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→~*Mansión Delacour*~← (MM B: 94786)


Lisa Weasley Delacour
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Disfurte el juego de esquivar los manotazos que me dirigia Alessandra despues de ternimar el comentario. Habia sido gracioso y si, me habia pasado. Aunque que conste para nada era mentira lo que decir. Una belleza como esa y mas teniendo a Alessandra como su pareja sin duda debia de usar una lenceria bien tentadora.

 

-Esta bien....Esta bien....me pase un pelin.-dije moviendo un pañuelo blanco en señal de rendicion hasta que acabaron los manotasos...por lo que continue.- Pero mira que te estresas rapido...deberias darle un voto de confianza a Kamra...una cosa es que quiera una de sus bragas y otra que se las deje robar o quitar. -Respire profundo- Mira que te pareces a Sagitas -culmine.

 

Si, demasiado enojona conmigo. A ese paso ese bello rostro se llenaria de arrugas en poco tiempo, porque no es que uno fuese a cambar demasiado...y para divertirse en la perversion siemre hacian falta dos porque solo...pues era sumamente aburrido. En fin, mi nueva hija siguio hablando ya del problema en cuestion...que mas le ateñia.

 

-Mmm por lo que veo aqui todos son la mar de posesivos. Ni que se fuera perfecto. En fin. Puedes tener razon en lo que dices o no...como lo sabras si no se los dices.....como bien diria una persona sabia: ¨que una persona no ponga de acuerdo a otras dos es porque no ha hecho la propuesta adecuada¨ -medite un momento y me encogi de hombros -pero antes de llegar ahi...te pregunto...Que quieres tu???

 

Una pregunta que quedo en el aire. Y teniendo en cuenta la cuestion era una pregunta muy seria. Pero Alessandra al parecer para ganar algo de tiempo salto al tema de SJ..su hermanito.

 

-Si, tal vez deberia...lo he ido adiestrando para el futuro. Asi que se divertiria sin duda por aqui...jugando con otros chicos. -sonrei satisfecho- para ser tan pequeño es bien avispado.

 

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Todo lo que había dicho Sean la había dejado paralizada, ya desde las bragas de su esposa y que las quería hasta que debía hablarlo con aquellos dos y su hermanito siendo un segundo Sean roba bragas Linmer, se estremeció al pensar que el futuro sería tan horrible, trago en seco sacudiendo su cabeza para despejar aquellas imágenes tan traumáticas de su mente casta y buen cuidada.

 

-Estás loco!!- chilló refiriéndose a todo lo que ha dicho, si quiera sabía por dónde empezar a responder -y Kamra seguramente te mostraria sus bragas sin problema- gruño con el ceño fruncido acariciando su vientre.

 

Kamra era más o igual de descarada que Sean, conocía a su esposa como la palma de su mano y no tenía la vergüenza para ruborizarse al revolear su ropa interior frente a los ojos de un hombre, menos que menos si era su yerno, a fin de cuenta la había engañado con apenas unos meses después de su matrimonio.

 

-Claro porque todos tenemos tu mente sucia que estarías dispuesto a tener un harem de mujeres solo para ti mismo- le dijo exagerando con sus manos -te recuerdo que cuando uno se casa es para estar con una sola persona, la bigamia no está permitida sabes- le recordó ya que también el estaba casado con su madre y no podía ir de rumba como antes.

 

-​Lo que yo quiero es solo ser amada con la persona que me quiera de verdad y no me arme tanto lío con mis sentimientos- le respondió con cansancio caminando a los sofás que estaban en el hall y se desplomó sobre ellos completamente cansada.

 

-Merlin, deja al niño que descubra sus propias cosas y no lo vuelvas un pervertido como tu- se quejo haciendo una seña con su mano a que se siente.

 

 

 

 

@@Sean -Ojo Loco- Linmer

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Ohhh que delicia saber ese detalle de Kamra. Sin lugar a dudas tendría que toparmela sola, quien sabe si solo quedaba en enseñarme las bragas...girarlas frente a mi rostros....o me pidiera ayuda para quitárselas. O mejor un combo de las tres opciones. Claro no deje traducir la emoción por esa información y solo me quede viendo a Alessandra responderme. Incluso haciendo alusión a SJ como pervertido. Sonreí y negué con la cabeza, en serio tenia muy mala fama.

