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Libro de la Sangre XXIV


Hades Ragnarok
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Sentía un vacio en su pecho. Melancolía, tristeza, se sentía como si hubiera fallado en algún momento y por alguna razón podría estar pagando todo aquello, sin embargo, debía seguir adelante. Si había elegido un camino, debía aceptar las consecuencias de sus actos. Ladeo la cabeza. Lo que veía o la imagen que el devolvía el espejo, en aquel edificio abandonado era muy diferente a la que podía ser o haber sido hacia algunas horas.

 

La ciudad fantasma y completamente olvidada de Chernóbil había quedado completamente inhabitada debido a su gran carga nuclear. Pero al pasar de los años las cargas de radiación habían disminuido en gran medida siendo menos nociva, inclusive se decía que varios habitantes habían vuelto a sus hogares a rememorar viejos tiempos del verano del 86 año en el que ocurrió tal catástrofe.

 

Una de las mayores atracciones de Prypiat era su rueda de la fortuna utilizada tan solo una vez el día de la explosión nuclear. Era bastante grande calculaba que al menos unos 20 metros de alto y unos 10 metros de largo conformaban aquella estructura histórica. Alrededor de ella había una plaza que la gente solía utilizar para su recreación. La plaza medía unos 100 x 100 metros conformando así una cuadra; se encontraba rodeada de edificios importantes de grandes empresas y hoteles que buscaban alegrar la vista de sus ocupantes creando ventanales que dieran a la rueda de la fortuna, emblema de la ciudad.

 

Para estos tiempos la ciudad estaba ya muy deteriorada. Los edificios con su pintura raída, el parque de juegos con claras señales de abandono dado por su herrumbre y los edificios con sus ventanas rotas debido a los polizones que aprovechándose de la situación se encargaron días después de saquear toda la ciudad. Lo más curioso era que la ciudad debido a la falta de vida era más limpia que cualquier otra ciudad del mundo; lo que la hacía parecer una verdadera ciudad fantasma.

 

Nadie sabía que los nuevos aprendices del libro de la sangre estaban allí en aquel lugar perdido del mundo, más aun, ninguno recibiría ayuda, serian ellos solos, sus conocimientos y la suerte que pudieran tener, por lo que podrían matarse a gusto o defenderse de cualquier cosa que pudiera atacarles, un minuto, un segundo, no lo sabía pero deberían aparecer los alumnos de aquella clase @@Binny Evans, @@Mery Gaunt Karkarov y @@djvash Asturias Los cuales probarían su valía, más aun, allí tendrían que enfrentarse a la muerte y a sus peores miedos.

 

El Ragnarok apunto la varita como quien no quiere la cosa a los alumnos, principalmente a su pequeña hermana. Iba preparado, por eso se encontraba tal como si fuera a una batalla contra los sangre sucias y traidores a la sangre. En un segundo los orbes negros de este se toparon con cada uno de aquellos que habían llegado a Chernobyl. Los miro atentamente, estudiándolos, preguntándose ¿Quién sobrevivir y quién no?

 

-¿Qué bestia debería soltarles primero? –Les pregunto- espero que estén preparados para afrontar el libro más oscuro de todos y eso quiere decir que tendrán que sacrificar mucho y perder mucho más, si deciden continuar es que no tienen nada que perder, más aun, si el temen a la sangre es mejor que huyan o escapen de aquí, no nos detendremos a esperar a nadie, así que espero sepan mover la varita y hayan aprendido algo de los libros anteriores -poso la vista en cada uno haciendoles entender que no estaba jugando

 

Sin más volvió a voltearse acerco a cada uno de ellos y los estudió detenidamente tocándolos en el hombro. No hacían faltas palabras, el podía verlo y sentirlo todo… Comenzó a caminar

Editado por Hades Ragnarok

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La noche había sido muy larga, en definitiva no había podido descansar, los sueños fueron muy reales, de hecho ahora analizaba el mismo, como había sido posible que, no eso no lo creía. Mire el reloj que tenia en el buró, eran las 4 de la mañana, me levante y fui al baño a refrescarme un poco basto con solo un poco de agua en la cara, debía de dejar de pensar en ese sueño.

