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Runas Antiguas - Idiomas


Gabrielle Delacour
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Idiomas

Pareciera que el destino se había dedicado a odiarla; el hecho de tener que pasar más tiempo con el Yaxley no solo era un dolor de cabeza si no que le era más que incómodo. De nuevo compartiendo aula, aunque fuera por escasos segundos pero tendría que hacerlo.

 

Era la primera en ingresar al salón, se sentó sobre el escritorio y acomodó su vestido celeste cuando se cruzó de piernas; jugueteó haciendo círculos imaginarios sobre su rodilla con su dedo y detuvo su mirada en el zafiro de su anillo de compromiso, faltaba poco para aquel día.

 

¿Debía apresurarse a escribir en el pizarrón? Ya no le importaba si quiera ganarle el lugar al Nigromante.

 

Sus dedos juguetearon con el metal de su anillo y frunció los labios, faltaba poco. Sus cabellos castaños cubrían parte de su rostro, solo quedaba esperar a su alumna.

 

 

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Las clases de Runas eran como un oasis en su rutina infame de ir al Ministerio, hacer papeleo, lidiar con catástrofes y salir sin resolver absolutamente nada. Lo único, no le había dado mucho tiempo para cambiarse. Ergo, llevaba el outfit de oficina como de costumbre, camisa blanca dentro del pantalón, zapatos de vestir, la cara de fisura. Por poco y no llevaba una taza de café en la mano, sólo porque era demasiado fiel al té.

 

Cuando entró al aula y vio a su hermana se alivió un poco. Esa pequeña actitud marcaba una de las grandes diferencias que había entre los hijos de Fernando. La saludó con un pequeño ademán y colocó su portafolio en el escritorio. Miró hacia el pizarrón y escribió con letras grandes e imprentas “ELDER FULTHARK” y un par de preguntas que cuestionaban la necesidad del uso de las runas en relación a los idiomas contemporáneos.

 

- ¿Sabes? Podríamos ponerlos a traducir un viejo poema nórdico –dijo, mientras terminaba de escribir.

 

Soltó una leve risita, recordando aquella fama de profesor difícil que tenía en los pasillos de la Universidad.

 

No había revisado la lista de los inscriptos y sinceramente esperaba a que cualquiera entrara para comenzar a explicar. Generalmente evitaba leerlas para no tener ningún tipo de acción condicionante ante la lección. Sacó una bolsita de piedritas del bolsillo y se sentó a esperar.

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Septiembre había llegado al fin, eso le daban ganas de cantar una canción muggle pero ella sabia que mas que cantar ladraba, por lo que se limitó a cumplir sus fantasías... Miro ambos lados algo paranoica buscando que nadie estuviera observándola mientras hablaba sola. Había recibido una carta con aprobación al curso de Idiomas hace un poco más de 2 días, diferentes motivos la mantuvieron ocupada y su actividad en el cuartel también la tuvo fuera de londres por unos dias. Ya estaba ahí, hora de aprender el idioma chinchulín. (?)

 

Una vez que había llegado al Ateneo de Conocimientos, ubicado el aula correspondiente, visualizo por unos segundos la puerta que poseía dos carteles, habría dos profesores y de diferentes conocimientos... La peliblanca entrecruzo los ojos en muestra de confusión. Sacudió la cabeza y empujo la puerta. Un rotundo y resonante -HOLIS- había salido de la boca de la demonio.

 

Observó el pizarrón y unas palabras extrañas estaban escritas en él; no era nada más que la tía Orion. -Shasly...- Soltó en modo de saludo. Del otro lado de la mesa, la Mortífaga esperaba a quien se asome por la puerta que ella había dejado atrás. Movió la cabeza saludandola y se sentó en un pupitre. Se sentía a gusto, estaba rodeada de colegas por el momento y esperaba que ninguna otra persona se sumará a la clase, su poca empatía por los demás era algo que estos días estaba a flor de piel.

 

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¿Cuánto tiempo más tendría que soportar al Yaxley? Cerró los ojos por escasos segundos tratando de no responder como ella hubiera querido y clavó su mirada en él, la verdad no le interesaba el hacer algo en conjunto con él y menos teniendo tantos pendientes por delante.

 

La alumna acababa de llegar y agradeció a los Dioses por su intervención, sonrió a la chica y, sin que ella lo notara, le observó bien ¿Le conocía? Se le hacía un tanto familiar pero Gabrielle no era del todo buena recordando personas, se frustró por segundos y apoyó ambas manos en la orilla del escritorio mientras sus pies se movían impacientes.

 

Había empezado con el pie derecho ¿Ella también tenía ese roce con la familia? Una sonrisa de medio lado se dibujó en sus labios y aclaró la garganta para hacerse notar.

