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Runas Antiguas - Encantamientos


Orión Yaxley
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Una tetera comenzaba a hervir. Se escuchaba como una guitarra sonaba de lejos, punteando cada una de sus cuerdas a ritmo especial. Una flauta se sumaba tímida. Sahumerios estaban encendidos en partes estratégicas de la del pequeño iglú de piedras. Orión, con los ojos cerrados, retiraba el agua a punto de ebullición y lo colocaba en otra tetera, con hierbas preparadas dentro. El vapor entraba directamente a sus fosas nasales.

 

De la puerta de la misma, se hallaba un tapete enorme que cubría la entrada de ojos inexpertos. Esta, daba lugar a una gran estación de tren abandonada en algún punto de México. Estaba toda construida de una piedra gris, con techo alto y ventanales angostos, pero largos. Era mágica, tipo maya-mágica. Por la estructura, corría una suave brisa.

 

Sobre el tapete había tres runas. La primera, Dagaz, que significaba la conciencia sobre algo; Manaz, que se trataba de los productos hechos a mano y la cultura del hombre; y, por último, Inguz, que era el sentido común. Esas runas, y por lo tanto el tapete, los había puesto el mismo Nigromante para indicarle a Elvis que lo estaba esperando en ese pequeño espacio. Las runas se podían interpretar cómo, la conciencia de la búsqueda, de Orión por parte de Elvis, se encuentra en lo creado por el hombre, el tapete, y el resultado se daría con el sentido común, levantarlo buscando el a través de Dagaz.

 

Orión, entonces, vio una sombra que caminaba por la estación y apagó todo, los inciensos y el mini reproductor de música que podía delatar su ubicación.

 

Sabía que el diccionario de runas y el pequeño traslador le darían un fuerte empuje para Elvis, pero, no le dejaría tan fácil la clase.

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Apolo pudo haber empezado con una mañana mejor.


Luego de lo ocurrido en su ultima clase de Encantamientos, se había propuesto que esta seria diferente. Para empezar, había declinado la idea de trabajar junto con Orión; ya había tenido suficiente de Runas Antiguas y viajar por el mundo por una temporada. Y por otro lado, ya estaba harto de que las cosas no salieran como el las planeara y terminara poniendo en peligro a sus alumnos. Pese a estar calificado para ser profesor había demostrado una y otra vez su ineptitud en lo que se refería a usar magia para solucionar todos los problemas, que parecían surgir de la nada y atacarlo a él y a sus estudiantes de alguna forma.


Por eso seguía repasando como había terminado a merced de un centenar de dementores, en un nidal oculto dentro del Bosque de los Necrofagos. Habia tenido suficiente presteza para poder usar el encantamiento patronus y dejar que una tortuga de luz lo protegiera, pero el encuentro inicial había congelado sus piernas al suelo helado del bosque. Sabia que los Mortifagos eran quienes mantenían en sus terrenos a los dementores a la espera de poder usarlos en alguna oportunidad a futuro, pero no se le ocurrió pensar que su expedición al bosque lo llevaría directamente al nidal en solo unos minutos.


Rodeado de figuras encapuchadas, su tortuga marina nadaba tranquilamente mientras Apolo intentaba evitar pensar en su mala suerte. Se encontraba en un recodo del bosque, y su pelo azul estaba cubierto de escarchas, al igual que el resto de su cuerpo. Sus pies estaban fuertemente unidas al suelo por una gruesa capa de hielo, y sus nulos intentos de invocar fuego por poco y hacen desaparecer a su patronus.


Lo peor era que Matthew, su estudiante de esa ocasión, había recibido instrucciones para llegar al mismo punto que él, en los profundo del bosque que rodeaba la Fortaleza Oscura, ajena a cualquiera que no fuera Mortifago. Solo esperaba que al ultimo minuto decidiera no participar de la clase, o iba a terminar atrapado igual que él.

