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Libro de la Sangre XXIV


Hades Ragnarok
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Escuche a la chica, el que me hubiese querido manipular me había dejado mal parado, ahora debíamos de lidiar con 3 arpías, ya que las otras dos estaban algo ocupadas, la hermana del profesor que antes me había usado como conejillo de indias se las ingenio para librarse de una mas, yo no tuve alternativa.

 

Una arpía más estaba cerca de mi, por lo que sin tomar previsión me hice una herida en el pecho con la daga y pronuncie --"Immolo oppugnare"-- la arpía que estaba por poner sus garras en mi empezó a sangrar al igual que yo, sin dejar de mirarla pense --"Curación "-- la herida en mi cuerpo sano mientras veía a la arpía caer de bruces.

 

Gire rápidamente la dirección de mi varita y apuntando a la arpía que se debatía con las cuerdas que la ataban pronuncie --*Sectusempra*-- el rayo salió despedido, no dudaba que la impactaría ya que debía quitarse aun parte de las cuerdas que la ataban.

 

Mire a mis compañeros, ya era momento de hacer justicia a este libro, aun sentía el calor de la daga cuando me corte el pecho, pero de algo estaba seguro, quería aprobar este libro y nada ni nadie me lo impediría.

 

--Ya estamos entrado en calor

 

Les dije con una risa en mi rostro y sosteniendo la daga en mi mano izquierda y a Zharr en la derecha, sentía el calor de la varita, no por nada su nombre era fuego, la adrenalina estaba recorriendo mi cuerpo y eso era algo que hacia mucho no sentía. Miraba a todos lados, nuevamente me había quedado desprotegido pero esta vez ya estaba mas seguro de lo que hacia.

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-así es, ha llegado el momento de la practica y de qué manera van a comenzar –dijo respondiendo al Asturias mientras aquellas arpías venían al encuentro del grupo- es mejor que usen todo lo que sepan y si pueden usar el libro de la sangre mucho mejor –comentó serio mientras la primera arpía arremetía contra él

 

Lo que sucedió a continuación fue demasiado extraño, como si aquello hubiera sido producto de un sueño, ni siquiera en aquel justo momento sus habilidades vampíricas le ayudaron, las arpías los habían atacado, no los habían lastimado mucho, las garras si les habían herido los brazos y el hombro, pero allí, donde habían posado las garras aquellas arpías la ropa estaba rasgada. Sintió un sabor extraño, algo que no era su ponzoña… veneno.

 

Maldijo por lo bajo, también podía sentir un especie de vacío, había sido robado algo de su cabeza. Si, aquello ya le estaba comenzando a preocupar. Pudo notar otros movimientos, unas figuras que salían de las sombras, negó con la cabeza.

 

-Así que los rumores eran ciertos –susurro sabiendo que alguno de ellos le escucharía- no pensé que fuera verdad, pero veo que la secta de los Telquines si andaban por aquí –dijo- seguro fue Badru quien los invitó –comento en tono molesto. –siempre haciéndomelo difícil ese…

 

Los Telquines de una u otra forma lo habían hechizado, por eso aquella sensación extraña de lentitud, como si todo no fuera más que un sueño. Ahora sabía lo que le faltaban, esa aborrecida secta se habían llevado uno de los más apreciados recuerdos del cainita. Suspiro, él tranquilamente hubiera podido defenderse de aquellas cosas pero se había dejado atacar y herir a propósito. Lo que tenía que hacer para que al fin su pequeña hermana pasara aquel libro.

 

El cainita había observado como sus discípulos habían comenzado a defenderse, a atacar ya contraatacar y como comenzaban a utilizar el poder del libro de la sangre sin saber que una vez que comenzaban ya no había vuelta atrás. La sangre era mucho más poderosa. Maldiciendo por lo bajo sintió como aquella ponzoña iba recorriendo su flujo sanguíneo por lo que se concentro para que el anillo anti veneno que llevaba en uno de sus dedos comenzara a trabajar y así quedar curado de aquella ponzoña, además de usar un par de episkeys para curarse las heridas.

 

Aunque aquello no era lo peor, habían estado tan absortos en la pelea con las arpías que ni siquiera se habían dado cuenta de algo importante, ya los dementores estaban casi sobre ellos por lo que sin dudarlo movió la varita para salvarlos en contra de su propia voluntad. Sin perder tiempo el vampiro se levantó, pudiendo sentir un frio intenso a sus espaldas. Los dementores se estaban comenzando a acercar mucho más; pudo sentir como las pocas cosas alegres que aun tenia se iban desapareciendo poco a poco y él caía en más oscuridad y tristeza. Maldijo por lo bajo, bufo con rabia y en un segundo estaba invocando un -¡Expecto Patronum! –dijo sin dar un segundo más para aquello provocando que de su varita apareciera un lobo siberiano que se había hecho corpóreo del tamaño de un oso el cual comenzó a arremeter contra los dementores.

