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Runas Antiguas - Astronomía


Orión Yaxley
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Orión no tenía un aula específica para dar Runas. Generalmente, se decidía por cualquiera que estaba vacía en el momento que visitaba los pasillos en la mañana de la clase. Diría que era casi siempre, pero en los últimos dos meses cayó con resaca a dar clases, luego de una noche bastante movida de fiesta dura. Esta vez quería tomar el toro por las astas y… bueno, tener la fiesta en el momento que daba la clase.

 

Por eso, citó a su alumna sobre las siete y media de la tarde. Horario ideal para comenzar a prepararse para una noche londinense de un otoño temprano. Hacía fresco ya y la noche se hacía casi presente. Podía sentir unos 15 grados con un vientito cómodo. Una campera de cuero por encima de una remera básica clara era lo que lo vestía por encima.

 

Tenía en su escritorio de profesor la bolsita de runas para su alumna, como para él.

 

Apoyó su trasero en el borde del mueble y quedó esperando a la puerta. Su contextura ancha se acentuaba más con la decisión de vestuario. Los hombros de la chaqueta de cuero lo hacían más imponente. Desde que se había vinculado a la animagia también notaba un cambio en el cuerpo, aunque el oso interno se iba de a poco a dormir.

 

- Solo espero que no se tarde.

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¿Qué es el universo?


Aquella duda, ya no rodeaba más su cabeza y ahora apilaba una interminable colección de tomos sobre astronomía y astrología. Había aprendido a distinguir la diferencia entre ambas ciencias, ya que cada una estaba enfocada a diversos sucesos y fenómenos que ocurrían dentro y fuera del mundo mágico. Su telescopio estaba siempre posicionado en la parte este de su oficina, apuntando a donde todas las noches o casi todas, aparecían algunas constelaciones milenarias. La de Hidra y Serpens eran las que más captaban su atención, empeñada en descifrar como se habían creado y que astrónomos, les dieron los nombres que ostentaban.


Los utensilios que emplearía estaban, ya dispuestos dentro de una pequeña mochila recordando anexar los mapas astrales. La misiva enviada a su único alumno, ya estaba en camino y esperaba verlo pronto dentro del observatorio Mauna Kea, ubicado en Hawaii. Detestaba la idea de impartir clases dentro de un aula, porque lo consideraba una limitante que no les permitía expandir sus dudas y sobre todo, aprender más que nada de la práctica en campo abierto. Las estrellas eran un mundo complicado de entender y estudiar a detalle, requería mucho empeño y dedicación. Un planetario de tamaño real se divisaba dentro del techo de su oficina, moviéndose uno a uno los planetas cada cierto tiempo formaban una perfecta alineación, le resultaba fascinante todo lo que eso desencadenaba dentro de la humanidad.


Cambios en la naturaleza y en las personas, avisos de que todo era un ciclo que iniciaba y terminaba. Pero no siempre de la forma que se esperaba, justamente eso era lo que más le fascinaba del nacimiento de una nueva estrella o planeta, indagar sobre su origen y como sería analizada por los científicos como ella. Mirar el oscuro cielo era destapar la caja de Pandora, provocando que magos y brujas se interesaran por adentrarse en el mundo de la astronomía. El traslador con forma de Hidra estaba listo para ser activado por Malfoy, agitaría sus nueve cabezas llevándole hasta Hawaii. Esperaba que Jank llevará su telescopio y todo lo requerido para la clase, aunque siempre era una mujer

precavida y llevaba elementos extra.


Calzando la mochila sobre su hombro derecho, enfundaba su varita negra como el ala de un cuervo en la pretina de sus jeans, dando dos pequeños golpes sobre el suelo con sus talones, brotaba una densa neblina que cubrió por completo su anatomía. Su vestimenta se vio remplazada por una túnica corta que llegaba abajo de sus muslos, cubriendo su corsé verde esmeralda, dando una última mirada a su oficina desapareció al toca el lomo de traslador en forma de Hidra. Su primera clase de astronomía estaba a nada de comenzar y eso le sacaba una sombría sonrisa de los labios, esperaba poder emplear alguna de sus habilidades adquiridas dentro del Ateneo. El ver con su ojo interior lo que el futuro le deparaba dentro de esa nueva aventura o quizás poder ver el progreso que el Señor Dane, tendría dentro de la clase. Innumerables posibilidades se proyectaban en su cabeza, pero cada una de ellas fue silenciada por el tirón que sintió al ser absorbida por el remolino que le condujo hasta el sitio donde se desarrollaría la cátedra.


