Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)

[*Minimin Skeeter*]

-Perenela, mucho gusto, soy Minimin, una muy vieja amiga de tu madre, de hecho tu nombre me suena familiar, pero sufro de un poco de perdida de memoria, así que no me hagas mucho caso. - respondí mientras estrechaba su mano. Debía confesar que tenía una bella sonrisa.

 

Al parecer por el comentario de Perenela, su madre era muy escurridiza, definitivamente tenía la mala costumbre de no avisar de mis llegadas, pero pues, no tenía absolutamente nada mejor que hacer. Así que me levante con un brinco.

 

-Llamemos pues, si no encontramos razón de ella, al menos podemos comer algo - contesté, plantándome delante de aquella puerta que observe detenidamente, ¿Hace cuanto que no tocaba una puerta? ¿La gente normal aun tocaba? -Emmm... ¿sabes cómo se llama en esta enoromidad de lugar?

 

Era una de las preguntas más tontas que había hecho en lo que recordaba de vida, pero era tal mi nerviosismo por entrar a aquella mansión que no cerebro no lograba conectarse con mi boca y mis pensamientos.

 

@@Perenela Arya Grindewald Potter Blue

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

-Bueno es normal en estos días estar faltos de memoria. Me pasa lo mismo - le dije a @@*Minimin Skeeter* tratando de generar una sonrisa mas real - No he podido ser yo estos últimos días - apreté las manos sobre el bastón y traté de cambiar de tema - deberíamos llamar, pero no creo poder ponerme de pie. Los puntos que me pusieron me están matando un poco.

 

Traté de levantarme de la silla y aguante una mueca de dolor, me apoye en el reposa-brazos de la silla y acompañe a Minimin a la entrada con un poco de esfuerzo:

 

-De verdad, de verdad, espero que en los dioses mi madre se encuentre en casa, voy a necesitar una revisión de parte de ella - esperé a que alguien abriera la puerta, sentí el temblor en los brazos y apreté los labios para esperar pacientemente a que alguien abriera.

[Sagitas E. Potter Blue]

Santa Tecla, pasado:

 

Para mí, aquella magia era desconocida y, sin embargo, la acababa de hacer. De repente, todo me quedaba muy claro, ahora que entendía qué era aquel lobito tan lindo que retozaba a nuestro alrededor.

 

-- Así nació Fenrir, el protector de mi bebé perdido... Abué te mandó un protector en aquel momento y yo...

 

No sabía si reír o llorar.

 

-- ¿Es por eso que no me detectas? Porque... -- No estaba segura de comprenderlo con mi mente lógica pero con la imaginativa, con la mágica, todo era muy comprensible ahora, después de tantos años. Le sonreí. -- Creo que te va a pasar lo mismo con tu hija... Y no podemos negar que algo ha heredado de mí, el pelo violeta es visible hasta en la loba.

 

Eso no sabía si era preocupante o no, pero ahora tocaba volver a casa y razonarlo allá, con la tranquilidad de estar de vuelta. No sé bien si fue ese deseo o si fue que ya tocaba pero empecé a sentir el tirón. Corrí hacia la niña, que estaba totalmente feliz a pesar de lo sucedido y a pesar de la lluvia. ¿O había cesado y era yo quien lloraba? La medio cogí en un brazo y a la lobita (otra vez pequeña, defensora lobezna ahora que ya había llegado casi la calma) y casi me tiré en los brazos de Matt. No sabía si era necesario el contacto pero me temía que no teníamos el lazo que nos había llevado allá.

 

-- ¡Toma a la niña!-- le apremié. Asenté mejor a la lobita antes de...

 

... Aparecer en la habitación de la que habíamos salido a saber cuándo, yo ya no sabía cuánto tiempo habíamos estado fuera. Harpo nos esperaba con toallas y con agua fresca. No sé cómo sabía que necesitaríamos beber. Tendió un biberón a Matt para que hidratara a la niña y después se quedó mirando a los dos lobos, Fenrir y ...

 

-- ¿Cómo se llamará éste lobito, Matt?

 

Harpo nos interrumpió. El elfo, a pesar de todo lo sufrido unos meses antes, parecía repuesto y atento a todo.

