La libélula encantada (MM B: 111815)

[justo]

- Hay una cosa que nunca te he preguntado y mira que he hablado contigo ¿Cuáles son tus creencias?

 

- Es verdad nunca me las has preguntado.

 

- Bueno, dímelas.

 

- Ah, ¿es que tengo que decírtelas?

 

- Si no es molestia...

 

- Bueno, pues...soy pagano.

 

- ¿Y eso que es?

 

- En mi caso soy creyente del antiguo culto ibero de mi pais natal.

 

- Nunca lo hubiera sospechado.

 

- Pues ya ves...

[Darla G Dumbledore]

La pareja seguía disfrutando más de su mutua compañía que de cualquier otra cosa, el lugar era bellícimo, con ese jardín dónde podían disfrutar de un exquisito té y la amabilidad de la anfitriona. Los ojos de Darla se perdían en la mirada azul de su novio y asintió ante las palabras de él, que estaba de acuerdo con el lemon pie, la pelirroja sabía los gustos de su prometido y en buena parte los compartía.

 

Una sonrisa se dibujó en los labios de la Potter Black al oír la respuesta de Seba, era su juego, decir que uno amaba más al otro, y finalmente uno de los dos cedía, y aceptaba que era más grande el amor de su pareja, pero hasta la hora señalada. Amaba esos detalles que formaban parte de su ser pareja, conocerse y amarse. Por unos segundo dudó, ¿ocurría algo malo? le había parecido que Seba se mordía, pero hasta que él no se inclinó hacia ella, para besarla y depositar en sus labios no solo su beso de amor, sino también el delicioso sabor de su sangre, Darla no entendió.

 

Un gemido escapó de sus labios mientras besaba y chupaba el labio de su prometido, bebiendo la sangre que él le ofrecía, su esencia, su ser, Darla cerró los ojos y lo beso con más amor y pasión, sintiendo como él se entregaba a ella, y buscando darse ella misma en el beso ya que no podía hacerlo en cuerpo, pero si en alma a su amor.

 

--Te amo tanto --susurró entre sus labios, recorriéndolos con su lengua mientras su mano acariciaba la mejilla y luego el cuello de su prometido.

[justo]

- Sigues siendo un pozo de sorpresas. ¿Y como se te ocurrio crear los 3 Circulos? ¿Y por que ese nombre?

 

- Los creamos, si, fue algo conjunto, para dar cobertura y apoyo a todos los que, como yo, necesitábamos una manera de contactar con gente igual. Y en cuanto al nombre....Bien, no se si te has dado cuenta pero estamos formando 3 círculos. El exterior es de miembros ilimitados, el intermedio tiene solo 60 miembros, y el interior somos siempre 19.

 

- ¿Y por que 19?

 

- Pues porque todos llevamos unos anillos con emblemas. 12 por los signos del zodiaco. 4 por los elementos, 2 por los generos y yo.

 

- ¡Ahora lo entiendo!

 

- Si, ya me he dado cuenta de que eras un poco lento.

 

Y los dos rompimos a reir.

[Hessenordwood Crouch]

No puede evitar el modo desagradable con el que apenas se gira para conocer el rostro de quien habla junto a él. A menudo Garry repercute, sus naturales gestos agrios a la criatura, ya que él no es de hacer muchos de ellos comúnmente, por lo que el modo en el que apenas ladea medio cuerpo y sus extraños ojos se detienen descortésmente a observar mejor a la pequeña mujer que radiante está casi de junto, no es intencional y, aunque el “Señor Ollivander” de ella, tampoco es algo con lo que el brujo empatice, él no se molestaría solo por una cosa como esa.

 

Se da el tiempo, como siempre, aun cuando Evans y Bernadette insisten en que puede ser incómodo, en observar a la mujer ahora frente a él, el modo en el que apenas podía ella con todo el puñado de mandado que se cargaba consigo y como él no puede entender el último comentario respecto a eso. Entonces, Garry le observó con ese par de ojos libre de emoción, de arriba abajo, con rostro tan pálido e insípido como el del mechón cano hasta que se encontró nuevamente con el de ella. “Kutsy…”, es esta vez la criatura quien se encarga de recordar su nombre, aunque no tiene el cuidado de recordar los apellidos de ella, incómodo, pero a Garry eso jamás le ha importado.

