Libro de La Fortaleza XXVI

[Afrodita.]

La banshee debía admitir que en todo el rato que habló Dennis y las veces que intervinieron también sus compañeros, se la pasó analizando tanto el ambiente caluroso donde terminaron metidos, como también a las personas que se encontraban ahí. Jock lo conocía y él conocía perfectamente quien era ella, así que por los momentos ambos se estaban 'comportado', por así decirlo. En realidad solo quería el certificado de que podía dominar el libro de la forteleza, era simple protocolo para ella la clase.

 

-Bueno... Creo que tendré que comprar ropa nueva después de esto y zapatos - Pensó mientras miraba con decepción como sus tacones se iban a dañar.

 

Fueron segundos simplemente que la ex Mortífaga uso para pensar en cualquier cosa, realmente se sentía un poco aburrida. Observó y detalló a la profesora mientras hablaba, ahí fue que una sonrisa de medio lado se formó en sus labios.

 

-¿Leopardos? -Susurró con incredulidad en una clase de magia, levantó la ceja y miró a Jock que en ese momento estuvo segura que aplicó un hechizo no verbal que causó que el animalito se fuera para otro lado. Ahí fue que a la Malfoy se le ocurrió una idea, cruel, controlar al animal pero que hiciera algo terrible, tal vez atacar a otra persona, eso definitivamente haría la clase divertida y su sed de sangre estaría satisfecha, pero lamentablemente, intentaría portarse bien.

 

Hace calor, hace calor -Comenzó a tarearear una canción muggle - Estaba esperando que cantes mi canción y que abras esa botella y brindemos por ella... y hagamos el amor bajo en el balcón -Continuó mientras veía como el felino se acercaba a ella.

 

Incárcerus. -Pronunció y tres cuerdas aparecieron. La primera se entrelazó en las cuatro patas del animal, ajustándose como una serpiente hasta dejarlo inmovilizado, la segunda cuerda le ató la boca de una manera que no pudiera ni mostrar los dientes y la última pasaba por su cuello y se enroscó de una manera que le estaba quitado el oxigeno; pobre animal, iba a morir, especialmente si seguía agitándose por la simple desesperación.

 

-Que lastima -Pensó Afrodita, tenía un pelaje hermoso el animalito, tal vez un buen abrigo hubiera salido.

 

[Dennis Delacour]

Sabía que los leopardos era algo sencillo de manejar para cualquier mago o bruja que se preciara de al menos tener un poco de conocimientos mágicos, nada complicado para ellos, pero a la Delacour le servían para que sus alumnos empezaran a estar alertas y de esa forma ver si al menos se animaban a ir más allá de lo que se les planteaba, un poco de iniciativa no les haría daño.

 

Observo al Black Lestrange ejercer domino sobre el animal lo que al menos le insinuaba que tenía manejo del libro del aprendiz de brujo que era el preámbulo para poder manejar el de la fortaleza. Pudo dar la orden al animal para que se alejara. Entonces la rubia se giro para ver que el animal que la había traspasado regresaba en su dirección — Orbis Bestiarum— pensó y de inmediato un anillo dorado rodeo el animal, al que le dio la orden de alejarse y no volver más.

 

El siguiente turno fue para la unica bruja del grupo aunque su modo de actuar fue algo diferente, lo que le dio a entender que era de las personas a las cuales no les interesaba salvar algunas vidas sino solo quitarlas — Evanesco — dijo cada vez que apunto su varita a las cuerdas que ataban el animal, el cual al verse liberado huyo del lugar sin ser necesario usar la magia.

 

— Creo que no hacía falta herir al pobre gatito de muerte — dijo a la bruja mientras colocaba su mano sobre el hombro de la misma, ese ligero acto dejo una marca de sangre del tamaño de su palma con forma de zorro, y mentalmente le dio una pequeña orden < Causale una herida a Jocker > se comunico mediante su mente gracias al vinculo de la marca de sangre, al menos de esa manera de seguro se animarían un poco y de paso podrían practicar la curación si la herida ara de gravedad.

 

Se dedico a buscar con la mirada a su otro estudiante pero tal vez se había alejado debido al leopardo, ojala regresara pronto. — Bueno hay que moverse, debemos llegar al volcán — dijo al grupo aunque sabía que antes de irse Afrodita tenía algo que hacer.

[Ethan Lenteric]

Rodó los ojos cuando las preguntas fueron respondidas, en realidad no había enseñanza del tema teórico y se consideraba una persona sumamente ensimismada en el estudio de libros antes de recurrir a la práctica. Se cruzó de brazos manteniendo su varita en la mano derecha y recordó lo que había leído sobre los anillos de poder, era realmente fastidioso el tener que pensar que al portarlos estabas "avisando" sobre tu poder y afortunadamente se consideraba tan pacífico como para siquiera usarlos en una situación real y cotidiana.

 

Cuando observó a los leopardos correr hacia ellos alzó una de sus cejas, convenientemente eran solo cuatro y habían decidido atacarlos a ellos... >>Claro, muy legítimo...>> Pensó antes de caminar tranquilamente hacia su izquierda saliendo del sendero. Siguió los movimientos de sus compañeros y una sonrisa se hizo presente en sus labios cuando su compañera decidió atar al animal recibiendo después un comentario rosa por parte de la profesora que le hizo fruncir la nariz con cierto desprecio. Afortunadamente en su sitio oculto entre la maleza no podían verlo y en realidad no le preocupaba mientras no tuviera que enfrentarse a leopardos.

