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Transformaciones + Pociones II


Matt Blackner
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Fruncí el ceño, mirando hacia el lago, para ver como las gotas de agua rompían la calma del lago. Últimamente se dejaba ver un tiempo bastante agradable, que anunciaba la primavera y el buen tiempo del verano qeu se acercaba...y de pronto aquel día decidía ponerse a llover.

 

Metí las manos en los bolsillos del pantalón. Había llegado temprano a mi clase, casi corriendo al notar como las primeras gotas comenzaban a caer desde el cielo. Usando la varita, desplegué aquella carpa mágica preparada sobre las gradas poco antes de qeu el chaparrón ganase fuerza, y me refugié bajo él dejando sobre la mesa mi mochila.

 

Al menos, la familia se quedaba en casa, al calor de la chimenea.

 

Este mes volvía a tener un par de alumnos, qeu ya deberían haber recibido mi nota unos días antes. @ y @ debían estar ya, si todo iba bien, al tanto de que la clase comenzaba hoy. Esperaba que tuvieran ganas de aprender un poco, ya que tras la clase más teórica, esperaba poder dejarlos dar un paseo por cierto lugar para ver como se desenvolvían sin un profesor dándoles instrucciones. Eso podía ser, o muy interesante, o un desastre.

 

Pero lo primero era lo primero...que los chicos se presentasen.

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Lo más divertido aquella mañana había sido tomar el desayuno mientras revisaba la carta que contenía el listado de alumnos de Pociones. No hacía falta tanto pergamino, sólo iba a impartirle la clase a un mago, y justamente en ese detalle residía lo gracioso, ese alumno, era su primo. Maida casi bota mitad del té cuando leyó los apellidos. No tenía idea que él no tuviera esa maestría, y se habían visto tan poco últimamente que tampoco había avisado que era una nueva contratación de la universidad.

Se iba a divertir en grande, poniéndolo en posiciones en las que seguro él no se imaginaba. Así que terminó media tostada y se dirigió lo más rápido que pudo al claustro donde de impartiría la clase. Le tomó poco menos de media hora llegar, era un lugar completamente cerrado y pobremente iluminado por unas antorchas de fuego controlado. Todo tenía la temperatura exacta para las plantes, ingrediente y pociones que ahí de guardaban. Dos armarios, y tres estantes le quitaban protagonismo a la pizarra, dónde Maida, ya dibujaba una serie de garabatos e indicaciones sencillas. Sin embargo, aún con todo lo lista que se sentía…

…exacto, casi se queda pegada al techo del salto que dio cuando oyó los zapatos del primo golpear contra el suelo de piedra.

 

Bienvenido a tu clase, señor Yaxley —saludó con una sonrisa mientras con la mano libre le indicaba que se acercara a una mesa colocada en el centro del aula, dónde se veía un montón de hojas amontonadas—, la mayor parte de la clase será práctica, por lo que te voy a pedir que confíes en mí y dejes tu varita en la esquina de la mesa. No tendremos dragones invadiendo el salón.

 

En el montón de herbolaria, se encontraban distintas hojas, raíces, tallos y pétalos de flores sencillas, pero que serían utilizadas para entender los principios de toda poción.

 

Verás, Aaron, necesito que aprendas dos cosas básicas. La primera y más importante, cuando te pongas delante de un caldero y/o mortero, debes preguntarte, ¿en qué estado necesito mis ingredientes? ¿hojas secas, frescas? ¿sólo la raíz? Por ejemplo, para realizar una poción paralizadora, que sea indetectable ¿utilizarías raíz u hojas de belladona? —no le dio tiempo a responder, se sacudió las manos y acto seguido las colocó sobre la mesa— Necesito que separes de este montón, las hojas de cedrón, las flores de cicuta, las de manzanilla, las hojas de anís, y me indiques al costado, que beneficios o perjuicios están relacionados con ellas. Finalmente quisiera que añadas, tres plantas que conozcas que puedan servirte para calmar un dolor de cabeza muy fuerte. Tienes sólo veinte minutos, cuando tengas ordenado todo, colócalos en los estantes posteriores, por favor.