 

-Mmm Alessandra aunque no lo creas soy un pervertido responsable...digo padre responsable. -me recosté en sofá donde nos habíamos sentado apenas momentos antes. -Tal vez me exprese mal....a SJ solo le enseñe algunos trucos de magia muggle con cartas...y si....tiene buenas manos.

 

Si, a pesar de que a veces se le salían sus chispazos de magia incontrolable, principalmente en las rabietas. Aun no era tiempo para la verdadera magia, así que mejor introducirlo en el mundo de las ilusiones muggles. Al menos a mi me había funcionado bien en el orfanato para robar alguna que otra billetera para comer...o para visitar el prostíbulo claro.

 

Pero regresando al dilema de Alessandra. Me concentre en darle la mejor de las respuesta.

 

-A ver Alessandra....no siempre se aprisiona al amor en el casamiento. A veces a este le da por escabullirse y atacar por sorpresa cuando uno menos lo espera. -medite un poco mis palabras. -Con esto no quiero decir que, teniendo en cuenta tu situación hayas dejado de amar o querer a Kamra...sino que tal ves tu corazón es lo suficiente grande para desarrollar sentimientos por alguien mas.

 

Si...eso habia quedado muy poetico..solo que habia que dar razones contundentes.

 

-Tu dices que quieres tener a alguien que te ame y no te arme lios ni encasille tus sentimientos -dije con voz aconsejadora...de esas que parecen salir de la conciencia.- Creeme eso es lo que quieren todos....pero no esta escrito en piedra que eso se logre con una persona al mismo tiempo. Seria lo ideal....pero lo ideal solo queda para fantasías -Sonrei....y le deje unas palmaditas en el hombro -Por lo que me dices Kamra tienes sus particularidades...el padre de tu hijo por lo que veo también -No es que fuese ético meterse con mujeres casadas...lo decía alguien que sabia de eso. -Asi que porque no ser sincera contigo misma y con aquellos que quieres. A fin de cuentas...con ese hijo que llevas por suerte o por desgracia ya unes a los dos. Créeme si ambos no logran ver y entender que lo haces como una muestra gigantesca de amor...pues deberías mandarlos al infierno a ambos.....Es eso o mentir...a ellos y a ti.

 

Ahhh si conociera a mi madre de seguro estaría orgulloso de que fuese tan juicioso por momentos. Y quien sabe si mostraria un certificada falso de psicólogo por ahí.

 

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Puso los ojos en blanco, su madre y sus gustos, ¿como se había enamorado de él? ella le huía horrorizada cuando decía algo pervertido pero, agitó la cabeza para despejar sus pensamientos, su hermanito era su prioridad, debía pedirle que llevara a SJ con ella, al menos con el niño y sus hijos la mansion no estaria tan abandonado o solitario.

 

-Tráeme a SJ- le pidió con un suspiro.

 

No entendía nada de lo que estaba diciendo, ella nunca se sintio prisionera dentro de su matrimonio, había querido casarse siempre pero antes de poder hacerlo era como si algo pusiera a otras en su camino que cumplian su sueño hasta que conocio a Kamra, sonrio ligeramente al darse cuenta que todo su sufrimiento se podría evitar si hubiera recordado a Kam antes, a fin de cuenta se conocen desde hace años pero había sido una noche de copas que al otro dia ninguna de las dos había recordado. El recuerdo de su esposa se vio opacado cuando Sean mencionó que su corazón era lo suficientemente grande.

 

-Me estas llamando gorda- gruño apretando los labios para dirigirle una mirada de loca.-NO TIENES NI IDEA DE QUE HABLAS- chillo como loca mientras lloraba.

 

Si, estaba llorando, llorando porque la llamó gorda, sin mencionar que Kraven había sido su primer amor, se habían comprometido y le había dado una hija, hija que por cierto lo odiaba, y Kamra también lo odiaba por lo que le hizo...sus sollozos iban en aumento mientras las lágrimas caían por su rostro sin detenerse.

 

-Kamra me dejara por ser gorda y Kraven también- lloro aun mas.

 

 

 

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En el asunto de SJ no me meteria ya que Alessandra era su hermana asi que quedarse con ella no tendria problemas, asi que asenti, pero no dije cuando lo traeria. Eso ya se veria despues. Pero seguido el tiempo me di cuenta que a veces conversar es como estar en el mar a merced del viento..y mas con alguien como Alessandra....y peor..en ese estado.