Cayendo con firmeza sobre las plantas de sus pies, iniciaba un ritual de protección contra los muggles que pudieran andar cerca del lugar. No deseaba la más mínima interrupción por parte de estos y menos que los astrónomos pillarán antes que ella los abastimientos estelares o planetarios que estaban programados para esa madrugada.



Editado por Juv Malfoy Croft

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RUNAS ANTIGUAS

 

Era mi primer día de clases, aquella imagen me hizo sonreír, era algo extraño, hacia una eternidad que no pisaba un salón de clases, al menos como una alumna, recordaba con cariño aquellos días en la vieja academia, cuando tenía la fortuna de impartir clases a jóvenes magos, aquellos días habían sido de los mejores de mi vida. Mire al cielo que comenzaba a tornarse oscuro y llenarse de pequeñas centellantes estrellas.

 

Consulté mi reloj de pulsera, tenía el tiempo justo para encontrar el lugar, me frote las manos con nerviosismo mientras mis pequeños pies avanzaban hacia el lugar de la cita, mis rizos rebotaban con gracia sobre mis hombros mientras alcanzaba el aula que buscaba. Mi atuendo muggle podía ser extraño para muchos, pero me agradaba bastante la forma en que combinaban colores y telas, las túnicas me parecían poco favorecedoras, aquella noche había elegido algo sencillo y cómodo, un suéter negro de cuello alto, un pantalón gris oxford ceñido, una botas negras de tacón alto, un abrigo a cuadros gris con blanco y una bufanda negra.

 

Respiré profundamente antes de entrar, no podía dejar de sentirme como una quinceañera en su primer día en la escuela, aunque a ciencia cierta tal vez me sentía aun peor. Ajuste mi bufanda, revise mi abrigo, la primera imagen era siempre importante. Empuje la puerta y ahí frente a mis ojos se presentó la imagen de un pequeño salón, un mago de aspecto fuerte y serio me miro esperando mi saludo.

 

-Buenas noches…- dije sosteniendo su mirada. – Sol Lestrange…- dije a modo de presentación- un placer conocerle…- me acerqué extendiendo la mano con aplomo, no podía dejar que los nervios me traicionaran.

 

@Orión Yaxley

Editado por Sol Lestrange Black R

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El traslador lo hace aparecer frente a la playa. Jank tiene dos opciones: caminar unos cuantos metros hacia el observatorio para reunirse con el instructor de la habilidad, o hundir sus pies en la arena húmeda luego de tantos años. Antes de que su mente lo procese demasiado, el sonido de las olas rompiendo contras las rocas y la brisa marina lo transporta hacia épocas más livianas. Quizá, después de todo, sea momento de que acepte la paz entrar en su vida nuevamente. Y preocuparse por cosas cotidianas como mojar sus pantalones hasta las rodillas podría ser un buen comienzo.

 

Después de un buen rato contemplando las maravillas de Hawaii, el mago decide emprender la marcha de regreso hasta el punto de reunión. En el camino se encuentra con varios hogareños que lo señalan desde lejos y, al pasar frente a una tienda de tablas de surf, unos chicos le preguntan por qué tiene dos mechones blancos. La única chica del grupo no le deja responder, puesto que ella afirma que se trata de una maldición hereditaria, que es símbolo de muerte y que pronto se extenderá a toda la cabeza. Incluso le recomienda que sea quemado fuera de la isla para evitar que su espíritu contagie a los demás. Jank solo sonríe y acepta los consejos, sin desacreditar ninguna de las creencias. De cierta forma, espera que tenga razón, al menos en la parte que muere.

 

Usa su dedo índice para encender el cigarrillo de esencia volcánica cuando está subiendo las escaleras del Mauna Kea. Ha oído hablar una sola vez de este observatorio, solo de pasada, cuando durante las últimas clases de sexto curso en Hogwarts los gemelos McDanield´s hicieron una exposición recreando mágicamente los diez observatorios más importantes. Jank aprovechó el tiempo estudiando para otro examen, pero algo se pudo almacenar en su cerebro. Por lo menos sabe que el sitio es prestigioso.

