Jump to content

Mansión de la Familia Potter Black (MM B: 90394)


Sagitas E. Potter Blue
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Harpo esperaba la respuesta de la Ama Vampira cuando sintió el ruido. No se exaltó, al menos de momento, aunque sí se extrañó de ver al hermano de la Ama a sus pies, murmurado cosas muy extrañas.

 

-- ¿Sr. Sherlock? ¿Qué le pasa?

 

Sólo cuando pidió ayuda por segunda vez, el elfo reaccionó. Se agachó hacia él y vio que el muchacho se había desmayado. Sin querer parecer descortés, se olvidó de la presencia de la señorita Darla y se preocupó del infeliz que permanecía en el suelo de los jardines.

 

-- Eso es sangre -- dijo, viendo los arañazos en su ropa y en sus carnes. Se estremeció. Chasqueó los dedos y, al instante, un par de elfos aparecieron a su lado. -- Hay que entrarle, buscar a un sanador y traerle enseguida.

 

Los elfos murmuraron algo y Harpo elevó un poco la voz.

 

-- ¡Sí, ya sé que hay toque de queda por la guerra y que no se puede pasear por las calles! Pero el Amo se nos muere si no hacemos algo. Así que espabilar, buscar ayuda.

 

Tal vez si avisaban a la Amita Sagitas... Pero no, Harpo negó con la cabeza antes de que alguien le preguntara por ella.

 

-- No. Aún se está recuperando de....

 

No añadió más porque recordó que estaba la Ama Darla a su lado y no sabía si la matriarca quería que más gente supiera lo sucedido en la mansión antes de la nueva restauración.

 

-- Amo Sherlock... ¿A quien se refiere con eso de "nos han encontrado"?

 

No pudo decir más pues los dos elfos lo llevaban al interior. El Elfo se levantó y miró hacia los jardines y después hacia la puerta de entrada. Sería mejor duplicar las defensas esta noche.

 

 

 

SAGITAS y JACK:

 

Tuve que ponerme a cuatro patas para sacar una de las zapatillas de debajo de la cama. Me volví a sentar y me la calcé. Aún con ellas puestas, sentía frío en los pies. Escuché lo que mi marido decía y entrecerré el ceñó un poco, cavilando.

 

-- No, no sé. No pude criar a Matt.

 

Creo que sonó demasiado abrupto y con un cierto dardo de acusación cuando solté esa palabra. No debiera hacerlo pues lo sucedido hacía muchos años que había pasado pero, aún así, aún me dolía mucho cuando me arrancaron a mi bebito recién nacido de mis manos y ni tocarle me dejaron cuando desaparecieron con él. No era culpa suya. No. Lo era de aquella maldita demonio que había pagado con su vida todo lo sucedido.

 

Demasiado tiempo...

 

Dolía...

 

Pero todo eso lo había dejado atrás cuando volví a casarme con Jack, aquello había quedado arrinconado en un lugar de la mente de la que, a veces, se escapaba para sentirme igual de furiosa como cuando lo viví la primera vez. Intenté disimular cordándome los botones de la bata, como si fuera muy importante que la presilla estuviera correcta antes de levantar la mirada de nuevo hacia él.

 

-- Quiero decir que nunca he entendido bien eso de la empatía. Me cuesta aún comprender que a mí no me sienta, no sé si es un beneficio o una maldición. Tal vez sea ésto último, tal vez esa demonio, Yasmina...

 

¿Se llamaba así? Ya casi la había olvidado.

 

-- Tal vez no quería que nunca me reconociera...

 

Había un leve deje de dolor que no quería reflejar. Matt hacía mucho tiempo que no era un niño. Por lo contrario, ya era un hombre y me había dado una nieta. Me centré en ella.

 

-- ¿Insinúas que ella, como Matt, puede detectar que algo malo va a pasar y por eso llora? -- Sentí miedo. Esa clase de premonición se daba en Videntes con antecedentes familiares y tanto su padre como su abuela lo eran. Y buenos (humilde yo). -- Llora sin parar...

 

Volví a suspirar.

 

-- Vamos, quiero verla. Tal vez... Tal vez sólo sean aires y con un par de palmaditas en la espalda...

