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Libro de la Sangre 28


Hades Ragnarok
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El caudaloso rio bajaba por la ladera de la montaña. Los arboles se movían jugueteando con el viento. Una que otra rama dejaba caer sus frutos, hojas y semillas al suelo. Aquel seria un viaje interesante y el cainita lo sabía. Observaba la vieja barcaza que descansaba en la orilla del rio mientras esperaba a su nuevo alumno @.

 

Suspiró, ya estaba viejo para aquello. Habían pasado muchas lunas desde que lo habían convertido en vampiro hasta aquel momento. Sucesos, heridas, cicatrices, todo aquello se encontraba en la mente del hijo de la noche, quien dibujo una mueca malvada mientras un brillo de intenso peligro aparecía en sus orbes negros como el abismo.

 

Llevaba en aquella ocasión su túnica negra, la cual solía usar para casi todo, su instrumento mágico entre sus níveos dedos y había procurado invocar la daga del sacrificio la cual descansaba en su mano.

 

Al oír los pasos de alguien simplemente se volteo para mirar a los ojos al aprendiz que acababa de llegar. Lo estudio preguntándose si seria capaz de vincularse con el libro y mas que nada sobrevivir a aquella aterradora experiencias. Muchos lo habían intentado, pocos habían logrado pasar el umbral del conocimiento y no ser destrozados por la magia mas oscura entre todas, dibujo una mueca mostrando los filosos colmillos vampíricos y pasando al lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos

Editado por Hades Ragnarok

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“¿Cómo se puede preparar alguien para lo que no conoce?”

 

El pensamiento exploró su mente en busca de una respuesta mientras los lentos pasos lo llevan por un camino que no ha visto antes, se arrastran entre el medio físico sin importarle nada a su paso guiado solamente por el sonido confuso que hace la corriente del rio, aquel lugar es extraño y al susurrar el viento entre lo más alto de los árboles es como si quisieran perderlo en su naturaleza, desviarlo hasta caer en los colmillos de algo malo, lo que no se sabe es que, es posible que el destino principal del brujo, sea aún peor que lo que en lo más oscuro de aquel lugar se esconde.

 

Su rostro, como siempre, no es capaz de expresar nada más que hastío, aunque la verdad era que lejos está de eso, se le puede ver por el modo en el que los heterocromos se han clavado en el horizonte, deseosos de saciar esa pecadora ambición de conocimiento que al brujo, en más de una ocasión, le ha robado más de lo que pudiera estar permitido. Sin embargo, y como todas esas otras veces, no está dispuesto a dar un paso en falso, no por ahora y es que, a pesar de que es consciente de sus limitaciones, está más convencido de sus habilidades, ¿sería suficiente esta vez? ¿Qué tendría que perder esta vez? La pregunta que más inquieta al muchacho ahora mismo quizá no es esa, sino más bien, que tan dispuesto estaba de entregarlo.

 

La humedad en la orilla del rio es mucho menor y ahora puede sentirlo; el sudor en su frente apenas perlando las entradas poco marcadas de su cabello y el picor de las piernas cansadas que lo han llevado frente aquel mago oscuro ese día. No conoce a aquel brujo a ciencia cierta, más allá de solo saber que él tiene que ser en quien la universidad mágica confió la técnica de enseñar esta magia. Una mueca extraña surcó la cara joven del licántropo, como si se lo pensara demasiado antes de continuar, no ha vivido como tal todo aquello que cuentan dentro de los cuarteles de la OdF, pero cree, que ya ha vivido lo necesario para desconfiar de cualquiera.

 

No ha despegado los pálidos ojos de aquellos filosos colmillos, pero reverencia apenas, solo por cortesía, un movimiento suave que termina en desenfundar su varita de uno de los bolsillos de su túnica negra, la que ha perdido color con el paso del tiempo y su uso, y que se encuentra remendada inclusive.

 

¿Qué puede usted mostrarme hoy, mi señor?-, arrastró sus palabras, a la vez que, como si nada pasara, si no le preocupara, retrocedía un par de pasos del vampiro.

 

“¿Qué tendría que perder esta vez?”-, repitió en su mente.

 

 

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Se mantuvo serio sin decir ni una palabra. Siguió estudiando al Ollivander. Una mueca apareció en el rostro del hijo de la noche mientras intentaba saber si aquella persona frente a él podría salir al menos vivo de todo aquello.