 

- Buenas - dice al abrir la puerta, y cuando la cierra, arroja el cigarrillo por la abertura, que al tocar el acero de la escalera hace que ésta se torne roja de calor por unos segundos. Reconoce a la instructora y la saluda con una cabeceada. Solo espera centrarse en la clase y nada más; se lo debe a su abuelo, quien nunca pudo inculcar la pasión por la astronomía a sus descendientes. Necesita honrarlo de alguna manera, pese a que ya es tarde para que se entere a través de algo más que no sea el certificado sobre su lápida. Sin embargo, Jank va preparado: de su cabeza crece un gorro de brujo cuyo interior posee varios tomos acerca del estudio estelar y teorías tanto mágicas como muggles. Mínimo saldrá de allí sabiendo ajustar el telescopio.

 

@

Editado por Jank Dayne

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- Buenas noches, Sol, bienvenida a Runas Antiguas.

 

Orión le devolvió el saludo con cierto gusto.

 

- Verás, la clase será relativamente corta. Iremos de fiesta un poco en Londres, ¿si? Pero, necesito que uses las runas para que nos guíen en la noche. Empezaremos en Koko, que toca un DJ muggle.

 

Se rascó un poco la nuca y buscó en sus bolsillos.

 

- Estoy un poco viejo para recordar nombres de gente que no me interesa, pero, supuestamente, promete una buena parranda. Ten, esta bolsita negra tiene un set de runas para que nos puedas ir guiando por la noche. Si no estás familiarizada con la descripción de las runas, te recomiendo que busques algún libro sobre Elder Futhark, es importante saber la diferencia entre Kenaz y Dagaz, por ejemplo.

 

Aclaró la garganta y dejó un botón sobre el escritorio donde estaba apoyado. Movió su varita sobre el objeto para encantarlo como traslador. La idea era que Sol pudiera tomarse el tiempo para prepararse antes de optar por viajar, finalmente.

 

- Verás, las runas pueden funcionar como abecedario, sí, pero, también cada una contiene un concepto, un significado. Para la adivinación rúnica es necesario realizar tiradas y formular supuestos según lo que las runas nos dicen. De esa forma podemos tener una idea clara de lo que nos enfrentaremos.

 

Le señaló el traslador recién creado.

 

- Te espero en la puerta. Usa el botón cuando estés lista.

 

Le guiñó el ojo y se desapareció.

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Sonreí ante el saludo del mago, su aspecto era agradable y su trato cordial, por lo que me sentí más relajada y poco menos ansiosa ante su actitud.

 

 

Escuche atentamente su explicación, ciertamente no tenía mucha información sobre las runas y por lo mismo había decidido tomar aquella clase, me parecía una materia por demás interesante y atractiva, el conocer y ver más allá de lo que a simple vista se muestra siempre me había parecido simplemente fascinante.

 

 

Sonreí ante la perspectiva de una noche de fiesta, últimamente mi vida no había sido nada más que trabajo y obligaciones por lo que la sola idea me hizo bastante gracia. Asentí suavemente cuando me informo el lugar donde debíamos ir.

 

 

El profesor terminó sus indicaciones y me regalo una franca sonrisa invitándome a seguirlo mientras me daba una pequeña bolsa que contenía las runas que necesitaría para la clase.

 

 

-Muchas gracias…- indiqué tomándola con mi mano derecha y apretándolas un poco- Entendido…- dije cuando menciono que debía conseguir un libro, definitivamente debía haber pensado en ello antes. Tras un movimiento de su varita creo un traslador, el cual me llevaría al lugar de nuestra siguiente parada, asentí nuevamente en señal de haber entendido la indicación.

 

 

- Te espero en la puerta. Usa el botón cuando estés lista.- dijo de manera natural regalándome una sonrisa y un guiño cómplice, sonreí y solté una suave y cándida risa mientras Orión desaparecía.

 

 

- Correcto…- dije algo nerviosa, aunque a la vez emocionada por la aventura que presentaba la noche…- Koko allá vamos…- alargue la mano para tocar el traslador, no era precisamente lo que puede llamarse fan de  viajar de aquella forma, prefería siempre la aparición, mi estómago se encogió y todo comenzó a girar el luces y colores, cerré los ojos e intenté no marearme demasiado para evitar un desagradable accidente.

