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Libro de La Fortaleza XXV


Dennis Delacour
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El Askar casi sonríe al pasar al desolado lugar del otro lado del portal, pero unas cuerdas sujetaron sus piernas haciéndolo caer de boca al suelo. ¡La ropa! Su elfo tendrá doble trabajo al sacar todo esa mugre histórica. Con fastidio miro a las mujeres, antes de sentarse en el suelo e intentar sacarse esas cosas de encima. “Finite Incantatem” pensó y automáticamente quedó libre.

 

-¡Malditas plantas prehistóricas! -Grito para despertar hasta los muertos.

 

No podía decir en voz alta que algunas de sus bellas compañeras de bando lo estaban provocando con hechizos mortífagos. ¿Porque? Porque deberían matar a Dennis luego. ¿Quién sabe lo que un neutral podría decirle a las autoridades? Cuando por fin el Askar se levantó del suelo, miró a su alrededor y no vio nada lindo. Un bosque pelado, tierra, tierra y más tierra. La profesora no tardó en explicarle lo que había pasado y el tiempo que habían retrocedido.

 

Al rubio le brillaron los ojos cuando escuchó sobre el grimorio y el poder que encerraba. ¿No era algo que cualquiera podría querer conseguir para llevarse al futuro? Miro de reojo a Cissy para ver su reacción. Aunque no tenía ninguna duda en lo que debía hacer. Quería ese libro, y no para salvar a las ciudades del pasado. Más bien para leerlo y llevarse algo de ese aprendizaje a su época.

 

Cuando la Rambaldi dio la orden de partir, el rubio se puso en movimiento. Llevaba los talismanes en su cuello, los anillos en sus dedos y la varita más que preparada para cualquier cosa que surgiera en el camino. Y el momento llego más rápido de lo que se imaginaba. Había una cantidad enorme de lobos huargos rodeando un muro que debían cruzar.

 

Orbis Bestiarum” pensó mientras veía como el hechizo impactaba en uno de los lobos huargos. Que rápidamente quedó bajo su poder. Le dio la orden de protegerlo mientras activaba el anillo de Amistad con las Bestias, lo que le permitió comunicarse con la jauría y convencerlas de que no les haría daño, solo pasaría sin mayores problemas. Los animales dejaron al Askar pasar, sin más contratiempos y el mago pudo cruzar hasta llegar al foso, donde se detuvo a pensar qué hacer.

 

El huargo bajo el hechizo del rubio, se acercó a su lado y allí se quedó, esperando. Sus dientes afilados goteaban con saliva. Parecía que tenía hambre o mejor dicho, tenía alguna especie de rabia. “Tranquilo, amigo. Ya serás libre de este sufrimiento” Pensó un poco apenado por lo que se le había ocurrido. No creía que usar de nuevo el anillo funcionara demasiado, ya que debía sortear dos especies de animales distintas en un mismo lugar.

 

El anillo detector de enemigos le vibraba en el dedo demostrándole de los enemigos que tenía a su alrededor y que recibiría un ataque inminente, ya que las bestias oscuras en forma de caimanes y serpientes ya habían puestos sus ojos en él. “Salvaguarda Mágica” pensó sintiendo como su cuerpo se volvió intangible ante la vista de todos. Sin esperar ni un segundo le ordenó al lobo tirarse al foso y pelear con los reptiles. Mientras las bestias estaban distraídas comiéndose al lobo que aullaba en pleno sufrimiento. El Askar se metió al foso y traspasó la zanja utilizando la velocidad de su raza para hacerlo rápido hasta salir del otro lado.

 

Ya del otro lado, entro al castillo sin esperar a nadie y sin darse la vuelta para ver lo que quedaba del animal hechizado. Había aprendido que sobrevivía el más fuerte. Siempre.

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Las bromas se terminaron en cuanto pasaron el portal y la Delacour cerrando la comitiva y con ella la puerta que los devolvería a su época. Alegna fijo sus ojos en donde le parecía que la observaban y unos puntos rojos se perfilaron en la espesura del bosque. No estaba tan equivocada al tener esa sensación de acecho ya que las bestias empezaron con sus gruñidos. Hasta podía imaginar, la pelivioleta sus babas recorriendo la mandíbula del animal aunque no viese su rostro. Cuando la rubia empezó a hablar, la Black dejo de mirar a la lejanía pues la voz de la profesora era tensa, posiblemente sea su primer grupo, pensó.

