Pociones y Artes Oscuras ~

[Ellie Moody]

—Uhm... —Ellie se queda en silencio por unos momentos. No puede decir que la respuesta del mago no está bien, pues los hechos que afirma son, en cierta medida, correctos; sin embargo, admite internamente que no era lo que esperaba. Supone que tuvo que haber sido más explícita, de modo que decide dejar pasar el asunto— Pretendía que te preguntaras por qué es conveniente que el suero de la verdad sea fácil de administrar a escondidas. Obviamente, nadie o casi nadie bebería la poción por voluntad propia, en una situación donde alguien podría aprovecharse de los beneficios de la poción —finalmente, la bruja se encoge de hombros—. En fin, quizás no sea tan importante para la clase.

 

Phillip comienza a embotellar el veritaserum en pequeñas botellas y ella, tras colocarse sus guantes de piel de dragón, no tarda en ayudarlo en la faena. Mientras tanto, Manuel vuelve a hablarle. Lo cierto es que a Ellie no le gusta entablar conversaciones de tono personal con desconocidos, así que se limita a asentir, sólo para no parecer descortés. Como ella lo ve, si el mago de verdad se esforzará no le hará promesas, sino que se lo demostrará.

 

—¡Ay! Se me había olvidado, tengo que preparar un caldero de poción del olvido, para un pedido que debo entregar al final de la tarde —le dice Phillip a Ellie. Sin embargo, es notorio que está atrasado con el trabajo, pues hay un gran calero frente a ellos que deben guardar en pequeñas botellitas.

 

—No te preocupes —repone Ellie, que con movimientos de su varita traslada la pócima a cada botella de cristal, individualmente. Hacerlo todo a la vez sería un verdadero desastre—. Esa poción no es muy complicada...

 

»¿Por qué no te ocupas de eso? —le dice a Manuel intentando no sonar inquisitiva, aunque sabe en la posición en la que está, el mago no se negará— Si por casualidad olvidaste la receta, en la estantería hay varios libros y recetarios. Es una poción sencilla, pero me fijaré en tu técnica: el manejo de los ingredientes, la elección del caldero, el método de cocción, el movimiento de la varita... todo eso es importante —declara Ellie, a lo que Phillip asiente tras ella.

 

—Aquí encontrarás todos los ingredientes —añade Phillip.

[justo]

- No quisiera engañarla, hace mucho tiempo que no hago pociones, pero intentare hacerlo lo mejor posible.

 

Lo primero que hice fue coger un caldero de peltre, medida 2. La medida 3 es demasiado grande y la 1 demasiado pequeño. El peltre es ideal para trabajar, permite regular la velocidad de formación de la Pocion. Pero conviene que haga, primero, las cosas elementales.

 

- ¡Aguamenti!

 

Encendi el fuego bajo el caldero y añadi agua. El aguamenti me la dio sin muchos problemas. Esto siempre es lo elemental, la varita me servirá, también, para regular el proceso.

 

- Y ahora la lista de ingredientes, veamos que nos ofrece el armario.

[Jeremy Triviani]

Demasiadas veces el vampiro se preguntaba ¿Porque eran así? ¿Qué veneno habría ingerido su madre al concebirlos que resultaba en personas así? No había nada de seriedad en ellos. Tal vez si. Pero poco y en escasas dosis. El Askar puso los ojos en blanco al escuchar las palabras de Zoella sobre montar un negro y demás cosas. Quiso reírse porque todo le causaba gracia cuando se juntaba con sus hermanos, pero no era el momento, ni el lugar.

 

-Te conozco…-Agregó mientras la veía volver a su lado después de toquetear las cosas - Es un traslador. Iremos a un lugar bonito.

 

Guardó silencio, mientras abría su monedero de Moke para guardar dentro el grimorio de Nibiru. Luego tomó su varita y agarró de la muñeca con fuerza a la Triviani hasta pegarla casi contra él. Aunque no llegaron ni a rozar sus cuerpos. Tocó con decisión el iluminado traslador en forma de calavera y todo se volvió un remolino de colores mientras ellos viajaban.