 

-- Hay visitas.

 

-- Hoy no estoy para visitas, Harpo. Deshazte de ellas, diles que... no sé... Estoy cansada.

 

Me levanté con desgana, me hubiera quedado en el suelo toda la vida para descansar pero volver a la Mansión me recordaba que era la matriarca y que debía ocuparme de muchas cosas ahora que habíamos regresado sanos y salvos a casa.

 

-- Ocúpate de dar de comer a la niña, creo que Matt necesitará recuperarse de este viaje tan... extraño. Yo tengo... ¡ay!... agujetas en todas partes.

 

-- No puedo tirarla. Parece que su hija Perenela ha venido acompañada de una amiga.

 

Enarqué una ceja. Mi hija no solía traer amigas a casa. Y más desde... aquello... Suspiré.

 

-- Vale, que se pongan cómodas en la Sala de la chimenea. Procura que Pere tenga a mano sus medicina herbovitalizantes y agua de corteza de roble para el dolor. Aún tiene mucho que superar. Y diles que me estoy dando una ducha rápida y que enseguida bajo. Tengo curiosidad por saber quién está con ella.

 

Tenía un leve dolor de cabeza y tenía que quitarme aquella ropa mojada, junto a las manchas de sangre y las hojas secas del pelo. Después, un poco adecentada, bajaría a unirme a ellas.

 

 

@@Perenela Arya Grindewald Potter Blue + @@*Minimin Skeeter*, tenerme paciencia que tengo muy poquito tiempo para rolear, apenas 1 ó dos roles antes de irme a dormir, pero os contestaré.

[Dana Gryffindor]

Había oído que la mansión Potter Blue era buen refugio para miembros de la orden, realmente necesitaba donde huír. Ulrik, mi colega en en el diario Magisk Politike y hermano de la vida, había sido asesinado por miembros de la organización que llevaba el mundo revolucionado, dejando en mis manos a su pequeña hija, Clara, que debía ser protegida contra viento y marea de aquellas bestias desalmadas.

 

-Descuida- dije a la pequeña que llevaba un pequeño vestido floreado y un listón azul que sostenía en una cola de caballo su largo y rojizo cabello- aquí estarás segura, y vendré siempre a cuidarte, preciosa. Solo mírate, tienes el mismo cabello que yo, cualquiera diría que somos hermanas.

 

La matriarca de la mansión, Sagitas, seguramente podría darle un dormitorio y asegurarle un buen pasar a la pequeña, al menos hasta que la guerra contra los muggles terminara y pudiera llevarla conmigo.

-Sé buena niña- dije a la pequeña -portate bien cuando yo no esté y si alguien hace algo que no te agrada me lo haces saber enseguida.

La pequeña de enormes ojos color café me observó con la mirada apagada pero aún así me devolvió una sonrisa, la pobre acababa de perder lo que más amaba en el mundo y yo era su única esperanza.

 

Toqué la puerta principal de la mansión y un pequeño y chamuscado elfo salió a recibirme.

-¿Diga?- preguntó el elfo.

-Mi nombre es Shelle Gryffindor, vengo a ver a Sagitas por favor, y si ella no se encuentra, a quien esté a cargo- dije con diplomacia.

 

El elfo me abrió paso y me acompañó a una sala donde ardía el fuego de una chimenea, allí se encontraban dos mujeres muy bellas.

-La señorita Sagitas ha subido unos momentos para asearse, regresará pronto- comunicó el elfo -¿Desea una taza de café?

-Oh, por favor sin azúcar, y una chocolatada para la niña aquí presente- dije al tiempo que me quitaba la capa de viaje dejando al descubierto mis pantalones sueltos cargados de bolsillos y una ajustada camiseta sin mangas ni cuello.

 

-¿Cómo están?- dije a las jóvenes de la sala -Espero no interrumpir.

