Jump to content

Prueba de Parsel #8


Lawan Nguyen Thanh
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Anne sonrió ante las palabras de su ahijada.

 

Darla, esa frase es muy de cuentos muggles. Mi padre la usaba cuando yo era pequeña para hacerme reír —le respondió, sacudiendo la cabeza. Aún así, le había hecho gracia recordar aquel detalle. La Potter Black descubrió la puerta por la que debían entrar y, cuando la estaban atravesando, la tomó por los hombros y la giró avisándola de que había un basilisco.

 

El vello del cuello de la Gaunt se erizó al máximo. ¡Un basilisco! Pero... ¿es que aquel arcano había perdido la cabeza? Se sintió desfallecer por un momento. Pero enseguida recordó que estaba cerca del final... no era momento de ceder.

 

mier**, joper... ese bicho... vale, a ver —Anne intentó relajarse y, al estar de espaldas, no fue consciente de que la criatura había hecho amago de morderla. ¡Y menos mal!—. Darla, esa frase la pronunció mi antepasado... nuestro, porque tú eres de mi familia diga lo que diga la sangre. Esa frase es de Salazar Slytherin.

 

La mujer dio la respuesta y, aunque no recibieron respuesta al instante, supieron que habían acertado. Seguro que el basilisco se habría burlado de ellas en el caso contrario.

 

Por favor, joven rey de lasss ssserpientesss, déjanosss continuar —se unió a la súplica de Darla al darse cuenta de que ya tenían poco tiempo para cumplir los plazos. ¡No podía salir de allí sin su anillo de habilidad! No podían fracasar, no después de tanto esfuerzo. Y entonces escuchó a un cuerpo deslizarse... ¡Las dejaba pasar!—. ¡Corre, vamos!

 

Y así salieron corriendo, con la Potter Black tirando de la Gaunt a una velocidad endiabladamente insostenible. Anne estaba en buena forma, a pesar de que su cuerpo no era precisamente delgado como tal, porque se mantenía atlética y físicamente preparada para el ejercicio con sus prácticas de kárate. Pero la velocidad inhumana de Darla prácticamente la llevaba volando y enseguida notó que sus piernas se resentían del sobreesfuerzo.

 

Cuando llegaron junto a Lawan, en la sala del Portal de las Siete Puertas, sintió que perdería el conocimiento. Y luego pensó que sería el arcano quien lo hiciera cuando le partiera la cabeza de un golpe tras aquella pregunta tan estresante.

 

¿Preparadas, dice? —masculló entre dientes intentando mantener la calma y que él no la escuchase. Miró de soslayo a Darla, que se mostraba mucho más diplomática que ella, y decidió seguir su ejemplo—. Sssí, maessstro Lawan, essstamosss lissstasss.

 

Dicho aquello, Lawan les mostró el lugar por el que debían acceder a la prueba. Ahora no había marcha atrás, ni tampoco quería darla. Sintió que algo tiraba de ella hacia adelante y supo que lo verdaderamente difícil estaba por comenzar... pero estsaba con Darla, no habría problema.

 

Apareció en medio de algún lugar selvático, y enseguida se dio cuenta de que la Potter Black no estaba. «Claro, el Portal no nos iba a permitir ayudarnos», pensó. Se frotó la frente y puso luego los brazos en jarras. ¿Qué haría a continuación?

 

Frente a ella, vio un anzuelo colgando de un árbol con una nota, similar a los que había visto usar al arcano. Se acercó y tomó la nota, que parecía una especie de plano y donde le indicaba que debía encontrar un traslador. ¿Un traslador, adónde? Imaginó que era el destino de su prueba, pero no tenía muy claro cómo comenzar. Sin prestarle demasiada atención a la nota, la guardó en su bolsillo del pantalón y miró a su alrededor. Una cobra de piedra... a saber dónde podría estar aquella cosa.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Al encontrarse de pronto en aquella selva sin más defensa que sus propias manos y velocidad, y como único guía un mapa y unas palabras de parte del arcano no eran algo que le extrañara. Darla solía cazar, como vampiro, y eso era algo que no le asustaba en absoluto, además estaba segura que en aquel lugar encontraría quienes, si lograba convencerlas, la guiaran. No cabía dudas que para una prueba de pársel el lugar estaría si no plagado, al menos con algunas serpientes que la ayudaran, el primer tema, comunicarse, estaba zanjado, el segundo, convencerlas, estaba por verse.

