Jump to content

Idiomas ~ Julio 2018


Anne Gaunt M.
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Había salido temprano del castillo Gaunt, aunque no lo suficiente como para pararse en la biblioteca durante el tiempo que ella lo había hecho. Por eso ahora le tocaba correr si quería llegar antes que sus alumnos.

 

Aún no podía creer que hubiese aceptado cumplir con aquella sustitución. No era que no se sintiera preparada para ello, sino que no lo había hecho nunca. Y tampoco tenía claro qué iba a hacer para sustituir a su compañera Gabrielle, pero haría todo posible por hacerlo tan bien como ella. Había escrito a los dos alumnos inscritos para idiomas ese mes el día de antes, indicándoles el lugar al que debían acudir y la hora exacta a la que los esperaría.

 

Había preparado la clase al aire libre, en uno de los patios del Ateneo en el que había varios bancos de piedra dispersos entre los frondosos árboles que daban sombra al lugar. Suponía que sus alumnos lo encontrarían tan agradable como ella misma, pero había pedido también un aula por si preferían trabajar en una sala. No obstante, no pensaba quedarse con ellos allí durante mucho tiempo. Le gustaban las clases prácticas, la teoría podrían leerla en cualquier momento y en cualquier lugar.

 

Se quitó la capa y la colocó en un extremo del banco de piedra que acababa de ocupar. También había soltado su bolsito junto a ésta y se había quedado con un sencillo pantalón vaquero ceñido y una camiseta de algodón ancha que parecía ser de una talla mayor a la suya. Llevaba en el bolso varios libros que podría usar para la clase.

 

Se sentó entonces en el suelo, junto a uno de los árboles, y esperó a que llegaran mientras disfrutaba del canto de un pajarillo que se había posado en una de las ramas superiores sobre su cabeza. Suponía que no tardarían en llegar.

 

 

@ @@Arya Macnair

Editado por Anne Gaunt
edité para mencionar a los alumnos :3

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El inicio del séptimo mes representaba una mayor afluencia de alergias por los cambios de climas que se podían apreciar gracias a los diluvios de temporada o el calor al extremo que se podía sentir en esos momentos. Aries odiaba aquella temporada, en la que no sabía si usar una gabardina por las lluvias o una playera sin mangas por el calor, así que siempre se mantenía a la mitad. A causa de eso, era que los primeros días de julio amanecía enfermo y sin muchas ganas de estar al aire libre o de hacer una actividad que no fuera estar metido en su cama.

Pero era un ser responsable, así que trato de mostrar su mejor cara en la clase de idiomas que daba comienzo ese día. Le escribió una nota a Arya para quedarse de ver en el lugar al que Anne los habían citado para dar comienzo a la clase, varios minutos antes, así poder platicar sobre ellos y lo que querían. Al llegar al lugar indicado se dio cuenta que la clase iba a ser al aire libre, trato de no poner los ojos en blanco mientras miraba las rocas que iban a hacer de asiento, tomo su varita y apunto a una de esas piedras para hacerlas más cómodas.

El Ángel Caído esperaba a la Macnair, recargado en el mismo árbol en el que Anne los esperaba a ellos. Por lo que le dedico una sonrisa en forma de saludo mientras esperaba a que la pelirroja apareciera frente a él. Ambos debían hablar antes de que la profesora decidiera dar inicio con los idiomas.

 

Gaunt, buenos días, ¿qué clase de idiomas aprenderemos en su clase? Estoy interesado por poner en práctica el duendigonza y el Sirenio... ¿Cree que se puede llevar a cabo dentro de su temario?

6ulee7D.gifoPlJzyO.gifM99Ea8K.gif 

vJ4GOyW.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—¿Qué hora es?

 

Preguntó. Se notaba que no había dormido absolutamente nada por la suave irritación que remarcaba sus párpados bajos más eso no le restaba hermosura. El elfo le respondió tan pronto como corroboró con el reloj de pared que emitía un repiqueteo en la cocina y arrastró un café hasta las manos de la pelirroja sin agregar una palabra más. Nadie en la mansión parecía seguro respecto a lo que le sucedía en aquellos momentos pues se veía apagada, había rechazado el conversar con su hermana y le había aconsejado a Pik que mejor se muriese antes de dirigirle la palabra por lo que posiblemente fuese algo grave aunque no se le había visto llorar o lanzar algo por los aires ¿habría madurado?