 

– Soy Gabrielle Delacour, tu profesora de idiomas. Tu primera asignación es que me digas qué es un Lenguaje, qué es lo que crees esencial para poder aprenderlos y tu nombre. Teoría primero y de ahí lo interesante vendrá de a poco.

 

Sin darle tiempo de contestar prosiguió.

 

– Quiero que las cosas queden claras desde este momento ya que, teniendo buenas bases, podré dejarte a tu suerte en donde sea...

 

Pasó su mano por sus cabellos castaños para acomodarles sobre su costado derecho y miró fijamente a la joven que era su alumna.

 

 

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Habló el humano que se encontraba paseando detrás de la Mortífaga con gesto pensativo, algo que a Dánae no le gustaba y ponía un tanto nerviosa. Le dedico una gélida mirada sin importarle que ostentara el rango de Nigromante dentro de las filas tenebrosas. Ya luego vería como se libraría de algún castigo que este desee imponerse o quizás solamente mienta descaradamente, como costumbre, para salir ilesa.

 

- Un placer Gabrielle, mi nombre es Dánae Black Lestrange, Triviani. - Se presento - ¿Él estará toda la clase? - arrugo la nariz.

 

Ella estaba a punto de responder la pregunta de Gabrielle en cuanto se vio interrumpida por la misma profesora para aclarar un punto, que seria algo importante para el desempeño de la clase, solo se limito a observarla y asentir con su cabeza de forma que aceptaba lo que esta le pidiera. Parecía ser una persona fresca y con aires de locura, lo cual era algo que motivaba a la bruja a participar de sus actividades.

 

Retomo la conversación y se apoyo sobre el pupitre posando el mentón entre sus manos entrelazadas - Se podría definir de muchas maneras... Pero es un medio de escritura, con señales o signos, orales y gestuales, que a través de su significado y la relación de ellos permiten que las personas puedan comunicarse, expresarse para lograr el entendimiento con el resto. - Respondió a su pregunta. Esperaba haberlo echo de manera correcta, ya que no era experta en el tema, pero vale, se encontraba ahí para aprender.

 

- Entre nosotras, él creo que no entiende palabras, solo golpes. (?) - Susurro para que solo Gabrielle la escuchara.

 

@@Gabrielle Delacour

Editado por Cissy Black Lestrange

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El reloj ya habia pasado unos minutos de la hora a la que había tenido que estar en en aquel salón de clases. O por lo menos, a la hora que me habria gustado estar a mi. Aquellos papeles que habia tenido que presentar tanto en el Banco como en el Ministerio me habia retrasado más de la cuenta. Malditos trámites.

 

Mi capa rozaba mis talones casi con un perceptible sonido relajante. Aquellos zapatos negros y duros habian vuelto a ser parte de mi vestimenta. Una vez dentro del Ateneo, me encargué de corroborar que mi varita estuviera dentro de la manga derecha de mi camisa. Ése último detalle habia tenido que modificarlo por la ausencia de mi mano. Llegué a la puerta.

 

--Buenos días --comenté, atravesando el umbral de la entrada. Habia estado a punto de preguntar si aquella era mi clase sobre Runas Antiguas, pero sobre el pizarrón, reposaban algunas extrañas, o que no llegaba a entender del todo, por ahora--. Soy Elvis Gryffindor, me anote para la clase de Runas Antiguas, un placer.

 

Le dirigí una leve reverencia al profesor Yaxley. Luego enfoque un saludo similar a la otra bruja, que parecia quen era la profesora del otro conocimiento. Y cerca de mi, estaba Cissy, que tras tener un poco mas de confianza, la recibí con una sonrisa y un guiño. Espere a ver que iba a suceder.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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¿Estaría toda la clase? Esperaba que no, de igual manera la Black tenía otras cosas preparadas para ambas lejos de aquella persona al parecer tenían el mismo descontento a lo que era escusa perfecta para que ambas pudieran zafarse de esa incómoda situación.

 

Le escuchó atenta y asintió, la Black Lestrange tenía claro los cimientos de lo que se aprendería, señas, signos... Estaba por verse.

 

Justo antes de poder enriquecer la explicación había terminado con aquel golpe de veneno hacia el Yaxley, sí, le detestaba, pero de cierta forma aún seguían siendo hermanos (por más que aquella unión le molestara) y, después de reír, aclaró su garganta tratando de demostrar seriedad.

 

— Bueno, algunos logramos evolucionar, otros no corrieron con suerte, pero le tengo que querer y tener respeto, al menos dentro del aula.- completó tratando de que la chica comprendiera.— Y completando tu respuesta: Sí, es la manera de comunicarse, de dar a entender tus emociones, lo que deseas y lo que quieres demostrar a los demás. Debido a la diversidad de seres que habitamos hay diferentes maneras de hacerlo, desde usar nuestra voz hasta señas, símbolos...

