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Prueba Libro de los Druidas


Badru
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El Uzza analizó la resolución de Dennis a la problemática planteada. Había sido cauta, al emplear el anillo salvaguarda contra miradas indiscretas, logrando colarse entre la multitud para pedirles que se fueran. Y de una forma bastante ingeniosa, pues él probablemente los habría dejado a su suerte, concentrándose en la imitación de la espada de Godric Gryffindor.

 

Lo hiciste bien. asintió de forma casi imperceptible, tomando el instrumento que le tendía la rubia. El Estatuto Internacional del Secreto sigue a salvo.

 

Por desgracia, pensó. Devolviendo su varita a la forma original, conjuró otro Fulgura Nox, éste con dirección al mundo de oscuridad que Badru solía frecuentar. Ahí depositó la espada; más tarde la sacaría de allí para entregarla a sus codiciosos empleadores. Lo que le interesaba en ese momento, era que Dennis parecía haberse familiarizado lo suficiente con los poderes del Libro de los Druidas. Sonrió bajo la tela que cubría gran parte de su rostro.

 

Sólo nos faltó un hechizo por ver, y es el útil Ignea. Protege al invocador del fuego, quizá te pueda ser útil si te vuelves a encontrar en sitios inhóspitos como el precioso volcán del que acabamos de salir.

 

Ladeó la cabeza hacia ambos lados, como intentando recordar otras utilidades para tal magia, pero decidió retomar el hilo de lo que estaba diciendo. Su momento había llegado.

 

Ahora, el momento que estábamos esperando. señaló hacia sus espaldas, como intentando agregarle dramatismo al asunto. Es hora de poner a prueba todo lo que aprendiste.

 

Invocó otro portal justo en el punto que había indicado con su cabeza. El espacio-tiempo se desgarró con la misma facilidad que las otras miles de veces que lo había hecho. Pero era un Fulgura Nox diferente, se veía como una nebulosa, difuso; parecía ocultar el destino al que se dirigirían.

 

En cuanto estés lista, cruza el portal. Enfrenta tu destino.

 

Probablemente Dennis entendería a que se refería; aquel portal, le permitiría arribar a cualquier lugar que se le pudiera ocurrir. Badru esperaba que la rubia realizara una buena elección, además de concederle el honor de atacarle primero. Así que, en cuanto ambos emergieron de las sombras, el Uzza adoptó una posición un tanto elegante para defenderse, cruzando los pies como si fuera a echar a correr, y con la varita en ristre.

 

OFF:

 

  • Ambos participantes deberán complementar el escenario, sin embargo ninguno podrá contradecir algo ya establecido o que establezca su contrincante.
  • Cada tres turnos, serán atacados por una criatura distinta, a elección. Deberán defenderse de la misma; tal defensa se considerará meramente rolística y no afectará los tiempos ni las acciones del duelo.
  • El duelo se guiará por las reglas básicas de duelo
  • Los hechizos permitidos comprenderán aquellos de Neutrales Graduados, además los de Libros de Hechizos hasta el Libro de los Druidas (incluido).
  • Pasados tres días de la apertura de la prueba sin respuesta del aprendiz, se considerará abandono y suspenderá la clase.
  • Después de 24 Hrs sin respuesta al duelo, los ataques enemigos se considerarán impactados.
  • Tras 48 Hrs sin respuesta al duelo, se considerará abandono y el aprendiz suspenderá la clase.
  • Cualquier duda deberá ser plasmada en el topic correspondiente
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Escuchó atenta las palabras del Uzza con respecto a cómo había desempeñado su labor y no pudo evitar sonreír, pensaba que tal vez no le hubiera agradado su forma de llevar las cosas pero se había equivocado al respecto. Vio como depositaba la espada en un portal mientras le hablaba sobre el hechizo que les había faltado llevar a cabo, había leído sobre el y tenía claras sus funciones a la hora de ser necesario, al menos eso pensaba la rubia.