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Le habían enviado una lechuza al mago, la cual contenía un sobre con una nota y un objeto que estaba por descubrir. Lo único que contenía escrito eran las instrucciones en una de las solapas del sobre, superficialmente. Dentro, un broche que no tenia mucha idea de que trataba... Frunció el ceño al entender que era un broche muggle, funcionando como un traslador hasta donde su profesor de Encantamientos lo esperaría.

Su túnica negra se desplegó un poco al ser invadida por la pequeña brisa que se arrastraba desde lo mas profundo del Bosque que rodeaba la Fortaleza Oscura. Matthew se encontraba en una parte bastante alejada al centro del lugar, donde incluso había un lago y algunos pedruscos. Nunca había presenciado aquel lado del bosque, pero cuando oí de él y lo encontré, supe que le serviría perfectamente para impartir la clase.

 

Justo cuando dudaba de sus decisiones, se encontró con su profesor... Un hombre de pelo azul, su vestimenta decía mucho sobre él, parecía ser una persona que no estaba en su juicio completamente o quizás las intenciones eran claras. Ladeo su cabeza y lo visualizo de una manera rosando lo altanero. Intentaba, pero no sabia si podría lograrlo, ser amable.

 

Hola... Apolo. justo en ese momento recordó su nombre.

 

Los zumbidos del viento le dieron la bienvenida, siendo el único que podía escucharse, ademas del frió helado que se hacia notable, colándose por sus huesos con cada paso que daba. Tan osado como siempre Triviani, llevo su mano al cuello y desde allí desprendió la túnica que traía consigo, dejándolo con un simple suéter..

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¿Dónde demonios estaba? Habia pasado por aquel pasillo una media docena de veces. Habia preguntado tres veces y todos me habian indicado lo mismo. Pero no encontraba la puerta indicada. ¿Era aquel dia? Estaba seguro que si, Mr Pippin se habia encargado de notificarme. Habiamos mantenido una buena relacion desde mi partida.

 

¡Alli estaba! ¿Por qué no lo habia visto antes? Golpee el suelo con un pie y avance hacia el librito, donde claramente era un diccionario de runas y un traslador. ¿Cómo me habia dado cuenta? Porque brillaba de un azul fuerte, tan intenso como el sol. Ya habia pasado la hora de agarrarme a él.

 

Y eso hice.

 

Cuando volvi a tocar suelo firme, me di cuenta que estaba en otro lugar, el aire era diferente, mucho mas caluroso. Justo delante estaba aquella edificación de piedra. ¿Seria ahi? Le di algunas vueltas. No se veía nada ni a nadie. ¿Qué me pasaba? Estaba distraído, seguramente era eso. Porque al cabo de cinco minutos, una luz extraña, como el brillo de una libélula, llamo mi atención, luego de concentrarme al máximo en dónde estaba y en preguntarme donde estaria Orión.

 

Me acerqué. ¡Tan claro como el agua! Aquella entrada de tela, tapiz o lo que fuere, llevaba marcada una runa. Me costo recordarlas, eran características, eso lo sabia, pero tenia un significado que aún no lograba desmenuzar. Lo roce con mis manos. Runas. Magia. Dagaz.

 

-- ¿Orión? --pregunté, intentado agarrar el borde del tapete. Éste se descolgó y se esfumo en mis manos, como si fuera humo, que claramente no pude agarrar. Al suelo cayeron tres piedras. Runas. Pude ver la que habia visualizado, aunque las otras dos tambien estaban allí--. Disculpa la tardanza. Tuve algunos inconvenientes.

Editado por Elvis F. Gryffindor

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Los dementores, impacientes, rodeaban a Apolo desde el aire. No lograba verlos a causa del follaje del bosque, pero sentia su presencia con cada bocanada de aire frio que exhalaba. No estaba preparado para el clima invernal en el que se había envuelto, y Apolo lamento no haber tenido su chaqueta... aunque no tanto como lamentaba la horrible situación en la que se encontraba. Tal vez debió haberle pedido ayuda a algún Mortifago mas experimentado, o simplemente haber seguido a Orión hasta donde sea que estuviese.