 

Bienvenido –dijo como saludo mientras Garry hacia una pequeña reverencia y comenzaba con las preguntas- espero seas lo suficientemente listo como para no servir como alimento a las alimañas –comento el Ragnarok- debes saber que este libro no es un juego, es muy difícil de vincularse, más aun, por el alto precio que se debe pagar -lo observo a los ojos- no se debe jugar con el liquido vital

 

Sabia pro experiencia que aquel libro muchas veces se aprendía a los golpes o sufriendo los innumerables tormentos que se encontraban en sus páginas. A su mente vivieron las imágenes del pueblo Uzza donde junto a varios de sus compañeros de estudios fueron vinculados con cada uno de los libros para así poder, que recordara la experiencia era otra cosa, aquello era magia Uzza muy avanzada. Esperaba que el chico no tuviera que aprender todo aquello por las malas, era más divertido, de eso no había duda pero era realmente mortal

 

Conservó su instrumento mágico entre sus níveas manos. Observo la daga. Negó con la cabeza, aun no era el momento de jugar con ella por lo que simplemente la mantuvo cerca de él. Se acercó a el Ollivanders para una segundo después hacerle una seña para que lo siguiera una vez que había pasado por su lado colocando la marca de sangre siguió su camino.

 

-si tienes dudas es mejor que aproveches –dijo mientras el hijo de la noche observaba el horizonte y todo lo que tenían a su alrededor. Observaba el horizonte-

 

Siguieron caminando por unos cuantos minutos y metros cuando el Ragnarok noto que había algo extraño en el horizonte, una extraña nube torrencial se acercaba a ellos, una nube de bestias salvajes con filosas garras y colmillos, con ojos saltones, inyectados de sangre y con la única misión de destrozar el pecho de los aprendices, lo cual sucedería si el Ollivander no utilizaba los conocimientos del libro o de los otros cursos que había finalizado ya estaría en peligros y mas que muertos.

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Aunque las palabras del vampiro podrían resultar intimidantes, el brujo no se inmuto siquiera, no por que pasara de largo la advertencia que el mago le hacía, sino que el menor de los Ollivander nunca había conseguido ser muy expresivo, así que no lo es tampoco ahora, aunque de pronto la presencia del vampiro no lo tiene muy cómodo, ¿Qué sería de él a lo largo de las pruebas? Va más que consciente de que aprender de las magias de los libros de hechizos hay un coste, pero alguien como Grelliam, que en realidad vive en la equivocada idea de que no tiene mucho que perder, se aventuraba nuevamente.

 

Siguió a Ragnarok solo cuando lo ha pasado un par de metros de distancia, lo seres noctornos (solo los vampiros en realidad) a Garry lo convierten en alguien aún más desconfiado de lo que ya se ha vuelto y aunque parece distraído al caminar, en la zurda la varita de pino salado está más que preparada para ejecutar encantamientos. Tampoco ha pasado por alto el ademan del brujo al pasar junto a él y el símbolo que aparece tras su toque el cual reconoce de las páginas del libro como la marca de sangre. El resto de las cosas que cree que necesita se guarden en los bolcillos ocultos por un encantamiento que hay en su capa, están más seguros ahí, ya que el muchacho tiene ese mal hábito de perder las cosas con gran facilidad.

 

Los pálidos ojos del brujo se posaron nuevamente en la figura que camina algunos pasos por delante, aunque se entonaron con confusión y es que las palabras de él le descolocan un poco; ¿Dudas al respecto? ¡Claro que las tiene! ¿Cómo es que se da la vinculación con el libro de la sangre? En su último intento, había conseguido la vinculación tras mucho esfuerzo, pero Garry considera que a pesar de ello, se formó de manera natural, por supuesto que las pruebas a las que fueron sometidos ayudaron, pero el mago legendario no se lo va a dejar tan fácil esta ves ¿o sí?. No, por su puesto.

 

Solo una, señor-, no ha detenido sus pasos tras el vampiro aunque claramente son mucho más lentos que los de él, como si en cualquier momento pretendiera detenerse, la mirada sigue fija en la nuca del mago de sangre. ― ¿Por qué me ha puesto la marca?-, soltó aun tranquilo aunque el par de heterocromos destellaron.