 

No quería entrar de más en el tema, solo quería dar lo básico pues la chica de apoco iría conociendo.

 

— ¿Crees que eres apta de entenderlos?

 

Alzó la ceja desafiante y se bajó del escritorio, su mano de inmediato buscó en el bolsillo de su vestido una pequeña caja, el clásico translador. Esta vez había decidido acompañar a su alumna; siempre había una primera vez para todo, tenían algo en común, esa incomodidad hacia el Yaxley.

 

Sus pasos se detuvieron al llegar a ella, le miró a los ojos y sonrió mientras abría la caja.

 

— Pues vamos...

 

El vértigo que se sentía por culpa del Translador era inevitable pero en cuanto tocaron tierra firme Gabrielle abrió los ojos dejando aquella sensación atrás y soltó a la chica, al menos ambas habían llegado a su destino: Lyon, Francia.

 

— Yo no hablaré, seré solo la guía. El estar aquí siempre me recuerda a mi niñez, amaba los buenos postres y Orión, bueno, cuando era chica a veces solíamos encontrarnos por acá.

 

Entrelazó su brazo con el de la Triviani y caminó mientras su mirada paseaba curiosa entre los locales, café y panes, solo eso deseaba.

 

— Ahora Orión es solo... Esa cosa que ni yo misma reconozco.- había cierta amargura en sus palabras pero calló de inmediato al ver una pastelería.— Ahí, el dinero es lo de menos, entra y sal con algo de comer. Y no, no quiero que termines matando o desmayando a nadie.

 

Sonrió, suponía que la chica era parte del bando por lo que era más que obvio que posiblemente el local terminaría en llamas o al menos con bajas muggles a lo que debía dejar las cosas en claro.

 

— ¡Anda, eres libre!

 

 

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Apenas giro la cabeza para ver quien era el joven que ingresaba por la puerta, le regalo una cálida sonrisa y siguió prestando atención a lo que Gabrielle tenia para decir. Tenia toda la pinta de ser una clase llena de emociones y era algo que Dánae disfrutaba muchísimo, el ser ella misma y dejar que su naturaleza fluya. Se tapo la boca automáticamente, obligando a callarse, como si sus pensamientos salieran de su mente.

 

Se inclino unos centímetros hacia atrás en cuanto la mujer bajo del escritorio y escondió su mano en uno de los bolsillos. Había dudado por un momento por su integridad física, pensó que la iba a torturar en todos los idiomas y no se, quizás robarle la tanga. (?) -- Si, definitivamente estoy segura de que puedo con ello, si entiendo a Orión. -- Encogió sus hombros con una vaga risa divertida.

 

Una pequeña caja, parecía ser de madera forrada con piel de dragón; quien sabe de donde habrá sacado aquel objeto tan peculiar... Quizás compartían el mismo pasatiempo, matar muggles y robarle sus objetos personales. En cuanto la abrió el traslador las llevo directamente a Francia... Una ciudad que ella no conocía, mediante sus largos y extensos viajes por todo Europa y África, seria un buen lugar para conocer mas de sus culturas y quien sabe, algo podría servirle para ganar dineros.

 

Entrelazo su brazo con el de Gabrielle y empezaron a caminar por una angosta calle, mientras se deleitaba visualmente con los apartamentos y edificios casi asimétricos y de diferentes colores, su estomago parecía resonar, una característica de todos los humanos, el hambre. -- Esta bien, pero... Bueno, no los matare, ni desmayare. -- Acostó su cabeza en su hombro mientras la mirada. -- Pero, puede que prenda fuego el local y lo cierre con magia... No seria divertido, después de todo, debo aprender expresiones en Francés. (?) -- Se soltó de ella y entro a un local.

 

Una campanita de bronce con un cencerro fue lo que delato su entrada, rápidamente movió su varita bajo la capa y se cambio el atuendo, una vieja blusa de color blanca, dejando relucir sus tatuajes del hombro derecho y unos pantalones de jean azules claros apretados con unos botillones negros. Una sonrisa dibujada en su finos labios fue lo que basto para pasar desapercibida, aun que no estaba segura que su look era de una típica francesa, su cabello blanco en puntas y con cortes a los costados dejaba mas algo de África. Pues si, ella era del antiguo África.

 

-- Salut, donne moi quatre gateauxSalut, donne moi quatre gateaux -- Dijo mientras señalaba unos pasteles de chocolate. -- Et deux cafésEt deux cafés -- Añadió.

 

Había aprendido demasiado con sus viajes y por mas que su Francés no era perfecto, lo manejaba de una manera bastante bien. Le hizo una seña a la mujer detrás del mostrador y salio rápidamente en vista de Gabrielle; -- ¿Café cortado, o normal? -- Le pregunto. -- Ya se -- sin esperar respuesta volvió a entrar, y la campanilla volvió a sonar. Miro para arriba con cara de odio aquel sonido y retomo conversación con la muchacha.

