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Prueba del Libro de los Druidas


Badru
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El portal estaba listo. Badru se había quedado contemplándolo un largo rato antes de reaccionar y hacer el típico llamado que se le hace a los aprendices que están listos para pasar a la última fase. Había pasado mucho tiempo, eso sí, mas esperaba que a su alumno no se le hubiera olvidado nada de lo que hubiera aprendido.

 

-- Es hora, señor Ravenclaw. --el Uzza elevó el índice y señaló el portal que llevaría al joven a su prueba. Allí demostraría lo que había aprendido hasta el momento.

 

Badru esperó, de forma paciente, a que el muchacho lo cruzara primero y se tomó su tiempo para hacer lo propio. No acostumbraba a tener él mismo un duelo con sus alumnos, así que sería una experiencia un poco nueva.

 

OFF:

  • El primero en rolear tendrá que poner un escenario y el segundo tendrá que añadir detalles.
  • Cada 2 turnos, serán atacados por una criaturas diferente (elefante, león o tigre).
  • Nos guiaremos por las reglas básicas de duelo.
  • Los hechizos permitidos serán de neutrales graduados más los correspondientes de libros hasta el Libro del Druida.
  • Pasados tres días de la apertura de la prueba sin respuesta del aprendiz, se considerará abandono y suspenderá la clase.
  • Pasadas 24 Hrs sin respuesta al duelo, los ataques del enemigo se considerarán impactados.
  • Pasadas 48 Hrs sin respuesta al duelo, se considerará abandono y el alumno suspenderá la clase.
  • Dudas en el topic correspondiente.
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Después de lo que al Ravenclaw le parecieron años, el Uzza había decidido al fin hacerle el llamado para presentarse a la prueba. No estaba seguro si la aprobaría o no, debido a que había pasado demasiado tiempo entre la ultima vez que vio al Uzza y aquel día de la prueba. Aunque pensándolo mejor, lo que bien se aprendía, nunca se olvidaba, y ese era uno de los motivantes, pues en su mente estaba todo el conocimiento necesario. Así que cuando cruzó el portal que lo dirigiría al escenario de su prueba, se sentía mucho más tranquilo.

 

Estaban ante la Gran Muralla China. El lugar era majestuoso, se encontraban en la parte inicial, en un lugar conocido como "Cabeza del Viejo Dragón", en la provincia de Qinhuangdao. Era un lugar agreste, que llegaba a una de las costas del Mar de Bohai. No había mas que algunas piedras sueltas, algunas bastante grandes que llegaban a medir más de los cinco metros de diámetro, y las más pequeñas que eran gravilla. Solo había dos árboles, que eran ejemplares de saúco. La batalla se llevaría acabo sobre la Muralla, en aquella parte donde empezaba (o terminaba, según fuera el caso).

 

Para aquel día, el Animago solo llevaba puestos unos shorts de color azul, una camiseta sin mangas y sus zapatillas deportivas sin ningún tipo de calceta o calcetín. Santa Teresa, su varita mágica de cerezo, ya estaba en su diestra lista para ser utilizada, y alrededor de su cuello, estaba el Amuleto de la Resurrección por cualquier cosa y en su zurda el Anillo Contra Defensas Carcelarias pues no sabía a que se enfrentaría en su combate contra Badru. Así, sin más, se colocó a diez metros del Uzza y alzando su varita, soltó:

 

—¡Expelliarmus! —Dijo sin más y de Santa Teresa salió despedido un rayo de color rojo que, de impactar, dejaría a Badru desarmado. Aunque creía, francamente, que aquello solo sería calentamiento, pues dudaba que ese simple hechizo causara estragos.

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Badru se encontraba desarmado. Y es que se distrajo con un par de mariquitas que se peleaban por ver quién llegaba primero a la unión de la rama en el tronco. Tenía ganas de agarrar una de ellas y ver si era cierto el mito de que atraía fortuna, pues recordaba sus bolsillos vacíos y sus arcas bastante deterioradas desde su llegada a Londres. No, no estaba siendo muy provechosa la vida de pobre. Vale, no era pobre, no realmente. Pero siempre podía tener más.

 

Además, Keaton parecía haber reaccionado de forma demasiado temerosa al colocarse a una distancia casi imposible. ¿Qué pretendía?¿Que el Uzza fuese corriendo a su encuentro? Bueno, algo así tuvo que ser pues su varita había salido despedida a un par de metros hacia adelante. El guerrero quiso aplaudir la perfecta ejecución de un hechizo tan...