 

 

@Orión Yaxley

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—Se ha tomado su tiempo—respondió saludándole del mismo modo—Pasemos a lo que nos ocupa—agregó extendiendo varias cartas astrales sobre una mesa amplia. Poco a poco cada una de ellas se proyecto en el techo del observatorio, detallando cada una de las constelaciones que componían el universo donde habitaba en planeta tierra, además de algunos asteroides y diversos agujeros negros—Para empezar, deseo aclararle la diferencia entre astronomía y astrología—puntualizó avanzando por el amplio espacio rodeando por telescopios de diversos tamaños, calibrados para ver con certeza y claridad cada uno de los planetas que estudiaban los astrónomos. Ahí de estudiaba a detalle la estructura y composición de estos, la localización exacta de cada uno de ellos y las leyes de los movimientos que tiene cada uno realiza en el espacio.
—La astronomía es una ciencia enfocada, al estudio de los cuerpos celestes del universo. Entre ellos están incluidos los planetas y sus satélites, los cometas y los meteoroides, las estrellas y la materia estelar—carraspeó para aclarar su garganta—Además de los sistemas de materia oscura, gas y polvo mejor conocidos como galaxias y los cúmulos de galaxias, por lo que se centra en estudiar sus movimientos y los fenómenos ligados a ellos. Todo esto puede ser recopilando gracias a la radiación electromagnética o cualquier otro medio. Uno que suele ser empleado con regularidad es la observación de los cambios en las galaxias, el saber cuando muere o nace un estrella o planeta—explicaba apareciendo en su mano un telescopio.
—Y la astrología se basa en las creencias y tradiciones que desde tiempos inmemoriales, le han permitido a los astrólogos construir un significado sobre los eventos celestes y las constelaciones. Apoyando todo esto en la correlaciones que tienen los sucesos terrenales con la alineación de los planetas o un eclipse solar o lunar. Se cree que eso genera, cambios que afectan a los seres vivientes, esto se relaciona con la lectura de la carta astral de una persona en particular—continuaba con su explicaciónLa posición del planeta que rige la fecha y hora exacta de su nacimiento, como esto definirá su destino y cada uno de los sucesos que puedan marcarlo de una forma definitiva y que le permitan conocer lo que le depara el futuro. Suena algo fuera de lugar, pero ambas tiene cierta relación, aunque no sean la misma cosa—desviando su vista hacia una de las cartas astrales, se percató que ese día ocurriría un eclipse solar que sólo podría ser visualizado en ciertas partes del mundo.
—¿Tiene alguna duda o desea agregar algo?— lanzó esa duda a su único alumno. Ajustando su telescopio acomodaba este sobre el suelo, abriendo sus tres patas para dirigirlo a la dirección exactaHay más cartas astrales en la otra mesa, puede observarlas y externar sus inquietudes con confianza, estoy aquí para guiarlo por este fascinante mundo que es el universo. Jamás se acaba de conocer lo que existe en el espacio y no es mala idea conocer un poco de lo que este nos brinda—concluyó extrayendo de la bolsa trasera de su pantalón un pequeño sobre. Ahí estaban las coordenadas exactas de los sitios donde sería percibido con más claridad y nitidez el eclipse. Le prestaba atención a detalles como esos, jamás se cansaba de leer y leer sobre los astros, estrellas y todo lo que estuviera relacionado con el manto oscuro que le daba hogar a las galaxias y agujeros negros.

 

 

@@Jank Dayne

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Jank empieza a asentir a medida que Juv se explica. Para su sorpresa, sí le interesa el predicamento. Muchas veces había omitido la pregunta acerca de la diferencia existente entre ambas materias, y parece más lógica de lo que pensaba que sería. Seguramente, dentro de las retahílas del abuelo, estaban ocultos tales conceptos que hasta el momento había decidido ignorar. Ahora está arrepentido de eso, pero lo único que puede hacer para remediarlo es seguir aprendiendo.

 

Se acerca hacia la mesa donde están dispuestas las cartas. Le recuerda muchísimo al despacho donde conoció a Sajag. Si bien las que ojea ahora son distintas, no puede evitar pensar que todo está conectado. Se pregunta si el arcano estaría de acuerdo con tales prácticas; le encantaría ver su cara en caso de que no lo estuviera. Empieza a revisar más fondo, encontrándose con mapas, dibujos, esquemas. El estudio parece limpio, sin fallas.

 

- ¿Quieres decir que mi destino está regido por las estrellas? - silba. Después de las visiones que ha estado presenciando, nada le parece imposible. De cierta forma, le apasiona - ¿Cómo podría averiguarlo?

 

Entonces se topa con una serie de pergaminos que describen algo llamado "Casas". El solo texto lo marea.

 

- ¿Qué importancia tienen las casas astrológicas? Veo que se refieren a ellas muy a menudo en los libros, al igual que los signos zodiacales y su relación con los planetas. Yo soy.. Ehmm.. - se rasca la cabeza - Nací el 24 de Octubre, soy Escorpio, ¿no?

 

Sin querer apresurarse demasiado y atosigarla de preguntas, se acerca hasta el telescopio. Jank lo señala con el dedo, emocionado.