 

Apenas salia del baño cuando Soren, mi pequeño elfo y amigo apareció con un sobre de la academia, la clase del libro de la sangre daría inicio, el lugar era el mismo que había soñado, la ciudad de Chernobyl. *Esto es una coincidencia cierto* pensaba cerrando el sobre, respire profundo y me arregle, unos jeans oscuros, playera polo gris con vivos blancos, tenis y una chamarra de piel negra era la vestimenta que había elegido.

 

Tome a Zharr y la coloque en la bolsa interior de la chamarra, me despedí del pequeño elfo y salí del lugar. Camine por unos instantes y después de decidirme gire sobre mis talones para desaparecer dejando una nuble de humo rojizo.

 

Fue como si ya hubiera estado aquí, el lugar era solitario, las casas con la pintura desgastada, los juegos infantiles del parque, los edificios, la gran rueda de la fortuna, todo era como lo había visto en mi sueño, pero, ese solo había sido un sueño como era posible.

 

Tras caminar por un tiempo encontré el lugar, el profesor ya estaba ahí, pensando, meditando o eso creía, tras unos instantes sin decir nada fueron llegando los demás, para ser exactos dos chicas, las mire y al ponerse junto a mi en una como fila dio inicio la explicación del ojinegro.

 

Sus palabras fueron serias, frías, secas, por así decirlo, la explicación que nos dios sobre lo que veríamos, y la oscuridad del libro, me hizo tensar en la clase de artes oscuras, y en todo lo que había sacrificado, para mi buena suerte, hoy en día estaba solo por así decirlo.

 

Sonreí ante sus palabras, --Bien pues cuando quiera iniciar profesor le dije, no quería retarlo ni nada por el estilo, pero me sentía capaz de afrontar todo lo que había dicho, después de todo en alguna ocasión mi corazón había pertenecido al lado oscuro, y ahora me había preparado para esto.

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Ahora que Binny prácticamente había resuelto la mitad del misterio que le obsesionaba, permitirse más demoras para aprender a utilizar los libros de magia de moda era imperdonable. Al menos para sus intereses. A diferencia de años anteriores tenía una gran fortuna que le daba lugar a disfrutar de los placeres de Ottery y de vivir sin apuros.


Mucho más despreocupada, simplemente paseaba gracil por Chernóbyl con una túnica azul celeste y el cabello recogido en un moño. La radiación era alta y sus efectos en la magia eran desconocidos, pero el interés creciente de Binny aumentaba conforme se acercaba a la zona donde la rueda de la fortuna se veían tan deteriorada como la cantidad de habitantes en la ciudad. Sin lugar a duda, la región hacía honor a su nombre "La ciudad fantasma". La presencia de los magos era meramente turística, pues nadie podría pasar más que unas cuantas horas en tal deplorable lugar.


—Bonita introducción —dijo, fijando los ojos en Hades que parecía interesante. Mientras terminaba de comodarse junto a Dj comentó muy casual—. Me divierte el rol de profesor-alumno, es como un juego de demostrar quién es mejor ¿No te parece Djvash? Por cierto, muy buenos días —hizo una reverencia, tras un delicado movimiento de la surda apareció, Alma la varita de Avellano, lista para empezar.


Notó a Hades acercarse para tocarle el hombro y permitió que sucediera, pues le daba curiosidad qué podía hacer él con eso.


—¿Qué quiere averiguar? —le dijo a Hades. En este instante los ojos de Binny brillaban de curiosidad y la mano del maestro ya estaba lejos— ¿De qué habilidad se trata? —insistió aún más interesada.