 

-solo yo puedo besar a mi hermanita –dijo de mala gana- y ustedes –los observo fijamente- deberían tener más cuidado y sobre todo no bajar la guardia, a la próxima dejare que lo que sea que venga contra ustedes los destroce –su tono era serio y en su mirada había un brillo de intensa maldad- bah, pueden hacer lo que quieran, pero yo pienso recuperar lo que es mío y me fue arrebatado.

 

El Ragnarok apretó los dientes dejando que sus filosos y ponzoñosos colmillos perforaran un poco sus labios. Entrecerró los ojos y ladeo la cabeza. Aquellas asquerosas criaturas seguro evitarían que tanto él como los alumnos siguieran por buen camino. Maldijo por lo bajo observando de reojo a sus aprendices.

 

Comenzó a caminar con la varita entre sus níveos dedos sin pararse a pensar en las consecuencias de todo aquello. Bueno, ¿Cuándo el cainita había hecho algo así?, recordó cuando su tía el reñía en Grecia por andar de suicida y metiéndose en problemas a cada instante, no, él no buscaba los problemas, ellos llegaban solos y para el colmo los problemas eran más catástrofes de proporciones apocalípticas que otra cosa.

 

-esto ya es el colmo, ahora pienso aniquilar, derramar sangre y vengarme, este que está aquí no se va a quedar tranquilo tan fácilmente –rápidamente movió la mano, un segundo después la daga del sacrificio ya estaba ocupando su lugar- vamos a jugar.

 

Coloco un pie de tras como para apoyarse y recorrió rápidamente con sus orbes negros como el abismo un radio de 360 grados para evitar que cualquier cosa pudiera atacarles.

 

-Que divertido –dijo mientras levantaba la varita sin ver lo que estaban haciendo sus alumnos, principalmente Mery quien seguro se estaba divirtiendo de lo lindo derramando el vital liquido ya que era la primera vez que él dejaba que ella jugara de aquella forma, quizás luego tendría que salvarla o ayudarla, nadie que no fuera él mataría a la oveja arcoíris de la familia.

 

Aquella secta solo había logrado quitarle aquello gracias a que lo habían tomado con la guardia baja, pero aun así no los subestimarían, jamás se sabía que aces podrían tener bajo las mangas, ya que si, eran una secta famosa, pero por ahora la lucha había sido fácil para él. Al fin los encontró después de dar unas cuantas vueltas y rastrearlos, pero estos no estaban solos, también tenían preparadas algunas sorpresas para ellos ya que algunos perros esqueléticos y ensangrentados los amenazaban con sus filosos colmillos y claro estaba, no podía olvidarse de los inferís con sus cuerpos llenos llagas putrefactas y ensangrentados para destrozarles el pecho con sus filosos dedos. Estaba en un frenesí de sangre.

 

@@djvash Asturias @@Mery Gaunt Karkarov @@Binny Evans

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En algún momento la situación se tornó peligrosa, al menos cinco arpías salían al acecho empezando una pelea. Estos seres de apariencia envejecida y verrugas en la nariz usaban magia rudimentaria, podría llamárseles poderosas si no se comportaran como est****os trolls. Binny se mantuvo calmada, para ella estas brujas no figuraban amenaza alguna. Quizás le asustaban cuando era una niña y sus hermanas le contaban historias sobre cómo devoraban niños, en especial si eran desobedientes, pero a estas alturas de la vida ni una docena de ellas suponía riesgo.

 

Encogió los hombros resignada. Luego materializó la daga en la derecha para empezar a practicar, pues estaba en ese lugar para aprender a usar el libro de la sangre. Examinó el arma, no era ostentosa pero sí muy filosa y la luz de la hoja cambiaba con el ángulo que la usaran. Por otro lado, sus compañeros habían tomado la delantera y Djvash había caído bajo el poder de Mary unos minutos. Eso le hizo reír, pero lo hizo con cortesía, parecían llevarse bien a su modo.

 

Era su turno de defenderse de las arpías, pero cortarse a sí misma no parecía ser la solución correcta. Intentó otro método, cuando dos de ellas se acercaban escandalosamente.

 

«Maldición.»

