Jump to content

Prueba de Animagia #19


Suluk Akku
 Compartir

Publicaciones recomendadas

La mañana era soleada. Suluk portaba un simple vestido de colores grises, como sus ojos, y se mantenía de pie afianzada a un cayado de madera que le doblaba en altura. Las coordenadas eran certeras, Emmet arribaría en cualquier momento y como tenía rato sin hacerlo le estaría esperando a orillas de un cristalino lago. Llevaba meses limitándose a aguardar a sus aprendices ante las puertas de la pirámide, para felicitarlos por someterse sin problema alguno a los principales obstác.ulos, y estar a pasos más de vincularse con su habilidad, con su animal interior.

 

Frente a sus pies enfundados en sandalias de cuero curtido descansaba una caja, a la altura del suelo, la misma caja encantada que se había hecho con las pertenencias de Xell, pronto lo haría con las del joven Gaunt. Una vez éste apareciera a pasos más de la Arcano, su tapa se abriría y cual imán, robaría absolutamente todos los objetos mágicos que portase el vampiro, incluida su varita. Akku sonreiría ampliamente, carraspearía para aclara su garganta y daría dos golpes con su cayado.

 

—No se preocupe joven, no necesitaría nada más que su valía y ésta sortija para afrontar las distintas pruebas que el portal considera idóneas para usted. En total serán tres y en todo momento mediante esa joya estará conectado a mi.

 

Tras los dos golpes al suelo una barcaza acudió a la orilla, Suluk se hizo a un lado para que Emmet pudiera verla y le invitó a pasar, cuando éste lo hiciera ella desaparecería pero las normativas se oirían dentro de su cabeza como un eco. El mástil guía de la balsa era, nada más y nada menos, que una poco confiable esfinge. A diferencia de ocasiones pasadas, ésta se volteó chirriando la madera para observar a su ocupante, sonrió de manera tétrica y con voz rasposa soltó un acertijo que el hombre de ojos azules debería responder correctamente si no quería acabar en el fondo del lago.

"Es aquello que te mueve y te conmueve a hacer algo sin tener en cuenta el precio, el lugar, la hora, las dificultades, los problemas, quién te mira, qué riesgos hay, dónde hay que hacerlo, cómo, qué te dice la gente, qué piensa"

La Inuit se encargaría de enviar una ráfaga de viento gélido que le permitiese a la barcaza llegar a destino con prontitud solo al oír de rabia a la esfinge, si es que Emmet respondía bien la pregunta. Caso contrario lo vería hundirse, tristemente, para pasar a ser entretenimiento de despiadadas criaturas marinas.

 

Una vez en tierra firma, se encontraría con las puertas de un inmenso y confuso laberinto, más como en la prueba anterior, la de la joven Vladimir, éste se estaría completamente encantado ¿qué pasaría una vez cruzase el umbral? las paredes caerían, la vegetación moriría y el sol comenzaría a quemar con todas sus fuerzas, bajos sus pies masculinos abundaría la arena dorada, montíc.ulos por doquier, ni una gota de agua, siquiera avistamiento de la pirámide que marcaba el punto de encuentro para con la Arcano ¿cómo un humano sería capaz de sobrevivir a la Sabana Africana? quizás un humano no, pero un Caracal sí.

 

Por segunda vez, Emmet debería controlar su habilidad y transformarse para adaptarse a las condiciones climatológicas para dar, entonces, con un espejo completamente desubicado, en medio del desierto, reflejando los rayos del astro sol, enterrado en la arena.

 

 

Una vez frente a él, puesto que la curiosidad es el mayor defecto de todo ser humano, debería demostrar que era completamente capaz de regresar a su forma humana sin problema alguno. Cuando lo lograse el propio espejo se convertiría en una especie de portal, un vórtice, que le llevaría junto a Suluk, la brisa acogería su piel caliente por África, y la pirámide le estaría esperando para el paso final. La verdadera prueba, el umbral de sus sentimientos y emociones.

