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Astronomía, Adivinación & Aritmancia


Bodrik
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Gracias al señor del Caos Bodrik recordaba perfectamente el ataque recibido por Mia Black Lestrange con quien compartió más de una clase de los libros Uzza, pero no tenía más relación con ella que la compartida en la universidad con los Guerreros Uzza y Una clase que le dio previamente en la división de conocimientos.

 

Como esta clase era una suplencia y Bodrik no estaba competente empapada decidió viajar a varios puntos importantes para la astronomía antes de elegir México para realizar allí la observación estelar pues tenía entendido que se trataba de un centro cultural, religioso y mágico del mundo prehispánico.

 

Una vez elegido el sitio tomó su vuela pluma para enviar una misiva a ala alumna designada para la enseñanza y después a preparar lo necesario para dictar la clase.

 


Señorita Mia Black Lestrange

 

Me permito informarle que su clase de Astronomía está programada para dar inicio el día primero de septiembre a las 00 horas y en este sobre podrá encontrar un traslador en Forma de telescopio que la llevaría a la Pirámide de Kukulkány en la península de Yucatán en México donde la estaré esperando

 

Además, Es necesario usar ropa cómoda, un telescopio y algunos pergaminos de tamaño considerable.

 

Bodrik Lockhart

Maestra de Astronomía

 

 

 

 

 


En la fecha acordada Bodrik apareció el lugar acordado una hora antes para comenzar con la organización de su clase y tenía entendido que su clase la compartiría con Richard Moody quien era profesor de Adivinación y daba la casualidad que a ambas les convenía el lugar elegido por la adolescente Lockhart pues el sitio no solo era especial para observar las estrellas como lo habían hecho en la antigüedad los Mayas, sino que tenía además una historia de magia por aquella raza guerrera de américa.

 

Bodrik había elegido un simple atuendo que contaba de unos Jeans bastantes cómodos, añadidos a una blusa de color de un verde que contaba con una constelación en un costado de modo que evocaba la clase que estaba supliendo en ese mes, sus acostumbrados tenis de color negro y el cabello suelto pues no haría falta tanto protocolo como en la materia que impartía normalmente.

 

Una vez llego al lugar subió a la superficie para acomodar allí su telescopio para poder ver las estrellas justamente desde allí y obviamente utilizando hechizos antimuggles para evitar ser vistos.

 

Baja nuevamente hasta la base -Buenas noches Richard- saludó a su compañero de curso- Es un placer verte fuera del ministerio – realmente no conocía mucho al Mago salvo por las algunas veces que se cruzaron en el ministerio por ser primo de Melrose y Madeleine si no estaba mal, y no está segura, pero cree haberlo visto en alguna ocasión en el cuartel de la Orden del fénix, pero eso tendría que confirmarlo más adelante.

 

¿Cuántos alumnos viene para tu clase? – tiene curiosidad gracias a que ella jamás se vio interesada en este tipo de conocimiento pues piensa que es bastante imprecisa, aunque su abuelo Ishaya pensaría lo contrario.

 

Solo debe esperar a su alumna y comenzar con la clase – yo usare la superficie de la pirámide que es donde hay mejor vista de la bóveda celeste- anuncia y se dispone a marchar de nuevo sin saber si el Moody la seguirá.

 

Una vez se presenta Mia Bodrik hace una pequeña introducción

 

-Buenas noches Mia- le saluda

 

-La astronomía en tan antigua como el ser humano, desde el hombre primitivo hasta la actualidad se ha producido una observación continua del cielo, de los astros, del espacio maravillando y aterrorizando a cientos de culturas a lo largo de los milenios- hizo una pausa.

 

- Lo insondable nos fascina. Milenios atrás los sabios antiguos ya reverenciaban la magnitud del cosmos cuando convirtieron la observación del firmamento en una ciencia: la Astronomía. Les dieron un sentido profundo, filosófico y metafísico a las posiciones planetarias de aquellos cálculos estimados, que más tarde se aseveraron como increíblemente certeros. El ser humano podía contemplar la bóveda celeste admirando no solo su majestuosidad, sino comprendiendo que los cielos y la tierra poseen muchos secretos que ejercen una mágica y sugerente influencia en nuestra existencia.