 

Lentamente terminó el café, sabía que iba con un retraso de tres minutos y que si no se apresuraba quizás podría volverse una hora así que peinó su cabello como si fuese a trabajar y lo recogió en un prolijo rodete en el cual colocó un moño amarillo que resaltaba como una flor en campo caoba. Tomó unos pocos libros, algún tintero que no estuviese vacío, chequeó que dentro de su túnica de profesora se encontrase la pluma que llevaba a todos lados desde que se la hubiesen regalado hacía más de cuatro años y salió por la puerta principal caminando hasta donde había pedido dejasen su escoba la cual no usaba hacía tiempo.

 

Por dicho motivo le costó un tanto montar y planear, la misma parecía reacia a su poseedora puesto que éste le había tirado como un objeto cualquiera en un armario repleto de pertenencias antiguas y polvo más poco a poco lo fue logrando. Dando un golpecito al suelo con el tacón de sus botas negras alzó rápido vuelo y tuvo que sostenerse con ambas manos sintiendo como la correa de su bolso trataba de ahorcarle por el eso del contenido y una vez que consiguió estabilizar la escoba acomodó la misma con las mejillas congestionadas. El día se prestaba para volar, el aire fresco le permitió pensar que no deseaba volver a sentirse sola, que quería pensar en un bello futuro, que se lo merecía pero que quizás por el hecho de quererlo estuviese arrastrando a su novio a un ritmo distinto.

 

Diez minutos después avistó el sitio donde Aries le hubo dicho para verse y disminuyendo la velocidad y la altura tocó el suelo con los pies arrugando su camisa blanca en el transcurso. Evidentemente le hacía falta práctica. Dejó contra un árbol la escoba, sacudió sus vaqueros bajo la túnica y emprendió camino unos dos minutos más tarde hacia la zona del ateneo donde Anne y el muchacho se encontraban pues al parecer se habían aburrido de esperarle y los encontró compartiendo sombra bajo un árbol.

 

—Siento la demora, viento en contra— Mintió y dejó sus pertenencias en un frío banco de piedra para comenzar la clase.

nqOolSA.gif

xQB7Qk7_d.webp?maxwidth=640&shape=thumb&

uhmdsoi.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tal y como había imaginado, la pareja no tardó en aparecer. Aunque no venían en pareja, ¿dónde estaba Arya? Guardó la muda pregunta en su interior mientras Aries, uno de sus altos rangos en la Marca, se apoyaba contra el árbol al pie del cual ella había estado sentada hasta que le había visto llegar. Ahora estaba de pie, junto al árbol, sonriendo con suavidad.

 

Bienvenido a la clase de Idiomas, Aries —lo saludó—. Bueno, supongo que sabrás que yo no soy la titular de esta especialidad, así que intentaré ajustarme al temario de Gabrielle, pero podemos variar un poco sobre éste también aprovechando mis propios conocimientos —le respondió, ligeramente evasiva. Al parecer, a Aries le interesaban idiomas menos personales y más... animales, por así decirlo. Sonrió para sí misma: a ella le ocurría exactamente lo mismo.

 

Una cabellera roja entró entonces en escena y Anne alzó sus ojos grises para ver cómo Arya se acercaba hasta donde estaban ellos. Le sonrió también.

 

¿Has venido volando? Me alegra verte, Arya —la saludó, con la voz anegada de cariño. Conocía a la muchacha desde que había llegado a Ottery y, aunque habían habido temporadas en las que no habían sabido la una de la otra, a la Gaunt le encantaba encontrársela y conocer un poco más de ella y sus vivencias. Más aún desde que eran compañeras de bando y la pelirroja se había convertido en alto rango—. Estaba hablando con tu novio sobre lo que veremos en clase. No soy la titular del conocimiento, así que se supone que debo ajustarme al temario... pero también tengo cierta libertad para enseñaros sobre la materia, ateniéndome a mis propios conocimientos. A Aries le interesan el sirenio y el duendigonza... ¿qué hay de tus intereses, querida? ¿Quieres aprender lenguas humanas o... quieres que indaguemos un poco más en éstas otras?

