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Prueba de los Ancestros #7


Khufu
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El portal de Khufu llevaba a un bosque lejano y helado, en la oscuridad de una noche que acababa de empezar y que amenazaba con ser una de las más frías el año. La nieve llegaría a las rodillas de un hombre adulto y cualquiera sin un poco de habilidad, sucumbiría ante la fría ventisca. Pero, ¿sería ese el caso de Hades? Khufu lo dudaba, ahí donde esperaba, viendo hacia abajo desde la cima de la montaña que el Ragnarok tendría que subir, usando sus conocimientos para poder alcanzarlo. Era un camino largo y despiadado, pero lo mejor empezaría en la cima donde ellos dos se enfrentarían en una batalla para demostrar que había aprendido lo necesario.

 

Abajo, no obstante, las cosas parecían menos optimistas.

 

Los grandes troncos parecían negros en medio de la oscuridad, sólo visibles por la constante caída de la nieve que rozaba la madera con violencia antes de hacer lo propio en la cara de Hades. El camino hacia arriba era una cuesta inclinada que tendría que subirse con precaución y que él sabría que tenía que subir, en lugar de bajar, solo porque el domo donde esperaba Khufu brillaba en la oscuridad como una barrera mágica. Pero subir no sería lo más difícil.

 

Todo en la prueba estaba destinado a confirmar que Hades había aprendido y por ello, tendría que enfrentarse a obstáculos varios para que Khufu le permitiera un encuentro bélico. Se enfrentaría a la ceguera, a una criatura y a la codicia humana, que intentaría hacerse con los pocos bienes que Khufu había permitido para la prueba: los objetos de los libros Uzza y poco más.

 

¿Llegaría Hades arriba?

 

En ese caso, el guerrero lo recibiría en su domo, un terreno de batalla plano y lleno de nieve, con poco más que troncos secos, con un movimiento de varita:

 

¡Vara de Cristal... —esperaría un momento, hasta que el hechizo equipable hiciera efecto y lo haría— Babosas!

 

Y entonces Hades empezaría a vomitar. Solo con astucia lograría enfrentarse al guerrero.

 

 

Reglas

 

  1. Antes de completar el escenario del guerrero y enfrentarse a él, el estudiante deberá sortear las tres barreras rolísticas descritas en el rol usando todos los elementos rolísticos del libro de los Ancestros.
  2. Los hechizos permitidos son los hechizos neutrales y neutrales graduados.
  3. Los libros de hechizos permitidos son todos hasta el libro de los Ancestros, siendo primordial que el estudiante utilice todos los hechizos utilizables en duelos y asaltos dentro de la prueba.
  4. Pasadas 24 horas sin respuesta, todos los hechizos se considerarán impactados.
  5. Pasadas 48 horas sin respuesta, el alumno será automáticamente reprobado.
  6. La prueba tendrá una duración de una semana, lo que quiere decir que cerrará el día 28/06.

 

 

Mucha suerte @@Hades Ragnarok.

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Una vez que atravesó el portal todo cambió…

 

La oscuridad reinaba en aquel sitio. Tanto así era el poder mágico de aquel bosque nevado a donde había sido conducido que, hasta con su habilidad vampírica le costaba un poco observar lo que tenía en frente. ¿En que se había metido? Miro a sui alrededor en un radio de 360 grados observando cada centímetro del paraje que tenia frente a sus ojos, La nieve ya le llegaba hasta las rodillas, al menos, sabía que como vampiro no podía congelarse y el frio no le afectaba tanto,

 

“Respiro” e inhalo profundamente aquel vital gas dejando que pasara por sus pulmones inertes. Había paz. Demasiada para su gusto o más bien, la perfecta como para meditar. Aun así, no era el momento de aquello último o que se le había pasado por la cabeza. Busco algún rastro de magia, una pisada, algo que le indicara ¿Dónde se encontraba Khufu?, claro estaba, al levantar la vista observo la despiadada subida, lo peligrosa que se veía. Había encontrado a su maestro, ya que, ¿Dónde démonos estaría metido sino allí en aquella cima? Lo pensó nuevamente bien. La decisión y la respuesta había sido la misma, no iba a abandonar y no iba a dar un paso atrás.

 

Comenzó a caminar pero a cada paso la ventisca era mucho mas fuerte, cruenta y fría. Maldijo por lo bajo mientras conjuraba un avis. De la punta de la varita habían aparecido una docena de cuervos los cuales comenzaron a revolotear alrededor del cainita esperando al orden. Sin embargo no fue hasta que saco el anillo de presencia y coloco la gota que se había formado en su mano en uno de aquellos cuervos cando dio la orden necesaria…

 

-Recorre la ventisca, sube la montaña, muéstrame el camino y si es posible encuentra a Khufu –dijo el vampiro haciendo que el cuervo levantara el vuelo para sortear las intensa ventisca.

