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Historia de la Magia


Anne Gaunt M.
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El sol matutino calentaba los terrenos de la Universidad Mágica con más fuerza que en las semanas anteriores. Parecía que la primavera por fin hacía acto de presencia y, si bien los veranos en aquellas tierras eran cálidos, aquel año parecía estar retrasándose más de la cuenta. Anne estaba acostumbrada, pues Irlanda tenía un clima muy similar y se había criado allí, aunque seguía prefiriendo los días fríos y nublados. La luz del sol la molestaba.

 

Por eso, a pesar de la calidez del día, vestía cubierta de pies a cabeza con una capa oscura que cubría su ropa, ligera y holgada y también de colores oscuros.

 

Se tomó unos minutos más para seguir paseando por los terrenos y, cuando el calor del sol amenazaba con hacerla sudar, se encaminó hacia el aula en el que impartía Historia de la Magia desde hacía ya... no recordaba cuánto tiempo. Agradeció casi de inmediato la sombra del edificio y se descubrió la cabeza para disfrutar del aire fresco que corría por los pasillos de la antigua institución.

 

Empujó la puerta del aula con suavidad y movió la mano con la que sostenía la varita para hacer que las cortinas claras que había a ambos lados de los amplios ventanales que ocupaban la pared lateral (frente a la puerta de entrada) se descorrieran y taparan parcialmente la entrada del sol. La claridad seguía iluminando toda la sala, pero la temperatura fue descendiendo casi inmediatamente, haciendo que la Gaunt se sintiera mucho más cómoda.

 

Uff, qué respiro. Estaba harto de ese rayo de sol que me cegaba desde que amaneció —exclamó uno de los cuadros que había en la pared frente al ventanal, junto a la puerta del aula. Anne sonrió.

 

Puedo imaginarlo —respondió la mujer, cruzando el aula. Otros cuadros la saludaron alegremente, y otros lo hicieron con menos entusiasmo. Bordeó los bustos y representaciones en miniatura de personajes, lugares y hechos históricos de los que hablaba en sus clases con sus alumnos y se dirigió hacia la parte frontal, para situarse junto al austero escritorio que solía ocupar durante el inicio de cada clase. Se deshizo de su capa y la colgó en el perchero que había tras su silla, junto a la pizarra que no recordaba haber usado en clases anteriores. Y luego se limitó a esperar mientras los cuadros hablaban entre ellos, haciendo apuestas sobre los temas que tocaría la mujer en aquella nueva lección.

 

 

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Los rayos del sol iluminaron a través de las rendijas de la cortina en la habitación de la mansión Delacour, los últimos días eran de ese tipo, soleados y cálidos lo cual era un contraste muy diferente al clima opaco y frío al que estaban acostumbrados en esa zona. Normalmente la rubia se levantaba antes de que el sol saliera a salir a entrenar en los terrenos de la familia pero las últimas semanas habían sido un caos a nivel familiar, ministerial e incluso personal por lo que el cansancio la había vencido totalmente después de permanecer horas despierta conversando con su novia. Tenían muchos asuntos que tratar y le encantaría quedarse viéndola dormir como estaba ahora a su lado pero debía asistir a una clase en la universidad, aunque la tentación de dejarlo todo por permanecer en su compañía pasó por su mente, era difícil alejarse de ella.

 

Se levantó y corrió las cortinas para evitar que el sol la despertara y luego se dirigió al tocador a prepararse. Después de ducharse se vistió con un pantalón negro, botines a juego y una blusa azul celestes de manga 3/4, sobre su ropa una túnica negra con el emblema de su departamento ya que después de aquella clase debía dirigirse al ministerio. Alisó su cabello y luego de tomar su varita y todo lo que siempre llevaba consigo se acercó a la cama para dejar un tierno beso en la mejilla de la Triviani, luego con una floritura de su varita dejó un mensaje suspendido en el aire para cuando despertara. "Te adoro hermosa, lindo día". La bruja sabía a dónde iría ya que se lo había dicho la noche anterior. Acto seguido usó la aparición para llegar a los terrenos de la universidad.

 

En el ateneo el clima también era bastante soleado por lo cual agradeció el hecho de los abundantes árboles en los jardines y de los pasillos a la sombra donde el aire era mucho más fresco. Se encaminó al aula que se le había indicado para aquella clase, si bien la historia de la magia nunca había sido de las clases que le llamaran mucho la atención era algo que necesitaba tener en su haber si quería lograr los portales al pasado con el fulgura nox y el conocimiento de runas, la idea era seguir adquiriendo conocimientos, habilidades y destrezas para ser mejor cada día, así podría defender a las personas que amaba cuando fuera necesario, todo lo hacía siempre pensando en ese más que en el hecho del poder o demás cosas por las que muchos magos querían realizar sus estudios.