Su patronus de tortuga marina, a escasa distancia, generaba un amplio espacio mientras nadaba formando un circulo. No sabia como a fuerza de voluntad había logrado mantenerla, pero estaba claro que no iba a poder realizar magia durante un rato. Habia comenzado a analizar sus opciones cuando una voz lo hizo sobresaltarse, y de no haber estado tan firmemente pegado al suelo de seguro se habría caído. Su alumno, Matthew, se encontraba a escasa distancia suya. Si bien lo desconcertó un poco su aparición subita, lo alivio ligeramente que estuviese ahi, y se apresuro a hablarle antes de que su alivio se transformara en preocupación.


— ¡Ra-rapido, Matthew! ¡Necesito tu a-ayuda, estoy atrapado! — barbotó por el frio agitandose inutilmente. — Hay dementores rondando cerca y...


Lo que sea que Apolo fuera a decir a continuación se corto por un rugido gutural y un movimiento de tierra que lo hizo tambalearse desde su posición. Podia apostar que ese no habia sido un terremoto comun, y mas parecia que lo que fuera que anduviera suelto por el bosque de los necrófagos se estaba acercando. Su patronus desapareció con un chasquido y sintió como los dedos que sostenían su varita se entumecían rapidamente. No estaba seguro si los dementores se habian asustado con lo que fuera que hubiera rugido, pero parecia poco probable que se fueran sin antes haber comido algo.


— ¿P-puedes ayudarme? — preguntó mirando alrededor, intentando mantener la calma.



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Podria parecer una persona ruda, pero era tan frágil como un cristal, quizás su condición no dejaba tener esa glacial sensación por la que el Granger estaba atravesando. Enarco una ceja y recordó que tal vez lo había visto en unas viejas fotos de la Manor, no estaba seguro por lo que sacudio su cabeza suavemente para quitar esos pensamientos de él. Se acercó, con cada paso que daba se escuchaba las varillas del suelo quebrarse.

 

¿Que haces en estos lugares, o mejor dicho, qué hacemos? soltó posando su capa sobre su gélido cuerpo.

 

Si bien podría disfrutar el espectaculo de ver a una persona morir de hipotermia, no era su estilo y en este momento era su profesor de Encantamientos, por lo que la oportunidad de ponerle sapidez al asunto; quedaría suspendida... Dementores, solamente eso podía explicar la sensación que tenía de tristeza y de frialdad que comenzaba a apoderarse de su cuerpo, sabía que era lo que tenía que hacer, o al menos eso pensaba el gitano.

 

Susurro con tranquilidad parado a un costado del peliazul. ¿En que puedo ayudarte? tal vez sea usted, quien deba ayudarme a mí... un gesto ameno se formó en su rostro, buscaba al menos la tranquilidad del mago mientras resolvían su problema. Dime que debo hacer, y lo intentare. añadió.

 

Observó una pequeña montaña de hojas secas y blandió su varita; Incendio comenzaron a arder, esperando que eso diera un poco de ventaja o que no muriera congelado.

 

@@Apolo Granger

Editado por Matthew B. Triviani

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Si había algo que había estado intentando en las últimas semanas, era practicar un poco de Oclumancia. Dentro del mundo mágico estaban ocurriendo demasiadas cosas. Y estaba seguro que lo mejor que podía hacer, era protegerme tanto de los de afuera como de mi mismo. Los alumnos de la Universidad eran cada vez más, asi que por lógica habría más legeremantes sueltos.


Lo mismo sucedía con aquellos conocimientos. Y por eso que me había acostumbrado a utilizar cada conocimiento que había aprendido. Sabía muy bien que las Runas Antiguas era muy aburrido. Y más porque dentro de la comunidad mágica, no eran demasiado ciertas. Pero me agradaba la idea de saber que podía hacer algo más. Y si Orión podía ayudarme, tal vez podríamos analizar algunas runas más. ¿Desconocidas quizás?