 

 

 

 

@@Sagitas Potter Blue@@Perenela Arya Grindewald Potter Blue@@*Minimin Skeeter*

[*Minimin Skeeter*]

Era una persona curiosa por naturaleza, y muy observadora, y había notado el dolor de @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue al moverse, sin embargo me parecia de muy mala educación preguntar, por lo que solo atine a sonreirle alegremente como si no me hubiera dado cuenta de ello. Fue ahí cuando un elfo nos abrió y nos hizo pasar a una acogedora sala, mire todo a mi alrededor mientras me dejaba caer con gran estrépito en uno de los sillones, frente a la chimenea.

 

Aparentemente @@Sagitas Potter Blue bajaría pronto, la verdad es que no tenía mucha prisa, mientras tuviera alimento en mi sistema podría esperar lo que quisiera, y como si el elfo me leyera la mente, me ofreció algo de beber. Le sonreí mientras lo juzgaba con la mirada.

 

-Necesito un poco de whisky, galletas y... sangre, si es humana mejor, de cualquier tipo - musité un poco apenada, no me gustaba tener ese tipo de hambre en frente de desconocidos.

 

Mire fijamente la chimenea mientras los elfos atendían a Perenela, cuando escuché un ¿Cómo están? Me gire para ver unos pantalones llenos de bolsillos, sonreí, girando mi torso ligeramente para dar la bienvenida a la recién llegada.

 

-Hola, no interrumpes para nada, vamos entrando de hecho también, soy Minimin por cierto.

 

En eso, el elfo apareció con una bandeja llena de mis encargos, lo fulmine con la mirada, mordiéndome el labio inferior, y tome mis aperitivos con gran ahincó, no había notado lo hambrienta que estaba.

 

 

 

@ ando igual que Sagitas esta semana, así que disculpen si tardo en responder.

[Sagitas E. Potter Blue]

Tardé más de lo esperado en adecentarme. Bueno, quiero decir en sentirme mejor. Ducharme fue agradable pero el calor del agua me demostró que estaba más cansada de lo que quería reconocer. Peinarme fue un momento, algo tan fácil como recoger el pelo mojado en una cola de caballo, bien alta. Enganché ahí la varita y la dejé a mano (o a pelo, como se vea). Una blusa beige de botones blancos y un tejano, algo raído, junto a unas deportivas usadas y muy cómodas. Antes de bajar, buceé en mi armario y saqué una poción herbovitalizante que me subió el ánimo de golpe. Lo malo es que tenía una duración mínima, no más de media hora, pero al menos podría bajar a recibir las visitas.

 

La cabeza aún me dolía un poco pero se pasaría enseguida así que bajé las escaleras despacio, sintiendo cierto placer en sentirme en casa, después de lo sucedido unas horas antes. Aún tenía muchas preguntar que necesitaban respuestas pero estaba segura que Matt necesitaba urgente ese descanso así que mañana sería otro día.

 

Apenas posé un pie en el último escalón, un elfo pasó por delante de mí con una cara de perros llevando una bandeja con comida y bebida, murmurando algo de sangre humana. Fruncí el ceño. ¿Perenela estaría bien? Casi corrí hacia allá con palpitaciones en el corazón. Seguro que mi hija se estaba muriendo y yo tomándome una ducha.

 

-- Pere, cielo, ¿necesitas más reabastecedoras de sangre?

 

Había entrado en estampida, causando miedo en una chiquita que me miraba con los ojos muy abiertos. Sostenía a un palmo de su boca un vaso de chocolate que parecía temblar en sus manitas.

 

-- ¡Ay, perdón! Yo... No sabía que había... un niña... No quería gritar... Yo...

 

¿Pero el elfo no me habia dicho que era Pere con una amiga? ¿Ahora había dos amigas y una niña pequeña? Me rasqué la cabeza y detuve el dedo ahí, entre la oreja y la cola de caballo, donde tenía la varita, quieta, fijándome sin parpadear en la chica que comía como si llevara años sin consumir alimento.

 

-- Minimin... Tú aquí... ¿Vienes a charlar o a destruir? -- le pregunté, recordando la última vez que había estado en la mansión, hacía muchos años, muchísimos, la verdad... -- Hola, Shelle, bienvenida a mi hogar.