 

Guardó silencio para esperar a que la Macnair pensara en el tema. Aunque decidió que cuanto antes acabara con la introducción, antes podrían entrar en el tema verdaderamente interesante.

 

Debéis entender una cosa antes de que iniciemos. El ser experto en idiomas no se consigue con una clase: quiero decir, yo puedo daros las bases necesarias para que iniciéis esta especialidad, pero después de esto viene la práctica. Muchísima práctica. Así es como uno aprende un idioma. Más aún si se tratan de lenguas no-humanas como el duendigonza y el sirenio. Pero también con otros complicados como el ruso, japonés y demás. En fin... no podíamos empezar sin que lo tuviérais en cuenta —añadió, mirando a ambos alternativamente.

 

@ @@Arya Macnair

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No. ¿Quién es Gabrielle? —preguntó.

Aries era tan asocial que si conocía un poco más de la tercera parte del Bando era un milagro. Es más, conocía a Anne porque había sido su jefa mientras fue directora de Hogwarts, pero no tenía idea de quienes eran muchas personas que la gente decía. Quizá Gabrielle no era más que una profesora del Claustro y él intentaba recordar si pertenecía al bando.

Entonces, ¿no vamos a ver idiomas mágicos? —puso los ojos en blanco y comenzó a sisear cosas en Parsel. Aquella clase no valía su tiempo, esperaba que su prometida apareciera para llevar de manera más amena aquella clase.

Para la sorpresa del Black Lestrange, la Macnair descendió de una escoba. Era la primera vez que la veía haciendo esa actividad, por lo cual el sorprendió de sobre manera, quizás era por ello que llegaba tarde o quizás había elegido eso para llegar justamente tarde para no tener que hablar con el Ángel Caído. Bufó molesto por aquella actitud y se quedó viendo a la Gaunt que les decía que para ser expertos se debía practicar. Por lo que el metamorfomago tomó la palabra antes de que insistiera en hablar en japonés, o en algún otro idioma no mágico.

Si me diera a elegir, no me molestaría ir al lago negro para hablar con una sirena o al Banco Mágico de Gringotts para entablar conversaciones serias y de negocios con algunos duendes… Los otros idiomas no me interesan. Pero si es necesario demostrar que sabemos hablar cualquier otro idioma, ¿por qué no vamos al continente de habla hispana?

Por unos minutos se había olvidado de la presencia de la Jefa del LAIC, al grado de no tomarla en cuenta para ver si ella quería aprender lo que llamaban lenguas romances.

6ulee7D.gifoPlJzyO.gifM99Ea8K.gif 

vJ4GOyW.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

―¿Con mi?... sí

 

La pelirroja titubeó tomando asiento junto a sus pertenencias y evitó mirar directamente a Aries por algún motivo que más tarde se reprocharía poniendo expresa atención a lo que la profesora suplente les explicaba, no resultaba demasiado nuevo que el joven ángel caído buscase innovar o fuese en contra de la corriente, había llegado a creer por momentos que incluso estaba en su propia contra pero no sería idóneo dejar salir problemas de pareja en plena clase de idiomas así que sonrió reflejando que comprendía lo que se acababa de decir y se dispuso a hablar cuando fue violentamente interrumpida. No había cosa en el mundo que le fastidiase más que ello por lo que contra su voluntad y casi como un reflejo volteó a un lado fulminando con la mirada al muchacho, podía ver el perfil de su rostro justo cuando éste le correspondió.

 

Ver a Black Lestrange a los ojos era algo que desde el minuto cero le ponía tonta, cuando lo conoció por primera vez fueron sus facciones pícaras las que le atrajeron pero con el correr del tiempo y el crecimiento de lo que sentía por él mirarlo se volvía algo maravilloso y desentonaba cualquier tipo de enojo que pudiese sufrir ¿por qué? pues porque estaba enamorada y en aquella clase de pocas personas incluso los árboles lo notaron.

 

―Honestamente preferiría aprender sobre las lenguas muertas o las más olvidadas― Expresó balbuceando.