 

 

5Id4HH2.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Las aguas oscuras de aquél lago rodeaba a la barcaza en la que estaba en ese momento con la Arcana. Suluk lo había citado, o mejor dicho, le había dejado las pistas en su castillo para que llegara a encontrarse con ella. El vampiro aún no podía creer que había logrado soltar a su espíritu animal obteniendo como resultado el cambio completo a la forma de un caracal. Aún estaba anonadado de lo que pudo lograr y de lo que era capaz de hacer si aprendía todas y cada una de las habilidades que se enseñaban en el Ateneo. Animagia estaba alentando al Gaunt a descubrir, aún más, su poder y sobrepasar aquellos límites que él creía que tenía. La magia que tenía dentro, que cada mago o bruja poseía, podía llegar a ser infinito sólo había que encontrar la forma de despertarlo.

 

Una voz gruesa y con carraspera se escuchó. Emmet no sabía de donde venía pero, por lo que había dicho, aquellas complicadas palabras formaban un acertijo. Si estaba en lo correcto las esfinges eran las criaturas mágicas, por excelencia, que les encantaba engañar y apresar a magos y brujas con complicados acertijos.

 

El mortífago miró a Suluk. Por un momento hizo contacto con los ojos grises y profundos de la anciana lo que le ayudó a estar seguro de su respuesta. Le había costado un poco pero estaba muy seguro de ella. Además no iba a permitir que un tonto acertijo complicara todo el estudio de su habilidad.

 

- La pasión.

 

Respondió con voz alta gritándole a la nada. Se hizo un momento de silencio, y luego, una brisa de aire frío empujó la barcaza hacia la orilla; realmente les quedaba poco por recorrer. Con ello se había dado cuenta de que su respuesta había estado correcta.

 

Se bajó del transporte y, antes de poder soltar la primera palabra, Suluk ya había desaparecido. La anciana se había esfumado como si nada pero eso no inquietaba al Gaunt sino que le daba a notar que su prueba había comenzado y, seguramente, la Arcana lo estaba esperando en la entrada de la bendita pirámide.

 

Había logrado convertirse en su espíritu animal delante de los ojos de la bruja. Ahora, que la arcana le había dado la sortija, tenía que poder hacer lo mismo pero con un poco más de facilidad. Tomó el anillo y se lo colocó en su anular. Podía sentir aún más aquella calidez interior que lo había embriagado la vez que se sumergió en aquellas aguas del claro.

 

Frente al Gaunt se elevaban unas paredes de vegetación inmensas lo que le decía que se estaba por enfrentar a un laberinto, lo que le hizo acordar un poco a Nigromancia. Respiró profundo, bajó la mirada hacia la bella sortija y volvió a mirar la entrada del lugar. Ya estaba listo y lo sentía dentro de si. Caminó los pasos que le faltaban y cruzó el umbral del lugar pero, en ese momento en el cual su cuerpo estaba por completo dentro del laberinto, toda la vegetación comenzó a morir, el suelo se volvió arena y un sol brillante reemplazó aquella noche oscura que lo había rodeado. El escenario había cambiado por completo y era hora de poner a prueba su espíritu animal.

 

El sol quemaba la piel nívea del vampiro; menos mal que no se derretía al ver el sol. Podía comenzar a sentir como la arena calentaba la suela de sus zapatillas y como las gotas de sudor comenzaban a formarse en cada uno de los poros de su frente. Todo el laberinto se había convertido en el hábitat: la Sabana Africana. Era su momento. Ahí tenía que demostrarle a la Arcana que tenía lo que se necesitaba para poseer la sortija de la habilidad y que estaba en lo correcto en habérsela confiado.

 

Cambió completamente de forma. Ahora era el felino que había revelado su espíritu animal y lo estaba demostrando en ese momento. Era un caracal perfecto: sentía como el animal, percibía los estímulos de su entorno como el felino y podía adaptarse a aquél calor como lo hacía el mamífero.

 

Sus ojos ahora tenía las característica de los felinos. Su visión se había ampliado y podía ver mucho más claro lo que le rodeaba. Estaba solo en aquel lugar y tenía que encontrar la forma de poder llegar a la Arcana, antes, sin perecer o que algunas sorpresas le interrumpieran el camino. Comenzó a trotar a una velocidad que, para un humano, no era común. Intentaba buscar alguna pista o huella que le dijera cual era el próximo paso a seguir ya que, por más que se había logrado adaptar a ese calor terrible, se sabía que ningún ser vivo podría estar expuesto a tales temperaturas sin una gota de agua. Aumentó la velocidad de sus pasos, podría decir que a unos sesenta kilómetros por hora, para poder cruzar el desierto. No se veía nada solo dunas de arena, algunos pequeños pastos que crecían bajo ese sol abrazador y pequeños insectos que se metían en sus pocitos en la arena más profunda.

