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Apolo Granger
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Después de la explicación sobre lo que había pasado pensó un poco en las posibilidades que tenía la oscuridad dentro de él, era complicado saber la raíz de ese elemento y no comprendía del todo porque lograba fucionarse con la tierra sin embargo estaba ansioso por poder controlar aquella fuerza. Respiró hondo cerrando sus ojos cuando el profesor se separó de él, sentía un cosquilleo en las palmas de sus manos y eso se debía a que su propio cuerpo quería descubrir más.

 

Escuchó atento las indicaciones sobre el muñeco que debían de usar en la práctica siguiente, tomó el suyo de un brazo y lo miró con curiosidad alzandolo delante de su mirada. Usaba uno similar a ese para su práctica de artes oscuras así que comprendía la complejidad de su carácter y lo engañosos que podían ser, para dominarlos, el control de la magia propia debía de ser casi perfecto.

 

Decidió practicar con él un poco alejado del grupo, usó la sombra de una palmera para sentarse en la arena y poner en práctica lo aprendido. Cuando tuvo en claro lo que tenía que hacer se puso de pie, agitó los brazos para relajarlos y apuntó con su varita a la palmera. Tuvo en mente la sensación que anteriormente había experimentado y concentró esa energía en su brazo para después canalizarla a la varita de donde salió despedido el encantamiento hacia el tronco del árbol.

 

El tronco se cubrió ligeramente de piedras negruzcas que desaparecieron como polvo pocos segundos después, volvió a intentarlo y esta vez permanecieron más tiempo. Una vez que las piedras se mantuvieron estáticas apuntó al muñeco y exhalando un suspiro lanzó el encantamiento, al instante el muñeco cambió de forma y se convirtió en una mole de casi dos metros cubierta de geodas negras y brillantes.

 

El nuevo ser golpeó sus puños amenazante pero después colocó una rodilla en el suelo como si esperara una orden, Ethan se acercó a él sin temor y repasó uno de sus hombros con la palma de la mano sintiendo la textura de las rocas que vibraban ansiosas de probar su valía. Sonrió observando su creación y decidió imitar su pose, el muñeco de alguna forma había absorvido su sentido de lealtad y eso solo él lo podía percibir o al menos eso creía. Se había olvidado en donde estaba, tan solo podía verse reflejado en aquel gigante.

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Como Apolo no quería poner nervioso a nadie, Apolo se alejó luego de dar sus instrucciones. Tener encima a alguien que te iba a juzgar por tu desempeño, jamás había ayudado a nadie. Además había todo un tema de seguridad, de ahí que hubiera suficiente arena alrededor. Si había algún problema no escalaria a mayores, aunque los tres magos parecían ser lo suficientemente competentes para no preocuparse demasiado.


Después de todo, era una clase avanzada de encantamientos; no les iba a pedir que se pusieran a levitar objetos, ¿verdad?


Cavilando sobre su desempeño hasta el momento, distraídamente le echó un vistazo a Sol: Si estaba aprendiendo a dominarlo, no lo notaba demasiado a primera vista. Cuando parecía que estaba a punto de lograr una proyección decente se refrenaba, y cuando no la magia le salía a torrentes. No recordaba si mientras él fue estudiante había tenido dificultades, pero todos aprendían a un ritmo distinto. Era algo clave a saber cuándo enseñabas.


Fue Ethan quien hace logro hacer que casi saltara. Con un estruendoso sonido su muñeco se volvió una estructura de piedra negra. Era bastante tosca, pero lo que sorprendió a Apolo fue la magnitud con la que estaba proyectando su magia. Claro, el muñeco ayudaba, pero solo hasta cierto punto. Era la primera vez que veía a alguien dominar su proyección mágica con tanta presteza. Pensó en felicitarlo, pero quizá era muy pronto… Después de todo, aún tenían que pasar su pequeña prueba.


