Adivinación

[Melrose Moody]

Richard sonrió de forma genuina por primera vez en la clase.

 

—Así es. Permanecerán en su porción de grimorio, la que lleven con ustedes.

 

Las tres habían conseguido entender los principios de la adivinación del tipo de especialidad que había elegido para ellas y, afortunada fuera su estrella o tan sólo menos miedosos los alumnos actuales, ninguna había amenazado con denunciarlo o quejarse. De hecho, habían lidiado de la mejor manera posible con el pequeño experimentado que él se había tomado la libertad de realizar, tomando los riesgos sin quejarse.

 

Claro que, eso no había sido gratuito. A cambio, habían tomado una ruta acelerada de acceso hacia un poder que de otro modo no sólo hubiera sido mucho más difícil y lento de aprender si no, del que hubiesen tenido serias dificultades consiguiendo un instructor. Tanto para ellas como para él, el entero proceso había terminado siendo exitoso. Sólo quedaba una cosa por hacer.

 

Primero, se acercó a Valkyria. Ella era la que menos problemas tendría a futuro para poder predecir su futuro, ya que ya había probado ser capaz de lidiar con Armisael por su cuenta. Por eso, para ella, sólo tomó unas hebras de su memorias antes de tendérselas en un vial, sacándoselas de la cien con sus manos desnudas antes de echarlas en el pote de vidrio y cerrarlo con un corcho.

 

—Si en algún momento tus pensamientos te traicionan y parecen desdibujarse al hablar demasiado con él, mira estos recuerdos —explicó tendiéndole el vial— así recordarás cómo conseguiste el poder y lo que él puede hacer. Mantener el recuerdo vívido en tu memoria, ayudará a que no juegue con tu mente.

 

Luego, se volvió a Alessandra. Ella, tenía un demonio propio, un demonio que en líneas generales era muy probable que no quisiese aliarse con Arael, puesto que eso haría que sus "dominios" peligrasen y en general a los demonios no les gustaba tener competencia. Aún así, Richard no había dejado de notar la forma que el demonio había tomado o el fuego del que había surgido y eso no era obra de la mujer que tenía ante sí, si no de la criatura que habitaba dentro de ella. Sin su poder, Alessandra quizá no lo habría logrado.

 

—Tu en cambio necesitas esto —explicó, tendiéndole un pergamino—. Es un glifo. Es poco probable que ella se alíe con él pero si eso llegara a pasar... si en alguna oportunidad pierdes el control, recita el cántico que se encuentra en el grimorio y activa este glifo con tu magia. Sellará los poderes de Arael para siempre. No tendrás más predicciones pero tampoco tendrás un i****** adicional ***iendo tu cabeza con ideas extrañas —prosiguió, haciendo clara referencia a la entidad demoníaca que había alcanzado a percibir en su mente.

 

Finalmente, se volvió hacia Dennis y se tomó la libertad de tomar el trozo de grimorio que tenía en las manos. Luego de soltar un suspiro, dejó vagar su propia magia hacia el grimorio de forma que una segunda rasgadura se formó en la tapa principal.

 

—Me temo que en tu caso no tengo más remedio que disminuir la magia de Zeruel y es lo que acabo de hacer— explicó Richard dirigiéndose al cuervo que de pronto tenía las plumas revueltas luego de lo que hiciera, para luego volver la vista a Dennis y devolverle su parte del grimorio—. Sólo he dañado la conexión mágica un poco, de forma que aún si pierdes el control, no sea capaz de hacer posesión de tu cuerpo o cosas así. Tus visiones serán menos certeras pero igual de efectivas, es sólo que requerirás más práctica y constancia para obtener mejores resultados —Richard observó a la muchacha unos segundos antes de añadir—. Esto, es porque tu mente ya sabe dilucidar los engaños pero no alcanzó a ahondar en la naturaleza demoníaca del poseedor, de aquel que va a cederte el poder. No lo subestimes, recuerda siempre quién está detrás de esas visiones, que esa no es tu magia y que sólo haces uso de ella. Cuando estés segura de que entiendes la naturaleza de Zeruel y la propia oscuridad en tu interior, encuéntrame y quizá podría devolver la conexión para que puedas perfeccionar tus poderes —añadió.

 

Luego, se alejó unos pasos de las tres. Todas tenían sus grimorios abiertos, por lo que las criaturas estaban allí también. Era su primer experimento exitoso, luego de dos intentos no sólo fallidos si no desastrosos. Había sospechado que la razón había sido que había elegido malos sujetos experimentales pero no era sencillo hallar magos de alto calibre en las calles, especialmente en su barrio en Escocia, plagado de muggles.

 

Había descubierto que esa clase de magia, requería ser ejecutada por magos de varita. Además, también había compartido parte de sus conocimientos a un mayor nivel del que había deseado en primer lugar. Finalmente, estaba harto de hablar, sentía que se le iban a caer los dientes si decía un par de oraciones más pero se obligó a sonreír como si realmente estuviera feliz. Ese era después de todo, su naturaleza. Quería que entendieran que las apreciaba aunque eso devenía más que todo de la satisfacción de que hubiesen resultado de cierta utilidad. Era sólo que... las personas no parecían darle importancia a esos detalles siempre y cuando les dieras una sonrisa genuina.

 

—Las tres han tenido éxito y esta clase ha finalizado.

 

Luego, hizo una pequeña venia, de aquellas que solía hacer su hermana muerta, antes de haber condenado su existencia inmortal por culpa de un maldito demonio, un ente parasitario. Quizá, por una vez, podría ser él el niño prodigio y no su hermana y estaba tan cerca de averiguar el mecanismo que la había matado.... pero no era momento de pensar en ello.

 

—Espero verlas en otra oportunidad.

 

>>No way in hell<<