La libélula encantada (MM B: 111815)

[justo]

Las cartas de Draco eran curiosas. Parecia estar bastante contento con algo, era como si supiera que el curso siguiente las cosas podian cambiar radicalmente lo que me alarmo. Note que intentaba decirme algo pero que no sabia si debia o no asi que procure estar muy alerta.

Al acabar las vacaciones envie un largo informe a Dumbledore sobre lo averiguado. Si se alarmo o no es algo que nunca me dijo.

Sentia curiosidad por saber que habia pasado con Harry y sus amigos. Logicamente no manteniamos contacto, pero en mi interior estaba naciendo la sospecha de que iba a conocerlo muy pronto de alguna manera.

Comence a preparar mis cosas para volver a Hogwarts. Mi padre me acompaño nuevamente hasta el anden 9 y 3/4, pero intui que pronto iba a dejar de hacerlo y el tiempo me dio la razon.

¡Volvia a Hogwarts! Mi hogar y el de tantos inadaptados. Ahora se que la casa familiar cada vez se me antojaba mas difusa, el tiempo de la accion se acercaba, ya no era un niño. Un nuevo amanecer surgia en el horizonte y estaba dispuesto a recibirlo...

[Dorothy Anne]

Fiona

 

A Fiona le gustaban mucho los niños, desde pequeña soñaba con formar una familia grande y darles todo su amor a sus hijos. Lamentablemente los años pasaban y aún no encontraba al hombre indicado. En ocasiones creía que se trataba de su aspecto físico: tosco, robusto. Sus facciones no eran las más angulares, ni su piel la más suave pero, podía afirmar, con toda certeza, que tenían un corazón de oro.

 

Percibió el interés que la criatura tuvo ante la arcilla. No todos se sentían inclinados por dicho material, porque implicaba ensuciarse las manos, cosa que para ella era un pequeño placer de la vida diaria. Le sonrió a Aydin, volteó y todo un pedazo de arcilla fresca, al tocarla el material dejó de cambiar de forma y se quedó inmóvil.

 

—Encatada en conoceclo, joven Aydin —respondió ella con palabras torpes debido a su poca desenvoltura con el idioma de su país actual. —Es un gusto que hayan venir hoy —esto se lo dijo a la encantadora pareja, que suponía eran sus padres.

 

Jugó con la arcilla que tenía entre sus dedos. La aplastaba, le daba vueltas y la retorcía, todo para despertar aún más el interés del niño. Después de unos segundos tendió su mano y se la ofreció para que también jugara con ella.

 

 

—Esto se llama arcilla, es un material que moldea, parecido a la plastilina, solo que éste proviene se ciertas rocas, así que es completamente natural. Con se hace las figuras que quiera y una vez que acabar se deben poner en aquel aparto de allá —señaló el horno de una de las esquinas. —, para que sequen. Luego se pintan.

 

[Anthony R. Dracony M.]

Aydin

 

El niño castaño ladea su cabeza y sonrie a la joven rubia...para él, la chica es como esa gente gentil que antes convivia en ese pueblo de cazadores y es como si fuesen amigos...gente que tienen en común el terruño de donde antes vivian...

 

El niño ya habla inglés...casi dos años que vive al cuidado de los Ryvak...así que no tiene problema para entender a la joven rubia.

 

-- Yo igual! me da gusto que estes aquí Fiona...--Dice el pequeño muy risueño, sus ojos siguen los movimientos de la joven que toma aquella masa...algo que antes no vió, trato de recordar si algo semejante hubo presenciado...pero solo la fabricación de flechas vino a su mente...miró a Fiona manipular esa porción de material tan maldeable...

 

 

--¿A..arcilla?--Repitió el niño al tiempo que aceptaba la porción que Fiona le ofreció, también la aplasto, sintiendola entre sus manos...empezó a reir y la reunió toda en una barra, comprobo que podía hacerla cambiar, engrosarla, adelgazarla, dividirla, extenderla...esa sensación de "poder" darle forma según su parecer le produce una delicia igual que ver y jugar con criaturas.

 

La pone sobre su mano y la observa detenidamente...piensa en lo que ha dicho Fiona..."se hace las figuras que quiera"...ve la pequeña cantidad y sus labios dibujan una fina línea que muestra su desilución...no podra crear una replica parecida a su "amigo"...¡es muy poca! la agrupa entre sus dos manos...apenas llena su puño, entones llega una inspiración...