 

Luego pronunció las palabras que la Delacour había estado esperando desde el comienzo de aquel curso, esperaba poder llegar a la prueba y en ese momento estaba recibiendo el visto bueno para llevarla a cabo. Badru invoco un nuevo portal pero no lograba ver más allá de una nebulosa como si estuviera viendo una imagen de una galaxia lejana, pero recordó lo dicho antes por el mago en que debía concentrarse cuando usara dichos portales. Se enfocó en su posible destino y cruzó junto con el guerrero hacía donde se llevaría a cabo la prueba.

 

Cuando cruzó el portal se encontró frente a ella con las ruinas de Pompeya, era un poco poético teniendo en cuenta que habían estado hace poco en un volcán que ahora se fueran a enfrentar en las ruinas de aquella gloriosa ciudad que quedó reducida por la fuerza del monte Vesubio hace tantos siglos y el cual se observaba a lo lejos en el paisaje. En el lugar que era un rectángulo de al menos 10 metros de largo se veían fragmentos de las columnas que alguna vez sostuvieron estructuras así como restos de esculturas dispersos en el lugar, rocas de diferentes tamaños situadas más o menos a un metro entre ellas. Un par de paredes estaban en pie sostenidas por columnas completas aún a pesar del paso del tiempo. El suelo era de tierra y en algunos rincones se veía un poco de vegetación. Su vestimenta que era un pantalón negro, botas del mismo color y camisa blanca estaban un poco sucias debido a lo que había pasado pero aún intactas.

 

Se hizo en uno de los extremos de aquel rectángulo cuando vio al Uzza adoptar posición de batalla, así que recordando sus clases de duelo hizo una pequeña reverencia antes de empuñar su varita en dirección de Badru — Cinaede — pronunció y de inmediato un gas se generaría alrededor del Uzza el cual penetraría sus vías respiratorias para cortar el paso del aire y luego ir a la sangre paralizando a su oponente e incluso llevándolo a la muerte si no encontraba la manera de defenderse. Estaba frente a un guerrero Uzza así que debía concentrarse al máximo porque de lo contrario sabía que podía costarle caro.

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Torció el gesto bajo la cubierta en cuanto identificó el lugar que había elegido la Delacour para batirse en duelo. Pompeya, la ciudad cuyos habitantes ahora eran un recuerdo viviente de lo que era establecer poblaciones al pie de un volcán. Aplaudía la decisión de su pupila de darle fin a la travesía en dicho lugar, pero también le resultaba preocupante el reducido espacio con el que contaban.

 

Por fortuna, los boquetes entre las distintas paredes que se erigían a su alrededor, permitirían el ingreso de lo que esperaba no resultara ser su perdición.

 

No recuerdo bien qué eligió el último estudiante que tuve antes de ti, pero terminó siendo un desastre. Me agradó tu elección.

 

Y como Dennis no dudó ni un segundo en aceptar la pequeña ventaja, correspondió al saludo inicial, y se preparó para la demostración de poderes. Ella inició con un poder del libro anterior, el Cinaede, uno de sus favoritos. Disfrutaba hacer uso del mismo, porque así podía realizar asesinatos más limpios, cuando los contratos lo requerían. Suspiró una última vez, antes de que el gas invisible invadiera sus pulmones.

 

Contrario a lo que haría cualquier otro ser, conservó la calma; mientras más arcadas hiciera, más rápido se esparciría el veneno. Recitó el Anapneo de forma no verbal. De esta forma, sus vías respiratorias quedaron libres de cualquier intoxicación. Y era un alivio, pues gracias al poder mágico que poseía su alumna en ese momento, aquello no había pasado a mayores.

 

Interesante, pocos son los que se atreven a envenenar a un guerrero Uzza. Tu valentía es admirable. concedió, levantando ahora su varita para fijar su objetivo en la rubia. <<Flechas de Fuego>>.

 

Aquello último, no lo pronunció en voz alta, sino que fue sin gesticular palabra alguna. De la punta de su varita, salió disparada la andanada de filamentos de fuego, uno tras otro, con dirección al cuerpo de Dennis. Parecían agujas incandescentes, casi invisibles a la vista. Y qué decir de los efectos que causarían al contacto, pues de impactarle, le producirían heridas sangrantes a la Delacour, sin mencionar que debía darles un cuidado más particular, debido a que eran heridas de fuego.