 

Para ser astrónomo hay que pasarse horas de estudio calculando y contemplando el cielo y como magos hay que pasarse horas estudiando e interpretando las variables de las posiciones planetarias sobre un mapa conceptual.

 

Luego sonrió para mostrarle la vista desde aquel lugar y continuo su explicación inicial - En general, una gran parte de las civilizaciones de Mesoamérica tuvieron en la astronomía un recurso fundamental para definir los periodos de sus festividades religiosas y también el tiempo preciso de iniciar el proceso de siembra y cosecha, pero los mayas fueron quienes desarrollaron esta ciencia hasta un grado superior. Los sacerdotes tenían mayores conocimientos respecto al movimiento de los astros, pero la población entera sabía que las estrellas eran ejes vitales para regir gran parte de sus vidas.

 

-Es por ello que nos centraremos en Observar el cielo nocturno y aprender los diferentes nombres de las estrellas y constelaciones que nos ayudara a hacer más firme nuestros poderes mágicos- sonrió y el hizo una seña para que se interesara en observar el cielo desde el telescopio.

 

Entregó un pergamino con un mapa – esto te guiara y puedes ir anotando que constelaciones vas observando , necesitas un punto de referencia.

Editado por Pik Macnair
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Él no era una persona que se dejara influenciar con facilidad ni tampoco que estuviera acostumbrado a informar acerca de sus idas y venidas pero esa clase, de alguna forma, se había conformado en una constante. Era ejecutada por poco tiempo y se impartían conocimientos básicos que debían ser profundizados posteriormente por el estudiante de forma que pudiese conseguir un dominio adecuado de la materia; el hecho de que no se pudiesen conocer como a él le hubiera gustado, era quizá, una falencia que se debía a que dictaba el curso de adivinación, ligado muy de cerca al talento innato de cada quién. Por eso, tenía que ir pensando cada tanto en formas distintas de realizar la clase dependiendo de cuánto talento mostraran los alumnos en cuestión.

 

Al igual que en la anterior ocasión, Richard no se había molestado en entregar notas de explicación, si no que había enviado a Rey con un paquete, una caja cuadrada y pequeña. La misión del halcón era dar con Hobbmack Graves y entregársela. Eso era todo y así lo hizo. Ese muchacho sería su único alumno y, a pesar de que sabía de él debido a la cercanía que éste tenía con Ellie, se encontró sorprendido al caer en cuenta que en realidad ni siquiera se había molestado en investigarlo como hiciera con el resto de la gente.

 

Para el caso, no había dentro del paquete ningún pergamino, tan sólo un cubo negro de un material que lucía a medio camino entre mármol y vidrio y que no dejaba traslucir absolutamente nada. Dicho cubo, haría las veces de traslador, cuando el momento de iniciar la clase llegase. Además, estaba unido por una fina cadena a un aro de plata. Richard no lo mencionaba tampoco porque detestaba gastar palabras pero el objeto sería también importante para el desarrollo de la clase.

 

Cuando llegó al sitio pactado junto con Bodrik no lucía su aspecto de estrella de rock si no un sencillo gabán, camisa, botas y pantalones negros de corte formal. Llevaba una bufanda de lana gris y sus rizos aureorojizos destacan incluso de noche, coronando su cabeza y dándole el engañoso aspecto de un chico inofensivo y sereno. Tenía además un diminuto morral colgado de lado: dentro, cargaba incienso, su espejo comunicador, las llaves de la moto que había dejado aparcada y escondida no muy lejos y algunas pociones. El bolso, por supuesto, estaba expandido con magia gracias a Melrose.

 

Cuando se acercó a quien sería la otra decente trabajando en esa pirámide, la saludó con un gesto amable, sin ningún tipo de apego o aversión. La conocía y sabía de su influencia e importancia en el mundo mágico pero en líneas generales era poco lo que habían tratado así que tenía para con ella siempre un tono cordial y una palabra en respuesta. Richard era, pues, una persona que solía juzgar a otros en base a su conveniencia o capricho dependiendo de la situación y a tratarlos así en correspondencia.