 

Luego de algunos minutos, un destello brillante, entorpeció su visión. Había una clase de reflejo que venía desde lo más alto de una de las dunas que tenía enfrente. Seguramente se trataba de algo o alguien que había puesto la Arcana para que el vampiro pudiera alcanzar. Agilizó su paso e intentó subir lo más rápido que pudo. En la cima de la duna, un espejo de unos dos metros de altura, estaba enterrado. Era la primera vez que podía ver su reflejo estando en la piel de su animal. Era simplemente hermoso.

 

Su pelaje era de color beige. Sus orejas puntiagudas terminaban adornadas con unos largos pelos de color negro al igual que sus bigotes al costado de su boca. ¿Cómo podía, un mago o bruja, lograr eso? La magia era sorprendente.

 

Volvió a su forma humana. No dejó de ver ese proceso durante esos minutos. Sin palabras.

 

Cuando hubo terminado, el espejo desapareció y un portal se abrió en su lugar. Solo bastaron unos pasitos para cruzarlo sin ninguna duda y encontrarse con la Arcana del otro lado.

 

- Suluk, lo he logrado - dijo con felicidad y, seguramente la bruja, iba a notarlo.

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—Efectivamente, joven Gaunt, lo ha logrado.

 

Akku no escondió su emoción respecto a encontrarse nuevamente con el mago Inglés. El muchacho de ojos azules le hubo caído en gracia y resultaba refrescante para ella saberlo completo, sin rasguños o traumas. Una, a simple vista, eterna escalinata les aguardaba a la izquierda de la Arcano, junto la subirían hasta el interior, donde una puerta levadiza les daría paso hacia la sala de Ouroboros; la serpiente del ciclo eterno, la que se comía su propia cola. El símbolo se encontraba retratado en el suelo que brillaba entre tanta oscuridad, en el centro una especie de altar de roca y alrededor de éste varias puertas que al sentir la presencia de Emmet comenzaron a girar.

 

—He de preguntarte ésto por tu bien y protocolo— Murmuró, no hacía falta alzar la voz allí, el silencio resultaba ensordecedor —¿Estás completamente seguro de querer atravesar el portal y que éste te ponga a prueba?

 

La mayoría de sus pupilas, de haber estudiado, deberían comprender que las pruebas que éste recreaba resultaban agotadoras para la mente, el espíritu y el alma, además de para el cuerpo. Ponía al límite paciencia, tolerancia y demás sentimientos que uno con normalidad durante el día podía controlar y mantener a raya. Enloquecía a muchos, pocos eran los que lograban salir ilesos. Ahora Suluk se preguntaba si el vampiro sería parte de la minoría o si debería avisar a San Mungo para que preparasen una cama en el Ala de Psiquiatría.

 

Si la respuesta era afirmativa, Emmet podría ingresar sin más, le llamaría la atención, de entre tantas puertas flotando delante de sus narices, una en particular, la que llamaría a gritos a su animal interior. Una vez abierta la conexión se volvía casi tangible, la Inuit ya no podría hablarle u ayudarle pero sabría cada paso que el joven mago daría gracias a la sortija. Nuevamente, el portal le llevaría a encarnar la primera vez en que su don animal despertó sin que fuese capaz de dominarlo o comprender qué sucedía; algunos creían, ya adultos, que simplemente se había tratado de un sueño extraño y no de una experiencia reprimida.

 

Caso contrario, si se arrepentía, Suluk le pediría entregase su sortija y regresase a casa, contando aquella visita como un intento fallido por parte de Haughton.

5Id4HH2.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- Más que preparado, Arcana.

 

Quizás una de las respuestas más seguras y claras que había dado en su vida. Había avanzado tanto en el estudio de la habilidad que ahora no se podía permitir dar un paso atrás y, mucho menos, no cruzar la puerta que le permitiría terminar la vinculación con la sortija.