 

Antes que nada, ella conocía los viajes en el tiempo y lo que ocurriría si algo se cambiaba, pero un detalle tranquilizo su mente, que ya procesaba cuestiones e impedimentos para realizar esas tareas. Si ellos ayudaban daban fin a lo que ocurriera y la magia ya conocida no cambiaria, busco su libro y le dio una rápida primer ojeada, busco sus amuletos y anillos, mientras la profesora seguía con su perorata, y los observo con cuidado, usualmente odiaba usar joyería y le gustaba andar sin tanto brillo encima, hoy el lugar y la misión lo ameritaba, con parsimonia fue colocando coda uno, de los cinco anillos en su mano derecha y los dos amuletos colgando de su cuello.

 

Solos o unidos escucho decir y una sonrisa apareció en su rostro, sabia de la impertinencia del Askar y que las chicas eran desestabilizadas mentalmente, no era que lo tomara a mal, para ella era una cualidad, pues la Black tendía a ser instintiva pero pensaba las mejores soluciones antes de comenzar. Vio ante que nada salir disparado al joven sus suposiciones fueron ciertas y meneo su cabeza en forma negatoria. Calculo mentalmente sus propias posibilidades usar el orbis implicaba tener a un lobo atado a ti mediante un lazo dorado y ella no quería, ya bastante joyería para andar con un perrito atado.

 

-Oppugno -aprovechando la confusión de los huargos al dejar pasar al Askar y atando a la voluntad de la peli violeta al primer animal cerca. La orden era sencilla, defenderla.

 

Camino por la jauría y los animales rugieron ante el olor humana de la chica el huargo a su lado mostro sus dientes dispuesto a atacar, lo que la chica no precavió es que uno solo no la defendería de los 8 que quedan así que en cuanto la pelea de dos contra uno comenzó, in tercero la ataco mordiéndole la pierna, un expulso y una rama tiro al hurgo a unos metros. El corte era grande y profundo. Pensó en Curación y al instante el corte curo. Sus ojos reflejaban el malestar y el odio de ese instinto del animal.

 

Se mordió la lengua para no mandarle un cruciatus o un absorvere y decidió solo por apresarlo en cuerdas con un incarcerus antes que estuviese totalmente maniatado la Black ya poseía un espejo de niebla que le daba un aura de poder y enfundaba miedo en los que quedaron dejándola pasar, vio al huargo moribundo a un costado y a los dos que había matado, lamento momentáneamente que la bestia muriera pues se trataba de una animal formidable. Siguió caminando ignorando el lastimero quejido del bicho llegando al foso donde huesos descansaban en la orilla, las serpientes y lagartos, ahí la Salvaguardia magica le fue de ayuda, ya que al pasar las bestias la atacaban sin provocarle ni un solo rasguño, por lo que se adentro al castillo a juntarse con el muchacho.

 

-Estas algo pálido Jeremy ¿te asustaste al pasar?- bromeo asiendo alusión aun al efecto de transparencia que poseían. Observo si alguna de las demas podia atravesar.

Editado por Alegna Black

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Siguió con la mirada la trayectoria del dedo de su profesora. Sobre una de las montañas de la estancia había un castillo algo lánguido, y de forma automática Dánae enarco una ceja. Volteo su cabeza y miro a sus compañeros y profesora un par de segundos. No sabia la hora exacta pero seguramente ya era tarde. Escucho con atención todo lo que la Delacour podía ofrecerle con sus explicaciones, rasco su barbilla y sonrió.
Deslizo la yema de su dedo por el borde de aquel libro, acompañando el recorrido de su mirada sobre los objetos que en ella reposaban, conformado una hilera concluida por un collar. Jugo un momento con sus dedos al oír que un arcaico grimorio fue hurtado por manos inapropiadas... Realmente le interesaba saber quien fue aquella persona tan lista en robar un poderoso libro con hechizos de quien sabe su magnitud. Sonrió un momento, una vaga idea se cruzo por su mente, como si ella tuviera acceso a él... Tomo su varita y la lado un poco de costado, apretó el paso y se dirigió hasta donde estaba la antigua construcción que simulaba ser un castillo, aun no sabia realmente que era lo que dentro de el podría encontrar y eso la emocionaba.
Salvaguarda Mágica pensó, al cabo de segundos la mujer se volvió intangible ante cualquier ataque físico de las bestias que venían corriendo, despidiendo liquido viscoso de color blanco por su boca, estaba claro, que amigos no buscaban y eramos forasteros en su territorio.