 

Y se giró sobre su propio eje, caminó hacia el escritorio, y comenzó a rebuscar entre sus pergaminos, sabía que lo tenía por algún lado. Un antiguo tratado que básicamente era una guía rápida para algún mago perdido en el bosque, que pudiera sobrevivir algún cataclismo mágico. Cuando lo encontró, esbozó una sonrisa de oreja a oreja y se acercó nuevamente hacia su primo, dejándole ahí un pergamino más largo que el promedio normal.

 

Esto, te ayudará —comentó sonriente aún—, hacer pociones es un arte que ha salvado a muchos, incluso un squib podría llegar a algunas pociones sencillas si se diera a la labor. Pero hay que ser precisos, dar extracto de cicuta puede ponerte en graves líos con el Ministerio, pero una cantidad ínfima, podría ayudarte con problemas sencillos. ¿Ya viste esa obsesión rara que tienen algunos con los tés? Bueno, tiene una razón. ¿Por qué te gustaría obtener el conocimiento? Y si, espero una respuesta amplia.

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Como de costumbre para todas sus clases, las cartas llegaban de algún lugar remoto y Matthew nunca se daba cuenta, no es que prestara mucha atención a los detalles realmente... Pero esta vez, debía cursar Transformaciones junto a su hermano. La verdad es que tenia altas expectativas por su clase y sobre todo sabia que se iban a divertir de maneras poco convencionales; solo esperaba que el Profesor estuviera dispuesto a jugar con los objetos mientras aprendían.

Una mañana templada, Triviani decidió tomar su capa de viaje y dar un giro sobre si mismo para desaparecer y dirigirse a lo que parecía ser un lago. Las pequeñas gotas de lluvia daban una pequeña serenidad a los terrenos casi abandonados donde se encontraban, el rubio no había tardado mucho en llegar, un pequeño estruendo le dio aviso de que había aparecido y como de costumbre solamente lo saludo con un gesto de su cabeza para luego caminar a paso lento y tranquilo hacia lo que parecía ser una carpa, donde suponía, se llevaría a cabo la clase.

Movió con su diestra una solapa de aquella carpa y paso el umbral hasta estar dentro de ella, detrás lo seguía su hermano, ambos se miraron y volvieron la mirada al joven que ahí esperaba, no sabían quien era, pero de todas maneras lo saludaron, sin saber que él era quien llevaría su clase de Transformaciones.

Hola. mantuvo en seco Mi nombre es Matthew.

Mantuvo hasta el momento sus manos dentro de la ataviada capa y acariciando a Frida.

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Jeremy se levantó de la cama queriendo volver a acostarse y dormir hasta el nuevo milenio. Pero es que no podía hacerlo debía de ir a una clase en la Universidad. Era de los que le encantaba ir adquiriendo conocimientos que podría explotar en sus oficios legales e ilegales. Más precisamente había elegido Trasformaciones porque necesitaba llegar a cambiar las propiedades de los hongos que habían producido la palmera mágica en el CRAA. El loquero donde experimentaban con los locos.

 

Se vistió de forma sencilla con un jeans gastado, una remera blanca, botas negras y la clásica chaqueta oscura de cuero que tanto amaba. No le hacía falta desayunar, ya que la noche anterior se había dado por satisfecho en una cacería. Con sus amuletos, collares, anillos, monedero de Moke y la varita puestos en su lugar, desapareció del Refugio Askar. Uno de sus hogares que tanto peligraban con sobrevivir en aquellos días.

 

Llegó al lago donde estaba montada la carpa de clases, y avanzó a velocidad para ponerse a resguardo. No quería mojarse mucho, y no sabía qué pasaría si el agua simple de lluvia tocaba los frutos de la palmera mágica que llevaba en el bolsillo de la chaqueta. No quería arriesgarse a nada. La clase debía transcurrir sin contratiempos, aunque al ver a su hermano, el vampiro supo que aquello era solo una utopía de pensamiento.

 

-Buenos días, profesor -Saludó a su ex director de Accidentes -El tiempo no nos acompaña este día -Comentó antes de mirar al Triviani -Hola, Matthew. Veo que Keaton te dejo salir de tu jaula.