 

Sin importar nada de nada, se deja caer al suelo, empieza a trabajar con la arcilla, una vez...trata de hacer la forma de un animalito que ha observado mucho...sabe bien como es, porque muchas veces a puesto migajas en su mano para que coma...lo que resulta no le parece adecuado, la desvarata...segunda vez...sus cara se contrae mientras intenta crear cuerpo, cabeza, patas y alas...su intento no le convence, lo vuelve a desvaratar, ahora cree que tiene la manera...hace una esfera, la manipula para cambiarla a dos, una pequeña y otra mayor...unidas ambas en un estremo...jala, estira, abulta y distribuye la arcilla, este intento queda mejor, pero no es lo que quiere...la vuelve a desvaratar y suspira...no es tan sencillo como suponía, pero vuelve a iniciar...

[justo]

Supongo que a estas alturas el nombre de Gilderoy Lockhart es el de alguien absolutamente conocido, y aunque su historia se ha revelado como uno de los mayores embustes de nuestro mundo hay que reconocer que el personaje tenia su gracia.

¿Que por que hablo de el? Pues porque fue uno de los protagonistas, indirectos, de mi segundo año y es justo que le dedique unas lineas.

En mi niñez se hablaban cosas legendarias de el, de su vida y hazañas, de su libros describiendolas, en general el unico tema que el dominaba a fondo era su enorme ego. Como no podia ser de otra manera, durante sus años de estudiante pertenecio a la mas egocentrica de las Casas, Ravenclaw. Es sorprendente que en una casa de un ego tan inflado el destaque por encima de todos. Cuesta creer que gente como Cho-chang o Luna Lovegod hayan sido de alli pero asi es.

Se puede decir que el segundo año comenzo como siempre. O sea que estabamos sin profesor de DCAO (Defensa contra las Artes Oscuras) y Dumbledore andaba como loco a la busqueda del sustituto del pobre Quirrel.

Por fin, y a la desesperada, contrato a Lockhart. No es que fuera idoneo para el puesto sino que era el unico para el puesto. Tenia a Snape, claro, pero no parecia muy inclinado a adjudicarselo.

Yo tuve ocasion de conocerle en el Callejon Diagon, en la libreria de Flourish y Blotts, donde habia ido a conseguir mis libros el dia antes de coger el expreso. Alli contemple, regocijado, una curiosa discusion entre Harry, Draco, Ginny, Ron y Hermione. La cosa se saldo con una monumental pelea entre Lucius Malfoy y Arthur Weasley sin apenas consecuencias (Lucius recibio un golpe en un ojo con el libro "Enciclopedia se setas no comestibles" y Arthur con el labio partido) pero, en conjunto, fue una gran pelea.

Me fui a mi casa con una sonrisa en los labios. El curso empezaba bien ---me dije-- a ver lo que pasa...

[Dorothy Anne]

Fiona

 

Fiona vio sorprendida como un niño tomó la arcilla y empezó a manipularla. No todos los pequeños lo hacían con tanta soltura, aquellos con temor a mancharse las manos ofrecían más resistencia y optaban por usar colores de madera o tocar algún instrumento. El jovencito actuaba con mucha propiedad para su corta edad, debía de ser muy bien educado en casa.

 

Se quedó unos segundos en silencio mientras observaba a Aydin quien, si en un principio se ve muy entusiasmado, luego se nota un poco exasperado al no dar con su objetivo propuesto. Fiona se preguntó cuál figura quería diseñar. Se colocó de pie y caminó hasta un mueble con varios cajones, abrió el segundo cajón y tomó unos instrumentos que quizás lo ayudarían.

 

—Esto tal vez pueda ayudar—le comentó a Aydin mientras se agachaba para quedar a su altera y le ofrecía con su manos grandes los materiales.

 

Entre las herramientas había un pequeño rodillo, un ahuecador, un cepillo con cerdas suaves y diferentes espátulas, cada una con una forma distinta: redonda, cuadradas, puntiagudas… estaba segura que con eso podría definir mejor la figura que llevaba en mente, sin embargo era muy importante tener paciencia y precisión.

 

—Estos instrumentos están diseñados para trabajar los detalles que no puedes hacer con tus dedos, solo debemos ser muy cuidadosos. Recuerda que si no lo logramos al primer intento podemos seguir intentando.

 

[justo]

Tras haber hecho una semblanza de nuestro curioso profesor de DCAO emprendi, al dia siguiente, el viaje hacia Hogwarts.

