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Prueba de Metamorfomagia #10


Amara Majlis
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La nota llegaría a Jessie como lo hubo hecho con cada uno de sus pupilos desde que el acuerdo entre Arcanos y Directores había llegado a su fin años atrás. Ésta indicaría a la bruja en dónde debían encontrarse aunque algo le decía que ya lo sabría, últimamente no existía mago o bruja que desconociera el páramo desde donde se partía rumbo a la pirámide, allí dentro las decisiones más difíciles serían lanzadas sobre hombros de quien quisiese portar la habilidad y ser uno con ella por lo que su ojo sensorial quedaba rezagado detrás de las gruesas paredes de granito dorado. Dentro de la pirámide Amara no podía colaborar pero sí podía hacerlo en el trayecto gracias a la conexión que la sortija del aprendiz le otorgaba a través de su propia joya de habilidad, tan plata como la nieve.

A diferencia de ocasiones anteriores no se presentaría frente a Black Lestrange para darle un inmenso voto de confianza, por el contrario cuando la muchacha de cabellos rojizos arribase a destino se encontraría con una caja de tamaño mediano levitando a centímetros de la orilla como suspendida por un fino hilo invisible, sobre su tapa una nota en pergamino amarillento con elegante y delicada caligrafía femenina en donde Majlis expresaba lo ansiosa que estaba en comenzar la etapa final de su aprendizaje por el compromiso que hubo demostrado desde el primer momento así como lo usual.

"Para ser uno con la habilidad debes aprender a confiar en ella y que ella confíe plenamente en ti. En éste último camino no debes usar más herramienta que la metamorfomagia así que te ruego dejes aquí dentro todos tus objetos mágicos salvo la sortija que te entregué. Estaré contigo en todo momento, no lo dudes y buena suerte"

Cuando la mujer hiciese lo que se le pedía la caja se hundiría en el suelo como si éste fuese de espuma para aparecer en manos de la Arcano, ella cuidaría bien de cada pertenencia pues comprendía que para aquellos seres las varas mágicas eran consideradas un órgano más, una extensión vital de su personalidad. Diría que no lo comprendía pero con una simple mirada a su dedo corazón lo resolvía todo. Así que sin más y si ampliaba un poco su campo de visión Jessie descubriría que en la barcaza que normalmente esperaba a los pupilos para llevarlos a puertas del laberinto se encontraba un hombre de delgada masa corporal, tez morena y ojos color almendra con un ropaje poco usual, holgado y de colores pastel anaranjado.

Aquel sujeto hablaba en una lengua que posiblemente nadie comprendería, proveniente de la India, un dialecto que solamente un nativo podría responder pero lo que intentaba a toda costa era que subiese al navío para poder cruzar pues esa era su misión, llevar a salvo a la fémina hasta el otro lado pues las profundidades del lago albergaban criaturas tenebrosas y peligrosas por igual. Más no todo sería sencillo, cuando subiese al bote el hombre echaría los remos al agua salpicando un poco hacia el interior y carraspeando con voz cantada soltaría una pregunta que ella debería responder en forma clara en el mismo idioma o no se moverían de la orilla.

"El cielo y la tierra se van a juntar;
la ola y la nube se van a enredar.
Vayas donde vayas siempre lo verás,
por mucho que andes nunca llegarás
."

Si conseguía utilizar la metamorfomagia para adoptar tanto la etnia como el lengua y la cultura podrían por fin avanzar hasta cruzar silenciosamente y detenerse una vez más en el otro extremo del lago. El laberinto la estaría esperando y Amara por igual al final del recorrido con el corazón en vilo y sus perfectas y delicadas manos acariciando la base de la caja que contenía las pertenencias de Jessie. El viento ondeaba suavemente su cabello dorado haciéndola ver unos años más joven de lo que aparentaba con un perfecto vestido antiguo color esmeralda de un raso que irradiaba brillo y susurraba cuando la sabia mujer cambiaba de posición un tanto intranquila por el correr de los minutos.

