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Cuidado de Criaturas Mágicas


Rory Despard
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Había pasado tanto tiempo de la última clase que había dictado, que al leer la comunicación de la universidad sobre clases en enero, tomé por una broma del día de los inocentes que se indicara tantísimos alumnos en clase.

 

Pero no había sido una broma, y ahora, reclinada sobre el escritorio del aula 12, esperaba por la llegada de cada uno de ellos, a quienes un mensaje había sido enviado dos noches atrás.

 

 

Estimado(a)

Con verdadero placer, envío el presente comunicado para darte la bienvenida a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, la cual comenzará el próximo 5 de enero, en el aula 12 del Ala Este de la Universidad Mágica a las 8:00 am en punto. En la medida que la clase es fundamentalmente práctica, es necesario llevar ropa cómoda y calzado adecuado para trabajo de campo en exteriores, e igualmente implementos como guantes de piel de dragón y otros que garanticen protecciones ante Criaturas Mágicas.

Un saludo fraterno

Atte

Bel Evans McGonagall

 

Tras revisar que todo estaba listo y haber terminado de correr las cortinas de los amplios ventanales, que iluminaron la estancia, llegó la primera persona. Y poco a poco varios más hasta que por fin comprobando la hora, decidí comenzar con la clase.

 

- Muy buenos días a todos. Espero que empezar desde tan temprano la clase no haya sido un inconveniente para ninguno- sonriente, coloqué por detrás del lóbulo de la oreja el único mechón que de forma rebelde había escapado al ajuste del moño alto que sujetaba mi cabello antes de proseguir- mi nombre ya lo conocen, por el mensaje que les envié, pero yo no conozco el nombre de varios de los presentes, así que me gustaría que dijeran no solo su nombre, sino también que les ha motivado a tomar la clase.

 

Tras decir aquello, dándoles la espalda hice un listado en la pizarra:

 

 

- Ocultación de las criaturas mágicas
- Hábitats seguros
- Control y cría de animales

 

- Y de igual manera, de los 3 ítems que acabo de colocar, quisiera que finalizada su presentación señalen el que más les interesa, que de ello dependerá, la zona de trabajo de campo que realicen.

 

La disciplina era tan extensa, y lamentablemente, contábamos con un tiempo tan reducido para la enseñanza, que la mejor solución posible era que fueran los propios alumnos los que decidieran un tema concreto, y no perdieran el tiempo (ni su dinero) en aprender sobre algo que luego podría no servirles.

 

@@heberth portillo, @, @@Mia Black Lestrange, @, @@Darla Potter Black, @@Seba Granger

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Hace unos días había llegado la nota de la confirmación a la clase de Criaturas mágicas que la verdad había pensado cursarla en Diciembre pero por algunas reglas de la academia esta se había movido para un mes mas, esperaba poder ser constante con ella pues el trabajo era mas por esos días.


La mañana del 5 me levanto mas temprano para poder hacer todo lo que necesitaba y salir con tranquilidad hacia la academia, Darla ya me había ganado como otras veces así que salía del baño cuando estaba por entrar, -Malvada no mi esperaste- dije haciendo un puchero y luego besando sus labios, mientras ella salía di una palmadita suave a su trasero para luego darme una ducha rápida.


Nana ya estaba avisada que ese el día el desayuno debía estar listo mucho antes, así que el olor a café, a té, zumos de naranjas y pan recién horneada se mezclaban en la cocina.


Al salir del baño me puse un jeans, camisa mas amplia de lo acostumbrada, y zapatillas cómodas, según la nota que había enviado Bel, parece que nos haría sudar.


Los guantes y otras protecciones que podríamos necesitar ya estaban en el bolso de moke de Darla, así que solo la alcancé en la mesa para desayunar y robarle algunos besos mas.


-¿Como te sientes bebe?- tomé el trozo de pan que me había hecho.



Los minutos habían avanzado mas rápido de lo que hubiera esperado así que nos pusimos algo mas abrigado y salimos a la universidad una vez mas, como cada clase que había cursado en estos últimos años en la compañía de ella.




-Buenos días Bel- saludé a la Evans cuando entraba de la mano de Darla, -¿Como estás? ¿Te Han tirado de la cama?- dije bromeando por la hora de la clase, busqué una silla dejando una libre para mi prometida.