 

Bueno, sí. Ellos se tiraban puntazos de ese estilo. Era la parte loca que habían heredado de la Warlock Amá Candela Triviani. Nunca desaprovechaban las ganas de matar, lastimar o torturar a un familiar en su propio beneficio.

 

 

@ @@Matt Blackner

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Bostezo. Ya se estaba aburriendo un poco de esperar instrucciones del profesor, si bien Matthew no era una de las personas que gustaba seguir ordenes y demás, decidió que seria mejor incursionar un poco en la materia mientras este terminaba de corregir los libros que tenia sobre su mesa.

 

Le dio un vistazo rápido a su hermano tras desembuchar aquellas palabras, no le dio mucha importancia ya que tenia mejores planes que una pelea de hermanos, por ahora. Dio unos cuantos pasos con la varita en mano mientras la hincaba en la punta de sus dedos, estaba algo aburrido y de pronto vio una garra completa con agua. Al menos parecía agua, era transparente y no se arriesgaría a beber hasta estar seguro.

 

Mira, encontré agua... ¿Hacemos lo mismo que las religiones muggles dicen?

 

No sabia para que le pregunto, fue un acto de cortesía, porque de todos modos lo iba a hacer con o sin su permiso previo. Repitió una palabra por lo bajo para que nadie lo oyera y el liquido transparente tornaba a un color carmín. Se lo arrimo a la nariz y olía demasiado a etílico, por lo que eso se estaba por poner bueno. Dio un sorbo bastante largo, tenia sed de viajar por el camino (?) y un pequeño eructo seguido de que bajo la jarra.

 

Tienes que probarlo, bebamos y quememos la carpa. soltó y recordó que estaba su profesor, lo miro Con él dentro también, asi es mas divertido... ¿Trajiste algo de la Palmera Mágica? un poco de relajación no vendría mal.

 

 

@ @@Matt Blackner

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- No creo que quemar la carpa conmigo dentro te divierta. Si me escapo, sufrirás, y si no, Sagitas te hará sufrir más de lo que podrás imaginar - contesté con una sonrisa de medio lado a uno de mis alumnos, @.

 

Hacía tiempo que no veía a mi exempleado @, pero me alegraba ver qeu al menos, seguía bien.

- Cierto, el tiempo no nos acompaña demasiado, pero si todo va bien eso va a ser lo de menos.

 

Señalé un par de sillas frente a mi escritorio, mientras yo tomaba asiento sobre el. El viento azotó la manta, de color rojo, que reposaba sobre lo que parecían dos pilares. Cubrían algo, ocultándolo. Siempre permanecía asi, aunqeu tal vez esta vez si que revelase el secreto que ocultaba.

- supongo que ya habéis utilizado la transformación. Desde qeu cogemos una varita entre los dedos, apredemos un hechizo básico, el Morphos. Pero este arte va mucho más allá. Como cualquier otra materia que os parezca tremendamente complicada, o incluso sutil, la transformación requiere de tanta habilidad como concentración. Un fallo en las palabras o una mente que no esté clara podrá provocar daños, desde un ratoncito con unas graciosas letras en el lomo, hasta terribles desparticiones - comenté, como quien no quiere la cosa. Muchos solían tomar a la ligera aquella asignatura, precisamente porque conocían un hechizo básico para ello.

 

- Pero como todo, nos regimos por unas bases. Conocéis las leyes de Gamp? - pregunté.

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Entonces no conoces el real significado del placer. soltó de espaldas al profesor.

 

Sus palabras le hicieron recordar mucho a lo que había sucedido en una de las clases del ateneo, una profesora intento ningunear a sus alumnos diciendo que tenia el basto control sobre ellos, cuando en realidad solo era un títere más de el juego que aquellos disponían. Hizo caso omiso al comentario sobre que Sagitas, que no sabia que parentesco tenia con el mago, lo haría sufrir... Levanto su ceja y se pregunto por dentro:

 

¿Ahora dejamos que nuestros parientes arreglen los problemas? Cobarde... murmuro. Si fuera por ello, quizás le gustaría que le presentara a mis padres... Uno es un gran mago, Director del cuartel de Inquisidores y la otra, Directora de la Universidad y Warlock. Una pequeña sonrisa malévola se formo en sus labios, ahora si tenia interés en quemar todo el pedazo de nailon con ellos dentro, si, con su hermano también... Una oferta tentadora.