 

Un golpe seco los tiró al suelo. El Askar aterrizó golpeando su pecho contra la dura piedra. El silencio y la oscuridad envolvía todo a su alrededor. El aire estaba viciado con motas de polvo. Se podía sentir el olor de la putrefacción. Entre lo dulce y lo podrido. “Lumos” susurros encendiendo una pequeña luz que dejó al descubierto paredes de piedras y una escalera que llevaba a niveles más profundos.

 

-Descubrí este gran lugar hace un tiempo…-le explicó a la bruja, a medida que empezaba a descender - Es una cripta que usan en un hospital para los cadáveres que nadie reclama. Es algo ilegal, claro. Pero me llego el dato y vine un par de veces para experimentar con lo que encontré –Sonrió, mientras el olor se hacía más intenso y la oscuridad más cerrada. Costaba mucho ver mas allá de tres escalones, aunque el mago conocía el lugar, era peligroso, ya que no había mucho mantenimiento para la escalera erosionada.

 

Al llegar al llegar donde quería, se apartó de la escalera y tomó un pasillo hasta que se convirtió en un amplio recinto. El vampiro se tomó el trabajo de prender con un movimiento de varita casi perezoso, las antorchas que iluminaron todo. Había en el centro del mismo uno sobre otros, formando casi una montaña. Unas treinta bolsas negras que contenían restos humanos. O lo que quedaba de ellos después de sacarles las partes más interesantes.

 

-Y aquí querida, Zoella… -Rompió el silencio con una sonrisa, extendiendo los brazos como si pudiera abarcar toda la habitación -Será el resto de nuestra clase. Estudiaremos la Espatulomancia, también conocida como Osteomancia. Usada mayormente con fines adivinatorios -Frunció la ceja y arrugó la nariz como si le disgustara esa palabra -Nosotros la usaremos para otra cosa, un poco más.... Malévola.

 

 

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[Ellie Moody]

—Uhm... —murmura por lo bajo, cuando observa al mago volverse hacia el armario en busca de ingredientes, sin haber consultado primero a un libro. Lo cierto es que aquello no le preocuparía, si él no hubiera repetido un par de veces que tiene tiempo sin hacer pociones o sin ver alguna clase— ¿Sabes con exactitud cuáles son los ingredientes de la poción? —ella sí los recuerda perfectamente, pues se trata de una poción sencilla. Dos gotas de agua del río Lethe, dos ramitas de valeriana, dos medidas de mezcla de hierbas y cuatro vayas de muérdago.

 

Cuando Ellie desvía la mirada hacia el reloj de la pared, le sorprende ver que el tiempo se le ha ido de las manos. Ya sólo queda una hora para que deban regresar a la Universidad y su estudiante se está tardando mucho. ¿Acaso estará asustado, necesitará ayuda...?

 

—Recuerda, si no tienes mucha experiencia con las pociones, lo mejor es leer muy bien las indicaciones y seguirlas. Sería bueno que hagas pronto la poción del olvido, y ver si puedes hacer una un poco más compleja... este es un curso avanzado, después de todo.

[justo]

La observación de la profesora es bien justa, debería haber mirado primero el libro, eso es lo habitual. Pero yo siempre lo hice de otra manera, primero miraba el armario y luego, con el libro en la mano, cogia los ingredientes. Se que no soy muy ortodoxo pero...

 

- Intentare darme prisa. Veamos, ---dije, mientras tarareaba una cancioncilla--- echamos el agua de Lethe, una, dos gotas. El fuego lento, eso no se debe olvidar. Ahora las medidas de hierbas y remover hasta que queden bien mezcladas.

 

Seguia con mi cancioncilla, ya se que soy un poco rarillo, ya me lo decían en clase.

 

- Las bayas de Muérdago hay que triturarlas primero, asi se impregna mejor. Ahora damos 7 vueltas a la derecha y para eso nada mejor que usar la varita.

 

Parecia que estaba olvidando algo pero...nada de eso.

 

- Ya parece casi terminada, es el momento de añadir las varitas de valeriana. Se que no sigo la formula pero, yo la aprendi asi. 7 vueltas mas, ahora a la izquierda. ya tiene el color descrito. Apagamos el fuego y ---cojo una botellita--- cojo una muestra.