El hombre se despediría de Black Lestrange con cortesía, conforme por haber podido conversar con ella luego de la adivinanza puesto que compartían el mismo lenguaje y se perdió en una profunda y densa bruma que comenzó a surgir por todas partes hasta obligar a la dama a ingresar sin pensar demasiado al único sitio que parecía seguro, el propio laberinto. Las paredes de éste se cerrarían tras su espalda para no permitir que escapase y cada tanto rotarían ubicación para confundirle, era su cualidad secreta el intentar volver loco a quien osase ingresar y que acabase perdido para siempre.

A menos que fuese capaz de encontrar la esquina predestinada, aquella que al doblar la dejase en un punto sin neblina, sin sol ni sonidos solamente un espejo de cuerpo entero con marco de arabescos dorados y grabado fino casi imperceptible en todo el contorno. Aquellas palabras le otorgaban una magia especial, la pelirroja se vería tal cual estaba pero éste no se activaría hasta que ella decidiese mostrarse tal cual era, como quizás nadie más le conocía que su propio reflejo. Entonces la cualidad del espejo lo volvería una puerta, una especie de breve portal que le permitiría continuar haciendo brillar los arabescos con una intensidad cegadora.

En éste punto Amara se sentiría casi realizada pues solo quedaban pasos hasta que por fin la tuviese cerca, a los pies de la pirámide donde ella hubo decidido esperar pacientemente.

Detrás del espejo portal la densa niebla volvería a recibirla abrazando su cuerpo por todos los flancos sin que tuviese un campo de visión más amplio que medio metro ¿qué le esperaría allí? seguramente era lo que Jessie se estuviese preguntando pues la incertidumbre de no ver podía ser peligrosa más pronto lo sabría. Una voz suave y familia le haría mella en los oídos removiendo demasiados recuerdos y sentimientos, quizás despertando melancolía u enojo en la mujer pero dando la pauta de la prueba final, ante ella un segundo espejo se presentaría pero éste no devolvía reflejo alguno sino más bien esperaba que Black Lestrange se lo entregara; aquel recuerdo que fuese más fuerte y vencedor podría bien ser de un ser amado, perdido u odiado y activaría la habilidad en su interior haciendo que por un instante su anatomía mutase en dicha persona y quedase plasmada en el espejo el cual se rompería en cientos de pedazos y permitiría por fin ver la luz del bello sol y la salida.

La pirámide.

Aquel dorado paisaje sería lo que la recibiría así como los brazos de Amara abiertos de par en par y una pregunta brotando de sus labios mezclada con satisfacción y sonrisa.

Jessie Black Lestrange, has llegado hasta acá y eso dice mucho de ti pero antes de que las puertas se abran una vez más y te permitan ingresar necesito que me respondas nuevamente ¿Estás segura de hacer ésto? cuando ingreses al portal éste podrá hacer de ti a su antojo y solo solo estaré en tu mente para darte aliento más no para ayudarte. Si aun sabiendo ésto deseas continuar adelante, sino, te pido que me regreses la sortija y nos iremos a casa.

Estiró su mano con reticencia, no quería que pasara, deseaba que lograse pasar la prueba del portal.
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Sentada en su habitación en la reserva de Mohammed se sentía tranquila después de lo que había hecho y aunque sabía que tendría que ver pronto a ese hombre esperaba ser ella quien lo matará.

 

Una carta llegó a sus manos cuando estaba descansando, al abrirla se dió cuenta de lo que era, una sonrisa se apoderó de sus labios color carmín. Debía de desaparecer de ahí para poder realizar su prueba.

 

Se puso de pie y camino hasta la ventana. A escondidas de Amara había traído su varita por si la tenía que utilizar, saco su varita y la acarició, la vez anterior que había ido a la pirámide se había tenido que separar de ella y sabía que esta vez sería igual.

 

Cerró sus ojos y tras concentrarse en el lugar al que deseaba ir, giró sobre sus talones y desapareció de aquel lugar sintiendo un fuerte tirón en el estómago.

 

Cuando abrió los ojos se encontraba a las afueras de la pirámide de los arcanos, ingreso en la pirámide nerviosa cominó la primera vez ya que aquella pirámide era imponente como ninguna otra; una caja suspendida mágicamente llamó su atención y al acercarse se dió cuenta de que había algo escrito en un pergamino.