 

Sus mejillas se habían encendido cuan luces de navidad otorgando un dejo de niñez en su expresión. Sus ojos verdes brillaban demasiado y por inercia dejó escapar un suspiro odiándose internamente por el poco control que tenía de ella misma cuando Aries se encontraba cerca, control que él sabía perfectamente tenía entre las manos por muy alejados que hubiesen estado aquel último tiempo. Quizás Macnair se equivocaba y existía una salvación para ambos, que verdaderamente estuvieran destinados a ser y no fuese otro doloroso fracaso que redujera su corazón a cenizas.

 

―¿Eso está en el temario de Gabrielle?

 

Ella sí conocía a la mujer, de hecho le tenía gran estima.

nqOolSA.gif

xQB7Qk7_d.webp?maxwidth=640&shape=thumb&

uhmdsoi.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Miró a Aries y sacudió la cabeza.

 

Gabrielle es una de nuestras compañeras, ya sabes. Y si no lo sabes, piensa en un sitio que tengamos en común tu novia, tú y yo —le respondió cripticamente, con un deje de impaciencia—. Y sí, podemos ver idiomas mágicos. A mí particularmente me gustan más que los humanos. Pero también depende de Arya.

 

La Macnair, que se había unido a ellos un poco antes, manifestó interés por las lenguas muertas. La Gaunt se masajeó la sien izquierda, haciendo que su cabeza trabajase a toda velocidad.

 

No lo recuerdo en el temario de Gabrielle, si te soy sincera. Pero no significa que no podamos trabajarlo. Lo que sí debes tener en cuenta, querida, es que las lenguas muertas son eso... algo obsoleto, salvo en los textos antiguos, solo pueden estudiarse a través de los manuales existentes y demás manifestaciones escritas que queden. Bueno, también hay textos actuales que escriben aquellos que adoran los idiomas tanto como para traducir escrituras a una lengua que pocos podrán leer, y menos serán según pasen los años. Pero hay gustos para todo, ¿no crees? Se me vienen a la cabeza... latín, griego antiguo, íbero, mozárabe, copto, dálmata, huno... Podemos conseguir libros de todo eso, y posiblemente de algunos más. Y podemos ver de dónde vienen y porqué se perdieron.

 

Dejó aquella explicación ahí, mirando a la Macnair con una sonrisa. No era precisamente experta en la materia, pero podía defenderse bastante bien. Luego miró a Aries.

 

Respecto a las lenguas mágicas, me encanta el duendigonza. Como dices, es comodísimo a la hora de hacer negocios porque los duendes, bueno... son comerciantes de primera. Ten, échale un ojo —sacó de su bolsa un libro de grosor considerable y se lo pasó—. Ése volumen es mío, pero en cualquier librería del Diagon puedes conseguir uno similar. Es una especie de diccionario, aunque el duendigonza es más fácil aprenderlo... usándolo. Es un idioma... burdo, seco cuando lo escuchas, claramente no se reconoce como humano. Pero no es tan complicado —siguió diciendo, mientras rebuscaba algo más en el bolso. Cuando lo encontró, sonrió—. Y luego tenemos el sirenio, la lengua no humana más bonita de todas. Para mi gusto, al menos. Toma —le pasó un tomo más, pero algo más estrecho que el anterior—. La particularidad del sirenio es que, en tierra, no se escucha nada más que gritos y ruidos extraños... algo rudo. Pero en el agua, es como una lengua común. Y musical, a mi parecer. ¿Habéis tenido oportunidad de escucharlo alguna vez? —preguntó a ambos.

 

Cerró su bolso y se cruzó de brazos, observándoles de pie.

 

Hagamos algo. El interés de Arya por las lenguas muertas puede ser satisfecho en cualquier parte. Pero el duendigonza y el sirenio debemos tratarlo en algún sitio concreto. Por tanto, Aries, ¿vamos a hablar con un traductor de la oficina de Gringotts o mejor vamos directos al lago del Ateneo? Está en aquella dirección —alzó un dedo señalando el lugar al que se refería—. Tú mandas.