 

- ¿Lo usaremos?

 

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Orión se sorprendió un poco ante la aparición de Sol. Le hizo un ademán para que la siguiera. La puerta principal estaba atestada de personas y sentía un par de gotitas caer por sus hombros, indicio que estaba por llover. Tenía que pensar sobre sus pies, ser rápido y elocuente con la dirección a tomar. Había usado un millón de veces las runas en esa situación, sin embargo, la clase era de Sol.

 

Las respuestas de las runas siempre eran enigmáticas. Tenían que ver siempre con el contexto de la situación y la ubicación misma de las piedras. Generalmente lo llevaban a pensar por fuera de la caja. Buscar una solución innovadora. Permitirse sorprenderse por la espontaneidad y lo azaroso. Lo fortuito era una parte importante de Orión, claro.

 

Golpeó dos veces con el hombro la puerta trasera de Koko y pudo liberar la traba.

 

- Creo que ya sólo nos queda “divertirnos”.

 

Bebió un poco de gin tonic, bailó y bebió nuevamente. Ya sentía que llegaba el momento de probarla a Sol. Giró la muñeca apuntando a las máquinas de humo. No les costó mucho llenarse completamente. Parecía un ataque terrorista, obvio. ¿Qué haría Sol?

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Llegué hasta el lugar que el traslador me llevo, intentando mantener el equilibrio y no formar un espectáculo delante de Orión, odiaba viajar así, aunque pensándolo bien la única forma que medianamente me parecía segura era por chimenea, las escobas también me odiaban. Respiré profundamente intentando recomponerme, aun me sentía mareada efectos de aquel corto pero abrumador viaje.

 

 

El lugar era muy muggle, no era que aquello me disgustara, pese a mi educación totalmente anti muggles, siempre había sentido un extraño gusto por sus costumbres y sus métodos para divertirse, era algo que de verdad admiraba, los magos a veces éramos algo anticuados y rudimentarios en ese aspecto.

 

 

Me alegré de haber elegido un atuendo adecuado, si bien era cómodo podía perfectamente disfrutar de una noche sin pecar de no estar a nivel, cosa que jamás me agradaría. Unas pequeñas gotas de lluvia nos hicieron apresurar el paso, y cuando entramos al extravagante lugar me sentí extrañamente animada, los últimos días habían sido un subibaja emocional y ahora era momento de sacar todo aquello de la mejor manera.

 

 

Fuimos a la barra y pedimos algo de beber, cuando mi margarita de manzana estuvo en mi mano di un suave sorbo a la dulce y gratificante bebida, mi cuerpo reaccionaba solo a la música, mis caderas y mis hombros parecían tener vida propia. De forma instintiva tantee en el bolsillo de mi abrigo, verificando que mi varita y el costalito de runas siguiera en su sitio, no entendía que era lo que estábamos haciendo ahí y que tenía que ver todo aquello con aprender el a interpretar las runas, pero debía admitir que me estaba divirtiendo.

 

 

Pero en un instante el lugar se llenó de humo, por el aroma intuía que no era provocado por el fuego, de manera instintiva saque mi varita, sabía que estábamos rodeados de magos, por lo que no temía dejarnos al descubierto, aunque a ciencia cierta no podía ver absolutamente nada.

 

 

-¿Pero qué demonios pasa?- dije perdiendo por un instante mis perfectos modales, mientras sentía como el bolsillo donde las runas se encontraban se volvía cálido.

 

 

¿Estaban intentando decirme algo? Mi sexto sentido estaba totalmente alerta, pero me decía que aquello no era peligroso, mi mano libre fue a la bolsita y la saqué intentando entender que era lo que sucedía. Probablemente aquello era una prueba de Orión, pero seguía sin entender que deseaba que hiciera, ya que tenía muy poco conocimiento en la materia.

 

 

-¿Orión?- pregunté intentando ubicar donde estaba aunque hacia unos segundos se encontraba a mi derecha. El calor de las runas parecía ir creciendo, por lo que sin pensarlo más las lance sobre la mesa que estaba cerca, estas se esparcieron mostrando sus diferentes formas, me sentía tan perdida. Reconocí algunas y su significado… -Thurizas– repetí mientras recordaba lo que significaba, apertura, camino- Laguz, hogar- murmuré intentando unir los conceptos-Ansuz, señales- repetí totalmente confundida. ¿Qué tenía que ver aquello con lo que estaba pasando?

 

@Orión Yaxley

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