Jump to content

Meraki Moon (MM B: 112395)


Ethan Lenteric
 Compartir

Publicaciones recomendadas

A lo mejor Maida se había vuelto más aprehensiva desde el cambio de cargos en el Ministerio de Magia, o a lo mejor recordaba sólo cosas puntuales de su amistad con Alexander, pero algo en las cosas que decía la hicieron saber que se estaba sonrojando, aún más cuando le tomó la mano y juntos descubrieron el acceso a la playa que estaba detrás del portón azul. Aquel azul profundo la alertó, no estaban en Italia, ¿o si? No podía volver a esos lados, sus ojos bailaron buscando su respuesta en algún letrero o algo, y para su tranquilidad se supo aún lejos de aquel país del que tanto rehuía. Intentó disimular su reacción con Alexander, y le sonrió tomando una de las copas en sus manos. El líquido rojo olía dulce, pegó sus labios a la copa, sin embargo, no bebió.

 

Relajarme, si claro ...suena tentador, aunque no lo he hecho en mucho tiempo —comentó sin dar mayor detalles de la guerra que aún no estallaba del todo—. No quiero que vuelvas a irte de Londres, está claro que las aventuras en el extranjero no te han tratado de lo mejor, Alex y lo lamento —casi como si la frase continuara en sus dedos, alzó la mano libre y se permitió acariciar una de sus nuevas cicatrices en el rostro—, creo que tengo algunas pociones que podrían ayudarlo con eso.

 

La joven Yaxley se adelantó en el camino del restaurante e investigó, quizá era demasiado temprano y por eso no había tanta gente ahí. La decoración era exquisita y bastante lejana a la que ella estaba acostumbrada, tanta pulcritud le hacían creer que su túnica era un harapo maloliente. Se giró sobre sus talones para volver a interactuar con su antiguo compañero de clases, aunque lo podía recordar, peleando —sin saberlo— contra Nox por el título del chico más popular de séptimo año. ¿Qué sería de aquel otro? Había sido el carácter afable del Lockhart lo que le había hecho acercarse a él, junto con Thalia y Galery, ¿tanto tiempo había pasado ya de aquello? Suspiró, incluso se habían ido de viaje a América todos juntos, que buenos tiempos.

 

Caminemos un poco, las playas de esta parte del mundo son buenas para guardar secretos —comentó sonriente y bebió un poco del licor haciendo un gesto raro—, o eso era lo que solía decir mi padre cuando era niña.

 

Dejó la copa en una mesa un segundo y se ató el cabello en un moño a mitad de altura, volvió a tomar el licor y decidió que había sido suficiente, la abandonó. Salió casi corriendo hasta llegar al borde de la playa y dejó que la brisa del mar le hiciera olvidar por un segundo, todo el lío en Inglaterra.

@@Alexander Fox

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Aunque a Alexander le gustaba admirar el hermoso escenario que tenía en frente apenas escuchó la voz de su amiga se giró para verle con atención, sonrió con suavidad para considerar que probablemente Maida no había tomado un descanso en mucho tiempo, más de lo que ella podría estar diciendo o pensando, ella era muy trabajadora y se dejaba llevar muy fácil o eso era lo que el pelirrojo pensaba.

 

- Si, quizás me gustaría que fuera menos visible el hecho que el viaje… no me sentó bien – dijo lo último pensando en una palabra que no fuera escandalosa, aunque la realidad es que llegó a pensar que no regresaría, todavía podía sentir la oscuridad sobre su espalda – Considero que merecemos relajarnos, en especial usted, trabaja mucho… y siempre está preocupada por otros, como si fuera un ángel guardián – agregó con tranquilidad para permitirse alejarse y revisar todo el lugar que los rodeaba.

 

En ese momento fue que comenzó a preguntarse donde se encontraban, no estaba seguro, pero el espacio era tan hermoso que perdió importancia para él hacerse preguntas que no podría responder con facilidad, así que sin más dio un trago largo a su bebida para seguir inspeccionando.

