C.R.A.A (MM B: 112191)

[Zoella Triviani]

llorando como una niña agité mis brazos, deseaba que aquella pequeña criatura me alzara entre sus brazos cosa que se negaba a hacer. Refunfuñando siento una tela cubrirme y mojarme para luego nublar mi vista. Blanco, blanco era todo lo que observaba - ¿Estoy en el cielo? - Solté en voz alta - ¡NO! EL CIELO ES ABURRIDO - Grité, levantándome a tamboleos - En el infierno se goza más - Lloriqueé mientras escuchaba a mis hermanos gritas. Levantando mi mano me dí cuenta de que se trataba de la bata húmeda de Matthew que fue lanzada sobre mi cabeza.

 

Una fuerte carcajada fue lanzada desde el interior de mi garganta al ver como ambos de mis hermanos colisionaban y caían al suelo - Par de imbéciles, levántense. Conseguí donde la doctora guarda las drogas - Confesé, pasando por un lado de ellos, sintiendo las fuertes ganas de orinar en mi cuerpo. Entré por un pasillo vació y caminé rápido hasta una de las plantas que estaba en la esquina, bajé mis pantalones y me senté en un borde descargando todo el liquido que mi cuerpo contenía - Tengo una flor - Empecé a cantar, recordando aquella escena de una película de monstruos muggle - Que es para ti, con mucho amor - Continué, escuchando el conocido chorro que soltaba mi cuerpo - Y canto para ti esta canción, esta canción.... amh... - Terminé, sacudiéndome y arrancando una hoja de la planta para secarme y volverme a subir los pantalones.

 

Corriendo, regresé por donde había venido y grite por el pasillo - ¡MARCOoOOOoOoooooOOOooO! - Esperando que alguno de mis hermanos contestara.

 

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[Matthew Black Triviani]

Patricia socializando.

¡MarCoOoOoOOoOOOOOOOOoooooOO! grito, no sabia por que, pero había respondido al llamado(?)

Aun seguía en el suelo, su hermano la había tirado al suelo y no tenia muchas ganas ni intenciones de levantarse, la verdad estaba un poco cómoda allí recostada y sintiendo partes extrañas en su trasero. Solamente faltaba que Zoella viniera corriendo a pasos agigantados y se tirara sobre los dos.

¿Acabas de orinar en la palmera? inquirió ¡LA PALMERA MÁGICA!

Zoella había cometido un delito muy grave, hizo sus necesidades en la palmera mágica, aquella palmera mágica daba frutos que podían quemarse y fumarse... Daban lugar a un viaje elevado más allá de la imaginación mágica. Aquella planta que los muggles llamaban Marihuana, acá le habían apodado "Palmera Mágica".

Vamos por las drogas de la doctora, CARAMELOS... Si, caramelos. soltó mirando a todos lados con paranoia.

Logro quitar a su hermano sin antes darle un pequeño apretón en las bolas, y sacudió la camiseta media vieja que cargaba. Subio la mirada y quedo allí parada... No recordaba que iba a hacer, ni porque robo de nuevo la mente de Matthew. Patricia cada vez estaba mas loca y perdida.

 

 

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Editado 22 de Marzo del 2019 por Matthew Triviani

[Jeremy Triviani]

Jeremy iba a decirle que no estaba jugando, cuando con la velocidad a la que iba no llegó a frenar a tiempo y se estampo con Matthew antes de caer al suelo como una bolsa de batatas. Su furia lo hizo gruñir con molestia mientras intentaba ponerse de pie al mismo tiempo que la carcajada de Zoella lo llenaba todo. ¿Porque eran así? Algo tendría que haber hecho Candela durante el embarazo para que salieran tan mal.

 

-¿Te ayudó a regar? -Preguntó el vampiro riéndose en voz alta. El enojo y el interés por querer matar a Matthew se habían extinguido de repente. Ahora quería tenerlo como amigo para que lograran encontrar la llave del tesoro. Era sabido que solo no podría hacer nada. La institución era enorme. Su apretón en las partes bajas, hasta le resultó agradable.