 

No, sabía que no era eso pero la otra posibilidad era peor, así que me costaba asimilarla.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

MattB-1_p.png

 

Me quedé mirando la nuca de Sagitas, apretando la mandíbula. Aquello había sido un golpe bajo....y aun asi, no podía negar mi parte de culpa. Porque la sentía. Tras tanto tiempo seguía sintiéndome culpable de todo el dolor que le había provocado a Sagitas, de haberla separado del chico y qeu ninguno de los dos hubiera tenido una vida normal juntos.

 

Pero tras tanto tiempo, tras volvernos a casar y poner en orden lo qeu nos había sucedido, una parte de mi anhelaba que, en algún momento, aquel pasado dejara de salir a relucir.

 

Pero no podía cambiar lo que había hecho. Lo que si podía hacer, era intentar ayudar a nuestra nieta.

 

- No lo se. Yo tampoco lo entiendo, pero el chico nació asi. - dije, mientras levitaba y atravesaba la pared para seguirla hacia la planta baja. - Creíamos que tu, bueno...hice creer a todos durante años que Matt había muerto, pero pensaba que tu...que tú realmente habías muerto. No se por qué no puede sentirte, y él tampoco tiene ni idea.

 

Conforme descendíamos, el llanto era cada vez más y más evidente. Además, se escuchaba más apagada la voz del chico, intentando acallar a su hija.

- Te extrañaría que llorase por eso? - le pregunté. Nuestras miradas se cruzaron, y enseguida entendimos que pensábamos lo mismo. Que temíamos lo mismo.

 

Ahora si, una vez en la planta baja, era fácil saber donde estaban los dos. Aunque Matt hubiera cerrado la puerta.

- Lo que nadie puede dudar es que tiene buenos pulmones, no crees?

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

SAGITAS y JACK:

Bajé a su lado, en silencio. Es un decir... Él levitaba sin parar de hablar. Yo le seguía, taciturna, algo dolida por haberle hecho daño. No se lo merecía. Jack había muerto por mí, ¿qué más se le puede pedir a un marido? Cuando preguntó si pensábamos lo mismo le miré sus ojos y volví a quedar prendada del hechizo que nos mantenía unidos. No era momento de sonreír, así que contuve la risa de enamorada boba que me surgía cuando le miraba. Asentí, claro que pensaba como él... Aquel llanto contenía un sentimiento de dolor... bueno, si se puede llamar así al llanto de un niño. Era demasiado pequeña para saber lo que estaba bien o mal pero sí detectaba que no le gustaba. Un bebé sí sabe distinguir eso.

 

-- Sí, dicen que yo lloraba muy fuerte cuando era pequeña. Me lo decían las monjitas del orfanato una y otra vez. No hablaba. Sólo lloraba.

 

Mantuve el silencio, pocos sabían mi pasado infantil Casi siempre contaba el juvenil, cuando me escapé y paseaba por los pueblos mendigando pan hasta que llegué al circo. Pero mi vida anterior era un secreto, casi también para mí.

 

Entramos en la sala y casi me río de la cara pálida de Matt, paseando con la niña en brazos, intentando calmarla.

 

-- ¿Desde cuándo no duermes, hijo? Anda, dame a ... -- si le llamo Artagracia, me mata ahora mismo. -- ... a la niña y ve a descansar, cielo. Me quedo con ella.

 

Intenté quitarle a la niña de los brazos pero Matt estaba tan tenso que era casi imposible que los destensara. Suspiré un poco y me acerqué con cuidado a la niña. Seguía berreando.

 

-- Vamos, cielo, deja que la abuelita se encargue de ella y tú te rumbas un rato pequeño para descansar, ¿de acuerdo? -- No era una petición. Era una orden y esperaba que Matt así lo entendiera.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Pie izquierdo. Pie derecho. Un paso, dos, tres. Quince.

 

Sofá. Giro.

 

Pie izquierdo. Pie derecho.

 

Así una y otra vez, constantemente. Había dejado de pensar en la hora que era, incluso ignoraba ya el chisporroteo de la chimenea, encendida para qeu asi la temperatura fuera un poco más agradable para la niña.

