Libro del Equilibrio~

[Athena Rouvas]

―Vaya, creí que tendría más tiempo solo observando.

 

―Por primera vez puedo decir que pienso algo similar a ti, Rouvás.

 

―Jé, eso es porque te toca maltratarme seguido.

 

―Más respeto mujer. Mejor, ya debes ir marchando, esas dos alumnas deben estar esperando noticias tuyas. No olvides que...

 

―Enseño en nombre de ustedes. Nunca lo olvidaría.

 

* ~ * ~ * ~ * ~ * ~ * ~ *

 

 

¡Buen día!

 

Te espero en los jardínes centrales de la Universidad a eso del mediodía. Desde allí partirá nuestra aventura.
Pd: Trae ropa cómoda, y todo lo que respecta al Libro...

 

Y por todo esperaba que entendiesen que se refería a los muchos artefactos que el Libro poseía, porque era más que solo hechizos. Era una gamma de nuevas posibilidades de avanzar en la magia pero también de obtener una balanza, entender esa balanza, esa equivalencia de cosas que conforma el mundo en general. Era también una instancia para meditar.

 

Puntual a las 12 se encontraba Rouvás en el sitio acordado vistiendo solo una blusa y unos jeans bajo la capa de viaje. La verdad es que el calor no le sentaba demasiado bien por lo que debió buscar refugio en la sombra que manifestaba uno de los árboles que adornaban en el lugar. Allí esperaría a Binny y Alessandra, dos chicas que conocía bastante.

 

No tardó en verlas llegar, cada una a su ritmo.

 

―Hola, chicas. Las presentaciones creo que sobran un poco, así que tal como lo prometí aquí comienza nuestro recorrido por este Libro. Antes que nada... Equilibrio, algo que no solo se refiere al equilibrio interno, a estar en tranquilidad consigo mismo, va más allá. El mundo, el universo está hecho de fuerzas que coexisten y que permiten cierta armonía. Descubrirán un poco de ello aquí. Vamos... Espero que no les moleste que nos movamos así, últimamente me sienta fatal viajar con trasladores... ¡Fulgura Nox! ―Mencionó mientras realizaba un par de movimientos para crear un portal. ―No sean tímidas, siganme ¡antes que se cierre!

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra suspiro mientras terminaba de escribir un reporte en la oficina del C.C.U. Era de noche por lo que no había nadie en el lugar, últimamente el trabajo estaba bastante raro, habia dias que no daban abasto y otros que era muy tranquilo.

 

Se había inscrito hace bastante tiempo al libro del equilibrio y se sorprendía que aún no tuvieran noticias, con Keaton y Hades había llegado la notificación el primer día. Sacó el libro con los objetos que traía en una bolsita de cuero para hecharle un vistazo mientras tanto. Una nota llegó en una lechuza que justamente provenía de la Universidad, de un saltó se puso de pié. Tomó el libro con la bolsita de cuero y desaparecio de su oficina a la Universidad dónde la nota le pedía que se presentará.

 

Llevaba la ropa del día anterior, una blusa azul de manga larga y unos jeans gris ajustado al cuerpo más sus zapatillas negras que solía usar bastante, eso era lo suficiente cómodo para lo que pedía su profesor@. Su cabello rubio desordenado lo cambió usando su Metamorfomagia por un cabello cortó y azul, que últimamente solía usar bastante.

 

- Oh, Hola Athe- saludo a la directora cuándo la vio.

 

No sabía quién impartiria la clase por lo que se sorprendió al verla, tampoco sabía si había más alumnos hasta que llegaron, saludo con una sonrisa tímida a su compañera y se puso a escuchar lo que decía Athena sobre el libro hasta que les pidió cruzar el portal que creó.

 

- Dónde vamos?- preguntó cruzando el portal.

[Binny Evans]

Entre tanto, Binny había permanecido en el castillo Evans McGonagall a la espera de la lechuza de la universidad, embargada por el sentimiento de temor que produce el no saber qué pasará, sin razón de si había hecho mal los trámites o la clase empezaría con el pasar de los días. Pero al inicio de semana, durante la mañana, sonrió débilmente a la lechuza que se posó en la ventana. Como era de esperar, Binny le acercó algunas arañas en un frasquito y tomó con delicadeza la carta en el pico del animal, de inmediato la lechuza se abalanzó a comer.