 

Suluk le había presentado aquél escenario. Muchas puertas daban vueltas alrededor del vampiro y de la anciana pero había una que, por más que girara y girara, le llamaba la atención y despertaba en él - nuevamente - aquella calidez interior que sintió debajo del agua. Podía sentir que aquella no era igual a las demás que estaban allí. Podía notar que era de madera, de un color gris apagado, pero tenía una muesca muy marcada justo en el centro de la misma.

 

Soltó un suspiro preparándose para cruzar aquella puerta. Miró a la Arcana por última vez, apretó la sortija en su palma derecha y se metió por aquella puerta.

 

El paisaje estaba completamente nevado. Le resultaba familiar porque recordaba haber visto esos pinos y álamos cubiertos de nieve aunque le confundían. Intentó tomarse unos segundos para poder buscar algún objeto que le ayudara a saber donde estaba.

 

Solo bastó con mirar un poco más hacia su izquierda para notar el sendero que hacía unas horas había recorrido hacia la cabaña de la Arcana. Había vuelto a los campos de la Universidad, más específicamente, a donde decidió comenzar el estudio de Animagia. Pero, ¿porqué había vuelto allí? ¿Qué tenía que descubrir ahora para poder terminar y lograr la vinculación con aquella sortija?

 

Comenzó a caminar por el sendero, quizás Suluk, estaba en su morada y podría preguntarle. Aunque algo le decía que allí se encontraba solo, no perdía nada con intentar encontrarla o buscar algunas pistas que le dijeran lo que tenía que hacer. Mientras más caminaba, y se acercaba a la casa de la bruja, más se convencía de que ella no iba a encontrarse y - si algo había aprendido en Nigromancia - era que en las pruebas los pupilos estaban solos. Recordar aquél laberinto en el que tuvo que enfrentarse a un zombie le provocaba piel de gallina.

 

- ¿Arcana Suluk?

 

Llamó repetidas veces pero ni siquiera sus mascotas estaban afuera esperándola. Lo otro que había notado era que, cuando había llegado a reunirse con ella por primera vez, sólo alrededores de su casa estaba nevado y el resto del paisaje se mantenía con un clima agradable. Pero ahora todo, absolutamente todo, estaba cubierto de nieve; le gustaba mucho más el frío que el calor. No ingresó porque era perder el tiempo.

 

La calidez que había sentido volvió pero ahora mucho más fuerte. Podía sentir como le quemaba por dentro hasta el punto de liberar su animal interior nuevamente pero esta vez lo había sentido tan natural que ni le costó lograr liberar su forma animal. ¿Era aquello lo que la Arcana quería que lograse y por eso lo envió al comienzo de todo?

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—Bienvenido, joven.

 

Suluk no había separado los labios en absoluto pero su voz, tranquila y apacible, resonó en la cabeza de Gaunt. El portal le había enviado al comienzo, literalmente, de su travesía. Pero entonces existía una gran diferencia, cuando Emmet llegó ante ella lo hizo confundido y con cierta controversia respecto a lo que le sucedía, ahora simplemente, abrazaba su don, la conexión espiritual con su animal interior, el Caracal del desierto. Sonrió, complacida, al tiempo que colocaba una mano firme y arrugada sobre el hombro del vampiro.

 

Éste había completado la prueba final, el calor que manaba de su pecho y se expandía hacia cada uno de sus músculos como un manto cálido no era sino la esencia del caracal que se fusionaba con su persona. Luego, casi lo que un humano promedio demora en parpadear, juntos regresaron —ésta vez de verdad— a la entrada de la cabaña de Akku.

 

El verde volvía a ser tan verde como las esmeraldas incrustadas en las paredes de alguna cueva oculta y la nieve que cubría el parque frontal de la pequeña y acogedora casona tan blanca como la leche. La Inuit chasqueó los dedos y una ventisca invernal se arremolinó alrededor del cuerpo de Emmet, ésta se concentró poco a poco en el dedo donde llevaba la sortija del aprendiz dándole la forma que él quisiera, oficialmente, puesto que la vinculación se había completado a la perfección.

 

—Sepa usar la habilidad con sapiencia, joven Gaunt.

 

Le despidió, ingresando a su casona, pues necesitaba descansar antes de presentarse en la siguiente prueba. Seguramente Triviani le esperaba con ansias.

5Id4HH2.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.