 

Tras leerlo supo que si quería avanzar debía hacerlo lo mejor posible: abrió la caja y dentro puso su varita así como todos los amuletos mágicos que llevaba con ella desde que estudiara los libros. Cerró la caja y está se hundió en la tierra provocando en Jessie una opresión en el pecho pero ya no había marcha atrás.

 

Camino lentamente hasta el río donde un hombre la esperaba en la barcaza que la llevaría hasta el laberinto. Cuando subió comenzó a jugar con su anillo, sabía que debía de hacer algo al respecto así que respirando profundamente noto como sus facciones comenzaban a cambiar.

 

Su piel se tornó morena, su cabello se oscureció al igual que sus ojos que ya no eran grises sino color miel oscuro. Sus ropas cambiaron y cuando lo notó se sorprendió un poco porque ahora traía una especie de bata en color verde pastel que le llevaba hasta los tobillos, sandalias y un velo que cubría su rostro.

 

Escuchó lo que el hombre tenía que decir y lo más sorprendente fue que le entendió, pensó un momento sus palabras ante de responder.

 

El horizonte

 

Finalmente comenzaron a avanzar por el lago, lo vio tirar los remos pero no se preocupo porque la barcaza se desplazaba sola y en el recorrido platicaron un poco logrando que la joven Black Lestrange se distraerá y relajara.

 

Finalmente llegaron a la otra orilla y tras despedirse ambos, Jessie, avanzó hasta la entrada del laberinto, respiro profundo y tras asegurarse de que seguía igual de decidida ingreso al mismo notando como las paredes se cerraban tras de ella.

 

-Es la magia de la pirámide, tráquea

 

Comenzó a avanzar tocando siempre la pared derecha con su mano, sin su varita aquella era la única forma que conocia para guiarse. Finalmente llegó hasta una esquina y al doblarla se encontró con un espejo que le cerraba el paso; iba a retroceder cuando algo captó su atención.

 

Se acercó titubent hasta el espejo y al tocar su imagen está cambió, tal parecía que el subconsciente de Jessie actuaba solo o el saber que sus barreras oclumanticas estaban abajo era lo que había provocado aquello

 

En el reflejo veía a una Jessie de 16 años tirada en el piso, llena de arañazos, rasguños, cortés y su ropa toda andrajosa y sangre en derredor de ella. Una solitaria lágrima salió de sus ojos color miel y al hacerlo un intenso brillo comenzó a emanar de los ornamentos de aquel espejo.

 

Llevo su torso derecho a sus ojos cubriéndolos de la intensa luz intentando ver que era lo que pasaba. El espejo la jalaba y Jessie se dejó llevar pues algo le decía que era lo correcto.

 

La neblina y la luz por momentos dejaban ciega a Jessie, el miedo era tan grande en ella que no entendía que pasaba. Finalmente otro espejo apareció frente a ella pero no reflejaba nada.

 

Una angustia enorme creció en su pecho, se dejó caer de rodillas cubriendo su rostro con sus manos mientras las lágrimas fluían por entre sus dedos para finalmente caer en sus piernas mientras la figura de su hermano mellizo aparecía en el espejo frente a ella pero al ver sus manos se percató que ahora ella era David, el mismo que veía en el reflejo:

 

Alto, con heridas a flor de piel sangrando copiosamente, su cabello desordenado por la refriega de intentar protegerla y la luz de sus ojos escapando lentamente.

 

El espejo estalló en mil pedazos provocando que Jessie, como acto reflejo, se cubriera con sus manos el rostro. Cuando los abrio, sabiendo que el peligro había pasado vio el hermoso sol sobre ella, siendo la calidez de sus rayos acariciando su piel.

 

Camino hasta donde estaba Majilis y tras una leve reverencia escuchó con atención sus palabras

Estaba decidida, había llegado hasta ese punto y nada la iba a detener.

 

-No pienso rendirme ahora que llegue tan lejos... Quiero hacerlo y sé que saldré bien

 

Cerró la mano donde la sortija de metamorfomagia descansaba en su dedo, sabiendo que ahora más que nunca lucharia por su habilidad.