 

Al leer la nota, se alistó colocando los anillos, amuletos y colgantes del libro del equilibro para ir a los jardines centrales de la universidad, donde sea que estuvieran. La idea de que algo pudiera interponerse entre ella y su llegada al punto de encuentro le puso nerviosa, pues no había sentido curiosidad por explorar las instalaciones y solo conocía el salón donde Jeremy le había enseñado Artes Oscuras. Apareció en la universidad, con el vestido de lino fino sobre las rodillas y sandalias de verano, anduvo buscando los jardines hasta que finalmente vio a las dos chicas, justo a tiempo.

 

—Buenos días —dijo, mientras se acercaba y escuchaba la explicación de Athena. Notó que una de sus compañeras había llegado antes que ella, así que hizo una reverencia en silencio como saludo y siguió escuchando lo que tenía que decir la directora. Hasta que se creó un portal frente a ellas y Evans sintió su corazón palpitar emocionado.

 

—A donde sea que vayamos, ojalá haya dragones —le dijo a Alessandra con una sonrisa, para luego seguirla y cruzar el portal luego de ella— o quizás, basiliscos.

[Athena Rouvas]

―Vamos a un lugar que quizás ustedes ya conocen... Bueno, a su límite. Ustedes primero, señoritas.

 

Las ayudó a pasar y luego ella misma ingresó al Portal para luego salir a la contraparte. Definitivamente era un privilegio poder usarlo y salir entera y sin problemas.

 

Había una especie de reja altísima y del otro lado llegaban algunos sonidos de animales que solo a juzgar por el volumen parecían ser bastante grandes. Si habían visitado antes la reserva Newt Scamander no tardarían en reconocerla, de lo contrario podrían estar imaginando de lo que se trataba. Ella por su parte se tuvo que interesar por el lugar desde el año anterior, cuando su Ridgeback Noruego terminó allí luego de que lo obtuviese en Navidad, pero hasta entonces jamás puso un pie dentro de la Reserva por lo que la primera vez era como una niña paseando por sus pasillos.

 

―¡Ta-dah! Bueno, chicas vamos de paseo. Aunque creo que a estas horas no está habilitada al público, no estoy segura la verdad. ―Se quedó pensativa unos segundos. Ahora que lo pensaba no había escatimado en ese pequeño pero importante detallito. ―Bueno, será. ―Alzó los hombros.

 

>>Como les he mencionado antes de venir, el Equilibrio que encontraremos en el libro enmarca algo más que el equilibrio interno. Trata de las fuerzas que existen en la naturaleza y que siempre han coexistido; tenemos luz y oscuridad, frío y calor, día y noche, y así un largo etc. Este Libro contiene hechizos que pueden ser contrarrestados. Amuletos o artefactos que causan efectos totalmente opuestos. Miren, saquen sus varitas, antes de entrar les enseñaré algo.

 

Hizo que tomaran un poco de distancia la una de la otra, aproximadamente a unos 10 metros de separación.

 

―No pierdan de vista lo que haré. ―Movió la varita en una floritura. ― ¡Flechas de fuego! ―Varios filamentos de fuego fueron a dar contra la pared. ―Y ahora... ¡Semillas de hielo! ―Arrojó las semillas, aunque no consiguieron congelar nada más que un par de pastos donde finalizaba la muralla pues su uso quedaba más efectivo contra criaturas. ― ¿Lo tienen? Practiquenlo un poco.

 

Les dio varios minutos hasta que vio que estaban más diestras en el movimiento.

 

―Ahora quiero que cierren los ojos y no los abran hasta que se lo indique. Les voy a decir que va a suceder. Dos animales, van a atacarlas, dos a cada una. Tendrán que detenerlos a la vez, uno con las flechas el otro con las semillas. Uno vendrá por la derecha, el otro por la izquierda, intenten que su Equilibrio sea total. Las flechas provienen del pecho, de la pasión, de la emoción; las semillas provienen de la cabeza, del raciocinio, de la cordura.

 

Tomó ella distancia para que comenzara esa pequeña practica. Con su varita creo 4 portales para las 4 criaturas que vendrían, cabe mencionar que no serían criaturas reales, sino productos de Morphos.

 

―¡Abran los ojos!

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra se horrorizo ante la idea de estar frente a un dragón, el recuerdo de estar el los terrenos de los Targaryen y ver a aquélla criatura grande y negra que la miraba con curiosidad hasta que hecho a volar hizo que se estremeciera, había sido cuándo estaba embarazada.