 

 

@Aries. @@Arya Macnair

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Cada que escuchaba la palabra novia sentía que un puñal le atravesaba el cuerpo, a la gente le encantaba recordarles a las otras personas de sus fracasos amorosos como si el dolor de la ruptura o la separación de una pareja no fuera suficiente, la gente se encargaba de seguir poniendo el dedo en la herida. Aun así, Aries le dedico una sonrisa asintiendo a las palabras que Anne le decía sobre la titular de la clase, pero, a decir verdad, no le interesaba en lo más mínimo. Prefería tener su mente ocupada en cosas que si necesitaba saber y no en qué lugar era que debía conocer a la tal Gabrielle.

Llevemos la clase como usted quiera, ya que no creo que podamos ponernos de acuerdo. —respondió.

El metamorfomago se quedó en silencio mirando a ambas mujeres charlando sobre las lenguas muertas, estaba de acuerdo que aprender esos idiomas era un poco obsoleto, aunque creía que el hecho de aprender griego y latín podía ayudarles a crear nuevos hechizos o bien a entender textos antiguos con magia antigua. Aun así, deseaba aprender sirenio o duendigozna antes de aprender cualquier otro idioma, pero que aprendiera primero sobre alguna de aquellas dos lenguas no quería decir que en un futuro no iba a aprender griego o latín.

Estaba tan metido en sus propios pensamientos sobre todo lo que podía ayudarle el saber latín para creación de nuevos hechizos que no se dio cuenta que Anne se había girado a entablar una conversación con él, otorgándole un libro sobre la traducción al idioma de los duendes, el cual pesaba demasiado. El peso se hizo aún más grande cuando le entrego un nuevo libro sobre la traducción del sirenio.

Sí, he tenido la oportunidad de hablar con una sirena —miró a Arya y continuo con lo que estaba diciendo, —Son criaturas tan hermosas como peligrosas, al igual que algunas mujeres, pero tiene razón su voz fuera del agua se escuchan como gritos y lamentaciones. Con los que nunca he tenido la oportunidad de hablar es un duende, son criaturas enigmáticas ¿verdad?

Pero si me permite, me gustaría en lugar de hablar con un traductor, hablar con un duende. ¿se podría?

No espero una respuesta, al final si ella se negaba a la posibilidad de hablar con un duende aún podía hablar con un traductor de Gringotts así que mirando a Macnair, camino en dirección al gran edificio de mármol donde trabajaban los duendes. Al final la clase no les iba a dar la oportunidad de arreglar las cosas, ya que él siempre se había caracterizado por ser un hombre de negocios. El camino hasta el banco mágico había sido en silencio, estaba leyendo algunas palabras del libro sobre la lengua duendigozna para poder saludar correctamente al traductor o al duende que les atendiera, pero antes de entrar a aquel pulcro lugar se detuvo mirando a la profesora suplente.

Cree que se pueda ir a Egipto, sé que hay duendes ahí que cuidan grandes bóvedas. Además, aquel lugar le puede ayudar a Arya estudiar una de las lenguas muertas que quiere aprender, Grecia está muy cerca de Egipto.

6ulee7D.gifoPlJzyO.gifM99Ea8K.gif 

vJ4GOyW.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Algo pasaba entre aquella pareja, estaba claro. Y en su interior recordó las broncas constantes que tenía con Jeremy, así que decidió que no debía preocuparse. Tampoco era momento de inmiscuirse, ni tenía confianza con Aries como para hacerlo. Quizás con Arya... pero no, definitivamente no debía extralimitarse en sus funciones. Así que miró al hombre, que pareció aceptar la propuesta de visitar Gringotts.

 

Lo del traductor, me refiero a un duende que sepa hablar ambas lenguas, la suya materna y la nuestra. ¿Sabes que más de la mitad de la plantilla de Gringotts no sabe hablar el idioma humano? Prácticamente solo pueden hacerlo los que tratan con nosotros. El resto... no lo necesitan, ni tampoco lo quieren. En fin, vayamos.

 

El camino hasta Gringotts fue silencioso, aunque ella tampoco puso de su parte para que esto fuera distinto. El ambiente estaba enrarecido entre los tres, aunque la Gaunt intentó restarle importancia en todo momento. Frenaron justo cuando ya estaban llegando.