 

—Tengo sólo un alumno y aunque disfrutaremos de su introducción a la clase, me temo que tomaremos un derrotero distinto después —replicó con tono neutro. Una ligera sonrisa asomó a sus labios antes de agregar—. Así que haré todo lo que pueda por no importunarles.

 

La sonrisa, se esfumó poco después tan rápido como había aparecido y cuando Graves llegó, Richard también le saludó sin mucha ceremonia, indicándole que oirían aquello que Lockhart tenía para decir antes de retirarse. Así que cuando la profesora hubo concluido, Richard le indicó a Graves que se retirarían y que la primera tarea de Graves, sería conducir a Richard al nivel del suelo, intentando adivinar el camino que no poseía trampas, a través de la adivinación del futuro.

 

—Elijo lugares que tienen concentraciones fuertes de magia que ha sido reconocida por diversos individuos incluso antes de que empezáramos a llamarla así —explicó Richard luego de presentarse también como Richard Moody ante él y señalarle el espacio al otro lado de la superficie de la pirámide por donde debería iniciar la búsqueda— porque de esa forma los sentidos de cualquier mago o bruja, pueden agudizarse y dilucidar aún más allá de sus habituales capacidades —continuó—. Así que este lugar debería poder dejarte intentar adivinar dónde se encuentran las trampas, cómo evadirlas incluso quizá y una vez estemos en el suelo podré iniciar como es debido.

 

Richard desde luego se encargaría también se asegurarse que nada realmente serio les sucediera pero no por eso iba a aclarárselo y dejar que no se tomara las cosas en serio. Además, suponía que él ya tenía esa parte de la clase muy en claro. Rara vez la universidad dejaba que los profesores cometieran actos de negligencia.

 

Así, lo único que hizo para ayudarle, fue alzar la mano izquierda y dejar caer desde allí un cuadrilátero oscuro que él también llevaba, idéntico al que le hubiese enviado. El cuadrilátero quedó colgando sujeto de la cadena, pues el anillo de plata estaba ensartado en el dedo medio de Richard. Sin embargo, el movimiento oscilante del objeto no era natural, pues parecía como si estuviese suspendido buscando algo, que pareció encontrar cuando el cuadrilátero quedó detenido en el aire algunos segundos hacia la derecha de forma decididamente fuera de lo normal:

 

—Bien, el mío dice a la derecha —dijo y alzó una ceja en una expresión cargada de significado— pero no soy yo quien decidirá en esto.

 

No le había informado que funcionaba con la magia que él le insuflara y su propia (y todavía desconocida) capacidad para adivinar el futuro pero eran cosas que Richard rara vez mencionaba. De hecho, le parecían casi un estorbo, pues saberlo no le ayudaría a concentrarse en realizar lo que debía ni mucho menos.

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Una vez más, Anne se veía caminando por los pasillos del Ateneo en dirección a un aula que no se correspondía con la suya. No le incomodaba realmente, pero sí que le resultaba bastante extraño no dirigirse hacia aquella sala tan bien iluminada de amplios ventanales y cuadros parlanchines que se pasaban toda la lección dando sus propias opiniones sobre lo que fuera que estuvieran hablando en clase.

 

En aquella ocasión tendría que hacerse cargo, una vez más, de la suplencia de Aritmancia. Aquella materia la impartía la prima de su novio, la matriarca Askar, pero parecía estar indispuesta en los últimos días. La Gaunt, a pesar de todo, había tomado aquel cargo con ilusión y se había apresurado a tomar los apuntes que una vez anotó cuando estudió la materia junto al centauro Aldaron Passim, del que llevaba mucho sin saber.

 

Entró en un aula un poco más pequeña que la de Historia pero igualmente bien iluminada y se dirigió directamente hasta el fondo. Depositó en el perchero que había en una esquina su capa de viaje y luego dejó caer los libros y pergaminos que llevaba en brazos sobre la mesa, soltando un sonoro suspiro. Se apartó el pelo de la cara y sonrió. Solo le faltaba esperar a su alumno.

