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C.R.A.A (MM B: 112191)


Jeremy Triviani
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Y ya esto se estaba saliendo de control. Basicamente si antes Jeremya, hormonada, le daba por llorar a cada tres segundos ante la presencia de Tauroboy, ahora pues la hormonizacion le daba por decir barrabasadas y incrementar la prepotencia y la insensates a limites insospechados. O sea, basicamente estaba tratando muy mal a su hermana y delante de un paciente...que ni comia ni bebia en lo que podria ser el pasado de Zoella. O sea, basicamente a mi no me importaba eso, era informacion innecesaria. Claro, sus palabras le habian tocado una vena sensible a Zoella que ya parecia que se irian a las manos.

 

Como bien samaritano y pensando en que no hubiese un fraticidio, me gire y buscando entre mis cosas la encontre. Me gire y simplemente apunte- Desmaius!!!- dije apuntando directamente al pecho de Jeremy -Bueno te dejare lo duro y con dolor para la proxima..por lo pronto..duerme un poco te hace falta. -conclui ante sus palabras.

 

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  • 1 mes más tarde...

Jeremy era lo suficiente inteligente para no acceder al pedido de su hermana sobre repetir lo de acostarse con todos los pacientes. La bruja no controlaba sus emociones y él sabia de lo que era capaz cuando perdía el control. La observo con gesto de desdén, mientras que trataba de controlar su enojo, lo mejor que podía. Hasta que dejo de resistirse. Que explotara todo, ya le daba igual. No iba a permitir lo que estaba sucediendo entre ellos dos. Jamas.

 

-Acostarte con TODOS los pacientes del centro, no es un tratamiento, Cariño -Repitió con rudeza sin dejar de mirarla a los ojos con fijeza.

 

Imesperadamente estaba tan concentrado en la bruja que no se dio cuenta que Sean aun seguía ahí. Un error que le costaría caro, ya que el mago le lanzo un hechizo que le dio en medio del pecho dejándolo inconsciente al instante. El cuerpo de Jeremy se desplomo en el suelo, mientra su mente confundida quedaba en el limbo del la existencia. Por lo menos ya no estaba furioso, la calma de ese lugar era abrumadora.

 

 

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Admitia que en otras circunstancias y dado el enojo que tenia por tantas palabras ofensivas hacia Zoella, su propia hermana, lo habria llevado a otro lugar para experimentar cuestiones relacionadas con el dolor. Negue por un momento desechando la idea, que pese a ser placentera y me recordase una epoca mas oscura de mi pasado ahora no tenia lugar. Dado que la afectaba habia sido Zoella ella decidiria que hacer con su hermano. Lo unico que podria ofrecerle era mis servicios y hablidades adquiridas en el Departamentos de Accidentes Magicos como Desmemorizador. regrese la mirada a la chica y la segui viendo incluso mas atractiva que antes. Esa energia que irradiaba ahora con ese enojo plasmado en el rostro era una maravilla.

 

-Disculpa, se que estas enojada, pero te vez muy bella asi -dije en un piropo sincero. -Ahh y que conste que no lo siento por tu hermano, no admito que me compare con TODOS y te ofenda asi -culmine con estas palabras zanjando el asunto y...ahora a brindar la solucion- si quieres puedo desmemorizarlo para que no recuerde nada de esto.

 

Sin dudas era una solucion a un problema que podria extenderse y causar mas problemas en el futuro. Claro tampoc es que tuviera que modificar mucho de sus recuerdos y dejarlo como Lockhart. Mas bien con los ultimos 20 minutos que cayeran en el olvido estaria bien. A fin de cuentas siempre se podia culpar a una caida escaleras abajo de tener lagunas mentales.

 

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Zoella Triviani.

 

La Triviani mantuvo la vista conectada con la de Jeremy mientras miradas amenazantes eran lanzadas por ambos. A los oídos de la Triviani llegaron las palabras nuevamente pronunciadas por el brujo y el fuego interior de su gran enojo lanzó una gran llamarada. Observó el rayo impactar con el pecho del rubio que cayó inconsciente y por su parte ella se acercó al cuerpo dormido de su hermano para comenzar a lanzar patadas y magullar su anatomía.