Me aseguré de resguardar algunos datos importantes dentro de mi cabeza, como si fuera en una caja que estaba dentro de una caja, rodeada de miles de pasadizos que había que recorrer para llegar a ella. Me había ido mentalmente por algunos segundos. Para algunos tal vez eran horas, pero estaba acostumbrado a que no fuera asi. A veces podía hacer eso tan solo en un cerrar y abrir de ojos.

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Aún con los ojos cerrados, sonrió.

 

- Elvis, me da gusto que hayas podido llegar.

 

Respiró hondo y salió de su pequeño iglú-escondite. Inspiró el aire de la estación de trentes abandonada.

 

- ¿Sabes? La ubicación de la clase no es por espontaneidad pura. Las estaciones de trenes tienen una mística que gira en torno a ellas. En la antigüedad, el desplazamiento a velocidades más rápidas que la de un caballo era todo un acontecimiento para los muggles. De ahí que estos lugares representaban el paso hacia otro lugar.

 

Se acercó a uno de los pilares y rozó la piedra con sus dedos.

 

- Entonces, existe el mito que muchas de ellas pueden dar paso a otro mundo. No me pidas que sea más específico porque se me queman los papeles. Pero, lo que sí te puedo decir, es que existe una cierta solemnidad que te puede ayudar a tener una mejor perspectiva con las runas.

 

Aclaró la garganta y le pidió que lo acompañara un poco hacia la otra pared, donde había una pequeña banca de piedra. Sacó una bolsita de piel de su bolsillo y se la dejó.

 

- ¿Podrías hablarme un poco de este lugar utilizando las runas? Concéntrate en la pregunta y toma tres, haz la tirada. Es fácil, cada runa representa un concepto y entre ellas conforman el mensaje en general. También influye la distancia entre ellas y si una sale boca abajo, que representa lo inverso.

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Apolo empezo a respirar agitadamente mientras movia las piernas para descongelarlas. El hechizo de Matthew habia logrado empezar a derretir el hielo, pero requirió toda la fuerza que le quedaba poder resquebrajarlo. Ya habia intentado utilizar magia, pero nada salia de su varita. Necesitaba calmarse y recuperar energia, pero con cada temblor de la tierra y el sonido ahogado de algo moviéndose en el bosque no le estaba dando mucho margen de tranquilidad. Con un ultimo tiron, se libero del hielo y cayo de bruces sobre las ramas, antes de ponerse de pie tambaleandose y echar a correr.

 

— ¿Que estas esperando? ¡Corre! — grito girandose al ver que a Matthew le estaba costando reaccionar.

 

Volvió a la carga esquivando arboles y ramas, esperando que lo que fuera que estuviera ocurriendo no los alcanzara. No tenia una dirección fija, pero se movia en dirección contraria al estruendo y los rugidos. ¿Que clase de criatura era esa? No estaba seguro de que fuera un dragon, solo que podia ser tan grande como uno. Llevaba la varita en la mano tan fuertemente sujeta que ya la tenia entumecida, pero se golpeo con cada rama y liana que no logro esquivar por no usar magia. Se dio unos momentos para descansar y se giro de lleno para ver si Matthew lo seguia, cuando de la nada sintió que lo embestían con una fuerza desmedida.

 

​Sintió el impacto antes de caer siquiera, y se arrastro por las hojas secas sintiendo los movimientos de un montón de sombras hacer retumbar el suelo. Recobrando el aire de un respiro ahogado, se dio cuenta que lo que lo habia golpeado habia sido un graphorns, ya que una manada entera ahora avanzaba rapidamente. Apolo vio que corrían en la misma dirección que él, y cayo en cuenta que estaban haciendo lo mismo que él; huir. Tenia un corte en el labio, que no estaba seguro si se habia hecho al caer o mientras corria, pero se apresuro a seguir a la manada de bestias, a la que se habian sumado otras especies desconocidas para él incluyendo algunas que volaban de árbol en árbol.

 

 

— Lo siento mucho, de verdad — soltó resignado recuperando el aliento. — Esta tiene que ser la peor clase de la historia, no tengo idea de que esta ocurriendo.