Era imposible que no apareciera esa chispa de curiosidad. Prácticamente era la esencia de Evans, en especial con los magos que se reflejaban sombríos y recios, porque resultaba que casi siempre ocultaban un encantador secreto que Binny deseaba descubrir incluso antes de oír la verdad. Fielmente, se apegaría al testimonio para analizar cada detalle y descubrir cuando mentía y cuando no. Para escuchar una respuesta solo sonrió jugando con la varita entre los dedos.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Gire la cabeza al ver quien era la que hablaba, Binny, era muy bueno estar en una clase con alguien que conocía, ya que la verdad no siempre se me daba el socializar. Me saludo e hice una leve reverencia a modo de saludo, después de que el profesor se nos acercara, nos tocara y se alejara para continuar la chica volvió a hablar.

 

--Quizás sea una habilidad de trasferencia

 

Le dije a la chica sin perder de vista al profesor, la verdad al igual que ella me inquietaba el saber porque, si mal no recordaba este libro nos daba la oportunidad tanto de salvar como de atacar a nuestro oponente, no sin antes sacrificar algo a cambio.

 

*Libro de la sangre, le queda el nombre, en especial para la capacidad que nos da* pensaba al recordar la daga de sacrificio.

 

Ya había tenido el honor de apreciar el poder de la misma en alguna ocasión, quizás por mala suerte o porque debía de conocer el poder que conllevaba pero algo era claro, debía de tener este conocimiento, debía de saber los pros y contras del uso de este articulo mágico, y, debía de tener la capacidad para poder desarrollarlo.

 

--Así que, seremos muy prácticos no??

 

La pregunta iba dirigida a Hades pero la había formulado al aire sin ningún destinatario en especifico.

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Chernobyl. Su hermano cada vez estaba más loco, ya era la cuarta vez que intentaba cursar aquel endemoniado libro del cual había salido corriendo como una descosida, pero es que Hades no se lo había puesto fácil en ningún momento, al contrario, tenía cada vez más claro que iba a molestarla y a hacerselo más difícil a ella por ser su pequeña "hermanita".

 

Se había colocado una chilaba simple, sin bordados ni decoraciones, y hasta donde la Gaunt recordaba, su hermano jamás la había visto con sus nuevas vestimentas, o mejor dicho, no la había visto desde su vuelta de marruecos, así que en parte estaba deseando aparecer ya en el dichoso lugar donde seguramente volvería a salir corriendo cuando los animales sarnosos y sangrientos aparecieran.

 

Abrazó mejor a sus hombros la Shayla negra que cubría su cabeza, dejando al descubierto cara y cuello y entonces desapareció como si de humo de un cigarrillo se tratase.

 

- Odio aparecerme en los sitios -gruñó cuando notó que caía de rodillas en el suelo. Cerró los ojos intentando evitar la angustia que le subía del estómago a la garganta, no podía permitirse volver a vomitar, llevaba demasiado tiempo sin tomar sus vitaminas y aquello la dejaría más desvalida de lo que podría estar ya para aquello.

 

Escuchó leves voces y cuando abrió los ojos, se encontraba con dos alumnos más, porque era obvio ya que Hades era el profesor. Entrecerró los ojos mirando a su hermano mientras se levantaba, no iba a hacerle el más mínimo caso a nada de lo que le dijera, debía de sobrevivir, y eso iba a ser lo que iba a hacer, le daba igual si moría alguien allí, mientras no fuera ella. Debía de sacarse el libro de una vez si no quería que Anne la matara y colgara su cabeza a la entrada del castillo Gaunt.

 

- No se te ocurra ponerme una mano encima, señor Ragnarok -dijo dando varios pasos hacia atrás huyendo de la mano que iba directa al hombro de la pelirrosa. Sacó la varita de un bolsillo de su túnica y la agarró con la diestra, apuntándole directamente-. No quiero que la pierdas, enserio, pero ya nos conocemos, déjame ser libre en esta clase -soltó una carcajada para después mandarle un beso cariñoso de lejos.

 

Miró a sus otros compañeros, no sabía quienes eran, aunque la cara de la joven le resultaba bastante familiar. ¿Quizás se la había encontrado en el ministerio cuando estaba trabajando en Cooperación? Le daba igual, no estaba en situación de hacerse amiga o enemiga de nadie, allí todos estaban, al fin y al cabo, para utilizarse hasta que uno sobreviviera.

