Prueba Libro de la Fortaleza~

[Athena Rouvas]

―Me parece que ustedes ya están listas para la siguiente etapa... aquí mismo. ―Agitó un poco la varita y recitó un par de hechizos para proteger el terreno que ahora serviría como campo de un duelo. ―Los hechizos del pueblo Uzza, que generosamente ellos nos entregan, son variados y parten de los más sencillos a otros muchos más complejos.

La escena no había cambiado demasiado, ni el viento variaba su intensidad. Tuvo que mantener un tono de voz más o menos alto para hacerse escuchar lo mejor posible.

―Si creen que están listas, mantengan sus varitas afuera, porque las necesitarán. La prueba final es un duelo, y ya que están ambas, se batirán entre ustedes mismas. No se preocupen de ganar o perder, borren esa meta de su cabeza, quiero que se concentren en lo que han aprendido hasta ahora. Quién sabe, quizás eso les ayude a maniobrar cosas a su favor. ¿Ya han memorizado el lugar? ―Esperó a que ambas asintieran favorablemente.― ¡Perfecto! Ahora no iremos a otro lugar. Vengan, Fulgura nox. ―Abrió un portal.

Viajar en traslador era un poco pesado para ella a esas alturas, sin mencionar que tantas vueltas le hubiese hecho vomitar el desayuno de varias horas atrás. No, era mejor esa ayuda con la que ya contaba y con la cuál podía motivarlas a seguir avanzando en el aprendizaje de los Libros; en un par de meses quizás fuesen ellas las que estuviesen abriendo el portal.

Al salir del otro lado encontrarían un paisaje mucho más verde, incluso con colores y aromas de flores y árboles. Lejos de la civilización y del ajetreo de la ciudad. Tal vez algunos animales andaban por ahí cerca; al menos un par de trinos se lograban escuchar. No estaban del todo solas, pero los ojos curiosos de muggles no llegarían por el sector.

―Pueden comenzar cuando gusten. ―Rouvás dio un par de pasos hacia atrás con tal de dejarles todo el espacio que requirieran para comenzar el duelo. Quería ver, aparte de lo aprendido, que tan rápido se adaptaban a las cosas nuevas.

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Chicas, acá les dejo las reglas off del duelo.

~Mismas reglas que un duelo común. No se pueden editar post. No se pueden agregar Off, todo eso va en el tópic de consultas.

~Si en 24 horas el rival no ha respondido se puede rolear que se envenena con un morphos. (En caso de no tener puente, enviaré yo un post)

~En el segundo turno los atacará un centauro a ambos. Tendrán que sortearlo rolísticamente.

~En el tercer turno se puede utilizar al Aethonan de la manera que se estime conveniente.

~Hechizos válidos para prueba: Hasta neutral graduado, libro de Aprendiz de Brujo y Libro de la Fortaleza.

~La prueba tiene duración de 7 días días (10-10 al 17-10.) Por favor, sean constantes, aquí más que nunca cuenta eso.

~Dudas y consultas en el respectivo tópic. Link

[Maida Black Yaxley]

Justo como había temido, no había forma de escapar de la parte práctica de la clase. Miró con tristeza al ave, al menos ella si que podía alejarse de toda esa situación. Jugueteó un rato más con la piedra mientras escuchaba las indicaciones de Athenas, se puso de pie en cuanto ella conjuró un portal. ¿no que iba a ser en el mismo sitio? Los profesores y sus ganas de cambiarlo todo a último momento, ella era pésima para adaptarse a los cambios, era una de las razones por las se mantenía dónde estaba, la sola idea de recorrer el mismo camino pero del otro lado era fácilmente descartada por su mente. Antes de despedirse de la criatura, le acarició el plumaje, ella le picoteó a modo de cariño antes de extender las alas e irse. Solo entonces Maida ingresó al portal con la varita en alto.

 

— Suerte, Fiamma —susurró mientras intentaba alejarse lo más posible de su compañera de clases.

 

La personalidad de Maida no era ni de suerte una conflictiva, prefería el diálogo y la diplomacia ante todo, el escondite ante todo. Si, así era ella, una bruja mortífaga con tendencias a ser un ratón asustadizo, quizá por eso es que disfrutaba tanto de sentirse protegida por sus pilares personales. Pero bueno, lo intentaría. Lo que fuere por salir de esta de una buena vez y con vida. Apretó la varita entre los dedos y con la mirada se cercioro de tener todos los anillos y amuletos de los dos libros que tenía en su poder, seguramente usarlos sería indispensable en este duelo.

 

— Ok, al menos no tendremos que forzar a ningún animal, aún —dijo sonriéndole a ambas mientras que en silencio pensaba un Salvaguarda Mágica para protegerse de algunas posibles complicaciones físicas—, Expelliarmus —canturreó viendo como de su varita un rayo rojo pretendía despojar a su compañera de su arma. Lejos de dañarla lo que pretendía era ganar tiempo.

[Fiamma Phoenix]

Athena dio por terminada la parte teórica y les indicaba que el tiempo de la prueba había llegado. Fiamma se puso nerviosa, era la primera vez que participaría en un duelo, aunque fuese de práctica, en mucho tiempo. Sin embargo, la tranquilizaba pensar que había superado ya la primera etapa del curso y esperaba que la segunda no le diera demasiados dolores de cabeza.

 

Un portal les llevaría a una nueva locación, algo que tenía sentido debido al estado de la directora. Aunque nunca había estado embarazada, imaginaba que no era muy seguro usar traslador u otros medio de transporte en ese estado. Así que avanzó rumbo al portal detrás de su compañera de curso, quien ya llevaba varita en alto mientras travesaba el portal al tiempo que susurraba algo que no le quedó muy claro a la Phoenix.