Con Sol y Ethan ocupados con sus propios triptiodomedos, Apolo busco con la mirada a su ultimo alumno, Koseh. Aún no había logrado ningún progreso, y aunque le hubiese gustado darle algo más de tiempo, ver que el sol ya estaba en lo alto le recordó el poco tiempo que tenían de clase. No lo presionaría demasiado, con algo de suerte lograría algún avance sin que lo molestara; no serviría de mucho ayudarlo demasiado, solo entorpecería su proceso de autoaprendizaje.


— Muy bien, parece que ambos ya están logrando manejarlos.


Apolo se volvió a Ethan y a Sol, que parecían compartir impresiones sobre su propio trabajo. ¿Era idea suya o algo estaba pasando entre ellos dos? Aparto ese pensamiento de su cabeza negando con la cabeza, tendría que dejar su curiosidad inquisitiva para otra oportunidad. Con su mano libre le pidió que los acompañara por la playa hasta un punto más o menos alejado de la línea azul que había dibujado al final de la playa, donde su mochila y la pizarra descansaban.


Claro, pedirles fue más fácil que lograr que ellos lo ejecutaran ya que además tenían que llevar sus muñecos con ellos. De alguna forma lograron colocarse en dos enormes círculos, los suficientemente grandes para que tanto sus estudiantes como sus muñecos pudieran maniobrar. Solo por ser, dibujo un tercer circulo a la espera de que el estudiante que faltaba pudiera sumárseles.


— Me alegra que los muñecos les sirvieran. — comentó Apolo fijando su mirada en la pareja frente a él. — Les recomiendo que se relajen y respiren hondo cada tanto, si sienten que empiezan a ahogarse. Es normal cuando uno recién empieza a proyectar, más aun mantenerlos funcionando.


Extendió su brazo en dirección a la playa para mostrárselas, como si no la hubiesen visto aun. En especial quería que se fijaran en la línea que había dibujado.


— Es momento de que realicen una pequeña prueba. Sus muñecos no son tan difíciles de proyectar en un ambiente agradable y tranquilo como en otros escenarios, así que vamos a desafiar su capacidad de reacción.


Saco su varita mágica y levanto una enorme cortina de agua del mar, que empezó a arremolinarse como una cascada autosustentable.


¡Voy a lanzarles tres olas! —

gritó Apolo para hacerse oir entre el murmullo de agua. — La primera es esta, solo deben asegurarse de permanecer completamente secos.


Hizo un amago de lanzárselas, y luego se detuvo al último segundo al ver sus expresiones.


— Jajaja, les daré un momento para prepararse. Esta es la primera ola. La segunda será de arena de playa. La lanzare como si fuera una ola real, y no puede quedar ningún residuo de arena entre sus ropas.


Vio que Sol parecía preocupada por su propio muñeco, que al estar hecho de fuego parecía muy propenso a apagarse. Casi quiso decirle que el fuego mágico que estaba proyectando no se iba a apagar por agua corriente, pero con algo de suerte la ayudaría a enfocarse aún más en la tarea y no se refrenaría.


— ¡La última ola será un torrente de agua mucho más fuerte! — alcanzo a avisarles viendo como ya se estaban preparando. En esa última no importa que se mojen, pero no deben dejar que los arrastre ni a ustedes ni a sus muñecos. — Si salen del círculo, sus triptiodromedos perderán su conexión mágica porque encante las orillas con una línea anti magia.


Ni siquiera se percató si sus alumnos asentían o no, el murmullo del agua se intensifico inconscientemente. No se las iba a poner nada fácil, y nadie jamás había aguantado uno de sus encantamientos rompeolas que lanzaría al final. Por eso había hecho la línea al final, era su cortafuego de seguridad frente a que salieran despedidos. Pero ambos tenían su propia magia y a sus muñecos con ellos haciendo fluir el centro mismo de sus poderes. Quizá se podrían creativos.