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Amara miro a la mujer frente a ella, estaba tan decidida en realizar la prueba, que no tenía caso hacer que meditara las cosas por un poco más de tiempo. Claro que debía decirle lo que siempre les había dicho a los otros que se presentaban ante el portal. Si ella entraba a aquel sitio y no lograba una vinculación con el anillo no había marcha atrás. Ya no se podía hacer nada, ella no estaría hecha para lograr dicha habilidad, pero durante la clase ella se había desenvuelta de manera satisfactoria, así que confiaba en la pelirroja.

Tras la Arcana se encontraba el portal de Metamorfomagia que esperaba por la Black Lestrange, este la llevaría a un hecho de su presente, su pasado o a un momento que no iba a ocurrir o aun no ocurría, ella lo descubriría pronto. Al momento que Majlis se hizo a un lado para que Jessie se acercara a cruzar el portal, la argelina tomo el brazo de la mago oscuro y le dedico una sonrisa.

La prueba del portal es volátil y cambiante, como la personalidad de cada individuo que entra a cada una de las 7 puertas. —empezó a decir antes de que cruzara. —quiero que sepas que sea lo que sea que vivas en ese lugar sólo lo podré ver yo y tú a la vez. Espero que cuando salgas de ahí seas parte del pequeño grupo de metamorfomagos.

Al final de esas palabras vio como la mujer cruzó el portal.

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Asintió a las palabras de la Arcana; una vez que traspasar el umbral no habría marcha atrás así que respirando profundamente para darse valor ingreso en la pirámide sin saber a qué se enfrentaría.

 

Debía de confiar en su anillo ya que era lo único con lo que contaba y aunque también era cierto que podría hacer hechizos sin necesidad de utilizar su varita mágica eso no cambiaba nada, porque si hacía magia... Podría fallar la prueba.

 

Lo primero que vio fue mucha luz, una habitación completamente blanca llena de intensa luz que poco a poco fue transformando se hasta convertirse en una pequeña casa de las afueras de Italia.

 

Sabía que era solo una ilusión pero era tan real que incluso el olor de los panecillos de uvas recién horneados de su madre inundaban sus sentidos.

 

Camino con pasos lentos por la sala, si su madre la viera con esa edad se asustaría así que volteo a ver a un espejo enfocando su vista en su larga cabellera roja tornandola en dorados cabellos cual rayos de sol, sus facciones se volvieron un poco más infantiles y cambio sus ropas por el uniforme que utilizaba en la secundaria: un Jumper azul marino con una blusa blanca y moño rojo en el cuello.

 

Asintió al comprobar que así era como su madre la vio por última vez, se acercó hasta la cocina y la vio agachada frente al refrigerador buscando algo.

 

-He vuelto de la escuela, perdón el retraso

 

Sonrió con amabilidad atrayendo la atención de una mujer mayor que al voltear a verla le sonrió con cariño.

 

-¿Tú hermano no regreso contigo?- pregunto poniéndose de pie llevando en sus manos una charola con rollos de jamón.

 

-No, se quedó con el profesor de biología, había cosas que no entendía de la tarea

 

-Seran mellizos pero son tan...

 

La charola cayó al piso en medio de un estruendo. Volteo a todos lados confundida y conforme su vista recorría el lugar veía el horror de lo que había vivido tantos años atrás.

 

Todo estaba quemado, los cuerpos de sus padres yacían amarrados y amordazados a unas sillas en el medio de la sala y debajo de la mesa principal podía ver sangre derramada pensando que era de su hermano.

 

-No deberías estar huyendo de mi, sal niñita... Ya he matado a tu hermano y solo faltas tú, pagarás por los crímenes de tus padres aunque ustedes no tengan la culpa- un hombre estaba parado justo en la puerta de acceso de la casa y comenzaba a caminar por la misma buscando a Jessie.

 

Esta estaba escondida debajo de la cama en su habitación, intentando no llorar, sintió un calor en su dedo anular izquierdo haciéndola recordar que era solo un recuerdo y ella estaba técnicamente a salvo.