 

En medio de sus pensamientos llegó más pronto de lo que esperaba al salón de clases donde ya estaba allí la que sería su profesora que no era nada más y nada menos según tenía entendido la novia de su cuñado, el que tanto la quería pero ver muerta pensó la ojiazul. La última vez que había visto a la bruja las cosas no iban muy bien, esperaba esta vez fuera diferente. — Buenos días — saludó amablemente mientras entraba al lugar y tomaba asiento cerca al escritorio de la bruja. Era hora de ver como marcharía todo.

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Cállate, viejo loco. La liga este año será para los Tornados.

 

— ¡Por mí como si los explotan a todos!

 

— ¡Guarda silencio, árbitro del demonio!

 

— ¡Callaros ya u os pego fuego! ¡Lo juro!

 

Un inesperado silencio se apoderó del aula. Los personajes de los cuadros que habían estado discutiendo desde hacía un rato, Grogan Stump y Cyprian Youdle, miraron con los ojos crispados de cólera a una Gaunt que también los fulminaba con la mirada, varita en mano. Pareció que aquel gesto bastó para relajar a ambos retratos, que empezaron a murmurar y desaparecieron en el fondo de sus propias pinturas. La mujer puso los ojos en blanco y continuó con el libro que había tomado unos instantes antes con la firme intención de ignorar a sus acompañantes. Si es que podía llamarse así a la multitud de cuadros que siempre estaban parloteando en las paredes.

 

La puerta del aula se abrió entonces y la primera alumna llegó. Anne parpadeó mirándola fijamente durante unos segundos, reconociéndola enseguida. Había visto su nombre en el listado de alumnos, pero no la había relacionado con quien realmente era. «Así que por eso Jeremy quería venir de oyente... ¿vendrá realmente?», pensó de repente, divertida. Se guardó aquel pensamiento y disimuló la sonrisa que había estado a punto de esbozar haciéndole un gesto para que pasara y se instalara en la mesa que quisiera. Total, serían pocos alumnos.

 

La última vez que había visto a la Delacour hacía sido en unas circunstancias... extrañas. Había tenido una de sus habituales broncas con Jeremy, quien la había dejado para acudir a dar clase. Aprovechando que dictaba una materia que ella ya conocía y podía acudir en calidad de oyente (aunque no pidió permiso, fiel a su costumbre cuando el docente era conocido o familiar), le había seguido para ponerle los puntos sobre las íes y, en lugar de ello, se había visto envuelta en una especie de disputa familiar entre los hermanos Triviani y aquella señorita quien, al parecer, era cuñada de su prometido. Y también de ella misma algún día no muy lejano, si todo seguía su curso. Lo peor de todo aquello es que... había realizado aquella intrusión estando ebria. Y tenía una reputación que mantener, claro estaba.

 

Compuso una sonrisa lo más sincera posible y se levantó para saludarla.

 

Buenos días, señorita Delacour. ¿Puedo tutearte? Tú puedes hacerlo tranquilamente, dejémonos de formalidades —le devolvió el saludo, conciliadora. Miró de soslayo hacia la puerta, aún quedaba una alumna por aparecer... sin contar con su prometido, aunque no estaba segura de si acudiría. Más bien era una intuición—. Mientras llega tu compañera... cuéntame. ¿Qué te ha traído hasta aquí? ¿Qué te ha llevado a inscribirte en Historia de la Magia? Sé bien que esta especialidad no es de las más populares entre los magos y brujas que vienen hasta aquí para estudiar y ampliar sus conocimientos. Hay incluso quien considera que es una pérdida de tiempo. ¿Eres de las que piensan así y no entiende para qué nos sirve tener un conocimiento sobre la historia de nuestra sociedad? ¿O vienes porque realmente te interesa? Háblame sin tapujos, no voy a escandalizarme —finalizó la charla encogiéndose de hombros y con una sonrisa socarrona. Le habían llegado a reconocer en innumerables ocasiones que habían acudido hasta su clase solo para poder ascender en un puesto de trabajo. O incluso por imposición de familiares, amigos o demás. O para poder utilizarlo tras vincularse con el libro de los Druidas. Pocos eran los que acudían verdaderamente interesados en la materia, y si bien apenada a la Gaunt... entendía que no todas las mentes se regían del modo en que lo hacía la suya.