 

Fuego. Ésa era la clave. Estar en un lugar así, lo motivaba a emplear todo ataque de dicho elemento.

 

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El Uzza había contra restado el efecto de su ataque de forma efectiva evitando que le causara un mayor daño que hiciera imposible el continuar con aquel duelo. Sabía que no iba a ser tan sencillo enfrentar al Guerrero ya que estaban acostumbrados a luchar así que al menos escuchar las palabras de Badru reconociendo su valor ya era un logro.

 

Vio la varita del Uzza levantada en su dirección pero no escucho pronunciamiento alguno, sin embargo Vi salir de su varita una andanada de flechas de fuego en su dirección. Antes de que el hechizo la impactará empuñando su varita dijo claro - Ignea - y de su varita salio una lluvia de polen de lirios de fuego que cubrió su cuerpo dándole inmunidad y protección contra el fuego.

 

Las flechas de fuego cruzaron la distancia que la separaba del mago estrellándose contra su cuerpo sin causarle daño alguno. La protección brindada por el polen de lirios de fuego había sido efectiva blindando su ser contra el fuego al menos por ahora.

 

De inmediato levantó su varita en dirección del mago y pensó - arena de hechicero - acto seguido al viento fue lanzado el producto de los huesos cristalizados de Magos, la arena causaría ceguera a su oponente evitando que pudiera lanzar hechizos que necesitarán de la vista.

 

Sabia que el Uzza tenía muchas cartas bajo la manga y que esto solo era el principio de una prueba complicada con el fin de probar sus habilidades respecto a los conocimientos que el libro aportaba y la cual esperaba poder cumplir satisfactoriamente.

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Eso es, pensó, sonriendo bajo la tela, en cuanto vio que la Delacour se protegía a sí misma para evitar las heridas de las flechas de fuego. Ciertamente, había sido útil comentarle del último hechizo, aquel que no habían empleado. Y como la idea, era que precisamente empleara los poderes que había aprendido, aquello reflejaba una buena imagen de su pupila.

 

Pero el gusto de contemplar el fruto de sus enseñanzas no le duró mucho, literalmente. Emitió un quejido en cuanto la Arena del Hechicero alcanzó sus ojos.

 

Un pequeño descuido.

 

Sus ojos estaban temporalmente inhabilitados, y normalmente se habría preocupado por restaurarlos, pero, era gracioso. Estaba tan acostumbrado a la oscuridad, que en realidad podía combatir sin hacer uso de los mismos. Y a final de cuentas, su siguiente hechizo no requería que estuviera mirando a su oponente. Pensó mentalmente en la Maldición, aquel efecto que causaría que el siguiente hechizo de la Delacour no saliera según lo planeado, sino que más bien fuera una versión graciosa del mismo. Sí, aquello le daría algo de tiempo para planear su estrategia.

 

¡Cinaede! bramó, lanzando el mismo hechizo con el que la rubia había comenzado el enfrentamiento. No necesitaba verla, necesariamente.

 

Un gas invisible se formó alrededor de su alumna. Éste se adentraría en su sistema respiratorio al dar un simple respiro, cortando sus pulmones, como un veneno silencioso, que de no actuar rápido, podría incluso matarla. Dependería de ella encontrar una forma de evadir los efectos secundarios. Le gustaba dicho hechizo, era poético, mucho menos brusco que la maldición asesina, pues causaba una falla gradual en el cuerpo humano.

 

Giró la mirada, aún sufriendo debido a la arena, hacia uno de los boquetes que había en el recinto. Allí, asomaba la cabeza un hipogrifo, como esperando el momento idóneo para atacarlo; no parecía mostrar interés en Dennis. Y ahí fue cuando lo entendió: Había criaturas mágicas ahí, que querían cernirse sobre ellos, a la espera de una breve pausa entre los ataques de cada contrincante. Le causaba curiosidad con qué criatura tendría lidiar su aprendiz.

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Esperaba que aquel hechizo que había usado en contra del Uzza le diera alguna ventaja que le permitiera adelantarse en aquel duelo pero al parecer los años de experiencia de Badru le permitían desenvolverse con facilidad aún teniendo afectados uno de sus sentidos, el Guerrero se mantuvo en silencio pero eso no le daba confianza alguna ya que muchos hechizos no necesitaban ni pronunciarse, así que se mantuvo alerta por si un ataque llegaba en su contra.