 

Porque lo único qeu escuchaba ya era el llanto de mi hija taladrándome los oidos.

 

No podía echarle nada en cara porqeu...bueno, era un bebé. No sabía expresarse de otra forma, pero aquello, qeu empezó como una noche como cualquier otra, se había convertido en algo que me preocupaba demasiado. No paraba de llorar, y ya sabía que no estaba enferma, ni era por hambre o cualquier otra molestia. Lo que fuera tenía angustiada a la niña, y por eso lloraba.

 

Percibí el cambio de ambiente cuando Sagitas y Jack entraron en la sala. A ella estuvo a punto de salirle una sonrisa, lo sabía, pero ni siquiera me enfadé. No tenía fuerza ni para eso. Su tono era dulce, pero tenía la sensación de que mi cuerpo no sabía mantener otra posición que no fuera la de sostener a mi hija en brazos. Se acercó a nosotros despacio, y de alguna forma logró coger a Elentari en brazos.

 

Me sentí rarísimo sin la sensación de sostenerla, pero tras un momento, me senté en el sofá, apoyando la cabeza sobre ambas manos un momento. Ni siquiera sabía describir como me sentía. Con un suspiro, volví a levantar la cabeza. Jack estaba a mi lado, asi qeu los dos nos quedamos mirándolas.

- No se... - dije, con voz ronca - Lleva al menos dos días sin parar de llorar. Yo...yo no...

 

Cerré los ojos. Estaba frustrado. Vale, no esperaba que me explicara que le pasaba, pero...no sabía que podía hacer.

- No se que le pasa. Creéis que es malo?

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Homúnculo

Aquel hombre se acercó a la mansión de aquella mujer con pasos largos pero cansados, asegurándose como siempre de ir lo suficientemente bien cubierto; todavía había reglas muy estrictas acerca de sus salidas y en aquella ocasión se había escapado. Sabía lo que hacía, su memoria le decía que nunca había tenido problemas en escabullirse de cualquier lugar sin ser visto pero de todas maneras a regañadientes decidió colocarse todas aquellas cubiertas

Era un largo camino a pie hasta la entrada de aquella mansión pero una vez que estuvo ahí, delante de las puertas no estuvo seguro de qué era lo que tenía que hacer para poder ingresar; él no contaba con elfos domésticos ni ninguna de esas cosas y solo conocía unas pocas casas familiares a las que le estaba permitido ir

Y aún así, le causaba un poco de gracia imaginarse las expresiones de susto y de rabia de la vampiro al darse cuenta de que había desaparecido de la casa

Sonriendo con diversión por ello, tocó finalmente un par de veces en la puerta y aguardó

B9rYupA.png



http://i.imgur.com/7WhajUW.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¡Qué placer sujetar a mi nietilla en los brazos! Durante un fugaz segundo, noté la fusión de su cuerpo en mis brazos y noté un hálito de sorpresa, reconocimiento, de relajación. Duró apenas un fugaz segundo; después, volvió a llorar. Fruncí el ceño y miré a mi marido, situado al lado de mi hijo mayor. Si no fuera por la casi transparencia del fantasma, dudaría de quién era quién. Bueno, y por la cara de cansancio de Matt, muy preocupado por la niña.

 

Me alejé mentalmente de él porque ahora necesitaba contactar con el bebé. Era difícil de explicar pero, ahora, Matt no era mi prioridad. Pronuncié palabras de aliento a la pequeña y la acerqué a mí, dándome mi calor, depositando un beso en la mejilla. Sentí un olor a leche y sentí una agradable sensación placentera, casi sentí ganas de succionar una tetina. Pero enseguida desapareció. Casi di un respingo y separé los labios de su piel mientras ella acrecentaba sus lloros desesperados.

 

La giré y la puse contra mi pecho, su cabecita en el hueco de mi cuello... La tapé mejor y sujeté su cuerpo para que no cayera y, después, miré hacia la puerta, un momento antes de que alguien tocara de una forma casi imperceptible la puerta de entrada. Elentari (no, no, Artagracia) soltó un hipido y lloró de nuevo, pero esta vez más bajo, como si estuviera cansada.