 

Corrió un par de metros hasta poder librarse de ellos, estaba algo emocionada por haber logrado pasarlos, pero cuando estaba apunto de llegar a lo que parecía ser un puente en pleno derrumbamiento, un foso plagado de serpientes, y lagartos que pasaban los 4 metros de altura. ¡CARTERAS! pensó en un momento, su lado femenino a veces surgía en momentos menos adecuados.

 

Toco su Amuleto Volador y de un pequeño salto pudo planear hasta llegar al otro lado, ilesa sin tener que enfrentarse a las bestias y gastar sus energías, estaba segura que futuros peligros estaban por aproximarse y debería dar mas que solo unos cuantos artefactos.

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La Delacour se ubico en una loma cercana desde donde tenía perfecta visibilidad de los alrededores del castillo, desde allí iba a poder observar los primeros avances de sus alumnos sin interferir de alguna manera con ellos y las actividades que realizaran. Esperaba no verse en la necesidad de tener que inmiscuirse porque alguno terminara en condiciones de necesitar ayuda urgente.

 

El primero en lanzarse hacía el lugar fue el único mago del grupo, podía decirse que tal vez se sentía que tenia más cosas que probar ante el resto del grupo por ser el único caballero, aunque la verdad es que en este punto todos tenían las mismas responsabilidades que cumplir si es que querían avanzar en el curso y poder llegar a la prueba que les permitiría vincularse al libro.

 

La siguiente en dirigir su trayecto al castillo fue la joven del departamento de misterios y seguida a ella la Triviani. Todos habían sido listos en la forma de afrontar la situación y por lo visto también parecían estar de acuerdo en que cada quien lo haría solo y a su manera. Las barreras exteriores no eran realmente nada fuera del otro mundo, en todo caso no podían tener criaturas demasiado extrañas a la vista de la población no mágica que en ese tiempo era la que predominaba en el lugar.

 

Habían logrado llegar al muro externo del castillo, ahora el siguiente tendrían que buscar la forma de superarlo ya que las rocas con las que estaba construido estaban reforzadas con magia de manera que repeliera cualquier hechizo destinado a causarles daño o destruirlos, así que tendrían que ingeniárselas para llegar al patio interno, eso sin contar que en esa zona los estarían esperándolos un Runespoor para cada uno, habría querido algo mas peligroso pero bueno la idea tampoco era matarlos, al menos no aún. Ellos tendrían que tener muy presente que el grimorio se encontraba en la mazmorra más profunda del lugar y de una forma u otra tenían que llegar a el.

 

La rubia activo su anillo de escucha, necesitaba cualquier ayuda posible pata hacerles seguimiento a sus alumnos, aunque ella ya sabía lo que encontrarían en el lugar ya que ella ya estuvo en la misma posición que sus estudiantes y tuvo que sobrevivir como diera lugar. Esperaba que ellos fueran lo suficientemente hábiles para lograr su meta y posterior vinculación con el libro.

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-Me asuste tanto que me dieron ganas de congelar el pozo y que montáramos una fiesta de invierno. ¿Te hubiera gustado patinar sobre el hielo? -Respondió el rubio sonriendo mientras observaba de reojo el muro y su textura complicada de piedras.

 

Se quedó un segundo pensando que hacer antes de activar el Anillo de Salvaguarda para oídos indiscretos. Quería hablar con la mujer de pelo violeta, pero no quería que lo escucharan personas que estuvieran cerca o que no podía ver. Así que una vez con eso activado ya le resultó más fácil acercarse a la Black y hablarle. Nadie a cincuenta metros podía oír ni una palabra de su conversación.