 

-Suerte a ti también Maida- se aventuró a decir después de unos segundos de pensar en lo qué había dicho la bruja.

 

Se aseguró de tener puestos los anillos y amuletos con ella, sacudió su varita para que lanzara unas chispas y así comprobar que estaba en buen estado, se acomodó el cabello y avanzó con paso firme por el portal. Del otro lado, un hermoso lugar lleno de colores las esperaba. Pájaros trinaban y al menos un aethonan alcanzó a divisar.

 

Observó como su compañera tomaba posición alejada de Fiamma a mas de 10 metros. Se veía lista para empezar y sumamente concentrada. Le daba un poco de pena enfrentar a la Yaxley, hicieron buena química, pero era un mal necesario y ambas tenían que pasar la prueba.

 

-Avis- susurró y un grupo de doce palomas medianas revolotearon a su alrededor con la intención de detener defenderla de cualquier rayo. No duraron mucho, pronto, un rayo rojo impactó una de ellas, haciendo desaparecer todas. Fue así como las aves cumplieron su deber de defenderla ante algún ataque de Maida.

 

Repasó mentalmente los hechizos de los libros, no estaba segura de usar alguno. Prefirió usar algo ya conocido.

 

-Silencius- dijo en dirección a Maida. Al ser efecto podía traspasar la Salvaguarda Mágica si es que su compañera la usaba. Y aunque no la estuviera atacando, al menos la limitaría por una acción a usar hechizos no verbales.

 

 

 

 

 

 

Del otro lado, un hermoso lugar lleno de colores las esperaba.

[Maida Black Yaxley]

Al parecer o los ataques estaban siendo silentes o no existían, de momento, sólo veía a unas aves pequeñas revolotear entre ambas brujas. Maida tenía poca idea de lo que estaba sucediendo, pudo sentir el efecto silenciador enviado por Fiamma, sin embargo, sabía que no todo estaba perdido. Pensó con toda la intensidad que le daba la mente, en un Embrujo Punzante que debería al menos quitarle el ochenta o más de habla y de visión. No era algo divertido para las damas, pero si muy útil si había que ganar algo de tiempo.

 

 

Y finalmente, insegura de si su voz acudiría en su ayuda, pensó en un hechizo de Zancadilla que la tumbaría en el suelo, y nuevamente, intentaría darle una ventaja a la Yaxley, que seguía varita en ristre sin estar muy consciente de lo que las aves invocadas por Fiamma pudieran hacerle en el futuro más cercano. Sintió que podía ya verbalizar algo, pero carraspeó antes de intentarlo.

 

 

— ¿Sangre y sudor por el libro de fortaleza? —murmuró sin reconocer si se lo decía a su contrincante o a ella misma.

 

 

¿Dónde se encontraba la profesora en ese preciso instante, internamente la ojiazul esperaba que ingresara en medio de ambas brujas y dijera: "Que tengan linda vida, pueden irse". Lo que fuere. La verdad es que su intuición le estaba advirtiendo que pronto tendría una horrible sorpresa, ¿sería señal eso para tomar Adivinación apenas pudiera? Resopló agobiada tratando de concentrar sus cinco sentidos en la batalla.

[Fiamma Phoenix]

La prueba esta resultando un poco mas complicada de lo pensado para Fiamma. Se sentía desconcentrada, lenta y fuera de ritmo. Definitivamente, tantos años sin participar en algún tipo de duelo le estaba pasando factura. Mas le valía poner mente y cuerpo en el duelo, no para ganarlo, si no para pasar la prueba.

 

A su lado, las aves antes invocadas cayeron al suelo y desaparecieron, seguramente producto de algún rayo conjurado en silencio que le había lanzado su rival. Era el asunto con los hechizos silenciadores como el que ella mandó antes, limitan al rival pero también exigen un estado de alerta mayor de la contra parte.

 

Varias cosas pasaron a la vez, dos de los anillos que portaba emitieron una tenue luz. Supo cual era el primero de inmediato, pues escuchó una voz desconocida hablar de acercarse a las dos brujas, era el Anillo de Escucha. Pero no solo escuchó voces, sino caballos galopando. Así que o eran magos a caballo o centauros; pero su instinto le decía que lo segundo era mas factible de suceder. Con el segundo anillo supo que no se acercaban en plan social solo una cosa podía significar en este caso que el Anillo Detector de Enemigos le estuviera avisando de un ataque inminente.

 

Enseguida, sintió un dolor punzante en su pierna derecha, dirigió su mirada al lugar y vio como una extraña criatura se desprendía de su pierna y caía muerta a su lado. El ardor y dolor le indicaron que la había picado. No se iba a esperar a averigua qué era o si era venenosa. "Curación", pensó en el hechizo del libro que estaba cursando, así no perdería acciones y podría curarse.

 

De repente, se encontró de bruces en el piso. -Claro, el duelo- se reprochó a sí misma. Volvió a desconcentrarse. Y como no se trataba de ganar, pero si de conservar la vida, sobretodo ante el centauro que se avecinada, Fiamma apuntó con su varita hacia sus piernas y aunque no necesitaba verbalizar, lo hizo: -Finite Incantatem-. El lazo mágico desapareció y le permitió ponerse de píe.

 

Lo único que se le ocurría en ese momento para defenderse de Maida y de cualquier ataque del centauro, era invocar el hechizo Salvaguarda Mágica. En cuanto lo hizo, volvió a sentir esa sensación de ligereza que experimentó cuando lo habían practicado.

 

Y justo a tiempo lo había hecho, de inmediato observó como una flecha pasaba a través de ella. Sus sospechas eran ciertas, un centauro estaba a unos 20 metros de ellas. Se encontraba con arco aún el alto y un poco sorprendido por que sus flechas traspasaron el cuerpo de Fiamma.