 

No ha pasado mucho tiempo desde que han comenzado a caminar y mientras espera por la respuesta del mago puede notar que algo distrae a Ragnarok a la distancia. Él tiene que estirarse un poco más para verlo, aunque el ruido y el vibrar del suelo son cada vez más fuerte, entonces Garry se detuvo al fin con sus extraños ojos bien abiertos esperando poder distinguir lo que tras esa tormenta de tierra y polvo se aproxima. De soslayo dedicó una última mirada breve al mago de sangre, pero su tranquilidad lo previene, esta debe ser una de las pruebas. Con un ademan apuró a sus manos el Anillo de amistad con las bestias que salió tras agitar su capa con fuerza y hacerla a un lado.

 

Pero algo más hay en esas criaturas, puede saberlo en la fiereza con la que se preparan para lanzarse sobre él:

 

¿Y a ti? ¿Te gustan las criaturas?

No, pero tampoco me disgustan

¿Sabes mucho de ellas?

Supongo que se…lo necesario para mantenerme vivo cerca de ellas

 

Garry exhaló largamente, no había tiempo de pensar en Hannity ahora, aunque el recuerdo de su dulce ahijada consigue sosegar su calma.

 

“Salvaguardas mágica”-, pensó como un reflejo, las primeras criaturas se han lanzado con un fuerte rugido sobre él, de no volver intangible al instante seguramente les tuviera ahora colgando del cuello masticándolo hasta romperlo o desangrarse. Rápidamente se giró, sabe que aún quedan la otra mitad de esas criaturas por detrás, pero el siguiente movimiento aun es para al grupo que lo ha atravesado. ―Obedire-, había dejado la marca en ellos luego de que le atravesaran. Sin pensarlo tanto un hechizo más salió de su varita. ―Engorgio-, las criaturas volvieron en dirección contraria, aunque una de ellas pesando y midiendo tres veces más de lo normal.

 

¿Pero qué es esto?-, con la mirada aun puesta en las criaturas que se arremolinan unas sobre otras para atacarles, el muchacho dio un tirón más de su capa y tras ella el amuleto de curación y la daga del sacrificio llegaron hasta sus manos del brujo. Garry sabía que tendría que hacer uso de aquel objeto tarde que temprano, aunque siendo honestos no espera tener que usarla tan pronto. Sin necesidad de dar una orden, las criaturas comenzaron a lucha entre ellas, el licántropo no perdió de vista a ninguna, de tener que hacerlo estaba preparado para hacer uso de ella.

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Para aprovecharse de ti en cuanto le des una oportunidad. ―susurró Candela a espaldas del aprendiz, como respuesta a la primera duda que había tenido respecto del accionar del Ragnarok.

 

¿De dónde había aparecido? Tenía la cabeza alborotada por la repentina aparición y el ambiente tampoco ayudaba mucho, que digamos. Se giró hacia el lugar en donde debiera estar Hades, pero éste había desaparecido de forma repentina. Lo que hizo a la bruja suponer que había algo más en el ambiente que una simple nube de pequeñas bestias salvajes, sedientas de sangre.

 

¿Dónde estaba el profesor? Dudaba de que volviera pronto por lo que, con el orgullo medio herido, decidió que no era prudente dejar allí al chico que había seguido sus pasos, por pocos que fueren, hasta el momento. Así que dio un par de palmas como recompensa por la buena utilización de hechizos del alumno y se acercó, con las manos cruzadas a la espalda.

 

¿Estás seguro de que esa era la única duda que tenías? ―inquirió mientras ladeaba la cabeza y lo observaba con una persistente mirada.― Hemos hecho cambio de planilla docente. Bueno, no, no lo hicimos, pero supongo que podremos averiguar a dónde ha ido Hades, mientras completamos tu formación, ¿te parece?

 

Mas la parte de bestias que no había sido afectada por el Obedire, se dio media vuelta para atacar a la recién llegada. Ésta, sin muchos miramientos, se aplicó un Salvaguarda Mágica, para pasar de ellas y salió corriendo. Con un gesto le dijo a Garry que la siguiese, hasta llegar a un claro, en cuyo centro había atado a un pilar de acero (extraño que fuese de acero) un hombre muy parecido al anterior profesor.

 

― Ah, mira, creo que él nos servirá. ―No, la Triviani no se preguntaría jamás qué hacía un hombre atado allí. Cualquier excusa servía para hacer de mala o enseñar, claro que eso no era más que una excusa― Vamos a practicar un poco, ¿sí? Yo lo ataco y tu misión será protegerlo. ―sonrió, como si fuese la cosa más sencilla del mundo― Sectusempra.