-Buenos días, Soy Seba Granger. Me gustaría conocer mas de ellas, desde ya hace un tiempo que con mi prometida hemos empezado a criar muchas de ellas, pero uno no siempre sabe todo lo que hay que hacerles, además que son muy variadas las criaturas que ya tenemos, y hay otras que también me gustaría cuidar- a la mayoría de los compañeros los conocía, solo había un par de rostros que no conocía del todo, aunque si me había parecido verlos.


-Hay dos de los item que me interesan mas, el hábitat seguro para ellas, y el control y crías, con el tiempo me gustaría dedicarme mucho mas a ellas, y si se puede que se empiecen a reproducir en un buen ambiente- humedecí mis labios y me calle.

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Decir que se había quedado dormido, era una excusa predecible. Aquella inscripción a la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, se le había borrado momentáneamente por varias semanas. Hasta que, una mañana, con café en mano, y después de haber salido a su rutina de trote matutino, vio la nota sobre el escritorio de su habitación. Puso los ojos como platos; debía estar en la Universidad, no ahí plantado.

 

Provisto de sus botas de siete leguas, se dio a la tarea de buscar sus Anteojos Alfa a toda velocidad. En conjunto con dicho calzado, la varita, y el anillo que le permitía acceder a todos los poderes de los libros, eran lo más cercano a equipamiento de seguridad del que disponía. Sumado a ello, portaba un traje de un material sintético, fresco, que le cubría de pies a cuello, con algunos bolsillos a los costados; era tan cómodo, como para que el Black Lestrange osara utilizarlo.

 

Se esfumó de los terrenos familiares, con dirección a la Universidad, no sin antes dejar una breve nota pegada sobre la puerta de la matriarca, indicándole que iban un poquito tarde a la clase que compartirían. Tuvo suerte de correr lo suficientemente rápido para llegar al Aula 12, recordando las indicaciones de la profesora en su nota. Agradeció las propiedades de las botas, que le hicieron colarse sin interrumpir, necesariamente, viéndose como una borrosa mancha, hasta llegar a uno de los pupitres pegados a los ventanales.

 

Escuchó con atención la presentación de Seba, quien además era su colega en Gringotts. Generalmente se encontraban inmersos en sus labores, siendo la primera vez que se encontraban fuera de la Banca Mágica.

 

Buen día. Mi nombre es Eobard Aldrich Black Lestrange. rió por lo bajo, ante lo extenso del nombre. Sólo Aldrich o Eobard, supongo. Mi interés en esta clase, se debe a que, en el pasado, fungí como empleado en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas. A diferencia de mis compañeros, no tenía tanta experiencia con el manejo de entes mágicos, por lo que sentí que no encajaba. Me propuse, como meta personal, llenar ese vacío.

 

Había pasado ya un año desde su partida de la dependencia. No extrañaba mucho aquellas épocas, aunque sí al castaño jovial, burlón, y con más cabello que era entonces.

 

Al igual que Seba, me interesaron dos. La ocultación de las criaturas mágicas, junto con el control y cría. Supongo que podría enfocarme más en lo segundo, ya que recientemente me he dado a la tarea de adquirir algunos especímenes a los que podría darles un mejor cuidado.

 

La eventual llegada de la matriarca Black Lestrange, lo hizo distraerse de sus pensamientos acerca del tráfico ilegal de criaturas del que alguna vez había hablado con Juliette Macnair. Ladeó la cabeza hacia la derecha, señalando un espacio libre, por si la rubia decidía tomar asiento. Se preguntaba quiénes más asistirían al encuentro.

 

¿Viste mi nota? inquirió, saludando a su madre con una suave sonrisa.

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Se había levantado ansiosa en la mañana, Seba aún dormía, y decidió dejarlo aprovechar la hora para descansar un poco más. El agua corría por su cuerpo mientras dejaba que su mente descansara de todas sus preocupaciones. Aunque no podía negar que le venía dando vueltas la carta recibida hacía un par de días sobre el inicio del ciclo lectivo de conocimientos. O quizás pensaba en ella solo para no pensar en otras cosas.

Cuando salía envuelta en una toalla del baño se cruzó con su prometido y una sonrisa tierna se dibujó en sus labios mientras le explicaba el por qué no le había esperado antes de besarlo con ternura.