 

Grande fue su sorpresa al llegar a la reserva, lo sabía por el ruido, las rejas altísimas y porque la ultima vez que habia estado en ese lugar fue para registrar a sus mascotas que estaban descansando en la mansión Delacour. ¿acaso realmente pelearian contra un dragon? Trato de pensar los hechizos que habia en el libro e incluso de los objetos que tenia en ese momento guardados, los saco de su bolsita y se coloco el amuleto dejando en la bolsita lo que no podia llevar puesto.

 

-¿De paseó? - susurro para ella misma negando con la cabeza ante la idea erronea que tenia Rouvas con ella.

 

Algo dentro suyo le decía que para ser profesor de duelo se debía estar loco y bastante, Keaton y Hades se lo habían demostrado claramente y Athena se lo confirmaba. Esa era una de las razones que preferia el trabajo de oficina o la sanacion, eran trabajos que permitia a una tener la mente concentrada en emplear su magia para la curacion. Estar ahi era bastante dificil para ella solo esperaba que no fuera tan exigente y la reprobaran por morir.

 

La profesora comenzo a hablar para explicar el poder del libro, el equilibrio interno que debian mantener para emplear su poder, tener ese equilibrio le daria la fuerza necesaria para que funcionara como debia. Alessandra saco su varita tal como lo pedia Athena mientras prestaba atención a lo que le mostraba la directora.

 

-Flechas de fuego- pensó con un movimiento de muñeca filamentos de fuego salieron disparando de la punta de su varita directo a un arbusto de pocos centrimetros del suelo incendiando la planta -Semillas de hielo- arrojó una pizca de arena color plata a la planta que se congelo.

 

- Eso fue bien- comentó al ver que no pasaba nada grave cómo un incendió o se congelaba todo el lugar.

 

Después de haber probado aquéllo junto con Binny, Athena comenzó a explicar lo siguiente que debían hacer. Se mordio el labio ante las indicaciones de Rouvas, apreto su varita mas a su mano con los ojos cerrados, se concentro en el equilibrio y en lo que habia hecho y sentido para lanzar las flechas de fuego y las semillas al arbustito.

 

-Flechas de fuego!- penso apenas abrio los ojos ante la peticion de Athena atacando a un puma que venía por la derecha.

 

-Semillas de hielo- arrojó las semillas al tigre que venía a la izquierda después de haber atacado al puma con el fuego.

[Athena Rouvas]

―Nada mal Ale. No fue en un tiempo exacto, pero estuvo bastante bien. Puedo inferir que eres alguien que se mueve más por las emociones que por el pensamiento frío. Todos tenemos un poco de eso, solo que no lo desarrollamos de la misma manera. ―Tomó un respiro. ―En teoría, yo diría que es casi imposible que puedas hacer ambos actos concentrándote en ambos. Pero sirve para ver en cual de las dos calificas más.

 

Los animales regresaron por los mismos portales que llegaron, cuando cayeran a su destino volverían a ser los mismos objetos inertes de lo que fueron creados.

 

―Bueno, creo que ya estás lista, ya podemos aventurarnos al interior de la Reserva con un "arma más" ―Hizo el gesto de las comillas con los dedos. ―Adentro seguiremos viendo un par de cosas más, si es que no nos descubren.

 

No se escuchaban demasiados ruidos desde el interior, salvo por el de las criaturas, pero de personas diría que eran más que ausentes. De seguro por ese rato solo había magos que trabajaban en el lugar, así que tendrían que andar con cuidado o se iban a meter en problemas. Para una próxima ocasión recordaría pedir permiso o mejor dicho dar aviso al Ministerio antes, pero como ya no podía improvisar sobre la marcha decidió que lo mejor era seguir con el plan original. Era la mejor opción para que las chicas aprendieran desde un sitio interesante.

 

Romper los hechizos no fue fácil; era obvio que un simple Alohomora no abriría el candado de la puerta más cercano, así que tuvieron que cranearse un poco los sesos hasta encontrar una solución. Una vez adentro, el espacio más cercano dejaba ver a un par de hipogrifos saboreando un par de ratas. Con eso tendrían hambre toda la vida.

 

―¿Recuerdan los amuletos que trae el Libro? Bueno, trae uno bastante útil llamado "Anillo Antiveneno" Creo, que te será útil en tu trabajo. Curiosamente no sirve con el hechizo para envenenar que veremos ahora. Se llama Cinaede que es un veneno extraído de los mismos Pétalos de Pensamiento que trae el libro. Es realmente mortífero; el veneno ingresa por la vía respiratoria y avanza hasta llegar a la sangre paralizando el sistema nervioso y el respiratorio y llevando a la muerte. Aunque tiene una manera sencilla de librarse de él; un simple Anapneo. La mayoría de quienes se ven afectados se asustan tanto que no recuerdan cómo actuar y lamentablemente fallecen.

