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→~*Mansión Delacour*~← (MM B: 94786)


Lisa Weasley Delacour
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-Todavía estoy vivo- anunció al mundo con una voz ronca y carrasposa, una voz de whiskey de fuego, de agua y miel fermentada, de vodka y de quién sabe que mas. Sus ojos apenas se abrían, los párpados le pesaban unos venti tantos quilates y el estomago vacío le rugía como un Colacuerno Húngaro. El cuerpo muerto sobre la cama, pisoteado y machucado por la velada de farra y parranda de la noche anterior, con su cara recostada sobre una media extraviada y su varita clavada en una de sus costillas. Abrió sus ojos por primera vez para confirmar que ninguna luz exterior traspasaba las cortinas de la ventana de su habitación. Esto le presentaba dos hipótesis: La primera que todavía era de madrugada y había pasado un par de horas desde que perdió la consciencia, y la segunda que había dormido mas de 12 horas y ya era de noche otra vez.

La dulce y placentera resaca de almíbar, de avellana fue interrumpida por la música que se escuchaba a lo lejos. El castaño extendió su brazo por primera vez para alcanzar el reloj que salía de uno de sus zapatos. -¡Rayos! ¡La cena familiar!- exclamó sorprendido desplomándose en el suelo. El totazo que se dio le sirvió para recuperar un poco su ser. Se levantó del suelo, muerto pero no tan muerto, se desvistió y se metió a la ducha para iniciar su ritual de resurrección. Ni el chapuzón de agua fría fue suficiente para despertarlo al comienzo, unos segundos pasaron para que surgiera efecto y después de unos minutos por fin estaba vivo otra vez. -Otra noche mas…-

Se arregló y se vistió como un relámpago, sabanas, camisas, pantalones, medias, reloj, almohadas volaban por la habitación hasta que todo quedo en perfecto orden. Una camisa blanca con una corbata roja, pantalón negro y zapatos era lo que tenía puesto, el cabello hacia atrás mostrando su blanca frente y el reloj en su muñeca izquierda. Estaba listo y dispuesto para pasar un rato agradable con su familia. -Me desperté a tiempo. Por la hora parece que acaba de empezar- dijo con un gran suspiro.

Bajó las escaleras de un salto y cuando llego al pasillo se frenó para mirarse en el espejo para asegurarse si su presentación era la correcta, cuando esto fue comprobado se dirigió a donde la música, las conversaciones y las risas provenían.

Muy buenas noches a todos! Espero estén pasando una muy buena velada- anunció con una pequeña venia y una sonrisa nerviosa ya que habían mas personas de las que imaginaba y no conocía a la gran mayoría.

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-¡¡Cómo así!!- exclamó Alessandra sorprendida.

 

Se había atrasado bastante en su cuarto tratando de que su hijo Richard dejara al escarbato en su cuarto antes de bajar a la cena. Mar le habia dicho que debía apurarse que su tia Dennis quería dar un aviso por lo que le dejo varios objetos brillantes al animal y tomó al niño para bajar con prisa fue justo cuándo dieron el anuncio.

 

La Animaga dejó al niño en el suelo, que corrió a los brazos de su madrina, mientras ella se acercaba lentamente a las nuevas novias, Zoe, no había escuchado aquél nombre hasta ese día pero claro últimamente se había encerrado bastante con su familia y la Orden.

 

Le sonrió a la mucha para que se sintiera cómoda, su tía no se lo perdonaría si la asustaban y se marchaba - Bienvenida a la Familia Zoe, esperó que te sientas cómoda con nosotros- la dio un suave abrazo para no incomodarla con ep contacto físico.

 

Se alejó de la invitada para acercarse a su tia y depositar un suave beso en la mejilla ya que Richard no para de hacerle caritas porque dejaron de Pete en el cuerto. Aprovechando que el menor de sus hijos estaba con su madrina se acercó a sus hijas Wen y Mía para abrazarlas.

 

-La navidad si que hace milagros con ustedes dos- bromeó.