 

De repente, se llevó una mano a la cabeza y chasqueó la lengua.

 

No puede venir si no le aviso. ¡Qué inútil soy! —exclamó, poniendo los ojos en blanco. Se sentó tras el escritorio y tomó un pergamino en blanco que llevaba enrollado junto con otros ya escritos. La pluma levitó desde su bolso hasta su mano y luego, sin necesidad de mojarla en un tintero, comenzó a escribir.

 

"Estimado sr. Uzumaki,

 

su clase de Aritmancia comienza dentro de una hora. La cita tendrá lugar en el aula designada para dicha materia, confío en que no tendrá problemas para orientarse.

 

Atentamente,

la profesora"

Sonrió para sí al terminar de escribir la nota y el gesto se fue ampliando mientras caminaba hacia la ventana, donde una lechuza ya la esperaba posada en el alfeizar. Le ató el pergamino a la pata y luego dejó que se fuera volando. «Hace mucho que no le veo, así que imagino que no se espera que sea yo quien le enseñe un poco de aritmancia», pensó, entretenida. Ambos compartían trabajo en el Ministerio, aunque no solían encontrarse por allí. Lo que más les había unido era el tiempo que habían compartido como co-directores de aquella misma institución donde ahora trabajaba ella. Posiblemente fuera raro verse con Niko en calidad profesora-alumno después de todo, pero eso no significaba que tuviera que ir mal necesariamente. De hecho, esperaba que no tardase mucho en llegar.

 

 

@@Niko Uzumaki

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Conforme la fecha de inicio de clases se acerca se cuestiona fuertemente los motivos por los cuales está tomando una clase que en realidad no cree que sea totalmente real. Sabe que hay magos que tienen el ojo interior, magos que realimente predicen cosas y que incluso han marcado el destino del mundo en el pasado. Trelawney, por ejemplo, lanzó una profecía que haría que Voldemort siguiera a los Potter y en consecuencia sellara su destino al enfrentarse a una magia que desconocía, que pocos conocen. Pero también sabe que hay muchos farsantes, magos y brujas que investigan a las víctimas y ofrecen cosas genéricas que se pueden predecir incluso sin magia.

 

Y quizá lo que le hace creer que es inútil también le impulsa a estar dispuesto a asistir a esa clase. ¿Es su futuro profesor un farsante o realmente tiene alguna forma de adivinar lo que va a suceder? Sobre la mesa de noche, desde el día en que decidió apuntarse, descansan varios libros que tratan sobre distintos tipos de magia que supuestamente es capaz de ver en el futuro. Lectura de Café, lectura de té, cartas del Tarot y otras antas ciencias mágicas poco creíbles. Sin embargo ojea esos libros de forma religiosa todas las noches antes de acostarse.

 

**

 

Queda pocas horas para que la clase comience por lo que, víctima de los nervios, se mantiene despierto toda la noche. Un poco antes de que un día de paso al siguiente, un halcón atraviesa la ventana abierta y suelta un paquete en el suelo. No conoce al ave por lo que le genera desconfianza. ¿Porqué alguien le manda algo a esas horas? En realidad ¿Porqué alguien envía algo sabiendo que llegará tan tarde?

 

—¿Quién te envía?

 

Pregunta como si el animal pudiese darle alguna respuesta. Para ese entonces ya está de pie, con la varita en la mano, preparado para cualquier cosa que pueda suceder. No tiene tiempo de decir otra palabra porque el halcón levanta el vuelvo y se aleja por la ventana. No quiere hacerle daño, él solo sigue ordenes. Por lo que deja que escape, lo que realmente importa es el paquete que está tirado en el suelo.

 

—Harimau ¿Puedes ir a cuidarlo?