 

El gesto del muchacho se ablanda de apoco y monta media sonrisa que se encarga de empalmar las cicatrices en su rostro, le había costado solo un poco recordar a la muchachita, y es que era, que obviamente, ella no parecía la misma que alguna vez encontró en Baker. ¿Qué había pasado en ella? sin duda parecía distinta y Garry se pregunta si de verdad todo iría bien con ella.

 

―El gusto será todo mío, Stroud-, él apenas hace una venia, aunque su gesto no mejora mucho y continúa indolente, tampoco es que mintiera. ―El lugar promete en realidad, solo espero que no sea una fachada-, lentamente despega al fin su atención de la mujer y aun con media sonrisa, esta vez con aire divertido, observa a la recepcionista apurada en buscar la información que ha solicitado. ―El arte siempre es una buena inversión de tiempo, ¿no lo cree usted? -, él hace un ademán a Kutsy señalando un lugar, aparentemente seguro, donde puede dejar sus cosas. ― Pero ¿Qué tiene la libélula encantada que la atraído hasta aquí maniobrando sus compras, Stroud?-, perezosamente arrastra sus manos hasta sus bolcillos, esta vez atento, dispuesto a escuchar los intereses de Kutsy.

 

Off

@@Kutsy Stroud Lenteric perdoname la demora

[justo]

- ¿Y por que el circulo intermedio son 60 miembros?

 

- El numero minimo mas pequeño y, al mismo tiempo, suficientemente grande para tomar decisiones, es de 60. Los numeros no estan elegidos al azar. Todo esta milimetricamente medido.

 

- ¿Cuando se incorporaron los Flammel?

 

- Veamos....si, en 1.356. los conoci en Paris, planeamos su "muerte" y los sacamos del pais sin llamar la atencion. Despues nos fuimos al Santuario, durante dos siglos no salieron de alli.

 

- ¿Y Dumbledore?

 

- En 1.843. Dumbledore tenia, entonces, 24 años.

 

- ¿Tan joven?

 

- Tu te uniste con 20.

 

- Si, claro, perdona.

 

- A veces lo olvidas.

[Seba Granger]

La sensación era un poco rara pero agradable, sabía muy bien que mi amada no tomaría mucho de mi sangre, otras veces se lo había ofrecido pero esta no había querido, pero en esos momentos sentir que disfrutaba un poco de mi, de lo que corría por mis venas me hacía contener los gemidos, y excitarme mas de la cuenta.

-Te amo mucho mas amor mio, me encantas como no imaginas- mordí su labio con suavidad, luego la observe a los ojos una vez mas, mientras mi mano acariciaba su mejilla.

-Necesitamos hablar- debía llevarla al propósito por que la había invitado a salir de casa aquel día, habían cosas que estaban sucediendo en mi vida, o al menos en la parte de mi vida que ella no había podido entrar mucho.

Los cambios habían sucedido hace unos días ya pero aun no se los comunicaba a ella, no tenía secretos con ella, no me gustaba que los hubiera.

 

@@Darla Potter Black

[justo]

- Entonces....yo seria el miembro mas joven.

 

- Te olvidas de tu ahijado y su mujer, eran aun mas jovenes.

 

- Es cierto. Lo habia olvidado.

 

- Una pareja brillante, por eso los elegi.

 

- ¿Y cuando empezasteis a llamar la atencion del resto del mundo magico?

 

- Para 1.696, habia una crisis economica y nosotros refinanciamos algunos bancos, como Gringotts. Eso nos dio a conocer.

 

- ¿Y de donde sacabais tanto oro?

 

- Pero hombre, somos alquimistas.

 

- Es cierto. ¿Donde tengo yo hoy la cabeza?

 

- Eso me pregunto yo.

[Darla G Dumbledore]

Una sonrisa entre tímida y enamorada se dibujó en sus labios al escuchar las palabras de su Seba, ronroneo con la caricia que él le correspondía. Sus ojos se perdieron en los de él y supo que ese amor era correspondido como jamás había imaginado. Las siguientes palabras sin embargo la hicieron dar un pequeño respingo que logró disimular lo más posible. "Tenemos que hablar" era una frase que por lo general hacía que las parejas se encontraran en un callejón sin salidas a la vista, esa no había sido la frase exacta pero se sintió casi con el mismo contenido.

 

--Entiendo amor --, la pelirroja se enderezó y tomó con una de sus manos la de su prometido mientras que con la otra uno de sus dedos recorría la circunferencia del borde de la taza en la cual les habían ofrecido el té.