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Empezaba a preocuparle el correr de los días. Si no reparaba el giratiempo tendría que pasar tres días completos —y soleados— en Londres asistiendo a clases. Claro que obtendría muchos beneficios, y Badru resultaba muy interesante, pero esperaba volver a investigar en el tiempo como siempre. Ciertamente tenía una vida extravagante y alejada de las costumbres de la actual Londres, mas eso le complacía en lo absoluto. Por otro lado, la calma de Ateneo era conmovedora, solo tuvo que caminar hasta llegar al aula de Historia de la Magia.

No tocó pues la puerta estaba entreabierta, además se escuchaban muchas voces. Cuando ingresó al aula notó la cantidad de cuadros mágicos y le dio curiosidad saber quiénes eran, reconoció a un árbitro de quidditch y a un ministro que fue famoso por apoyar los deportes mágicos. Pensó entonces que quizás no eran cuadros al azar sino personajes relacionados al quidditch. Hizo una reverencia como saludo a la profesora, que en ese momento interrogaba a Dennis, y tomó asiento en una de las carpetas cercanas a la pared donde podía escuchar a los cuadros.

¿Comenzaron hace mucho? —susurró.
Apenas un minuto —respondió Barberus Bragge con otro susurro—, siempre viene a este salón y nos manda callar. Los magos estudian historia, pero olvidan que nosotros fuimos ministros, jefes de consejo... árbitros famosos.

El hombre lucía una mirada severa. Binny asintió, sabía que la forma más cruel de callar una queja era ignorándola, pero no pudo lograrlo.

¿No tienes otro cuadro en otro lado? Podrías ir para allá y olvidarte de esto.
En el ministerio. Pero hay una plaga de chinches y termitas.
Cuando termine la clase puedo ir para acabar con la plaga, si no te molesta.
Tenemos un trato —susurró por última vez Barberus. Ahora no fruncía el ceño.

Los otros cuadros escuchaban, pero estaban algo atemorizados de intervenir en la conversación. Binny los dejó ser tan raros como eran. Por otro lado, Dennis estaba por responder a Anne. Quizás, si le hicieran la misma pregunta diría que estaba interesada por dos temas en particular que le generaban gran interés y además resultaban graciosos de pensar.

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Los ideales son solo palabras hasta que luches por ellos.

 

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La rubia no estaba a la defensiva ni mucho menos de cómo la pudiera tratar la bruja que resultaba sería la profesora de aquella clase, digamos que simplemente estaba un poco prevenida porque no sabía cómo iba a mostrarse ante ella, la última vez se había portado en extremo protectora del Askar y eso que era él quien estaba armando los problemas, la Delacour solo se había defendido. Pero a diferencia de lo que esperaba la saludo amablemente e incluso con una sonrisa, no sabía si era porque realmente había dejado todo de lado y decidió ponerse en sus zapatos de profesora y ser neutral a los problemas ajenos o porque disimulaba muy bien la molestia que estaba sintiendo, en todo caso había ido allí a tomar una clase y lo haría con la mejor actitud posible.

 

— Claro Anne puedes tutearme con total confianza — respondió al pedido de la bruja de forma tranquila y amigable, a fin de cuentas nunca había sido una persona de generar conflictos y menos con quien nada tenía que ver el problema. Cuando indago sobre los motivos de la rubia para tomar aquella clase se sintió un poco culpable ante las razones principales pero ya que estaban siendo sinceros y llevando todo lo mejor posible decidió que respondería con la verdad.

 

Cuando estaba a punto de responder su compañera de clase, una bruja que conocía del bando hizo presencia a lo que la saludo con un movimiento de cabeza y una sonrisa, la verdad es que la Evans le era una persona en extremo agradable y siempre se habían llevado bien las veces que se habían cruzado tanto en la orden como en el hogar de los Evans así que no podía estar más que feliz de volver a verla.

 

Retomando el hilo de sus pensamientos, fijó nuevamente su mirada en la gaunt para continuar con lo que iba a decir — Realmente la Historia de la Magia a pesar de ser una materia de importancia he de decir que no era una de mis prioridades actualmente, se qué debemos conocer nuestra historia para no repetir los errores pasados y aprender de ellos pero en este momento pensaba en muchos otros conocimientos antes que este. Pero el principal motivo es porque su estudio me permitirá reforzar ciertas habilidades adquiridas en el ateneo — dijo sintiendo como se ruborizaba un poco ante aquel comentario, no quería decir que no fuera una clase interesante solo que no pensaba que era el tiempo aún para verla.