 

El tigre, como cualquier otro gato, lanza un bostezo abriendo la boca lo más que puede. No ruge porque comprende que hay gente descansando, empuja la puerta y se pierde en la oscuridad de los pasillos. Si algo malo pasa el tigre del difunto Bastian estará lo suficientemente lejos como para estar a salvo. Hace levitar el paquete con la varita, lo coloca en el escritorio y usando magia hace que la envoltura desparezca. Sin perder de vista el cubo (que es lo que encuentra dentro del paquete) se pone ropa adecuada para la clase. Lo hace en ese momento porque sabe que luego no tendrá tiempo.

 

Pasan dos o tres horas hasta que finalmente decide que estar entado mirando al cubo sin hacer nada más no es una alternativa. Pero el problema está en que no tiene ni la más remota idea de lo que debe hacer. ¿Lanzar hechizos? ¿Buscar una referencia de algo parecido en los cientos de libros del castillo? Cuando el está ya algún tiempo en el cielo es que decide, luego de probar hechizos para avisar el peligro y algunas baratijas uzza, que quizá tiene que tocar el cubo.

 

En cuanto su dedo roza el artilugio se activa el traslador. Agradece el tener la varita en la mano, pues no es capaz de llevarse nada. ¡Ni los libros que tanto estudió!

 

 

**

 

Un poco confundido, hay más gente de la que esperaba, saluda como puede aunque en realidad no reconoce a nadie. El rostro de la otra profesora le parece familiar, sin embargo no logra colocar un nombre al rostro, ni tampoco logra descubrir dónde es que llegó a verla. Lo más raro es que al parecer el cubo tiene que flotar, y así lo hace. Tal cual el profesor se pone el anillo para que no se aleje demasiado.

 

Intenta concentrarse más no siente nada. ¿Qué se supone que debe hacer exactamente para que la magia adivinatoria surja de la nada en su interior? Quizá si se concentra más... Piensa en todas las formas de magia que los ingleses subestiman, piensa en la adivinación como algo que él mismo subestima. ¿Qué debe hacer? ¿Rodar y llorar? Suspira luego de unos minutos, se da por vencido y decide preguntar

 

—Estem... tengo que ser sincero. No tengo idea de adivinación, no logro conectar con mi magia adivinatoria

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  • 2 semanas más tarde...

Richard mira el rostro del muchacho con curiosidad, más que con verdadera condescendencia. Al inicio, cree que es una broma pero es cuando han pasado ya varios segundos de silencio ininterrumpido que sabe que Graves no bromea. Dado que no ha investigado sobre el alumno a profundidad, tampoco tiene forma de estimar una afinidad con otras técnicas adivinatorias. Así que suspira, sintiendo el típico vacío en su interior: el vacío de alguien que ha vivido una vida demasiado larga, el vacío de alguien para quien casi ninguna situación representa una novedad. Va a tener que explicarse con palabras y eso no le gusta pero no le pagan por quedarse callado tampoco y quiere seguir teniendo accesos privilegiados en la universidad. Esa es la simple y cruda verdad, dado que haría más oro en quince minutos fuera que dentro de la universidad pero el conocimiento al que accede gracias a ser maestro... eso no puede comprarlo.

 

Cuando se aproxima a Graves, toma su antebrazo para hacer que se vuelva junto con él hacia el borde de la pirámide y extiende la otra mano ante sí, con el cubo sobre su palma abierta hacia arriba. Éste, empieza entonces a elevarse de forma antinatural hacia el cielo estrellado. Toda la extensión de los alrededores es observable bajo ella y hace las veces de telón ante su explicación. A pesar de que el viento frío acompaña sus palabras, su discurso es claro y entendible.

 

—Como dije antes, la adivinación es un ramo de la magia que depende mucho de las habilidades innatas del mago o bruja —empieza, mientras el cubo vuelve a elevarse desde su palma extendida—. Al igual que otros campos, las predicciones podrán ser acertadas o chapuceras, dependiendo de la efectividad con que son canalizadas para poder existir. Es como aprender un hechizo nuevo.