 

Golpeó su rostro un par de veces hasta que simplemente se detuvo, menos enojada pero resentida por las palabras de él. Lanzó un escupitajo en su rostro y se giró al escuchar las palabras de Sean, quien lanzaba un halago que no causó ninguna expresión en el enojado rostro de Zoella.

 

Caminó hasta el minibar de la oficina y se empuño el frasco de vidrio donde se encontraba guardado el alcohol destilado que ella misma fabricaba. Tomó media botella antes de girarse al castaño - Dejalo, que recuerde todo. Merece tener en su memoria cada visualización y sensación en su cuerpo que vivió a través de lo que yo sentí - contestó la bruja, para propinarse lo que quedaba del licor para girarse nuevamente al mago - Deberíamos continuar esta sesión en otro momento, debo encargarme de Jeremy para cuando despierte - susurró, caminando hasta el cuerpo de su hermano para agacharse a un costado y quitar un poco de sangre que caía por su ceja derecha.

 

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Perséfone Snape.

 

La pelivioleta caminaba a pasos lentos dentro de aquel recinto. Había venido en busca de su madrina, necesitaba pedirle un poco de dinero o que le diera acceso a la bóveda del local para reparar el ring que se había roto recientemente en uno de los show que la joven había preparado. Llevaba las manos metidas en los bolsillos de su jogger gris y una blusa de tirantes negra cubría su torso, su cabello estaba suelto, como pocas veces acostumbraba a llevarlo, dejando así sus rizos y ondas que cayeran salvajemente por su espalda.

 

Dió un giro en uno de los pasillos y chocó con un cuerpo para caer sentada en el suelo. Soltó una risa ante aquello y al levantar la mirada lo vió, su amado hombre. El Triviani la observaba mientras ella sonreía nerviosa - Eh, Hola tropiezo me disculpo por Thomas - habló nerviosa, para luego cerrar sus ojos y ocultar su rostro.

 

La mujer se colocaba nerviosa siempre ante la presencia del pelinegro, abrió un poco los dedos de sus manos que cubrían su rostro y le miró, viendo aquella dulce mirada que siempre tenía en sus ojos y la había enamorado desde el primer momento - Lo siento - susurró por lo bajo, encogiéndose en su propio lugar.

 

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Thomas llevaba un buen tiempo internado en el CRAA. La condición de su rabia de sangre había empeorado de un día para el otro de forma tan grave, que sus tutores de Hogwarts no tuvieron mas opción que contenerlo en un lugar de confianza para evitar que se lastime a si mismo y a otros. Aunque tenia una rutina marcada durante la semana, también solía tener sus momentos privados para hacer lo que se le antojara. Siempre dentro del centro. Le había agarrado afición por dibujar con carboncillo. Siempre plasmaba las imágenes que solía imaginar cuando leía sus libros de fantasía medieval, con dragones y guerreras poderosas con espadas imbatibles.

 

Aquel día estaba justamente terminando uno con una mujer calva a lomos de un caballo alado. El rostro de la guerrera era similar al de su tutora, a quien le tenia mucho aprecio. Dejo el dibujo terminado bien protegido dentro de un armario, cuando ya tocaba la hora de los bocadillos. Caminar por el centro le gustaba mucho. Siempre encontraba nuevos pacientes que estaban dispuestos a escuchar sus historias y ver sus trucos de magia muggles. Hasta les había cantado en varias oportunidades. Siempre hacia cosas con tal de mantener alejada la rabia. Extrañaba a Frankie. Su gemela no tenia permitido visitarlo y Thomas sentía que le faltaba la mitad de su corazón.

 

-Lo siento -Se disculpo a su vez cuando choco con una bruja. No la había visto por estar soñando despierto, pero al instante que poso sus ojos sobre ella, la reconoció - Persy ¿Que haces aquí? -Pregunto envolviéndola en un cálido abrazo - No sabia que vendrías, ¿Quieres un bocadillo? Los van a servir en el comedor, tienen varios gustos -La invito esperanzado. Podía sentir que la sangre de la pelivioleta empezaba a recorrer su sistema circulatorio a mas velocidad - ¿Estas bien? Te noto un poco nerviosa -Se preocupó.

 

 

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Perséfone Snape.