 

Y si que tenía razón, su tía Lisa, Luca y su abuela Mei estaban también ahí con Henry y Luna. Faltaban más miembros cómo su esposa, su hijo Heberth y Kaori. Allen su hermanito tambien estaba por lo que fue y se sento a su lado.

 

-Cuanta formalidad tía, mucho tiempo en Rumania te está envejeciendo- después de todo hace cuánto que no se la veía en reuniones así.

 

Le sonrió a Henry y Luna guiñandoles el ojo tomando asiento.

 

-Y tu has estado bebiendo?- le riño a su hermano que apestaba a alcohol.

 

 

 

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La rubia no podía estar más feliz de lo que se sentía en ese momento, Zoe había podido llegar a pesar de todas las obligaciones ministeriales que la habían alejado de Ottery pero había hecho todo lo posible por estar esa noche presente para compartir con ella y su familia. Sostenía la mano de la Triviani entre la suya y no podía dejar de mirar su linda sonrisa, esperaba la opinión de los demás con respecto al hecho de que estaban saliendo, aunque al menos su padre ya lo sabía y estaba de acuerdo.

 

En ese momento apareció el loco de su sobrino Allen, y si era aún un loquillo para ella por como lo habían conocido el otro día en la mansión. Antes de poder decir algo más su sobrina Alessandra también se hizo presente con el pequeño Richard. Se acercó a saludar a Zoe mientras yo abrazaba a mi pequeño ahijado quien me daba quejas de que había tenido que dejar a pete en la habitación. Luego Ale se acercó y la saludo a ella también para dirigirse a sus hijas mayores y hermano.

 

Levantó al pequeño Richard en brazos para presentarlo a Zoe, — Hermosa el es mi ahijado Richard es hijo de Ale, y el niño más tierno verdad mi pequeño príncipe? — le dijo al pequeño con una sonrisa, — y Richard, ella es Zoe y es alguien muy pero muy importante y especial para tu tía madrina — dijo depositando un beso en la mejilla del pequeño y luego dándole una mirada tierna a la bruja a su lado.

 

El pequeño extendió su pequeña mano a la bruja frente a él regalándole una sonrisa y luego un corto abrazo, lo cual le pareció lo más dulce del mundo. Lo abrazo más fuerte para luego ponerlo en el suelo y que fuera a saludar a Luna y a Henry. Se acercó a Zoe para tomar nuevamente su mano y colocando un suave beso en su mejilla le susurro al oído — Eres lo más importante y lindo para mi y nada ni nadie te alejaran de mi lado — lo dijo en el tono más dulce posible ya que la bruja frente a ella despertaba su lado más tierno.

 

Esperaba que el resto de su familia la recibiera igual de bien que el pequeño Richard y su sobrina Alessandra. Porque quería que todos la apreciaran y aceptaran ya que era alguien muy especial en su vida.

 

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Un elfo pequeño abrió la puerta, una sonrisa creció en mi rostro al pensar las miles de tortura que podría hacer con él. Con picardía lo seguí, hasta el salón donde pude escuchar voces hablar. Con la mirada busqué los ojos oceánicos que tanto me encantan y tanto que tienen loa, para encontrarla, hermosa y radiante como siempre. Observándome con esos ojos y esa mirada que me vuelve loca. La vi empezar a correr, justo a donde me encontraba y con mis brazos abierto la recibí, apretándola entre ellos y recibiendo gustosa su pequeño beso - No podía perderme esta noche, que sé lo importante que es para ti que yo asistiera - Admití, dejando un beso en su coronilla.

 

Quité mis brazos de alrededor del pequeño cuerpo de la bruja, y tomé su mano entrelazando nuestros dedos. Escuché sus palabras atentamente, para luego asentir a sus familiares que nos observaban - Zoella Triviani, un placer - Me presenté, para jalar del brazo a la bruja y posar mi mano en su cintura, manteniéndola lo más cerca a mi posible.