 

El rayo salió de la varita de la bruja, directo al cuerpo maltrecho del mago, indefenso.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Su atención estaba puesta en la lucha que hay entre las extrañas criaturas que han aparecido de pronto, como si de un espectáculo se tratara, había conseguido apenas hechizar a unas cuantas para tenerlas bajo su control, pero ¿de qué iba esto? ¿Habría algo más que hacer con ellas o solo esperar a que terminaran de matarse entre sí? Cual fuera el caso, él les observa con tanto cuidado que casi ha olvidado poner atención al resto de su entorno, es por eso que es incapaz de escuchar el sonido de alguien más apareciéndose cerca de ellos, además de que el ruido que hacen las bestias luchando no es de mucha ayuda.

 

La vista del brujo buscó a la persona que habla a sus espaldas, antes claro de volver en dirección a Ragnarok en busca de algún signo que justificara la presencia de ella en el páramo, pero para su sorpresa, o alivio, el vampiro ya no estaba.

 

Uh…bueno es que…-, el muchacho continúo buscando en su alrededor algún rastro del vampiro, de verdad que le descolocaba más de lo esperado su desaparición, sobre todo no haberlo notado siquiera, quizá alguna criatura lo había atacado sin darse cuenta, tal vez ella se habría desecho de él, su excusa con respecto a la plantilla docente es extraña, ¿era una prueba más tal vez?. Las palmadas que ella le da, le provocan un sobresalto más antes de continuar hablando. ―…No tenía muchas dudas entonces, más bien creo que no estoy consiguiendo entender como formar el vínculo con la magia de este libro-, habló distraído, más atento en observar con curiosidad a la mujer que se dirige a aquella tormenta de criaturas. ―Ah… ¿señora?...

 

Candela Triviani siempre le pareció una mujer…extraña, siendo injusto, la verdad es que poco la conoce, aun así, la inusual presencia de ella no es motivo suficiente para no seguirla a través del camino lleno de criaturas violentas, ante la seña de ella asiente apenas antes de imitarle y siendo intangible, gracias al salvaguarda mágica, sigue sus pasos. Es necesario tenerse que asegurar de que la técnica continúe funcionando hasta encontrarse nuevamente junto a Triviani, y quizá continúe de ese modo hasta convencerse de los motivos que tienen ahí a la directora de Hogwarts.

 

A distancia aún se puede escuchar a las criaturas batallando, un desagradable sonido que rápidamente deja de tener protagonismo en sus pensamientos al toparse frente a ellos con un poste metálico que parte en dos la vista del horizonte, ¿esto es lo que Ragnarok veía antes?

 

Con pasos menos apurados termina de cruzar el tramo que le queda para quedar un par de pasos más por delante de la bruja, los pálidos ojos del muchacho se detienen a observar el cuerpo del hombre amarrado a el poste, reconociendo que solo se trata de una persona ajena. El brujo se remueve ante alguna seña de vida que hace aquella persona amarrada al poste, es casi desagradable de ver, aun así la varita de pino empuñada junto a la daga de sacrificio que había invocado momentos antes se retuercen en su mano izquierda con fuerza.

 

Que Triviani hable de nuevo le causa un sobre salto más, hace una nota mental antes de prestar atención a lo que ella dice; él debe dejar de ser tan paranoico cuando de Candela Triviani se trata, ¿verdad?

 

El licántropo se acerca solo un poco masa aquella persona en el poste, ¿para qué podría servirles? ¿protegerlo? Garry entiende que es una práctica, tal como ella lo ha mencionado, pero la verdad es que poco estaba antojado de hacerse lio, mucho menos lastimarse, por aquel hombre que sinceramente ni siquiera está seguro de que es una persona real. Entonces ¿funcionaría hacer un juramento si él de verdad no tenía la intención de salvar a ese hombre?

 

Esto…creo que tengo dudas ahora…-, en realidad no tiene si quiera tiempo de pensarlo más, Candela ha apuntado al hombre atado al poste y lo que Garry solo consigue hacer es hacerse a si mismo un corte rápido con la daga de sacrificio y luego lanzarla en dirección de aquella persona a la que debe proteger, con algo de suerte (para el hombre, no para él) y buena puntería, la daga también le cortaba y el juramento funcionaría . ―Immolo ad protegendum.