 

-¡Ya esta! A ver que opina mi profesora.

[Zoella Triviani]

¿Que lugar puede ser más bonito que un bar? a menos que esté hablando de un bar muggle, que es aún más bonito de visitar. Mis pensamientos fueron en diferentes direcciones, intentando pensar en un lugar a donde el Askar pudiera llevarme . Su tirón en mi muñeca me tomó desprevenida, y la cercanía entre ambos a pesar de que nuestros cuerpos no se tocaban del todo ¿Que diría Anne si tan solo nos viera?

 

Un remolino de colores fue todo lo que mis ojos observaron, un golpe seco y un crujido, me encontraba tumbada en el suelo. La oscuridad cubriéndonos, y el silencio abrazador. Las pequeñas partículas de polvo flotaban en el aire, y el repiqueteo de nuestros pasos era en único sonido que había. Un Lumus salió de mis labios, encendiendo la punta de mi varita, alumbrando junto al rubio el camino.

 

Mientras descendíamos por la escalera, escuché atenta las palabras de Jeremy, vaya que se tenía bien escondido el lugar. Lo ilegal, como siempre, siendo parte de mi vida diaria, como hoy por ejemplo, el lugar que visitamos. El rechinar de la escalera me causaba cierta emoción, el silencio y la curiosidad de que cosas me mostraría mi hermano hoy. Seguí de cerca sus pasos, hasta llegar a una amplia habitación, que fue iluminada de a poco. Guardé mi varita, y mis pasos me acercaron lentamente a las bolsas negras del fondo.

 

Pasé mis manos sobre ellas, sintiendo las siluetas de los cuerpos inertes, de diferentes personas, que quien sabe como habrán muerto. Mi cuerpo tembló de emoción y me giré hasta el rubio - Más malévolas... Cuéntame más - Pedí, mientras me sentaba sobre una camilla donde supongo acostarán a los cadáveres. Mis ojos pasearon por todo el lugar, curioseando cada esquina y espacio a la vista, ansiosa por continuar con lo que el vampiro tenía planeado para hoy.

 

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[Ellie Moody]

Phillip detiene su trabajo, sólo para dedicarle una mirada de extrañeza a Ellie. Cuando lo observa, por accidente percibe un pensamiento superficial: ¿es en serio? Ellie se limita a encogerse de hombros, sin saber muy bien qué decir. La comunidad mágica inglesa está llena de personajes bastante excéntricos. Lo cierto es que ella no le da mucha importancia a ello; lo único que le interesa, es el trabajo que hagan en la clase. Y si a ese mago le funciona cantar mientras hace una poción, está bien. Y parece que, efectivamente, da resultado; en poco tiempo, la poción del olvido está lista.

 

—Yo no voy a probar eso —murmura Phillip, sin dejar su trabajo. Ya casi han terminado de embotellar todo el veritaserum.

 

—Bueno, parece... normal —repone Ellie. Por supuesto, no probará la poción, pues no es conveniente; no obstante, por la apariencia del brebaje, parece que está todo en orden. Quizás un poco turbia, por añadir las ramas de valeriana al final, pero nada grave—. Es una poción decente —le dice al mago.

 

Ya están llegando al fin de la jornada, pero queda suficiente tiempo para una prueba más, y así asegurarse de si el mago es apto de ser titulado en el conocimiento.

 

—Ahora una poción un poco más delicada —musita Ellie—. En el listado, vi que también necesitan Filtro de la Paz. Debes tener mucho cuidado, pues un detalle mínimo podría convertir esa poción en un somnífero.

[justo]

Nada menos que el Filtro de la Paz, desde luego tengo que afinar mucho mas que con la Pocion anterior. En fin, veremos como me sale.

 

- Pues veamos, cojo el caldero y lo preparo. Añado agua y enciendo el fuego. Hasta aquí lo normal. Ahora viene lo bueno. Veamos el armario.

 

Empiezo a revisar el armario, necesito Polvo de Opalo, y jarabe de Eleboro.