 

De un costado entró el joven mago que había arremetido contra la rubia misteriosa la vez pasada, saludaba a todos y yo sólo me limité a asentir en su dirección. Con mis dedos tracé pequeños círculos en la cintura de Dennis, y me acerqué a su oído para susurrarle - Hoy hueles delicioso - Acaricié con mi lengua su cuello y dejé un pequeño beso antes de que nuestra pequeña burbuja se viera interrumpida por una mujer que veía con un bebé que fue directo a los brazos de la Delacour - Gracias - Contesté con un sólo monosílabo.

 

Giré mi rostro nuevamente a mi hermosa acompañante, que tenía al niño entre sus brazos y le regalaba besos. Una tonta sonrisa creció entre mis labios al imaginármela cargando a un futuro hijo nuestro, y del tiro sentí algo en mi pecho apretarse de la emoción. Extendí mi mano para estrecharla con el pequeño pero su insistencia por un abrazo me sorprendió un poco. Sin querer molestarlo, dejé que envolviera sus pequeños brazos en mi cuello y dí pequeñas palmadas en su espalda. La Rambaldi dejó al niño en el suelo y volvió a tomar mi mano para susurrar en mi oído.

 

Me acerqué a su rostro y dejé un corto beso sobre sus labios - No lo harán, tenlo por seguro - Solté, viéndola a los ojos y volviendo a unir nuestros labios. Posesivamente, tomé su cintura nuevamente y la abracé, sintiendo el calor que su cuerpo emanaba.

 

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La rubia tenía que admitir que la noche había mejorado sobremanera, a pesar de que estaba supremamente feliz por compartir esas fechas con su familia, el hecho de que la Triviani hubiese aparecido cuando pensó que ya no llegaría la hacía inmensamente feliz, y más cuando le dijo que no se perdería por nada estar con ella esa noche ya que sabía lo mucho que le importaba.

 

Esperaba que su familia la tratara bien y eso era lo que estaba sucediendo hasta el momento luego de unos cuantos saludos. Tuvo que armarse de toda la fortaleza posible cuando sintió el susurro de la ojigris cerca a su oído sobre su aroma y más cuando sintió aquel pequeño beso, sabía que sus mejillas se habían teñido de un rojo intenso pero esperaba que nadie de la familia lo hubiese notado y que las luces y la decoración del lugar lo disimulara un poco.

 

Cuando tuvo en sus brazos a Richard podría asegurar que vio una mirada de ternura por parte de la bruja lo cual derritió su corazón totalmente. Y luego de ese momento lleno de dulzura escuchar a la bruja diciendo que nadie las separaría hizo que una sonrisa se dibujara en su rostro, la cual creció después del beso que le regalo la Triviani. Adoraba su cercanía, estar junto a ella la hacía feliz y le daba una tranquilidad que adoraba, solo quería permanecer así mucho tiempo más. Al abrazo de Zoe su reacción fue recargar su cabeza en el hombro de la bruja, en ese momento ese era su lugar feliz.

 

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La Rambaldi caminaba por los jardines de la mansión preguntandose por qué había aceptado la invitación a la cena de navidad , una de las fiestas que mas odiaba la joven demonio era navidad , tanta alegría y festividad , amor , paz le causaban repulsión pero era algo inevitable , su papel de kyttara estaba siendo bastante perfecto, muy pocos habia descubierto su secreto y claramente quien conociera a la vampiro sabría que ella amaba está festividad donde la familia era lo primordial.

-Vamos Marabella tu puedes- se dijo a si misma para darse ánimos , ya lleva un tiempo sin escuchar la voz de kyttara en sus pensamientos , seguramente después de la última discusión la vampiro habia decidido dormir por un tiempo .

Al llegar a la puerta toco dos veces esperando que alguien la atendiera, quizas ya era muy tarde o simplemente ya abria terminado aquel evento, tan solo anhealba que su gemela estuvise ahi, al menos ella sabria su pesar ante tanta gente y tanto amor al rededor , si asistía era solo por el compromodo y por mantener si secreto a salvó , para la demonio que sepan la verdad no estaba en sus planes y mucho menos explicar todo aquello.