 

Siguieron caminando pasando a los Hipogrifos para luego dejarlos atrás. Rodearon una especie de esquina que los llevaría a otro lugar donde estaba la laguna artificial, probablemente en sus profundidades estaba lleno de criaturas acuáticas.

 

―Siempre hay que mantener la calma... ¡Ale, cuidado! ―Alcanzó a alertar.

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra suspiro, era verdad que siempre se dejaba llevar por sus emociones, si había algo que la caracterizaba era eso.

 

<<Salvó cuándo te enojas>> le dijo Asami.

 

Entrecerro los ojos, debía mantener la cabeza fría si quería mantener el equilibrio y no que pasará una catástrofe por su culpa. Vio cómo los animales volvían por el portal creado por Athena.

 

Relajandose un poco dirigió su atención a lo que Rouvas decía, debían ingresar a la reserva. ¿Acaso no sabían que irían? Con una sonrisa pequeña en sus labios observó cómo trataba de poder ingresar al lugar, lamentó no tener a sus criaturas aladas con ella ahí serían de gran ayuda ingresar por el aire sin andar pensando y peobando hechizos para poder ingresar. Al rato lograron ingresar a la reserva a esa hora con la falta de gente el lugar parecía más grande y un poco aterrador.

 

Unos hipogrifos estaban comiendo algo pequeño que la rubia no quería ni pensar, amaba los animales, tenía cuatro hipogrifos en casa aunque dos habían sido regalados por graduaciones a su hija y tia seguían todos juntos.

 

Alessandra vio el "Anillo antiveneno" en su mano izquierda justo al lado de sus anillos de habilidades. Asintio con la cabeza a las recomendaciones de la directora y escuchó sobre aquél hechizo venenoso.

 

-Duda, el Bezoar sirve contra el Cinaede también? - era por curiosidad más que nada.

 

Ambos hechizos eran fáciles de recordar por lo que siguieron caminando hasta llegar a una esquina que se dividía en otras direcciones, el grito de Athena la hizo sobresaltar y buscar con la mirada a lo que la mujer le alertó, uno de los Hipogrifos iba a atacarla, no quería hacerlo pero deseaba pasar la clase y claro no dejaría morir al pobre animal sólo lo ataria para poder seguir antes de irse lo dejaría libre.

 

- Cinaede- hubo una perturbación en el aire alrededor del animal que calló al suelo con una gran dificultad para respirar cómo si le estuviera costando por el veneno que le tapaba las vías respiratorias.

 

-¡Incarcerus!- unas cuerdas salieron de su varita que lo ataron las piernas impidiendo moverse.

 

<<Anapneo>> pensó abriendole las vías respiratorias cuándo él veneno se dispersó.

 

-Eso estuvo cerca, espero que lo otro sea más fácil- le comento a Rouvas.

[Athena Rouvas]

―Más que cerca, pero al menos se calmó.

 

Nadie había resultado herido gracias a todos los Dioses. Ahora quedaba saber por qué el Hipogrifo había ido a por ellas si estaban algo lejos del lugar en donde se encontraban ¿lo habría ordenado alguien o era simple instinto? Porque en ocasiones, podían algo protectores con sus territorios, pero usualmente esquivaban a las personas con su carácter tan particular. Además, no parecía haber nadie en los alrededores siguiéndoles los pasos y si fuesen empleados ministeriales no habrían perdido tiempo en darles alguna advertencia para posteriormente sacarlas del recinto.

 

―Respondiendo a tu pregunta, no, el bezoar no sirve contra el Cinaede. No hay ninguna otra cosa que sea efectiva aparte del Anapneo aplicada de manera optima. El bezoar sirve contra muchas cosas, pero no es universal a todos los envenenamientos, todavía quedan algunas excepciones que se curan con cosas específicas como en este caso. ―Retomó el paso. ―Más adelante hay un espacio bastante amplio e interesante.

 

>>Creo que nos va quedando la Arena del Hechicero. Bueno, al inicio yo lo encontraba un poco tétrico. ―"Y todavía lo hago", pensó.― Pero son los huesos cristalizados de algún mago que falleció mediante algún hechizo con fuego. Su función es la de cegar a tu oponente y así permitirte un margen de tiempo para atacarle, considera que sus otros sentidos siguen alerta así que si es alguien entrenado podrá de alguna percibir un poco a su alrededor y estar consciente de como te mueves.