 

>>Sin embargo, a diferencia de otros campos de la magia, la proyección de la magia es inexacta, variable para cada individuo y debe ser explorada de forma personal —la expresión de Richard se torna menos estable, más retorcida y una sonrisa aflora a su rostro mientras el cubo nuevo comienza a brillar—. Demasiada magia aplicada de forma errada.... —el cubo brilla cada vez más, hasta que finalmente, se quiebra— y cosas como éstas suceden<<.

 

Antes que diga algo más, el cubo se parte en dos y el anillo se disuelve como polvo. Richard no se inmuta, si no que vuelve a sacar el primer cubo que hubiese mostrado a Graves.

 

—Estos cubos, son una forma antigua de adivinación —eran principios que Richard había aprendido mucho antes que todas las personas que ahora pisaban la tierra existieran, excepto quizá algunos vampiros y fuera dicha la verdad, muchos de ellos no se habían interesado por la magia humana en dichas épocas, ninguno jamás había estudiado en Hogwarts si no hasta épocas recientes. Ni siquiera el propio Richard había pisado esa institución para formarse como mago. Además, sus poderes son erráticos—, extraen la magia directamente, son catalizadores, como las varitas —continúa y ya estaba harto de hablar, como siempre que tenía que explicarse de forma extendida pero se obligó a continuar—. No sabemos cuál puede ser la disposición de tu magia adivinatoria pero éstos cubos no sólo te servirán para intentar encontrarla, si no también para medir tu potencial.

 

"Piensa en la base de la pirámide, concéntrate en las posibilidades que crees imaginar te esperan allí afuera..." a medida que habla, el cubo da volteretas en medio del aire, a unos centímetros de su palma y tiene un brillo pálido "no tienes que pensar en la adivinación como forma de ver todo lo que te aguarda en el futuro aún, esto no es el estudio de la videncia, habilidad que muy pocos poseen" explica mientras vuelve la vista por primera vez para verlo directo a los ojos "los humanos suelen usar más bien las mancias, para poder extraer algo de información a sus propios flujos vitales-temporales. Lo que harás ahora, es una forma de extraerlo directamente" señaló entonces el cubo que le había entregado "ya no los fabrican en éstas épocas, así que deberías cuidarlo".

 

Eso suena poco convincente teniendo en cuenta que Richard acaba de romper uno pero no es necesario especificar que ése había sido un irrisorio intento suyo de crear uno, consiguiendo un resultado pobre e imperfecto. Eso le restaría impacto a su explicación. Simplemente, lo había preparado de antemano para poder generar expectativa y dado que Graves no parecía haber entendido su primera tarea ante la parca y dual explicación inicial, había estado en lo cierto al traerlo consigo.

 

—Éstos lugares no fueron considerados sagrados en épocas remotas sólo por tener una posición geográfica privilegiada —añade entonces—. La concentración mágica es fuerte, el flujo en tu interior reflejado en el del exterior acrecienta tu potencial, hace que sea más fácil el ejercicio de visualización, en suma, te da más poder —cierra sus ojos entonces y cuando el cubo empeza a girar sin control sobre su palma, incluso sus bucles parecen alzarse lenta y débilmente ante la energía cálida que emana del espacio en el cuál concentra su poder: su palma. Cuando vuelve a abrirlos, el cubo vuelve a apuntar a la derecha antes de quedar quieto sobre su mano—. Inténtalo una vez más y ésta vez, asegúrate de tener eso en mente.

 

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Se rasca la cabeza. Aunque en principio las palabras son claras, sigue habiendo cosas que no termina de comprender. ¿Cómo es que un cubo puede canalizar la magia hasta el punto de proyectarse en el futuro? ¿Es esa magia acaso la que, conforme se utiliza, da paso a la creación misma del tiempo? Tiene que comprender muchos conceptos e ideas nuevos en muy poco tiempo ¿Quién diseñó unas clases que duran un día?

 

Entonces, conforme la explicación del profesor avanza, entiende algunas cosas. No tiene que pensar en el futuro, entendido. Debe concentrarse en aquello que quiere adivinar. Entonces piensa que quizá, solo quizá, esos cubos de alguna forma alteran la realidad. No está seguro pero, de alguna forma que no puede comprender ni explicar, es algo que le hace sentido. La primera orden fue encontrar el camino correcto, un paso seguro. Quizá canalizar suficiente magia en el cubo hace que este no se quiebre, hace que moldee el camino para que sea seguro.