 

Caminó despacio, acomodándose los cabellos, algunos de cuyos mechones habían caído sobre su cara. El suave sonido de las hojas y ramas secas quebrándose bajo su peso la mantenían atenta, no quería poner el pie sobre algo que no debiera, no quería espantar a posibles compañeras y mucho menos atraer a alguna criatura que no la ayudara o, peor aún, la atacara.

 

Encontrarse sin Anne fue un imprevisto, habiendo pasado tanto juntas había olvidado que al final cada una tendría que ir por su lado. Se detuvo de pronto y su mirada castaña le advirtió el movimiento a su diestra, se acuclilló.

 

—Ey, pequeña —no lo era tanto, podía distinguir bien su largo y su ancho, y esperaba no errarle y fuera un pequeño —¿podríass ayudarme? Me envía Lawan por la sserpiente enrosscada, la cobra de piedra.

 

El ofidio de más de un metro de largo y tonalidades marrones y beige le parecía un espécimen de lo más interesante, sus laterales parecían tener el diseño de arcadas marrón oscuras con una cruz de un marrón más claro en el centro de ellas. Los redondos ojos la observaban sin dar muestras de interés y sin embargo su bípeda lengua se movía lentamente, como olisqueando el aire, buscando alguna señal o tratando de sentir si ella era de fiar.

 

—Ssoy Darla y esstoy tomando mi prueba de Párssel, te agradecería me ayudesss ¿Cuál esss tu nombre?

 

—Umarí te ayudará, pero Nguyen Thanh ssabe que en essta época losss ssalvajess del bossque esstán desspiertoss.

 

Darla observó con curiosidad a la serpiente que se desenroscaba, le había errado, era casi metro y medio su largo. Se acercó a ella y le indicó seguirla.

 

—Graciasss Umarí —la vampiresa dudo —¿Quiéness sson loss ssalvajess del bossque?

 

La serpiente comenzó a reptar y movió la cabeza como negando y sin darles importancia.

 

—El ressto de lass criaturass que no hablan como nossotrass, esspecialmente lass no mágicass, ellas sson máss ssalvajess, no entienden nuesstrass reglass.

 

 

La Potter Black se sorprendió de las palabras de la serpiente, la siguió a cada paso siguiendo sus instrucciones, vadeando los lugares en que ella le indicaba que podía haber caimanes, apareciéndose con la serpiente al otro lado de los cruces de agua profundas en los que había pirañas. Se asombró cuando la hizo ir alejadas de lo que ella pensaba eran simples montículos de tierra y Umarí le indicaba que se trataba de las madrigueras de las hormigas guerreras. Lamentó no tener el anillo de amistad con las bestias cuando debieron esquivar a una pareja de jaguares.

 

—Al otro lado de la pirámide essstá Casstelobruxo —indicó deteniéndose de pronto la serpiente junto a un cerro.

 

—¿La esscuela mágica de Ssudamérica? ¿Tratass con elloss… —empezó a preguntar y se detuvo de pronto entendiendo lo que la serpiente había dicho —¿qué pirámide?

 

La serpiente señaló con la cabeza hacia lo que en un primer momento había pensado era un cerro para descubrir luego que la vegetación la cubría pero que frente a ella no había una construcción natural.

 

—La esstatua esstá ahí, pero no passess al otro lado, loss caipora sson pequeñoss pero demassiado traviessoss, no llamess ssu atención. Ademáss que los curupira que noss han venido ssiguiendo less protegerán ssi loss atacass por defenderte.

 

—Assí que eran elloss loss que me hicisste ignorar cuando cruzábamoss donde lass anguilass.