 

Dos largas heridas se abrieron en la piel del brazo del licántropo, el dolor fue inesperado así que con un gemido ahogado se tambaleó sobre sí mismo hasta caer arrodillado como si el rayo de la varita de Candela le hubiera impactado a él. Mientras la sangre sale de su cuerpo, hace un esfuerzo terrible por pensar en una maldición que le impida a Candela lanzar bien algún otro encantamiento en contra de ellos. Del bolsillo de su pantalón apuró el amuleto de curación y lo colgó en su cuello antes de realizar las curaciones que fuera necesarias para cerrar las heridas.

 

Yo pensé que…no funcionaría-, sentado en el suelo sigue revisando porque su brazo aún se siente adolorido cuando ya no hay más heridas abiertas en él. El efecto de la daga de sacrificio lo tiene pensativo, ya había visto un par de veces a Evans hacer uso de este objeto, pero lejos estaba de imaginarse siquiera el tipo de vínculo que se formaba entre los involucrados en el juramento.

 

Casi renegando de sí mismo, se puso de pie nuevamente, caminó en dirección al hombre intacto y recogió del suelo la daga ensangrentada. Garry nunca ha sido un amante de los objetos cortopunzantes, pero cuando sostiene entre sus dedos el objeto mágico una mueca caprichosa remplazó el rostro hastió.

 

Este hombre es muy parecido a Hades, ¿él lo ha dejado aquí?-, moviéndolo con la punta de su varita le echa un mejor vistazo a la persona, no parece estar herido, aunque si se muestra acabado, como si tuviera ya días ahí atado. Entonces recuerda lo que ella había contestado sobre la marca de sangre; ¿aprovecharse de él? ¿para qué?. Se colocó en canclillas junto al hombre en busca de alguna marca como la suya que fuera visible. ― La marca de sangre ¿Cuándo desaparece?-, preguntó a Candela distraído. ―El libro menciona que el mago de sangre que toca a una persona le coloca una marca imborrable en el lugar dónde se ha producido el contacto, pero ¿desaparece luego de la primera orden? Debe ser muy difícil en una batalla conseguir tocar nuevamente a tu oponente.

 

Finalmente se alejó de aquella persona y volvió con Candela, ¿debían sacarlo de ahí? ¿o seguirían practicando con él?

 

 

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Candela se mostró satisfecha ante la rápida reacción del chico, casi casi, que era gratificante ver que sabía qué hacer exactamente. En su paso por la docencia, que no había sido mucho, realmente, se había encontrado con todo tipo de alumnos. Los habían los que se sabían todo, tanto que hacían preguntarse a la Triviani para qué estaban allí en realidad; y estaban los que, asombrosamente, no entendían nada de lo que se les pedía hacer, aún cuando su tarea era recurrir especialmente a los instintos como magos o brujas.

 

― El primer y más grande error que cometen muchos, señor, dudar de su capacidad para realizar hechizos o encantamientos. Si no confías en tu propia magia, ¿cómo esperas aprender verdaderamente? Yo puedo enseñarte cómo usarlos, o explicarte un poco los efectos, pero el resto depende enteramente de ti.

 

Enarboló una vez más su varita, para curar las heridas que tenía el hombre enigma atado en el poste. La pregunta de Garry era la misma que ella se hacía, ¿habría sido, el tipo, dejado allí por Hades? Y, lo más importante, ¿dónde estaba Hades? Probablemente terminasen lo que tenían que hacer en ese lugar sin tener una pista del Ragnarok, pero que no se diga que la gitana no habría intentado recuperar a su profesor.

 

― Depende de qué tipo de batallas lleves a cabo, supongo que es más fácil en una de grupo, pues no importa a quién le hagas la Marca siempre y cuando no sea tu aliado, ¿cierto? Ahora, en un duelo uno vs uno, es un poco más complicado. Sobre todo porque, si tu oponente tiene conocimientos de los poderes de este libro, se pone difícil pues estará siempre preparado. ―respondió la duda, en realidad, como si la estuviera pensando para sí misma.

 

Sin embargo, recordó el suceso de la daga lanzada y fijó los ojos mercurio en los de su alumno.