 

Morphos siempre nos fue útiles al pertenecer dentro de las filas tenebrosas, tanto como para asesinar como para obtener beneficios de el... poso sobre una columna, tal vez le sonara un poco extraño que haya rebelado haber pertenecido a la marca tenebrosa, pero desde la caída de ambos bandos, ya le daba igual que supieran o no, algo que era evidente.

 

Aun que también existen diferentes maneras de hacer una Transformación, más complicadas y poco ortodoxas... Pero, para eso estamos aquí. se encogió de hombros tras la pregunta Creí haber leído sobre ellas en un libro de la biblioteca de los Karkarov. argumento recordando su visita a la mansión en ruinas de aquella familia.

 

Se reincorporo y dio unos cuantos pasos para estar más serca de él... Pasaba sus dedos por el escritorio con una delgada capa de polvo y su nariz se arrugo al tocar una sustancia viscosa. Sacudió su diestra como si nadie hubiera notado lo sucedido y le guiño el ojo al Triviani, solo fue un simple reflejo, no habían planeado nada, esperaba que no hiciera nada est****o; porque Matthew lo seguiría y eso acabaría con cucharazos en los tobillos para ambos (?)

 

Puso ambas manos por detrás de él y movió su cabeza con una leve sacudida hacia arriba, esperando algo.

 

 

 

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Jeremy sonrió cuando su hermano no pico el anzuelo evidente que dejo para una pelea. Parecía que los planes del gitano irían por otro lado. No se quedó pensando que seria, porque era una pérdida de tiempo, Matthew acostumbraba tanto como él mismo a improvisar sobre la marcha con lo que se tuviera en aquel momento. Y lo que ahí se tenía era una carpa, lluvia, el profesor Matt y pocas cosas más.

 

-Hagámoslo –Lo instó viendo como bebía algún tipo de licor y seguía hablando como si nada. Parecía que no era muy fuerte el contenido - Traje los hongos mágicos -Respondió sacándose del bolsillo para que pudiera verlos.

 

Eran fisiológicamente como la mayoría de los hongos, aunque su rasgo más extraño es que poseían todos los colores del arcoíris. Algo completamente peculiar que no había visto en la naturaleza antes. Por lo menos en el bosque Ruso donde se había criado. Le dejo dos en la mesa donde debía sentarse Matthew.

 

El profesor había hablado por fin, soltando una leve amenaza que dejo a Jeremy pensando. ¿Sagitas sería capaz de torturarlos? Por su familia estaba seguro que si, pero aun así, era raro pensar en eso en aquellos momentos. Tenía ganas de aprender a Transformar a su madre en un zapato. Lo único que parecía que siempre le faltaba en su vida.

 

-De todas las leyes de Gamp sobre la magia elemental con… -Empezó a responder el mago, viendo a su hermano de reojo que se movía de aquí para allá. Tal vez necesitará una coartada para hacer algo, así que continuo para dársela, mientras tomaba asiento haciendo mucho ruido con la silla - la que menos estoy de acuerdo es con la del dinero. Es una de sus leyes ¿no? Creo que sí, ya que… ¿Que impide a un mago replicar un galeón centenares de veces hasta hacerse millonario?

 

Matthew no se quedó callado, hablo y de más. Mucho más. Confesó haber sido mortifago. Por lo que Jeremy se lo quedó mirando como si no lo conociera. ¿Qué demonios tenía aquella bebida que consumió? ¿Veritaserum? ¿Qué le impedía al profesor denunciarlo contra las autoridades? Sus ganas de matarlo, aumentaron muchas décimas.

 

-¿Tú mortífago? Por favor, Matthew… estamos hablando de algo serio, no es momento de bromas…-Dijo en tono amistoso para restarle importancia a la bomba del gitano -El Morpho es un hechizo usado por todos los que acaban los estudios mágicos, hermano. No exclusivo para grupos ilegales como los mortífagos o miembros de la orden del fénix. Porque no mejor le cuentas al profesor la vez que trasformaste casi por error, un zapallo en un objeto de uso femenino.