 

—Creo que ahora lo entiendo mejor, que puedo intentarlo.

 

Cierra los ojos por un par de segundos para concentrarse. Cuando vuelve a abrirlos son blancos pues la metamorfomagia desaparece en ese momento en dónde debe usar la magia para cosas de mayor importancia. Mantener sus ojos de un color distinto al blanco es algo que le cuesta, necesita mucha concentración, es algo que debe hacer de forma consiente o el efecto se disipa lentamente hasta desaparecer. «El precio es bajo» se repite cada que piensa en alejarse de su espíritu animal, de apartarlo para él ser normal.

 

Con el cubo en la mano derecha intenta buscar una conexión que le permita interactuar con el artilugio. Siente aquella calidez que los objetos capaces de canalizar la magia suelen emitir; una calidez parecida a la de una varita, como si tuviesen un pequeño corazón latiendo en el interior bombeando la magia de la persona hacia su propia estructura. Sin embargo, pese a esa calidez de origen mágico, en el punto en que el metal toca la piel se siente un frío bastante extraño.

 

Cierra los ojos de nuevo, siente que está de alguna forma conectado con aquel cubo. Lo siente flotar y sin embargo aún puede sentir su peso en la palma de la mano. Efectivamente está flotando, apuntando hacia el mismo punto que el cubo del profesor. Abre los ojos para observar como todo está funcionando. Aún no es capaz de entender bien como es que eso está pasando. Simplemente sucede.

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Richard no agrega nada más, si no que asiente en dirección a Graves. Conectar con el flujo de energía vital para poder dilucidar pequeñas cosas acerca del futuro no es sencillo, así que el primer paso es el más difícil. Además, sumar esto a los elementos del azar permite tener una mejor perspectiva de qué y cómo espera obtener resultados fidedignos (pues ¿existía después de todo el verdadero azar para el movimiento de dicha piedra?). Sin embargo, el ir de la mano con la incertidumbre no es un concepto netamente humano, aunque sí lo es para la adivinación en muchas ocasiones. En sus inicios, esas piedras trabajadas por los duendes no habían sido accesibles a los magos gracias a ello, de hecho habían ignorado por completo su existencia. Ahora, no eran ni siquiera un recuerdo.

Richard se dirige hacia la derecha entonces, sabiendo que el cuadrilátero termina allí. Sin dudarlo ni por un momento, da entonces un paso en el vacío pero en lugar de caer con estrépito, una energía lo sostiene para que tenga un descenso leve antes de impactar contra el suelo. La derecha, era después de todo, la opción correcta, la única con la salvedad para que no perdiesen el tiempo.

 

Así, estando ya abajo, extrae algo más de sus bolsillos: una sencilla bolsa de lona pequeña, que cierra gracias a una cuerda y un seguro que estira o afloja. Cuando saca el contenido, no son más que teselas rojas, planas y tres en total, con los entramados de un lado y vacío del otro.

—Lo que hacemos en estos momentos, es utilizar el "azar" —explica Richard agitando las teselas en su mano, cuando ante ellos, se alza la primera salvedad— ¿Cree en el azar señor Graves? ¿La suerte? —volvió a esbozar una fugaz sonrisa antes de empezar a descender por las escaleras de la cara frontal, hasta el tercer o cuarto escalón y entonces arroja las teselas a su derecha, de forma que aterrizan dos escalones más arriba.

 

El resultado, arrojaba una tesela en cara, otra en el vacío y una tercera también de cara. Una vez, las teselas estuvieron en el suelo, Richard dejó que la piedra se moviera libremente sobre ellas, dando como resultado nuevamente la derecha.

 

—Si coincide conmigo en que el azar no es más que la suma de las probabilidades... —recogió entonces las teselas, pero no la guardó en la bolsa de lona si no que empezó a dar unos pasos tentativos a la derecha— vamos a entendernos mejor. Porque parte de revisar su línea de tiempo, es la representación de estas teselas —explicó, sin molestarse en dejar algunos cabos sueltos en aquella oportunidad—. Pasado, presente, futuro.