 

Sí, claro que podemos. Será muy fácil, de hecho. Seguidme.

 

Los condujo hasta un lateral del edificio del Banco, un poco más alejado de la corriente de magos y brujas que paseaban por las calles del Callejón Diagon. Allí, Anne conjuró un portal pronunciando suavemente las palabras "fulgura nox".

 

Adentro.

 

Ella también cruzó. Inmediatamente, aparecieron en un barrio de El Cairo bastante antiguo, con edificaciones antiguas de barro y madera y en cuyas calles no olía precisamente bien. Anne les hizo señas de que la siguieran y emprendió el camino calle abajo, hacia una especie de plazuela en cuyo centro había una fuente de la que brotaba un magnífico chorro de agua. Se detuvo allí, mirando en varias direcciones.

 

Hace poco más de medio año que estuve aquí, y os he traído directamente a un lugar donde podremos probar el duendigonza sin problemas. Justo allí, seguidme —señaló una casa de techo bajo al otro lado de la plaza. Llegaron en pocos pasos, y Anne tocó a la puerta con los nudillos.

 

Ésta se abrió de repente, y la cabeza de un duende de ojos oscuros y dientes afilados apareció al otro lado.

 

¿Quién va? —preguntó, en perfecto duendigonza que sonaba abrupto para oídos humanos. Pareció reconocer a Anne tras unos segundos—. ¡Ah, la joven Gaunt! Pasad, pasad —añadió, ahora en inglés con un extraño acento.

 

Ella sonrió y señaló con la cabeza a sus alumnos para que la precedieran. El interior del hogar era mucho más fresco que el exterior, aunque olía raro. Tras un apretón de manos breve, el duende les señaló unas sillas algo bajitas para ellos. Anne tomó asiento sin rechistar.

 

Razed, te presento a Aries Black Lestrange y Arya Macnair, dos amigos de Inglaterra. Él es Razed, chicos, un buen amigo aquí en Egipto —los presentó, alternando la mirada entre unos y otros.

 

Buenos amigos hasta que las autoridades descubran que has vuelto, Gaunt. Entonces renegaré, quedas advertida.

 

Shhh, calla con eso ahora. Ellos no saben nada de nuestros negocios —le respondió con tono seco Anne en duendigonza. Había pronunciado cada palabra lentamente para evitar fallos. No sería la primera vez que ofendiera a su anfitrión sin darse cuenta. El duende sonrió con malicia ante aquellas palabras y miró a los dos alumnos con renovado interés. Anne siguió hablando, esta vez en inglés—. Están interesados en tu lengua, Razed, sobre todo Aries. Arya, está más interesada en las lenguas muertas, y pensé que esos códices escritos en egipcio demótico le gustarían mucho. O quizás algún texto en escritura hierática, ¿qué me dices? —le explicó. El duende perdió la sonrisa y evaluó a la Macnair con la mirada.

 

Dadme un momento.

 

Desapareció de la estancia durante varios minutos en los que escucharon cómo removía algo en una sala contigua a la que se encontraban. Al final, apareció con un libro de pergaminos antiguo que parecía a punto de convertirse en polvo.

 

Cuidado con esto, niña. Tus ancestros no habían nacido cuando fueron escritos.

 

Anne sonrió a Arya, y luego miró al duende, que ya había posado la mirada en Aries.

 

Entonces, ¿eres tú quien quiere aprender duendigonza? —preguntó en inglés, con tono seco. Luego su sonrisa se ladeó—. Interesante humano —añadió, en su propia lengua, diciendo cada palabra lentamente. Anne comprendió que lo había hecho para permitir a Aries entender cada sílaba.

 

 

@ @@Arya Macnair

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La pelirroja de repente fue abordada por la sorpresa, le resultaba inconcebible que se pensase que por ser lenguas “muertas” éstas fuesen obsoletas, existía tanto en el mundo aguardando por ser descubierto desde hacía siglos que sería imposible poder hacerse con su poder, conocimiento o magia de no interpretarlo; la mayoría de los textos de la sección prohibida en el propio Hogwarts estaban escritas en idiomas olvidados por los magos y brujas que discurrían actualmente, quizás solo hubiese sobrevivido el temario de runas antiguas pero bien sabía ella que con un ínfimo conocimiento no bastaba.