 

Habia olvidado por un momento que era estar embarazada. Un pequeño error con las palabras y ya esta.....la histeria recorria el local. Ahora Alessandra me acusaba de llamarla gorda. Repase por un momento todo mi discurso.....a ver...no...ahi no dije nada. Aqui....pues creo que fue un buen consejo....No...nada de decirle gorda. Ademas aunque asi fuera dudo que kamra se fijase en eso. Al menos yo no lo haria. Desde mi punta de vista una mujer embarazada sin duda tienes los mejores senos de su vida. Ademas de que por alguna razon a su pareja tiende a parecerle irresistible. Si, supongo que la biologia y la quimica tendrian algo que decir sobre eso.

 

-Alessandra no te alteres que yo no dije nada de eso...-dije tratando de llamar a la razon.- nadie te va a dejar...si estas sumamente bella y sensual...-no faltaba a la verdad pero esperaba no lo tomase a mal....era la opinion de un experto.- pero si te escuchas te daras cuenta que aunque no lo quieras admitirlo te importa tanto Kamra como Kraven.

 

Nueva tarea de daddy cool...buscar informacion sonbre el tal Kraven...a ver que intenciones tenia con mi hija adoptiva. O sea ya una intension habia sido manifestada palpablemente.....me referia a lo que seguia...de aqui a hacerlo responsable a base de ballesta apuntando a los organos viriles.

 

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  • 1 mes más tarde...

Alessandra puso sus dos pies en su cuarto de la mansión Delacour, había abierto un portal en la mitad del hall de la mansión Potter Blue para poder llevarla a ella, a Shelle y a Sagitas aun lugar mas tranquilo, la Potter Blue seguramente caería abajo con aquellos dos invitados y el fuego que seguía creciendo dentro de la viviendo. Ahora ellas estaban a salvo. La nigromante le había cubierto la cabeza a Sagitas con una bolsa de tela para que no viera nada.

 

-Cuidado con las cosas- le dijo Alessandra a su hija mientras comenzaba a caminar saliendo de su dormitorio.

 

Sentía los pasos de ambas féminas detrás suyo, no había ningún familiar, tenían todo el lugar para ellas pero tanto Shelle como ella tenían ya un plan armado contra la Ministra, al llegar al salon siguio caminando hasta la biblioteca donde le indico a su compañera que la sentara en un sillón bastante cómodo sin descubrir su rostro aun, Alessandra descubrió su marca para llamar a Caelum.

 

-​Pronto vendrá alguien que nos ayudar a desentrañar todos tus secretos- canturreo la mortifaga sonriendo - ​no le destapes la cabeza aun hasta que él no llegue- le anunció a Shelle.

 

-​Pero mientras tanto podríamos jugar un poco- anuncio desenfundado su varita de vid.

 

El odio reprimido que tenía dentro suyo fluyo a través de sus venas cuando pronunció <<-Crucio->> contra su abuela, el deseo de hacer daño nublaba su mente y los gritos de la peli violeta eran música para ella.

 

-¿Quieres divertirte un rato?- le pregunto a su hija mientras tomaba asiento.

 

 

 

 

 

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@@Sagitas Potter Blue

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La diversión con los elfos había terminado, esperaba que los oscuros magos que habían hecho presencia en la Potter Blue se encargaran de destruir lo que quedaba de la mansión. Alessa había logrado abrir un portal hacia la Delacour y la captura había sido exitosa.

 

-Tranquila, veo por donde camino- gruñó la bruja mientras salían de la habitación para escabullirse por los solitarios pasillos de la casa, en ello pateó sin querer un jarrón repleto de crisantemos provocando un estruendo que recorrió las paredes. Rápidamente apuntó con su varita para que el jarrón vuelva a la normalidad -Callate- dijo antes de que su madre reprochara.

 

Alessa nos dirigía por el interior de la mansión mientras la bruja mantenía su varita fija en las costillas de su prisionera, ya en la biblioteca empujó a la mujer de cabello violeta sobre el sillón.

 

-Espero no ser poco decorosa, ministra- dijo con una sonrisa de oreja a oreja oculta tras la máscara plateada donde una sonrisa también se dibujaba en sus labios.

 

Observó que su madre llamaba refuerzos y rompió en risas. Vio cómo la dama se retorcía de dolor a causa del crucio y sus risas aumentaron

 

-Lo que te espera- dijo a la indefensa mujer y le apuntó nuevamente con la varita -Estas muy seria... Rictusempra- el rayo salió despedido al pecho de la joven.