 

— Sin embargo no creo que el hecho de que la principal razón no haya sido en pro de este conocimiento evite que pueda aprender de él y aprovecharlo al máximo. Además considero que si queremos avanzar en la comunidad mágica debemos conocer de dónde venimos y todo el proceso a lo largo de los años que ha permitido que estemos en este punto actualmente, y creo que esta clase me puede ayudar con eso y más teniendo en cuenta el cargo que estoy desempeñando en este momento en el ministerio donde es tan importante conocer sobre nuestros predecesores en el mundo mágico — termino de decir para luego relajar un poco su postura que sin darse cuenta había tensionado mientras hablaba.

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Jeremy se puso la chaqueta de cuero negra, sobre la remera blanca antes de desaparecer del Castillo Triviani para ir a la Universidad Mágica. No le pareció que los pantalones de jeans holgados y las zapatillas deportivas blancas, le quitaran la seriedad que nunca había conseguido. Tenía anillos en sus manos y los amuletos en el cuello, esos que se había tardado en conseguir con sus clases de libros. Por las dudas llevaba en el bolsillo de sus pantalones el monedero de Moke con muchas cosas más. No sabía cuándo podría de necesitarlos.


Ingreso al aula con una sonrisa que borró ni bien escuchó la voz de la Delacour dando un discurso sobre la importancia de la historia de la magia en la sociedad actual ¡Como si Anne no lo supiera! Quiso reírse de sus palabras, pero no era un buen comienzo. Así que en cambio se acercó al escritorio donde estaba su mujer y planto un beso en aquellos labios que tanto lo hacían suspirar.


-Buenos días, preciosa. Te extrañe anoche -Dijo haciéndole un guiño de complicidad antes de darse la vuelta para ir a sentarse. No pudo evitar mirar a las dos brujas y saludarlas con educación -Es un placer volver a verte, Evans -Inclinó apenas la cabeza en forma de saludo hacia la dama y luego se concentró en Dennis -Me gustaría poder decir lo mismo, Dennis, pero ambos sabíamos que estoy mintiendo.


Así bien de bien comenzaban en día. Jeremy era experto en despertar amor a donde acudiera. Tomó asiento en la parte de atrás del aula, donde pudiera tener una vista mucho más amplia de lugar. Sintió la mirada intensa de alguien sobre él y no tardó en hallarlo al buscarla. Los ojos del mago Merlín, estaban llenos de sabiduría. Le sonrió en respuesta apenas levantando la mano en reconocimiento. Esperaba que aquella clase fuera como las otras dos anteriores a las que había asistido.


A Jeremy le encantaban por sobre toda las cosas, las infinitos mundos que le mostraba Anne, llenos de lecciones y erudición. Nunca se cansaba de absorber todo lo que pudiera sobre aquel conocimiento. Estaba muy emocionado por compartir esa nueva aventura. Tal vez, hasta pudiera salir todo bien y Dennis se quedará en el pasado. Cumpliendo uno de sus objetivos a corto plazo. xD

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La alumna que faltaba no tardó en hacer acto de presencia y Anne no pudo evitar esbozar una sonrisa casi invisible ante la idea de dar clases a una de sus compañeras del Consejo de Warlocks. Era de las más nuevas y no había tenido oportunidad de tratar demasiado con ella, fuera de las reuniones de todo el Consejo. Pero no tenía motivos para estar contra la Evans... al menos por el momento. Ya lo decidiría con el correr del tiempo, cuando pudiera acercarse más a ella y a su entorno.

 

La saludó también con un asentimiento de cabeza y vio que escogió un lugar cercano a los cuadros de la pared. Incluso la vio entablar una breve conversación con Barberus Bragge quien, tras tener cara de pocos amigos, cambió su gesto y dejó de molestar a la mujer. Anne enarcó una ceja.

 

Bienvenida, Binny. Quedé con Dennis en que nos tutearíamos en clase, espero que estés de acuerdo —le explicó—. Barberus, deja de molestar a mi alumnado, al final tendré que cambiarme de salón.

 

No tendremos esa suerte...

 

— Puf, viejo impertinente. No hiciste tanto como merecer un cuadro y, sin embargo, mírate... Más te vale no importunar a las chicas, ¿de acuerdo? O te mudo de sala.

