía, una mezcla entre dulce y sudor que me estaba volviendo loca.

 

El desenfrenado latir de su corazón hacía que su sangre bombeara más rápido por su yugular, dándome sed de su sangre. Deseaba encajar mis dientes en ella, probar el dulce sabor de lo que corría por sus venas. Pero no podía, no sin su autorización. Conteniendome, pasé mi lengua por su cuello, y luego le di un pequeño beso para alejarme y ver su rostro.

 

- ​Lo siento ¿sí? para la próxima vas conmigo y así evitamos tener otra discusión así. Bueno, que no es una discusión pero así evito que te preocupes y que por la mañana te molestes. Intento cambiar algunas viejas costumbres por ti, pero creo que el alcoholismo es más hereditario que algo adoptado - Finalicé, dejando un beso al final en su frente.

 

@@Dennis Delacour