 

De pronto escuchó detrás de él un ronroneo, un sonido gutural que le hizo sentir un revoloteo en el estómago debido a la adrenalina. Al parecer su "gatito" había buscado su rastro entre la maleza y ahora lo cazaba como a una presa, Ethan estando de cuclillas detrás de un árbol sabía que le estaba dando la espalda al animal y que para este lucía vulnerable.

 

Viró su rostro hacia su izquierda sin poder ver nada de reojo, se fue levantando poco a poco y al momento de girar fue que el leopardo saltó delante de él mostrando sus terribles dientes dentro de una gran mandíbula abierta.

 

-Sectusempra...-Exclamó el checo haciendo que el rayo chocara de lleno con el animal que de inmediato comenzó a desangrarse por los cortes provocados del hechizo, tan solo tenía que esperar que muriera en silencio.

 

Dio un par de pasos hacia la bestia y logró hacerle levitar hasta ocultarla en la maleza en donde ahora solo sería comida de otros depredadores o carroñeros, cuando terminó volvió con el grupo cual campante. Había escuchado la palabra volcán así que seguramente se dirigirían a ese lugar sin embargo todavía quedaba la duda de cual de los dos volcanes visitarían. Sin guardar su varita siguió los pasos de la profesora, con la curiosidad latente de a que se enfrentarían a continuación.

[Afrodita.]

Simplemente levantó la ceja cuando la profesora hizo la aclaración de que no podía asesinar el leopardo, además que no podía aprovecharse de la piel exótica, simplemente porque lo dejó ir. La Malfoy sinceramente le pareció divertido que su tercer compañero de clase usará sectusempra, ¿Ella no lo podía ahorcar? Pero si podía este chico dejarlo al borde de la muerte, definitivamente la balanza no estaba justa.

 

-Aquí solo quieres que alguien salga herido - Dijo Afrodita cuando sintió la mano de la profesora encima - No me toques - Anexó con despreció, movió su hombro y la miró con furia. Estuvo a punto de quejarse por la humedad de su mano, cuando se dio cuenta que era sangre realmente, no pudo evitar maldecir por dentro mientras sentía la orden en su cabeza y como su cuerpo ya se andaba moviendo directamente hacía Jock.

 

Los ojos de Afrodita se oscurecieron, ya no eran azul zafiro si no un mar oscuro de enojo puro y frustración ya que su mente y cuerpo no coordinaban de un todo y hasta que no aceptara realizar la orden las cosas se podrían peor. Los métodos de enseñanza para los libros eran bastante peculiares o por lo menos esta profesora lo era.

 

-Sectusempra - Dijo en un susurro. Un rayo escarlata salió de la varita de la Malfoy directamente al pecho del Black Lestrange, aunque ella misma sabía que la profesora solo quería causarle heridas, también tenía el conocimiento que Jock no se dejaría lastimar por gusto.

 

-Cuidado con lo que haces - Fue la advertencia que le dirigió Afrodita a la profesora -Puede que la que termine con heridas graves sea la profesora y no los estudiantes - Anexó en un tono tan bajo y peligroso.

[Jock]

Dennis no tardó en tomar control del leopardo que había regresado hasta ella gracias a un Orbis Bestiarum; mismo hechizo que el patriarca de los Black Lestrange había utilizado gracias al Libro del Aprendiz de Brujo que tenía en su poder.

Afrodita, por su parte, había decidido jugar un poco más sucio, pues de su varita salieron tres cuerdas que ataron por completo al felino que, en pocos segundos, se retorcía en el suelo intentando librarse del hechizo invocado por la banshee. Si bien, por la mente del patriarca de los Black Lestrange se cruzó la idea de utilizar al animal para darle una orden distinta y atacar, finalmente decantó por hacerlo desaparecer del lugar; Afrodita, por su parte, parecía más interesada en lastimar, aunque no más que Ethan, quien derechamente había lanzado un sectusempra con la intensión de matar.

Jocker continuaba mirando con atención la escena, y no le pareció extraño que Dennis se acercara y tocara a Afrodita ni mucho menos que la banshee la apartara con desagrado; lo que sí le causó extrañeza fue el hecho de que la Malfoy alzara la varita y lo apuntara directamente al pecho.

El patriarca de los Black Lestrange alzó una ceja a modo de reproche. Sabía con certeza qué era lo que había pasado pues había estudiado en profundidad las cualidades de los distintos libros a los que tendría acceso por su rango social.

El mortífago se limitó a sonreír y esperar a que el hechizo le golpease, pues con solo pensar las palabras correctas, el rayo escarlata atravesaría su pecho sin causarle absolutamente ningún rasguño.

«Salvaguarda mágica» había dicho en su mente para lograrlo.

El animago no se sumó a las palabras de advertencia que Afrodita dedicó a la profesora, pero ciertamente recordaría la decisión de la poco ortodoxa docente mientras se dirigieran hasta el volcán. Sin duda alguna, pagaría por ello en el momento en el Jocker quisiese.

—Dejemos de jugar y vámonos al volcán de una vez por todas —sentenció Jocker al tiempo en el que se acercaba a Afrodita para caminar juntos.