 

-- Es malo.

 

Nada sutil, yo...

 

-- Es malo. Ella Ve. Y no le gusta lo que ve. Aún no sabe distinguir entre lo que ve y lo que es verdad en su visión. A veces, yo misma dudo de eso. Es demasiado pequeña... No debiera sufrir por este Don maldito...

 

Extendí la mano en una petición muda de un biberón. Si Heliké le diera el pecho, seguro que no hubiera despertado aún su potencial como vidente. No sabía si culparla o agradecerlo. En cuanto tomara un biberón de cereales, calentito, seguro que se calmaba y olvidaba lo que veía y no era de su agrado.

 

Eso suponiendo que quien había tocado a la puerta no lo estropeara. No estaba segura de lo que había visto la niña sobre ello, sólo había percibido su sobresalto.

 

-- Venga, darme un biberón para esta preciosidad -- mumuré con palabras dulces y tono campanillero. No me sentía así, sin embargo.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Miré fijamente a Sagitas, notando un vacío en la boca del estómago. Había sido una tontería preguntar si era malo, pero durante un par de segundos creí qeu me diría que solo exageraba.

 

Pero no. Ella seguía teniendo conexiones con elementos de la magia que yo aun desconocía, y por eso, con el mero contacto entre ella y Elentari, supo qeu le pasaba. La niña veía. Era vidente, y no entendía que estaba pasando a su alrededor.

 

Tomé un biberón y acorté el par de pasos que me separaban de ellas, sosteniéndolo frente a Sagitas para que pudiera tomarlo fácilmente. Lamentaba profundamente que siendo tan pequeñita, tuviera que pasar por algo asi, pero...supongo que esperaba que no heredara un don como ese. O que al menos, lo despertara cuando tuviera la capacidad de comunicarse de forma que pudiéramos entenderla.

 

- Que hacemos? - pregunté en voz baja, pero firme.

 

Si eso era lo que pasaba, tenía que encontrar una solución. No era momento de lamentarse, y menos aun de buscar culpables. Su abuela era sacerdotisa y una gran vidente, y yo, aunque no creía demasiado, también había heredado ese don. Era inevitable.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

SAGITAS y JACK:

Aún seguía con la mano extendida cuando sentí los pasos inaudibles de aquello que estaba en la puerta. Inaudibles sí, sólo una percepción de que aquello era casi amigo y que el mal no era él sino lo que le acechaba. ¿Por qué no era capaz de ver nada más y, sin embargo, mi nieta bebé veía lo suficiente como para ponerse a llorar de nuevo?

 

Matt me acercó el biberón y el leve contacto de nuestros dedos me transmitió un pesar y un cansancio que hacía mucho tiempo que no sentía en él o en otro miembro de la famillia. Me transmitió esa frustración de padre que no sabe cómo cuidar sólo de su bebé y que daría cualquier cosa por calmarla. Incluso desaparecer.

 

Me asusté aunque creo que nadie se dio cuenta. Por un instante no lo noté a él sino a su padre, llevándolo en una soledad continua de niñez, de bosque en bosque, de noches al rastro, de cenas sin comidas más que pan duro o agua maloliente de restaños lluviosos. Por un instante... creí que sería capaz de huir para no escuchar más su llanto.

 

Pero el contacto fue leve y noté en el fondo esa decisión imperturbable de hacer las cosas bien que tenemos todos los Potter Black. Estaba ahí, dentro de él. Tomaría la decisión correcta y, en este caso, era permanecer como el patriarca de la familia, con todas las malditas obligaciones y responsabilidades que eso conllevaba. Él también era Vidente. Él sabía que no se podía huir de las visiones.

 

-- Tendremos que enseñarle a entenderlas y a dejarlas pasar, desde muy pequeña. Seremos sus maestros. -- ¿Él sabría hacerlo? Lo aprendió siendo un hombre adulto. ¿Sabría hacerlo yo? Se me daba fatal la paciencia y la enseñanza requería de mucha. -- Le ayudaremos a calmar sus angustias. De momento, con un biberón de leche y cereales, calentito, que ella asocia a la tranquilidad.