 

De pronto escuchó su próximo ataque, de inmediato sintió como sus vías respiratorias empezaban a bloquearse, trato de mantener la calma debido a que sabía los efectos de aquel hechizo y no podía dejar que la ansiedad la dominará. Antes de que el hechizo avanzará más pensó - Anapneo- y sintio como el aire volvía a circular nuevamente por su via Aérea.

 

Conocía ese hechizo del libro del equilibrio y sabía que por ahora con el anapneo bastaría pero aún debía terminar de recuperarse. Concentrándose de nuevo empeño la varita en dirección del Uzza, y pensando - flechas de fuego - de su varita salieron una andanada de filamentos de fuego que irían en dirección de Badru para causarle quemaduras En su piel y heridas sangrantes que necesitarían atención de inmediato.

 

Mientras veía salir el ataque de su varita un ruido tras de si la hizo ponerse alerta, una acromantula venía en su dirección a atacarla. Como odiaba las arañas, les tenia algo de fobia, - Obsistens - pensó conforme la acromantula se acercaba. Un cerco de materia luminosa color azul la rodeó por completo protegiendola del ataque de la criatura que al lanzarse contra ella fue absorbida por aquel escudo evitando que le causara daño y desapareciendo. Ahora su atención nuevamente estaba en Badru.

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El guerrero Uzza comenzaba a encontrar un patrón en los ataques de Dennis, pero quizá eran imaginaciones suyas. Se había librado audazmente del contacto inicial del Cinaede, pero aquello reducía su margen de actuación para defenderse del ente de oscuridad. Badru tenía la esperanza de que complementara su curación con algo más, que le asegurara que ninguno de sus sentidos volviera a ser afectado de esa forma.

 

Oh, rayos, aquí vienen. hizo una mueca invisible, reconociendo el sonido que hacían los filamentos de fuego a través del aire. Al serle inhabilitada la vista de forma temporal, sus demás sentidos se agudizaban. Pensó en el Salvaguarda Mágica, conjurándolo de forma no verbal. Su cuerpo se volvió intangible, como si estuviese compuesto de gas, por lo que las flechas de fuego lo atravesaron sin causarle daño alguno. Eso estuvo cerca.

 

Debía admitir que la sensación de intangibilidad la encontraba extraña, como si el simple hecho de saber que existía, pero a la vez estaba en una especie de limbo. Volviendo a la forma física, conjuró un Orbis Bestiarium sin pronunciar palabra alguna, causando que se formara un anillo dorado alrededor del hipogrifo que lo acechaba. Al no necesitar mirarlo con sus ojos, le ordenó que lo dejara en paz, retirándose a tierras más lejanas. Del otro lado, sonrió con suficiencia al escuchar la invocación de la rubia, para contrarrestar al ente que se le había aparecido. Le había enseñado bien, o en realidad, sabía qué hechizos emplear para la situación que se le presentara.

 

Cantar de Eleboro.

 

A pesar de que recuperaría la vista pronto, decidió que ya había sido suficiente. El susurro bajo la tela amarilla ocasionó que una vibración musical saliera de su varita, pero apenas fue audible, incluso para él. Con ello, restauró el sentido de la vista, por no mencionar que la magia le confirió una protección a todos sus sentidos, agudizándolos lo suficiente como para que no pudieran ser afectados por un tiempo.

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La Delacour realmente estaba disfrutando aquella prueba, hacía tiempo no tenía la oportunidad de tener un duelo enfrentándose a alguien que pudiera enseñarle mas cosas de las pocas que había aprendido, sus mentores se habían marchado lejos después de lo sucedido con el bando en busca de respuestas y apoyar a las líderes en lo que se necesitara y ella había quedado sin tener quien la guiara o con quien practicar aquellas batallas, así que por eso estaba aprovechando el máximo aquel encuentro con el Uzza, sabía que de ello dependía si aprobaba o no el libro pero no había razón para no disfrutar el viaje mientras.