 

--¿Me he perdido de algo en estos días? ¿De qué necesitamos hablar? --preguntó mientras tomaba la taza por el asa y la llevaba luego de la pregunta a sus labios, sorbiendo lentamente la deliciosa infusión que contenía.

 

Sus ojos seguían clavados en los de Seba, intentando imaginar qué es lo que él tenía para contarle, o de qué se trataba lo que debían hablar. Sabía que la compra del nuevo terreno y los planes de Eros y Tommy para él eran un poco conflictivos, se podían compatibilizar, y quizás hablarlo lejos de ellos les ayudara a solucionarlo antes que algo pasara, pero no, era una tontería que algo así se hablara fuera de casa. Podía ser algo del banco, bueno, sí estaba algo obsesionada con eso de sus errores sonsos. No, no cabía duda, el tema debían ser ellos dos, o algo que le había ocurrido a su prometido, o... mordió su labio por dentro, obligándose a mantener la calma y esperar que él le dijera qué es de lo que tenían que hablar.

 

@@Seba Granger

Editado 25 de Noviembre del 2018 por Darla Potter Black

[Seba Granger]

Observe la postula que había tomado Darla, no era la de relajada que había estado teniendo hace solo unos minutos cuando nos estábamos mimando, mordí mi labio por un instante y busque en su mirada por que el cambio, en ese momento sentí como si un balde de agua helada hubiera caído por mi espalda, "acaso ella pensaba que se trataba de nosotros?".

Acaricie su mano con la mía intentando que no estuviera tensa, -No es nada malo, o al menos para nosotros mi amor- me apure a decir a la bruja a la cual amaba con todo mi corazón y la que sería capaz de darle la vida si de ella dependía que ella sobreviviera.

Miré por unos segundos a todas partes, luego me encontré con los ojos de mi novia de nuevo, y acerque mas mi silla a ella, acaricie su brazo donde yo sabía que llevaba aquella marca de su bando, donde alguna vez la había cubierto con una rosa hace algunos años ya.

Tragué un poco de saliva, no sabía por que no solo lo soltaba, podía ser por los muchos que había estado en aquel lugar -He dejado el bando- dije de una, pero en un tono mas bajo.

-Hace ya un tiempo lo decidí, perdón si no había tiempo de contarte- mire por instante nuestras manos.

[Darla G Dumbledore]

La caricia en su mano, el tono y las palabras hicieron que el alma de la vampiresa volviera a ella. Si, un alma que ella creía perdida, pero que había regresado y se paseaba hasta por un corazón que ahora palpitaba por un mago más que guapo cuyas manos en ese momento acariciaba. Asintió con timidez y no pudo evitar dejar un suspiro de alivio, aunque aún la inquietaba algo en la frase, no era nada malo para ellos pero ¿era algo malo? Se obligó a tener paciencia y escuchar.

 

Seba parecía preocupado de que el secreto se mantuviera porque miró a su alrededor y luego a ella, acercándose más, la vampiresa hizo lo mismo, igualmente nadie pensaría que era extraño, una pareja que busca un poco más de intimidad y cercanía, solo eso sería a los ojos de los demás. Los gestos de su novio la hacían sentir que él parecía sentir no saber por donde empezar y de pronto se lo dijo. Y el gesto entre sorpresa y alivio pero a la vez preocupación surgió natural de sus labios entreabiertos en una pequeña o.

 

Darla asintió a las siguientes palabras y vió como su novio bajaba el rostro. Acarició su mano en la de ella, luego subió suavemente por el brazo para saltar a su mejilla, y de allí a su barbilla, haciéndolo que la mirara. Sí, por la mente de Darla pasaban muchas cosas, recordaba como la habían perseguido a ella, había tenido que rebuscar en los registros de la Marca para entender el por qué su prima y otras más la llamaban traidora. Irónico, pero no estaba dispuesta a permitir que le pasara igual a su novio, claro que ellos habían desaparecido en medio de la huelga, dudaba le hicieran daño alguno, pero no dejaría que ocurriera.

 

Sonrió con ternura a Seba, viéndolo una vez más a los ojos.

 

--Entiendo que te costara decidirlo amor, sabes bien que te entiendo --susurró a pocos centímetros del rostro de su prometido, le dio un suave beso en los labios antes de volver a hablar --no dejaré que te acosen como a mí, lo prometo, no soy mucho más fuerte que entonces, pero no dejaré que te llamen traidor, jamás.

 

Sus ojos brillaban con amor y decisión, dispuesta a proteger al hombre que amaba.