En el anden tuve tiempo de fijarme en algo muy curioso. La familia Weasley practicamente al completo acompañando a Hermione. Faltaban Ron y Harry y supuse, erroneamente, que ya se encontraban en su departamento. Lo que si pude apreciar es que habia una chiquilla pelirroja que, me parecio, la hermana pequeña.

Durante el trayecto pude comprobar, con cierta estupefaccion, la ausencia de Harry y Ron. ¿Donde demonios se habrian metido? Lo comente con mis compañeros y Draco apunto que habrian dejado a la "sangre sucia" de Granger, observacion que arranco grandes risotadas de los demas.

Daphne (Dap) y yo fruncimos el ceño. No nos gustaba en absoluto aquella expresion. Discutimos agriamente sobre el particular y especialmente con la bocazas de Pansy. El ambiente se hizo tan irrespirable que Dap y yo nos fuimos a dar una vuelta.

- Ya esta bien, esa conversacion no llevaba a nada bueno...

- Si te molesta mi compañia dimelo y me voy.

- No Dap, quedate, tu presencia es un balsamo para mi.

- No deberias hacerles caso, son unos estupidos...

- Ya...pero me duele que digan eso, especialmente Draco.

- Eres un poco extraño, no lo voy a negar, pero me gusta tu compañia.

- ¿Solo mi compañia...?

- Y tu, claro, sobre todo tu.

[Nicole Evans Crowley]

Distracción...una buena distracción era lo que necesitaba aquel día. Desde su regreso a Londres se habia dedicado, la mayor parte de su tiempo, a resolver los asuntos internacionales dentro del ministerio, a pesar de sus esfuerzos los problemas habían llegado a la comunidad mágica londinense. Ahora, con la llegada de nuevas reformas, todo estaba en un desequilibrio constante, el trabajo dentro de su departamento aumentaba con cada día, haciendo que la presión y estrés la siguieran en todo momento. Necesitaba urgentemente un descanso, algo que la ayudara a relajar su mente y así poder recobrar un poco de paz interior.

 

Qué mejor lugar para cumplir su objetivo que una visita al Callejón Diagón, aunque el pasaje siempre estaba inundado de transeúntes y compradores, sabia que al lugar al que se dirigía no era tan concurrido. Camino por el callejón pasando entre grupos de gente hasta llegar al lugar deseado, estaba ahí por recomendación de un conocido, no perdía nada con visitar el lugar y ver si cumplía con sus propósitos.

 

Ingreso al centro cultural La Libélula Encantada, de inmediato se vio envuelta por el suave y relajante sonido de música clásica, el lugar debía tener algún hechizo porque los murmullos del exterior dejaron de escucharse en cuanto cruzo el umbral. Ante ella se extendía un gran recibidor con columnas blancas y vegetación por todos lados, los rayos de luz ingresaban por algún sitio en el techo.

 

Salio de su estupor y se dirigió hacia un mostrados ubicado en aquella sala -Buenas tardes, me comentaron que aquí daban diferentes talleres- dijo dirigiéndose a la dependienta -Quisiera tomar uno de pintura o música si es posible.

 

Que mejor opción de relajación que las artes para recuperar un poco de paz, expresando y liberando todas las cosas que se revolvían en su interior. Estaba lista para la ocasión, sabia a que iba y habia decidido vestir unos leggins negros, una simple blusa blanca de manga corta y por encima una chaqueta gris, terminando su conjunto sus acostumbradas botas negras, nada excepcional, el conjunto adecuado si es que iba a terminar embarrada de pintura. Espero a que la persona encargada del taller no tardara en presentarse.

 

 

@@Dennis Delacour

[Dennis Delacour]

El día había comenzado de lo más tranquilo desde que despertara esa mañana, todo había transcurrido en una calma que hace rato no había en su camino así que agradeció aquello pero por más que quisiera quedarse descansando en la mansión debía hacerse cargo de los negocios en el callejón Diagon, si bien era cierto que tenía un estilo de vida bastante holgado gracias a su familia también era verdad que le gustaba ganar su propio dinero y tener sus responsabilidades, por ese motivo desde que se graduó del colegio había trabajado en varias cosas sobre todo en la rama ministerial. Pero sus locales eran además de un sustento también un escape de la rutina así que no tenía de qué quejarse.

 

Llegó a la Libélula y apenas cruzó el umbral se dirigió a la cafetería por su adorado café traído de sudamérica, tomó asiento en una de las sillas del jardín mientras esperaba que la atendieran colocando al lado de la mesa el bolso donde iban un par de manuscritos que iba a dejar en el área de la biblioteca. Cuando trajeron frente a ella la taza con aquella humeante y deliciosa bebida no pudo más que aspirar el dulce aroma que brotaba del líquido contenido en aquella pieza de porcelana italiana.

