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Ficha de Sísifo


Sísifo
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DATOS PERSONALES:

Nombre del Personaje: Sísifo.

Sexo: masculino.

Edad: alrededor de 25 años.

Nacionalidad: británica.

Familia(s):
* Familia 1 : Familia Yaxley.
* Familia 2 --


Padre(s) Sanguíneo:
--

Padre(s) Adoptivos:
Evedhiel.

Trabajo:
--



PODERES MÁGICOS:

Rango Social: aprendiz.

Bando: neutral.

Rango dentro del Bando: --

Puntos de poder en objetos: 20

Hechizos adicionales: --

Puntos de poder en criaturas: --

Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

Habilidades Mágicas:
* Habilidad 1
* Habilidad 2
* Habilidad 3

Conocimientos Especiales:
* Conocimiento 1
* Conocimiento 2
* Conocimiento 3

Medallas:
*
*
*


PERFIL DEL PERSONAJE:

Raza: vampiro.

Aspecto Físico:
Complexión: atlética.
Altura: 1,80 metros.
Rostro: tiene la cara ovalada, con las mandíbulas muy marcadas, los labios gruesos y los dientes bien alineados aunque no perfectos. Pestañas muy largas. Tiene el cabello rapado al 2 salvo el flequillo. Tiene un corte en una ceja, sobre el que no le crece pelo.
Aspecto físico sin transformar: ojos grises, pelo blanco, piel muy blanca y tersa, labios ligeramente amoratados, como entumecidos.
Aspecto físico transformado: ojos rojos, piel ennegrecida, uñas y colmillos afilados, ojos rojos y brillantes.
Ropa: suele vestir con tonos muy oscuros, negros y grises, y con estilo vintage.

Cualidades Psicológicas:
Melancólico y pesimista, cree que la vida es absurda, a menudo se pregunta qué sentido tiene existir.
Impulsivo.
Parece que siempre está intentando seducir, es su manera de relacionarse.
Es muy romántico.
Pensamiento dicotómico, ve las cosas blancas o negras y le cuesta relativizar.
Lleva la tristeza en el interior, pero se muestra irónico, sarcástico y a menudo bastante alegre con los demás.

Historia:
Infancia:

Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.


Adolescencia:

Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.
Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.


Edad adulta:

Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.






PERTENENCIAS:

Objeto Mágico Legendario:
--

Objetos Mágicos:

Objeto: Varita mágica
Clasificación: AA
Puntos de Poder: 20


Pociones Mágicas:

Objeto:
Clasificación:
Puntos de Poder:


Criaturas Mágicas:

Criatura:
Categoría:
Puntos de Poder:


Criaturas en la Reserva:
Criatura 1:
Clasificación:
Puntos de poder:


Libros de Hechizos:

Libro:
Nivel:


Poderes de Criaturas:

Tipo de Poder:


Consumibles en Batallas:

Nombre:
Descripción:
Categoría:


Elfos:
* Elfo 1:
* Elfo 2:



LICENCIAS, TASAS Y REGISTROS:

Licencia de Aparición:

Licencia de Vuelo de Escoba:

Registro de XXX:

Personajes Secundarios:
* Personaje 1
* Personaje 2
* Personaje 3
* Personaje 4
* Personaje 5



OTROS DATOS:

Otros datos:

  • Hobbies: escribir, fotografía analógica, filosofía.
  • Fobias: agorafobia.
  • Patronus: lechuza.
  • Siempre que conoce a alguien por primera vez recita un poema que asocie con él.
  • Sísifo no es su nombre real.

Cronología de cargos:


Premios y reconocimientos:


LINKS DE INTERÉS REFERENTES AL PERSONAJE:

Link al Perfil de Comprador MM: --
Link a Bóveda Personal: --
Link a Bóveda Trastero: --
Link a Bóveda de Negocio: --
Link a Bóveda Familiar 1: --
Link a Bóveda Familiar 2: --

Editado por Sagitas E. Potter Blue

"mi vida es una hoguera / amo hasta el daño que me hizo"


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Objetos Mágicos:
Certificados por el Ministerio de Magia.