— En cinco segundos lanzare la primera, y las siguientes saldrán consecutivamente si logran salvar la anterior. ¿Preparados? Cinco, cuatro… tresdosuno ¡YA!


@@Ethan Lenteric @ @Héctor Weasley D.

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Una ráfaga de viento hizo volar mis cabellos, mientras intentaba mantener la conexión con aquel pequeño ser que seguía provocándome escalofríos, probablemente era por el hecho de verme reflejada en él y saber que tomando en cuenta mi carácter impulsivo se saldría de control a la menor provocación.

 

 

Intenté enfocarme en conectarle más con mi lado racional que con el emocional, aquello me facilitaría más las cosas tomando en cuenta que cuando mi razón reinaba sobre mis sentimientos era mucho más fácil controlarme incluso a mí misma. Aquello me tranquilizo un poco, más aun cuando vi que el viento parecía ganarle terreno al fuego lo cual era señal inequívoca de que estaba tomando el control, lo cual me hizo relajarme y tomar mayor confianza.

 

La voz de Apolo llamó mi atención, gire un poco la cabeza para escucharle con atención, escuchando sus recomendaciones, respiré profundamente mientras sentía como de apoco el lazo se volvía más fuerte, como si el muñeco ahora fuera una extremidad más de cuerpo que pudiera manejar de igual manera y justo esa era la finalidad, fortalecer y proyectar aquella magia interior incluso sin necesidad de una varita de por medio.

 

 

Giré la cabeza hacia el otro lado donde Ethan se encontraba enfrascado en su creación, no podía ser más certera su proyección, grande y fuerte, justo como yo lo veía. Sonreí y solté un suave suspiro volviendo a concentrarme en las nuevas instrucciones. Las cuales no me parecieron sencillas de llevar a cabo, ahora tendríamos que mantener aquel lazo con nuestro nuevo amigo sin importar lo que ocurría a nuestro alrededor.

 

 

Olas…Merlín mi fuego era fácil de apagar con ello, aunque algo me decía que era mucho más complejo, y quizás debía solo por mantener la conexión y aquello bastaría, me frote las manos y mi pequeño nuevo amigo chisporroteo lo cual me hizo recordar que debía mantener mi raciocinio a tope si no quería perder el dominio en él.

 

 

--Tranquilo, estaremos bien…-- dije convencida de que podía entenderme y así fue, pareció volver a dominarle el viento, aquello era mejor aun tomando en cuenta que tendría que evitar que se apagara y que el agua me mojara según las instrucciones.

 

 

Una enorme ola de varios metros de altura se alzó frente a nosotros tras una floritura de la varita de Apolo, haciendo amago de lanzarla sobre nosotros de manera instintiva cerré los ojos, pero de inmediato sus palabras y risa me hicieron volver a abrirlos y mirarle con cierto reproche antes de soltar también una risa nerviosa.

 

 

Una ola, una ola de arena y una tercera torrencial, vaya, resople algo nerviosa, esperaba mucho de nosotros, y obviamente mi orgullo no pensaba dejarse, tenía que demostarme de lo que era capaz y no caer en el intento. Asentí suavemente el torrente de agua que se había alzado en aquella ola hacia un fuerte ruido y apenas escuchaba la voz de nuestro profesor, mire a Ethan nuevamente y respire profundamente llenándome los pulmones por si no podía volver a respirar después, y escuche el conteo….

 

 

No cerré los ojos cuando el numero uno llegó, no podía hacerlo necesitaba concentrarme y no dejar que el agua nos arrastrara, de mismo muñeco extendí la proyección a nuestro alrededor creando una especie de domo de fuego y aire que nos cubría por completo, evitando cualquier contacto con el agua, mis manos temblaban ligeramente por el esfuerzo, y mis cabellos volaban por la fuerza que el fuego y viento ejercían dentro de aquel espacio. Sonreí y me llené de satisfacción al ver como estaba logrando potenciar y controlar mi propia magia, aquello era un buen comienzo, moví los dedos y pequeño amigo dio un giro sobre sí mismo disfrutando de nuestro logro compartido.