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El vampiro dibujó una mueca divertida, al menos Djvash estaba dispuesto a continuar con todo aquello y creía estar lo suficientemente preparado. Los había visto caer tantas veces que ya estaba acostumbrado. Muchos de sus aprendices llegaban con aquellas ganas de darlo todo para al final salir corriendo o quedar en shock ante la oscuridad que intentaría controlarles el alma y la sangre que tendrían que derramar. Sin embargo, esperaba que fuera diferente y que aquel grupo de 2 alumnos y una pequeña catástrofe (XD) fuera lo suficientemente buenos como para llegar hasta el final.

 

-Unos segundos más señor Asturias - dijo el hijo de la noche- no se desespere, ya va a tener tiempo para probar cuánto vale, le aseguro que esta paz y tranquilidad no durara mucho, siempre es así –dijo mientras miraba sobre los hombros de ellos- primero es el ojo de la tormenta y luego el caos.

 

Guardo silencio por unos segundos mientras sacaba la varita mágica para con un rápido movimiento también apuntar al pecho de Mery tal como ella lo estaba haciendo cuando se acerco a ella para tocarle el hombro. Rio divertido, su pequeña hermana siempre tan desconfiada y con aquel carácter de los mil demonios. Bueno era su hermana menor, existía siempre la oveja negra, ella la oveja unicornio e la familia, la más consentida, y así la amaba. Siempre su relación había sido así, él era el único capaz de sobrevivir a ella sin recibir ningún daño y demostrar que podía salir vivo de cualquier cosa.

 

-me agrada que el haya gustado la introducción –le dijo a Binny- intento que suene muy amenazante siempre, o que se tomen en serio el libro y pocos lo hacen, así que quiero ver que sucederá ahora con ustedes - dibujo una mueca- vaya descortesía la mía, tiene razón… Buenos días y no se preocupe, todo a su tiempo –respondió a las interrogantes de la Evans e hizo una pequeña reverencia para luego observar detenidamente a Mery quien había aparecido de quien sabia donde, ya que, ella solía perderse por mucho tiempo y siempre regresar con alguna linda sorpresa- baja esa cosa niña, conociéndote podría sacarle un ojo a alguien –rio sin más negando con la cabeza- tu siempre tan desconfiada, ¿no puede acaso un hermano tener un gesto tierno con alguien de su familia? –bufo mientras Mery se echaba hacia atrás

 

El vampiro ladeo la cabeza mientras observaba los ojos de sus alumnos, muchos decían que los ojos eran las ventanas del alma. Tras la máscara de tranquilidad, seriedad, paz y armonía, los analizo nuevamente. Suspiro y negó con la cabeza para caminar un poco más. Se detuvo y miro a su alrededor en un radio de 360 grados, esperando que algo sucediera, pero aquella ciudad parecía seguir dormida o tan muerta como siempre. Observo a Mery peguntándose si aquella vez sería diferente y su amada hermana menor lograría hacer lo imposible, al fin pasar aquel libro. Poco a poco se le acerco a su oído.

 

-No creo que aguantes mucho hermanita o quizas si, esta vez parece que hay algo más en esos ojos, pueeds que al fin estes lista –le susurro al oído para luego despeinarla como solía hacer, luego de aquello se separo de ella- ¿osas amenazarme?, sabes que mi venganza será terrible y te sumergiré en una tortura que te causara la locura, además sabes las ganas que tengo de atraparte y quiero que em expliques muhas cosas y por lo que veo tienes muchoq ue contarme - una mueca malévola apareció en su rostro mientras un brillo de intensa maldad aparecía en sus ojos- les doy unas pocas horas aquí –dijo en tono divertido para separarse de ellos.