 

Ahora que se ponía a pensar detenidamente... ¿Con la metamorfomagia podría adoptar cualquier forma sin ningún problema? No perdía nada intentándolo ya que el mismo nombre lo decía. Metamorfosis: cambiar.

 

Cerró sus ojos al escuchar subir al hombre por las escaleras, quemando todo a su paso. Lo vio abrir la puerta pero no vio su rostro puede una intensa luz dorada la cubría.

 

Pero Jessie no se veía por ningún lado, ahí en su habitación solo estaba la cama, un ropero grande en color dorado y uno que otro mueble que adornaban la habitación.

 

El hombre salió de la habitación de Jessie dejando destrucción tras de él, solo algo se había salvado, el ropero que tras perderse de vista el hombre volvió a ser una pequeña Jessie de catorce años asustada. Salió corriendo de la habitación y bajo las escaleras rápidamente y tras un último vistazo a sus padres se perdió en medio de la noche que le prometía refugio.

 

El lugar volvió a cambiar una vez que hubo dado un par de pasos fuera de su antigua casa; ahora estaba en medio de un ataque mortifago, veía a los que ahora eran sus compañeros atacando a uno de sus mejores amigos.

 

-Jessie, corre ¡Sal de aquí!

 

-No te voy a dejar, o nos vamos los dos o no se va nadie

 

-No seas terca, yo te cubro la espalda. Vete

 

Un rato iba en dirección de su amigo, su cabello aún era dorado pero cuando ella llegó a londres este ya era rojo, algo no estaba bien. Volteo a ver al hombre que atacaba a su amigo y sonrió.

 

- Déjalo ir, el jamás va a volver

 

Mientras hablaba sus rasgos se volvieron a una joven de aproximadamente veinticuatro años, su cabello se tornó rojo y sus ropas negras como la noche mientras una máscara plateada cubría su rostro.

 

-¿Jessie... Tú no... Porqué?

 

-No te sorprendas, ambos sabíamos que las cosas debieron ser así desde un principio, te fuiste y aunque no te culpo esto es algo que no hubieras podido evitar

 

Sonrió detrás de la máscara sintiendo como el anillo ya no quemaba en su dedo anular, por el contrario, lo sentía tan bien en el mismo como si toda la vida hubiera estado ahí.

 

-Ya no soy la bruja que conocía... Es momento de dejar esto en el pasado

 

Cerró sus ojos grises y se encontró frente a una puerta entonada al abrirlos de nueva cuenta, tomó la perilla con su mano izquierda notando como el anillo hacia contacto con la misma y al girar la puerta volvió a encontrarse con Amara.

 

-Hola... No sé si fue más difícil esto u oclumansia... Cada vez tengo menos dudas de porque no cualquiera puede enfrentarse a este tipo de situaciones

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  • 2 semanas más tarde...

Los orbes avellanos de Amara se fijaron en la mujer que acababa de salir del portal y la miro. Era una mirada compasiva, llena de varios sentimientos, lastima, dolor, orgullo. En especial de orgullo por lo que acababa de lograr, por mostrarle aquel pasado tan duro que había tenido que vivir. Jessie era la segunda persona que le mostraba un pasado tan doloroso que entendía el por qué aquel cambio de aquella niña tan dulce a la persona que era ahora. Antes de dirigirse a ella, se acercó hasta el filo de las escaleras y tomo asiento en el primer escalón, palmeo el espacio que se encontraba a un costado de ella.

Las pruebas de la vida son muy duras, pero te hacen volverte aún más fuerte. Ahora eres una mujer más fuerte.

Amara se puso de pie, tras las palabras dichas y le dedicó una sonrisa, era momento de decirle que se había vinculado de forma exitosa con el anillo de Metamorfomagia, ya que aquella habilidad era algo que las personas tenían de nacimiento. Así que después de lograr que la mago oscuro se pusiese de pie soltó su mano.

Bienvenida al grupo de Metamorfomagos. —no iba a decir nada su nueva vida llena de muertes y cosas oscuras. —Espero que esta habilidad te ayude a encontrarte de nueva cuenta con esa niña pequeña.
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