—Nos reprobarán si no llegamos nunca a la clase amor —río y emitió un gorjeíto cuando él le dio una palmadita en su trasero.

Visto que saldrían al exterior y debían llevar ropa cómoda la Potter Black optó por sus clásicos borcegos, un jean cargo negro elastizado y una remera de mangas largas negras cuyos puños y cintura estaban bordados en plateado y rojo. Hacía años que no utilizaba esa prenda, la cual no se veía desgastada ni nada, pero por algún motivo siempre había evitado usarla, sin embargo ese día sintió que era una de las más cómodas que podía usar.

Se miró al espejo antes de ir a desayunar, la trenza con la cual había recogido su cabello estaba bien. Podría haber optado por utilizar metamorfomagia para llevarlo corto, seguro que siempre era más práctico, pero seguía gustándole más cuando estaba largo.

Nana había preparado todo para el desayuno, dejándolo en la mesa del comedor de su departamento sobre el local y la Potter Black se encargó de untar con mantequilla y dulce algunos de los panes recién horneados. Dio un nuevo beso a Seba cuando se sentó con ella a desayunar. Ya había dejado su mochila con el bolso de piel de moke y todos los objetos mágicos en él, incluyendo los dos pares de guantes de piel de dragón.

—Bien amor, esperando que nos depara esta nueva clase, espero que el mes nos resulte fácil —ambos habían esperado poder cursar en diciembre, como otros años, pero la Universidad había vuelto a dar el receso de Navidad y enero era un mes que les llevaría algo más de tiempo pero no creían les hiciera imposible cursar.

Cuando hubieron terminado de desayunar, acompañó a Seba por los abrigos, ella tenía una parka negra con un escudo bordado el cual quedó algo oculto bajo la trenza que echó sobre él hacia un lado. Se dejó guiar por el mago mientras se desaparecían tras despedirse de los elfos, no daban ganas de caminar con el frío matinal, las primeras nevadas ya se hacían sentir en Londres.

Al llegar a la Universidad, tras cruzar varios pasillos no fue difícil dar con el salón número doce. En él, ampliamente iluminado, los esperaba Bel Evans McGonagall, la profesora que les impartiría la clase. Su mente seguía barruntando, tratando de recordarla de sus días en aquella mansión, muy atrás habían quedado en realidad. Saludó a la bruja y ocupó el lugar que le había guardado a su lado su prometido.

Tras que Bel hablara pidiéndoles que se presentaran, se distrajo observando las palabras que había escrito la profesora en el pizarrón, por eso, tras la presentación de su prometido, el siguiente fue Eobard, quién no sabía cuándo había llegado, aunque sí había sentido su presencia en un instante al entrar, como un viento apagado. Aprovechó el vacío tras su presentación y el sonido de la llegada de la madre del joven para presentarse.

—Soy Darla Potter Black y como dijo mi prometido, en nuestro hogar hemos tratado de hacer lo mejor para nuestras mascotas y que su hábitat sea seguro y adecuado. Al igual que a él me interesa el control y cría, siempre he tenido en mente el tema de la reproducción de ellos, tenemos muchas parejas. Y obvio, si bien tenemos el mejor hábitat que hemos podido crear, nunca está de más profundizar en el tema de los hábitats seguros. ¿Supongo que la ocultación es a los muggles verdad? Salvo que salga a volar con algún hipogrifo creo que no nos enfrentamos a esa necesidad —hizo un gesto pensativo —es una pena que el tiempo no dé para dar todo —comentó antes de ceder la palabra al siguiente en presentarse.

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Haciéndome un lado y reclinada nuevamente en el borde del escritorio, para dejar que ellos fueran el centro de atención de cada uno de sus compañeros, y de mí misma al momento de sus presentaciones, me crucé de brazos para escuchar a Seba, quien valientemente fue el primero en presentarse. Había llegado a la clase de la mano de Darla, mostrando una vez más lo unidos que eran, e incluso mientras hablaba de sus motivaciones la referencia a ella fue inmediata. Tomando la pequeña agenda que había dejado sobre el escritorio y un bolígrafo (¡viva la simpleza muggle con los artículos de oficina!) hice una anotación respecto a lo que decía.