 

Los sonidos de aquel sitio llegaban claramente al Ragnarok gracias a su habilidad vampírica, Dibujo une mueca. El extraño sonido de Chernóbil o más bien el extraño silencio presagiaba que no sucedería nada bueno, aquello le gustaba al Ragnarok, sin embargo, pronto caería la noche y despertarían a muchas de aquellas bestias que se encontraban allí y mientras más se adentraran mayor seria la posibilidad de que algo realmente malo sucediera. Se encogió de hombros, un alumno más, un alumno menos.

 

Dio unos cuantos pasos para orientarse, había pasado tiempo desde que había visitado el sitio, todo estaba prácticamente igual. Observo el cielo, no había ningún tipo de ave. Sintió un ligero movimiento, lo había notado con el rabillo del ojo, inmediatamente su instinto lo puso alerta. Ya la varita estaba preparada. Giró para recorrer aquel sitio lentamente otra vez pero no observo nada. Quizás aquel lugar le estaba jugando una mala pasada, posiblemente los fantasmas del sitio habían salido a jugar. Entrecerró los negros orbes. Podía sentir que algo lo estaba mirando

 

-<<Creo que algo quiere jugar>> -pensó para sí mismo… Odiaba no equivocarse.

 

El movimiento fue rápido, pudo notar a aquellas espantosas mujeres observándolos desde la rueda de la fortuna. Dibujo una mueca 5 arpías los estaban observando detenidamente, como queriendo ver con cuál de ellos se divertirían antes de cenar. Rio divertido, aquello podría ser mucho peor, pero una vez que había pensado aquello pudo sentir un frio sobrenatural. Había pasado mucho tiempo desde que lo había sentido, la ultima vez había sido cuando había estado encarcelado en Abbadon, la cárcel fenixiana. Bufo por lo bajo… dementores.

 

-Bueno, no me puedo quejar, creo que recibiremos visitas –dijo en voz alta mientras se preparaban y observaba como empezaba el ataque contra ellos.

 

 

@@djvash Asturias @@Binny Evans @@Mery Gaunt Karkarov

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Escuche al Ragnarok cuando mencionó que debía aguardar unos segundos más, luego como se dirigió a Binny y por ultimo a la otra chica, la misma resulto ser su hermana, el modo de hablar con ella se noto desde un principio, la confianza que habían entre ellos, y bueno el como el se veía la defendería.

 

Hades se quedo pensativo por unos momentos, me recordaba a mi cuando analizaba el lugar al que llegaba, los sonidos del silencio eran lo que mas me preocupaba, siempre había dicho que cuando menos ruido mayor el peligro. Agudice mis sentidos lycans, queria estar preparado ante cualquier inconveniente.

 

Tome a Zharr de entre el bolsillo y la presione con fuerza. Algo no estaba nada bien, los orbes negros del profesor entre cerrados y la mueca en su rostro me decía que no estábamos solos, confirme mi presentimiento cuando el menciono que recibiríamos visitas.

 

Levante el rostro en todas direcciones, buscando a que se refería, la mirada exploraba todo el espacio y el lugar donde estábamos. Ya me había preparado con la varita en alto para cualquier cosa, debía de recordar mis cursos de los libros pasados, así como todo lo que había leído de este mismo. Era momento de actuar.

 

--Entonces a llegado el momento de la práctica correcto?? le pregunte al profesor mirando a mis compañeros --Bien, entonces es momento de esperar lo peor

 

Estas ultimas palabras fueron más para mi que para el grupo, ya no tenia miedo a la muerte, después de todo ya había pasado alguna ocasión por ella, no me espantaba la magia oscura, pues había experimentado varias cosas, la marca de mi brazo derecho que ahora era casi invisible me recordara mis pasos turbios y mi conocimiento en estas artes oscuras me dejaban tranquilo. Pero algo me decía que aquí experimentaría cosas nuevas.

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No estaba ilusionada con dar aquella clase, nada, no le gustaba hacer duelos ni tener que defender su vida por delante de cualquier cosa, Mery estaba cómoda tirada en la cama o haciendo viajes inofensivos a paises lejanos y repletos de muggles, aquellos seres si que eran inofensivos, y eso que más de una vez la habían amenazado de muerte por decir que era la descendencia de Lucifer. La Gaunt tuvo que buscar quien era ese ser, y le hizo bastante gracia, ella era mil veces peor que ese.