 

—Elloss ssolo protegen a lass criaturass de loss humanoss, sser vampiro como Nguyen Thanh no te protege, ssiguess ssiéndolo para elloss.

 

Darla asintió y comenzó a explorar la base de la pirámide teniendo mucho cuidado y siendo esta vez custiodada por la serpiente hasta que finalmente tras escalar y rodear parte de los laterales de la pirámide de piedra dio con lo que buscaba. En lo que parecía ser una pared lateral, había una hendidura no muy profunda, de unos veinte centímetros, era como si fuera una ventana, un estante pequeño en el que reposaba la serpiente de piedra. La pelirroja alargó el brazo para tomarlo pero antes de hacerlo se volvió hacia la serpiente que la había guiado.

 

—Graciass Umarí, ¿noss volveremoss a ver?

 

La serpiente inclinó la cabeza, en señal de reconocimiento antes de responder.

 

—El desstino no essta esscrito y todo puede sser Darla Potter Black, en cada hermana mía esstá el esspíritu de todas, ssi noss resspetass ssiempre podráss volver a vernos.

 

Darla asintió y tomó la serpiente de roca que comenzó a brillar y fue como tantas otras veces, succionada desde el estómago, como arrastrada por un gancho hasta regresar hacia el lugar del cual habían partido. La prueba parecía superada. Solo esperaba que Lawan pensara igual.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Empezó a caminar sin rumbo fijo. La temperatura había subido lo suficiente como para que empezara a incomodarse por todo. La ropa, la humedad, el aire. Las ramas que rozaban su piel cuando caminaba. Los insectos, aquello era una tortura.

 

Resopló con pesar y se agachó para no golpearse la cabeza con una rama, a pesar de que no era una mujer especialmente alta. Al hacerlo, se percató de que una criatura se movía cerca de ella, como vigilando su caminar. Era un ofidio de escamas verdosas pequeño, pero un movimiento más hacia la derecha le indicó a la Gaunt que una criatura de mayor tamaño se deslizaba acompañando su camino. Se detuvo entonces.

 

¿Donde essstoy? —preguntó. Estaba claro que hablar pársel sería una de las principales cosas que debía hacer durante la prueba. La serpiente pequeña se deslizó con presteza bajo un montón de vegetación. Anne observó el lugar por el que había desaparecido, intuyendo que la criatura seguía allí.

 

Amazonasss.

 

Aquella palabra la sorprendió. ¿Verdaderamente estaba en el selva amazónica? Quizás había tanta humedad por eso. Pero ella había visitado aquel lugar en otras ocasiones y no lo recordaba tan...

 

Amazonasss.

 

La serpiente insistía y Anne levantó la vegetación en la que estaba escondida. Ésta retrocedió siseando, y un siseo mayor le vino de más allá, como si la avisara de que no debía pasarse de la raya.

 

¿Essstamoss cerca del río? —preguntó la bruja, intentando usar un tono conciliador. La serpiente pareció reaccionar ante el entendimiento.

 

Amazonassss.

 

Essstá bien, lo he entendido. ¿Debo dirigirme hacia allí o alejarme?

 

La criatura no respondió. En su lugar, reptó saliendo de su escondite y avanzando algo de distancia sin volver la vista. Anne interpretó que debía acompañarla pero lo hizo con cautela. ¿Quién le decía que aquello no era una trampa para desviarla del camino que debía seguir? No había dado ni tres pasos más cuando, de repente, algo le pinchó en el hombro. Ahogó un quejido y se miró: parecía como un dardo de madera pequeño, pero muy afilado. Lo extrajo y examinó la punta. Tenía sangre, pero no parecía llevar nada más. Miró a su alrededor. ¿De dónde había salido?

 

Aléjate, ahora.

 

Anne miró a su alrededor. ¿Quién le hablaba?

 

Caiporasss.

 

Uno de aquellos extraños dardos se clavó entonces en su pierna izquierda. Comprendió que había caiporas cerca, aquellos seres que protegían Castelobruxo. ¿Estaría cerca del colegio?