 

En su caso, más que un interés profesional, era un tema personal de cuidado de sus mascotas el que le traía a la clase, y como había supuesto al escucharlo, y corroboré luego al escucharla en boca de ella, Darla venía por las mismas razones. Darla, además, con la soltura que le caracterizaba y tan segura de mí misma (era imposible no distraerse con el perfecto amarre y cuidado con que llevaba su cabello atado en una trenza) supo dar más detalles que Seba, lo cual agradecí.

 

"Cuidado de mascotas", "Reproducción de ejemplares en cautiverio", "hábitat controlado y doméstico", repasé mentalmente cuando terminé de leer los apuntes de la libreta.

 

Entremedio de la presentación de la pareja, un muchacho que recordaba vagamente por una cena navideña ministerial hace ya un par de años, hizo su presentación. Como todo lo que tenía que ver con el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, escuchar que él había sido empleado allí llamó de inmediato mi atención. Era poco usual que alguien se interesara por tomar un conocimiento, únicamente con el fin de "conocer un poco más", así que tomé nota de ese pequeño dato, e hice lo mismo luego anotando en cual de las tres áreas para ver en campo tenía interés.

 

Sí, la ocultación tiene que ver con los muggles— repliqué a las palabras de Darla intentando concentrarme en ella, y no en la rubia que Eobard tenía al lado, alguien con quien había sido más o menos cercana en el pasado y que en esos momentos compartía una charla en susurros con él, sin animarse a presentarse todavía — no es el caso de ustedes tres, pero acuden a la clase muchos funcionarios ministeriales para quienes este tema resulta fundamental en sus trabajos, por eso es que lo he incluido. De todos modos, apenas la mitad de los inscritos se ha presentado, así que quien sabe, quizá en la otra mitad encontremos a alguien con ese interés.

 

Descontando a Mia, los otros dos nombres que figuraban eran los de Heberth, un muchacho estupendo a quien había tenido oportunidad de conocer en el Cuartel auror, y la otra era Hannity, mi amadísima ahijada, pero ninguno había aparecido en el salón todavía, lo cual me tenía preocupada. ¿Habrían tenido algún contratiempo?

 

La idea de que podría haber sido mejor pasar por ella a la Heredad Ollivander, me revolvió en la mente.

 

Entonces ¿quién se anima a hacer la próxima presentación?

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Había recibido la nota de Bel, sabía que tenía que presentarse en cuestión de minutos dentro de los terrenos de la Universidad Mágica. Sin embargo, lamentablemente para su mala suerte tendría que acudir primero al Banco a solucionar algunos pequeños conflictos surgidos entre los duendes y warlocks, ¿sería que su tiempo como directiva estaba contado? No lo tenía del todo claro, pero cada día le pesaba más resolver esas pequeñas controversias.

 

Soltando un bufido, al recordar que debía vestir algo más cómodo, por no llamarlo ropa de trabajo muggle se dispuso a usar unos jeans y unas botas negra que cubrían gran parte de sus piernas, mientras que sus brazos cubiertos por un simple suéter y unos guantes guardados dentro de un pequeño bolso, en el que guardó el anillo que utilizaría más tarde, en donde se encontraban vinculados cada una de los conocimientos adquiridos en los Libros de Hechizos.

 

Finalmente, para recobrar un poco de su estilo, se colocó una capa de viaje negra que le regreso un poco de formalidad, al cubrir su vestimenta y su rubia melena amarrada en una sencilla coleta. Mirándose por última vez en el espejo, negó lentamente porque no se sentía a gusto y eso era obvio por su ceño fruncido, el cual se relajó un poco al leer la nota que Eobard le había dejado con una de sus elfinas domésticas.

 

—No creo llegar el día de hoy, así que si viene León dile que estoy en la universidad. —pidió a la elfina antes de desaparecer envuelta en una voluta de humo negro.

 

Una vez en el Banco, se dedicó por algunos minutos a redactar el oficio que debía resolver el pequeño problema suscitado aquella mañana y siendo poco más de las 8, salió de su oficina, consciente de que iba tarde y aunque no quisiera, iba a llegar más tarde de lo que pensaba. Siendo la primera vez en mucho tiempo que fallaría a su habito de llegar siempre temprano.