 

Si, quería matarlo, pero antes que eso lo torturaría. Aunque ahora, debía protegerlo. “Maldición, Matthew” pensó tomando la varita. Después de todo, era probable que tuvieran que quemar la carpa y secuestrar al profesor.

 

 

@ @@Matt Blackner

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Es que a mi me gustan los colores y las flores... Por eso mismo he de confesar. giro sobre si mismo y apareció un abrigo de plumas rosadas junto con un sombrero extravagante con una pluma de tamaño grande sobre el Fui parte de la Orden del Fenix. replico Matthew e hizo un gesto "sexy" con su boca mientras se acercaba caminando como si estuviera sobre una pasarela.

 

Camino raudo y veloz luego de aparecerse asi con una vestimenta totalmente fuera de la ocasión, pero quería darle un poco de diversión a las cosas y que mejor manera de fastidiar a Jeremy que poniéndolo incomodo, o quien sabe, quizás le gustaba y le pediría algo con lentejuelas del armario de Matthew (?) y volvió su mirada al escritorio, ahí le había dejado un poco de la planta que tenían en el Centro de Rehabilitación... Las tomo con las manos y empezó a picarlas en ellas. Encontró un papelillo entre su ataviado saco de plumas y la enrollo... Miro por doquier buscando un método de encenderlo ¡Una vela! abrió los ojos y fue en busca de ella, lo encendió y luego de inhalar el humo, lo dejo salir dejando casi una nube enorme condensada de Hongos Mágicos, fermentados por el pis de Zoella.

 

 

Su hermano había actuado rápidamente, muy perspicaz ante las palabras y declaración del gitano, a decir verdad no le importaba que todos supieran su pasado... Habia asesinado a sangre fría frente a muchas personas, unas cuantas palabras de más nunca le harían daño y en caso de que el profesor decidiera denunciarlo, debería secuestrarlo y llegar a un acuerdo... Todas las personas tienen un precio, siempre se pueden comprar. No pensó en matarlo, quizás al principio, pero le caía bien.

 

También sabia todas las leyes de Gamp, pero aun asi no las respondió... Remojo sus labios y movió su cabeza en modo de sorpresa al saber a la perfección todas ellas, miro a Matt, el profesor y parecía estar escuchando atentamente lo que él decía, sin prestarle atención a las cosas que hacia Matthew, abrió la boca y replico uno de sus argumentos.

 

¿Como piensas que las mejores familias han hecho su fortuna? ¿Con trabajo duro? ¡JA! iluso... volvió a fumar.

 

Triviani tenia unas cuantas dudas esenciales sobre las Transformaciones, pero esperaba no agobiarlo con preguntas, después de todo parecía que le gustaba ir lento... Y, prefirió esperar para saciar su mente.

 

 

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

Las mazmorras parecían el lugar perfecto para la clase que estaba por cursar, pociones, una que sinceramente no sabía por dónde agarrar el gusto. Vueltas contra manilla de reloj, perfumes intensos, hierbas varias, partes de animales muertos, calderos burbujeantes ¡yo no estaba hecho para eso!, sin embargo, lo veía como un desafío y ahí estaba mi perseverancia. No es que no pudiese lidiar con una cola de ratón o el chillar de una mandrágora, sino que simplemente era algo más...bruto.

 

Vestía una camisa blanca desabrochada en sus dos primeros botones, ajustada en un cinturón negro, mismo color del pantalón de tela y zapatos. Al llegar al establecimiento, me ofrecieron usar una ligera túnica verde esmeralda, color que representaba a la casa que me había visto crecer hace ya varios años. La rechacé pues no iba a publicitar nada allí ni a perder mi tiempo. Solo iría a clases unos días y ya. Mi cabello lucía algo ordenado, peinado hacia la derecha pero rapado de costados, una apariencia clásica del Londres industrial. La gélida mirada gris parecía atemorizar a uno que otro alumno de cursos más bajos, mientras que otros ya mayores me saludaban con respeto al conocer el puesto que ostentaba; tan solo me dedicaba a una que otra venia con cara de pocos amigos.