El Ministerio de Magia informa que el personaje de Sísifo ha sido aprobado con el siguiente objeto.

Objeto: Varita mágica.
Clasificación: AA
Puntos: 20
Total de puntos: 20

De acuerdo a lo especificado en el Manual de Rol, en su apartado de fichas de personajes, las fichas nuevas solamente pueden tener una varita mágica, para añadir más objetos y criaturas mágicas o no mágicas, podrás adquirilos en el Magic Mall.

Si aún no lo has hecho, no olvides inscribirte en la Universidad, te ayudará a mejorar todos los aspectos de tu personaje. Puedes hacerlo en Oficina de Inscripciones y hasta que te gradúes, tu rango social será el de Aprendiz y el Bando será neutral.

A los personajes inventados, es decir, que no son manejados por una cuenta, se les pone el ** para diferenciarlos. Recuerda que no puedes editar tu la ficha, ni el posteo 1 ni cualquier otro. Tienes que postear de nuevo, aunque la primera vez que pidas una modificación hagas doble posteo para solicitar el cambio, el cual será realizado por un moderador. De esa forma vemos que no tengas cosas ilegales. No olvides echar un vistazo al Manual de Rol para conocer todas las reglas del juego.

Atentamente:
Sagitas E. Potter Blue
Moderadora de HarryLatino.org

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¡Buenas!

 

Deseo realizar un cambio en mi ficha, creo que se pide de esta manera... ¡espero no equivocarme! Todavía me estoy familiarizando con esto.

 

Necesito actualización del campo Edad:

Dice así:

 

Edad: alrededor de 30 años.

 

 

 

Debe ser:

 

Edad: alrededor de 25 años.

 

 

 

Necesito actualización del campo Familia:

Dice así:

 

Familia(s):
* Familia 1 --
* Familia 2 --


Padre(s) Sanguíneo:
--

Padre(s) Adoptivos:

--

 

 

 

 

Debe ser:

 

Familia(s):

* Familia Yaxley.
* Familia 2: --


Padre(s) Sanguíneo:
--

Padre(s) Adoptivos:

Evedhiel.

 

 

 

 

Necesito actualización del campo Historia:

Dice así:

 

Sísifo era un revolucionario psiquiatra de mediados del siglo XX, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Estaba ligado a la escuela psicoanalítica y era defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.


En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

 

 

 

Debe ser:

 

Infancia:

 

Caleb S. Seward nació en Estados Unidos, en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia muggle. Su padre era ingeniero y trabajaba duramente en la construcción del ferrocarril que más tarde conseguiría que aquella pequeña ciudad del norte prosperase. En sus dos primeros años de vida, dado que su familia apenas podía hacerse cargo de él por su apretada economía, se sentía muy abandonado. Cada vez que tenía un berrinche, un extraño suceso ocurría a su alrededor. Se rompían cristales, se incendiaba un papel… Sus padres, asustados, decidieron abandonarlo creyendo que aquel niño estaba poseído. De esta forma, Caleb llegó a un orfanato de la Costa Este, donde pasó gran parte de su oscura infancia y parte de su adolescencia.

 

Dentro del orfanato apenas se relacionaba. Sabía que era diferente, pero también desarrolló un sentimiento de superioridad por esa diferencia. Aprendió a controlar sus ataques de rabia para utilizarlos exactamente cómo y cuando quería, y de este modo asustar y manipular a sus compañeros para obtener favores. Su vida en aquel antro consistía en leer horas y horas, sentarse en el césped del patio a contemplar las hojas de los árboles, odiar a su familia, memorizar la evolución de los colores del cielo.