 

En cuanto sus pies pisaron por medio del Portal Fulgura Nox, los terreno de la institución de educación mágica comenzó a caminar lo más rápido posible y llegó hasta el salón, en donde Bel se encontraba presentándose y sin más, ingresó y al observar el sitio vacío a lado de su hijo, se sentó y escuchó con atención cada una de las presentaciones, comenzando con la de la profesora y concluyendo con la de su hijo.

 

Sí, conocía al menos a tres de los presentes, a Darla por tratarse de una compañera de bando, mientras que a Bel porque en otro tiempo había sido una amiga y confidente cercana, que le abrió las puertas de su casa cuando más lo necesito y aunque había pasado mucho tiempo desde esa última vez, la matriarca Black Lestrange, guardaba recuerdos agradables y en cuanto a su hijo, conocía casi toda la información dada, y Seba, sabía de su existencia pero poco había hablado con él, así que quizás sería un buen momento para conocerlo.

 

—Mia Black Lestrange, pero pueden decirme simplemente Mia —comenzó su presentación con tranquilidad—. Directora del Banco Mágico de Gringotts y estoy aquí siendo completamente honesta, porque tengo muchísimas criaturas y las adquirí en su momento por la belleza de las mismas o el incremento a mi poder que me daban en el Ministerio de Magia, pero poco o nada sé de ellas y nunca es tarde para aprender.

 

Reconocer que solo las adquirió por prestigio o belleza, no le daba pena, al contrario la hacía ser un poco más humana y normal a los ojos de los demás, rasgos que no le molestaba en absoluto reflejar, aunque no fuese usual en ella, porque siempre solía tener perfectamente todo bien controlado. Sin embargo, las únicas criaturas con las que sí tenía esa conexión eran las que usaban el lenguaje de las serpientes, por su habilidad de hablante de pársel.

 

—Me interesa el ocultamiento y la cría y reproducción de criaturas mágicas. Las dos áreas, son interesantes. —añadió con un dejo de aburrimiento, intentando interesarse realmente por la clase.

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La espera para comenzar la clase de Cuidado de las criaturas Mágicas habría sido muy larga pero de igual manera era entendible que la inscripción de diciembre no era la mejor ya que como toda universidad era de esperar que salieran a vacaciones; de igual manera el tiempo había pasado rápido y ya me habían llegado la notificación sobre el inicio de las clases, que de cierta manera me alegro el dia, asi que para el día siguiente prepare todo y avise a mi elfina para que me alistara el desayuno.

 

Por cuestiones laborales la noche antes de las clases había tenido que trabajar hasta tarde así que al sonar el despertador lo apague y seguí durmiendo unos minutitos más, pero al hacer esto lo que hice fue quedarme dormido otra vez; cuando sentí que me llamaba mi elfina di un salto de la cama, - Pero que hora es - dije asustado - por que no me levantaste antes Bela - le dije con voz de prisa.

 

Entre al baño y fue tan solo cuestiones de segundos cuando ya me estaba vistiendo, el jean oscuro, la camiseta blanca y la chaqueta que casi siempre usaba y que siempre tenía el olor al perfume que de por si me caracterizaba, baje las escaleras de la mansión corriendo aunque no estaba permitido hacerlo pero era cuestión de afán, tome el café y dos panes y salí de la mansión en dirección a la universidad.

 

Al llegar comencé a buscar el Aula y al encontrarla pude ver que ya habían varios magos y brujas en el lugar, Bel estaba sentada en su escritorio - Buenos días para todos - dije con gran pena por haber llegado un poco tarde; cuando me senté en uno de los puestos que estaba en el lateral derecho desocupado, comenzaron las presentaciones; el grupo con el que me había tocado estudiar eran magos y brujas que en ciertas ocasiones había visto por el callejón y por otros lados.

 

Ya solo faltaban dos por dar la presentacion, asi que me levanté, - Buenos días a todos nuevamente - dije esta vez más tranquilo y con menos pena - Mi nombre es Heberth Portillo Delacour Rambaldi, me llamaba la atención todo sobre las criaturas mágicas y realmente he tenido la posibilidad de conocer unas cuantas, claro que no son peligrosas, así que me gustaria aprender mas de ellas; sobre los temas que están escritos en la pizarra el que más me llama la atención es el de Control y Cría - termine de decir esto y me senté nuevamente.