 

- Empecemos. Añado al agua Polvo de Opalo, ahora remuevo 3 veces en el sentido contrario de las agujas del reloj. Una, dos y tres. Y ahora dejamos hervir a fuego lento 7 minutos.

 

Me puse a tararear una cancioncilla, algo tenia que hacer mientras tanto.

 

- ¡7 minutos! Ya casi esta lista, ahora añado 2 gotas de jarabe de eleboro.

 

Apago el fuego y recojo en una botellita el resultado.

 

- ¡Listo! espero que haya salido bien.

[Ellie Moody]

Ellie llena una botellita con una muestra de la poción recién hecha y la examina lentamente. El líquido es ligero y de un apacible azul turquesa, lo cual le indica que debería tratarse de un decente filtro de la paz.

 

—Éso si lo puedes probar —le dice a Phillip, extendiéndole la botellita—. Yo no puedo estar bajo los efectos de una poción, en horas de trabajo...

 

El mago la observa con una mirada recelosa, pero termina encogiéndose de hombros y le da un sorbo a la poción. Su expresión, tensa por el estrés de la jornada y el hecho de ser el mago a cargo del laboratorio, se suaviza. Ellie aguarda por unos momentos, hasta que es evidente que el mago no caerá desfallecido, lo cual significa que los ingredientes fueron incorporados en la medida adecuada, sin exagerar.

 

—No está mal —repone el mago.

 

Según el reloj, la jornada de Phillip ha llegado a su final. El veritaserum, la poción del olvido y el filtro de la paz están embotellados y empacados, listos para ser entregados a los clientes del importante laboratorio. Ellie se despide de su antigua compañero de trabajo y su antigua jefa, sin atreverse a prometer que los visitará pues lo cierto es que su vida está llena de compromisos, últimamente. Sin embargo, todavía la clase no ha terminado.

 

—Terminaremos este curso, en la Universidad —le explica al mago, para entonces hacerle un gesto para que vuelva a atravesar la puerta mágica.

 

En el salón de clases de pociones, no obstante, Ellie no prepara la estación de alquimia, busca libros o por lo menos saca un pergamino y una pluma. Se limita a hacerle un gesto al mago para que tome asiento, mientras ella misma se sienta despreocupadamente sobre su escritorio. Aunque está cansada y ha probado las habilidades del mago, cree que es importante que él se exprese más con respecto al curso. Lo cierto es que, en todo el día y a pesar de haber estado tarareando cancioncillas y haciendo uno que otro comentario para sí mismo, no ha hablado mucho.

 

—Antes de decirte si aprobaste o no el curso, me gustaría que hablaras un poco más. ¿Qué aprendiste hoy? No me refiero a recetas específicamente... Hiciste un par de pociones luego de haberme dicho que tenías mucho tiempo sin practicar. ¿Crees que mejoraste tu técnica como pocionero? ¿A qué detalles de los ingredientes o los instrumentos prestante atención?

 

»¿Tienes algún plan que he haya hecho tomar este curso, así, tan repentinamente?

[justo]

- Bueno, vera. A mi siempre me han gustado las Pociones. En el colegio no se me daban mal. No era una lumbrera pero aprobaba. El problema es que he estado mucho tiempo sin practicar y lo tenia algo enmohecido. En clase nos recalcaban que, una cosa esencial, es el uso de la varita. Regula el fuego y también puede servir para culminar con éxito alguna operación.

 

Tome un poco de aliento antes de continuar.

 

- Yo no suelo hablar mucho. Tengo la tendencia a la sobriedad en hechos y palabras, algo muy Hufflepuff. Tengo un caldero personal, asi que puedo seguir practicando porque, es indudable que sigo muy desentrenado.

 

Hice una pausa y segui.

 

- El motivo por el que hice Pociones es porque creía que podría estar preparado. Hasta ahora no había hecho esta asignatura porque es de las mas difíciles y de las mas bonitas. Y yo no quería quedar mal. He estado un poco nervioso, no quería fallarle y eso me movia a tararear mis cancioncillas, era una forma de alejar el nerviosismo.

 

Respire hondo y proseguí.

 

- Si considera que lo hice bien y apruebo, pues muy bien, pero si ve que no estoy a la altura lo comprenderé. Y perseverare.