 

Estaba tan dolorido que bien podia haberse tirado ahi mismo, pero su curiosidad fue mas fuerte cuando sintió a la algarabía de las criaturas a escasa distancia de donde estaban, ocultos por mas bosque. Aunque todos sus instintos le decían que corriera en dirección contraria, se apresuro a meterse por el bosque para encontrarse con la orilla de un vertiginoso rio en el que las criaturas habian quedado atrapadas. Miro en todas direcciones, y la correntosa trama de agua no hacia mas que expandirse cada vez mas rapido.

 

— Necesitamos ayudarles a cruzar — pronuncio Apolo con decision hacia su estudiante. — ¿Se te ocurre como...?

 

No alcanzo a terminar la frase, por que otro rugido, mucho mucho mas cerca de ellos, ahogo sus palabras.

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Al principio no le pareció tan mala idea, a pesar de que la primera vez que tenia una experiencia tan extraña como esta y había tenido que salir con vida de un laberinto lleno de obstáculos con un sin fin de Encantamientos para defenderse de ellos, verdaderamente no había sido tan buena experiencia, pero no le quedaba alternativa si quería recuperar su certificado, mejor, obtenerlo por primera vez de manera oficial.

La llamarada que había iniciado en las resecas hojas, dejadas por el crudo otoño que estaba abrazando Inglaterra; se estaba consumiendo. Giro sobre sus talones unas cuantas veces, para poder ver con mejor claridad el patronus que había invocado Apolo, aun no podía creer la ocurrencia de su clase en los bosques cercanos a la Fortaleza, ¿Acaso la directora había perdido la cabeza? para autorizar tal osadía. Si bien ninguno moriría, o eso crea, le incomodaba un poco el tener que ayudar a salir con vida a los demás; no eran cualidades del gitano.

Abrió los ojos y comenzó a sentir un extraño movimiento desde sus pies, parecía ser una embestida, algo que no tenia muy en claro ni por que demonios estarían corriendo en este lugar. ¿Estamos solos en este lugar? replico, mientras se largo a correr tras el mago. La pregunta había sonado un tanto obvia, los dementores y sin fin de criaturas extrañas que habitaban el lugar haciendo que fuera tan espeluznante... No comprendía por que, solo por ser Mortífagos debían mantener una fachada tan repulsiva. Se detuvo un segundo; ¡Oppugno! intento controlar la criatura purpura, algo grisáceo que envistió a Apolo. Sin éxito, claramente... Pero si hizo que esta se espantara y tomara otra dirección.

El tiempo se detuvo, dentro de la mente del gitano, eso le dio una muy importante oportunidad de idear algún plan o encontrar un Encantamiento que sacara de apuros a los dos magos... Las palabras de su profesor entraron en su mente como voces demoníacas, observo a su izquierda y había un impetuoso rió, para su infortunio, estaba plagado de Criaturas que parecían estar en aprietos... No te preocupes, salir de la rutina es algo que muchas veces me agrada... no demostraba miedo, era un mago bastante diestro en el uso de hechizos; todo por el entrenamiento que había recibido por su padre.

Encantamiento Desecador, pensó blandió su varita en la misma dirección y este bajo su cantidad de agua, haciendo el paso libre a los animales que estaban dentro de él... Revoleo sus ojos y chisto. Entrecerró los ojos y vio unas piedras con musgo, parecían ser parte de un puente o un pequeño camino que cruzaba por sobre el rió. Seguramente el tiempo logro deteriorarlo pero de nueva cuenta, giro su varita:

Reparo concentrado logro hacer que este volviera a su forma natural, con la que fue construido... Podrían utilizarlo para cruzar, o eso pensaba Matthew.

Un rotundo gruñido, como si de un animal con rabia se tratara logro hacer presencia y hacer que un pequeño escalofrió viajara por la espalda del gitano. ¿Nos vamos? pregunto, no tenia muchos ánimos de ser la cena o la diversión de alguien. Sus sospechas cada vez estaban mas cerca de ser respondidas... ¿Era casualidad? o ¿Un juego de algún mago/bruja?

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