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Aquél día había comenzado bastante temprano en la heredad, si bien no era amante de despertar temprano, aquel día lo ameritaba, puesto que un par de noches antes había llegado una nota en la que se me daba por enterado que la clase de Cuidado de Criaturas en la universidad comenzarían y la profesora era nada más y nada menos que Bel Evans, mi queridísima madrina.

 

Así que ese día la rubia se había levantado temprano, duchado y cambiado, la nota decía que llevara ropa cómoda ya que sería trabajo de campo, así que no dudo en ponerse unos jeans, tenis de tacón y sobre la blusa una chamarra de piel de dragón, en una pequeña bolsa su varita y todo lo que pudiera resultar útil para la clase.

 

Había tenido bastante tiempo para llegar temprano a la clase, de hecho, Bernadette había preparado el desayuno justo cuando bajo, pero ella solo tomó una tostada y le dió un par de sorbos al zumo y salió, era la hora perfecta para lograr ver el amanecer desde lo alto de la heredad.

 

Sin embargo, después de eso le daba muy buen tiempo de llegar a la clase, pero Hannity no era alguien normal en cuanto a sus tiempos y sus pensamientos, así que llegó un poco retrasada a la clase, al entrar vio a su madrina y le sonrió tímidamente, ni quería que ella pensará que ella se creía con beneficios por ser la ahijada de la profesora, así que entró sin hacer ruido mientras decía en voz poco audible -disculpen el retraso- al parecer la mayoría de sus compañeros ya se habían presentado y uno de ellos estaba en eso, cuando se dió cuenta de que era su sobrino Herbert, le daba gusto ver a alguien conocido en la clase, además de la que fuera su profesora en Hogwarts.

 

Llegó su turno de presentarse y aún un poco colorada por el nerviosismo, habló de forma serena y tranquila -Buen día a todos, mi nombre es Hannity Rambaldi Ollivander- hizo una pausa, puesto que nunca se había detenido a pensar que era lo que quería aprender de aquella clase, ni para qué le serviría, así que vió la pizarra y las tres cosas escritas allí dos de ellas llamaban su atención. - A mí me gustaría conocer más acerca del ocultamiento de las criaturas mágicas y el control y la cría de animales

 

Posteriormente con la delicadeza que la caracterizaba tomó asiento, entrelazó sus manos evitando un temblor en ellas y espero alguna indicación nueva.

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Mia se puso de pie para iniciar su presentación. Su figura grácil permanecía tal cual a la de mis recuerdos, desenvolviéndose con la misma belleza, la misma elegancia, y también ese característico egocentrismo suyo que hacía sentir todo menos importante comparado con ella. Sin un ápice de empacho en declarar por qué razones poseía tantas criaturas, conociendo en realidad tan poco de su crianza, o de los mecanismos para ocultarlos, respondidas las preguntas volvió a tomar asiento junto a Eobard.


No podía negar que esa atracción cuasi magnética que me producía seguía presente.


Solo desvié la mirada de ella en cuanto Heberth primero, y Hann apenas segundos después ingresaron al salón. El alivio que sentí al verlos en el aula era indescriptible, pero echando la cabeza ligeramente hacia atrás, emití un suspiro bajo. Dejé que ellos acomodaran las cosas en sus respectivos asientos, y tras una señal afirmativa, las presentaciones continuaron. Apunté someramente las declaraciones escuetas de Heberth, y luego, tras sonreír a Hann que traía la punta de las orejas enrojecidas (¿por qué es que estaba tan avergonzada?) anoté sus dos intereses, que coincidían con los señalados por Mia y Eobard.


Muchas gracias a todos por tomarse estos minutos para presentarse a los demás, y escuchar también a los otros. Me alegra mucho haber podido escuchar de ustedes mismos las razones que los llevaron hasta aquí. Y bien, creo que ya estuvo bueno de charlas estáticas ¿listos para salir de estas cuatro paredes?


Tomé mi varita, que había dejado sobre el escritorio, y con una suave floritura elevé las pequeñas figuras, cada una con un animal mágico diferente, y las deposité en los pupitres de cada uno de los presentes. El brillo azulado que emitían revelaba que no eran otra cosa más que trasladores.