 

Saludé a mi compañera de bando, quien era la primera vez que entraba en la Mansión Potter Black, así que seguro que era importante. No me decidía a qué hacer. Eso sí, no dejaba de mirar a la que yo había conocido como amiga y que participó con los mortífagos en varios ataques a la mansión. No sabía qué pensar de verla allá, como si nada.

 

 

 

@Perenela Arya Grindewald Potter Blue @*Minimin Skeeter* @Shelle Dumbledore B.L

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

No tuve que esperar mucho hasta que un elfo abrió y nos acomodo en el salón de la chimenea, me deje caer sobre uno de los sillones con la gracia de un saco de patatas mientras esperaba que mi madre llegara, sonreí ante la petición de sangre de Minimin, eso me hacia sentirme menos incomoda ya que no era la única con necesidades especiales en la sala. Aunque la conversación no fluyo al menos el silencio entre las dos no se hizo pesado y pude entretenerme en mis laureles repasando ejercicios musculares que quería hacer... Alcé la mano a modo de saludo cuando llegó otra joven con una pequeña también buscando a mi madre al parecer ella estaba muy solicitada:

 

-Perenela - le dije a Sheila a modo escueto de presentación, volví a ensimismarme con mis pensamientos y de modo reflejo puse una mano sobre mi vientre pensando en Sean, mi esposo, había pasado un tiempo y aun no había podido yacer con él, me quede viendo la pequeña embelesada hasta que el grito de mi madre que entraba toda apresurada, me espabiló, fruncí el ceño:

 

-Solo si los puntos se han roto - traté de pensar porque mi madre pensaba que pudiera necesitar la sangre hasta que caí en la cuenta que Minimin había pedido sangre humana fresca, lo cual quería decir que el elfo debió de haber usado la reserva de mi tía Hayame o la mía, me eche a reír y le dije a mi madre:

 

-Hoy no soy la bebedora - fruncí el ceño, tal vez debería dejar que ella atendiera primero a las visitas antes de ponerme con mis preocupaciones, sobretodo porque no había pasado un mes desde que entre Sean y mi madre secuestrara un ginecólogo que me reconstruyera lo que el Carnicero había dañado - estoy bien, solo venia a que me revisaras los puntos, hay unos que están muy tirantes y quería asegurarme que todo estaba en orden

 

Off: Perdon el rol tan pobre, estoy falta de inspiracion @@*Minimin Skeeter* @@Sagitas Potter Blue @

[Dana Gryffindor]

Claire había tomado posesión de uno de los sillones a la espera de su chocolatada, la pequeña estaba con la mirada cabizbaja, temple y con el corazón chato. El mal había arrasado por su vida y debía hacer algo para protegerla. Sus ojos se iluminaron cuando el elfo apareció con la bebida.

-Gracias- dijo amablemente la pequeña y empezó a beber con tranquilidad en su lugar.

 

-Un placer Minimin- dije con una sonrisa, poniéndome más cómoda- muchas gracias- le dije al elfo al tiempo que agarraba mi taza de café. La otra muchacha se veía adolorida pero aún así se presentó.

 

-Perenela, querida espero que tus dolores pronto se vayan- veía su mano acariciar su vientre ¿Qué le pasaría?

 

Al llegar Sagitas comprendí que la mujer estaba muy solicitada. Quizás mi petición pueda esperar unos momentos hasta que Perenela lograra estabilizarse.

 

-Querida compañera- dije con una sonrisa -es una alegría verte, aunque he venido por un favor- observé a Claire y luego volví a mirar a Sagitas- si quieres espero a que resuelvas tus asuntos primero, puedo darte una mano si la necesitas- levanté mis hombros y le sonreí con culpabilidad -después de todo no puedo irme sin tu ayuda.

 

Continué tomando mi taza de café.

 

@*Minimin Skeeter* @Sagitas Potter Blue @@Perenela Arya Grindewald Potter Blue

 

[Matt Blackner]

- Así nació Fenrir, el protector de mi bebé perdido... Abué te mandó un protector en aquel momento y yo...¿Es por eso que no me detectas? Porque...Creo que te va a pasar lo mismo con tu hija... Y no podemos negar que algo ha heredado de mí, el pelo violeta es visible hasta en la loba.