 

 

@@Apolo Granger

Editado por Sol Lestrange Black R

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De pronto bostezó, se encontraba cansado de golpe pero... ¿eso a que se debía? Parpadeó un par de veces y se puso de pie antes de escuchar las palabras de Apolo en cuanto al tema del desgaste y era lógico que al proyectar su magia su cuerpo fuera el que lo resintiera, respiró como se lo recomendó el profesor y movió su cuello de un lado a otro tronando los huesos en este. Tronó los huesos de sus dedos y escuchó atentamente la siguiente prueba, el agua delante de ellos lo hizo levantar la vista pero fue la amenaza de dejarla caer sobre ellos que lo colocó alerta ya que ni siquiera había pensado en como protegerse junto con su mole.

 

Tres olas, esa era la prueba y dudaba mucho que fuera fácil a pesar de solo tratarse de arena y agua. Entendía que para ambos elementos la tierra era contendiente sin embargo hasta la piedra más fuerte podía ser arrastrada por la fuerza del agua, ¿realmente estaba preparado para usar de ese modo lo recién aprendido o caería en desgracia?

 

Pasó saliva con dificultad visualizando la estructura que tendría que crear para su protección, según sus planes era la mejor opción hasta en la forma que había elegido y antes de que el conteo del profesor llegase al "tresdosuno" solidificó un cilindro de extremos cerrados en piedra negra que brilló bajo los rayos solares.

 

Dentro de la estructura su muñeco se mantenía rígido con ambas manos sobre la piedra en una especie de "abrazo" protector con Ethan, se podía escuchar el agua correr por fuera y en cuanto esta terminara de escucharse sabía que lo mejor era cambiar de apariencia su protección. Tan solo tendría unos mili segundos pero, ¿que era la vida sin arriesgarse?

 

Sentía que el cilindro era de su propia piel y en cuanto dejó de sentir el agua se arrodilló en la arena junto con su mole para ambos ser protegidos por una coraza que se asemejó a una piedra de río de tamaño inconmensurable incrustada en la orilla de la playa. Pudo percibir que la coraza vibraba, cerró sus ojos y respiró profundamente tratando de calmar su mente. En ese momento comprendió que la proyección de su magia iba ligada a ligarse al elemento y que la oscuridad hacia fuerte y resistente al mismo, dentro del checo no era mala la oscuridad y pensó que esa misma era la causante de su carácter decidido y leal. La fuerza de su instinto se podía ver latente por la oscuridad y con la tierra daba a la luz un conjunto que moría por ser explotado al máximo.

 

La última ola iba a ser la más fuerte de todas, con la segunda había tenido problemas de concentración y el saber que la última vendría a arrasar con ellos lo ponía nervioso. Tan solo un segundo bastó para visualizar la tercer protección en su mente, abrió los ojos y solo dejó una rodilla en piso antes de alzar sus brazos delante de él en un ángulo de 45 grados. Sus dedos pulgares e índices se juntaron por las puntas y crearon un triángulo en donde concentró la proyección, la nueva estructura protectora era una gran espina afilada que apuntaba directamente a la ola y que de igual manera se encontraba incrustada en la playa.

 

Su mole imitó su pose manteniéndose detrás de él pero Ethan podía escuchar que crujía, como si una gran montaña comenzara a desquebrajarse por un terremoto. Volvió a cerrar los ojos y respiró tratando de estar relajado ante la adversidad pero, ¿acaso eso sería suficiente?

 

-Vamos, solo aguantemos un poco más...- Trató de darse ánimos aunque su protección volvía a vibrar de inestabilidad.