 

Había optado por la clase impartida por Gabrielle no solo porque ésta fuese una compañera cercana sino porque necesitaba adquirir un vasto libertinaje en el ámbito de los idiomas para poder trabajar en sus asuntos personales, la roca primigenia que habían encontrado con Aaron y su hermana estaba grabada en su totalidad por letras que no reconocía aunque sospechaba que bien podría ser idioma vikingo, uno de los que Anne no mencionó. Más sus intenciones al parecer no resultaron tan atractivas como las de su novio así que decidió no seguir con el tema y simplemente asentir a cada palabra que brotase de boca de Gaunt, aun sin querer mirar a Aries pero temblando por dentro al oírlo hablar.

 

Entonces en silencio contempló como la clase avanzó, accediendo —aparentemente— todos a realizar una visita improvisada al Bando Gringotts, el sitio donde todo mago depositaba su dinero durmiendo seguro por las noches, el segundo lugar más inquebrantable después de Hogwarts según Hagrid. Desaparecieron de forma conjunta, Anne, Aries y Arya sintiendo el típico jalón en el ombligo y la desazón en la boca del estómago hasta que los pies tocaron tierra y el mareo se redujo a un poco de ardor a la altura del tabique, a medida uno se acostumbraba a aquel tipo de magia se volvía tan habitual como subir por un elevador más cuando niño la cosa se ponía peliaguda; Macnair solía vomitar cada vez que debía aparecer en un nuevo sitio, imaginar lo que fue su prueba daría asco a cualquiera.

 

Más al parecer la Profesora de idiomas encontró una forma más didáctica de impartir el lenguaje de los duendes y condujo a la clase completa (ellos dos) hacia un rincón del callejón en donde invocó una brecha al viento para viajar de una manera más elegante y menos brutal para el cuerpo. Ser absorbido por un haz de la noche al menos a la Nigromante le traía paz y con una fracción de segundo tuvo tiempo para pensar lo que haría al pisar ¿El Cairo? El calor abrasador golpeó violentamente su nívea piel y le obligó a entrecerrar los ojos cuando los rayos de sol que se colaban entre las casitas de barro le daban directo en la cara.

 

Sin embargo marcó una breve distancia para con la fémina educadora y se acercó silenciosamente al joven Black Lestrange, alargó una mano fría y la coló entre la suya, entrelazando sus dedos sin emitir una sola palabra. Si el muchacho prefería no hacer tales demostraciones en público bien, la relación claramente no tendría mucho futuro pero si le aceptaba estaba dispuesta a dejar cualquier diferencia o pelea antigua fuera del feliz cuadro en donde solo cabían ellos dos. Poco después los tres se detuvieron frente a una casa poco peculiar en comparación con las demás y aguardaron a que quien viviese allí acudiera al llamado de la puerta que no tardó en abrirse.

 

En el interior algo pequeño un duende (aparentemente amigo de Anne) les invitó a pasar y mantuvo una breve conversación con ella hasta que el intercambio de palabras adjuntó a ambos pupilos y sus independientes deseos de aprender idiomas completamente diferentes. Era algo evidente que Aries podría saciar su sed de duendigonza frente a uno como tal era Razed ¿Pero en qué le podría ayudar a ella? Un segundo después lo descubrió mordiendo su labio inferior al saberse equivocada. La criatura de testarudo semblante desapareció, revolvió con gran estruendo y regresó con un tomo que tras un suspiro podría volverse aire viciado, sus hojas eran tan antiguas que parecían papiro y casi no se leía lo que rezaba en la tapa.

 

Aun así la pelirroja lo tomó con cuidado y lo depositó en su regazo absorta en estudiar cada esquina del libro y obviando la charla que el duende intentaba tener con su novio, porque aun era eso, su novio.

 

—Anne ¿Podrías decirme qué idioma es éste? — Preguntó casi en un susurro culto.

nqOolSA.gif

xQB7Qk7_d.webp?maxwidth=640&shape=thumb&

uhmdsoi.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.