 

― Por cierto, no era necesario lanzar la daga al tipo. No cuando usas un hechizo de protección de ese tipo. No es como si estuvieras haciendo un Juramento de Sangre. ―se encogió de hombros― Y sí, la marca desaparece luego de la primera orden, tampoco es que sea eterna. ―volvió a contemplar al prisionero― Venga, vamos a sacarlo de aquí.

 

Candela lo liberó con algo de dificultad y lo acostó sobre la rala hierba; cualquiera que la veía, con el porte menudo, enfermizo, no creería jamás que era capaz de echarse al hombro a alguien de la contextura del herido. Se acordó de las heridas de Garry y observó de refilón por si se las había curado al completo, pero no emitió palabra al respecto.

 

― Bueno, parece que tendrás que hacer otra gran demostración. ―sonrió cuando elevó la vista en dirección a lo que hubieron dejado atrás. La tormenta de bestias salvajes se acercaba en la dirección de los tres, sólo era cuestión de segundos el que cayeran despedazados en las garras de aquellos bichos. Y era tarea de Garry, el ayudar a protegerlos. Con lo que podía, con lo que tenía.

 

La Triviani, por su parte, tenía en mano su varita y todos los amuletos y anillos que hubo obtenido con todos los Libros de Hechizos. Nunca se sabía en qué momento el alumno caería y tendría que hacerse cargo, ella, de la situación.

 

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~ Mosquito ~          Ianello 

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"Si no confías en tu propia magia, ¿cómo esperas aprender verdaderamente?"

 

―Comprendo,

 

En realidad hace mucho tiempo que lo tiene claro, entiende que es la confianza que se tiene a si mismo lo que mejor le ha funcionado para aprender otros tipos de magias y que también ha conseguido manipular con más habilidad con tiempo y claro la práctica, pero aprender a realizar encantamientos a la perfección a él siempre le ha costado algo más de trabajo, sin comprender muy bien todo el por qué, si él era como Evans lo describe; tan egocéntrico ¿Por qué dudaba tanto al realizar un encantamiento cuando tenía que proteger o cubrir a alguien más?

 

Hoy no estaba resultando tan diferente, pero lejos de sentirse desconfiado, él cree que solo debe trabajar más para conseguirlo, así como lo ha hecho para conseguir sus otras habilidades mágicas.

 

La respuesta de ella ante las dudas del brujo son claras, aunque luego de escucharlas, más preguntas se amontonan unas tras otras, quizá algunas que parecen repetitivas y otras extrañas de formular, por lo que Garry piensa en que quizá ha pasado de largo temas importantes por estudiar del libro, pues todo este tiempo había estado confundiendo las funciones de la daga como sacrificio o juramento. La aclaración que ella hace al respecto le deja para reflexionar más sobre el uso del objeto mágico.

 

Con paso torpe la sigue nuevamente, de regreso al hombre en el poste, la verdad es que él no alcanza a hacer nada más por esa persona, porque es ella quien se encargaba de desatarlo y curar sus heridas mientras continuaba con explicaciones, por lo que solo se hace a un lado para no estorbar a la profesora, sin problemas ella ha podido con el hombre.

 

Por otro lado, Garry se fija más en lo otro, en lo que Candela dice luego de haber levantado al maltrecho hombre; las criaturas que había hechizado al parecer habían sido derribadas por el resto de alimañas furiosas, o tal vez el encantamiento había terminado, cual fuera el caso, ahí estaban de vuelta, siguiendo el rastro del par de brujos hasta encontrarlos. Se sorprendió de verlos tan cerca de ellos, tenía escaso tiempo para pensar en algo, pero debe ser por su habitual rostro insipido el que no lo deja mostrarse turbado al respecto.

 

Luego de escuchar la última palabra de Triviani se apartó de ellos en dirección a las criaturas, dejándose caer sobre sus rodillas a la vez que necesita apoyarse de nuevo en los bolsillos hechizados de su capa de viaje para invocar, una vez más, aquel objeto, su favorito hasta ahora, que había conseguido desde el primero de los libros de hechizos.

 

Espejo de niebla-, del modo más rápido que puede debe montar, sobre el suelo, entre ellos y las criaturas, el objeto que inmediatamente comenzaría una ilusión colectiva en contra de las criaturas. No perdió más tiempo y mientras les observa disminuir su paso ante aquel estado hipnótico, Garry se ha puesto de pie empuñando nuevamente en una mano su varita y en la otra, aun, la daga.