 

El Ragnarok inmediatamente que el ave comenzó a planear por las violentas corrientes de aire observo cada detalle, todo lo que iba viendo u observando aquel animal seguía observando los frondosos y oscuros arboles y como caía la nieve. Ladeo la cabeza pensando si no sería mejor que hubiera conjurado un águila, pero se respondió a si mismo sabiendo que aquel no era su estilo. Al final, después de unos minutos observo lo que quería ver. Vio a Khufu esperándolo, retándolo, y él, iba a darle el gusto.

 

La nieve seguía golpeando la nívea faz del hijo de la noche pero aquello no le importaba o al menos no le estaba afectando en gran medida. Para otras personas el silencio de aquella zona sería un mal presagio o le desesperaría, pero para el Ragnarok quien amaba la falta de sonido. El sitio definitivamente no era normal por lo que se preparo ante cualquier cosa su varita en una de sus manos y el Kansho en la otra. Aunque lo que sucedió después lo tomo por sorpresa, comenzó a picarle la vista, empezó a sentir una ligera molestia tal como si tuviera arena en los ojos. Maldijo, seguro que aquello era obra del Uzza o quizás de alguien más. Sintió la vibración de alguien acercarse a donde se encontraba. El sonido de las pisadas y el esfuerzo era evidente, solo que el ambiente no ayudaba mucho. ¿Qué iba a hacer ahora?

 

Aquella especie de emboscada no tenía ni pies ni cabeza, solo era una persona, no se escuchaba nada más. Maldijo, había escuchado rumores de que en algunos sitios existían magos que se dedicaban a robar a los incautos, solo que no pensó que alguien a tal altura intentará tal estupidez. Otro claro ejemplo de que no podía bajar la guardia en ningún momento ni circunstancia.

 

Apretó el puño con fuerza como queriendo estrangular a aquella persona, ¿a caso no sabía con quien se estaba metiendo?, la respuesta era obvia, sin embargo, el movimiento del cainita fue mucho más rápido activando el amuleto anti robo el cual llevaba consigo y que no había dejado aun en su bóveda pudo proteger los objetos preciados para un segundo después utilizar la arena magica del desierto la cual soplño adivinando a dodne estaba quein queria hacerle daño o robarle para cegar a su atacante. ¿Matarlo?, seria demasiado fácil, su misión o su objetivo era otro. Se movió en zigzag, estaba enceguecido al igual que su atacante, al menos espera que aquello le diera la ventaja necesaria.

 

Cerró los ojos sabia que el efecto se le pasaría en algún momento si lo recordaba seria unos 5 segundos lo que duraría aquello pero en ese instante cualquier cosa podría pasar. Se toco los ojos con los níveos dedos. La vista comenzaba a volver. Aunque podía guiarse pro su instinto y sus conocimientos, lo mejor era sencillamente esperar a que aquel efecto el pasara. Ya podía distinguir un poco de luz, aunque había obviamente mucha más oscuridad que claridad. Se arrodillo para intentar sentir el suelo pero solo encontró nieve. La doble visión vino después y por ultimo aquella vista borrosa. Odiaba aquel sentimiento pero no había otra, Khufu nuevamente se la había jugado.

 

Una vez que recupero la vista sabía que no podía perder mucho más tiempo, el destino lo esperaba, más aun, el sentimiento de venganza que se arremolinaba en su pecho, como si quisiera invocar al señor del caos. La ruta a cada paso que iba a la cima era más escabrosa, empinada y peligrosa, un paso en falso podría ser fatal, mas cuando no pedias ver casi nada frente a ti y todo estaba repleto de nieve. Observo una sombra y se detuvo, algo lo estaba acechando. Miro de reojo, quizás aun era efecto de aquella ceguera que había sufrido hacia un rato. Pensó. Medito. Se movió de manera ágil cuando aquella cosa, aquella criatura quiso atacarlo.

 

-vara de cristal –dijo sin perder un segundo y de manera segura ya que sabía lo que sucedería después, aquel poder era equipable por lo que utilizo su siguiente movimiento- Flechas de fuego –invoco provocando que aquella invocación se convirtiera en u efecto que golpeo a la criatura quemándola y causándole heridas sangrantes. Bufo, aquello había sido drástico y sin misericordia pero ya no iba a andar perdiendo el tiempo ni jugando. Observo su varita. No podía creer lo que tenía en sus manos. Cuando hizo el ataque nos e percato de aquel extraño cambio, ahora podía ver como entre sus níveos dedos aquella vata de cristal en la que se había convertido su instrumento mágico refulgía de color negro y rojo, como el fuego, como sui fuera lava hirviendo expulsada de un volcán o como si sencillamente comenzara a correr bajando por la ladera quemando todo a su paso.