 

Sabía que debía crear defensas ante los futuros ataques de Badru por lo que empuñando su varita pronunció — Cantar de Eleboro — de esta manera la rubia blindaba sus sentidos para próximos ataques, la vibración musical que surgió de su varita le hizo saber que por ahora estaba protegida. Ella ya había tratado de cegar a su oponente pero él tenía más experiencia en batallas por lo que no le causó mayor problema pero no podía arriesgarse a que con ella no fuera así si el Uzza la atacaba de esa manera.

 

Acto seguido levantó su varita en dirección de Badru pronunciando — Sectusempra — de su varita salió un rayo en dirección de su oponente que de impactarle le causaría heridas sangrantes que podrían causarle la inconsciencia e incluso la muerte sino era tratado a tiempo. Mientras observaba el rayo alcanzar al Uzza recordó que debía terminar de curarse de aquel Cinaede que uso en su contra ya que el anapneo no era suficiente debido a que Badru tenía un poder mayor al suyo y por tanto las consecuencias de sus ataques eran más fuertes, teniendo eso en mente pensó — Curación — necesitaba estar completamente bien para seguir enfrentando al guerrero frente a ella.

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Protego. susurró Badru ante el inminente ataque por parte de Dennis.

 

Le había lanzado un Sectusempra; casi podía sentir cuando dicho hechizo era lanzado, pues era de los más usuales en un enfrentamiento de ese tipo. La barrera mágica se formó de la punta de su varita, bloqueando el rayo para evitar que éste le causase más estragos de los que ya había sufrido con anterioridad. En retrospectiva, se trataba de uno de los duelos más extensos que había mantenido. Generalmente sus estudiantes se desquiciaban y optaban por volver en otra ocasión, pero no era el caso.

 

Y a fin de cuentas, su pupila estaba demostrando un entendimiento ideal de los poderes que él impartía, así que todo marchaba bien. Ella hizo lo propio, aprovechando el momentáneo cese al intercambio de ataques entre ambos, para lograr curarse, asegurando así que los efectos secundarios no le cobraran factura más tarde. Pero el Uzza sabía que ello no implicaba que pudiera atacar de otras formas.

 

La defensa es el mejor ataque.

 

Rió por lo bajo, cerrando los ojos por unos instantes, ya seguro de lo que planeaba hacer. Conjuró el Obsistens sin levantar los labios, ocasionando que, frente a él, una barrera hecha de materia luminosa emergiera del suelo. Como el color variaba de acuerdo a quien la conjuraba, para el caso del Uzza, era de color azul plumbago, como el mundo de oscuridad al que podía acceder gracias a los portales creados por el Fulgura Nox.

 

Aquella muralla era lo suficientemente poderosa como para resistir un ataque dirigido al guerrero, así como para soportar ataques de criaturas ya que, considerando los encuentros previos con el hipogrifo y la acromántula, no podía garantizar que estaban totalmente solos.

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El Guerrero uzza venía jugando muy bien sus cartas a lo largo de aquella prueba, no había lanzado mayor ataque en su contra pero el que había usado teniendo en cuenta que tenía un poder mucho mayor que el suyo siempre le había causado daños, por tal motivo aún se encontraba realizando hechizos curativos para estar del todo bien, por eso mientras observa los movimientos de Badru pensó -episkey - con ese hechizo completaba lo necesario para revertir cualquiera de los efectos resultantes del cinaede que el uzza había usado en su contra.

 

Después observo como su oponente usaba un hechizo a nivel defensivo preparándose contra cualquier ataque que la rubia pudiera causarle reduciendo sus opciones en gran medida. Era una interesante estrategia el hecho de que organizara su defensa antes que el ataque pero ya encontraría la forma de llegar a el.

 

Apuntando su varita a uno de los restos de columna junto al Guerrero pronunció -morphos- de inmediato aquel pilar de más de un metro se transformó en un gran León adulto con la orden de atacar al Guerrero en cuanto el efecto de aquel muro desapareciera, según sus cuentas el efecto no tardaría mucho en desaparecer.

 

Ahora su atención estaba en el uzza, con su recuperación completa estaba en mayor libertad de usar sus hechizos para atacar a su guía y lograr causarle al menos un poco de daño.

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