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Duelo mágico en el ring


Helike R V PB
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Esa noche no era nada especial. No tenía nada de particular pero esa noche me apetecía hacer un duelo. No sé hasta dónde llegaría o si incluso, tendría que ir a San Mungo a hacer las curas pertinentes. Esperaba no llegar hasta ese límite. Estaba ahí simple y llanamente, para practicar ese "arte" que, antaño había olvidado. Hacía muchísimo tiempo que no lo practicaba. El lugar era bastante curioso el que había elegido; un amigo vampiro que había conocido largos años atrás me lo había prestado por esa noche...

 

- Podrás coger todo lo necesario y además aquí se puede usar todo tipo de hechizos, no tenemos restricciones con eso - me había dicho al despedirse de mí, con una cabezada y una sonrisa. Se escuchó el chasquido de la puerta y el lugar era muy oscuro, como la boca de un lobo... Susurré un 'lumus máxima' y la esfera de luz brillante como la luna, se colocó en el techo con un movimiento de mi varita. Tenía la suficiente fuerza para ver que ni siquiera había sillas, sólo en ocasiones...

 

El ring mágico era cómo el de los muggles normales sólo que el que conociera suficiente magia, podía hacer asombrar a los espectadores con su propio poder. Aunque eso sí, no sabía si el Ministerio de Londres, conocía tal lugar, aunque lo dudaba. Seguramente fuese ilegal y si me lo había dejado era porque lo conocía personalmente. Y, además, sólo entraban con invitación expresa de algún socio o conocido. No había reglas, quizá las del duelo para evitarse males mayores, aunque sabía que, alguna muerte había existido en ese sitio...

 

¿Habría fantasmas? Esperaba que no me importunasen en ese momento de soledad.

 

Mis pasos resonaron en la soledad de la noche, al menos, no llevaba tacones. Iba vestida informal. Una camiseta, cazadora de cuero, tejanos y botas de piel de dragón. Habí atado el pelo en una cola de caballo alta y en el bolsillo derecho del pantalón llevaba el monedero de piel de moke, que siempre portaba conmigo. Llevaba todo tipo de cosas, hasta incluso los anillos y los libros que había estudiado en la Universidad y que me habían dado basten poder mágico.

 

Un haz de luz proveniente de la luna, que traspasaba uno de los ventanales superiores, dio de lleno en la zona de duelo. Éste tampoco es que fuese tan grande cómo el de los muggles, que usaban para darse puñetazos, algo que me parecería absurdo. Era más divertido hacerlo con magia y ver hasta dónde llegaban los efectos de cada uno de los hechizos lanzados. Era de tamaño mediano, la altura tendría 91 centímetros y una dimensión cómo máxima de unos 6,90 m dentro de las cuerdas. Las cuerdas eran finas y, sinceramente, tampoco sabía el grosor exacto de ellas...

 

Traspasé con cuidado las cuerdas y me coloqué en el centro del lugar. Me pareció escuchar otro chasquido del acceso de la puerta pesada metálica. Fruncí el ceño ¿quíén sería a esas horas y de un lugar tan secreto como aquél? Eso sí, esperaba que no llegasen los inspectores mágicos de improviso. Me moví unos tres metros dentro del ring, estaría a una distancia de unos ocho metros desde el acceso hasta las propias mallas...

 

Susurré el hechizo, más por inercia que por otra cosa:

 

- sectusempra - un rayo rojo partió de mi arma mágica de álamo temblón, la que usaba para los duelos y más generalmente para otro tipo de quehaceres. Era una varita que había adquirido por segunda vez y que me había dado muy buenos resultados en su momento. La sentía vibrar como nunca. Sabía que, de impactar en los brazos, o en zonas no vitales del cuerpo, podruciría heridas sangrantes y dolorosas al recibir el impacto del hechizo. Todos mis sentidos se pusieron en alerta, la luz de la luna aún no había dado de lleno en el intruso y sólo podía verle los ojos... ¿Quién sería? ¿Amigo, o enemigo?

 

p.d.: cualquiera quien desee duelear

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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-Interesante

 

Insinuaba con una cara de gran desprecio y caminaba a paso lento arrastrando una capa oscura que ocultaba a la perfección mi rostro. Sabía que, era necesario portar bajo de esta prenda visible se encontraba un short oscuro con el logo de un cráneo de serpiente del lado derecho y del izquierdo las letras de mis iniciales en dorado.

 

“Al parecer la bruja tiene mucha influencia con la payasa y está le impregno las ideas de amar las cosas de los muggles, creo que es necesario recordarle el lado oscuro de la magia.”

 

Pense y suspire.

 

-Espero que todo esté en regla.

 

Y cuando iba a sacar mi antigua placa ministerial, dado que ya no poseía dichas acreditaciones, pero aun así seguía aparentando. Al parecer debía ingresar al ring, cuando entraba mi capa ardía en llamaradas azules y está capa oscura que portaba se desvanece, dejando ver mi pecho y mis botas con medias del mismo color de mi única prenda.

 

“Curioso.”

 

-Protego.

 

Y un escudo mágico me comenzó a proteger.

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Me sonaba la cara del "intruso" quizá sería de verlo en alguna parte del ministerio pero tampoco caía en qué departamento trabajaría. Claro que, no nos teníamos que conocer todos, porque sí.

 

Puse una sonrisa ladeada al ver cómo un escudo mágico protegía al muchacho. Parecía que en sus rasgos faciales eran orientales, pero tampoco podía adivinar mucho más de él...

 

- ¿Te conozco? Tu cara me resulta familiar - le dije levantando una ceja- es raro que alguien entre por aquí sin estar antes invitado - sonreí. Haber ahora, qué excusa ponía. Era cierto no todos tenían el privilegio de entrar en ese tipo de locales. Uno en el que casi estaba fuera del alcance del Ministerio. O eso pensaba yo en esos momentos.

 

- Bueno, veremos si puedes con ésto -puse ahora, una sonrisa entre maligna y misteriosa.

 

- cinaede - susurré. El efecto sería inmediato. Alrededor del mago saldría un gas venenoso invisible. Tendría consecuencias catastróficas sino conseguía salvaguardarse de un posible envenenamiento. Y por supuesto, el bezoar no sería de utilidad en esos casos.

 

- flechas de fuego - pensé en el hechizo invocador. Al instante de la punta de mi varita, salió una andanada de filamentos de fuego en dirección a mi oponente. Con el gas y las llamaradas, esperaba que tuviese el nivel suficiente de magia para deshacerse de alguno de los dos, sino sí que tendría serios problemas. Gaseado he incendiado... Ese era el efecto del segundo hechizo sino apagaba antes sus prendas que seguramente arderían en esos momentos, de impactar en las ropas que portaba el joven en esos momentos. Parecía que olía a quemado en ese momento.

 

- Y dime, ¿qué te trae por aquí? -dije ahora, con una cara burlona. Esperé haber cómo reaccionaba el mago, con los hechizos lanzados.

 

@ sorry, un rol un poco soso, espero que los siguientes, vayan mejor xD

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