 

-Entonces estamos en el lugar perfecto – respondió ante las palabras de su amiga, aunque le causó cierta curiosidad la mención de su padre, ya que, le daba curiosidad saber cómo había llegado a esa conclusión – ¿Eh? Maida – la llamó al percatarse que se estaba alejando muy rápido, le causó gracia verle de esa forma, así que solo terminó su copa para perseguirla, y cuando se detuvo cerca una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.

 

Con suma tranquilidad se colocó detrás de ella y de forma inesperada la cargó suavemente como si fuera una princesa para comenzar a caminar por la arena de la playa – Mmm… ¿El agua estará muy fría? – preguntó bromeando jamás se atrevería a lanzarla en el agua de forma brusca, pero podría bromar con ello. Se seguía moviendo con su típica tranquilidad, hasta que se detuvo para admirarlo todo. -Por estos momentos es que estoy feliz de estar aquí- mencionó con una sonrisa divertida.

 

@

Editado por Alexander Fox

dJAKPqN.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Alexander era el último eslabón que la unía con sus inicios en las tierras inglesas, nadie más sabía cómo había llegado a Hogwarts, o cómo había cambiado con el paso del tiempo, quizá por eso es que sentía tanta afinidad y confianza con el pelirrojo eternamente despeinado. Sus palabras siempre la habían hecho sentir poco merecedora de tal afecto, ella jamás se consideraría el ángel guardián de nadie, es más, utilizar la varita era siempre el último recurso de su lista.

 

Miraba el mar infinito mezclarse con el horizonte y decidió quedarse hasta el atardecer, hacia mucho que no se tomaba el tiempo para apreciar esos detalles, estaba demasiado metida en rumas de papeles, Alexander tenía razón. Aunque claro, la paz le duró poco, pronto se vio en los brazos de él ahogando un grito y aferrándose como pudo a su cuello, escondiendo el rostro en su pecho. Quiso esperar los segundos de tortura en esa posición, hasta que escuchó su voz, y en esa voz la amenaza susurrante de lanzar al agua y despegó la cara de su torso.

 

No, no por favor —suplicó moviendo las piernas hacia arriba y abajo, se calmó un poco al ver su sonrisa y supo que él no sería capaz de empaparla tan toscamente. Era raro tenerlo así y en esa situación, quería preguntarle cosas acerca de su viaje, de esos meses de ausencia pero no lograba reunir el coraje suficiente para hacerlo— ¿Qué momentos? ¿Volvió única y exclusivamente para levantarme en volandas? —preguntó divertida mientras seguía la mirada del Lockhart hacia la playa.

 

Si, sin duda alguna era momento de distraerse y pensar en Inglaterra, lo haría mañana.

 

¿Cree que si nos quedamos aquí toda la noche sería demasiado caro? —preguntó inquieta— Hace un momento tuve la idea de ver el atardecer, pero ahora mismo, se me antoja también ver el amanecer.

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una sonrisa divertida se creó en su rostro al sentir como se aferraba a su cuello, parecía temerosa de que pudiera cumplir con su palabra de lanzarla al agua o que sin querer la dejara caer, eso jamás pasaría, aunque Alexander pudiera disfrutar de algunas bromas pesadas sabía cuándo y cómo hacerla para poderse divertir sin tener que pasar un mal momento, además sentía que su amiga no merecía ser víctima de sus pequeñas ideas malvadas.

 

-Jajaja Mmm… ¿quizás? – Respondió divertido mientras bajaba los brazos como si la fuera a dejar caer para volver a levantarla y tomarla con más fuerza, la joven era tan liviana que el pelirrojo podía moverla con mucha facilidad - Volví para poder disfrutar de la compañía de mis seres queridos, para poder sentir esta tranquilidad que en estos momentos nos rodea y permitirme apreciarla como se lo merece – agregó para sonreír con su típica tranquilidad.

 

-No lo creo… - respondió para quitar su inquietud – además no importaría, valdría la pena ver ese espectáculo y más en su compañía – agregó con dulzura, en su pensar los limites estaban para romperse en especial cuando dejarían un buen recuerdo. En ese momento Alexander decidió dejarle bajar, teniendo cuidado de no lastimarla, aunque se percató que ya la orilla le llegaría a la punta de sus pies, se había estado adentrando al mar que podría sentir el frescor del agua fácilmente.