 

Encantó a una de las arpías, que de inmediato empezó con una racha de mala suerte. La otra arpía, a su lado, sintió un terrible enojo y volteó a golpearla. Al intentar defenderse la arpía con la maldición se tropezó y cayó en un hoyo que segundos antes no estaba ahí arrastrando a la otra a una lucha sin sentido. Luego de dejarla noqueada la arpía sin maldición siguió acercándose a ella.

 

Binny rio, esta vez con más descaro, pero duró muy poco pues su alegría fue evaporándose cuando los dementores se acercaron y aunque Hades los espantó sin esfuerzo, esto le hacía sentir diferente. Otra vez miró la daga, no quería herirse, no parecía ser la mejor opción, pero no había de otra... levantó la daga y cortó en el brazo a la arpía dejando una herida profunda que empezó a sangrar.

 

—Yo juro defender a estos cuatro magos (Binny, Djvash, Mary y Hades) de cualquier ataque.

 

La arpía se detuvo frente a ella mirádonla fijamente a los ojos, emitió un chillido ensordecedor y corrió hacia los inferis de perros atacándoles para que no hicieran daño a los magos. Evans solo observó.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Los oídos de la Gaunt pitaban de manera ensordecedora, estaba a punto de desmayarse y es que, al final, nadie salía libre de aquel estrés. No estaba entrenada para aquello, había perdido toda energía desde que los miembros de la Orden del Fénix habían decidido desaparecer o tomarse unas vacaciones.

 

Los dementores habían llegado, ¿en que momento? Dios sabe cuando, pero la Gaunt había sido pillada por sorpresa, y no solo eso, sino cazada por ellos. Si tuviera que describir la sensación de aquel beso no podría hacerlo, pero sentía que se desvanecía lentamente. Escuchó a Hades y cayó al suelo de espaldas.

 

Si había sido poco que le hubieran querido comer, el golpe no había conseguido que mejorara ya que había perdido la respiración por unos instante. Frunció el ceño tosiendo con fuerza y soltó una risa torpe escuchando a su hermano, tenía claro que si no pasaba la clase aquella vez, no intentaría hacer el puñetero libro ni borracha una vez más, aquello era un suicidio, ni Abbadon era así.

 

- ¿Me dejarás morir, Ragnarok? -preguntó levantando con torpeza y acercándose a paso lento-. Sería de mal hermano, y no creo que Anne te perdone que me dejases morir por unos dementores o perros sarnosos -se apoyó en el hombro de su hermano para retomar el aire-. Obediere -susurró justo cuando apartó la mano-. Protege a tu hermanita -las palabras salieron delicadas de los labios de la Gaunt justo pegada al oído de su hermano, después pegó sus labios en la mejilla de éste-. Te amo -y dicho aquello se agachó cuando vio a un perro acercarse más de la cuenta a ella.

 

Pero no fue Hades quien la defendió, una arpía había llegado justo al frente para parar a aquel bicho esquelético. Giró su vista corriendo para mirar a Binny y lanzarle una sonrisa de agradecimiento. Y pensar que ella llevaba media clase pensando en como fastidiarla para dejarla de presa a los animales y librarse de que se la comieran.

 

- ¡Te debo una, Evans! -alzó la mano en gesto de agradecimiento, una vez más. Localizó un grupo de piedras lo suficiente grandes para poder entretener a un chucho de esos-. Morphos -y la piedra de tamaño intermedio se convirtió en un lobo, el cual salió corriendo hacía uno de los atacantes. Debía de pensar bien que hacer en aquella situación, porque huir no estaba ya en sus planes.

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—No hay de qué —le respondió sonriente a Mery, que fue protegida por la arpía bajo el poder de la daga.

 

El problema eran los demás ínferis, aquellos perros cadavéricos en estado de putrefacción parecían desmoronarse al andar como si no hiciera falta que les atacaran para quedar hechos añicos. Pero, Binny debía practicar, solo que esta vez quería ver los efectos de la mala fortuna sobre uno de ellos.

 

—Maldición —dijo, aunque no hacía falta. Consiguiendo que el ínferi que estaba a punto de atacar a Djvash se tropezara y empezara a rodar chocando contra dos de sus congéneres, desatando la ira de estos y recibiendo una paliza cargada de mordiscos y arañazos. Era como una típica pelea de perros callejeros, solo que ya estaban muertos.

 

—¿Necesitabas ayuda, Djvash? —preguntó, pese a que ya había actuado para ayudarle. Rio— Creo que ya no, eh.