 

-¿Crees que serviría el poder del libro en el futuro? -Le preguntó mirándola a los ojos - Podríamos usarlo para investigar sus poderes en el Laic. Imagínate si eso nos diera una ventaja para controlar el Ministerio y a los mugrosos que protegen a los muggles. ¿No estaría genial?

 

Al vampiro empezaron a brillarle los ojos de emoción. No le molestaba compartir el credito con una colega. Solo que no estaba muy seguro de poder controlar el grimorio una vez que estuviera en sus manos. Ellos mismos habían visto que los magos de antaño eran mucho más poderosos que los de ahora. Ni necesitaban usar una varita para canalizar su magia. Volviendo al presente el mago utilizo una vez más el “Salvaguarda Magica” para volverse de nuevo intangible y poder cruzar el muro sin retrasarse.

 

Lo peor estaba por venir. El rubio sintió el anillo detector de enemigos mandarle señales eléctricas casi un cosquilleo en comparación a la quemazón de la marca tenebrosa a la que estaba acostumbrado. No tardó en ver el motivo una serpiente naranja con motas negras y de tres cabezas estaba a punto de atacarlo. Apunto al animal con la varita y lanzo el primer hechizo que se le ocurrió.

 

-¡Sectusempra! -El rayo impactó en la cabeza del medio en el Runespoor, la que tomaba las decisiones, e inmediatamente su piel de cubrió de heridas profundas y sangrantes.

 

Sabía por haber leído el libro de la fortaleza, que el anillo para controlar los animales no lo ayudaría mucho. Ya que aquel reptil escapaba al nivel que podía controlar dicho objeto mágico. No se acercó al animal herido pero sí vió que aún podía recuperarse.

 

-¡Incárcerus! -Tres sogas separadas salieron despedidas de la varita del mago para ir directamente al animal. Una de ellas ató las tres cabezas juntas de perfil, en una posición incómoda. La segunda reforzó la primera aunque se colocó cubriendo los tres pares de ojos. La tercera y último ato en espiral el cuerpo del reptil de forma bien apretada para que no pudiera zafarse ni irse arrastrando con ella. Aunque su debilidad le haría imposible tal cosa.

 

-¿Danae? ¿Alegan? ¿Lady? -Preguntó el mago llegando a la puerta del castillo. Demorandose para esperar a sus compañeras de bando. ¿Debería entrar sin ellas? Pues lo haría si se tomaban mucho más tiempo en llegar. Quería ese grimorio y lo quería a cualquier costo.

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La rubia observaba a lo lejos, atenta a cualquier situación que se pudiera presentar con sus alumnos. Solo tres de los cuatro que había llegado con ella habían avanzado en su trayecto superando algunas de las barreras que habían encontrado en su camino, habían sido bastante listos y habían tomado las cosas con calma para afrontar los inconvenientes sin dejarse amilanar por ellos.

 

Sin embargo una de sus estudiantes no había llegado hasta el castillo, lo único que esperaba es que ninguna criatura se hubiese encargado de alejarla y causarle daño porque de lo contrario tendría que llenar demasiados informes para responder por ese grave asunto. Esperaba verla al momento de regresar, lo cual de seguro no iba a ser muy demorado y no porque sus alumnos hubiesen logrado su cometido ya que aún les faltaba mucho para eso, sino que la bruja lo sospecho cuando a unos metros de donde se hallaba estaba el guerrero Uzza que había abierto el portal.

 

El guerrero la miro fijamente y sin palabra alguna la Delacour entendió que el tiempo destinado a conseguir el Grimorio se había terminado, al menos agradecía que no los dejaran en ese tiempo más de lo necesario como castigo por no lograr la meta. La ojiazul hizo un movimiento de cabeza como asentimiento ante lo que el guerrero con su mirada le indicaba.