 

En ese momento decidió que sería buena idea quitarse sus zapatos, cosa que hizo fácilmente para dejarlo en la arena y comenzar a caminar descalzo, era una sensación muy relajante, tenía años que no se permitía ese escenario, es más, no recordaba a ver podido disfrutar del mar la última vez que.

 

- Vamos Señorita Maida caminemos un poco más – le comentó con mucha tranquilidad para invitarla a tomar su mano y seguir por la arena – Sabe… En realidad estuve un tiempo en donde no podía ver el amanecer, la noche se volvió mi única aliada y mi compañera… era ciertamente agradable, pero… extrañaba ver esos colores anaranjados y la calidez del sol – comentó distraídamente recordando como los callejones oscuros habían sido varias veces iluminados por la luna, dandole la oportunidad de ir más rápido.

 

-Así que considero que vale la pena darnos este gusto y cualquier otro que podría ocurrirse... quizás la proxima podamos ir a volar con nuestras escobas – finalizó su con una sonrisa en los labios.

 

@

dJAKPqN.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La bruja cerraba los ojos cada vez que Alexander intentaba "echarla" al mar, y luego volvía a pegarla a su pecho, frunció el ceño cuando notó que todo aquello era una broma. Con lo delgada que estaba en los últimos meses, la mecía como si fuera una bolsita vacía, y ella intentaba agarrarse lo suficiente para no caerse de propia cuenta. Así que cuando la dejó en la orilla se lo agradeció, el mar empapó sus pies, pero estaba fresca así que no le molestaba para nada. Le alegró oír que el plan de pasar ahí la noche no le era desagradable y tomó su brazo, no su mano para seguir caminando, con las olas golpeando suavemente sus tobillos y la arena haciéndose nada cuando retrocedía el mar, era mejor tener estabilidad. Se preguntó qué tan lejos se había ido Alexander en esta última aventura, evidentemente se había ido sin su familia, porque a ellos también los mencionaba.

 

El cielo estaba justo como lo describía él, casi naranja.

 

La noche tiene sus encantos, permite que una pueda esconder de los ojos indiscretos supongo —comentó—. Algunas de mis labores me requieren despierta durante la noche, así que entiendo como es que puede volver cómplice de una, ¿ha pensado en algún lugar para quedarse? Hace mucho que no oigo nada de los Lockhart, y si se ha sentido tan solo estando de viaje...lo justo sería que eso cambie ahora que regreso a Ottery.

 

Ofrecerle la Manor, sería llevarlo a la muerte segura, es casa era insegura hasta para los residentes, pero seguramente, encontraría un lugar entre las habitaciones del Castillo Black o Triviani, no veía problemas si su amigo necesitaba refugio y al menos tendría maneras más seguras de encontrarlo pronto.

 

Sigo siendo pésima con las escobas, Alexander —advirtió con una risa antes de detenerse un poco,el sol estaba por desaparecer en breves minutos, y tenían el restaurante por lo menos a quince de distancia—, creo que volver al Inglaterra en medio de una declaración de Guerra no ha sido prudente, ¿no le parece? Ya sé que vino a distraerse, pero es inevitable tocar ese tema, me preocupa su seguridad.

 

@@Alexander Fox

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La idea de su joven amiga llamó su atención, el considerar moverse no era algo que hubiera pensado, después de todo se había quedado en el castillo porque había considerado ese espacio como algo suyo, cosa que no había hecho con anterioridad, pero quizás tomarse un descanso cerca de sus amistades podría ir bien, la última vez se había quedado en el hotel de su sobrino, aunque esa oportunidad fue para no preocupar a su familia.

 

-Tendría que pensarlo, pero si necesita un compañero de aventura nocturno, nunca dude en avisarme – sonrió divertido para relajarse viendo el mar que parecía mucho más tranquilo de lo que debería – siempre tendré la opción de pasearme por las calles oscuras de Ottery con regularidad, así podré ir conociendo personas interesantes – ese había sido su plan con anterioridad, fue por ello que consiguió conocer maravillosas personas, aunque pocas de estas había quedado con regularidad.