 

Avis-, la docena de avecillas que salieron disparadas de la punta de su varita hicieron el resto del trabajo, pues al entrar en la ilusión del espejo, las otras criaturas les verían con temor, como si esas doce aves se trataran de bestias inhumanas capaces de acabar con ellas sin problemas.

 

Echó, por encima de su hombro, un vistazo hacia Candela y el cautivo, no espera que desaparezcan tal como ha pasado con el vampiro, pero no estaba por demás solo asegurarse, después de todo, espera que en cuestión de tiempo todas esas criaturas comiencen a retroceder temerosas, intimidadas ante su invocación.

 

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No, era evidente que no había logrado comprender. Quizás sí lo que le había dicho antes acerca de algunos de los poderes del Libro que estaban estudiando, pero había uno básico que no estaba del todo en lo correcto. Candela tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no abandonar a ambos magos -aunque dudaba que fuese un mago lo que les acompañaba- y desaparecer al igual que Hades.

 

Sin embargo y, nuevamente, para que no digan que ella no lo intentó, se apresuró a adelantarse a Garry y colocó un Obsistens. El cerco de materia luminosa actuó de tal manera, que para cuando pensaron que ya eran comida de bestias, éstas habían desaparecido gracias a la invocación de la Triviani.

 

¿Quién te ha dicho que el Espejo Niebla era un buen movimiento en estas situaciones? —cuestionó, aunque suponía que debía explicárselo, si nadie lo había hecho antes.— Es un hechizo que debe ser acompañado con otro que no sea de tu 'nivel'. —hizo las comillas con los dedos, como para restar importancia al hecho de que se refiriese a cosas ilegales. Aunque claro, si ya no existía, no era ilegal.— Además, el hechizo que lo acompañe debe haber sido pronunciado o demostrado ahora, en tu presencia. —tenía ganas de continuar con el regaño, mas debían seguir.

 

Se acercó nuevamente al hombre extraño, pero éste ya había abierto los ojos y observaba a ambos con extrema curiosidad. Candela frunció el ceño y se detuvo, no quería acercarse más de lo que le dictaba su instinto.

 

¿Quién eres? —inquirió al extraño. Pero él ya se había puesto en pie y estiraba las extremidades.— ¿Por qué estabas atado en un poste? ¿Acaso fue Hades... ? —no terminó la pregunta.

 

— Él pasó por aquí. —dijo con una voz ronca— Lo vi, supongo que diría que se arrastraba.... Allá... —señaló a lo lejos, algo que se vislumbraba como la entrada a una cueva, llena de rocas.— Sí, era él...

 

Candela, con un gesto desconfiado, guardó silencio e intentó pensar en cómo sería posible que Hades abandonara a su único alumno y huyera. Además, ¿cómo sabía, aquel hombre, que se trataba del profesor? Apenas lo conocía, pero podía asegurar de que el Ragnarok era todo, menos una persona sociable. Dudaba que conociera más gente que su propia familia.

 

Garry... Ve e investiga la cueva. Yo me quedaré aquí vigi... Cuidando, me quedaré cuidando a este hombre.

 

¿Encontraría algo en ese lugar?

 

 

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Se apartó nuevamente mientras el cerco de materia luminosa se desplegaba entre ellos y las criaturas, al cabo de un instante no había más rastro de ellas. Pero que limpio e útil encantamiento había utilizado ella, ¿le hubiera funcionado para él de usarlo con el espejo? Ahora que Candela menciona los niveles, piensa que entonces debería poder usar los encantamientos de libros de hechizos más avanzados, ¿no? quizá mejor idea era no utilizar el espejo de niebla en un buen tiempo, si en otros casos le habría sido de ayuda para realizar encantamientos más fuertes, hoy resultaba bastante complicado imaginarse su uso.

 

Creí que conseguiría hacer el ataque más fuerte, solo-, contestó sin apuro aunque sospecha que ella realmente le ha dejado de prestar atención. ―Un poco de imaginación suicida supongo…-, una media sonrisa de ironía se dibujó brevemente en el pálido rostro, experimentar con la magia de los libros de hechizos no era una solución entonces… no por ahora.