 

Escuchó a Hades y le hizo un hermoso corte de manga cuando bromeó sobre lo patosa que era con la varita, pero llevaba razón, como no tuviera un motivo exacto para usarla, podría hasta matarse a si misma, y más en aquel momento que llevaba sin usar un hechizo largos meses. Se había hasta acostumbrado a montar en vehículos muggles para desplazarse.

 

- Cuidado a ver si te voy a sacar un ojo a ti, Hades -rió fuerte, había estado a gusto en Marruecos, pero como volver a ver a su familia no había nada-. ¡¡CLARO QUE AGUANTARÉ!! -gritó con desesperación mientras negaba con la cabeza, su hermano sabía que no soportaba aquel gesto, la sacaba de quicio, más de lo que ella estaba de natural-. No quedaré contigo, así no podrás vengarte -le sacó la lengua y se rió como una cría pequeña, ¿qué tenía aquel hombre que sacaba el lado más dulce de la Gaunt.

 

Salió corriendo en su dirrección para darle un abrazo, uno leve y cariñoso, de esos que jamás se veían en la mortífaga a no ser que fuera el fin del mundo. Besó la mejilla del Ragnarok y volvío a su sitio con la cabeza bien alta, sabía que aquello al final tendría consecuencias.

 

Si algo había conseguido en todos sus años de vampiresa y de juntarse con aquel mago, era perfeccionar sus habilidades de vista y olfato, y también conocer bien los gestos que éste tenía. Algo acababa de empeorar, mucho sin duda, porque no solo ella estaba oliendo cosas extrañas, sino que Hades se había puesto bastante defensivo.

 

Miró de un lado a otro hasta que lo encontró, aunque suponía que no iba a ser lo único que pasaría aquella noche. Cinco hermosas arpías estaban colocadas y casi relamiendo sus lábios mirando en la dirección en la que ellos se encontrabas. ¿No se daban cuenta de que había que matarlas? Gruñó para sus adentros mientras refunfuñaba, eso odiaba de aquella clase, no aparecían otros magos o brujas atacando, no aparecían animales, sino que te soltaban en un sitio lleno de seres asquerosos y sedientos de sangre que iban a matar.

 

Observó a su compañero de clase, del cual no tenía la más remota idea de su nombre pero aunque parecía preparado para atacar, no había hecho lo más mínimo para defenderse de primeros ataques. Abrió la boca como un pez fuera del agua, en su alucine total, ¿enserio estaba esperando lo peor y ni siquiera se había hecho un avis para que se entretuvieran las arpías?

 

- ¡Eh, tu! -gritó mientras se acercaba a él y le ponía una mano en el hombro-. Yo me haría una defensa al menos, enserio, no creo que esperar a que los bichos ataquen sea lo mejor, pero adelante -le guiñó el ojo y se colocó unos pasos por detrás de él.

 

No se habría acercado a él si no fuera porque se encontraba cursando el libro de la sangre, lo había intentado cursar mil veces más y ya se sabía todo lo que éste contenía. Así que, ¿por que no aprovecharse? Sonrió de lado, en el fondo le daba pena el pobre muchacho, acababa de cogerlo como conejillo de indias y eso, hasta a la Gaunt, le molestaría. Aunque siendo sinceros, ¿qué no le molestaba a la loca de Mery?

 

- Obediere -susurró aunque audible para quien le prestaba el más mínimo de atención. Si alguien había pensado que Mery iba a ordenarle que matara a las arpías fuera como fuese estaba equivocado, admiraba su vida por encima de todas las cosas, así que la orden iba a ser realmente sencilla-. Protegeme con tu vida -y esperó, tranquila, sabía que tenía un marguen de tiempo para poder defenderse o ver como atacar.

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Cuando la chica que no conocía se acerco gritandome que debía de poner al menos una defensa Sonreí, la verdad es que no era como ella, siempre trataba de ser sencillo, la defensa para mi siempre era el ataque, había observado a las arpías en la parte superior de la rueda, pero para mi lo mejor era esperar al movimiento de las criaturas.