 

¡Ni que esta fuera tuya!

 

— Pregúntale al respecto a la directora Triviani. Este es el salón de Historia de la Magia y yo soy su docente desde hace muchos años, lo decoré hace ya mucho tiempo, y tu cuadro está aquí con el de otros personajes de la historia notables porque yo así lo decidí. Cuando quieras te mando de nuevo a un sótano.

 

Eres un monstruo.

 

Oh, gracias Barberus. Y ahora... —se llevó un dedo a los labios con gesto calmo, indicándole qué debía hacer a continuación. Le pareció que el hombre incluso se sonrojaba de rabia en su retrato y se fue de la parte visible muy enfadado. Ella sonrió y miró a sus alumnas, encogiéndose de hombros—. Se aburren, y además constantemente. Les gusta meterse donde no deben porque en realidad les traje aquí para cuando hablamos de algo relacionado con ellos o su época, pero ellos ya opinan de todo. Hay veces que incluso critican cómo visto o qué tema trataremos en clase. Pero en fin, disculpad esta interrupción. Con un poco de suerte no vuelve a aparecer hoy por aquí —añadió, y luego miró a Dennis, que parecía dispuesta a responder a sus anteriores preguntas.

 

«Así que es por la magia del libro de los Druidas... claro», pensó tras escuchar las palabras de la Delacour. Entendía su inquietud, pero se anotó mentalmente que debería darle algunos consejos e indicaciones antes de que finalizara la clase. La puerta del salón volvió a abrir y, ahora sí, entró el rubio que la Gaunt había estado esperando desde el comienzo de la clase. Le vio con aquel gesto burlón que muy posiblemente estaba dedicado a Dennis y luego cerró los ojos por un momento para recibir al beso que él le dio como saludo.

 

Buenos días, amor —le respondió en voz baja. Dejó que se alejara hasta los últimos pupitres del aula mirándole caminar y, antes de apartar la mirada, vio cómo saludaba a uno de los cuadros. No necesitó mirar cuál era para averiguarlo y, en su interior, se sintió satisfecha por aquella experiencia que vivieron junto a uno de los magos más grandes de todos los tiempos.

 

Para retomar el ritmo de la clase, dio una palmada para captar todas las atenciones.

 

Excelente, Dennis, gracias por compartir tus razones para cursar esta asignatura. Binny, te pregunto lo mismo. ¿Qué te ha traído a ti hasta aquí? Ya has oído las razones de Dennis, quisiera saber también las tuyas —le preguntó a su compañera, sonriéndole con suavidad. Luego miró a ambas y, por último, a Jeremy—. Bien, ahora quisiera una respuesta más para saber desde dónde comenzar. Y es... ¿tenéis algún tema o consulta sobre lugares, hechos o personajes históricos que queráis que tratemos? ¿U os es indiferente? Así sabré de dónde partir... y hacia dónde —añadió, mirando al Triviani con gesto cómplice. Él ya sabía cómo impartía clase, así que entendería enseguida a qué se refería. Aunque tampoco le resultaría extraño si la Delacour o la Evans habían escuchado algo sobre sus métodos, pues sabía que no eran pocos los que salían de su clase hablando de lo que habían vivido durante la lección. Por eso aquellas preguntas eran tan necesarias.

 

 

 

@@Binny Evans @@Dennis Delacour @

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Era interesante ver como Anne lidiaba con aquellos cuadros que estaban dispuestos a los largo y ancho del aula, grandes personajes en sus épocas y que era más que obvio que se encontraran decorando el salon de historia de la magia, aunque en cierta forma no sabía como la bruja podía tener tanta paciencia ella sabía que tan molestos podrían ser algunos de los ancianos de aquellos cuadros. Respondió a la pregunta que le había dado la Gaunt y esta no se sorprendió al escuchar sus razones, de seguro no era la primera persona que iba por aquellos mismos motivos, pero en su defensa ella también estaba interesada en la clase y en aprovecharla en su totalidad.

 

Todo iba de maravilla hasta que llegó el Askar más molesto que había podido conocer en la vida y claro él la detestaba por el hecho de que estuviera saliendo con Zoella pero no iba a darle el gusto de incomodarla. Lo vio acercarse a saludar a la profesora mientras la rubia pensaba que no entendía si ya tenía novia porque no se dedicaba a ella en lugar de meterse en su relación con Zoe, de pronto simplemente era porque no podía ver a los demás felices.