 

Una vez que ella le entrego su pedido, se dio media vuelta y con pasos lentos se dirigía hasta la puerta. Ignorando los gritos en donde asumía que le pedían la paga, pero ella salio, como si fuera la cosa más normal de todas, después de todo si lograba salir del local y enfrentar a Dánae, la mataría por mas que su profesora le pidiera lo contrario.

-- Ten, y te traje 4 pasteles de chocolate. Puedes cambiarlos con magia, si deseas. --
Caminaron de nuevo y encontraron un callejón donde mucha gente se encontraba festejando, quien sabe qué.

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¡Vaya que la chica era rápida! Gabrielle abrió los ojos de par en par cuando en menos de los 10 minutos la chica había comprendido las cosas saliendo con el motín en manos. Sonrió de medio lado y soltó un bufido, la chica tenía tino pero quedaba comprender aún otro tipo de detalles.

 

Puedo suponer que eres buena con la lengua.- levantó la ceja un complicidad y trató de contener sus ganas de continuar con el doble sentido, tomó los postres que le había conseguido y dio un pequeño sorbo al café.— Amargo y caliente, tal como me gustan las mujeres...

 

Y calló sus palabras.

 

Frente a ellas una multitud de personas se encontraban celebrando; las fiestas típicas del pequeño pueblo eran más que evidentes y la gente aprovechaba para vagar a plena luz del día en estado de ebriedad. Entrelazó de nuevo su brazo con el de Dánae y, tomando a sorbos su café, caminó tratando de dar un poco más de cátedra sin sentido.

 

Como pudiste notar, los idiomas son primordiales, no solo para poder tener algo de comida, si no para comunicar lo que quieres y cómo lo quieres... Pero también los gestos, dibujos y símbolos son parte de ese lenguaje.

 

No era tan sin sentido lo que decía pero a estas alturas era solo palabrerías. Un par de chicos pasaron a lado de ellas a lo que la Black soltó un "Bonjour" seguido de una mirada gélida, digna Black, y continuó sus pasos sin prestarles atención.

 

Parecía que era medio día al juzgar la posición del sol y al fin estaban el puente Lafayette. Las pocas nubes ayudaban a que el clima fuera tolerable debido al poco viento que corría; detuvo sus pasos justo a la mitad sin importarle las personas y dejó el motín en la orilla del puente.

 

El idioma de los humanos es sencillo: Buscas un patrón, gestos y, como entre nosotros nos comprendemos, es demasiado sencillo. Pero el verdadero reto viene cuando no sabes de dónde viene todo el desastre que estás oyendo ¿Cierto?

 

A este punto la chica ya debía haberse dado a la idea de a dónde iba la Delacour a lo que solo prosiguió sus palabras con la mirada fija en el Río.

 

— Tienes que entrar y buscar a Marcus, sireno... Es tu examen final. Es un "viejo amigo" que deberá entregarte una argolla.

 

"Amigo" denotada con cierto rencor, había tenido la dicha de haber sido secuestrada por él hacía años atrás y ahora era momento de que le regresara al menos algo de la dignidad que había perdido al haber estado atada por un rato.

 

Tomó un ligero sorbo de café y pellizcó uno de los panecillos de chocolate, la cosa se pondría interesante y era una lástima el no querer entrar al agua a ver el espectáculo, pero los ríos franceses y ella no se mezclaban, no por ahora. Regresó la mirada a su alumna y señaló el agua.

 

— Tic... Tac... Tic...

 

 

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Un escalofrío sacudió su cuerpo cuando Gabrielle y Dánae tomaron la iniciativa de desaparecer del lugar. Al fin y al cabo, prefería dar runas desde un espacio más privado. Pasó la vista desde el pizarrón hasta donde estaba su alumno, Elvis. Le hizo un ademán con la cabeza indicándole las preguntas que estaban al lado del nombre del alfabeto rúnico. Carraspeó un poco, así comenzaba la clase.

 

- Bueno Elvis, esto es muy simple. Las runas son un alfabeto de 25 símbolos, contando la runa vacía. A diferencia de nuestras palabras y abecedario, existe una particularidad y es que cada runa también encierra un contexto. Esto nos sirve para la lectura de las runas.

 

Se sentó al borde del escritorio.

 

- ¿Me podrías decir al menos tres situaciones en las cuales te verías en la necesidad de realizar una consulta a las runas?

 

Sacó de su bolsillo un saquito claro con piedras dentro y lo lanzó hacia Elvis.

 

- Puedes revisarlas. Fíjate que cada piedra tiene características parecidas. No tienen relieves y nada que las resalte de las demás. Esto se necesita para mantener la pureza de la consulta.

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