 

Detestaba su nombre y sus apellidos, hasta el punto de que pronto quiso deshacerse de ellos. Eligió a un personaje de la mitología griega para constituir su nueva identidad: Sísifo, y ordenó a todos llamarlo así bajo la amenaza de terribles consecuencias. Sísifo había sido castigado por su soberbia a arrastrar una enorme piedra por una colina, para que cuando llegase a la cima esta cayera y tuviese que repetirlo hasta el infinito. Su vida, por tanto, era absurda. Un sinsentido.

 

 

Adolescencia:

 

Sísifo no tenía absolutamente ningún amigo en el orfanato, por decisión propia. Estaba deseando cumplir la mayoría de edad para salir de allí y empezar una nueva vida lejos de aquella escoria de sociedad.

 

En esta época conoció a Evedhiel, una joven que se encargaba de realizar los chequeos médicos. Aunque las primeras semanas fue incapaz de cruzar una sola palabra con ella, sintió que conectaron enseguida. Finalmente los chequeos se convirtieron en una especie de terapia psicológica, y más tarde en una charla entre amigos. Era la primera persona de su vida con la que se sentía identificado, con la que intimaba. Aquella sensación en un principio le desbordó hasta el punto de llorar por las noches, los días que ella le faltaba sintiéndose terriblemente solo. Sísifo por primera vez había experimentado el amor, el calor de un vínculo familiar. Evedhiel le reveló que realmente no estaba poseído, que sus problemas, sus “poderes” tenían una explicación mucho más compleja: era un mago. Podía controlarlo, entrenarlo, desarrollarlo.

 

Los meses pasaron y las visitas acabaron, y Sísifo no pudo despedirse de su única amiga en el mundo. Al cabo del tiempo, la directora del centro le anunció que había sido adoptado, pero que su nuevo tutor quería permanecer en el anonimato. Sólo tenía una pista: la familia Yaxley.

Eso significaba que Sísifo era libre de una vez por todas.

 

 

Edad adulta:

 

Sísifo viajó a Europa, a Inglaterra, para investigar un poco más acerca de aquella familia. Pero una vez allí, abrumado por la cultura, sus nuevas posibilidades, el bullicio que lo rodeaba… decidió enfrascarse en el estudio de la psiquiatría y la filosofía, y consagrarse a la medicina, a la vez que perfeccionaba sus dotes como mago. Durante este tiempo viajó por toda Europa, apenas con una mochila, libros y cuadernos, bebiendo vino en pensiones sórdidas en las que escribía durante toda la noche.

 

Acabó convirtiéndose en un revolucionario psiquiatra, odiado por muchos de sus compañeros por sus teorías innovadoras sobre la salud mental y su concepción de la mente humana. Se ligó a la escuela psicoanalítica y se hizo defensor de algunos de los postulados del recién nacido movimiento de la Antipsiquiatría, como por ejemplo que en algunos casos la enfermedad mental era una simple etiqueta impuesta para controlar toda desviación de la convención social.

En un momento dado, realizando investigaciones sobre la histeria y la psicosis maniaco-depresiva, tropezó con una paciente especialmente fascinante. Llegó al manicomio atada de pies y manos, con una camisa de fuerza, retorciéndose en terribles convulsiones. Lo que más le sorprendió fue el tono de su piel, similar al de un muerto en las primeras fases de descomposición, surcado de venas grises. Sus ojos inyectados en sangre giraban hacia todos lados, alucinando, tratando de librarse de los enfermeros. Habían tenido que atornillarle un bozal a la mandíbula para defenderse de sus mordiscos.

