Encantamientos - Idiomas

[Gabrielle Delacour]

- Exacto.. Es cualquier cosa que puea expresar lo que quieres dar a conocer, así sea un simple gruñido.

 

Había dejado que su hija se explayara respondiendo las preguntas y al parecer, a pesar de lo despistada, tenía noción de lo que venía a aprender. Sus pies comenzaron a moverse impacientes en el aire, su mala maña de sentarse en el escritorio era algo que, incluso teniendo a Apolo de compañero, no podía evitar.

 

Clavó la mirada en la rubia y sonrió un tanto complacida ¿Sería prudente dejarla ir? Al ver el salón y los ocupantes prefirió dejarse llevar por su instinto y tal vez acompañar a su hija, las cosas con los dos magos parecían intensas.

 

- Creo que estaremos un poco más seguras en otro lugar.

 

Dicho eso se levantó de golpe y avanzó decidida a la Black, le tomó del brazo y metió su mano en el bolsillo abriendo con sus dedos la caja donde llevaba el translador.

 

Tras una ráfaga de sensaciones aparecieron ambas a la mitad de un callejón desierto; los carteles que le adornaban indicaban que habían llegado a Suiza, uno de los destinos preferidos de la Black, el comer (aunque no pareciera debido a su casi anímica figura) era algo que gozaba, más si se trataba de postres.

 

- Tu misión será conseguirnos chocolates y, si logras hacerlo, nos adentraremos en el bosque; tengo ganas de ver qué tal diplomática eres con las demás criaturas porque ¿Sabes? No solo quiero abarcar el área humana...

 

Aún sujetando a Akiza del brazo caminó hasta llegar a una calle un poco más poblada. Los alpes podían verse al filo de los techos de las casas; era una aldea sencilla pero una de donde la Delacour apreciaba más, no tanto por el chocolate, si no por la vista y el ambiente tan tranquilo.

 

- Es hora... Ve, anda ¡Shu! ¡Vuela libre!.- dijo moviendo los abrazos como quien ahuyenta una paloma molesta.- Y recuerda: Gestos, señales...¡Todo!

[Akiza Ravenclaw H.]

No podía creer lo que acababa de pasar...en 5 minutos mi vida cambió, ya que me encontraba tranquilamente en una clase cómoda, y de pronto estaba en un lugar diferente, sin duda, era una ciudad desconocida, donde mi madre me pedía unos chocolates...sin duda me imaginé que nadie del lugar hablaba nuestro idioma, sabía que iba a ser una prueba muy dura...pero tenía que demostrar todo lo que mencioné en el aula, me dio gracia cómo me mandó...cómo si fuera una paloma...

 

Al menos sabía que estaba en el país del chocolate, por lo que pensé que sería sencillo, primeramente, no sabía el uso de la moneda local, por ende sería difícil, además comprendí que la magia no debería servir mucho para estos casos...suspiré, lo primero que intenté es preguntar a alguien si hablaban ingles...pero me contestó en un idioma que no pude reconocer "Rayos...va hacer muy complicado esta prueba" no podía creer en la situación que me encontraba, tenía que lograrlo, si es que quería saber cómo era hablar con las demás especies.

 

Comencé a mirar los locales comerciales que estaban cerca de mi, recordé todo lo que dije, así que cómo no podía comunicarme con las personas, comencé a hacer gestos para que me vayan entendiendo que era lo que quería, señalaba los estantes, mientras me miraba un poco raro, sin embargo, no entendían lo que quería, me comencé a frustrar, en ese momento, me di cuenta que no sentía lo que quería, así que puse más intención.

 

Comencé a señalar los chocolates que gracias a una fuerza superior, encontré cerca de mi madre, un local de dulces, donde me di cuenta que por el olor que captó mi nariz, dirigiéndome para ese lugar, vi los chocolates más deliciosos, que podía haber...y para mi gran suerte, los que quería estaban en el lugar más alto, que necesitaba la ayuda de los empleados...

 

Me arme de valor, y hablé con unos encargados, lastimosamente no sabía mi idioma, y era triste, pero me armé de valor, comencé a señalar cada uno de los objetos que necesitaba, apunté al chocolate...hice el numero dos con mis dedos, estaba feliz porque el hombre me entendió y eso me agradó. Di un suspiro de alivio, fui a pagar...

 

Al final, salió todo bien, porque cómo no tenía dinero, le intercambié un pequeño muñeco de oro que tenía, ya que no poseía, el dinero local, pero con buenas señas, interpretando que era un ser protector, que aceptó con una sonrisa, fui con mi mamá, con los dos chocolates, que tenían maní, y mouse de chocolate dentro de éste.

 

-Mami, aquí está el chocolate, me costó bastante - dije con un suspiro...- Espero que te guste, se que son los mejores - dije con una sonrisa...

 

@@Gabrielle Delacour

[Gabrielle Delacour]

El tiempo pasaba ¿Qué tan difícil era el encontrar un chocolate en aquel lugar? ¿Y si su hija se encontraba en apuros? La Black estaba más que segura que su hija estaba bien pero no podía contener esos nervios de madre, más siendo Akiza su primogénita.

 

Temía el moverse del lugar por aquello de que no le encontrara de nuevo por lo que se sentó en la banqueta a esperar que regresara. Su pie jugueteaba inquieto haciendo ritmo en el concreto pero su mente seguía en aquel ciclo de preocupación hacia su hija mayor.

 

La voz de Akiza le hizo levantar de inmediato la mirada y se levantó de golpe.

 

- F*ck yeah.- dijo sonriendo mientras tomaba el chocolate y le abrazaba con orgullo.- Puedo apostar que tu trabajo te costó pero aprediste algo importante: Señas, gestos e interpretar a las personas ¿Cierto? De eso se tratan los idiomas, no es tan necesario aprender a la perfección cada uno de ellos si no abrir la mente y los sentidos para poder comprender lo que el entorno te da cmo pistas.

 

Le volvió a sujetar del brazo y caminó con ella a su lado casi obligándole a seguirle los pasos. A lo lejos los Alpes eran más que majestosos y el clima dejaba poco que desear, el poco frio que se sentía era más que agradable aunque, cayendo la tarde, el clima pudiese tornarse un poco más brusco.

 

Detuvo sus pasos al llegar a un prado. A lo lejos se podía observar un pequeño bosque por lo que Gabrielle volvió la mirada a su hija.

 

- Sé que es demasiado, que posiblemente termines perdida, pero no solo los humanos nos comunicamos.- ¿Se estaba pareciendo a su hermano con tanta metáfora? Rodó los ojos por instinto y continuó.- Así que tu desafío es llegar a una pequeña casa que hay en el centro de ese bosque, ahí te encontrarás una caja en la entrada, caja que contendrá tu traslador para regresar al aula. Utiliza a los posibles animales que te encontrará, no, no estoy hablando de crque te sientas princesa y cantes para pedir ayuda, si no puede que algunas criaturas mágicas puedan ayudarte.

 

Arqueó la ceja y volvió a tratar de ahuyentarle.

 

- Espero que regreses que en dos días nos casamos Mahia y yo... ¡Suerte!