 

Que el cautivo de pronto aparezca despierto no pone al brujo de mejor ánimo, Candela se ha adelantado de nuevo, esta vez, para cuestionar al individuo. Él no pretende preocuparse de más para poder mantenerse centrado en lo que ha ido a hacer en aquel remoto lugar, pero admite que la repentina desaparición del vampiro y la aparición de aquel hombre es un hecho extraño, y casi, de no ser por la presencia de Triviani ahí, el brujo hubiera pensado que todo esto era parte del plan. Exhaló luego de escuchar a Candela, supone entonces, que no tiene más remedio que continuar con eso.

 

―… Bien-, asintió de nuevo, luego de la instrucción que ella le da y camina en silencio por delante para entrar a la cueva mientras ellos se quedan del otro lado. ―Uh…no me gustan para nada los vampiros

 

La profundidad de la cueva es demasiado oscura, como es de esperarse, él se ilumina al caminar con una luz tenue que sale de su varita, moverse en la penumbra no es un problema, aunque de vez en vez se tropieza con alguna roca que sobresale del suelo, pero él apenas se queja antes de continuar en ese lugar que entre más profundo más incómodo es. Rápidamente la humedad inunda el aire, por lo que Gary piensa que si continúa adelante pronto se encontraría con un cuerpo de agua, alguna corriente que desemboque por ahí cree, pues puede escuchar el fluido golpeando entre las rocas. En cuanto a rastros del vampiro…bueno en realidad ahí no parecía haber señas de Hades, ni siquiera puede encontrar un rastro claro de que alguien hubiera estado dentro de ese lugar, y si lo había, se aseguró de no dejar pista.

 

Está a punto de detener sus pasos y volver con Candela, resignado a que no ha encontrado nada ahí dentro, ¿Qué tal si aquel hombre cautivo ha querido que se separaran? Quizá él era el verdadero Hades, podría resultar serlo ¿no?. Chasqueó la lengua antes de tomar una decisión, sin embargo, ya se ha adentrado varios metros y al fin es que puede verlo, un llano amplio con doble altura, una caída de agua en lo más alto, donde la cueva se abre nuevamente al exterior y la luz se filtra sin problemas. Alguna vegetación pequeña crece también ahí, aunque son arbustos bajos, extraños llenos de lazos espinosos que se enredan en estalactitas o filosas rocas que sobresalen de los muros.

 

Justo del otro lado, puede verse una figura casi amorfa debido a la corriente de agua cayendo sobre ella, sus movimientos son extraños, como si estuviera tomando de sus aguas con gran excitación, no parece darse cuenta de la presencia del licántropo, aunque igualmente Garry no se confía mucho. Con pasos sordos comenzó a rodear la superficie cristalina, que no es onda solo por la bifurcación que lleva al agua a otras direcciones. El anillo detector de enemigos lo alertaba, pero no quería lanzar un encantamiento a esa distancia.

 

Una maldición más salió de su boca, para que al menos, si era Hades quien se encontraba del otro lado, fallara en su primer ataque, aunque le preocupa un poco la marca de sangre que ha dejado el vampiro en él antes de comenzar con la prueba.

 

Sectusempra-, el rayo salió con fuerza una vez que alcanza una mejor posición para atacar, impactando duramente en la figura, asiendo unísono al lamento de dolor que aquel que ahora ha caído al estanque, contaminándolo con su sangre, tiñéndolo rápidamente de un rojo muy oscuro. El gemido del hombre corrió como un eco a lo largo de la cueva, como si diera una alarma que, de a poco, fue silenciado por el ruido del agua cayendo. El brujo maldijo el descuido, pero continúo.

 

De un salto, Garry salió de su “escondite” y se apresuró a buscar entre el agua el cuerpo de aquella persona, cuando al fin lo encontró la sorpresa le dejó la mente en blanco un largo segundo, aquel hombre era idéntico al que acompañaba a Candela afuera, Garry no lo había visto bien, pero…tenía que ser el mismo, incluso las mismas pocas heridas de su cuerpo ahí estaban, entonces ¿Dónde estaba Hades?¿Quién era este hombre y quién estaba con Candela?. Exhaló largamente, con los pálidos ojos observando a su alrededor, sobre todo en la dirección de donde él mismo había llegado, pero solo puede ver el oscuro túnel de donde ni siquiera la luz del exterior es visible.

 

Sobre él el agua de la cascada caía con menos intensidad, como si algo de pronto obstruyera la corriente y bajo sus pies el agonizante hombre aún seguía desangrándose, pidiendo, entre gemidos de angustia, su ayuda.

 

@@Candela Triviani

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