 

En este momento, ninguno contenía la más leve preocupación por la radioactividad y Binny tenía la sensación de estar fallando en eso. Al ver de nuevo a las criaturas decidió que no dejarían que estas la toquen, ni siquiera un roce, pues ya estaban contaminadas. Respecto a Hades, no había alguna señal en él para inquietarse, excepto solo los terribles sucesos que parecían rodearle y por asociación sus alumnos sufrían los mismos efectos.

 

«¿Estará bajo alguna maldición? Parece que los desastres le persiguen» pensó, volteando a ver qué estaba haciendo ahora.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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Todo estaba empeorando, el calor que sentía en mi cuerpo no era otra cosa que la adrenalina que de el estaba emanando, y esta aumentaba gracias a mi sangre lican, justo en ese momento el haz de humo blanco apareció, seguido de las palabras del profesor.

 

*Pero que demonios* pensaba al ver repelidos a los dementores, en que momento habían aparecido, como es que había bajado tanto la guardia, lo peor vino después, al igual que como se habían materializados los encapuchados una orda de inferis y perros esqueléticos se dirigían a nosotros, la primera en actuar fue Binny, quien les lanzo en contra ataque a una arpía, seguida de la otra chica quien por segunda ocasion uso a uno de nosotros para protegerse, esta vez fue al mismo profesor, me había quedado lidiado al grado que la Evans tuvo que ayudarme de nuevo, pero ahora me preguntó si necesitaba ayuda al mismo tiempo que me decía que ya no era necesario.

 

Simplemente me delimite a sonreír, la verdad en este momento mi sangre licantropa estaba ganando la batalla, apunte a Zharr que al igual que yo estaba algo caliente les apunte a los que estaban mas cerca de mi y pronuncie --*Lumus*-- la punta se encendió con una fuerte luz, lo que causo que los inferis que ahora estaban cerca regresaran, si la memoria no me fallaba esos seres le temían a la luz, o al fuego.

 

Recorrí el lugar con la mirada y apunte con la varita a un tronco que estaba en el suelo a no mas de 3 metros de mi , de un tamaño algo bastó, sin dejar de pensar en todo lo que estábamos pasando pronuncie --*Incendio*

 

El mismo al instante empezó a arder crepitando con fuerza, eso nos daría un poco de ventaja, pero deberíamos buscar la manera de acabar con todo lo que ahora teníamos encima. Con la mirada observe a mis compañeros, al profesor, a las arpías en sus condiciones, ya que una estaba en la rueda ya que la hermana del profesor le impidió atacar, dos en el suelo con heridas profundas y al borde de la muerte la otra comida por las criaturas en frente de nosotros y la quinta noqueada, aunque ya no tardaría en volver.

 

--Alguna idea para salir de aquí ???

 

Les pregunte a las chicas, ya que el profesor al parecer había quedado hechizado.

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El Ragnarok se mantuvo atento a la acción. Penaba retirarse a descansar un poco pero su pequeña hermana se movió mucho mas rápido, aunque la pregunta d ella era relativamente algo tonta dibujo una mueca de sonrisa cuando coloco en él la marca de sangre. Negó con la cabeza y suspiro, ¿la pelirrosa no lo conocía?, ¿Cuándo él había dejado él de protegerla así ella no quisiera y después de saber de todos los berrinches y amenazas que recibiría después de haberlo hecho?

 

-¿claro cuando te conviene cierto? –Preguntó el vampiro en tono divertido y juguetón- sabes que jamás dejaría que te pasara nada –le saco a lengua para al final decir… - yo te amo mucho mas

 

El caos seguía a la orden del día, ahora tenía que defenderse tanto a sí mismo como a su pequeña hermana. Sin embargo, ya estaba preparado, tenía una idea perfecta de lo que debía hacer. Sin inmutarse movió la varita pensando en unas -<<flechas de fuego>> las cuales tras aquella invocación salieron disparadas velozmente hacia los inferís que se acercaban a ellos. Dibujo una mueca observando como aquellos seres comenzaban a quemarse mientras seguían su camino para llegar hasta ellos, claro estaba, seguramente terminarían incinerados antes de llegar hasta la posición del cainita y los aprendices.

 

Entrecerró los ojos, ahora tenía otra cosa de que encargarse, aquellos animales los cuales también deseaban un trozo de él y de su hermanita. Dibujo una mueca, si ella era muy dulce y daban ganas de comérsela, pero él era el único autorizado para aquello. Por lo que ahora iba a conjurar otro de los poderes que había adquirido y que aun los chicos no estaban preparados para aprender, al menso hasta que llegaran allí.

 

-<<semillas de hielo>> -pensó nuevamente para esta vez ver como aquel rayo que transformándose en un viento helado comenzó a congelar aquellos animales, claro estaba, los demás también debían hacer su parte y defenderse de aquellas cosas, solo que usando sus conocimientos adquiridos.