.

Siguió subiendo, ¿Qué peligro encontraría ahora?, ¿qué nueva adversidad intentaría sorprenderle? Negó con la cabeza. El aire era cada vez mas enrarecido y frio mientras subía. Hacía falta oxigeno, ya cualquiera se hubiera desmayado pero su capacidad vampírica lo ayudaba en aquel percance.

 

***************

 

Al fin había llegado a aquel sitio. Estaba en la cima y lo primero que recibía era un ataque del viejo maestro. Maldijo por lo bajo mientras recorría rápidamente con la vista todo lo que se encontraba allí. Pudo notar algunos arboles caídos, algunas piedras grandes y pequeñas cubiertas de nieve y no mucho mas. La oscuridad seguía reinando y la ventisca era mucho más fuerte aun.

 

-al menos hubiera hecho una reverencia –se quejo.

 

-<<Finite incantatem>> - pensó provocando que el efecto fuera inmediato y dejara de escupir babosas para u segundo después mover la varita - <<semilla de hielo>> -pensó con un poco de saña ya que estaba atacando al viejo maestro con hielo, como si allí, alrededor de ellos no hubiera otra cosa que no fuera nieve.

Editado por Hades Ragnarok

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Khufu aprecia el silencio del lugar. La nieve cayendo, el viento golpeando las ramas irregulares y la expectativa de ver a Hades enfrentándose a las pruebas que tenía que superar para ser poseedor del poder de los ancestros. Ese punto de la enseñanza era el que más disfrutaba, pues solo quienes estaban realmente preparados salían airosos. El guerrero Uzza no exigía nada menos que mentes y cuerpos correctamente preparados.

 

Una leve sonrisa burlona aparece en su rostro cuando ve a Hades perdiendo la visión, en un escenario ya de por sí difícil, mientras evita con éxito que roben sus posesiones. Desde donde está, no necesita usar su habilidad de ver el presente para detectar cada movimiento, aprecia la astucia de su estudiante, pero sospecha que no será todo lo que necesite cuando se enfrenten.

 

No se sorprende cuando lo ve frente a él; su raza dándole una ligera ventaja frente a otros pupilos del pasado. Vara de cristal babosas había dicho, siendo respondido de inmediato por un finite incantatem de Hades. Khufu apreciaba el silencio, pero había durado demasiado poco.

 

Expelliarmus

 

Vocifera el Uzza a la vez que Hades invoca unas semillas de hielo. Su sonrisa burlona se acentúa ante la irónica selección de su alumno, en un lugar copado por la nieve y con un poder que solo afecta criaturas. Los guerreros eran diferentes a los extranjeros, pero ciertamente no eran criaturas, por lo que las semillas no lo afectan en lo absoluto; en cambio, la varita mágica de Hades se escapa de sus manos, cayendo aproximadamente cuatro metros a su derecha.

 

Accio varita de Hades

 

No necesitó más para que la varita mágica se encontrara ahora en su mano izquierda. Era una pena como se podía perder algo tan preciado en tan poco tiempo. Empuña con más fuerza su propia varita mágica, dispuesto a seguir luchando.

 

—La relación del mago y su varita mágica debe cuidarse, joven aprendiz. El poder del mago o la bruja no surge de la varita, pero es un arma muy poderosa. El poder ancestral te ha enseñado a evolucionarla a una vara de cristal, a conferirte más habilidad que otros solo pueden soñar. Iniciaremos otra vez.

Esta vez, realiza la reverencia, indicando que es Hades quien puede continuar.
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El vampiro observo desafiante la sonrisa burlona de Uzza, si, había cometido un error y para colmo había sido desarmado en un solo movimiento. Negó con la cabeza, ¿acaso estaba oxidado?, ¿Cómo era posible que se le olvidara lo más básico?, si Leafa, su mortal enemiga de la orden del fénix lo viera en aquella situación se moriría de la risa, aquello era patético y no podía permitirse tal cosa o tal debilidad. Bufo molesto y maldijo por lo bajo, hasta a él mismo por haber sido en aquella ocasión tan débil y por no estar concentrado. Apretó con la nívea mano el puño molesto, con ira, guardando todo aquello para invocar al señor del caos.

 

-bueno, supongo que esto es un 1 a 0 y fue mi equivocacion, lo siento, no volvera a suceder –dijo en tono serio devolviéndole la reverencia al guerrero- y gracias por u explicación maestro –dijo mientras tomaba la varita y se retiraba el espacio suficiente.