 

— Lo mismo digo Jeremy, como siempre estoy lo opuesto a encantada de verte — dijo en tono tranquilo y con una enorme sonrisa, si él podía molestar ella igual, el paso a sentarse en la parte de atrás del aula y la rubia volvió su atención a Anne quien ahora le preguntaba a Binny. Escucho atenta lo que tuviera que decir para luego responder a la siguiente pregunta de la Gaunt.

 

— Anne me gustaria saber desde tu perspectiva y conocimiento como docente de historia de la magia, qué momento aparte de las guerras mágicas consideras que fue relevante para llegar a este presente de la magia en Inglaterra? Cual consideras tu que sea el momento digno de repasar? — pregunto a la bruja, mucho se había oído de la primera y segunda guerra mágica pero que otro hecho pudo haber definido su presente actual a ese mismo nivel.

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El vampiro se rió en voz alta de las palabras de la Delacour. Le causaba gracia que habían llegado a un punto que los dardos habían pasado de ser miradas duras con gestos hoscos a palabras filosas pronunciadas abiertamente. Sonrió más ampliamente compartiendo una mirada cómplice con Anne cuando pidió opciones de viaje en la historia. Jeremy tenía muy claro a cuales lugares les gustaría ir y lo desconcertó que Dennis no eligiera y le dejara todo a la Gaunt.

 

-Pues… -Dijo apenas terminó de hablar- A mí me gustaría ver los juicios de Salem, donde quemaban a las brujas…. -Miró con intención a la Delacour - Tal vez tengamos suerte y experimentemos con el fuego -Sonrió encantado con la idea - También cualquier periodo de la Revolución Francesa de 1789, en donde se utilizaba la guillotina, me parece una idea excelente. ¿Quién sabe? Puede que de un cuarteto nos transformemos en un trio y una cabeza.

 

La idea para Jeremy era más que clara. Utilizará cualquier época de la historia para tratar de que la Delacour la pasara mal. Su objetivo principal era ese en aquel día. Aunque claro, tampoco es que iba a desaprovechar conocer un poco más de la historia. Ambas cosas le gustaban muchísimo.

 

-¿Qué tenías pensado tú, Gaunt? -Preguntó directamente a la profesora guiñándole un ojo. Era tan sexy verla ahí toda seria.

Mirándola con avidez el rubio despejo su mente para que la mujer pudiera usar legeremancia y entrar cuando quisiera a sus pensamientos. De hecho se tocó la sien de forma deliberada para que pudiera entenderlo. “Estoy seguro que mi madre ocultará todas las pruebas del accidente de Dennis. Así que no habrá consecuencias” Repitió varias veces esas cosas en su cabeza para ver pasaba algo. Él no tenía semejante habilidad, así que no estaba muy seguro de cómo funcionaba del todo. Ni si Binny o la propia futura victima la tenía también. ¿Se estaba arriesgando a ir a la cárcel? No creía llegar tan lejos. O puede que sí.


 

 

@ @@Dennis Delacour @@Binny Evans

Editado por Jeremy Askar Triviani

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Era inevitable para la bruja notar la risa burlona y el tono de sarcasmo del Askar en cada gesto que hacía o frase que decía, habían llegado a tal punto de tolerarse por pura cortesía pero siempre estaban a un paso de enfrentarse si las condiciones terminaban exasperandolos como había sido en su clase de artes oscuras, de no ser por su novia que había insistido en que se marcharan tal vez habría respondido a las provocaciones del mago.

 

Aunque no pudo evitar la sonrisa en sus labios de solo pensar que si se comportaba de esa manera era por que le molestaba demasiado el hecho de que Zoella estuviera con la ojiazul así que podía rabiar todo lo que el quisiera pero ella no se iba a alejar de la Triviani.

 

La rubia rodó los ojos ante el comentario de la guillotina, — no te recomiendo Francia, no solo los reyes perdían la cabeza en esa época, también los tontos engreídos así que yo de ti lo pensaría un poco más — dijo con un tono suave y tranquilo. Quedo a la espera de escuchar la opinión de Binny así como de su profesora con respecto al tema.

 

— Yo creo que Anne podría hablarnos de algo que hubiese sido importante en la historia y no siempre la muerte ha tenido que ver en cada capítulo del pasado supongo, algunos de los avances más notables en la magia también pudieron deberse a trabajo duro e investigación, no solo a masacres, pero igual estoy aquí para aprender lo que nuestra profesora considere que es lo más importante — terminó de hablar volviendo su atención de nuevo a la Gaunt.

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