 

-Tal vez si cada uno la riega salen nuevos brotes mágicos -Dijo pensando en voz alta mientras se acercaba a la plantita que estaba pariendo brotes de variados colores. Parecían una gama del arcoíris de lo bonito que quedaban.

 

Sin pensarlo más tiempo se desabrocho el jeans sacando la picha para descargar sobre la planta un poco de toxinas jereminianas. A saber lo que aquello podía provocar en el vegetal. Cuando terminó el riego, sacudió y guardo todo a buen recaudo.

 

-Necesitaremos una pipa, si alguno tiene una lapicera servirá utilizando un poquito de magia -Ya tenía un plan que había cambiado sus ganas por ir por el tesoro. Aunque tal vez consumiendo aquella fruta tuvieran una visión más clara de que buscaban y donde era el lugar en el que estaba.

 

Los locos alrededor de ellos seguían en su propio mundo interno. Algunos babeaban, otros hablaban solos y había uno que lo miraba con fijeza sin perderse ni un movimiento de lo que hacían. Parecía estar tramando algo, aunque cuando el vampiro observó con más atención pudo ver que una de las manos del hombre estaba enterrada en su entrepierna y bajaba y subía como una danza sin fin.

 

-Tienes un enamorado, Zoe -Se burló con un ademán hacia el hombre para que lo vieran.

 

 

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[Zoella Triviani]

Dennis llegó a mis pensamientos ¿Que estará haciendo la bella bruja que tengo como novia? Sin pensarlo, me sacudí a sabiendas de que por mis partes blandas había absorbido algunas de las toxinas de la palmera mágica que había regado con mi pis. Sentía las manos adormiladas mientras mis ojos pesaban cada vez más, hasta que un repentino calor se apoderó de mi cuerpo.

 

- A ver, par de bobos. Me voy a desvestir mientras tu terminas de regar la mata y tú Matthew termina de... de.... de hacer lo que sea que hagas - Comenté, mientas tomaba los bordes de mi camisa retirándola para quedar sólo en una blusa de tirantes pegada al cuerpo - Hace un calor de los mil demonios - Pronuncié, quitando el broche de mis pantalones y bajándolo para quedar con las piernas totalmente descubiertas - ¿Dije que tenía calor? ¡QUE DIVINO! - Levante mis brazos mientras saltaba en mi lugar.

 

Una repentina imagen atravesó mi cabeza, Dennis. Debo ir por ella, ¿O espero a comerme los dulces que guarda la doctora en su oficina? Cuando iba a volver a hablar escucho la interrupción de mi hermano para reír - Pues que admire todo lo que no puede comer - Digo, dando una vuelta sobre mi eje para empezar a caminar por el pasillo.

 

- Por cierto, en la oficina la doctora debe tener lo que pides, rubio - Me giré un poco, ocasionando que mis piernas se enredaran y cayera de bruces al suelo, golpeándome la cabeza con una silla. Solté una maldición seguido de una pequeña risa mientras esperaba a que alguno de los otros Triviani me ayudara.

 

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[Jeremy Triviani]

Jeremy estaba pensando la mejor forma de hacer una pipa para fumarse la palmera mágica cuando de repente no pudo pensar más nada. Sus ojos de pupilas enormes, se habían quedado mirando la anatomía de Zoellla. Que no había tenido mejor idea que la de desvestirse frente a ellos dos. Su recorrida por los atributos de la vampira le estaba provocando embotamiento.

 

Pero la estridente risa de la Triviani lo trajo de vuelta a la realidad. Sonrió en respuesta festejando la gracia del hombre pervertido, hasta que subió su hilaridad a carcajadas cuando Zoella se cayó de bruces al suelo. ¿Porque eran así? Corrió a auxiliarla para que después no lo criticaran. Aunque de todas formas lo harían. Era parte de ser miembro de la misma familia.

 

-¿Dónde dices que está la oficina de esta doctora? -Le preguntó, mientras la ayudaba a incorporarse - Si esa planta tiene poderes alucinógenos, podríamos crear una buena yerba ilegal con ella. Nos haríamos ricos en cuestión de poco tiempo.