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En la habitación, mientras descansaba de unos largos días de trabajo, mientras me preparaba para la cena, decidí bajar a comer algo, mi elfina estaba haciendo las compras para realizar un comida y como aun faltaba tiempo para la cena, baje los escalones sin mayor prisa; mi mente divagaba en la cena, lo que podrían dar de comer y muchas cosas más.

 

Cuando llegue a la cocina, saqué un cupcake que me habían regalado con un poco de zumo de calabaza, cuando escuche los dos toque en la puerta, tomé un sorbo de jugo y deje el cupcake en la mesa, me levanté y fui hasta la puerta para abrir.

 

Al abrir la puerta, me di cuenta que era mi abuela @ quien ya había llegado para la cena. - Hola abu - le dije mientras la saludaba y le daba un beso en la mejilla - Sigue vamos adentro - le dije seguido del saludo;- si quieres me acompañas que estoy tomando un jugo de calabaza - le dije mientras caminaba nuevamente en dirección a la cocina; al llegar a esta ya el cupcake no estaba me imagine que me lo robarían, mínimo fue uno de los fantasmas de la casa para ir a dárselo de comer a las mascotas de la casa.

 

- Como estas abu? - le dije sonriente mientras tomaba el vaso con jugo de calabaza.

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-La navidad sí que hace milagros con ustedes dos.- dijo mi madre cuando se acercó a saludarnos a Wen y a mí y no pude evitar soltar una carcajada. Vi al pequeño Richard correr a los brazos de su madrina Dennis, mi tía, y suspiré de puro cariño. Amaba esa festividad cuando podía pasarla con toda la familia. Allen, mi tío, apareció algo apresurado y me acerqué a saludarlo con un abrazo. No habíamos compartido ninguna cena anterior, así que me entusiasmaba poder reunirnos todos en esta.

 

De repente, Dennis apareció en la puerta con Richard en brazos y una joven a su lado. La presentó como su pareja, o algo así, y vi sus ojos llenarse de ilusión pero también de miedo sobre cómo reaccionaríamos todos. Mamá fue la primera en acercarse a Zoe (esto iba a ser confuso, aunque en mi familia casi todos me llamaban Mía) y le dio la bienvenida a la familia. La seguí, colocándome detrás de ella para esperar mi turno para saludarla.

 

Al acercarme a la joven le dediqué una amplia sonrisa a ella y a mi tía. Me acerqué y le di un abrazo de bienvenida. -Bienvenida a la familia, Zoe. Espero que te sientas cómoda estando por aquí. Ven, pasa, ¿qué quieres de beber?- le ofrecí, haciéndome a un lado para que entrara. Me volteé a mi tía Dennis y la abracé con fuerza, dejando al pequeño Richard entre ambas. -Estoy muy feliz por ti, tía. Si tú eres feliz, yo lo soy. Zoe parece genial, y si tú eres feliz a su lado y ella te trata bien, por mí es genial.- susurré en su oído mientras la estrechaba más cerca.

 

Un sonido en la puerta me hizo separarme de mi tía, dejándola ir detrás de la recién llegada y para que pudiera presentarla todos los demás. Al abrir allí estaba mi abuela, a la que abracé con fuerza. La había extrañado demasiado. -¡Abue! ¿Cómo has estado? Ven, entra, que afuera está helando.- me hice a un lado, dándole espacio para entrar mientras el gélido viento me alborotaba el cabello rizado.

 

Desde allí donde estaba me giré para ver hacia el interior y apreciar a toda mi familia junta. Sonreí y suspiré; sin duda esa era la mejor festividad de todas. Me acerqué por detrás a mi hermano y le cubrí los ojos. -¿Quién soy?- pregunté, esperando que adivinara.

 

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  • 1 mes más tarde...