 

>>La primera dio cara, lo que representa la primera elección, la segunda esta en blanco, lo que significa peligro en el presente y la última también da claridad —el que la piedra volviese a apuntar hacia la derecha, era entonces señal para movilizarse— el peligro es en el ahora y ante nosotros<<.

 

Ellos no lo sabían aún pero así era. Richard había encargado algunos obstáculos, para que les fueran dispuestos de camino hacia el suelo. No los había colocado él mismo, si no que alguien más lo había hecho por él, por lo que se encontraba tan "a ciegas" como Graves pero esa era la idea.

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—No creo en la suerte...

 

Hobb dice las palabras sin dudar. Para él lo que sucede es producto de decisiones fundamentadas. La misma "caída" de hace un instante carece totalmente del azar, a su parecer. La magia puede funcionar bien o funcionar mal. Pero no piensa que el azar tenga algo que ver en como la magia funciona, en como los hechizos actúan sobre la realidad y la modifican.

 

Observa la especie de moneda (por darle algún nombre) que le presenta el profesor, de alguna forma le cuesta entender la diferencia entre azar y probabilidades.Termina por entenderlo. Es probable que algo suceda: que un hechizo funcione o no, ambas cosas son probables según cuan hábil es una persona en dicho hechizo.

 

—Entonces, si es que comprendo bien, es probable que la adivinación funcione tanto como que no. Pero ¿En igual medida? ¿Depende solamente de la magia del mago?

 

Es una respuesta medio tirada al aire, porque en cuanto la dice recuerda las palabras antes dichas sobre canalizar la magia, sobre entenderla y poder hacer que sea efectiva.

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Richard asiente con gesto ausente. Sin embargo, hay todavía varias cosas por aclarar.

 

Cuando se mueven a la derecha, lo hacen justo a tiempo además, pues pronto, un grupo de rayos (salidos como de ninguna parte) alcanza el espacio en donde antes habían estado parados. Era el tipo de obstáculo que había estado esperando, pero hay más: Richard desea que Graves comprensa la naturaleza misma de la adivinación, concepto que le ayudará a manejar cierto de tipo de conocimiento del futuro. De otro modo, sin importar si le hubiese enseñado las mancias o no, jamás podría hacerlo.

 

—Como en otros ramos de la magia, en la adivinación se puede conseguir información, es decir que "funciona", en la medida en que el mago o bruja tenga presente que no va a realizar una "performance" de algo—Richard descendía los escalones a medida que hablaba, sin detenerse a mirar y del anillo se balanceaba el artefacto que de rato en rato se movía a un lado o al otro—. A diferencia de dichos ramos, no está asociada sólo a la magia. Como dije antes, la magia adecuadamente canalizada acrecienta el poder pero la habilidad innata, no está directamente ligada a la magia —seguía corriendo y dándole la espalda a Graves pero su voz era clara y audible—. Hay muggles capaces de adivinar el futuro y magos inútiles en el arte de explorar su futuro aún siendo poderosos—volvió fugazmente la vista, pues ya se encontraban cerca del suelo y se habían desviado varias veces pero ya sólo quedaban los últimos escalones—. La capacidad de ver en su línea de tiempo... eso se logra entiendo la disposición del tiempo, pasado, presente, futuro y la forma en cómo encontrar las diferencias entre unas y otras a través de artefactos y formas de adivinación. Lo entenderás... más pronto que tarde.

 

En suma, era aquello más de lo que él necesitaba saber y era lo que se aplicaba, con más o menos reglas a todos los ramos de la adivinación. Quizá no lo entendiera del todo ahora pero, si Richard no se equivocaba, tales ideas se clarificarían en su cabeza, estaba seguro. Por lo demás, no había mucho más que pudiese agregar en esa única clase. Así que cuando él hubo alcanzado la base de la pirámide y también lo hiciera Graves, la piedra volvió a adoptar un brillo azulado...

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