La Snape llevaba algún tiempo ya sin ver al Triviani, manteniendo guardado siempre en su bolsillo aquella foto que le tomó a escondidas una de las veces que fue a ver a Zoella en el Puño. La bruja conocía la situación de Zoella en torno a su único hijo varón, y ella se sentía un tanto triste por Thomas, a quien conoció mediante la calva.

 

Escuchó aquel mote que le había otorgado el ojiazul desde que la conoció, y sintió la verguenza albergar en su sistema. Agradecía no poder sonrojarse y sólo intentó calmar su sistema frente al mago. Se levantó y recibió de forma tímida aquel abrazo que le regalaba el hombre de sus ojos - Estaba buscando a Zoella - mencionó, comenzando a jugar con sus manos - Si, estoy bien. Solo fue el susto de la caía - contestó, intentando ocultar su nerviosismo.

 

Relamió sus labios, observando aquellos hermosos ojos de un profundo azul, parecidos al mar y fascinada recorrió cada rasgo que resaltaba el parecido oculto a Zoella - ​¿Bocadillos? Claro - aceptó, con gran emoción. La pelivioleta creyó que aquello sería como una cita, siendo ese momento el más cercano que tendría con Thomas desde que lo conoció. La bruja aprovecharía ese tiempo a solas para coquetear con él, intentando ver algún atisbo de interés del hombre hacía ella.

 

Siguió sus pasos en silencio, sin saber como empezar la conversación hasta que la curiosidad llegó a ella - ¿Tú qué haces aquí? - interrogó, mientras se acercaba un poco a él y lo observaba.

 

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Thomas se alegraba de cambiar su aburrida rutina, por la fresca distracción que le traía su amiga. Dejo su brazo descansando sobre los hombros de la joven para caminar al lado a paso calmado. Estaba relajado dentro del gran centro medico. Las vibraciones se alteraban solo cuando los locos hacían mas berrinche que lo acostumbrado. El aroma dulce de la bruja le llego a la nariz produciendole una sonrisa inesperada.


-Estoy en un tratamiento -Respondió abriendo la puerta vidriada que daba al comedor para que pasara - Tengo la rabia de sangre y eso me hace peligroso para los demás. Es una enfermedad que solo tienen vampiros y no es muy común, porque suele ser mortal.


El pelinegro había hablado con su tutor sobre la posibilidad de cura, y le entristeció saber que no existía. Siempre seria un peligro para la sociedad mágica. Debería vivir recluido o muy controlado, para evitar masacres. Era una vida indigna, pero al menos era una posibilidad de vivir. Él la había tomado.


-Mis padres seguro me dejaron en ese circo por estar enfermo -Comentó agarrando una de las bandejas y esperando en la fila a su turno -No vi a Zoella hoy, creo que de estar, estaría en su oficina organizando papeles. Ella es muy amable conmigo, si no me estuviera ayudando ya habría muerto. Tienes suerte de ser su protegida.


Thomas le sonrió a la joven antes de empezar a servirse los bocadillos. Eligió una variedad de frambuesa con chocolate con pasas de uva. Evitaba comer comida porque le caía mal, solo los frutos secos con su olor fuerte, era soportado por su organismo vampirico.


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Lo que siguio a continuacion fua una muestra de cuan terrible podia ser una bella mujer cuando se le golpeaba demasiado bajo con algo tan potente como las palabras por alguien a quien probablemente tuviera alguna estima. Era su hermoano no???. Por mi parte no me traumatice por las sendas patadas que le dejo, admitia que se lo merecia. Por mi parte nunca habia llegado a ese extremo, siempre le habia devue;lto las bragas a Alicia Spinnet antes de que me atacara con sus calderos, satenes y su apestosa rata. A saber porque venia mi hermanosa a mi mente en este momento, supongo por los lazos sanguineos que unian a los dos Trivianis. Por otra parte y dado que a peticion de Zoella dejaria a Jeremy con sus memorias tenia ya que hacerme la idea de que el asunto volveria a salir en algun momento, yo no tenia problemas en aceptar una pelea cuando hacia afalta asi que esperaba que el rubio no tentase la suerte. Y mas cuando estaria en este establecimiento durante un tiempo para sanar mi espiritud. O no...ya sobre ese aspecto no sabia lo que decia.