 

No había nada que le gustara más a los Trivianis que los truculentos negocios ilegales. La familia al completo tenía una biblia gigante donde se debía de dar un porcentaje a la Bóveda Familiar, más la aprobación de la Matriarca para ejercer cualquier venta o creación de productos que estuvieran fuera de la ley. Si alguien no respetaba las reglas lo pagaba con sangre y ruina.

 

Ninguno de ellos quería ser el caído en desgracia así que todos los meses, Candela recibía la parte de los impuestos. ¿Porque ella? Es que convenientemente la Matriarca era fundadora y tesorera. No podían decir que no sonaba algo extraño. Pero nadie podía cuestionarlo. Jamás.

 

-¡Matt! arranca un par de hojas de la palmera -Llamó a su hermano que parecía haberse quedado mirando justos a los demás locos, los dibujos animados que estaban dando en la tv muggle que poseían en ese patio recreativo - También trae alguno de esos frutos multicolores, es hora de que veamos que llevan dentro.

 

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[Zoella Triviani]

Entre medio de mis risas sentí un par de brazos ayudarme a incorporarme, enfocando mi vista veo las hebras rubias de mi hermano mayor. El Triviani con sus brazos me ayudó levantarme, o más bien me alzo y coloco mis pies sobre el suelo sin yo hacer ningún movimiento, una pequeña risa salió de mis labios al pensar lo que estaba pensando.

 

- Rubio, ¿Me puedes cargar? - Interrogué, alzando mis brazos y riendo como tonta - La oficina está por allá, pero debes de ser mi noble corsel para guiarlos hasta los dulces mágicos(?) - Impuse, cruzando mis brazos sobre mi pecho y frunciendo el ceño.

 

Mi relación con mis hermanos cada vez era más fuerte y al mismo tiempo más extraña de lo que ya venía siendo, pero eso no nos incomodaba, más bien hacía las cosas más llevaderas para cada uno.

 

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[Jeremy Triviani]

-Sus deseos son órdenes, madame -Dijo el Triviani antes de agarrar a su hermana aúpa para ponerla sobre su hombro izquierdo boca hacia abajo. La cara de la mujer daba a la cintura del lado de la espalda -Deberás implorar para que te baje. ¡Sostente, Zoella! -Le gritó antes de comenzar a correr.

 

Con todo el peligro que significaba correr donde estaba lleno de locos. El rubio apuro el paso a velocidad vampírica. Los cabellos sueltos le despejaban la cara con el viento en contra. Ni siquiera se paró abrir la puerta, sino que con la fuerza con la que venía, la traspasó haciendo que se saliera de sus goznes y quedara recostada en un costado. Los gritos de los locos, en el área recreativa parecieron aumentar su volumen.

 

No es que Jeremy les fuera a dar atención, sino que se dispuso a observar la aburrida habitación blanca, que contaba con un escritorio en el medio y varios estantes con medicamentos en frascos y cajas de cartón. Las cosas más peligrosas estaban detrás de una vitrina de cristal en otro armario, pero de metal. Era muy absurdo que se pensaran que un simple cristal detendría a los pacientes de romperlo y llevarles las jeringas que estaban llenas y preparadas con tranquilizantes.

 

El vampiro sonrió mientras dejaba con fuerza a Zoella sobre el escritorio. Lo hizo con fuerza para que le doliera las nalgas con el golpe contra la madera. ¿Qué hacía el más pequeño de sus hermanos que no estaba ahí con los hongos mágicos? ¿Lo habían detenido los locos? ¿Estaría vivo?

 

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Editado 28 de Abril del 2019 por Jeremy Askar Triviani

[Zoella Triviani]

Iba a emitir alguna otra frase cuando sentí los brazos de Jeremy tomarme y cargarme sobre su hombro, quedando mi rostro en su espalda. Sin pensarlo mucho bajé mis manos hasta sus glúteos y apreté un poco - Que retaguardia la tuya - Mencioné para sentirlo comenzar a correr hasta la oficina de la doctora. El viento frió lo sentía en mis partes gracias a la posición en la que me encontraba y la velocidad en la que él iba.