 

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@Sagitas Potter Blue

@Aaron Black Lestrange

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Mi rostro se iluminaba de forma tenue, danzando las sombrías facciones por el rostro producto de las llamas que intentaban abrigar el salón de la Fortaleza Oscura. Estaba completamente solo, de pie, erguido y con las manos por la espalda, divagando en los planes que tenía para los supremacistas mágicos y su afán de mantener la pureza de la sangre por sobre el resto de traidores y sangres sucias que osaban con hacerle frente a su propia naturaleza, una jerarquía a la que muchos le habían perdido el respeto. Era nuestro deber enseñarles y dictarles un nuevo orden.

 

Tras encaminarme hasta el ventanal donde golpeteaban las gruesas gotas de lluvia a merced del viento tempestivo, fije la mirada en el faro. De pronto sentí un ardor en el antebrazo, un dolor masoquistamente placentero que se atenuaba más y más, como si pudiese percibir las emociones de quien hacía el llamado. Inspiré profundamente, a ojos cerrados y rostro levemente inclinado hacia arriba, para finalmente sostener una genuina sonrisa que terminó en una carcajada. La tenían. Había sido la prueba de confianza para la reportera y vaya qué cumplido me tenía.

 

Desenvainé la varita y la crucé excitado sobre mi semblante, constituyendo así una máscara de plata tallada rústicamente en similitud a una calavera arcaica. Me volteé para dirigirme al mesón, lugar donde yacía la túnica oscura y tras envolverme con la misma, me consumí en una llamarada de fuego oscuro que me desintegró por completo, sintiendo el instinto de la varita puesta en el tatuaje.

 

***

 

Aparecí tras una verja que crucé cuan humo, caminando sereno por los jardines que reconocería al cabo de unos segundos- La mansión Delacour- hogar de Mei, una bruja que recordaba tras haberle arrebatado a sus hijos hace ya varios años. No la volví a ver desde entonces, creyendo que la locura y desesperación se habían encargado de ponerle fin. El paradero de los críos, era algo que solamente yo conocía.

 

Bajo la identidad solemne de la noble casta tenebrosa, me autodenominaba como Caelum, nombre de una constelación y tradición de la familia Black, por haber esculpido la coraza hipócrita de la sociedad que pretendía gobernarnos, una de temor, miedo que ni siquiera era hacia nuestros pares sino hacia el no mágico, ¡el muggle!.

 

Ya dentro, no me costó encontrar las risas frenéticas de júbilo. Dos brujas arremetían maldiciones violentas contra una mujer encapuchada. Esperaba fuera lo que ellas habían prometido.

 

-¡Basta!...¿qué tenemos acá?...- solté con la voz grave y distorsionada, casi susurros que perturbarían la mente de los oyentes.

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El dolor fue demasiado intenso. Por desgracia, no era la primera vez que sufría un Crucio, una experiencia siempre desagradable pero de la que recordaba que, en algún momento, mis músculos dejarían de sentir aquellos movimientos convulsos que me obligaban a apretar los puños y la mandíbula, entre un chirriar de dientes que intentaban soportar aquel tormento. Cuando cesó algo aquella opresión y pude respirar un poco, lo poco que aquella tela me dejaba hacerlo, supe que ya no estaba en casa. El aroma era diferente, la luz que apenas atravesaba la tela, la suavidad del asiento en el que me habían tirado...

 

Las mujeres hablaban entre ellas y me provocaban y yo me hice la promesa de no ceder, ante lo que fuera. Aguantar y saber qué es lo que querían. ¿Mis secretos? ¿Qué secretos querrían saber? ¿Y quién era "él" a quien esperaban? Intentaba escuchar algo más que los pasos y las voces de aquellas féminas. El siguiente Crucio me pilló desprevenida y grité de dolor, maldeciéndome por ello. Me había prometido no dejarles notar lo indefensa que estaba y allá estaba, gritando por aquella sensación de que todo mi cuerpo se rompía en mil pedazos. El siguiente ataque, el Rictusempra, fue casi peor que el Crucio en mi cuerpo descompuesto. Reír no es lo que más me convenía después de aquel dolor inmenso y desestabilizó mucho más los músculos rígidos del dolor que ahora se movían como si estuvieran sueltos de los huesos. Me saltaron lágrimas y no supe decidir si del dolor o de la risa. Sólo sabía que tenía que resistir, sin más, sin saber aún qué es lo que querían de mí.