 

Aléjate de esssta zona, humana. Ve hacia el río.

 

Y así lo hizo. Giró sobre sus talones y comenzó a caminar en la dirección opuesta. Cuando se había alejado un poco, miró hacia atrás parándose y pudo distinguir a la serpiente de escamas verdosas observándola y siseando: parecía que estaba burlándose de ella. «mier**, no debí fiarme de ella», pensó entonces.

 

No, no debissste hacerlo. El río essstá a menosss de cincuenta metrosss al essste. Te veo allí.

 

Aquellas nuevas palabras, introducidas entre siseos, la hicieron comprender que tenía una especie de aliada. O aliado, no podía estar segura. Y cuando la vegetación por detrás de ella se movió y aquella estela fue avanzando en la dirección que le había indicado, comprendió que fuera la serpiente que fuera la que la había seguido hasta allí lo había hecho para guiarla, no para molestarla.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La pelirroja dio un par de pasos en el aire antes de que el traslador en forma de serpiente la trajera de vuelta a la sala circular de la cual había salido en la pirámide. Lanzó un suspiro cuando el brillo azulado se fue apagando y miró a su alrededor, con la serpiente de piedra abrazada contra su pecho. Era curioso, nunca había pensado que el oruboros era casi como una significación de que el Pársel podía envolver a las otras magias. Estaba segura de que los demás arcanos estarían en total desacuerdo con ella.

 

Su mirada pasó del suelo donde la estrella de cinco puntos estaba rodeada por la serpiente a su mano, donde portaba el anillo que antes era de puro cristal, lo observó con una sonrisa, parecía que lo había logrado después de todo pues el anillo había cambiado. Estiró la mano y lo observó al reflejo de las luces, era verde como si estuviera compuesto de pequeñas escamas y al final parecía que conformaba una ese la unión de la cabeza y la cola entrelazada de una serpiente con pequeños ojos de color rubí y en su vientre, del lado interno, tenía grabada las runas de la habilidad de hablante de Pársel.

 

--Lo logré --susurró con un cierto dejo de emoción y buscó a su alrededor, no solo a Lawan, para agradecerle el haberla guiado, bueno, o algo así, pero le parecía correcto hacerlo y también buscó a Anne, preocupada porque aún no apareciera, volvió su rostro hacia la puerta que habían cruzado, claro que allí no estaba, cuando regresara sería gracias al traslador. ¿Que peripecias le habría tocado vivir a la Gaunt para obtener su anillo que la vinculara a la habilidad? Vamos Anne, ¿dónde estás?, se preguntaba con ansiedad, volviendo a abrazar el traslador.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

No le llevó mucho conseguir alcanzar el río. La humedad en aquel lugar resultaba tan aplastante que sentía que le costaba respirar. Se concentró para mantener la calma, no era momento de dejarse llevar por el estrés. Necesitaba salir de aquella prueba con éxito: no podía permitirse no conseguir su objetivo. Era demasiado importante para ella, para su linaje.

 

Tardó un rato en ver llegar a una enorme serpiente que reptaba lentamente aplastando la hojarasca a su paso. Era una anaconda, una de las pocas especies que sabía distinguir entre todas las que había de serpientes. Le mantuvo la mirada durante unos instantes, intuyendo que no le haría daño. Pero no estaba del todo segura, y sus rasgados ojos la agobiaban. Al cabo de unos segundos, retiró la vista.

 

¿Me temesss?

 

Valoró la respuesta. ¿Temía a aquella enorme serpiente? La respuesta resonó dolorosamente en su cerebro y, con la vista clavada en el agua del río, apretó los labios hasta que formaron una simple línea en su rostro.

 

Sssí.

 

La serpiente siseó con fuerza y la Gaunt sintió cómo el vello de su nuca se erizaba hasta resultar doloroso. Había avanzado bastante en el combate contra su fobia, pero no se sentía en sintonía con aquella especie. No podía evitar sentirse recelosa ante su abrumadora presencia.

 

¿Y por qué te interesssa nuessstra lengua entoncesss, humana?