 

No fue necesario tocar a la puerta, de hecho me quedé con el amague de un puño a la altura del rostro de mi prima. Ya sabía que ella impartiría la clase y no era algo que me tuviese al descuido, ya que como cualquier otro, podía reprobar la materia. El asunto estaba en que jamás había sido un mal alumno y seguramente le constaba a ella en una que otra ficha para aquellos que recurrían a cursar los postgrados en Hogwarts.

 

-¿Le pides a un inquisidor que se deshaga de su varita?...- pregunté al tiempo que me acercaba hasta un taburete para tomar asiento y verle pasear por el salón de clases. Era algo lúgubre. Dejé la varita frente a mí- ... también me pedirás sacarme cuanto anillo y amuleto se debe ocupar hoy en día ¿no?- esbocé una sonrisa ligera tras mirar al suelo y luego volver la vista a la bruja- ¿cómo estás?...

 

Fue algo corta la introducción, lo entendía, ella tenía su tiempo y yo el mío. Ya podríamos hablar en casa. Le oí y comencé a separar algunos ramilletes y hojas en forma ordenada y pulcra, a veces, tomando el aroma de una u otra. Tenía veinte minutos, ¿porqué tanto tiempo?, ¿porqué no utilizar la varita para separar todas esas hierbas?. Apoyé el codo sobre la mesa y el mentón sobre el puño. Un vuela pluma salió levitando desde mi bolsillo para anotar todo lo que me disponía a dictar en ese instante...

 

...sí, había estudiado algo de un libro gordo antes de venir. No me gustaba quedar en ridículo...

 

-La cicuta tiene propiedades analgésicas, sobre todo para dolores musculares ya que insensibiliza nervios sensoriales. Los muggles lo utilizan bastante en contra de tratamientos para enfermedades graves, graves para ellos claro...- me encogí de hombros con una pizca de ironía. La pluma se detuvo, pareció poner atención a mi gesto y quedó esperando el resto de mi relato - ... ahora bien, tiene algunas propiedades venenosas, genera mareos y una que otra alteración nerviosa en grandes cantidades. En cuanto al cedrón, creo recordar que tiene algunas propiedades sedantes y sirve para tratar la ansiedad, a veces le robo unas hojas al jardín de Gatiux para dormir algo más tranquilo- sonreí. Era un acto travieso y bastante infantil; podría pedirlas ¿no?- sin embargo desconozco sus perjuicios. Respecto de la manzanilla, es una hierba bastante común con propiedades analgésicas y estéticas, muy universal para mi gusto. Preferiría las hojas secas y algo de sabia de un sauce boxeador. En cuanto al anís, lo desconozco ¿para qué sirve? ... ¡AH! y en cuanto a algunas plantas para calmar dolores de cabeza, mmm ... menta, lavanda y toronjil

 

Eso último lo había aprendido de una vieja bruja que ambos conocíamos. Ella había dedicado gran parte de sus días a custodiar sus inmensos y hermosos jardines en su forma felina, y en más de alguna oportunidad había medicado a gran parte de la casa en dolencias algo comunes. Tomé mi varita para que con un toque de la misma quedara todo en los estantes que me había pedido Maida. Tan solo habían pasado siete minutos, lo verifiqué en un reloj de bolsillo que traía a veces.

 

-Sí, he visto uno que otro caso en el ministerio...- comenté al tiempo que deslizaba la yema del índice por el relieve del mango de mi varita. Lo siguiente llamó mi atención- ¿cómo?, ¿porqué quiero cursar pociones?, ¡fácil! ... eres mi prima, no desaprobarías a tu primo ¿no?- contemplé la seriedad en su rostro y solté una carcajada- oh vamos Maida, ya sabes como soy. Sinceramente quise cursar éste conocimiento porque es algo que me costó mucho en la academia, odiaba pociones, y necesito saber porqué es tan necesario. Quiero decir que hasta ahora no veo la necesidad de que yo, un mago que puede utilizar varita, requiera un ungüento o algo similar para salir de apuros y sencillamente confiaría en tus conocimientos para ésta... ¿inquietud?

 

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