 

― Neutral. ―espetó con cierto desprecio.― Esperaba algo más elaborado, creía que justificaría el tiempo dedicado, señor Ravenclaw. ―acortó la distancia que lo separaba de su arma mágica y la recogió del suelo en silencio. Tras lo cual, atacó a su alumno con Arena del Hechicero, con la finalidad de cegarlo.

 

Sonrió, invisible detrás del pañuelo que cubría la mitad de su rostro. Y se preguntó si podría haber sido provechosa la clase para un ser tan común. Todos los que vivían en ese país lo parecían, obviamente.

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El hecho de que Badru se distrajera y el hechizo del Ravenclaw le impactara sorprendió bastante a éste último. Estaba pensando seriamente en que el Uzza no se estaba tomando aquello en serio o tras subestimaba al vampiro. Podría ser, sin duda, que el Guerrero quisiera también ver algo más de acción, pero es que el estilo de batalla del italiano era primero analizar antes de irse con lo fuerte, aunque tal vez en aquella ocasión debería cambiar esa estrategia por algo más fuerte. Badru se acercó y acortó la distancia y Keaton no hizo nada para volverla a poner, sencillamente alzó su varita para atacar.

 

Sin embargo, con lo que no contaba es que de algún lugar que no entendía bien cuál, un tigre de bengala se había escabullido e ido directamente a por el Triviani. Sonrió, aquello no era coincidencia, seguramente era parte de la prueba y Badru siempre lo había sabido, espero a que la bestia estuviera un poco más cerca de él y empeló uno de los hechizos del Libro del Aprendiz de Brujo. <<Orbis Bestiarum>> Pensó y un anillo dorado salió de su varita y rodeó a tigre que de inmediato quedó bajo sus órdenes.

 

―Ataca a Badru ―Dijo el Ravenclaw justo en el momento en que el Uzza estaba recogiendo su varita del suelo y le lanzaba Arena del Hechicero. El impacto fue mutuo, no podía ser de otra manera ―¡Cantar de Eléboro! ―Dijo el ojiverde y de la punta de su varita surgió aquella melodía casi inaudible que restituyó su visión dejándolo al cien de nuevo en la prueba.

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El tigre de bengala había cumplido su cometido, se había ensañado con la pierna del Uzza.

 

Obsistens. ―el cerco de materia luminosa que creó Badru, hizo desaparecer al tigre, el cual no parecía querer detener su ataque luego de ver la sangre del guerrero. Y sirvió también para que la pantera que estaba a punto de abalanzarse sobre el Uzza, corriera la misma suerte que el tigre de su alumno.

 

Así pues, dos pájaros de un tiro. No se quejó del dolor, no era lo propio para hacer en medio de la batalla y, además, de hacerlo hubiese estado demostrando un poco de debilidad y no era el fin de aquella prueba. Es por eso que, a las heridas en su pierna provocadas por el tigre, les aplicó un Curación, y ya estaba listo de nuevo para el combate.

 

Cinaede. ―el gas venenoso penetraría por las vías respiratorias del Ravenclaw, atacaría su sistema nervioso y circulatorio, para matarlo.

 

¿Qué? A él nadie le dijo que no podía disponer de la vida de un alumno si no lo consideraba a la altura de sus conocimientos.

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Inmediatamente después de que Keaton quedó liberado de l a Arena del Hechicero, pudo observar cómo Badru se liberaba del Tigre de Bengala que ya no le seguiría más y, a su vez, le protegía de una pantera que le atacaba al igual que a Keaton lo había querido hacer el tigre. Sonrió. Aquello estaba divertido, al menos para él, porque estaba seguro que el Uzza tenía muchísimas mejores cosas que hacer el tiempo con el Triviani, pero bueno, así era aquello y quería lograr por fin la vinculación con el Libro.

 

<<¡Obsistens! >>Pensó unos segundos antes de que Badru hiciera su siguiente movimiento, creando barrera luminosa de color azul que lo cubrió, protegiéndolo de aquel gas venenoso que el Guerrero le lanzaba.

 

<<¡Flechas de Fuego! >> Pensó y de la varita del mortífago salieron entonces un andanada de filamentos de fuego que se dirigían rápidamente al cuerpo del Uzza, que causaría graves quemaduras en su piel si no actuaba a tiempo.

 

Ahora... el clima estaba cambiando un poco, el aire gélido proveniente del mar comenzó a azotar la costa y el Ravenclaw se arrepintió de no haber llevado ropa más abrigadora.

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