 

Su día no podía ser mejor, eso hasta que de su bolso salió Pete, el escarbato de su ahijado que lo más probable es que se hubiese colado en la mansión sin que lo notara y velozmente emprendió rumbo a las tazas de plata con té recién servido junto a la caja registradora del lugar, como podía hacer equilibrio con esas tazas y el liquido dentro de ellas, mientras buscaba su varita salió de su campo de visión y se dedicó a seguirlo lo más rápido que pudo.

 

Llegando a recepción y antes de que saliera a la calle logró apuntar su varita — Petrificus totalus — haciendo que la pequeña criatura quedará estática en el momento pero lo que no tuvo en cuenta fueron las tazas con té que salieron volando a los pies de una joven que estaba con la recepcionista suplente Mary. El rostro de la Delacour era un poema cuando se acercó a la joven y el desastre a sus pies.

 

— Mary por favor llévate a Pete y que lo lleven a la mansión — dijo para luego dirigirse a la joven. — Mis más sinceras disculpas por lo ocurrido, es más la Libélula encantada con gusto le invita algo de beber mientras se le atiende — dijo disimulando la pena por ese desastre que ya estaban limpiando. — Mi nombre es Dennis, en que le puedo ayudar — termino de decir con una sonrisa amable, esperaba que lo sucedido no ahuyentará a la joven del centro cultural.

 

@@Nicole Evans Crowley

[justo]

- No se Dap, creo que estoy hecho para la soledad.

- No digas eso, habra alguien que te guste...

- Hay alguien pero...

- ¿Pero...?

- No quiero hacerle daño, eso es lo que hay.

- ¿Estas enamorado?

- Me gusta una compañera de Casa, si, si a eso te refieres...

- ¿Podria saber su nombre...?

- Eres tu Dap, siempre te he querido.

- El sentimiento es mutuo, querido, pero...si quieres los formalizamos.

- Estamos bien asi. No te doy esperanzas de que duremos pero te lo diria, creeme.

- Pues a lo tonto hemos llegado al vagon de Hufflepuff.

- Es verdad. Deberiamos regresar.

Y entonces lo vi. Un muchacho de Hufflepuff que me miraba con una enigmatica sonrisa. Su cara no me sonaba de nada pero si estaba seguro de que no era de Hogwarts. ¿quien seria...?

[Nicole Evans Crowley]

Permanecía en la recepción del centro cultural, mirando la decoración del lugar y deleitándose con las bellas sinfonías que se escuchaban en el lugar; solo había estado en aquel lugar durante unos minutos, pero el ambiente tenía una carga tan alivianada que ya podía sentir como sus efectos accionaban en su interior.

 

La chica que la atendía sonrió de manera amable, disponiendo ante ella una serie de folletos con la información que había solicitado, justo comenzaba a dar su explicación cuando la tranquilidad del lugar se rompió. El sonido de un correteo se aproximó hasta ellas, un hechizo se pronunció de manera apresurada, de manera continua se escucho el inconfundible estruendo de vajilla al chocar contra el piso.

 

Todo paso tan rápido que la Evans solo tuvo tiempo suficiente para voltear cuando sintió que un líquido, ligeramente caliente, la alcanzaba y mojaba la parte inferior de sus leggins y sus botas. A sus pies y en medio de un charco que parecía ser té se encontraba, completamente tieso, un pequeño escarbato, se disponía a sujetar a la pequeña criatura cuando una bruja rubia se le adelanto. Evitando resbalarse con el charco, sujeto al escarbato para después entregarlo a la joven que la había estado atendiendo, Mary.

 

La recién llegada se presentó como Dennis, quien de inmediato ofreció sus disculpas por lo sucedido, la Evans pudo notas, por su forma de hablar y los ofrecimientos de la chica, que se encontraba con la dueña de aquel centro cultural.

 

-Mucho gusto, soy Nicole Evans y no hay de qué preocuparse, ha sido un accidente, todos sabemos cómo pueden ser los escarbatos cuando ven algo que les gusta- resto importancia al incidente, siguiendo a la joven hasta la cafetería ubicada dentro del centro -Un conocido me comento que aquí dan diferentes talleres y venía a tomar uno de pintura o de música, cualquiera de los dos estaría bien- caminaron hasta llegar a la cafetería y tomaron asiento en una de las mesas dispuestas en el lugar.

 

 

 

@@Dennis Delacour