 

Estaban casi llegando al lugar donde le dejaría su última tarea, una que de seguro ella iba a disfrutar ya que trabajaba en algo relacionado con el tema. Ella como ex-sanadora, experimentó todo lo que pudo en cuanto le permitieron utlizarlos, y fue el poder hacer algunas pociones con los pétalos de pensamientos. Porque no era solo hacer perfumes, combinados con diferentes elementos tenían infinidad de usos. Claro que habían un par de cosas con lo que no pegaban mucho y terminaban siendo un desastre.

 

Al llegar al sitio señalado hizo un movimiento circular con la varita y quedó al descubierto una mesa y sobre ella una variada gama de pequeños frasquitos de diferentes tamaños y en sus interiores con distintos colores. Cerca habían un par de bestias que miraban a la distancia a ambas mujeres.

 

―Es sencillo, me gustaría que pruebes un poco con estas cosas y los pétalos de Pensamiento, una vez que concluyas me dirás si te sientes lista para cursar el examen final. Lo has hecho muy bien hasta ahora.

Editado 22 de Octubre del 2018 por Athena Rouvas

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra asintió con la cabeza ante el comentario de Athena. ¿De dónde salió? No tenía ni idea pero se.parecía a uno de los hipogrifos que vieron cuándo entraron,

 

Athena comenzó a explicarle que el bezoar no funcionaba con el Cinaede mientras observaba a su alrededor, la rubia de reojo miraba también por cualquier ataque sorpresa que tuvieran, no había sentido ni visto a nadie ahí dentro salvó ellas por lo que era raro todo aquéllo, pero negándose a ponerse paranoica sacudió esas ideas de su cabeza y se concentró en la clase.

 

Miró a su profesora que comenzó a caminar y ella se puso de pié mirando con pena a la criatura que respiraba con normalidad tranquila en el suelo, apresuró su pasó para ponerse a su lado escuchando aunque esa parte de "espacio interesante" le dio un vuelco al corazón pensando que le tocaría hacer o le designaria.

 

Cuándo mencionó la Arena del Hechicero recordó rápido para que servían para cegar al oponente, pero Athena siguió explicándole, hubiera sido bueno que le explicará antes, pensó, se hubiera evitado envenenar al animal y lo hubiera segado habría hecho que se fuera.

 

Caminaron un poco más llegando a dónde Athena apuntaba con su varita haciendo un círculo, una mesa con varios frasquitos aparecio, ahí se dio cuenta que no sólo era la Arena del hechicero lo que faltaba sino los pétalos que estaban colgados de su cuello en una bolsita de cuero oscura, sacó la cuerda de su cuello para tenerla a mano, era bueno que le tocará realizar alguna poción u perfume, por los frascos, era algo con lo que se sentía cómoda y si pasaba la clase experimentaria en el C.C.U. Era algo que podían sacarle mucho provecho y que a Garry le gustaría sin duda pero no estaban solas del todo sino que había un par de Erumpent mirando lo que hacian.

 

-Excelente!!- bramo acercándose a la mesa.

 

Abrió la bolsita de cuero y extrajo unos pétalos dónde tomó un mortero y comenzó a aplastarlas extrayendo su jugó, sólo pudo sacarle unas tres gotas dónde la puso en un frasco celeste, según el libro si se prendia fuego o se pasará el pétalo sobre una vela encendida liberaria su humo provocando alucinaciones.

 

Había también dos calderos con todo para preparar pociones, prendió ambos mechero y dejó que se calentaran, sacó otros pocos pétalos guardando el resto para más adelante, comenzó a vertir en el caldero ingredientes para revolver en sentido contrario de reloj y movió su varita para al final verter los pétalos cortados pequeños en uno y unos enteros en el segundo.

 

Incluso aprovechó y puso algunos pétalos enteros dentro de un frasco naranja y dejó que las propiedades del objeto se liberarán, ya había terminado con los frascos y debía dejar reposar las pociones por lo que apuntando su varita a los Erumpent.

 

<< Arena del Hechicero>> la punta de su varita de Vid una nube de arena cubrió la vista de las bestias que.empezaron a molestarse y a retroceder al bosque.

 

- Estoy lista para la prueba- le dijo a Athena.

 

No quería que pensará que estaba dudando, todo el tiempo que había utilizado en la reserva le había ayudado a decidirse sin titubear llegado ese momento.