Los rayos del sol empezaron a colarse por en medio de las cortinas a medio cerrar en la habitación de la rubia, se había quedado dormida mientras leía durante la madrugada y no había alcanzado ni a cerrarlas antes de que el sueño se hiciera presente de manera intempestiva, últimamente eran tantas las cosas que tenía en su mente que solo descansaba un par de horas antes de continuar con sus responsabilidades.

 

Los días se habían vuelto un poco más cálidos, atrás había quedado la temporada de navidad con celebraciones y alegría y poco a poco habían vuelto a la rutina diaria de sus labores, aunque ahora todo era diferente. La rubia se sentó en la cama mientras trataba de tomar la energía suficiente para ponerse en pie. Desde lo acontecido con el bando todo se había tornado un poco más agotador y preocupante.

 

La desaparición de todos los terrenos y edificios que una vez estuvieron bajo el servicio de la Orden los había tomado por sorpresa, pero no había cambiado en nada los ideales que ellos como bando llevaban en su corazón y que mantenían vivos. Pero debido a todo lo sucedido su madre había tenido que marcharse en busca de respuestas dejando una ausencia que causaba dolor pero que la ojiazul sabía que no era algo que la matriarca fundadora hubiese deseado, al contrario ella habría preferido mil veces estar con su familia pero el compromiso y lealtad al bando no se podían dejar de lado aún por el amor que pudiera sentir por todos los Delacour, ella lo sabía y lo había aceptado cuando decidió proteger a los necesitados y luchar porque la oscuridad no se adueñara del mundo.

 

Estaban viviendo tiempos difíciles nuevamente pero no podía dejar que eso entristeciera su alma, debía proteger a su familia y hacer lo posible por sacarlos adelante, además que ahora contaba con Zoe en su vida quien se encargaba de alegrar cada minuto con su simple presencia, una sonrisa o palabra suya y el mundo brillaba, así que no podía dejarse vencer por quienes quisieran su caída.

 

Se levantó de la cama y después de una ducha se vistió con prendas deportivas, un pantalón de licra y una sudadera gris con tenis a juego, debía entrenar un poco para mantenerse en forma y lo haría corriendo en el bosque contiguo a la mansión con Ares y Zeus, de esa manera podría despejar un poco la mente antes de tener que marcharse al ministerio donde tampoco pensaba dejarse vencer por los inconvenientes que se estaban dando ante la escasez de personal. Era hora de empezar un nuevo día y con eso en mente salió al jardín donde sus mascotas la esperaban, contaba con que antes de pasar al ministerio pudiera ver un rato a su hermosa novia para desayunar.

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  • 1 mes más tarde...

Alessandra Delacour

-Reportera del Profeta.

 

 

 

 

La Nigromante suspiro algo nerviosa, era su primera vez que trabajaba cómo reportera después de estar casi toda su vida como sanadora y medimaga.

 

Se miró en el espejo de cuerpo entero en su dormitorio de la Rambaldi, se habia puesto sus jeans azules favoritos y una blusa celeste claro para su primer día de trabajo, recogió su cabello rubio en una cola alta para no despeinarse en su investigación.

 

Tomó su varita, su vuela pluma, un blog de notas y su cámara mágica, guardó todo en una bolsita de extensión indetectable y desaparecio del castillo directo a los terrenos de la Mansión Delacour. Aunque era una de las matriarca ese dia no estaba cómo familiar sino por trabajo.

 

Su abuela Mei había desaparecido del mundo mágico, después de su renuncia en el Ministerio no había vuelto a tener contacto con la Black y eso era extraño siendo que siempre solía pasar un tiempo en familia con Luca y Henry y Luna de los cuáles no tenía notícia tampoco.

 

La única forma de dar con alguna pista o con su paradero era investigando y haciendo que el mundo mágico la ayude a saber con más rapidez. La Nigromante apresuró sus pasos hasta llegar a la puerta golpeo un par de veces para que supieran que había alguien e ingreso.

 

- Hola Familia- llamó para ver si alguien la escuchaba sino era el caso tendría que invocarlos de otra forma.

 

 

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