 

@@Apolo Granger

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Era momento de seguir adelante, aun me faltaban dos pruebas por pasar, me sentina cansada, mis manos temblaban y sentía como si mis piernas fueran a quebrarse ante tanta presión, no podía bajar la guardia, apena habíamos comenzado, no podía ver que era lo que estaba pasando fuera de mi guarda de fuego, mi pequeño amigo se mantenía junto a mi imitando mi gesto con las palmas de las manos hacia arriba sosteniendo el domo mientras el agua seguía escurriendo por el. Cuando el agua se detuvo, respiré agitada, aquello estaba siendo mucho mas difícil de lo que hubiera pensado, pero no tenia tiempo para descansar sabia que la segunda ola estaba por venir.

 

 

Arena, sin pensarlo baje las manos y el domo de fuego se desvaneció, dejándonos a la intemperie, de inmediato levanté las manos y comencé a girarlas sobre mi cabeza, sin reprimir la fuera que sentía en mi interior, aquella magia era seguramente lo único que mantenía mi cuerpo de pie, mi corazón acelerado retumbaba en mis oídos y una suave punzada se había instalado en mi sien derecha, sentí correr una gota de sudor bajando por mi cuello perdiéndose por mi espina dorsal mientras un torbellino de viento se alzaba en torno a nosotros formando un remolino que giraba a gran velocidad impidiendo que la arena entrara por el, mi amigo me acompañaba en cada uno de mis movimientos como si se tratara de la propia extensión de mi cuerpo, aun con su pequeña estatura, ya que apenas me llegaba a la altura de mi cintura parecía ser una fuente inagotable de magia, de mi propia magia. Sentí mis pies entrenarse en la arena, por la misma fuerza de aquel poderoso tornado mientras de apoco la fuerza de la arena disminuía anunciando la tercer prueba.

 

 

 

--Con lo que me gustaba la playa...-- pensé en voz alta mientras me preparaba para la tercer ola, mi cuerpo parecía estar por colapsar, podía sentir dolor en cada uno de mis músculos probablemente por aquel despliegue de fuerza al que definitivamente no estaban acostumbrados.Mis manos temblaban, y apenas podía controlarlas, no lo lograría. Mi muñeco chisporroteo aquello no era buena señal, empezaba a ganar el sentimiento a mi mente y no era buen momento, respiré profundamente e intente imaginar la forma de sortear aquella ultima y brutal prueba, mi mente estaba en blanco.

 

 

 

--Eres fuego, eres aire, eres magia...--resonó en mi cabeza haciéndome reaccionar apenas una fracción de segundo antes de que el agua de la segunda ola chocara contra nosotros, bajé las manos, apreté los puños y grité mientras caía de rodillas en la arena aferrándome con fuerza sintiendo como el agua me alcanzaba, tal como Apolo lo había dicho,un pequeño muro de fuego se alzo frente a nosotros a escasos centímetros, lo único que importaba era no colapsar y que la corriente no nos arrastrara fuera del circulo mágico --No te desconcentres-- repitió aquella voz lejana en mi cabeza, mientras mi cuerpo agotado daba una y otra vez contra aquella pared de fuego que se había formado frente a mi, fuerte como una roca. Una de mis manos estaba fuertemente aferrada a mi mágico compañero, no iba a perderle, no ahora... El estruendo ceso y sin mas fuerzas me deje vencer cayendo en la húmeda arena, mientras la pared de fuego se desvanecía de golpe y no supe mas de mi, mientras mucha mas magia de la que pensaba crecía en mi interior.

 

 

@Apolo Granger

Editado por Sol Lestrange Black R

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Apolo agito la varita directo hacia Sol y Ethan, refrenándose al último segundo y lanzando la cortina de agua con mucha más lentitud de la que pretendía. Ambos desaparecieron de su visión al traspasar el agua limpiamente y para cuando se estaba preparando para la segunda logro ver como ambos habían resistido su primera ola sin ningún problema.