 

-Esta bien, te dejo con Jeremy, -dije encogiendome de hombros y dirigiendome a la puerta- pero te estare esperando, para terminar lo que hemos empezado aqui. -cerre la puerta y ya solo me recoste a la pared solo para suspirar -mi cordura depende de ello.

 

Y asi me fui en direccion a mi cuarto, no sabia ahora mismo si estaba mejor de lo que habia llegado, lo que si estaba claro es que tenia un gran problema con mi autocontrol y necesitaba retos para ejercitarlos. Podria fallar, pero aun asi lo seguiria intentando. Supongo que en algun momento deberia salir airoso de todo este asunto y poder llevar con orgullo todo el tema de la fidelidad.

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Perséfone Snape.

La bruja se quedó totalmente callada y el nerviosismo apareció en su sistema al ser envuelta por el brazo de Thomas. Sintió su mundo temblar y su vampírico corazón bombeó sangre a gran velocidad. Respiró varias veces, intentando calmarse para que el mago no se percatara de aquello. Escuchó la voz del Triviani fuertemente en su oreja, y la fascinación por los diferentes tonos que usaba Thomas al hablar apareció en ella, que alzó la mirada y lo observó con ojos enamorados.

 

Perséfone había sido descubierta por Zoella en infinidades de veces, cuando la Triviani escoltaba a su hijo durante las clases en Hogwarts y fuera de ellas. Murmuró un pequeño gracias ante la caballerosidad del pelinegro y cruzó las puertas de vidrio que llevaban al comedor - No había escuchado hablar de la rabia de sangre - susurró la fémina, girándose al Triviani - ¿Cualquier vampiro puede tenerla? - se atrevió a preguntar, mientras arrugaba el entrecejo.

 

El pesar inundó el pequeño cuerpo de Perséfone, mientras un puchero involuntario apareció en su rostro. Condescendiente, acarició la espalda de Thomas e imitó su acción de tomar una bandeja y servirse una porción de los tres pasteles que ahí estaban - Ya luego iré en su búsqueda, prefiero seguir en esta cita contigo - habló, sin percatarse de las palabras que había soltado con naturalidad - Zoella es una buena mujer, y se ve el cariño que te tiene - pronunció mientras seguía al ojiazul a una de las mesas.

 

Se sentó a un lado de él, manteniendo en todo momento la cercanía con el mago. Tomó su cubierto y cortó un gran trozo del pastel de chocolate, lo llevó a su boca y un sonido de placer brotó de sus labios, la Snape tenía tiempo sin comer tales cosas, limitando su dieta en torno al deporte del cual practicaba. Se giró al vampiro y le regaló una tímida sonrisa mientras desviaba la mirada.

 

- ¿Por qué solo comes frutas? - preguntó luego de tragar.

 

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Thomas se sintió reconfortado por las palabras de Persy. Se sentía con una deuda eterna con su tutora. Ella había conseguido que tuviera un tratamiento en el centro y un lugar en el mundo. El pelinegro empezaba a tener esperanza con respecto al futuro. Aunque sentía la separación de su gemela como un dolor físico, sabia que ella estaría bien mientras se mantuvieran alejados. La pregunta de la joven lo desvió de sus melancólicos pensamientos.

 

-Lo único que mi organismo soporta son los frutos secos. Cualquier semilla que haya nacido de la tierra, me hace bien. Todo lo demás me provoca malestar -Contesto rebuscando las pasas de uva dentro de los bocadillos para lanzarlas hacia arriba y abrir la boca, intentando que cayeran dentro -Somos vampiros diferentes, Persy. ¿Que comida te hace mal a ti?

 

El joven esperaba no estar espantando a su única amiga. Festejo levantando ambos brazos cuando una de las pasas de uva cayo dentro de su boca. Podía sentir el sabor profundo de la comida y sabia que si cerraba los ojos concentrándose, podía visualizar todo el proceso de origen de la Uva hasta que llego a su estomago. Una habilidad que traía su enfermedad o simplemente su condición de vampiro.

 

-¿Tienes habilidades extrañas? -Pregunto curioso, mirándola con atención.

 

 

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