 

-¿En serio señorita Maida? – preguntó el pelirrojo con una pequeña sonrisa – Entonces si me permite o me da el honor podría darle clases de vuelo, después de todo es un medio de transporte interesante, quizás no el más rápido, pero si tiene las mejores vistas, estar en el cielo llega a ser relajante, además el maniobrar una escoba es divertido – la adrenalina podía sentirse cuando se iba a gran velocidad dando giros y pirueta, aunque él prefería la mayoría de las veces solo disfrutar de la brisa fresca, mientras admiraba las estrellas – pero si lo prefiere podría solo montar conmigo en mi escoba – también acotó con naturalidad, después de todo no tenía ningún inconveniente en llevarla.

 

Cuando la conversación giró hacia la guerra la mirada de Alexander se tornó algo seria, pero sin quitar su aire tranquilo, después de todo no iba a permitir que ese tema le incomodara o cambiara el ambiente tan maravilloso que estaba compartiendo con la dama y siempre supo que sería algo que tendrían que hablar en algún punto.

 

- Quizás también fue esa mi razón para regresar… - soltó con ligereza – gracias por preocuparse por mi seguridad, es muy dulce, pero ¿acaso no cree que yo también me preocupo por la suya? – le preguntó con una dulce sonrisa para ver como el cielo ya estaba naranja – estar lejos sin saber que pasará no es mi estilo, por algo siempre me meto en problema – se rio divertido considerando que si se mantuviera al margen siempre estaría a salvo, pero él no era así y no había sido criado de esa forma.

 

@

dJAKPqN.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Se colocó la capa sobre la camisa negra, era una mañana fría como generalmente hay en Inglaterra y aunque el peliverde gusta de estar solo el día de hoy apetecía otra clase de ambiente. Sus pasos sonaban sobre el mármol blanco de su local, el elfo ofreció servirle el desayuno a lo cuál el ojimiel declino la oferta y es que el mago buscaba algo diferente que le hiciese disfrutar de ese fin de semana...¿pero donde ir?

 

Aquella pregunta a merita hacer una búsqueda conscientemente, materializa su varita en su mano diestra, un sencillo Accio y la lista que tiene en su local con los negocios que existen en Diagón, llega a su mano, podía haber regresado y tomarla de su mostrador pero no quería deshacer su caminar. La lista la tiene debido a que comprobó los giros que hay en Diagón antes de aceptar ser socio del local "Linterna Mágica".

 

La calle no está tan transitada, por lo que es fácil para el peliverde, caminar mirando la lista de locales, va leyendo los nombres y el tipo de local que es, algunos debe descartar desde el inicio por no ser el tipo de local que viene buscando, un sitio donde tomar alimento y descansar...

 

Un gran número de locales lee pero su vista miel se detiene en un local en especial: Meraki Moon- Restaurante, bar, beach club...esta última designación convence al peliverde, una playa!...animado ve el sitio donde se localiza, número 1350, --Bien, vayamos a ese lugar-- se dice a sí mismo y guarda la lista doblada en el bolsillo interno de su capa, apresura el paso ya que su apetito está en aumento y mejor llegar para que no sea hora de la comida o devorará el menú antes de poder solicitar algo más suculento.

 

Va pensativo de porque dejo pasar la mañana sin moverse del Atelier...solo contemplando sus últimos cuadros, la falta de Shena Cindy, a veces le tiene en un estado de meditación profunda hasta que la necesidad natural de alimentarse le trae de vuelta a la realidad...las fachadas se suceden una tras otra, el ojimiel no sabe como luce la del local que busca pero se guía por la numeración, hasta es emocionante, y se anima mientras vigila atento su andar por Diagón.

 

Poco después encuentra el sitio, es una puerta de dos hojas en color azul, hermoso color, un bello marco delinea las puertas y ansioso el ojimiel toma el pomo de la puerta y entra al lugar...lo que ve le deja asombrado, a penas está apreciando la belleza del lugar, cuando le ofrecen un cóctel con frutos rojos (los favoritos del mago), lo acepta encantado porque la vista del mar y aquella playa, es lo que interiormente deseaba: un lugar cálido y diferente a lo que se tiene en Inglaterra.