Frunció ligeramente el ceño, sus escudos proyectados tenían mucha más forma de la que él hubiese sospechado. Pensando que si los tomaba por sorpresa no tendrían tanta suerte la segunda vez, respiro hondo y completo un amplio movimiento del brazo, como si estuviese realizando un latigazo. La arena ondulo como si de agua se tratara y la arena se recogió unos segundos antes de avanzar como una avalancha de granitos. Era una variante del encantamiento repulsor que cumplía el objetivo que se había propuesto.


Tal como la primera, la segunda ola no logro tocar a ambos magos. Más aun de proyectar nuevamente su magia, podían modificar su forma… ¿Qué estaba pasando? Nada de eso estaba teniendo sentido; para la capacidad de experiencia en proyección mágica que ambos tenían ninguno debía de ser capaz de haber mantenido su proyección al primer intento. Apretó los dientes; su última ola no iba a ser ningún juego de niños.


— Poder de los mares, bríndenme su poder — espetó para sí mismo dando una sacudida al mar. — ¡Aqua Volatis!


La porción de mar que tenía más cerca se elevó por el aire despedida como si fuera una serpiente de mar. No tenía forma, pero dio varios giros descontrolados antes de lanzarse directamente contra ambos magos. Los tirones que dio su varita le dejaron claro que su encantamiento se había salido de control, y lo mejor que había logrado era impulsarlo en la dirección deseada antes de que se rompiera.


Ethan fue más listo, en vez de intentar combatir su hechizo lo había desviado para que no lograra empujarlo. Parte de la ola salió despedida hacia el cielo y se separó transformándose en lluvia, que Apolo alcanzo a sufrir pese a estar a una buena distancia. No logro ver a Sol hasta que el caos se detuvo, muchos metros más lejos de lo que debería y cubierta de arena lodosa en todas partes del cuerpo. Su triptiodomedro se había vuelto una vez más un muñeco de madera y se había roto desparramado en todas direcciones.


Apolo se intentó mover, y por el apuro termino de rodillas en la arena, avanzando precariamente en dirección a Sol por el cansancio. Estaba asustado, pero Sol respiraba de manera tan agitada en su somnolencia que cualquier impresión preliminar desapareció de su mente. Solo había sido agua después de todo, pero no había tenido en consideración la cantidad de energía que habían tenido que usar para resistir sus primeros ataques. Sacudió la arena lodosa de una sacudida casi al mismo tiempo que Ethan se acercaba. Su muñeco descansaba dentro del círculo, una vez más en su forma original.


— Lo-lo siento tanto — soltó Apolo cuando vio a Sol parpadear y toser, recuperándose. — No debí haber sido tan intenso. Lo estaban haciendo tan bien y pensé…


No supo cómo terminar la frase, porque fue Ethan quien se preocupó primordialmente de la recuperación de su antigua profesora. No estaba muy seguro de que lo escucharan realmente, y entonces algo hizo click. Había una razón por la que Sol y Ethan, a diferencia de Koseh, habían logrado proyectar su magia de tan buena forma: La razón era que habían participado de la clase juntos, y de alguna forma estaban conectados. Apolo los miro ambos mientras se recobraban poniéndose de pie. ¿Se había perdido de algo?


— Yo… — musitó aun algo confundido, pensando en muchas distintas posibilidades al mismo tiempo. — … creo que ambos lo hicieron excelente. Aprobados, ambos, fue un desplante impresionante.


Quzo disculparse con Sol nuevamente, pero parecía bastante satisfecha consigo mismo por lo que había logrado como para inferirle nada mas; o al menos eso era lo que podido asumir.


— No se sientan tristes por sus muñecos. Solo es madera realmente, las proyecciones se manifiestan físicamente gracias a ellos pero siempre están con ustedes, independiente de la forma que tomen. Siempre que realicen magia recuerden que parte de ella es ustedes, es la mejor lección que pueden recibir de mi parte, y un poco puede llevar a mucho.


Preocupado de que si lanzaban un hechizo mas se desmayarían, Apolo con la suya propia los seco lo mas amablemente que pudo.



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