 

Lo que ella no sabia era mi procedencia, y por un lado estaba el que al ser jefe del departamento de criaturas pues me daba las condiciones adecuadas para controlar una situación con las arpías no de una manera agresiva. Pero antes de poder decir palabra alguna escuche un leve sonido.

 

Recordé lo que había leído del libro. Odie el que ella me hubiese tocado, puesto que sentís Ahora el deseo de defenderla, por lo que sin dudar realice un movimiento de mi varita y pronuncie --*Avís*-- una decena de canarios aparecieron frente a mi y y los mismos se dirigieron a cubrir a la chica.

 

Movi mi cabeza y regrese a donde estaba, la acción que consumía la marca de sangre había pasado, pero ahora ya estaba en problemas, las arpías habían decidido dejar la rueda para moverse a donde estábamos o mejor dicho atacarnos, *vaya ahora tengo dos problemas más, tanto esa chica como el profesor van a poder manipularme* pensaba al momento que volvía a mover a Zharr.

 

--*Incarcerus*

 

Tres grandes cuerdas salieron de la punta y se dirigieron a las arpias, ya era tarde para hacer algo mas pero de momento esperaba que me ayudará. Esperaba con ellas delimitar el avance de las mismas, ya no tenia mas por hacer de momento.

 

--Bien, ha llegado el momento de jugar, odio hacerlo de este modo pero no me dan mas alternativas.

 

Les dije a los presentes tratando de meditar en que debía de hacer ahora. La situación se tornaría mas difícil, ya no tenía nada que perder por lo que sin dudar invoque la daga del sacrificio la misma apareció en mi mano, debía de tratar de defenderme ahora.

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¿Un avis? La Gaunt sabía que su compañero iba a defenderla con algo, pero un Avis era más bien algo con lo que jugar. Suspiró sesignada a tener que buscarse la vida ella sola, aunque debía de admitir que aquello había sido gracioso, podría volver a repetirlo más tarde para reirse de los demás, incluso para hacer que se tropezara y las arpías se engancharan a él y así tener tiempo de matarlas... Mery sonrió.

 

- ¡Compañero! -gritó con una sonora carcajada-. Perdona, pero esto es supervivencia pura y dura -se encogió de hombros mientras veía como las criaturas ya venían hacia ellos.

 

Por un principio supo que el avis iba a entretener a una de las cinco, y el incarcerus que después había lanzado su compañero era para otra, dos entretenidas en un principio. "Salvaguarda Mágica" el pensamiento de Mery era sencillo, rápido y útil, había observado que una de las arpías ya estaba en dirección a ella, así que tenía el tiempo justo para convertirse intangible y que ésta pasara a través suya como si de aire se tratase.

 

- Por dios y por la virgen santísima, en otra case yo ya me hubiera ido -gruñó para si misma mientras veía como la arpía había caido en picado al suelo, justo detrás suya. Invocó la daga con velocidad justo cuando el animal estaba transpasando su cuerpo, varita en diestra, daga en izquierda, y se sintió realmente protegida.

 

Se giró hábilmente notandose una vez más completa, sabía que tenía quizás segundos para que el bicho atacara a su preciado cuerpo, así que se agachó levemente para cortar una de sus alas, un corte no demasiado profundo pero si lo suficiente para vez una pequeña gota de sangre. Se relamió incoscientemente.

 

- Yo juro... -pensó, tenía casi la certeza de que el juramento de sangre era así, lo había leido demasiadas veces-. Yo juro no atacar -la arpía quedó paralizada en el movimiento de levantarse y girarse, salió volando hacia la ruleta donde había estado con anterioridad al ataque. ¿Podía acostumbrarse a aquellos poderes? Sin duda alguna-. ¡¡HADES!! No sabía que esto iba a ser tan divertido -dio saltitos como una niña pequeña mientras miraba como había más arpías en el escenario.

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