 

Camina con paso lento, llenando se la vista con la belleza del lugar, elige sitio en una de las mesas con cuatro sillas y al momento aparece convenientemente el menú, lo toma de inmediato y está ansioso de solicitar algo para iniciar el festín que tiene en mente otorgarse en tan fantástico lugar.

                  Picsart-22-02-23-05-13-30-507.jpg  

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Maida le reprochó en silencio ese "meterse en problemas", ¿por qué parecía ser la única persona en Ottery que podría vivir tranquila sin andar con el miedo constante de ser asesinada o estar en peligro. Cuando llegó al pueblo, pensó que esa actitud cambiaría con el tiempo,sin embargo, tres años más tarde seguía siendo la misma bruja pacífica, de buen talante y miedosa que había sido siempre.

 

Realmente prefiero meterme en un bote muggles que volar en escoba, usar la red flú, un traslador e incluso aparecerme, Alexander —dijo entonces con una sonrisa.

 

El sol ya casi los estaba dejando de lado y el tono rojizo comenzaba a hacer fucsia y a mezclarse con un tono más oscuro de azul, como si fueran a pintar el océano entero, la verdad es la vista era increíble. Se detuvo luego de un rato caminando a la orilla y se sentó, de tal manera que sus pies siguieran mojándose con las traviesas olas que a veces llegaban fuertes y otras apenas le rozaban los dedos. Se abrazó a sus rodillas y apoyo la mejilla en una de ellas, mirando a Alexander desde el suelo.

 

La verdad, yo hubiera preferido huir de Londres apenas se entretejieron las cosas de esta situación, sin embargo, me atan mis parientes, sería incapaz de dejarlos atrás ahora que comparto con ellos mi día a día —confesó—, creo que quizá por ese lado agradezco que Nathaniel se haya ido del país, o que por lo menos esté lejos de todo este lío, es una persona menos de la que preocuparme veinticuatro horas al día. Hace casi un año que no tengo idea de dónde está, pero me he resignado a no verle en un período larguísimo de tiempo, no tiene motivos a los que volver. O al menos, eso parece.

 

No recordaba con claridad si le había contado alguna vez a Alexander acerca de Nathaniel, no recordaba habérselo contado a nadie que no fuera de la familia, e incluso en ese círculo, sólo los mayores se conocían la historia completa. Sin embargo, la playa, la distancia del pueblo y la súbita tranquilidad que le brotaba como espuma, la habían hecho confesar algo que nadie más le sacaría del pecho. De pronto, el peso que siempre le colgaba del cuello se sintió dos gramos más ligero y le devolvieron una sonrisa tenue.

 

¿Cómo está su hermana? ¿Ha sabido algo de ella? También llevo muchísimo sin verla —preguntó de pronto, con la esperanza que su pasado le regalara unos minutos más de paz.

 

@@Alexander Fox

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una risa salió de sus labios cuando escuchó la respuesta de la dama, le parecía divertido que detestara tanto ir en escoba, para Alexander era sencillamente una forma de sentir o expresar una diferente libertad, es más, cuando logró aprender cómo controlar una escoba a su gusto se dio la tarea de dar algunas vueltas por los terrenos de su hogar para encontrar un sitio alejado donde podría hacer cómodas siestas o tocar su violín en completa paz, aunque desde que se había ido no había tenido oportunidad de volver a hacerlo.

 

-Ese pensamiento es lo mismo para mi… - respondió con sinceridad mi familia, mis amigos están aquí, por lo cual yo también estaré, sois personas importantes para mí, por eso no podía imaginar irme a otro lado conociendo de la situación, aunque no sirva de nada, por lo menos prefiero estar al lado de las personas que quiero para proteger… – “o morir en el intento” pero prefirió no agregar aquello en voz alta y permitirse admirar todo el escenario que los rodeaba, cada vez estaba más hermoso, estaba seguro de que cuando todo oscureciera se podría ver unas enormes estrellas.