 

Estaba en la cama, callado, mirando como Elentari dormía plácidamente en su cuna, con el pequeño lobito acurrucado a su lado. La niña había devorado el biberón de leche tibia, mientras la pequeña lobita, de color blanco como la nieve pero con pelitos violeta en las orejitas había estado olisqueando a Fenrir. Mi lobo permanecía sentado a mi lado, seguramente tan confuso como yo.

 

Las palabras de mi madre no dejaban de resonar en mi cabeza, mientras pensaba.

 

Aun estaba demasiado cansado, pero no podía dormir. POr eso me levanté, apareciéndome donde suponía qeu estaba mi madre, sentada en una de las tumbonas qeu teníamos en el jardín trasero de la POtter Black.

 

- Freya - dije, echándome en la tumbona junto a la suya - Que te parece?

 

Me crucé de brazos, observando el cielo sobre nosotros. Saber que la niña dormia y que ahora estaba protegida, unido a la calidez del sol en aquel momento..

- Tienes razón. Creo que sin querer no solo hemos descubierto la forma en que surgió Fenrir...sino qeu tu has hecho lo mismo por mi hija. Es... - me froté los ojos, bostezando. - Me preocupa. ME alegra porqeu ahora estará más segura pero...dios, tendrá qeu aprender a convivir con lo qeu significa un daemon - reí - Aunque pareciéndose a ti, va a ser un peligro.

[Sagitas E. Potter Blue]

La conversación entre las invitadas decayó un poco, supongo que porque me quedé ensimismada en mis propios pensamientos mientras reflexionada en las últimas situaciones acaecidas alrededor de la familia. @@*Minimin Skeeter* seguí comiendo y @ parecía dispuesta esperar para hablarme de algo importante que parecía no poder o no querer decirme delante de ella o de mi hija Perenela.

 

-- Perenela, cielo, mejor vas a la habitación. Si esos puntos te tiran es porque la piel está cicatrizando perfectamente. Antes de irme a dormir, me pasaré a ponerte tónico cicatrizante y es posible que mañana estés como nueva. Aunque no sé cómo se lo podremos explicar al médico...

 

Sonreí porque sólo ella y yo sabríamos a qué nos referíamos aunque, ahora que lo pensaba, no era motivo de risa sino de rabia. Creció de repente y la aplaqué, algo que me dejó sin fuerzas y con ganas de llorar, todo en segundos. A veces, pensaba que era una personalidad muy curiosa, de explosión al llanto en un abrir y cerrar de ojos.

 

-- Darme un minuto, voy a... -- señalé el jardín con el dedo índice y tragué saliva, sin saber cómo seguir. -- A tomar el aire.

 

Salí tan rápido por la puerta corredera que no oí sin decían algo. Yo sencillamente quería dejar atrás esa opresión que sentía en el pecho. Me senté en una de las tumbones y respiré aquel fresco olor a las flores blancas, los lirios de mi madre Antara. La echaba de menos y no sabía cómo afrontar todo lo nuevo de mi vida.

 

-- ¡Ah, Matt, me has asustado! -- dije, al reconocerle cuando se sentó a mi lado. -- ¿Freya? Es un bonito nombre, sí... -- Lo era. Fenrir... Freya... Interesante que aquellos dos lobos fueran daemons de mi hijo y de mi nieta. -- Pensaba en tu abuela. Antara sabría como afrontar todo ésto sin levantar ni una ceja y yo... aquí... atribulada con todo.

 

Sonreí cuando mencionó que su hija se parecería a mí.

 

-- Eso no lo dudes, le voy a enseñar a galopar encima de acromántulas en cuanto sepa dar sus primeros pasitos. Y a hacer equilibrios sobre Aethonats volando... Voy a convertirla en la mejor funambulista del mundo mundial.

 

Me froté los brazos y miré hacia la habitación iluminada que acababa de abandonar.

 

-- Tenemos invitados y yo aquí, hablando sobre bebitos que aún no tienen ni los dientes de leche. ¿Qué vamos a hacer, Matt? ¿A qué futuro hemos castigado a los niños? -- Sí, no podía negarlo. Estaba algo deprimida.