 

Murmuré un breve rezo para calmar el espíritu de todos los presentes. Los necesitábamos. Después puse la tetina en la boca de la niña y le sonreí. Sus ojos se abrieron y miraron perdidos hacia el techo, como si algo allá le sonriera. Tal vez Jack le estaba haciendo carantoñas a la bebito...

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 mes más tarde...

Dejé que fuera Sagitas quien le diera el biberón a la pequeña. Al fin y al cabo, ella había sido quien había logrado que se calmara un poco. Desde luego, tenía más experiencia que yo cuidando niños, asi que no pensaba ponerme orgulloso ahora. Mejor que ella la calmara. Mientras retrocedía, alejándome de ellas, me fijé en que Jack levitaba por encima, haciendo tonterías. Me senté en el sofá, observándoles.

 

Nunca podría saber que hubiera pasado si las cosas hubieran sido de forma diferente. Aunqeu me costaba reconocerlo un poco, había terminado por aceptar lo qeu había pasado...ya no guardaba el mismo rencor a Jack que antes, auqneu a veces las cosas entre nosotros aun fueran un poco tensas.

 

Ahora yo me encontraba solo para cuidar a mi hija. No era una situación parecida a la que Jack tuvo conmigo?

 

Pensé en lo que había dicho Sagitas. La niña tenía visiones...ni siquiera sabía hablar y ya tenía la capacidad de Ver. Era lógico...si su abuela era una gran vidente y yo había despertado aquel don (aunqeu no terminara de creer en él) no podía descartar la posibilidad de que la niña heredase una habilidad asi. Aunqeu al menos, podría haber sido cuando fuera un poco más mayor y supiera comunicarse...

 

Pensar en qeu tendría que enseñarla e preocupó. Sabría hacerlo? Llevaba tiempo enseñando a Ithilion a controlar su habilidad con el fuego, pero era algo diferente...aquello podía comprenderlo mucho mejor de lo qeu aun entendía la videncia.

 

- Huele a lluvia - murmuré.

 

Pero aquella mañana parecía despejada. No había llovido recientemente, ni parecía tener intención de hacerlo pronto.

M4xQXhr.jpg

XaIHB03.gif.8d9da3f22cdcf76478ba8b5e63d5666a.gif KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gifXXBPo79.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Es algo maravilloso dar de comer a un bebé. Sus ojos se dilatan e intentan mirar la tetina, bizquean, se hacen brillantes. Por ello, es importante hablarle y hacer que sus ojos se dirijan más lejos, hacia la cara de la madre o, en este caso, de la abuela. En ese momento en que descubren la cara y notan la voz que sale con amor, sonríen. Ningún niño deja de hacerlo. Artagracia no fue la excepción y sonrió cuando me descubrió, mientras el calor de la comida bajaba del biberón y entraba en ella. Yo juro que no pongo voces raras pero no paraba de decirle "chiquitina, bonita, cuchi-cuchi, etc..." mientras movía el biberón para que fuera tragando despacio, sin coger aire.

 

Aquel vínculo es tan bonito que, si me dejaran, le daría un biberón tras otro con tal de seguir viendo esa sonrisa. Pero el sueño entraba en su cara y dejaba de succionar, mientras los ojos se cerraban. Aquella ternura que me despertaba me hacía feliz y, a la vez, me daban ganas de llorar. Aquella niñita era lo mejor que me había pasado, poder volver a dar biberones era una experiencia que no olvidaba.

 

Sin embargo, la voz dura de Matt rompió el encanto. Parpadeé, algo sorprendida de que hubiera vida tras aquel dulce acto de dar de comer a mi nieta. Ella también pareció sorprendida de la afirmación de su padre.

 

-- ¿Lluvia? Imposible, hace un sol de...

 

Pero era cierto, olía a electricidad estática, ese olor que indica que hay una tormenta en ciernes. La niña gimoteó y, de repente, de puso a llorar. Lo peor es que me di cuenta que es que ella también lo olía. Susurré su nombre, el real, el feo, un par de veces, meciéndola.

 

-- Va a llover. Ella lo presiente.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.