 

Escuchaba gritos y risas, mientras pasábamos por entre los pasillos lancé algunos cuantos hechizos con mi varita para liberar uno que otro loco. Despistando nuestro pequeño robo de la reserva de drogas que guardaba la doctora en su oficina. Y Matthew, seguro distraía a los locos con sus coas, o quien sabe que estará haciendo.

 

Un cambio de posición me hizo gritar, no me había dado cuenta cuando entramos en la oficina hasta que el golpe en mis posaderas me hizo entrar en la zona. Grité de sorpresa para luego levantarme e ir directo a donde mi hermano y propinarle un puñetazo en su rostro - ¿Que te pica? Eso dolió idi*** - Solté, sobandome con las manos para luego acercarme al escritorio donde antes estaba sentada.

 

- Aquí guarda la llave, hace un rato la tomé - Abrí uno de los cajones donde recordaba haber visto la llave, revisé y nada, busqué por todos los cajones y no logré ver nada - Aquí no está, mierdinson(?) -

 

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[Jeremy Triviani]

Jeremy sintió el golpe de Zoella en el rostro y tomó su brazo con fuerza para que no pudiera seguir. Aquello le traía muchos recuerdos censurados. No era la primera vez que peleaban físicamente, y desde luego tampoco sería la última. Solo el final de ese momento difería con el del pasado. La Triviani se alejó rompiendo el encantamiento en el cual hacía un minuto que estaban y él intentó mantenerse relajado para no ir a buscarla.

 

-Aquí hay medicina para hacer volar hasta una legión de dragones -Comentó ojeando el lugar por segunda vez, mientras la mujer buscaba la llave para abrir los muebles.

 

Pero no podía quedarse quieto. Más pronto de lo necesario el vampiro trato de acomodar la puerta de entrada que se había salido de sus goznes. Utilizó un encantamiento reparador para que todo quedara en su lugar. Había aprendido en su paso por el Departamento de Accidentes a utilizar la magia para reparar estructuras y desmemorizar personas. También a destruir personas y borrar estructuras.

 

-¿Como que la llave no está ahí? -Preguntó al escuchar a su hermana - ¿Para qué estamos encerrados aquí? ¿Cuál es tu truco, bruja? -Le grito enojándose de repente. Siempre buscando segundas intenciones en la vampira.

 

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[Zoella Triviani]

Estaba a gatas mientras buscaba la llave por el suelo, el Triviani por su parte volvió a colocar la puerta dentro de las bisagras. Gateé mientras veía por debajo de cada cosa que se encontraba en la oficina buscando la llave que sin éxito logré ver. Me levanté y sacudí mis rodillas para volver a acercarme hasta el rubio y responder a su molesta demanda.

 

- No está ¿No entiendes o te explico con manzanas? - Escupí, mientras con mi dedo le daba en su pecho - Créeme, si tuviera planeado un truco para encerrarnos juntos, sólo tendría que hacer como antes, ofrecerte algo de seiso y vendrías corriendo detrás mío - Me giré, molesta para observar de nuevo la habitación - Además, ¿por qué habría yo de querer quedarme a solas contigo encerrados? - Solaba hilarante todo lo que pasaba - Maldita llave, donde estás. ¡Aparece! - Grité, mientras empujaba algunos archivos e historias medicas que se encontraban en un estante.

 

- ¿Que haces ahí parado? Muévete, busca la llave. O sólo te quedarás como idi*** viéndome justo como cuando nos conocimos - Le lancé un lápiz para que el mayor de mis hermanos entrara en órbita - Busca donde sea, esta llave debe de estar por aquí - Seguía batiendo cada cosa que encontraba cuando de un momento a otro sentí algo clavarse en uno de mis pezxnes(?) - Auch - Me quejé, para revisar entre mi ropa y encontrar la pequeña llave - Con que ahí estabas. ¡La encontré! - Me dirigí hasta la repisa y la abrí - Toma aquel bolso - Señale a un costado, ahí sería perfecto guardar lo máximo que pudiéramos y huir, para no ser descubiertos por nadie.

 

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