Había llegado la hora de partir, pero cada quien lo haría en un espacio diferente.


Seba y Darla— acercándome a ambos tendí hacia ellos un pequeño rollo de pergamino atado en una cinta— he aquí el permiso para que visiten dos lugares: La isla de Drear, hogar de los quintaped y la Reserva de Snidget Modesty Rabnott. Tengo la certeza de que ambos conocen estos lugares, muy famosos por ser hábitats seguros ¿pero operan bajo las mismas circunstancias? ¿O es que los cuidados son diferenciados e incluso las razones de creación de ambos sitios lo son? Quisiera que vayan con estas preguntas en mente, y dentro de dos días, cuando nos volvamos a ver aquí, hayan conseguido aprender lo suficiente para exponer a sus demás compañeros lo aprendido. Un personal de las reservas los acompañará en cada caso.


Confiaba en que ambos lo harían estupendo, aun si yo personalmente no los acompañaba. De igual forma sabía que tanto Meows como Rats, el apodo de los guardaparques más antiguos de ambas reservas, sabrían guiarlos de forma estupenda, después de todo, los dos habían sido grandes soportes en los tiempos en que me desempeñaba como Directora del Departamento de Regulación y control de Criaturas Mágicas.


Espero que no vayan a creer que le estoy regalando a Seba y Darla unas vacaciones en pareja adelantadas ¿eh?— sonriente dirigí la vista hacia los demás chicos de la clase antes de agregar socarronamente— aunque San Valentín ya está a la vuelta de la esquina.


Guiñándole un ojo a la parejita, esta vez caminé en dirección opuesta hacia donde Mia, Eobard, Heb y Hann se encontraban.


Ahora para el caso de ustedes, mencionaron el tema del ocultamiento así como la cría y reproducción de animales. Bueno, Heberth solo se refirió a la cría, pero te incluyo aquí porque en general se necesitarán más manos en este caso. Igual y nuestra primera parada es más bien de memorias. Entonces si me dan un minuto...— tomando el morral, me lo coloqué cruzado sobre el pecho y tras ajustar la varita al cinto acerqué mi mano a mi propia figura de arcilla, un bowtruckle— ¡a nuestra siguiente parada: Pudding Lane!


¿Sabría alguno de los cuatro la historia que aquel lugar encerraba? Estaba por averiguarlo.

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No sabía muy bien por que lo había echo pero había sido el primero en presentarme, no era de ser así al contrario si podía pasar desapercibido eso era mucho mejor, supongo que por lo mismo a veces me sentía un simple fantasma que con suerte alguna vez me había conocido mi mamá.


Guardé silencio para escuchar a mis compañeros de clase, además que varios de ellos compañeros ya de trabajo, otros alguna vez de bando pero eso ya era una historia pasada, solo debía ver hacía delante y lo que se venía en mi vida, en el momento preciso pasarla bien en la clase de Bel, y por que no tratar de ser un aporte.


Las presentaciones habían sido rápidas y concisas, Eobard había seguido a la mía, luego mi novia, y mi jefa en el banco. Finalmente tomarían sus turnos Heberth y Hannity, para que Bel tomara la palabra una vez mas, como ya había hecho entremedio de las presentación del Black Lestrange y Darla.


Parece que nuestro tiempo en el aula sería solo de aquellos minutos, pues Bel ya nos estaba enseñando lo que serían los trasladores y a la vez dando nuestras primeras tareas, no puede evitar no sonreír al darme cuenta que podría trabajar con Darla, tal vez ella hubiera compartir con los otros, pero al menos yo sabría que estaría bien.


Tomé el pergamino que nos extendía Bel, los nombres de los lugares me sonaban un poco pero no estaba del todo seguro, supongo que era un buen momento para recorrerlos si alguna vez no lo había hecho, saque una lapicera y libreta donde anote las preguntas que necesitábamos, creo que esa manía me había quedado de muchos años siendo auror, y jefe de aquella oficina.


-No, jamás creeríamos eso- señale bromeando a Bel, sobre las vacaciones, -Nos vemos en dos días mas entonces- me despedí de Bel, esperando Darla estuviera de acuerdo de partir.

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