 

Esss una cuessstión complicada. ¿Cómo puedo llamarte? —la serpiente siseó algo similar a "Marsha"—, ¿Marsssha? —la vio asentir con la cabeza—. De acuerdo, Marsssha. Esss una cuessstión difícil porque puede ssssonar másss vacía de lo que esss para mí. Todosss missss antepasssadosss dominaban el pársssel. Yo quiero hacerlo también, porque no nací con el don. O quizássss ssssí, pero lo reprimí por miedo, por no haber vivido con lossss míossss desssde pequeña. Y... quiero sssentirme parte de mi familia, merecedora de ssser la matriarca. ¿Me entiendesss?

 

Volvió a asentir, una sola vez y con lentitud. Parecía procesar aquella información lentamente, como si no terminara de comprender aquella motivación humana tan lejana al sentir de su especie. Sacó la lengua en un largo siseo.

 

¿Tu familia habla mi lengua? ¿Dónde?

 

— Todosss misss antepasssadosss, sssí. Inglesssesss, aunque yo nací en otra parte.

 

— Inglaterra... Maessstro Sssslytherin.

 

— Gaunt. Ssssmosss dessscendientessss de la familia Sssslytherin —le corrigió ella, sorprendida de que una serpiente de su siglo reconociera a un personaje antiguo y legendario de la cultura mágica humana. Se dio cuenta entonces de lo equivocada que había estado al ver a aquella especie tan atrasada e incompetente respecto a los humanos. Ellas también tenían historia, costumbres. Tenían su propia vida y la vivían a su manera, sin ser inferiores a nada ni nadie—. He sssido idi*** toda mi vida, Marsssha. Jamásss he querido essstar cerca de ninguna criatura como tú, independientemente del tamaño y la raza. Y lo lamento tanto... no he podido vivir másss equivocada. Realmente me sssiento mal.

 

Se hizo una especie de silencio incómodo que Anne aprovechó para dejarse caer en el suelo, cerca de la orilla del río. De repente, incluso había olvidado lo que debía buscar en aquella selva, y lo que había ido a hacer allí. Sintió movimiento a su lado.

 

Reconocer el error a vecesss esss inclussso mejor que acertar a la primera, te da una perssspectiva mayor de lasss cosssasss —siseó Marsha—. Tienesss miedo, pero también tienesss voluntad de mejora. Essso se valora... mira la orilla, creo que ahí essstá lo que bussscasss.

 

Anne miró al ofidio sin comprender. Y luego miró la orilla. ¡El traslador con forma de serpiente!

 

Tócalo, y conciénciate. Tener el don del entendimiento y dominio de parsssel esss un privilegio, pero también una gran ressssponsssabilidad. No por nada ssssolo sssson capacesss de dominarlo losss mejoresss magosss. Tusss antepasssadosss ssse sssentirá orgullosssosss de ti ssssolo cuando tú sssientasss lo misssmo por ti misssma. Ve, Gaunt, y cumple con tu dessstino.

 

Anne gateó hasta la orilla sin hablar y miró el traslador una vez más. Luego giró la cabeza hacia la enorme serpiente, que la miraba sin expresar emoción alguna en su afilado rostro, sacando la lengua eventualmente mientras lanzaba suaves siseos. Ahora recordaba dónde estaba y porqué. Y también había comprendido lo que significaba llevar aquel anillo que Lawan le había dado un rato antes.

 

Graciasss, Marsssha. No sssé sssi eresss un producto del portal o ssssi exissstesss realmente. Por sssi acassso, algún día iré a la orilla del Amazonasss y te bussscaré.

 

Dicho aquello, tras inclinar la cabeza hacia el gran ofidio, tocó el traslador y sintió que éste la absorbía desde el abdomen. Todo se oscureció y, de repente, apareció en la pirámide. Con Darla. Con Lawan. Había regresado. Ahora solo quedaba saber si su anillo de aprendiz era ahora el de los hablantes de pársel... pero temía mirarse el dedo, por lo que pudiera encontrar.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.