Sísifo era contrario a las terapias de electroshock y a las lobotomías, pero su cargo no era tan importante como para ejercer presión contra sus otros compañeros, así que tuvo que aceptar que aquella paciente fuese sometida a todo tipo de vejaciones en un intento desesperado por curarla de su “psicosis”. Era extremadamente violenta, atacaba al personal y a otros pacientes, no comía ni bebía, tampoco parecía dormir. Algunos se plantearon deshacerse de ella. Sísifo propuso encargarse particularmente de su caso, con la excusa de estar realizando unas investigaciones sobre la histeria. La encerró consigo en un ala privada del manicomio, casi abandonada, donde él tenía su habitación y su despacho. La encadenó debidamente a una silla metálica, y le quitó el bozal. Intentó tratarla con sesiones de psicoterapia e hipnosis, sin obtener resultado alguno. Al principio, su paciente no pronunciaba sonido, más allá de extraños gruñidos. Finalmente forjaron un extraño vínculo basado en el silencio y la compasión.

Después de algunas semanas, Sísifo estaba convencido de que aquella mujer no padecía de ninguna enfermedad. Su naturaleza, simplemente, no era humana. Había recogido toda la información posible en sus cuadernos, y se había prometido que la liberaría de aquella prisión. De madrugada, cuando casi todo permanecía en calma, buscó la salida por los pasillos que conducían al alcantarillado de la ciudad. Arrastraba a la joven con unas cadenas, a una distancia prudencial. Cuando llegaron al exterior, Sísifo le rogó que no le hiciese daño, antes de proceder a soltarla.

Cuando la había desatado por completo, la chica se quedó petrificada frente a él, bañada por la luna. La luz plateada caía sobre ella como un manto de agua. Sus ojos brillaron y se tiñeron de rojo antes de que se lanzara sobre su cuello.

 

Despertó en un cuarto desconocido, completamente a oscuras. Había perdido la noción del tiempo. Sentía un profundo ardor en el pecho y una punzada en las uñas y los colmillos. Su visión se había transformado, era capaz de detectar el calor de los organismos vivos, de escuchar a muchos metros de distancia hasta el menor de los ruidos, de distinguir con nitidez las motas de polvo flotantes. La joven del manicomio se encontraba en cuclillas frente a él, mirándolo fijamente. Le explicó que ahora era un ser de la noche, un vampiro, y que necesitaba alimentarse de sangre para subsistir, o que de lo contrario ardería bajo la luz del sol o consumido por su propio fuego interior.

 

Desolado por su nueva condición, que suponía una contradicción moral con respecto a su profesión como médico, decidió que era el momento de localizar a su familia adoptiva y a su protector, la persona que lo había salvado del orfanato. Viajó hasta la Yaxley Manor, donde descubrió que había sido Evedhiel la que años atrás lo había liberado de sus cadenas. La buscó desesperadamente hasta encontrarla y unirse definitivamente a ella, apoderándose de su nuevo apellido y del lema de su casa, “Noble y Salvaje Libertad”, que defendería a capa y espada. Abandonando definitivamente los últimos rastros de su vida como humano muggle que practica la magia a escondidas, se mudó a aquel castillo en mitad del bosque para iniciar su nueva travesía.

 

 

 

Necesito actualización del campo Otros Datos:

Dice así:

 

Otros datos:

  • Hobbies: escribir, fotografía analógica, filosofía.
  • Fobias: agorafobia.

 

 

 

 

Debe ser:

 

Otros datos:

  • Hobbies: escribir, fotografía analógica, filosofía.
  • Fobias: agorafobia.
  • Patronus: lechuza.
  • Siempre que conoce a alguien por primera vez recita un poema que asocie con él.
  • Sísifo no es su nombre real.

 

 

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Ficha y perfil actualizados a petición del usuario. Próximos cambios en un mes, 28/08/2018.

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¡Hola! No sé cómo va esto porque no he leído en ningún sitio sobre ello, si me equivoco lo siento mucho. Quería dar de baja esta ficha, porque la he traspasado a mi antigua cuenta, Oniria, así que no tiene sentido tener dos iguales. Supongo que tengo que postear aquí, si es en otro sitio, decidme por MP o algo.

 

Gracias de antemano, por todo el trabajo que os estoy dando, que no es poco :sad:

 

¡Un abrazo!

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