 

¿Por qué no había escuchado a mi primo @@elvis Gryffindor cuando me dijo que no estuviera nunca sola sin escolta? Jadeé un poco cuando pareció que mi cuerpo dejaba de moverse sin control. Una voz masculina preguntaba algo y moví la cabeza hacia allá, como si pudiera vez algo.

 

¿Quién era "él"?

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Me giré y entrecerré los ojos. Abrí un poco la boca, tenía que admitirlo. Me recorrió un escalofrío por la espalda al empezar a poner a trabajar mi cabeza con todas las opciones que me brindaba aquel nuevo panorama. La criatura que había aparecido, corría. Corría como si no existiera un mañana y sus orejas iban de un lado para el otro, jadeando mientras sus largas patas se acercaban donde me encontraba. El nombre de aquel elfo era Harpo y no presagiaba nada nuevo.

— Señor Gryffindor…. ¡Señor Gryffindor! Sagitas… la ama Sagitas

El elfo cayó al suelo de rodillas y mientras intentaba levantarse, me acerqué a él en tan solo una zancada, aprovechando a sacarme de encima aquellos pergaminos que había estado juntando. Lo miré con los ojos desorbitados y lo tomé del cuello de su vestimenta, ante el segundo que lo levanté en el aire, pude ver dos cosas: la primera eran rastros de sangre, sin saber si eran de él o alguien más. La segunda, que tenía algunas partes de ésas heridas quemadas.

Había presenciado un ataque. De eso estaba seguro.

— Auu, señor Gryffindor. Harpo ha…

— ¡Harpo que ha pasado! Dime Elfo. ¿Sagitas?

Pero ante aquella ansiedad que me había invadido, levanté un poco más al Elfo, con mis dedos enroscados en el pecho de su vestimenta, casi a la altura de mis hombros. La criatura estaba lastimada, porque se quejaba y cerraba sus ojos. No me daba cuenta de eso y Harpo, en un intento de cumplir con su obligación, emitía quejidos y palabras con su voz chillona.

Mortífagos. Han llegado a la Potter Blue, ¡Ay! —mi corazón latía lentamente. ¡Por mil demonios Sagitas! Negué con la cabeza. Estaba a punto de leerle la mente a la criatura, pero ésta estaba completamente dispuesta a contarme, porque claramente estaba buscando ayuda. No por nada había llegado en aquel estado a la Mansión Gryffindor—. Los Mortifagos atacaron la mansión, señor. Han incendiado algunas partes, pero se han llevado a la ama Sagitas. Un desgraciado no dejaba de lastimarla. Harpo no ha podido hacer nada. Harpo tenía ordenado salvar la vida de los niños y esconderlos…

— Esta bien, está bien, tranquilo


Mi mente decidió ser flexible con aquel elfo. Ante cualquier cosa que le dijera se desplomaría. Una vez que me contó todo eso, su energía comenzaba a disiparse y no entendía aún como estaba consciente. Lo apoyé en el suelo. Mi cabeza giraba a mil. ¿Cuántas veces le había dicho eso a Sagitas? ¡Maldita payasa! Debería haberle impuesto todas las sugerencias que le había hecho en su propia carpa. Saqué todo el aire, si, porque iba a explotar. Miré al elfo.

— ¿Sabes donde está? Harpo, necesito saberlo si quieres que la ayude.

El Elfo levantó la cabeza y me miró con sus grandes ojos. No estaba seguro si era de alegría o de nervios. Asintió levemente. Demasiado. Como si no quisiera hacerlo pero su relación con Sagitas lo obligaba.

Estoy pidiéndote mucho, lo sé. Pero necesito dos favores —ya sabía que no podía ordenarle— Necesito que me lleves con ella. Y necesito que regreses y te quedes aquí. Los elfos te curaran ¿Me escuchaste?

No lo había soltado en ningún momento, solo lo había dejado pararse. El Elfo asentía muy lentamente, como si su mente se hubiera ido a otro mundo. Aún tomándolo desde el pecho, éste me agarró con sus largos dedos la mano que lo aprisionaba y cerró los ojos. Pude sentir un temblor, un aire que se arremolinaba en un solo punto y un tirón desde el ombligo. Los dos nos elevamos del suelo y desaparecimos.




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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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