 

El hijo de la noche calculó dando algunos pasos su siguiente movimiento y la distancia en la que podría estar mientras volvía recorrer con al mirada el sitio donde se encontraban buscando algún tipo de ventaja que le ayudara. Cuando supuso que estaría a una distancia de 8 metros aproximadamente se volteo y miro a Khufu a los ojos

 

-vara de cristal – dijo sin perder nuevamente un segundo sintiendo un tenue calor entre sus dedos y la mano que tomaba su instrumento mágico y a su vez como aquella varita volvía a transformarse, veía nuevamente como refulgía de color negro y rojo, como el fuego cuando ardía sin control, recordándole la lava hirviendo de su antigua Grecia, la cual podría ser expulsada de un volcán como aquella que arrasó a Pompeya – sectusempra –dijo con claridad sabiendo que aquel rayo ya era un efecto por lo que el guerrero Uzza, su maestro Khufu tendría que curarse.

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Observa los movimientos de Hades con atención, pues Khufu considera importante la forma en que sus alumnos reaccionan ante las dificultades. Puede notar el enojo en su expresión facial, pero le agrada que se recompone lo suficientemente rápido como para continuar el duelo. El Uzza asiente, como reafirmando su decisión de darle una oportunidad más al hombre.

 

No se sorprende cuando Hades invoca en su mano la vara de cristal. Encuentra fascinante las diferentes formas que éstas toman, cada una era única, con el sello característico del mago o la bruja que la portasen. Sonríe muy levemente, dejando ver que le tiembla ligeramente el labio. Tal vez realmente su envejecido cuerpo le pedía descanso, pero su mente, en cambio, estaba fascinada ante la situación.

 

Casi no nota la sangre que empezaba a brotar de las heridas provocadas por el sectusempra; durante su vida de guerrero se había acostumbrado al dolor. Sin embargo, no subestima el poder del hechizo, que contrario a su forma habitual, había hecho efecto de inmediato.

 

 

«Curación» pensó el guerrero de edad avanzada, cerrando las heridas que Hades había provocado.Se mira la ropa empapada con sangre y por un instante se siente más joven, rememorando con brevedad aquellas épocas en que todavía era un aprendiz en su pueblo. Con la vara de cristal todavía invocada, siente que es momento de dejar de jugar.

 

—Sectusempra — dice, devolviendo la jugada que su contrincante hizo sobre él. Las heridas provocadas en el cuerpo de Hades eran similares a las que habían aparecido sobre el uzza. Levantó una ceja, evaluando qué podía hacer a continuación.

 

—Cinaede — su voz era calmada y baja, quizás por efecto del viento que golpeaba sobre su rostro.

 

Tenía mucho interés en saber cómo iba Hades iba a defenderse, o cuál sería su estrategia. Baja la mano con la que empuña la vara de cristal, notando que tiembla más de lo normal.

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Estudio al viejo maestro, esta vez el Ragnarok debía actuar sin misericordia para demostrarle a Khufu que estaba preparado y listo para poder terminar de adquirir aquellos secretos y poderes. Ladeo la cabeza casi imperceptiblemente cuando la mirada del hijo de la noche se poso en la del guerrero Uzza. Aquello al menos había funcionado en un principio ya que el guerrero estaba seriamente herido a causa del sectusempra que había impactado como un efecto en él.

 

Dibujó una mueca de sonrisa mostrando sus filosos y ponzoñosos colmillos pensando en cómo afectaría aquel nuevo poder adquirido a su enemiga mortal, podría aventajar y por mucho a Leafa si es que se volvía a encontrar con ella. Bufo molesto, extrañaba aquellas guerras sangrientas, el derramar la sangre de sus enemigos y ahora solo debía conformarse con la sangre de sus maestros y de los alumnos que tenían que enfrentar el oscuro poder del libro de la sangre.

 

-¡Silencius! –dijo apuntando a Khufu antes de que fuera demasiado tarde y en el momento que este comenzó a mover la boca para lanzar aquel encantamiento por lo que había evitado que pronunciara aquel Cinaede que lo hubiera puesto en problemas.

 

El vampiro sabía que el guerrero podría usar cualquier táctica o técnica para vencerlo por segunda vez, aquello ya había dejado de ser un juego para convertirse en realidad de vida o muerte. ¿Quién iba a salir vencedor?, esperaba que él solo que ya Khufu iba ganando aquella batalla 1 a 0.

 

Cuando el guerrero le lanzo aquel sectusempra ya el cainita estaba preparado, esperaba el momento de volver a usar aquella daga que había invocado antes de comenzar aquel duelo mientras comenzaba a recorrer el camino y pasaba los obstáculos. Sin mas movió su nívea mano provocando que el sectusempra golpeara de lleno con el Kansho por lo que sin importar nada más y sin pérdida de tiempo el rayo había sido devuelto hacían donde estaba el viejo instructor por lo que tendría que seguirse protegiendo o sanando.

 

El juego del gato y el ratón seguía jugándose sin más, en aquella cima de aquella lejana montaña.

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