 

-Nathaniel… creo haber escuchado ese nombre antes, pero… me disculpo realmente no me recuerdo quien es, pero por sus palabras me imagino que es alguien importante para usted – admitió un poco apenado, era un vago recuerdo, el estar en el local de su amiga y conversar referente a una persona con ese nombre, pero había pasado tanto tiempo desde que se habían reunido de esa forma, que sus memorias estaban algo distorsionada, a veces le preocupaba ya que sucedía con demasiada frecuencia.

 

Era un vampiro, pero… ¿acaso comenzaría a sufrir de la memoria? No le gustaría olvidarse de las personas a su alrededor, pero sabía muy bien que los años podrían pegarle en cualquier momento.

 

-Mi hermana… ella ha estado lejos por mucho tiempo – comentó triste, y no hubo manera de ocultar esa punzada, y es que ella fue la primera en aceptarlo como un Lockhart, a diferencia de los demás, sintió una gran conexión, por eso no se sintió preparado cuando ya no estuvo a su lado – seguramente está bien, pensando en nuevas travesuras – agregó con una sonrisa falsa, pero era su única forma de darse ánimos.

 

- pronto terminará de irse el sol y tendremos el manto de la noche, si pasa alguna estrella fugaz tendrá que pedir un deseo – comentó divertido para recostarse en la arena - ¿su familia como ha estado? – preguntó curioso, ya que si se daba cuenta su amiga conocía a varios Lockhart, pero Alexander no tenía demasiado conocimiento de Yaxley o los Black.

 

@

dJAKPqN.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

— No tiene porqué acordarse de todo lo que digo o disculparse por si no lo recuerda, yo misma no estoy segura de habérselo mencionado —dijo casi riéndose y tratando de no hacerlo sentir incómodo, inclinó un poco el cuerpo y chapoteó agua con la mano derecha muy estirada, salpicándolo—siempre es usted tan formal, Alexander. ¡Nos conocemos hace años!

 

Y se soltó a reír amigablemente. Le parecía curioso que una persona como ella, que generalmente le rehuía a las cosas como el socializar, le estuviera pidiendo precisamente a él que se soltara un poco. El restaurante aún los iluminaba aunque de manera muy tenue, y el cielo comenzaba a inundarse de estrellas, Maida no recordaba hacía cuanto no dejaba que sus ojos disfrutaran un espectáculo igual. Bajó la sonrisa cuando escuchó que también se había alejado de su hermana, no quería ponerlo melancólico, estiró la mano aún mojada y entre sus dedos hizo aparecer un pequeño telescopio.

 

¿Alguna vez aprendió a usar uno de estos? Yo era muy torpe en Astronomía, confundía las constelaciones de lado a lado, pero siempre disfrute ver las estrellas sin tener que intentar descifrar lo que me decían —comentó mientras el telescopio se hacía lo suficientemente grande para poder usarse con comodidad—, podríamos buscar esas estrellas fugaces, o podríamos volver a comer algo.

 

Chasqueó la lengua, no era que tuviera hambre, ciertamente, pero al final del día habían ido a un restaurante y entonces, quizá los iban a regañar.

 

Si, creo que podríamos volver un rato, las estrellas se ven mejor cuando la noche está más oscura —dijo intentando levantarse pero se cayó al golpearla una ola no tan fuerte, pero lo suficiente para desestabilizarle los pies en la arena. Aquello fue lo último, rompió a reírse sin tener control, al menos por un par de minutos hasta que se quedó tumbada sobre la arena y puso sus dos brazos cruzados por debajo de la cabeza—, me va a dar una tristeza infinita retomar la pila de archivos en mi oficina.

 

Si, se había demorado casi a propósito de hablar de su familia, todos estaban, pero estaban dispersos, metidos en sus cosas, en sus propios planes. Sólo había logrado mantener los engranajes sólidos con Aaron, y aún así no estaba del todo segura de haberlo conseguido. No iba a meterse a voluntad en un tema así. Entre sus dedos, Maida accionó el Anillo contra los oídos indiscretos, confiaba lo suficiente en Alexander para permitirse una infidencia.

 

Soy mortífaga, Alexander —susurró—, mi familia y mi deber son cosas que se mezclan hace mucho.

 

@@Alexander Fox

T7GHFlv.gifUseiaum.gif

c2ixJhD.jpg

oPH1dye.gif- kBtusEd.gif-

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.