 

De repente todo se oscureció frente a ella y cuando la luz nuevamente lleno el sitio alrededor ya no estaban en ese desértico y destruido paraje, nuevamente estaban junto al lago negro en el bosque prohibido. Todos sus estudiantes estaban ubicados frente a ella una vez más como antes de cruzar el portal, y sabía que en cualquier momento ese escenario cambiaría de nuevo para dar paso a la parte más seria e importante del curso, la prueba que definiría lo que sucedería con la vinculación de aquellas brujas y mago al libro de la Fortaleza.

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Sonrió ante las palabras del joven, viendo el muro que se anteponía antes de llegar al castillo. De reojo vio que el Askar tocaba unos de sus anillos, por lo que dijo supo que era el de oídos indiscretos, pues ella no creía que la imprudencia del chico llegara a decir lo que dijo, sin precauciones presentes.

 

-Estaría Genial, si. Pero difícil con una mujer que no nos saca la vista de encima, y hablando claro, esto es una mera ilusión, no se puede cambiar el pasado- le contesto con una sonrisa ladina en su rostro, ella tenía experiencia en viajes -básicamente estamos aquí para no hacer nada

 

Imito a su compañero con la salvaguardia mágica traspasando el muro, y topándose con un Runespoor, conocía del tema pero solo los había visto en un libro de texto, sin fijarse en lo que hacia el oven, centro su atención, en el animal. Los colmillos venenosos eran los más peligrosos de los que se debía cuidar, poco a poco sentía que se volvía a materializar. Enarbolo su varita y sonriendo exclamo Vipera evanesca, podría tratarse de un monstruo pero su biología era animal, por lo que de repente solo quedo unas escamas de la bestia que se desintegro ante sus ojos.

 

La voz del chico llego a sus oídos, pero antes que pudiese responder una nube muy oscura la cubrió, entendiendo que pronto volverían a su época, solo le indicaba unas cosas. Llegaron muy lejos y tenía miedo que modificaran el presente o ya los habían descubierto y no querían que los atraparan. Con esos pensamientos se fijo en el lago negro y cambio en un solo movimiento sus atuendos volviendo a los antiguos ropajes.

 

-Bien o ¿llegamos muy lejos o lo hicimos muy mal? Qué opinas Askar, yo me apunto por lo primero- en un susurro audible se dirigió al joven, pues si ella impartiera la clase tendría oídos por todos lados.

Sonrió ante las palabras del joven, viendo el muro que se anteponía antes de llegar al castillo. De reojo vio que el Askar tocaba unos de sus anillos, por lo que dijo supo que era el de oídos indiscretos, pues ella no creía que la imprudencia del chico llegara a decir lo que dijo, sin precauciones presentes.

 

-Estaría Genial, si. Pero difícil con una mujer que no nos saca la vista de encima, y hablando claro, esto es una mera ilusión, no se puede cambiar el pasado- le contesto con una sonrisa ladina en su rostro, ella tenía experiencia en viajes -básicamente estamos aquí para no hacer nada

 

Imito a su compañero con la salvaguardia mágica traspasando el muro, y topándose con un Runespoor, conocía del tema pero solo los había visto en un libro de texto, sin fijarse en lo que hacia el oven, centro su atención, en el animal. Los colmillos venenosos eran los más peligrosos de los que se debía cuidar, poco a poco sentía que se volvía a materializar. Enarbolo su varita y sonriendo exclamo Vipera evanesca, podría tratarse de un monstruo pero su biología era animal, por lo que de repente solo quedo unas escamas de la bestia que se desintegro ante sus ojos.

 

La voz del chico llego a sus oídos, pero antes que pudiese responder una nube muy oscura la cubrió, entendiendo que pronto volverían a su época, solo le indicaba unas cosas. Llegaron muy lejos y tenía miedo que modificaran el presente o ya los habían descubierto y no querían que los atraparan. Con esos pensamientos se fijo en el lago negro y cambio en un solo movimiento sus atuendos volviendo a los antiguos ropajes.

 

-Bien o ¿llegamos muy lejos o lo hicimos muy mal? Qué opinas Askar, yo me apunto por lo primero- en un susurro audible se dirigió al joven, pues si ella impartiera la clase tendría oídos por todos lados.

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