 

Tras todo aquel caos el vampiro se mantuvo en silencio estudiando las facciones y movimientos de sus alumnos, había visto lo que hicieron para atacar o defenderse después de que él había masacrado a aquellos “disque atacantes”. Ladeo la cabeza de manera casi imperceptible y paso la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos, habían tenido suerte y ninguno había muerto… aun.

 

-Muy interesante, pareciera que los 3 estuvieran preparados, pero les daré aun el beneficio de la duda, quiero ver que mas pasa –dijo observando a cada uno de los alumnos con sus orbes negros como la noche- deberíamos caminar un poco más. Si es que tienen fuerzas para seguir adelante, sino pueden quedarse allí pudriéndose con esos cuerpos –dijo señalando a los muertos que estaban en el suelo.

 

Volteo para observar a los de aquella secta pero estos habían desaparecido, estaba cansado de comportarse “bien” y seguramente @@Mery Gaunt Karkarov @@Binny Evans y @@djvash Asturias no querrían quedarse allí, a menos que desearan cuidar a los cuerpos putrefactos que estaban en el suelo.

 

Caminaron adentrándose un poco más en aquella zona. El vampiro hubiera esperando que apareciera alguna otra cosa para atacar a los chicos, solo que no sucedió nada, al parecer lo único peligroso que quedaba en aquella zona era él mismo. Suspiro hasta llegar a una vieja escuela devastada por el tiempo, sin embargo, podía cerrar los ojos y ver lo que los demás no veían, como había sido aquel sitio. Dio unos cuantos pasos. Sin embargo, el vampiro recorrió el lugar en un radio de 360 grados con la mirada para verificar que no hubiera ninguna otra sorpresa, por lo menos no escuchaba nada con su oído vampírico. Cuando estuvo seguro que nada sucedería se sentó en de las viejas paredes que se levantaban a metro y medio del suelo para observar a aquellos chicos que habían logrado llegar hasta allí.

 

-No pensé que aguantarían tanto –dijo divertido- al parecer de una u otra forma tienen buena sangre, pero no se confíen, tengo un poco de sed –comento en tono juguetón por aquella broma privada.

 

El vampiro espero que los alumnos se sentaran para descansar si es lo que querían, los observo a todos y cada uno a los ojos intentando adivinar si es que tendrían la madera para el último sacrificio. Se movió un centímetro simplemente para acomodar su posición y observarlo0s a los ojos

 

-Pronto caerá la noche, así que la mejor opción que tenemos será acampar aquí a menos que quieran regresar a donde se sientan más... seguros –dijo- ya por la mañana podremos seguir adelante o regresarlos a sus casas... bueno, si sobreviven. –comento encogiéndose de hombros.

 

El Ragnarok dejo correr sus pensamientos mientras esperaba que pasara algo más. Claro estaba, el tenía preparada una última sorpresa. Podía sentir aun el aire viciado de Chernobyl aunque supuestamente ya no habría radiación, aun así él podía oler el polvo, oxido y desuso de todo el lugar. Dibujo una mueca divertida pensando en que si eliminara a sus aprendices y los dejara allí no los encontrarían hasta que llegaran algunos investigadores sobre radiación.

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Y al final salimos del lugar, el profesor había usa una magia mas avanzada, las flechas de fuego y las semillas de hielo habían logrado librarnos de las criaturas que aun quedaban, al final terminamos con ellas y el mismo se puso a la delantera.

 

Caminamos por el lugar llegando a un edificio en ruinas, el mismo estaba al igual que la ciudad devastado, era na menos que una escuela, que, probablemente en sus mejores tiempos lo mas seguro estaría llena de niños y jóvenes estudiando. Lo observe tomar asiento invitándonos a hacer lo mismo.

 

Tras inspeccionar el lugar con una mirada descubrí que estaba libre, respire profundo y me recarge en lo que hubiese sido una mesa. Tome a Zharr con fuerza como agradeciendo lo que había hecho por mi atrás, y con una floritura y pronunciar --"Avís"-- una docena de canarios volaban a mi alrededor, rodeandome y protegiéndole.

 

--Pues si vamos a acampar, es mejor empezar a organizar antes de que caiga la noche y bueno no tengamos molestias, pido la primera guardia en caso de hacerlas

 

Les dije en un tono serio, analizaba todo el entorno en el que nos encontrábamos no quería más sorpresas y por el momento me sentía medio protegido, los canarios me darían un poco de espacio por si hubiese la necesidad de contra atacar o simplemente de defenderse.

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